Vendido por mi hermana

Mi hermana mayor me tenía esclavizado, pero cuando se echó novio tuvo que dejarme y me subastó...

Al hacerse algo mayor mi hermana se fue a vivir con un novio que le salió, yo era un problema que tenía pendiente, ella no sabía que hacer, no podía continuar esclavizándome sin que se enterara su novio, pero tampoco quería dejarme libre, le había costado tiempo tenerme esclavizado y a su capricho y ya me tenía completamente domado. La solución le vino de una amiga y compañera de kárate que le dijo que por que no me subastaba, que había muchas chicas que me querían como esclavo, ella accedió y se pusieron de acuerdo para que la subasta fuese el próximo sábado, o sea mañana.

Y llegó mañana y ella informó a sus alumnas y compañeras que quería venderme, pero no regalarme, que quería un buen precio, ya que era un esclavo completamente domado y sin voluntad propia ya, ella se había encargado de hacerlo así.

Hubo alguna que le dijo que una vez que ella no estuviera, si yo no me volvería rebelde y desobediente, ella no sabía que contestar, pues tenía el problema de que su novio no se enterase y no podía estar pendiente que yo obedeciera a mi nueva propietaria. Para evitarse problemas lo que hizo fue decir que la que pujase el mejor precio se haría cargo de mi con todos los problemas, De momento ella era mi dueña y decía que yo lo tenía asumido, así que podía hacer lo que quisiera conmigo, por eso decidió subastarme. Comienza la subasta y entre puja y puja llegó el más alto precio, que fue de una señora mayor, de unos 50 años y se quedó conmigo.

Esta señora también sabía mucho de kárate, por lo que primero que hizo fue darme la mayor paliza de mi vida y me dijo que me quería suavecito y cada día me daría una paliza igual, solo para que recordara que quien era yo y quien era mi propietaria.

Esta señora tenía una finca en la afueras y encargó a una amiga que me comprara una silla de montar unas bridas y para ella unas espuelas y un látigo, aparte de un cinturón de castidad para mí.

A la semana siguiente me llevó a la finca, antes me obligó a ponerme el cinturón de castidad y después de darme otra soberana paliza me colocó las bridas y la silla de montar, me metió en su furgón, me llevó a la finca y allí me soltó. Me dijo de que viviría allí, y si tenía frío que fuera a la cuadra, que comiese pasto de momento, que ya se encargaría ella de alimentarme especialmente.

Lo primero que hizo fue ordenar que me ataran y que pusieran al rojo vivo el hierro de marcar, los trabajadores de la finca, que le tenían mucho pánico por su crueldad lo hicieron sin rechistar y se fueron, yo estaba temblando de miedo sin saber lo que ella iba a hacer, entonces se acerco a mi y me dijo que como yo era de su propiedad me iba a marcar son su hierro, como tenia marcado a todo su ganado, yo temblaba de miedo y le pedí por favor que tuviera piedad, ella me abofeteó varias veces y me respondió que era su esclavo de por vida y que haría conmino lo que quisiera, que me tenía preparadas muchas sorpresas y que la compra que hizo conmigo iba a amortizarla alquilándome a quien quisiera disfrutar de mi solo por el placer de pagar, como si yo no fuera nada y lo único que importaba era el deseo de mi dueña.

Me marcó sin ninguna piedad, lo hizo muy lentamente para que sufriera más y luego me soltó en la finca pero con unas esposas en las piernas y muñecas para que no fuera muy lejos, además la finca tenía videocámaras de vigilancia que ella controlaba y estaba cercada con vallas electrificadas de muy alta potencia, eso estaba prohibido por no importaba porque luego había a un kilómetro mas lejos otra valla sin protección alguna por lo que nadie sabía nada, yo ya me veía esclavizado para siempre por esa tirana mujer, ahora que creía que era libre por haberme dejado en paz mi esclavizadora hermana.

Para que comprendan mi situación desde el principio, mi hermana que era mayor que yo y era muy inteligente y fuerte me sometía a todos sus caprichos, me convirtió en su esclavo por una trampa que me hizo, aparte de que sabía luchar muy bien y yo era algo débil, pues no tuve mas remedio que ceder y aceptar mi condición de esclavo de mi hermana. Esta situación duró hasta que ella se echó a su novio, antes no le hacía falta ningún mach o, yo era su esclavo y se satisfacía conmigo, incluso con cosas denigrantes como defecar en mi boca o montarme a caballo.

Yo sólo tenía catorce años cuando me vendió a esta señora, mis padres hacía mucho tiempo que habían fallecido en un accidente, por lo cual mi hermana era mi tutora legal, o sea mi propietaria según ella.

Con el tiempo mi nueva dueña me iba haciendo cada vez más suyo, todos los días me daba latigazos y me montaba por toda la finca, no importaba que los demás empleados nos vieran, todos sabían que yo era su esclavo y no dirían nada por temor a ella.

A ella no le importaba que yo fuese tan joven y que ella pesase tanto, fuese tan alta y usara espuelas, ella decía que yo era suyo, me había comprado a mi hermana y dejaría de ser su esclavo cuando me vendiese o me cediese a otra persona.

Un día por el descuido de los vigilantes que tenía pude escapar, me vi libre y daba gracias a Dios, logré llegar al pueblo más cercano, donde en comisaría conté todo lo que estaba pasando, pensando en que me ayudarían, cual no fue mi sorpresa al ver que me detenían diciendo que iban a comprobar mi fantástica historia.

Cuando a la mañana siguiente vi a la que me tenia esclavizado delante de mi, con una sonrisa me acojone todo, luego según la policía resultó que yo que era empleado de esta señora había robado una fuerte suma en su finca y ella quería resasirse aunque fuera trabajando gratis hasta su finalización. O sea mi escapatoria no sirvió de nada, es más ahora era su esclavo total, porque según la ley tenía que trabajar para ella mucho tiempo gratis.

Continuará