Venganza
Sorprendía mi vecina follando con mi hijo, y le di un escarmiento.
Aquel día decidí ir al trabajo en el autobús, la noche anterior me había quedado dormida muy tarde, mi marido y mi hijo me habían dedicado una follada tan espectacular que no tenía ganas ni de conducir.
El autobús no pasa muy lejos de mi casa, pero antes me pasé por una cafetería para desayunar. El personal del bar es muy atento y es un lugar acogedor. Después del desayuno y ojear el periódico salí en dirección a la parada del autobús. Ésta estaba muy concurrida, a primera hora de la mañana son muchas las personas que se trasladan al centro. Saludé a algunos conocidos, entre ellos a Angel, el hijo de los vecinos.
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Buenos días Angel, ¿hoy no te ha llevado tu madre al instituto?
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Buenos días señora. No, se ha ido con mi hermana, hoy entro más tarde.***
El autobús no tardó mucho en llegar, venía bastante lleno y poco a poco fuimos subiendo todos al autobús. Entre la gente que ya estaba dentro y los que nos acabábamos de subir se puso que parecíamos sardinas enlatadas. Yo me abrí paso hasta la parte posterior, donde parecía que había más hueco, Angel se agarró a mi brazo y me siguió hasta el final. Por fin logré mi objetivo, también estaba muy lleno, pero al menos se podía respirar.
Angel se situó delante de mi, estábamos muy pegados, tanto que mis tetas rozaban con su pecho.
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Angel, ¿siempre viene el autobús tan lleno?
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Casi siempre, pero hoy viene más lleno que nunca.
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No se cómo lo aguanta la gente.***
Seguimos charlando un rato, al principio de cosas sin importancia, pero poco a poco la conversación se fue acercando a lo ocurrido entre nosotros hace unos días, me hablaba en voz baja, casi al oído.
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Señora, he de confesarle que nunca había disfrutado tanto.
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Calla, que nos van a escuchar.
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Me gustaría repetirlo otro día, no sabe cómo la deseo.
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Aquello fue un accidente, que no se va a volver a repetir.
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Pero la deseo, no me la puedo quitar de la cabeza.
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Eres joven y no sabes lo que quieres, además yo puedo ser tu madre, mejor te buscas una chica de tu edad.
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Las chicas de mi edad son todas unas mojigatas, además nunca había follado antes así.
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¿Así cómo?
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Con tanta pasión, es usted un volcán.***
Dicho esto noté como una de sus manos se abría paso debajo de mi vestido y alcanzaba el filo de mis bragas. Rápidamente le aparté la mano, me daba miedo que alguien nos pudiera ver, el autobús estaba lleno y dentro había mucha gente que nos conocía.
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Estate quieto Angel, nos van a ver.
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¿Por qué no nos vamos un poco más atrás? Allí no nos verá nadie.
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No, mejor nos quedamos aquí, y tu te estás quieto.
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Pero la deseo señora, me gustaría ver cómo tiene el coño.
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Estás loco Angel, anda calmate un poco.
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No puedo, desde el otro día me mato a pajas pensando en usted.
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Pues tendrás que olvidarte de mi, ya te dije que fue un accidente.
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Está bien, sólo le pido un favor.
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¿Cual?
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Que me deje tocarle el coño.
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¿Dónde?
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Aquí mismo.
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Estás loco.
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Vamos más al fondo, allí nadie se dará cuenta.***
Quería que aquel chico se olvidara de mi así que accedí a su petición y me dirigí aún más atrás en el autobús. Él se colocó ahora detrás de mi, yo miraba por la ventanilla y no le dije nada, le dejé hacer. Tardó un rato en decidirse, seguramente estaría comprobando que nadie lo miraba. Por fin noté cómo una de sus manos se introducía por debajo de mi vestido y llegaba hasta mis bragas, lo hacía a la altura de mi culo. Sus dedos se abrieron paso a través de las bragas y pude sentir cómo me hurgaba con ellos en mi ano. Me abrí un poco de piernas para facilitarle el trabajo y ahora si pude notar cómo pasaba sus dedos por mi raja.
Me acariciaba el coño por fuera, luego pasa los dedos por la raja y finalmente me los introducía dentro. El coño se me puso empapado, aquel endemoniado chico sabía cómo se tocaba a una mujer. Me tuve que sujetar fuerte a la barra del autobús ya que las piernas se me aflojaron cuando me vino el orgasmo. Tuve que morderme los labios para no gritar allí mismo. Él notó que me había corrido y retiró la mano. Seguí mirando por la ventanilla, no me atrevía a mirar para atrás, sólo de pensar que alguien se hubiera dado cuenta me aterraba. Angel volvió a hablarme casi al oído.
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Tiene el coño muy excitante, me gustaría verlo rapadito.***
No dijo nada más, y como prometió el resto del camino no me volvió a molestar. Cuando llegó a su destino se despidió de mi cortésmente. De camino a mi parada seguí con la mirada puesta en la ventanilla, y cuando llegué a mi destino bajé rápidamente sin mirar a nadie.
Pasé la mañana en la oficina muy atareada esto hizo que la jornada se pasara muy rápido. Cuando terminamos una compañera nos propuso el ir a tomarnos unas copas, acepté encantada y nos fuimos varios compañeros a un bar cercano de la oficina. Estuvimos un rato charlando y tomando unas cervezas, fue un rato muy agradable, lástima que nos tuviéramos que marchar. De regreso a casa pensé en tomar un taxi, me daba vergüenza coger el autobús, sólo de pensar que algún conocido se hubiera dado cuento como Angel me metía mano me aterraba. No tardó mucho en pasar un taxi. Me subí a la parte de atrás y le indiqué la dirección de mi casa. Durante el trayecto estuve mirando por la ventanilla, con la mirada perdida, pensando y poniendo orden en mi vida. Lo que había pasado por la mañana en el autobús me había gustado mucho, pero me había expuesto mucho a que algún vecino se hubiera dado cuenta.
Por fin llegamos a la puerta de mi casa, pagué la carrera y le di una propina al taxista.
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Muchas gracias señora, que tenga un buen día.
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De nada, adiós.***
Entré en casa, solté el bolso y la chaqueta en el salón y me fui a mi dormitorio para desnudarme. Pero al llegar a la planta superior noté unos ruidos extraños que provenían del dormitorio de mi hijo, al principio me asusté, pero agudicé el oído y por el ruido no cabía duda que era mi hijo follando con alguna amiga. Avancé lentamente sin hacer ruido, tenía curiosidad por saber cómo era la chica que se estaba beneficiando mi hijo. Cuando llegué a la altura de su puerta pude comprobar que ésta estaba un poco entreabierta, lo suficiente para ver perfectamente lo que ocurría dentro. Con mucho sigilo me asomé y cual fue mi sorpresa al ver que mi hijo se estaba follando a nuestra vecina Luisa, la madre de Angel.
Ella estaba a cuatro patas sobre la cama, con la cara en la almohada, mi hijo la tenía agarrada por las caderas y la embestía con mucha fuerza. Mi hijo se dio cuenta de mi presencia y me hizo señales para que no hiciera ruido, me quedé un rato mirando y luego me fui a mi dormitorio como mucho cuidado, para no hacer ruido, cerré la puerta y me senté en la cama a esperar que mi hijo terminara de follarse a la vecina. Desde mi dormitorio pude escuchar a mi hijo decirle toda clase de obscenidades a Luisa, y cómo ésta le respondía. No puede evitar el tener un ataque de celos me daba rabia no ser yo la que ocupara el sitio de Irene, de buenas ganas hubiera irrumpido en el dormitorio de mi hijo y la hubiera echado a patadas, la muy zorra se estaba follando a mi macho.
Pero las mujeres no somos tan impulsivas, así que empecé a meditar una venganza para dar un escarmiento a esa zorra. Entonces se me vino a la cabeza la idea maquiavélica de follarme a su hijo y que ella nos descubriera, sería mi venganza perfecta.
Sentí cómo terminaron de follar y cómo Luisa se iba de mi casa, luego Pedro entró en mi cuarto.
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Hola mamá, ¿cómo te ha ido?
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A mi bien, pero veo que a ti te ha ido mucho mejor que a mi.
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¿Estas celosa?
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¿De esa zorra?
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Si.
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No.
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Bueno mamá, me tengo que marchar.***
Me dio un beso en los labios y se marchó. Me puse a hacer las tareas de la casa y mientras iba pensando en mi venganza, tenía que darle un escarmiento a esa zorra. Se me ocurrieron mil ideas, pero todas tenían alguna pega, además tenía que se hacerla sufrir.
Una mañana, Luisa vino a casa a pedirme el favor de recoger a su hijo del colegio, ya que a ella le iba a resultar imposible, me contó que tenía cita con el médico y no sabía si le iba a dar tiempo. Le pregunté si también tenía que recoger a su hija y me dijo que no, que la niña se iba a quedar en casa de unas amigas y que a la tarde ya la recogerían ellos. Acepté encantada, por fin se me daba la oportunidad de poner en marcha mi venganza.
Salí del trabajo y fui rápidamente a recoger a Angel. Allí estaba el chico en la puerta del instituto, subió al coche, sentándose en el asiento del copiloto. Yo antes me había subido el vestido para que me viera bien las piernas.
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Buenas tardes señora.
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Hola Angel.
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Señora he de darle las gracias por recogerme.
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No hay de que hombre, es un favor que le hago a tu madre.***
El resto del camino el chico permaneció callado, eso sí, mirándome las piernas. Yo hice que el trayecto a casa se alargara un poco más de la cuenta para ver si Angel si animaba a decirme algo o a insinuarse, yo le había dicho unos día atrás que se tenía que olvidar de mi, pero esperaba que se lanzara otra vez. Pero Angel sólo se dedicaba a mirar no se decidía a tomar la iniciativa, así que tuve que tomarla yo. Primero hice que "accidentalmente" se me subiera el vestido hasta que se me veían las braguitas. Pero Angel seguía sin reaccionar, entonces no tuve más remedio que pasar yo misma a la acción. En uno de los semáforos que paramos, le agarré de la mano y se la puse en mi muslo, cerca de mi coño.
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Angel, lo que me hiciste el otro día en el autobús me gustó mucho.
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Me alegro mucho señora.
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Sabes cómo hay que tocar a una mujer.
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Yo...usted me gusta mucho y...
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Calla, calla, que me vas a poner colorada.***
El chico no sólo no me quitaba la mano de la pierna, sino que llegó con sus dedos a mi coño. Así fuimos todo lo que quedaba de trayecto hasta llegar a casa. Metí el coche en el garaje y Angel se abalanzó sobre mi. Me metía mano por todas partes, ese chico era un verdadero pulpo, pero yo no quería que me follara allí mismo, aunque lo hubiera deseado.
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Angel, Angel, estate quieto, aquí no.
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¿Vamos a su casa?
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A mi casa no puede ser, mi hijo está a punto de volver.
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Pues entonces aquí.
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Te he dicho que aquí no, ¿y si vamos a tu casa?
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¿A mi casa?
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Si, ¿o es qué hay alguien?
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No, no hay nadie. Vamos.***
Salimos del coche y nos dirigimos a su casa, mi plan estaba saliendo de maravilla. Tuvimos cuidado de que no nos viera nadie, primero entró él para comprobar que en la casa no había nadie y me hizo señas desde la ventana para que entrara. Nada más entrar se abalanzó sobre mi dándome besos por todas partes y sobando todo mi cuerpo, aquel endemoniado chico me estaba calentado tanto que tuve que deshacerme de él, si no mi plan se hubiera ido al traste, ya que de buenas ganas me lo follaba sin más.
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¿Que ocurre Ana? ¿Te he hecho daño?
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No, no, sólo que quiero que vayas un poco más despacio.
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Está bien, ¿qué quiere que haga?
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Tú déjame a mi, déjate llevar.***
Pude tranquilizar al chico, le pedí que se desnudara, y luego le pedí que fuera él el que me desnudara a mi. Mientras lo hacía me daba besos por todas partes, yo en agradecimiento le chupe un rato la polla, debía de gustarle mucho como se lo hacía ya que se quedó inmóvil con la mirada perdida, la polla se le puso muy muy dura, daba gusto tener un macho tan potente entre mis manos, pero tenía que tener cuidado de que no se corriera, si no mi plan se iría la traste.
Paré de chuparle la polla y me dediqué a darle besos por el cuello y en los labios, él me separó y me invitó a subir a su cuarto para estar mas cómodos. Pero yo quería que su madre nos sorprendiera follando, así que le pedí que nos quedáramos allí mismo, él aceptó sin rechistar y volvió a la carga. Me tumbó en el sofá me separó las piernas y de una embestida me metió toda la polla, lo hizo con dureza, hasta el fondo. Se quedó un momento quieto y luego empezó a bombear dentro y afuera con fuerza, me la sacaba hasta la punta y me la volvía a meter hasta el fondo. Yo intentaba controlar la situación, quería que su madre nos sorprendiera, que nos pillara en plena faena, ella se había follado a mi hijo y ahora yo me estaba follando al suyo. Pero el chico no aguantó mucho y acabó corriéndose dentro, cuando lo hizo me embistió con tanta fuerza que incluso me hizo un poco de daño.
Para mi aquello fue una contrariedad, su madre no debía de tardar mucho en volver, y ahora no nos sorprendería follando, si acaso desnudos. Entonces tuve una idea.
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¿Te ha gustado Angel?
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Si...si...mucho.
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Yo también quiero disfrutar.
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Esperece un poco...en seguida me recupero y...
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Pero es que no tengo tiempo, ¿por qué no me lo chupas un poco?
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No, esperece enseguida se me vuelve a poner grande.
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Mejor lo dejamos para otro día, ahora chúpamelo un poco.
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Está bien ábrase de piernas.
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No, mejor me lo chupas por detrás.***
Me puse de rodillas en el suelo, con la cabeza agachada y el culo en alto, él se puso detrás de mi, me separó las nalgas con las manos y hundió su boca en mi coño. Me puse de manera que cuando llegara su madre viera a su hijo comiéndome el coño e una postura un poco denigrante para él, ya que parecía que me estaba chupando el culo.
Pero tuve un error de cálculo, primero aquel chico era todo un experto en comidas de coño y me daba tanto gusto que perdí toda noción de tiempo y con lo que pasaba a nuestro alrededor. Y segundo que no fue su madre la primera en llegar a casa, sino su padre. No se el tiempo que estuvo Daniel observando la escena, pero de pronto escuché:
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¡Angel! ¿Qué estás haciendo? ¡Ana! ¿Qué significa todo esto?***
Dimos un brinco, el chico empezó a tartamudear sin saber que decir.
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Papá...yo...no...Ana...yo...***
Pero en ese momento mantuve la cabeza fría, y en vez de coger la ropa y salir a toda prisa de allí mantuve la calma y sin dudarlo le dije a Daniel:
***●
¿Por qué no ayudas a tu hijo?
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¿Cómo?
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Si, venga no me digas que no te apetece follarte a tu vecina.
●
Pero yo no...
●
Necesito un hombre***
Daniel se quedó cayado, dudando. A mi el plan me estaba saliendo de maravilla, la zorra de Luisa sorprendería a su marido y a su hijo follando conmigo, la venganza sería perfecta.
Fue Angel, quien se armó de valor y dijo:
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Venga papá, ayúdame a follarme a la vecina.
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No Angel, no está bien...tu madre...
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Yo no le voy a decir nada a Luisa, como espero que vosotros tampoco le digáis nada a Antonio.***
Angel se puso delante de mi me hizo agachar y me metió la polla en la boca, luego invitó a su padre a que me la metiera por detrás. Daniel dudó un poco, pero finalmente se acercó a mi. Primero estuvo un rato sobándome el culo y por fin noté como rozaba con su pene en mi coño hasta que finalmente me la clavó.
Todo estaba saliendo a pedir de boca, estaba disfrutando con una polla en mi boca y otra en mi culo y muy pronto Luisa recibiría su merecido. No tardó mucho en llegar, cuando lo hizo se puso a chillar como una histérica insultando a su marido, reprimiendo a su hijo y llamándome a mi de todo. Me incorporé y le dije:
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El otro día te follaste a mi hijo, ahora yo me follo al tuyo y a tu marido.***
Después de decir esto me vestí y me marché a mi casa.