Venganza espectacular desde un baño singular
Pero estaba excitada, el morbo de ver y que no la vieran la había puesto caliente, simpática reacción a su enojo. El saber que vemos y no nos ven nos da un poder de hacer lo que queramos con mucha excitación.
Venganza espectacular desde un baño singular
Ana esperaba a Mario de su viaje a Dallas, su matrimonio estaba por cumplir 7 años durante los cuales han tenido altibajos. Al principio todo había sido miel sobre hojuelas con una pasión desenfrenada. Los últimos 3 años habían cambiado su relación debido a la lejanía de Mario. Había tomado un trabajo que le implicaba viajar mucho y que los tenía separados por largos periodos de tiempo. Ana siempre esperaba con anhelo su regreso con la esperanza de tener un nuevo empiezo.
Sin embargo no había logrado despertar la pasión de el y sentía dentro de sus adentros que algo había mal, tal vez otra mujer u otras mujeres. La idea no le acaba de gustar pero pensaba que todo se podía resolver. Ana trabajaba en una empresa con base en Miami que se dedicaba a organizar eventos para visitantes de la ciudad por lo que siempre estaba muy enterada de todo lo nuevo que pasaba en la ciudad. Su amiga de toda la vida, Laura era constante compañera de salidas a cenar o bailar salsa.
Laura tenia 30 años, era blanca de pelo negro, delgada y con una simpatía desbordante. Simpatía que atraía a Mario lo cual lo sabia Ana, sin embargo siempre había confiado en su amiga a pesar de sus preocupaciones por Mario. Jorge era un compañero de Mario que siempre los acompañaba de copas a ellos junto con Ana. Era el amigo fiel y se había convertido con el paso del tiempo en un confidente de Ana, mas que el no viajaba como Mario, su trabajo dentro de la compañía era organizar los viajes de los demás ejecutivos. Jorge era demasiado guapo, alto de barba medio crecida y un acento chileno que lo hacia mas interesante. Varias veces Ana había tenido sueños húmedos con Jorge pero nunca se atrevió a contarlos a Mario, lo mas que había llegado con Jorge eran miradas cómplices de intenso calor, se decían "me gustas" pero solo con los ojos a pesar de la juventud de Jorge 4 años menor que Ana.
Mario llego de viaje y como todas las veces llego cansado, la sonrisa que traía en el avión de cómplice al recordar su ultima noche con Rocio la azafata en Dallas había desaparecido físicamente aunque no internamente, recordaba la Pista de Hielo y como se habían puesto los dos, su aventura periódica de los últimos 3 años. Ana lo recibió con la mejor de sus sonrisas y se había preparado lo mas guapa y atractiva que podía para recibirlo. Se había puesto su ropa interior azul que sabia que a Mario le encantaba, la mini tanga que se transparentaba a través de su pantalón blanco y con una blusa blanca transparente que dejaba ver su sostén lleno de sus senos redondos y respingones. Vaya que Ana era mujer atractiva, tenia una sonrisa que a cualquiera deshacía a excepción de su marido.
Lo recibió con un sabroso abrazo y le pego todo su cuerpo con ganas de guerra sin que el pareciera inmutarse. Entro a la casa y con desenfado dejo su equipaje, el se metió a bañar y mientras se bañaba le empezó a platicar que tenían invitaciones a la remodelación del Bongos Cuban Café, un night club muy famoso donde se baila salsa. Mientras sacaba la ropa de su equipaje oía como Mario le decía que estaba cansado y que prefería no salir. Al ir sacando sus ropas sintió una mala sensación, un olor desconocido, mas fue su sorpresa al encontrar una servilleta escrita con lápiz labial "Si lo hubiéramos hecho en la Pista de Hielo se hubiera derretido, la próxima será mejor Rocio". Se quedo muda, no se atrevió a preguntar, empezaba a confirmar sus sospechas. Al salir Mario le reafirmo que estaba cansado pero Ana sabia de donde cojeaba y le dijo "Laura nos va a acompañar y Jorge tu amigo, también ya confirmo". A el se le abrieron los ojos lo cual no pudo disimular y sin chistar, dijo "Bueno, vamos no los vamos a dejar plantados".
Jorge tenia ganas de volver a ver a Ana, aunque mayor que el, le atraía mucho y sabia que el también a ella sin embargo por respeto a su amigo no se había atrevido a nada, si acaso algunos rozones o palabras subidas. Laura estimaba a Ana y aunque sabia que le atraía a Mario, solo jugaba con el, le gustaba sentirse deseada. Sabia que lo podía tener cuando quisiera mas por las sospechas que le había contado Ana alguna vez.
Pasaron por Laura y Jorge de camino al Bongos, llegaron a la entrada y entregaron sus invitaciones. Bongos había inaugurado algo nuevo en el local, pero habían guardado el secreto para que los clientes lo descubrieran. Todos los asistentes tenían curiosidad de saber que había de nuevo. Entraron al local y lo vieron igual, la pista en medio, los asientos de bongos a lado del bar, el segundo piso subiendo por las escaleras centrales, tal parecía que no había nada nuevo.
Ana estaba furiosa por lo que había encontrado, pero no lo mostraba trataba de pensar en como seria su venganza, al menos una de tantas que suponía de su marido. Salieron a bailar los 4, Jorge con Laura y Ana con Mario. Jorge y Laura se sabían atractivos y les encantaba juguetear entre ellos sin embargo era un juego ya que simpáticamente cada uno de ellos se sentían atraídos por las partes de la otra pareja. Se abrazaban, se cachondeaban bailando pero siempre volteando a ver a Ana y Mario. Laura a Mario como diciéndole mira lo que te pierdes y Jorge a Ana con cara de cómo te deseo. La otra pareja parecía que solo eran parte de la decoración, Ana estaba sin ganas y Mario al pendiente de Laura, lo cual no perdió de vista Ana.
Se fueron a sentar y como es común, Ana le pidió a Laura que la acompañara al baño. Cual fue su sorpresa que el baño ya no tenia dos puertas si no una sola, era para ambos sexos, se voltearon a ver y soltaron una risa de curiosidad. Entraron al baño el cual estaba flamante de aluminio con luces de neon, un gran espejo y con un gran lavamanos. Hombres, mujeres y demás salían de los baños individuales y se lavaban las manos, algunos con desparpajo y otros con morbosidad, suponían ellas que la sensación de estar todos juntos era lo suficientemente excitante para tener esas caras, que por cierto ellas también tenían.
Entro cada una al baño y la sorpresa fue mayor, el baño tenia un vidrio que que daba a la pista, uno podía ver todo aunque no sabían si las podían ver a ellas, ahí estaba Jorge y Mario sentado tomando su copa y fumando un cigarrillo. Veía como clavaba su vista en unas jovencitas que bailaban de una manera muy sensual, eso le dio mas rabia, imaginaba que tal vez una de esa edad es con la que había estado en Dallas. Pero estaba excitada el morbo de ver y que no la vieran la había puesto caliente, simpática reacción a su enojo. El saber que vemos y no nos ven nos da un poder de hacer lo que queramos con mucha excitación.
Modosamente bajo su pantalón y su tanga y se sentó en la taza del baño a pensar, estaba maquinando una gran venganza. Solo ella la tenia en la cabeza, se estaba excitando más. Salio del baño y ya la esperaba Laura con cara de excitación también, "Que sentiste, yo pena al principio pero tuve unas ganas de quitarme la ropa un rato y estar parada ahí viendo". Ana le contesto, yo también pero no se si se vea de afuera hacia adentro, no creas tengo la duda.
Salieron las dos y como detectives fueron a ver si no se veía hacia adentro, dieron dos vueltas hasta confirmarlo. Regresaron a la mesa y empezaron a ver las caras y expresiones de las gentes que al parecer habían ido al baño, todos se veían muy excitados había sido una experiencia nueva y reveladora.
La noche siguió y Ana ya tenia su plan, a las 2 de la mañana ya todos estaban muy felices por las bebidas, Jorge se paro y dijo que iba al baño, Ana sin pensarlo dos veces se paro al baño atrás de el no sin antes decirle a Mario, "Cuídame a Laura en lo que regreso no vaya a ser que la saquen a bailar, en todo caso seria mejor que fueras tu". Mario y Ana vieron su oportunidad de cachondearse un rato, apenas se fue Ana se pararon a bailar, mas vale cuidarnos entre nosotros le dijo Mario.
Jorge ya había entrado al baño y estaba también asombrado del concepto, solo había ido a lavarse las manos, Ana llego tras de el y eso lo cohibió mas pero a la vez lo excito. Pensaba que no podía tener nada con ella pero el simple hecho de estar en el baño juntos le excitaba. Ana le dio un beso en la mejilla y le dijo "¿Cómo ves? Simpático el asunto no, podemos estar en el mismo baño sin que nadie se moleste". "No te vayas espérame a que salga". Y tras abrir la puerta de aluminio de una de las cabinas le mando un beso. El estaba desconcertado, no había dejado de ver su ropa interior a través de la transparencia de su blusa y pantalón, sus tetas y nalgas redondas que siempre se le habían antojado. La dureza de su polla que no le había dejado desde que estaba cerca de Ana en la mesa y rozo "accidentalmente" su pierna, por lo cual dejo caer una servilleta que Ana recogió para levantarse apoyada en su muslo, no supo si fue adrede pero la sonrisa de Ana se le hizo diferente.
De repente, escucho la voz de Ana, "Jorge ven, necesito tu ayuda". Inocentemente Jorge se acerco a la puerta, ya no había nadie en ese momento, abrió la puerta y Ana lo jalo y cerro la puerta y le planto un salvaje beso. Ana se había quitado la blusa y el pantalón, quería sentirse deseada y necesitaba a Jorge, siempre lo había deseado en sueños ahora era el momento de tomarlo. Jorge dentro sorprendido no supo como ya Ana le acariciaba su polla por abajo del pantalón sentada en la taza del baño después de haber pasado por su pecho. Diestra como nunca sentía su tamaño, su dureza, su inclinación atrapada a la derecha a diferencia de Mario que siempre la encontraba a la izquierda. Quería tenerla, quería liberarla y tenerla en su mano, sentir su calida temperatura, la empezó a apretar y lo volteo a ver a los ojos diciéndole. "No habías deseado que la tuviera en mis manos, que te la sobara, la viera crecer ", "Si no sabes como lo he deseado pero no me he atrevido" .." pues ahora no solo la tengo con mis manos sino me la voy a comer con mi boca mientras Carlos ahí enfrente se cachondea a Laura". Jorge no se había dado cuenta del vidrio, cuando volteo vio a los otros dos bailando muy pegados y diciéndose cosas al oído. Eso le excito mas, ver a su amigo por el que había callado tantas veces, despreocupado haciendo lo de siempre mientras su mujer se lo estaba comiendo a el.
Ana le chupaba y lamía la polla y los huevos como toda una experta que aunque no lo hacia hace tiempo los espasmos y gemidos de Jorge le decían lo bien que lo estaba haciendo. Sintió que iba a explotar ya estaba muy mojada así que la soltó y se volteo al vidrio apoyo sus manos viendo hacia Mario y le dijo a Jorge. "Métemela fuerte, la necesito adentro, quiero coger viendo a ese cabron de mierda mientras siento la tuya adentro". Jorge hizo a un lado su tanga y sin quitársela le penetro de un solo golpe, que rica estaba Ana y Ana pensaba que rica la tiene, la necesitaba, Tomo sus pechos sin desabrochar el sostén y solo bajando sus copas las apretó tiernamente, sin embargo Ana le dijo "Así no, con fuerza quiero saber que estas aquí y que mi cuerpo te siente". Sin dudarlo le apretó mas y pellizco sus pezones al mismo tiempo que la bombeaba mas. Ana con gritos contenidos tenia su orgasmo, sentía los huevos de Jorge como pegaban con su ano, era maravilloso y mas viendo a ese desgraciado que pensaba que ganaba la partida. "Me voy decía Ana con voz baja, dale mas", Jorge no pudo mas y le siguió empujando y apretando, Ana ya había tenido su primer orgasmo y el se estaba viniendo, mordiéndose los labios, siguió bombeando, sentía que Ana quería mas y el increíblemente la seguía teniendo enormente dura, claro que le daría lo que quería. No pasaron mas de 2 minutos cuando Ana se vino nuevamente, los dos quedaron quietos apoyados en el vidrio viendo a los otros dos que no tenían la menor idea de lo que había pasado.
Ana volteo a Jorge y le dijo "me encanto, no sabes como lo deseaba", el con cara de satisfacción y de volcán erupcionado le contesto "yo también, siempre te me has hecho una mujer muy sexy y atractiva". Ella con su autoestima por todo lo alto le dio un beso y le dijo gracias.
Regresaron a la mesa, al verlos Mario y Rocio se sentaron, siguieron platicando como si nada. Ana y Jorge tenían dos caras placidas, contentas. Salieron del club y en el camino Mario comento "No se que fue lo nuevo del Bongos, todo me pareció igual", los otros tres no comentaron nada, Rocio recordaba el baño y sospechaba algo, Ana y Jorge no olvidaban el baño y eran parte de la sospecha.
Ana llego a casa a bañarse, cuando salio Mario ya estaba dormido, solo sonrió. Rocio estaba intrigada en sus casa pero le urgía hacer maletas para ir a una Convención a Puerto Rico. Jorge estaba tirado en su cama con una sonrisa como de títere, no se le borraba de ninguna forma lo que había pasado con los boletos de avión en la mano para Santiago.
Diantre Septiembre 3 del 2006