Venganza

Monica decide que ha llegado la hora de su venganza...

Tenía que idear algo para liberarme de Rossana, pero no podía contar con Jane ni con Esmeralda, tampoco con nadie de la casa. Así que estaba yo sola.

Estuve pensando en el plan varias semanas, mientras Rossana/Mario tenía las manos libres para hacer conmigo todo lo que quisiera, pero al fin tuve un plan.

Lo primero que haría, sería buscar el lugar donde Rossana ocultaba las pastillas con la droga, según me había dicho había que tomar una pastilla cada día, yo había visto a las sirvientas tomarla, pero yo no recordaba haberlas tomado, seguramente las tomaría estando hipnotizada y después Mario me haría olvidarlo. Con las pastillas en mi poder se las echaría a Rossana en la cena, y así lo podría hipnotizar yo.

Segundo, debería enterarme de la palabra que hacía que yo entrase en hipnosis, así que compré varias cámaras y micrófonos y los fui poniendo en todas las habitaciones, lo grabaría y así podría enterarme de la palabra clave.

Tercero, una vez con la palabra clave y Rossana hipnotizada, le diría que se olvidase de la clave, con lo cual ya no me podría hipnotizar y entonces tampoco tomaría la pastilla y se me pasaría en efecto de la hipnosis.

Este era el plan, pero mientras tanto yo seguía en poder Rossana.

Poco a poco fui poniendo las cámaras y los micros, me costó casi tres meses tenerlos preparados, durante esos tres meses la colección de CDs sobre mí fue creciendo a uno por semana aproximadamente, que fui viendo uno a uno. En el "Sándwich mixto" me encontré entre Ana y Rosa, yo penetraba a Ana mientras Rosa me penetraba por detrás a mí, Rosa y Ana eran el pan. Esto ya no me extrañaba, aunque todavía sentía algo cuando me veía en esas orgías. En la serie "La colegiala", que según pude ver estaba fechada todos los martes, aparecía como una alumna de un colegio pijo con el uniforme de faldita escocesa y trenzas, en la primera parte estaba en el servicio y Ana me estaba maquillando y vistiendo a gusto de Rossana que le daba ordenes, en la segunda parte aparecía presentándole a Rossana a un chico, que me tocaba el culo descaradamente, pero lo peor era que yo me ría de una forma muy tontita cada vez que lo hacía, en la tercera parte aparecía con el chico en una moto nos bajábamos, entrábamos en casa y el chico me follaba en el salón de casa, y a mí me encantaba!!!!!. En la cuarta parte, el chico invita a Cindy a que le haga una manada mientras a mi me deja fuera, y me pongo a llorar desconsoladamente y hago pucheros.

Seguí buscando el escondite de las pastillas, llevaba dos semanas buscando, cuando en un descanso, me puse a ver las grabaciones de las cámaras y los micros y encontré la clave que utilizaba Rossana para hipnotizarme, " Mónica, nena, eres mía", eso ya era un pequeño triunfo, debía seguir buscando las pastillas. Pasé casi otros dos meses buscando hasta que de forma casi casual, las encontré. Estaban en un hueco en el suelo, debajo del sillón de la sala de los CDs y los encontré porque se me cayó un refresco que estaba tomando y tuve que mover el sillón para limpiarlo, junto con las pastillas estaba una especie de metrónomo que según decían las instrucciones era el instrumento para inducir la hipnosis.

Ahora, estaba preparado para iniciar mi venganza, al día siguiente empecé con la primera pastilla en la ensalada de la comida, al segundo día se lo eché en el desayuno (necesitaba siete pastillas para hipnotizarla), al cabo de los siete días, un domingo, Rossana estaba preparada para que yo la hipnotizará, cogí el metrónomo la noche anterior y al despertarse en la cama yo estaba preparada con el metrónomo en la mesilla y no le di opción, a los cinco minutos estaba totalmente bajo mi poder. Lo primero que hice fue darle un orden para que olvidase de la clave con la que me hipnotizaba, después le introduje mi propia clave para hipnotizarla "Rossi, cielo, eres mi perrita faldera".

La primera fase de mi venganza estaba cumplida tenía a Rossana bajo mi poder, además ya me había enterado de las frases para hipnotizar a Jane y a Esmeralda, lo que tenía que hacer ahora era quitar las cámaras y micros que había instalado y decirle a todo el servicio que desde ahora la jefa de casa era yo, a lo que todas, incluida Rossi estuvieron deacuerdo.

Pasaron los días y las semanas y yo había recuperado el control sobre mí, bajé a la sala de los CDs y las películas sobre mi no había crecido desde que hipnoticé a Rossana, la última que había sobre mi era la quinta parte de "La colegiala", donde aparecemos Cindy y yo vestidas iguales con el uniforme del colegio y le hacemos un striptrease a Rossana que acaba con un increíble beso con lengua entre ambas, tengo que reconocer que ese striptease y en general los cinco videos de "La colegiala" me habían excitado sobre manera, y creo que lo repetiré pero eso será otra historia.

Volvamos a mi venganza, comprobé que los videos sobre Jane y Esmeralda tampoco habían aumentado.

Ahora tocaba la segunda fase de mi venganza, no sabía exactamente como la llevaría a cabo, pero mi idea era apoderarme de todo lo de Rossana y convertir a esta en mi esclava sexual. Mi idea era que Mario desapareciese totalmente, para ello pensé en un viaje en el velero que se desaparece en una tormenta con el único tripulante, Mario, y para no levantar sospechas a la hora de dejar todos sus bienes, lo mejor sería que me convirtiese en su mujer, nos casaríamos y al cabo de dos o tres años Mario desaparecería y yo me quedaría con todo y además tendría a Rossana como esclava.

Lo primero que tenía que hacer era conseguir mi documento de identidad con el sexo de mujer, para poder casarme. Con los contactos de Mario/Rossana no fue difícil conseguir un DNI con el nombre de Mónica y el sexo mujer.

El siguiente movimiento sería inducir a Mario para que me pidiese en matrimonio y no firmar la separación de bienes, así un domingo por la mañana nada más levantarnos le dije las palabras mágicas, "Rossi, cielo, eres mi perrita faldera", y ella entró en estado de hipnosis, luego fue fácil. Mario, el domingo que viene me pedirás que me case contigo, me lo pedirás en un Restaurante romántico y me regalaras un diamante como anillo de compromiso.

Pasó la semana y el domingo siguiente, Mario me llevó a un restaurante y allí, delante de todos me pidió que me casase con él. Y por supuesto, yo dije que si.

Así empezaron los preparativos para la boda, los invitados, Mario tenia un motón de compromisos, yo casi nadie, el restaurante, las invitaciones, los anillos, la iglesia y el traje de novia. Estuve dos meses recorriendo tiendas hasta que encontré el que me gustaba, era color champagne con un corpiño armado y con unos bordados algo más oscuro que la falda, los zapatos a juego con el corpiño eran de 10 cm. En el viaje de novios iríamos a Australia un mes, no lo conocía y me era mi sueño un viaje así.

Pasaron los meses y llegó la boda, era sábado y mis damas de honor Jane y Esmeralda, con vestido de gasa verde esmeralda y en cuello barco, me ayudaron a vestirme, que no fue tarea fácil, ya en la iglesia la boda se celebró sin ningún contratiempo, y al cabo de una hora Mario y yo éramos un matrimonio un poco especial.

Nuestra luna de miel empezó con un vuelo en el avión particular de Mario, que nos llevó a Sydney. En Australia pasamos tres semanas fantásticas yendo del Sur al Norte, la cuarta semana, volamos hasta la polinesia, a Bora Bora donde nos relajamos yendo a esas playas paradisíacas. Tengo que decir que lo más divertido de la luna de miel, fueron las salidas nocturnas cuando Mario se transformaba en Rossana, y salíamos las dos juntas de fiestas, también tengo que decir en Australia hipnoticé a Mario un par de veces y la obligue a ser un poco más atrevida, ya sabéis, un vestido más ajustado y corto, un maquillaje más atrevido y una actitud más abierta, y todo lo demás venía dado, había mucha gente a la que le ponía ver a dos "tías" pegándose el filete en una disco, lo más divertido era cuando invitábamos a algún chico ( que se creía que se iba a pegar la orgía padre) al hotel y Rossana salía desnuda del servicio con "todo" colgándole entonces el incauto se quedaba pálido y salía corriendo, era muy gracioso. En esa Luna de Miel tanto Rossana como yo nos convertimos en expertas en striptease, la final de la luna de miel nuestros desnudos eran muy sensuales.

Pero la luna de miel se acabó y Mario tuvo que volver al trabajo y yo a discurrir como llevaría a cabo mi plan.

Induje a Mario a que se comprará un velero, a que se sacará la licencia de patrón de velero y a que saliese cada quince días a navegar, la excusa era que se relajaba, así poco a poco se hizo habitual verle los fines de semana en el club náutico saliendo a navegar.

Mientras tanto yo hice un master MBA y al cabo de un año y medio entré en la empresa de Mario como Subdirector económico. Todo esto era parte de mi plan, yo ya estaba en la empresa y sólo era cuestión de tiempo que pasase a ser la segunda en el mando.

En nuestra vida privada, Mario hacía lo que yo quería, en casa era Rossana, la esclava sexual de la señora (yo), una putita muy atrevida que no hacía ascos a nada. Los fines de semanas los utilizábamos para montarnos nuestras fiestas privadas temáticas, la fiesta de fin de curso, con todas vestiditas de uniforme colegial, con pinta de niñas traviesas y metiéndose manos unas a otras. Otro fin de semana celebramos una fiesta cuyo tema era la corte francesa en el siglo XVIII, repartí los disfraces masculinos y femeninos, unos cortesanos, otras cortesanas, Jane era el Rey y yo era la reina, fue muy divertida. Un fin de semana alquilamos un bar de striptease, y primero Rossana y después yo hicimos uno de nuestros striptease. Rossana apareció con un vestido de satén negro, que se fue quitando al son de "noches de blanco satén" mientras que las chicas le iban metiendo billetes en el tanga y ella les sacaba la lengua como una autentica profesional, mientras que yo aparecí con un esmoquin muy masculino que me fui quitando hasta que me quedé con un conjunto de lencería morado.

Otra de las tareas que quería hacer era desarrollar las técnicas de cirugía que se hacía en mi clínica, porque Mario, bajo la inducción de la hipnosis, me la había regalado.

La clínica era una pieza clave en mi venganza porque necesitaba convertir a Mario en Rossana, de forma definitiva, en un fin de semana y debían estar preparamos para el cambio.

También la necesitaba para una idea que siempre me había rondando la mente, me encantaría probar a tener una vagina lo más femenina posible para poder experimentar la penetración desde el otro lado, pero también quería mantener mi pene. Así les propuse a los cirujanos la posibilidad de tener ambos sexos y les di los medios necesarios para que pudieran investigar sobre tema, contraté un equipo completo de ginecólogos, sexólogos, urólogos ( debidamente pasados por el proceso de hipnosis)…..y los puse a trabajar en el tema. Al cabo de seis meses me presentaron los resultados favorables. Ahora necesitaban probar con alguien, así que induje a una de las cirujanos que habían sido transformadas al principio para que hiciesen la primera operación con ella, la operación duró cinco horas pero cuando acabaron teníamos a la primera persona con aspecto físico de mujer, pero con pene y vagina a la vez, la operación fue un éxito. Poco a poco fueron pasando por el quirófano, cada uno de las cirujanos y algunas de las chicas de la casa (quería tener a chicas con pene, a chicas con vagina y a chicas con ambos sexo), el orgasmo de las chicas con ambos sexos fue fantástico. Así que cuando todo estuvo probado, fui yo quién pasó por el quirófano. A las cuatro horas tenía mi propia vagina por debajo de mi pene de siempre. Al mes pude probar mi primer orgasmo como mujer y hombre a la vez en una orgía de una de las fiestas, donde iba disfrazada de putita de un gangster en los años veinte y fui penetrada con Cindy (la chofer), que iba de gangster, mientras penetraba a Ana, que también iba de putita.

Fue pasando el tiempo, hacía dos años y medio que estábamos casados y Mario salía todos los fines de semana que podía a navegar, y yo era ya la segunda en la empresa. Era hora de ejecutar mi venganza. Llegó el sábado y antes de que Mario se fuese al club náutico, lo hipnoticé y le di las ordenes necesarias para que se alegase bastante de la costa con el velero, así lo hizo, y cuando ya no estaba a la vista de nadie, salimos con el helicóptero, lo recogimos del velero y lo llevamos a la clínica, para entonces estaba totalmente dormido gracias a la hipnosis, y dejamos el velero a la deriva.

Cuando llegó el domingo yo di el aviso de desaparición a la policía, y el encargado del puerto confirmó mi historia de que Mario había salido y no había regresado, al cado de quince días encontraron el velero desechó y sin Mario a bordo. Mientras en la clínica a Mario, lo habían transformado en la Rossana que yo quería, 1,80, delgada 55kg, ojos verdes, rubia con la melena larga y lisa, unas tetas no muy grandes pero erectas, un culito respingón y unas piernas larguísimas y muy estilizadas, también quería que tuviese vagina y pene, como yo.

El lunes, Rossana estaba preparada para que yo la convirtiera en la chica que yo quería y sin ningún recuerdo de Mario, por supuesto. En la habitación de la clínica la hice entrar en estado de hipnosis, y en ese estado la obligué olvidar su rol masculino, ya nunca más se acordaría de Mario, lo siguiente sería darle una personalidad más atrevida de la anterior, sería un poco más alegre y "putita", además la cambiaría de nombre, Rossana no es un nombre para la chica que yo pensaba crear, sería Tiffany.

Para acabar con la personalidad de Tiffany, le introduje unos comandos hipnóticos, cuando yo dijera "Tiff, a mis pies" ella se ponía a cuatro patas y me lamía los pies. Con "Tiff, mi perrita" ladraba y comportaba como una perrita.

Una vez Tiffany convertida en mi esclava sexual me tocó hacer el papel de esposas rota por la desaparición de su marido, estuve un mes lamentando la muerte de Mario. Pasado ese tiempo me tuve que hacer cargo de la empresa, con la muerte de Mario yo pasaba ser la dueña de todo un emporio de empresas que debía dirigir.

Poco a poco, con el paso de tiempo, me fui acostumbrando al trabajo y todo lo que ello conllevaba. Me olvidé de mis vestidos provocativos y me acostumbré a los trajes sastre, ya fueran de pantalón o falda, siempre con chaquetas o levitas entalladas y blusas, el maquillaje básico y sin llamar la atención y el peinado liso.

Ir a las comidas de negocios se hizo una rutina a las que normalmente acudían ejecutivos agresivos que no sabía hablar de otra cosa que no fuese dinero. Pero me sirvieron para volverme una sibarita de la comida y la bebida, en muy poco tiempo era capaz de distinguir los más exquisitos vinos y viandas, y acostumbrarme a ellos no fue ningún esfuerzo. Después de las comidas estos ejecutivos era muy aficionados a los habanos y yo poco a poco también de aficione a estos después de la comida, luego los utilicé para mis pequeñas fiestas privadas con Tiffany y con el personal de la casa o con Esmeralda y Jane en nuestras salidas nocturnas.

Me había convertido en la autentica reina de la casa pero eso os lo contaré en la próxima historia.