Vendran mejores tiempo, seguro

Una mujer ninguneada por su marido decide tomar una decisión

Me llamo Ana Laura, nací en Uruguay aunque vine a España cuando tenía cinco años de edad ya que mis padres tuvieron que emigrar por motivos políticos, soy española a todos los efectos, actualmente tengo cuarenta y siete años, casada desde hace veintiséis con Armando y tenemos un hijo que contrajó matrimonio hace escasamente un año. Los acontecimientos que narraré comenzaron a ocurrir justamente la semana anterior a la boda de mi único hijo.

Mi matrimonio como tal es y ha sido un auténtico desastre, me casé enamorada de mi esposo que es cinco años mayor que yo pero incluso antes que naciera nuestro hijo comprendí que había cometido un grave error, solo el miedo a perder la custodia de mi hijo hizo que soportara la indiferencia de mi esposo por mí. Han sido años durante los cuales me he sentido una mujer florero, siempre reprimida y aguantando las constantes infidelidades que Armando ha aportado a nuestro matrimonio. Creo que es necesario aclarar que él viene de una familia influyente muy acaudalada y yo venía de una familia de inmigrantes que apenas se pudieron permitir costearme estudios por lo que a los dieciséis años me puse a trabajar en un salón de belleza como aprendiz de peluquera.

Ya en aquellos años era una chica que destacaba por mi belleza, de metro sesenta y ocho de altura con cuerpo de modelo de pasarela y cabello de color negro que siempre lucía en una larga melena que caía sobre los hombros, pasados los años he recurrido más de una vez al quirófano para mantener aquel físico que llamaba tanto la atención y a fe que lo he conseguido pues sigo siendo sido objeto del deseo de más de un amigo de mi marido pero como he dicho siempre rechacé cualquier posibilidad de engañarle a pesar de saber que él lo hacía constantemente incluso con mis mejores amigas.

La historia que estoy viviendo y que relataré comenzó justo unos días antes de la boda de mi hijo, fue un día del mes de mayo del pasado año, había llevado unos zapatos nuevos a que les pusiera en la horma un remendón al que acudo siempre, dejé el coche en doble fila y tuve que salir precipitadamente porque un guardia se disponía a ponerme una multa, con los nervios rocé una moto aparcada detrás de mi automóvil y cayó al suelo provocando que se rompiera un retrovisor, como tenía prisa entré en el local del zapatero y le dejé un papel con mi teléfono apuntado para que  lo hiciera llegar al propietario de la moto cuando viniera a recogerla, no le di más importancia y volví a casa pues estábamos de preparativos para la boda y eran días de mucho ajetreo.

El día siguiente a media tarde que sonó el móvil,  era un número desconocido pero a pesar de tener costumbre de no contestar números desconocidos  aquel día decidí atender la llamada, una voz joven contestó a mi saludo

Buenas tardes, ¿la señora Ana Laura?

Si, soy yo, dígame

Hola, soy el dueño de la moto que tiró ayer al suelo delante de la tienda de reparación de calzado

Ahí si, perdone pero no recordaba que tenía que llamarme, contesté

Marcos el zapatero me pasó el papel con su número y por eso le llamo, somos amigos y ha insistido en que la llamara aunque yo le he dicho que no era necesario pues la reparación me ha costado casi nada

¿Cuánto te ha costado? y mañana cuando pase a recoger los zapatos te dejo el dinero, dije mientras pensaba en la edad que debía tener mi interlocutor ya que por la voz parecía bastante joven

He comprado un retrovisor de segunda mano en un desguace y solo me han cobrado 18 euros, yo mismo lo he colocado, creí que intentaba continuar hablando para insistir que no hacía falta cobrar nada pero le interrumpí

Mañana mismo le dejo el dinero a Marcos y perdona por las molestias que te he causado, en este momento me di cuenta que le había tuteado, no esperé a que se despidiera y corté la llamada.

El día siguiente pasé a recoger los zapatos, cuando me vio entrar Marcos el remendón al que conozco desde hace muchos pues su padre ya era propietario del negocio, observé que cogía el teléfono y marcaba apresuradamente, antes que yo dijera palabra alguna se dirigió a mí mientras sonreía

Buenos días señora Ana, ahora le saco los zapatos de la horma pues esta mañana a primera hora todavía no se habían dado, por cierto mi amigo Raúl dijo que le llamara cuando llegara usted pues quiere ser el en persona quien le cobre el retrovisor, dice que no se fía de mí y que no le soltaré la pasta, esto último lo dijo riendo justo en el momento que aparecía el chico que desde el primer momento supe era el de la moto.

Buenos días, saludó mientras cerraba la puerta del local, continuó: no hacía falta que me pagara nada, el retrovisor lo compré en un desguace y lo he montado yo mismo, Marcos le interrumpió:

Es un manitas, igual te arregla una moto que te sirve un gin-tonic o te pinta una copia de las meninas… ahora fue el chico de la moto el que interrumpió

No seas capullo, por cierto ya que mi amigo no me presenta me llamo Raúl y usted es Ana, la que tira las motos cuando maniobra con el coche, yo no había abierto la boca hasta ese momento

Como se nota que no tenéis trabajo y por eso no dejáis de hablar, venga Marcos: dame mis zapatos y me voy volando que yo si tengo muchas cosas que hacer, dije seriamente

Con lo de la boda de su hijo debe de estar muy ocupada, dijo Marcos

No lo sabes bien, siempre hay algo por hacer, ¡venga que me voy!, contesté

Raúl que asistía a nuestra conversación en silencio se decidió a hablar:

Doña Ana, le propongo una cosa: no hace falta que me pague el retrovisor y a cambio me permite que haga unos dibujos de usted y de los novios, son de ese estilo que ve hay arriba, dijo señalando una pared de la que colgaban unas caricaturas de Marcos y sus padres, las observé un momento y me pareció que estaban muy bien hechas pues no tarde en reconocer la familia del zapatero, después de pensarlo un momento me decidí:

Me parece bien, pero ¿Cuánto me vas a cobrar?

Nada es nuestro regalo de boda, de Marcos y mío ¿le parece bien?

Ya te pagaré, pero ¿necesitaras por lo menos una foto de los novios y otra mía?

Claro, me las envía por correo electrónico, aquí tiene la dirección, me alcanzó una tarjeta de visita, la leí y vi que se presentaba como “artista pintor y dibujante”, sonreí intentando que él no lo percibiera.

Después te envío las fotos, dije mientras abandonaba el local con mis zapatos arreglados en las manos y decir a Marcos que pasaría a pagarle en otro momento, cuando llegué a casa busqué en el ordenador las fotos de mi hijo, su novia y una mía y las envié al correo electrónico que constaba en la tarjeta.

El casorio fue realmente bien y todo salió a la perfección, los casi doscientos invitados lo pasaron en grande excepto yo que tuve que soportar que mi marido no dejara de flirtear con casi todas las mujeres que asistían al evento, incluso él regresó a casa dos horas después que yo sin dignarse a explicar que había estado haciendo todo aquel tiempo, a su regreso decidí que no valía la pena discutir y le mostré total indiferencia lo cual no fue motivo de que no me follara como solía hacer siempre que estaba borracho. La semana siguiente transcurría con monotonía hasta que el jueves sonó el móvil, aunque no lo había guardado en la agenda reconocí el número de Raúl,

Dígame, contesté

Hola, soy Raúl, ¿eres Ana, que tal la boda?

Muy bien, dime

Ya tengo los dibujos, ¿Cómo quedamos para dártelos?

Me paso por la tienda de Marcos mañana, ¿te va bien a las once?

Perfecto, a las once en punto, hasta mañana

Cuando acabamos de hablar sentí una sensación extraña, recordé al chico: era guapo, no muy alto pero con un cuerpo bien formado, llamaba la atención sus ojos tan negros como los míos y una melena larga color azabache que le caía sobre los hombros, su piel morena le daba rasgos agitanados, me preparé un Martini y sentada en el sofá tuve un agradable pensamiento pero no ocurrió nada más excepto que pensé que ahora ya no debía temer perder mi hijo, él se había emancipado. Por la tarde cuando regresó mi marido dijo que el fin de semana tenía que marchar de viaje recalcando que iría el solo, un negocio muy importante estaba a punto de cerrarse en Paris y no podía faltar a las reuniones, simplemente pensé si su acompañante sería alguna de nuestras amigas o un putilla cualquiera, no puse objeción alguna ni insistí en acompañarle, simplemente pregunté cuando regresaría y me alegre al oírle decir que el domingo a media tarde.

El viernes por la mañana a la hora en punto fijada entraba en la tienda de Marcos, los dos jóvenes hablaban animadamente y cuando me vieron reaccionaron de la misma manera pero solo el zapatero lo expreso verbalmente:

¡Valla bombón que ha entrado por la puerta!, esto es una zapatería, no una bombonería!

Agradecí el cumplido con una sonrisa y observé la reacción de Raúl que estaba atónito ante mi presencia, efectivamente aquella mañana y sin motivo alguno había decidido ponerme ropa de lo más provocativa, una falda corta que no llegaba más allá de la mitad de mis muslos y una camiseta de tirantes, todo ello de marca cara,  que había comprado el verano anterior para lucirlo por las noches durante las vacaciones en Ibiza, los chicos no podían disimular que estaban alucinando, Raúl dijo tartamudeando

Aquí tienes los dibujos, espero que te gusten, mientras los desenvolvía de un papel de embalar

Primero vi el dibujo de mi hijo, era una caricatura en la que le reconocí perfectamente sobre todo la expresión en sus ojos muy negros como los míos, su esposa también era fácilmente reconocible, la sorpresa vino cuando tuve en mis manos el cuadro en que debía aparecer mi caricatura pues en su lugar había hecho un retrato de cuerpo entero totalmente desnudo en el que se podía ver mi sexo y los pechos descubiertos, tardé en mirar el rostro obsesionada en reconocer antes  las otras partes del cuerpo, quedé muda y no podía articular palabra, hasta que Raúl me sacó del estado catatónico en que me encontraba:

Espero que te guste, así te he imaginado yo estos días y he intentado reflejarlo  en el cuadro

No podía apartar la mirada de la pintura ni tan siquiera sabía cómo reaccionar, medité un momento y después de tragar saliva, balbuceé:

Es precioso, es como si hubiera posado para ti totalmente desnuda durante horas… Raúl me interrumpió

Es eso lo que has hecho, has posado totalmente desnuda dentro de mi mente, mi cerebro lleva días enteros viéndote desnuda, no imaginándote sino viendo tu cuerpo completamente desnudo.

No podía creer lo que estaba ocurriendo, delante de aquellos chicos me estaba comportando como jamás antes lo había hecho, Raúl estaba tranquilo y sereno, no así Marcos que se mostraba nervioso y estupefacto ante lo que sucedía, parecía un convidado de piedra en su propia tienda, algo más suelta me decidí a romper el hielo y dije:

Bueno, ya me dirás cuanto te debo, son preciosos sobretodo el mío aunque no sé dónde lo colgaré porque tan poco es cosa de ir mostrando mis vergüenzas por el mundo, además mi marido no sé si reaccionara bien  cuando vea a su mujer desnuda pintada en un cuadro por un artista que no conoce.

Yo si fuera tu marido estaría orgulloso de mostrar la belleza de mi mujer a todo el mundo y creo que la mejor manera es enseñar su cuerpo totalmente desnudo, creo que los hombres que te conocen más de una vez han soñado contigo, Raúl no se reprimía y hablaba sin cortarse lo más mínimo, me hizo enrojecer y decidí dar por terminado el dialogo, hice un último intento de darle el dinero pero se negó a aceptarlo con gestos de rechazo, se ofreció a acompañarme hasta el coche y cargó con los dibujos, ya en el coche abrí el capó y los colocó con sumo cuidado, yo ya estaba dentro del coche, se acercó y cuando le tuve cerca no pude estarme en decirle:

Después te llamo, arranqué el motor y salí a toda velocidad pues tenía deseos de quedarme allí con él pero había acordado con mi marido que le acompañaría hasta el aeropuerto, el vuelo salía a las 16,40 y una hora antes ya estábamos en la terminal, a diferencia de otras veces decidí esperar hasta la hora del embarque, mientras esperábamos observe el resto de viajeros buscando si alguna mujer viajaba sola, había tres y pronto supe quién era la que pasaría el fin de semana con mi marido en Paris, una chica joven, vestía unos tejanos y un anorak  color rosa, era guapa y pensé: “ lastima de chica que tenga que pasar un fin de semana con mi marido aunque sea en Paris”., mi marido a pesar de la situación no estaba nervioso, la chica no hacía más que mirar con disimulo, para herirla en su orgullo despedí a mi marido con un intenso morreo que él se sintió obligado a corresponder aunque con una frialdad extrema.

Regresé a casa, en el camino había llamado a Raúl que no mostró extrañeza al oírme pero si se sorprendió cuando le propuse vernos aquella misma noche, dijo que trabajaba en un bar de copas pero propuso que podía ir a buscarlo allí, me animó a que llegara a media noche aunque tuviera que esperar hasta las 3 de la madrugada que era cuando acababa su turno, acepté sin pensarlo, mientras me duchaba tuve la sensación de estar a punto de hacer algo que debía haber hecho mucho tiempo antes,  encontré la lencería más erótica que había en el armario y no dudé en ponérmela, la complementé con una atrevida falda corta y una blusa de seda finísima que transparentaba el sujetador de color oscuro que me había puesto. Era tal la ansiedad de comenzar a vivir aquella aventura que esperé pacientemente la hora de salir de casa sentada en un sofá, no cogí el coche y llamé un taxi.

Pasaban unos minutos de la media noche, unos enormes neones anunciaban el bar donde Raúl había dicho que trabajaba, en la puerta había un hombre de color que parecía un armario, cuando estuve ante él preguntó si yo era Ana y me sorprendí  al escuchar mi nombre, se lo confirmé y me acompaño dentro del local, en un rincón había una pequeña mesa con un cartel que pese a la oscuridad se podía leer que ponía “reservada”, el “negrito” solamente dijo:

Ahora aviso a Raúl, si te molesta alguien le dices que eres amiga de Armando

Tras una breve espera apareció Raúl, totalmente vestido de negro estaba guapísimo, besó mis mejillas y me estremecí, dijo que intentaría salir antes de las tres y propuso que tomara lo que quisiera, pedí un gin-tonic que fue el primero de los cuatro que bebí durante la espera que no se me hizo larga pues me entretuve en seguir con la mirada como Raúl servía copas sin dejar de saludar y besar continuamente a hombres y mujeres que bailaban bajo las luces que se encendían y apagaban al ritmo de la estruendosa música. Armando se acercaba cada vez que algún joven buscaba mi compañía para espantarlos, faltaban minutos para que dieran las tres, todavía quedaba gente pero mucha menos, Raúl se acercó y propuso que podíamos marcharnos, ya en la calle le sorprendió que no hubiera llevado el coche pues él tampoco había ido en la moto, le dije que cogeríamos un taxi, tras unos minutos de espera apareció uno y ya dentro él pregunto:

¿A tu casa o la mía?,

La tuya, fueron mis únicas palabras mientras unía mi boca a la suya.

Vivía en el mismo edificio de la zapatería, era un ático y tuvimos que subir por las escaleras pues no había ascensor, cuatro plantas que me dejaron baldada teniendo en cuenta los gin-tonics que había ingerido, tras la puerta solamente había una gran sala sin pared alguna ni puertas, en un rincón una vidriera que supuse era el aseo, en el lado opuesto una cama estrecha, la cocina diminuta quedaba escondida junto a la puerta del apartamento, cuando cerró la puerta me aprisionó contra ella, su lengua penetró en mi boca correspondiéndole de la misma forma, fue un beso largo, sus manos apretaban mi rostro pero lentamente recorrieron mi cuerpo hasta alcanzar los muslos, hacía años que ansiaba el momento de sentir las manos de un hombre que no fuera mi marido acariciando mi cuerpo.

No sé cómo pero llegamos hasta la cama en ropa interior, nos tumbamos y el siguió dándome su boca y yo la mía, sus manos acariciaban mi cuerpo sin detenerse un solo instante, yo me dejaba hacer intentando disfrutar de aquellas caricias tan extrañas para mí, acabé derritiéndome cuando susurrando me dijo al oído:

No sabes cuánto te deseo, llevo días esperando este momento

Yo no llevo días, llevo toda una vida, las palabras salieron me salieron siendo plenamente consciente de lo que decía

Comenzó a recorrer mi cuerpo con su boca, se entretuvo en el cuello mojándolo con la punta de la lengua y rozándolo suavemente con los dientes, yo me estremecía y noté que ya tenía húmeda la zona del pubis, bajó hasta los pechos que estaban duros y todavía cubiertos con el sujetador, metió sus dedos y liberó un pezón que comenzó a chupar frenéticamente pero sin hacerme daño, yo misma me desabroché el sostén para ofrecérselos más fácilmente, mientras  seguía chupando un pezón con la mano acariciaba el otro moviendo un dedo a su alrededor,  le invite a que siguiera su recorrido y obedeció llevando la lengua hasta mi ombligo donde se entretuvo unos instantes durante los cuales sus dedos se colaron entre las braguitas y el vello púbico, decididamente la vagina parecía una fuente de jugos que brotaba a chorros, cada vez mi respiración era más entrecortada y los suspiros más continuos, cuando se cansó del ombligo siguió viaje hasta el pubis, unos suaves besos sobre la seda de las braguitas anunciaron que el gran momento estaba a punto de llegar, separó los labios vaginales con sus dedos y la lengua entró en el coño totalmente abierto con fiereza, sentí un orgasmo que recorrió todo mi cuerpo causándome un gran espasmo, se recreó lamiendo suavemente los pliegues vaginales y cuando halló el clítoris lo rozó obsesivamente con la lengua hasta que grité que no podía aguantar más, hacía mucho rato que disfrutaba de un orgasmo continuo y bestial.

Nos tomamos un respiro durante el cual no dejamos de acariciarnos y besarnos, sentí una profunda emoción al recordar lo necesitada que estaba de momentos como el que vivía, con ansiedad me senté en cuclillas sobre sus piernas, su pene estaba cubierto por un slip color negro, lo liberé cogiéndolo entre mis manos, no era excesivamente grande, lo llevé a la boca cogiéndolo entre los labios, con la lengua presioné el glande y el aferró mi cabeza con fuerza, salivé paseando  la lengua por el tronco duro, intentaba hacerlo lentamente pero era difícil contenerme porque hacía tiempo que no chupaba una polla con tanto deseo, acariciaba sus testículos rozándolos con las yemas de los dedos delicadamente, mi amante comenzó a jadear susurrando que siguiera así , me agradó aquella alabanza y puse más ímpetu, sus manos estrujaban mi cabeza haciéndome daño, un rugido avisó que estaba a punto de correrse, paré al instante suplicando que aguantara, rodeé la polla con mis manos y conseguí retrasar sus ganas de correrse, estuvimos inmóviles un momento y cuando le vi relajado me tumbé a su lado, al oído le dije:

Quiero que me folles, quiero que me llenes con tu semen, que siembres mis entrañas para llevarte dentro de mí y que te quedes para siempre, era plenamente consciente de lo que decía y deseaba que supiera que era feliz por lo que estábamos haciendo.

Voy a intentar hacerte sentir lo que creo hace mucho tiempo no sientes, no tuve tiempo a reaccionar su lengua entró en mi boca y sus labios se estamparon contra los míos, utilizó su fuerza para que me sentara sobre su vientre, entendí su deseo y le ayudé a que me penetrara, su polla llenó mi vagina hasta el fondo, los dos nos mirábamos a los ojos desafiantemente como animales en celo luchando por poseerse mutuamente, empecé a botar sobre él con calma, sus manos se posaron en mi cintura agarrándose con fuerza e intentando marcar el ritmo de mis subidas y bajadas, cada vez que yo la sentía entera dentro de mí me venían ganas de gritar pero me contenía  para disfrutar  del silencio casi absoluto en la habitación solamente roto por un erótico crujir del somier, seguía mirándole a la cara y cada vez me parecía más guapo, se le veían las venas hinchadas en el cuello y su mirada era tan penetrante como su falo en mi vagina que ya era un manantial de líquido que regaba nuestros pubis.

¿te está gustando?, dijo esforzándose en hablar

Mucho, sigue por favor, contesté suplicándole

El movía su cuerpo arqueándolo cada vez que yo bajaba el mío con intención de hacer más profunda la penetración, íbamos camino de desbocarnos y los movimientos ya no eran tan sincronizados, ahora sus manos agarraban mis tetas evitando que se balancearan de un lado al otro, su rostro moreno se mostraba encendido, cada vez gritábamos más fuerte, volví a sentir un orgasmo que llegó por sorpresa y luego otro y otro hasta un sin parar, él entonces soltó un alarido previo a un grito desgarrador que fue el aviso de que se estaba corriendo, cuando su semen comenzó a llenar mi vagina tuve me sentí feliz, los dos estábamos agotados pero nuestros rostros reflejaban el gozo que acabábamos de sentir. Me dejé caer sobre él y le llené de besos por todo el cuerpo agradecida por el rato que me había hecho pasar:

Tranquila cariño, todavía hay mucho más

Me alegró saber que todavía había más placer por regalarnos, la calma duró tanto como el tiempo que necesitamos para reponernos del esfuerzo,  estuvimos abrazados sin hablar un buen rato, yo tenía mi oreja pegada a su pecho pudiendo oir como palpitaba su corazón, cuando noté que había dejado de estar acelerado creí llegado el momento de volver a amarnos:

¿Seguimos? Fue lo único que necesité decir, él se sentó sobre mi vientre, puso la polla en medio de las tetas, estaba flácida pero tras unos suaves roces volvió a tomar rigidez, la golpeó contra los duros pezones,  ocasionalmente se masturbaba y elevaba el culo lo suficiente para poner el glande tan cerca de mis labios que me permitía besarlo, era un juego erótico que me estaba ponía caliente,  no me hizo esperar más, se reclinó colocándose a mi espalda y me puse de costado, su mano sujeto la pierna que yo tenía más elevada por el muslo y la levantó, fue una penetración lenta,  volvía a tener su polla entrando y saliendo de mi coño mientras sus manos apretaban mis pechos con fuerza, se movía despacito recreándose  en cada una de sus embestidas,  susurraba en mis oídos preguntando constantemente si me gustaba, si estaba disfrutando, si me hacía sentir y yo fuera de mi contestaba que siguiera follándome ,estábamos tan juntos que parecíamos un solo cuerpo, comencé a sentir tanto placer que no pude contener la llegada de un orgasmo que él acrecentó cuando noté que un dedo acariciaba mi ano, no sentí repulsión como cuando  lo hacía mi marido sino todo lo contrario y dije:

si hazlo, tómame por detrás, lléname el culo con la polla y rómpeme, hazme lo que quieras, quiero ser tuya, quiero que me poseas, quiero ser tu puta, estaba histérica y no dejaba de expresar mi deseo con ruegos que jamás hubiera pensado podrían salir de mi boca, él continuaba intentando penetrar el agujero ya completamente dilatado, primero fue un dedo, después fueron dos los que entraron, cuando por fin sentí su polla dentro grite de puro gusto, sus dedos acariciaban el clítoris mientras me sodomizaba una y otra vez haciendo que sintiera un placer indescriptible, los orgasmos eran seguidos que se confundían en uno solo, él gritaba y jadeaba fuera de sí hasta que quedó inmóvil,  noté que se desparramaba en mi interior y me sentí  plenamente satisfecha, acababa de hacer el amor con un hombre que había sabido llevarme al éxtasis dándome placer y cariño.

Me quedaron  fuerzas para acariciar su mojada polla con la lengua, se dejaba hacer totalmente entregado a mis caprichos hasta que su voz entrecortada rompió el silencio:

Mejor nos tomamos un descanso, pensé si era una propuesta o una orden.

Fue un despertar maravilloso, junto a mi dormía el hombre que había logrado hacerme recordar que siente una mujer cuando es amada con pasión , miré la hora en el móvil y casi era mediodía, no había llamadas entrantes y pensé que mi marido seguro no lo había pasado tan bien como yo, estuve en un tris de llamarle pero desistí por miedo a que algún comentario suyo me fastidiara el resto del día, Raúl dormía profundamente y no quise despertarlo, me vestí haciendo el menor ruido posible y salí a la calle, era un día luminoso, la gente sonreía y tuve la sensación de ser observada, caminé un buen rato disfrutando de la vida sintiéndome libre hasta que vi un taxi, lo detuve y di mi dirección al chofer que en veinte minutos me llevó a mi domicilio, cuando entré en casa y vi la foto del día de mi boda la rocé adrede con la cadera, cayó al suelo y el cristal se hizo añicos, sonreí y dije:

Ahora me toca disfrutar a mí.

Me acosté sin asearme, deseaba dormir con el olor que desprendía mi cuerpo y que  recordaba los deliciosos instantes vividos horas antes, no sé cuánto tiempo había pasado pero el tono del móvil hizo que despertara de golpe, era Raúl y su voz me pareció música celestial:

Seguro que dormías, me he enfadado cuando he visto que habías marchado sin decirme nada, eso no se le hace a  un amante

Solo pretendía que recuperaras fuerzas para esta próxima noche, fue lo único que se me ocurrió contestar

Así que nos veremos esta noche, ¿Dónde vas a cenar?

No tengo ni idea, ¿si quieres lo hacemos juntos?, deseaba que contestara que estaba de acuerdo

¿Qué te parece si cenamos en un bonito restaurante que hay cerca del pub?

Por mi perfecto, contesté eufórica

Si te parece bien quedamos a las nueve y después hacemos como ayer y esperas a que salga de trabajar

Perfecto, te deseo, fueron mis palabras de despedida antes que  dijera la dirección del restaurante.

Mientras me arreglaba pensé que no recordaba la última vez que lo había hecho con tanta alegría como aquella tarde, decidí coger el coche pues sabía a donde iba. Llegué tarde y Raúl esperaba en la puerta, me recibió con un beso en la boca y entramos al restaurante, me sorprendí cuando me llevó a una mesa ocupada por Armando y una chica que recordé haber visto trabajando en el pub, Raúl dijo

Ya os conocéis, señaló la otra pareja, son Luz y Armando, ¿Qué os parece si cenamos juntos?

Me sorprendió la propuesta de Raúl pues tenía el deseo de estar a solas con él pero no me atreví a decir que no, además tuve la sensación que nos estaban esperando, la cena transcurrió con normalidad, Armando era cubano, debía medir cerca de dos metros y pesar más de cien kilos, tenía un cuerpo musculoso con unos hombros tan anchos como un armario, Luz era una chica de la misma edad aproximadamente que Raúl, de cara bonita y cuerpo delgado pero bien proporcionado, siempre reía y hablaba poco. Mientras compartíamos mesa los hombres propusieron que después del trabajo podíamos ir a tomar una copa, a mí la idea no acabó de hacerme gracia pero no tuve valor de contrariar a Raúl, además insistieron tanto que no tuve más remedio que ceder a la propuesta.

Como la noche anterior pasé la velada sentada en una mesa del pub, de vez en cuando se acercaban Raúl o Armando para preguntar si necesitaba algo, incluso Luz vino una vez y se sentó unos minutos junto a mí, tuvimos una breve conversación en la que dijo que Raúl era un hombre maravilloso, cuando se fue de mi lado tuve la sensación que ella y Raúl habían tenido un lio pero no le di importancia pues sería lo más normal en dos jóvenes de la misma edad y que además trabajaban juntos. Esa noche tuvimos que esperar hasta las tres pasadas para que Armando cerrara el local, ya en la calle Raúl preguntó a donde podíamos ir para tomar una copa, tras proponer varios sitios que por un motivo u otro ellos mismos descartaron Raúl propuso que como mi marido no estaba en casa y no había nadie podíamos ir allí, la idea no acabó de gustarme pero pensé que si era para tomar una copa no había inconveniente, la sorpresa  la tuve cuando dijeron que el único coche que disponíamos era el mío.

Entrabamos en casa media hora más tarde, les llevé al salón y pregunté que querían tomar, los tres después de fisgonear en el mueble bar eligieron “Cardhu” con hielo, yo me serví lo mismo y nos sentamos a tomar las copas, Armando llevaba la voz cantante hablando de su Cuba, después Luz sacó el tema de los niñatos que se la intentaban ligar en el pub y por último Raúl comentó que la ilusión de su vida sería estudiar Bellas Artes, en ese momento  pidió que les enseñara el cuadro que me había regalado unos días antes, fui a buscarlo y lo mostré a la otra pareja, Luz solo dijo que era mi mismo retrato y Armando añadió que la cara si pero el cuerpo estaba por ver, Raúl le contestó que el cuerpo todavía era más fiel reflejo exacto que la cara y Armando puso en duda la palabra de Raúl.

Tras un breve silencio Raúl se dirigió a mí:

Ana, desnúdate y enséñale tu cuerpo a este incrédulo y mal amigo que no me cree capaz de pintar el cuerpo de una mujer sin plasmar en el lienzo la realidad exacta.

Ahora no, estoy segura que si le pone imaginación llegara a la conclusión que ese cuerpo es realmente el mío, dije con sarcasmo mientras pensaba que detrás de sus palabras había una segunda intención

No creo que esas tetas y  ese culo respingón sea el tuyo, la cara vale pero el culo y las tetas son de una mujer más joven, las palabras de Armando hirieron mi orgullo a pesar de no faltarle algo de razón

Yo me sentiría ofendida si un hombre dijera de mí lo que acaba de decirte Armando, escuché decir a Luz que parecía que no estaba pero quiso meter baza

Creo que no vas a tener más remedio que demostrarles que eres la mujer del cuadro, fueron las palabras de Raúl

Me estaban presionando tanto y  los gin-tonics del pub y el wiski  comenzaban a hacer efecto que de forma instintiva comencé a desnudarme hasta llevar solamente puesta la braguita,  Armando viendo que dudaba comenzó jalear para que continuara, le obedecí y solo percibí lo que acababa de hacer cuando los tres comenzaron a silbar y gritar, estaba eufórica  sin ser consciente de mis acciones, desperté de aquella locura cuando Raúl clavó sus dientes con suavidad en uno de mis pezones y dijo:

¡a que es un auténtico monumento, hay pocas maduritas que estén tan buenas como mí Ana! y no sabéis las ganas de follar que tiene, ayer se desbravó un poquito pero todavía tiene hambre de polla, ¿a que sí, putita?

Sus palabras me parecieron ofensivas e insultantes pero había algo que me pedía continuar el juego, tenía tantas ganas de vengarme de mi marido que pese a las dudas seguí mostrándome eufórica, reaccioné agarrando sus entre pierna y dije:

Si, hambre de esta polla y de todas que se me pongan por delante, en esas palabras había rabia y sinceridad

No vi cuando Luz se desnudaba pero estaba totalmente en cueros, se acercó y  apartó a Raúl de mi lado con un empujón, su boca  sustituyó a la del chico en mi pezón, no noté la diferencia y no hice nada por evitarlo, pensé que muchas veces había sentido asco cuando oía hablar de sexo entre mujeres, me dio lo mismo y no opuse resistencia sino todo lo contrario,  puse las manos en sus tetas aferrándolas fuertemente, poco después nuestras lenguas se encontraban  en un largo morreo que provocó una ovación de los hombres. Las dos mujeres  enlazamos nuestros cuerpos con  pasión y magreándonos como posesas,  Raúl rompió el encanto de nuestra entrega  cuando dijo:

¿por qué no nos llevas al dormitorio para estar más cómodos?

Dudé pero me decidí cuando pensé que la mayor ofensa que podía hacer a mi marido era follar en nuestra cama con un hombre y quizás con una mujer, me daba todo lo mismo, estaba dispuesta a disfrutar de sensaciones

Ellos tomaron asiento en el borde de la cama, las dos mujeres nos dejamos caer sobre la superficie blanda reanudando el morreo, aquella chica era puro erotismo, se movía como una serpiente y plantó su coño en mis morros llevando el suyo a los míos, ella fue la primera en meter la lengua y  yo la imité, era la primera vez que vivía la sensación de sentir una mujer acariciando el interior de mi vagina, decidí seguir sus enseñanzas, mis manos se aferraron a sus delgados muslos y a notarme húmeda mientras ella mojaba mi rostro con sus jugos vaginales, eran instantes deliciosos sin pensar que el placer me lo daba una mujer o un hombre, sentí un orgasmo por sorpresa, ella en ese instante aceleró las caricias de la lengua en mi vagina,  me hizo disfrutar como nunca, yo quería corresponderle y no sé si lo conseguí porque ella por sorpresa se separó de mí dando la sensación que no había logrado hacerle llegar al orgasmo, la seguí con la mirada y vi que se tiraba en brazos de Armando que la abrazo como un oso abraza su presa.

El cubano besaba intensamente a Luz y no escuché acercarse por detrás a Raúl, sentí su lengua acariciarme la nuca, me estremecí, sus manos me rozaron brevemente los pechos pero fueron a parar al coño que estaba chorreando por el orgasmo de hacía un instante, puso uno de sus dedos en la rajita y lo introdujo comenzando a moverlo en círculo, notaba su polla dura entre mis glúteos y abrí las piernas mientras le pedía que no esperara más a meterla en mi hambriento coño, me puso en de rodillas y su duro miembro viril me atravesó con un seco golpe dándome la sensación que me partía en dos, se movía enérgicamente haciendo que su pelvis golpeara con fuerza mis glúteos, a cada golpe estrujaba mis tetas entre sus manos, comencé a gritar mientras clamaba que siguiera moviéndose, escuchaba nuestros jadeos y los de Luz que parecía estar disfrutando como una loca con Armando pero no podía verlos, la chica gritaba de forma histérica y el cubano le decía que todavía tenía más para darle, yo  estaba a punto de correrme pero intentaba  esperar que Raúl también diera muestras de estarlo, no pude aguantar y sentí un brutal orgasmo que me hizo caer sobre  el colchón, Raúl siguió dentro mío bombeando sin parar, aguantaba el peso de su cuerpo mientras notaba su semen inundándome la vagina y gozando de una sensación de completa felicidad, sentir como se desparramaba dentro de mí fue algo maravilloso que viví intensamente y solo me distraje  por los gritos de Armando tan fuertes que debieron atravesar las paredes de la habitación.

Giré la vista, sobre la cama estaba tumbada Luz con el rostro cubierto de manchas de semen blanco que aún continuaba saliendo de la polla que Armando tenía entre sus manos pajeándose, su rostro reflejaba el desahogo de estar aliviándose, no del todo satisfecho llevó su polla a la boca de la chica que la devoró con pasión, en ese momento fue cuando vi que Armando tenía  una polla de tamaño que me pareció bestial por lo menos comparada con las que había visto hasta ese día que a decir verdad más bien eran pocas. Los besos de Raúl me hicieron regresar a nuestro mundo, me besaba la frente y algún que otro piquito en los labios, le rodeé con los brazos y le di las gracias por haberme dado tanto placer, él dijo que yo le había hecho sentir de la misma manera.

Armando fue el primero en hablar:

Ha sido un buen comienzo, creo que esta noche vamos a hacer historia

Nunca estás contento, creo que ya hemos tenido suficiente, seguro que no puedes con otro, fue la respuesta de Raúl

Por mi podemos seguir, creo que es la primera vez que me lo monto en una cama y en una habitación tan elegante como esta, intervino Luz metiendo baza en la conversación de los hombre, yo asistía en silencio.

No sé, pero propongo que para seguir tendríamos que hacer un cambio de parejas, Raúl clavó su mirada en mí mientras lo decía y reaccioné inmediatamente:

La única pareja que falta por montar es la de los dos hombres entre ellos , Luz contestó:

No guapa, también faltáis tú con Armando, no tardé en contestarle

¿y tú con Raúl?, ja, ja, ja, ja, ja… la carcajada de Luz la interrumpió Raúl:

Luz y yo nos lo montamos casi cada día y casi cada noche, su rostro reflejaba maldad mientras lo decía, pero no consiguió molestarme porque ya estaba totalmente desbocada y para ser sincera desde que había visto el enorme pene de Armando deseaba disfrutarlo,  respondí:

Por mí que no quede, la única que saldrá ganando seré yo pues por lo visto soy la que tendré una experiencia nueva, vosotros ya os lo habéis hecho, ¿así cuál es vuestra propuesta?

Eh, Eh que yo y Raúl no lo hemos hecho nunca, dijo Armando

Ni ganas, fue la respuesta de Raúl mientras ellos reían los tres y yo pensaba que estaba a punto de vivir una experiencia nueva en mi vida por lo menos por el tamaño de la polla que me iba a follar.

No esperé más, fui en busca del gigantesco pene que colgaba flácido entre las piernas de Armando, lo puse en la palma de mi mano, todavía parecía más grande, un primer chupetón me dio la sensación de que difícilmente la podría meter toda en mi boca, pensé como empezar a darle gusto al gigante que tenía enfrente que se dejaba hacer tranquilamente, mis manos rodearon la bolsa de los testículo que colgaba hasta casi la mitad de sus muslo o me lo pareció, unas caricias hicieron que el falo comenzara a crecer, cuando ya estaba duro puse la lengua sobre el tronco negro y venoso, de cerca y totalmente erecto parecía una anaconda, el cubano impasible apenas se movía, seguí acariciando los testículos pero ahora rodeaba el glande con los labios dándole suaves golpes con la lengua, vi que lo hacía bien cuando note que Armando comenzaba a moverse, pensé que me portaba como una puta pero sirvió para poner más ganas que aumentaron cuando noté que volvía a tener mojado el chocho que no paraba de chorrear jugos vaginales, estaba disfrutando tanto que perdí la noción del tiempo chupando la enorme polla.

No sé qué tiempo pasó mientras me comía aquel pollón pero fue el necesario para hacer que Armando jadeara y se retorciera del gusto que le estaba dando, no paraba de animarme y de pedir que quería más, Raúl y Luz se habían borrado de la escena pues no se escuchaba otro ruido que no fueran los jadeos de Armando y sonido de los chupetones de mí lengua, el cubano atraía mi cabeza contra su polla con fuerza, adiviné que iba a correr de un momento a otro, me escabullí de entre sus manos y alcé la vista hacía su rostro, se sorprendió cuando le dirigí la palabra:

Prefiero que me folles y que me llenes con tu leche, puso ojos de bestia herida cuando oyó la propuesta y pareció encantarle, le pedí que se tumbara en la cama boca arriba, mientras lo hacía busqué a la otra pareja que estaba sobre la moqueta haciéndose una felación mutua, me llamó la atención que apenas hacían ruido, decidí seguir a lo mío y tome asiento sobre la pelvis de Armando que esperaba ansioso, fui muy delicada al poner el coño sobre la punta de su polla, empujé un poquito hacía abajo, debía estar muy dilatada además de mojada porque no costó tanto como yo suponía meter la mitad de la polla al primer  intento,  creí que era suficiente y con cuidado empecé a flexionar las piernas, cada mete y saca era un cúmulo de placer, la vagina se amoldaba al grosor de la polla que me estaba follando, cada vez entraba más profunda hasta que la engullí toda, entonces acelere las flexiones, el hombretón que tenía debajo grito:

Salta, salta, joder me estás matando, vas hacer que me corra muy pronto, palabras que me supieron a gloria.

Ésta madura te está dando el mismo gusto que cualquiera de esas jovencitas que se mueren por follarte, estaba eufórica, mis palabras salían con rabia mientras botaba como una loca golpeando su vientre cada vez que aplastaba los glúteos en su vientre, los jadeos llegaron y él y yo nos movíamos descontroladamente, la sensación de estar a punto de alcanzar un orgasmo se hacía  evidente, lo noté llegar y me calmé un poco, deseaba disfrutar a tope, la piel se me erizó y comencé a temblar mientras un escalofrío recorría mi cuerpo, el momento culminante del clímax  llegó cuando Armando atrajo mi cuerpo contra su pelvis mientras una cascada de semen caliente se desbravaba dentro de la vagina que ocupaba su polla, esperé que se vaciara del todo y lo descabalgue, los dos resoplábamos  como animales, olíamos a sexo, teníamos la piel impregnada de sudor, tuve la tentación de recoger el semen que resbalaba en finos hilillos por el pene todavía erecto peso desistí distraída cuando noté unas manos agarrándome los hombros, era Raúl que me besó en la boca y le correspondí, fue Luz quien limpio con su lengua la polla de Armando que se recuperaba del esfuerzo totalmente extasiado.

Una vez recuperado Armando dijo que tenía sed, repetimos  wiski con hielo que fui a buscar al salón y traje hasta el dormitorio, lo bebimos sentados sobre la moqueta mientras discutíamos sobre quien disfrutaba más follando una madura con un joven o viceversa, mi opinión era clara y dije que la madura, ellos que el joven, como idiotas no nos paramos a pensar que al fin y al cabo era lo mismo.

Repetimos el wiski, Luz propuso fumar un “canuto”, yo no lo había hecho nunca y por eso acepté, lo hicimos y a decir verdad pasado un rato creí que no me había hecho efecto sobre todo cuando fui plenamente consciente que Raúl me besaba en la boca y le correspondí con énfasis, me llevó a la cama y le seguí contenta, su tumbó boca arriba y pidió que subiera encima suyo, le obedecí y no necesito decir nada más, tras unas caricias en su polla  la metí en el coño comenzando a moverme tranquilamente, no tardé en estar mojada, mis rodillas se apoyaban en la cama pero tenía el cuerpo erguido mirando fijamente el rostro del hombre que me tenía entre las piernas, pensé que iba a ser un polvo tranquilo, sus manos agarraban  mis tetas, tiró de ellas y nuestras caras se juntaron, volver a tener su lengua en mi boca me gustó, el morreo se hizo intenso y profundo, sus manos acariciaban mi espalda fueron a parar al interior de mis muslos que cedieron a la presión para  que quedaran más abiertos de lo que ya estaban, su polla apenas se movía en mi vagina, de repente tuve la sensación de humedad en el ano, reconocí  la lengua de Luz pues recordaba su tamaño de momentos anteriores, aquella sensación me gustó y cada movimiento circular alrededor del agujero me producía inmenso placer, mi vagina seguía ocupada por la polla de Raúl pero seguía sin apenas moverse, la lengua de Luz seguía lamiendo pero ahora un par de dedos llenaban el ano ya claramente dilatado, dejé de sentir el tacto de la lengua y de los dedos de golpe pero seguía con la polla en el interior de mi vagina aunque apenas se movía, durante unos instantes hubo silencio sepulcral en la habitación dando la sensación que algo estaba a punto de suceder de un momento a otro.

No tarde en saber que era cuando el duro vientre de Armando aplastó mis glúteos, cerré los ojos a la espera de que el gigantesco falo comenzara a penetrarme el ano, el primer roce me puso en alerta, sentí dolor y di un grito desgarrador que Raúl intentó tapar llenándome la boca con la lengua, el lamento no hizo que el hombre que me enculaba se volviera atrás, siguió penetrando sin piedad en de mis entrañas, el dolor era insoportable pero aun más grande era el placer, Raúl comenzó a mover la polla dentro de mi vagina, entraba y salía impetuosamente, tenía la sensación que por detrás la penetración había llegado al límite de profundidad, las dos pollas comenzaron a bombear acompasadamente, ya no sentía dolor todo era goce que recorría mi sistema nervioso, a la altura de mis ojos tenía los brazos de Armando que no paraban de flexionar sobre la mullida cama, las manos de Raúl estrujaban mi rostro mientras su lengua seguía luchando con la mía, no me reprimí cuando la sensaciones de placer explotó en mi  cerebro como la traca final de unos fuegos artificiales , un rosario de orgasmos me transportaron a la intensidad de un estado de éxtasis, me estaba volviendo loca y comencé a suplicar que no terminaran nunca de follarme, jamás hubiera pensado que se pudiera llegar a sentir tanto placer, el grito de Raúl sonó como un trueno:

¡córrete cabrón, córrete!, el ruego era para Armando que obedeció, los dos comenzaron a desparramarse inundando de semen los dos orificios, en medio de sus dos cuerpos aguantaba estoicamente el peso de Armando que derrotado me aplastaba con su peso mientras Raúl soportaba el de los dos, me sacié de leche caliente que fluía en entrañas produciéndome un placer indescriptible acompañado de una sensación de relajamiento, aguantamos los tres hasta que el peso del cubano se hizo insoportable, solo desenfundó la polla del ano cuando se hubo aliviado del todo,

De repente apareció la olvidada Luz que se apuntó a la fiesta sacando brillo con la lengua a las dos pollas que todavía seguían escupiendo semen, cuando hubo terminado de dejarlas bien limpia  acercó sus labios a los míos para que compartir el sabor del néctar que los dos hombres habían soltado.

Miré el reloj, eran casi las ocho de la mañana, pedí que hicieran silencio un momento, cogí el teléfono y busqué un nombre en la agenda, llamé y puse el manos libres mientras con el índice en la boca insistí en que no hicieran ruido, la voz que contestó me era muy familiar

Dime, ¿crees que estas son horas de llamarme?, sonó desde el otro lado del fono

Acabo de despertarme y no he hecho otra cosa que pensar en ti toda la noche, si supieras cuanto te hecho a faltar

Joder, estaba bien dormido, mañana lunes llego a las 11,30 de la mañana, ¡tienes que venir a recogerme al aeropuerto y se puntual, joder!

Si cariño, lo seré, solamente quería decirte que te quiero, esta noche te llamo no vaya a ser que cambies el horario de vuelo

Joder, no soy idiota, si tuviera que cambiar el horario de vuelo ya te llamaría yo, fueron sus palabras de despedida antes de cortar la conversación sin despedirse siquiera.

Me volví hacia mis nuevos amigos y con una sonrisa de oreja a oreja les dije: esta noche repetimos,

Los cuatro compartimos cama hasta mediodía, después fuimos a comer, pagué yo con la tarjeta de empresa de mi marido pensando que encontraría una excusa fiable sobre el gasto, estaba eufórica y  deseaba celebrar el comienzo de una nueva vida en la que no existiría el fantasma del miedo a perder nada.

El lunes fui a esperar a mi marido en la puerta de llegadas de vuelos, primero salió la chica del anorak rosa pero ahora llevaba puesto una elegante cazadora de piel y del brazo colgado un bolso de Prada que por cierto yo hacía mucho tiempo pedía a mi marido que me lo regalase, minutos más tarde apareció él, tenía cara de cansado y hacía ojeras, cuando me vio sus palabras fueron:

Valla tres días he pasado, reuniones y reuniones para nada, gente tocándome las pelotas y al final…. le interrumpí

Pues yo mi amor he pasado el fin de semana en la cama mirando documentales de la 2, ¿si supieras la cantidad de cosas que he aprendido de animales con cuernos? No te lo puedes ni imaginar

Tú siempre con tus gilipolleces como si no hubiera otra cosa en que aprovechar el tiempo, fue su respuesta,

Hoy continuo viviendo en el cielo después de haber estado en el infierno durante muchos años, no tengo miedo a perder nada pues lo único que tengo es ser una mujer que pueda hacer lo que me venga en gana sin estar atada a nada ni nadie.