Vendiendo mi virgo - 3

"Me estás cansando, niña… has venido aquí por tu propio pie, has dejado que te examinara en tu propia casa para comprobar que eras virgen. De aquí no vas a salir sin que Óscar te haya llenado de leche. Puedes acompañarlo de profundos verdugones en tu cuerpecito o..."

  • NOOOOOO!!!

El grito retumbó como un eco en el salón. Los “lacayos” miraban la escena sin inmutarse, Don mario disfrutaba… se rostro era de plena satisfacción, incluso un esbozo de sonrisa se asomó a sus labios mientras Carmen se desgañitaba gritando, Se aferraba tras el potro, intentando escapar a la mirada del gran recién llegado.

Anabel dejó que su compañero canino se adelantase hasta su amo, se arrodilló tras él y arqueó su cuerpo sobre las rodillas, cabeza alzada, brazos encogidos… la cotidiana compañía de Óscar ya le hacía imitar sus movimientos y posiciones, pese los escasos momentos en que se le permitía estar de pie su rol de perra parecía plenamente asumido.

Óscar se dejó acariciar por su amo y amigo, removía la cabeza entre sus manos mientras este le halagaba su porte. La actitud del impresionante can, en la proximidad de Don Mario se asemejaba más a la de un perro faldero.

  • Te tiene miedo, chaval… pobre imbécil. Todavía no sabe la suerte que tiene de ser penetrada por tí… ¿verdad, Bel?

  • Si señor, es una delicia - respondió su acompañante

  • Anda, chiquilla, no seas tonta y ven a conocer a tu amante

La desnuda y temblorosa Carmen apenas asomaba la cabeza, agazapada tras el potro… que paradójicamente acabaría siendo el instrumento donde perdería la virginidad con…

  • ¡ES UN PERRO!

  • Mira que lista!... va a cuatro patas, tiene hocico… ¡Anda Óscar!. ¡No me habías dicho que eras una perro! ¡que callado te lo tenías!

Alguna risa despejó la tensión del ambiente… tensión provocada por la postura de Carmen, porque para Mario, Anabel y, sobre todo, Óscar la situación aparentaba ser muy relajada.

  • Vamos, ven…

  • No no… no voy a dejar que me toque… eso

La cara de rabia y quizás asco de Carmen comenzó a hacer mella en el rostro de Don Mario.

  • Mira pequeña imbécil, más te vale calmarte y meterte en esa cabeza de chorlito que la primera corrida que llenará tu coño va a ser la de mi amigo Óscar.

  • ¡JAMÁS!

  • Ya me he cansado de tanta tontería… Hugo, Ben… ¿queréis hacer el favor de calzar a la tipa está en el potro?

  • ¡¡¡NOOOOOOO!!!

Carmen se levantó de golpe, su cabeza buscaba infructuosamente un lugar por el que escapar mientras las dos moles de acercaban sin mucha prisa hacia ella… la puerta no, estaban esos pedazo de armarios con patas, en los laterales solo estantes de libro y artilugios, las ventanas que había tras Mario estaban cerradas y su cristal no parecía nada endeble… un intento inútil: correr hacia los estantes, acaso pretendiendo encaramarse a ellos y liberarse en las alturas de su inmediato sino.

Ni siquiera eso. Un resbalón de sus pies desnudo la tumbó por el suelo, aún con la fortuna de no haber dado con la cabeza en la pesada mesa de granito que quedó apenas a un palmo de su rostro.

Incluso Mario se sobresaltó al ver lo cerca que estuvo de ocurrir un fatal accidente en una jornada que él presagiaba muy morbosa y placentera… para todos menos para Carmen, claro.

  • ¡Cogedla, ostias!... Que aún tendremos un disgusto

Ni los gritos ni pataleos sirvieron de mucho de oposición a eso mastodontes que le cargaron como un saco de harina y con sus manazas fueron fijando las correas del potro hasta dejar su cuerpo inmóvil… o pretendidamente inmóvil pues entre gritos y negaciones, Carmen se seguía debatiendo intentando librarse de las ataduras

  • Te vas a hacer daño… estate quieta

La actitud de Don Mario cambió radicalmente al ver la presa firmemente sujeta. El pesado potro apenas mostraba un ligero balanceo a los esfuerzos de la virgen que iba a dejar de serlo muy pronto.

  • NOOO, NOOOO!, DEJADME, SOLTAD… AHHHHHAA!!!

El sonido no mitigó el grito pero resonó también por todo el salón… una franja de casi 8 cms surcaba ambas nalgas de la atrapada carne. El cinturón fue contundente, voraz, se hundió en las tiernas bolas de carne con una fuerza descomunal. Ben, al impresionante Ben le bastó una mirada de su señor para entender su orden… y con esa gran fuerza que sugerían su potentes brazos marcó ...y calló a la joven postrada.

No hubo más gritos, solo un llanto inconsolable.

  • ¿porqué, porqué?

  • Para que te calmes pedazo de puta… No quiero volver a oir tus gritos. Estás en mi casa.. aquí solo grito yo y quien a mi me de la gana. Reserva tus alaridos para cuando mi amigo hunda su pedazo de tranca en tu cerrado coñito…

  • No, por favor, dejame, no quiero… quiero irme… no quiero el dinero.

  • Me da igual lo que quieras ahora, si no valoraste lo suficiente las condiciones. Ahora no hay vuelta atrás… si quieres, cuando Óscar se corra en tus entrañas podrás irte, no antes… no tendrás los 15.000 pero si Óscar queda satisfecho te compensaré como a una puta de lujo.

  • Por favor, no….. nnooo… - su voz era casi un murmullo, una súplica… un inútil intento, sin mucho convencimiento de evitar lo que sabía inevitable.

El ritual ya era conocido por Bel, el hocico de Oscar quedaba frente a Carmen, muy cerca de la llorosa virgen, mientras ella chupaba ese falo que tampoco parecía necesitar mucho estímulo. Detrás de la amarrada chica Raquel maniobraba en su coño, lubricándolo con su saliva y sus dedos, el protocolo habitual para evitar “accidentes”, que el tremendo pollón de Oscar rajara esa inexpugnada vagina.

  • Besa a tu amante, anda

  • Nooo….. es… no, no, no!

  • Mira zorrita, no me gusta que me lleven la contraria. Puedes hacerlo fácil o difícil, tanto da… si lo prefieres te curtimos el culo y la espalda de azotes hasta que me obedezcas…

  • No… no… dejadme ir, por favor… No quiero

Las lágrimas acompañaban su lamento, quizás miedo, quizás asco también asomaba a su rostro.

  • Me estás cansando, niña… has venido aquí por tu propio pie, de hecho has dejado que te examinaran en tu propia casa para comprobar que eras virgen. De aquí no vas a salir sin que antes Oscar haya llenado tu puto coño con su leche… puedes acompañarlo de profundos verdugones en tu cuerpecito o no… decídete ya… Hugo, por favor, acerca el látigo

  • No. no…. mmmm…

Carmen acercó su labios a Óscar. Fue un beso rápido, apenas un roce en su hocico.

  • No me ha gustado. Lámele el hocico…

  • No… por favor, me da…

  • Puedes agradecer que sea Bel y no tú quien esté chupando su polla para prepararla… Lame su hocico o le digo que pare y continúas chupandosela tú.

Pese a las muestras de asco, Carmen extendió su lengua y recorrió el hocico de su amante canino.

  • ¿Ves como no era para tanto?. Vamos Bel, ya basta, haz de mamporrera de tu amado… Y tú Raquel coloca la cámara…

  • ¿Qué? Nooo! No me grabes

  • ¿No quieres guardar un recuerdo del primer macho que te desvirgó? Da igual. Yo sí. Tengo coleccionados todos los virguitos de coño y culo de Óscar.

Poco a poco el escenario se fue acoplando. Bel puso un par de guantes a Óscar en las patas delanteras para que no dañara a la chica, y masturbándole fue encaminando el pene hacia su destino. Raquel, tras dejar la cámara bien enfocada en el trípode, tomó del pelo a Carmen para que su mirada quedara a la altura del objetivo.

  • Perfecto. Ahora putita, mirando a cámara vas a pedir a Óscar que te folle, que te desvirgue, que te haga su perra

  • No por favor, eso no…

  • Me cansas. Sabes que vas a hacerlo, simplemente porque me da la gana, así que me parece estúpido que estés demorándolo todo sin sentido.

La chica intentó sin éxito agachar la cabeza, pero la mano la mantenía por el pelo firmemente elevada.

  • Fóllame, desvirg…

  • Tss. tss… ¿dónde están tu modales? ¿cómo se piden las cosas?

  • Por favor, Óscar, follame…

  • No, no… aún te puedes humillar un poco más, suplícale

  • O- Oscar, Fóllame, te lo suplico, desvirgame, hazme tu peAAAAAAAGGGHHAH!!!

El grito fue desgarrador. Ayudado por Bel, el primer golpe de cadera del can consiguió introducir casi todo su miembro en la hasta ahora virgen cavidad…

Lo que siguió era un espectáculo impactante… Raquel trataba inútilmente con caricias que la niña calmara su llanto y los gritos pidiendo que parara, que la descabalgase, que acabara, el cuerpo tenso, los puños apretados. Y Bel ayudaba con su mano en el trasero de Óscar a su frenético en el interior de la chica…


Cuando Hugo la tomó en brazos, tras liberarla del potro, la niña se acurrucó en ellos, seguía llorando, el corazòn le palpitaba aceleradamente… y de su desvirgado coño manaba una considerable cantidad de semen con algún hilo sangriento… A sus pies Bel usaba su boca para limpiar lo que de ambos líquidos pudiese quedar en el miembro de su amante canino.

  • Muy bien, perrita - Don Mario se había acercado a ella y le acariciaba el pelo con dulzura - has pasado la primera prueba. A Óscar se le ve muy satisfecho y eso me encanta. Ahora ya puedes decidir si te marchas con el salario de un puta de salón o sigues conmigo hasta completar los 15.000 euros…

  • No… no se…

  • Creo que 500 euros más lo que se ha llevado tu novio es una buena cifra por una sesión de sexo…

  • No… no… ¿qué… qué…?

  • ¿Qué sigue? Bueno…. lo que sigue es tu cena de hoy: toda la leche que puedas sacar a la gente que hay por aquí… te comerás las pollas y los coños de todo el que te requiera y algunos se comerán el tuyo para calmarte el dolor con buenos orgasmos, hay buenos especialistas aquí, jeje… nadie te follará, hasta mañana, para dejar que tu coño se recupere. Como dormirás con Óscar y Anabel, él será el primero en llenártelo mañana…

  • NOOOO!!

  • Bueno, como quieras, Hugo, acompáñala a casa…

  • Por favor, eso… no, no..

  • No pasa nada, ya has cumplido… mira, en vez de los 500 te daré mil euros. ¿vale?

  • No… no val… sigo…

  • ¿Qué? ¿qué has dicho?

  • Me… me quedo… pero no, con el perro no… por favor..

  • No seas tonta… la caseta de Óscar no es como las convencionales, seguro que es más grande que tu habitación y… Bel hace más de un año que vive en ella y la ha acondicionado y decorado a su gusto… bueno, a gusto de los dos. No, no es negociable. ¿te quedas o te vas?

-... Me quedo