Vendida para ser violada III

Mi novio trama un plan, vende mi cuerpo para cumplir sus deseos

Aún no podía creerme lo que acababa de pasar, todo parecía una mala pesadilla, me acababan de violar tres chicos que habían pagado a mi novio por follarme, subastando la virginidad de mi culo. Lo único que me volvía a la realidad era el dolor que sentía en mi cuerpo maltrecho, no quería y no podía moverme, además del dolor, mis manos seguían atadas a la espalda, tumbada boca abajo en el sofá como me habían dejado.

Ahora es mi turno – escuché a mi novio decir – Tendrás que pagarme el favor de ver como otros chicos se han follado a mi novia, incluso, por un sitio prohibido para mí

En ese momento, no sé de dónde salió mi fuerza para contestarle

Eres un cabrón hijo puta – le grité, notando en mi boca aún el sabor del semen – Me has vendido! Has dejado que abusarán de mí unos desconocidos, y encima quieres que te lo agradezca

El video no dice lo mismo ­– dijo moviendo la cámara aún en su mano – Pensaba tratarte con delicadeza tras lo acontecido, pero debo ensañarte que eres mía y estás a mi disposición, que no tienes ni voz ni voto

Sus palabras me horrorizaban, realmente me estaba tratando como si fuera su puta y el mi chulo, me estaba humillando gratuitamente y yo no podía hacer nada más que darle ese placer, encontrándome así.

Le vi como dejaba la cámara en la estantería que había enfrente del sofá, moviéndola lentamente

Perfecto! – dijo satisfecho – Aunque no tenga primeros planos como los anteriores, se te ve bien la cara y el resto del cuerpo

Por favor, seré buena, haré lo que digas – dije al observar como agarraba la navaja con la que antes usaron para amenazarle en su juego y desnudarme – pero no me hagas daño – salió una voz suplicante temblorosa de mis labios

De nuevo volví a sentir el frío filo de la navaja por mi piel, comenzando por mi cara, bajando por el cuello, por mi espalda, hasta que finalmente, rasgo la cinta adhesiva que envolvían mis muñecas, obligándome a tener los brazos a la espalda sin poder moverlos.

Me dolían, no sé cuanto tiempo habría pasado desde que me los inmovilizaron así, se había convertido en un eterno viaje que consideraba que no tenía fin.

Ahora – me dijo con voz autoritaria – Arrodíllate en el sofá, mirando hacía la pared,  ofreciéndome mi culo - PLAS! Lo azoto con fuerza

La historia continuaba,  ¿Es qué no tenía fin? Yo no me atrevía a decirle ahora mismo nada, acababa de sentir de nuevo la navaja recorriendo mi piel, que pudiera mandar el video a mis contactos me horrorizaba, y tampoco tenía fuerzas para protestar, simplemente quería que todo llegará a su fin, así que me comporté como la muñequita que quería y así lo hice.

Noté como con su brazo rodeaba mis caderas, sacándolas hacía fuera, poniendo mi culo más en pompa, flexionando mis rodillas, arqueando mi espalda, dejando mis brazos , con las manos agarradas y la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, y mi mirada se clavó en el objetivo de la cámara que me estaba grabando  y continuaría siendo testigo silencioso.

Se colocó detrás de mí, acercando y haciéndome patente su erección, restregándola por mi raja.

Tienes el culito rezumando aún semen – dijo burlón – se nota que te lo ha cogido con ganas.

Cada frase que decía era como una daga que se me clavaba en él corazón, disfrutaba humillándome en cada ocasión que podía.

Lentamente, comenzó a hundir su polla en mi culo, lo que me hizo sentir aún más dolor y ardor en él,  reflejándose el dolor en mi cara, escapándose de mis labios algún grito de dolor, pero no permitiría que disfrutará escuchando de mi suplica inútil porque parará, sabía que no lo iba a hacer, que continuará con más placer de escucharlo. Aún me quedaba algo de dignidad y orgullo.

El dolor iba aumentando por milímetro que me invadía, hasta que, finalmente, noté sus huevos chocando contra mí, un suspiro silencioso de placer me indico lo que estaba disfrutando de ese momento.

Agarro los trozos que colgaban lateralmente de mi camisa rota, aún sujeta por las costuras del cuello y mi cintura, aprisionándolos con una mano en mi espalda, como sí de una yegua me tratase y aquello fuera mi guía. Su otra mano, estaba sobre mi cabeza, aplastándola, inmovilizándola en dirección a la cámara.

Su cadera, dejo de estar quieta, para comenzar a moverse rítmicamente, escuchándose el sonido de sus huevos al chocar contra mí en cada movimiento, tirando de la camisa hacía él, estirando mi espalda, moviendo mis caderas simultáneamente a lo que él iba marcando.

Cierra las piernas más – dijo deteniéndose en el movimiento – Y apriétalo, hazme saber que quieres mi polla en él.

No!! Ya me duele mucho así – acabé contestándole suplicante – Por favor, para

No dijo nada, sólo escuché un pequeño refunfuño entre sus dientes. Soltó la camisa, su polla se movió un poco fuera de mí, dándome un pequeño altivo de esperanza efímera, que duró poco, al escuchar un ZAS y en milésimas de segundo, dolor, me acababa de azotar con su cinturón en uno de los cachetes, después de ese dolor, supe que se estaba poniendo rojo, me ardía la piel donde había rozado el cinturón.

He dicho que cierres las piernas y que lo aprietes – dijo autoritario de nuevo –

Dolorida, comencé hacer lo que me ordenaba, pero tuve que parar, cerrando las piernas notaba más su polla, el dolor se agudizaba cerrando y apretando las piernas.

Me duele – dije sollozando - Me duele mucho, no me pegues, por favor

No he dicho que quejes – otro golpe con su cinturón - He dicho que cierres y aprietes – otro golpe – Voy a enseñarte a obedecer – otro golpe – Y ahora hazlo – otro golpe

A cada golpe que recibía, mi cuerpo pegaba un respingón, mi cara se inundaba de más lágrimas, me dolía mucho, pero cada golpe que me daba era mas doloroso que nada, no sólo físicamente, si no también moralmente, ya estaba destruida prácticamente, y con cada golpe, la iba destruyendo mas.

Cerré mis piernas como pude, con su polla acomodada dentro de mí, hasta juntarlas totalmente, apreté mi culo, notando ahora mucho más su penetración. Él se apretó más, se notaba que aquello le estaba encantando, paso el cinturón ahora por debajo de mis caderas, dejándolo inclinado hacia él, agarrando los dos extremos con una mano, volvió a colocar la otra sobre mi cabeza, y su movimiento de caderas aumento, arrastrándome a mí con el cinturón.

Su respiración se fue acelerando, gimiendo en ocasiones, gemidos ahogados por mis sollozos.

No muevas la cabeza de esa posición – me dijo de nuevo autoritario – que la cámara capte bien esa carita de viciosa

Separó los extremos del cinturón, agarrando cada uno con una mano, sus embestidas me empujaban hacia delante, estaban cargadas de fuerzas, me atraía hacía él con más energía, golpeando su cuerpo contra el mío sin piedad. Mi cuerpo ya no reaccionaba, era una muñeca que sentía dolor, humillada y a nadie le importaba, salvo para follársela.

Con movimientos bruscos, saco y metió su polla entera, hasta que en una de ellas, la metió, apretó mas su cuerpo contra el mío, tiro del cinturón hacía él, y volví a sentir en esa misma noche el líquido caliente en su interior. Yo me deje caer del cansancio sobre el sofá, me soltó y caí en él como en la muñequita que me había convertido, y perdí el conocimiento.

No se bien como acabe allí, sólo recordaba que me volvían a mover, y el dolor, ese dolor se estaba convirtiendo en un invitado no deseado en mi culo, y que me colocaban algo en el cuello.

Cuando recobré la conciencia por completo, me desperté sintiendo algo frío, abrí los ojos, y me encontraba tirada en el suelo, miré a mi alrededor, y estaba tumbada en el suelo de su dormitorio, en mi cuello había colocado una especie de collar con una anilla en la parte delantera, a la que había sujetado una cadena, continúe con la vista el recorrido de la cadena, que acababa en otra anilla anclada en la pared junto a su cama.

Intenté quitármela pero no podía, no sabía cómo deshacerme de ella. Miré a mi alrededor buscando algo que pudiera servirme de ayuda, y entonces lo vi, a mi lado había una cartulina A4 en la que ponía en letras bien grandes << Juguetito sexual >> y justo debajo, algo más pequeño, “Instrucciones de uso”, y a continuación, marcadas por puntos venía escrito:

-          Siempre se ha de grabar con la cámara todos los usos del juguetito sexual

-          El juguetito sexual se usará para la satisfacción del usuario, no siendo necesaria la mía

-          Podrá llevarme a donde quiera, preferiblemente, desplazándome a cuatro patas.

-          No existe ninguna restricción en horarios, puede usarme de día y de noche, aunque este durmiendo.

-           Mi culo sólo será usado por aquel que pague el “extra” ( 500 euros una hora / 1000 euros el día)

-          Una vez quedes satisfecho, devuélveme aquí.

¿Te gusta? – escuche la voz de mi  novio desde la cama – Lo hice especialmente y exclusivamente para ti, para tu uso – continúo diciendo burlón – Y viene especificado lo que vale follarte tu culo, para que lo sepas, cuando te lo estén follando, pienses en el dinero extra que me haces ganar con ello – respondiendo a una pregunta que no hice, continuo diciendo – Si, tiene un precio muy elevado, pero no quiero que te lo dilaten mucho, a partir de ahora, será por donde yo te use junto con tu boca –

Estás enfermo!!!! – le conteste - ¿No me has humillado ya suficiente?¿Es que con lo de ayer no cumpliste tu sueño? ¿No conseguiste ya por fin lo que querías?

Si – me contesto– Pero disfrute tanto humillándote, disfrutando de tu culo, complaciente a mí, usada por otros desconocidos – hizo una breve pausa – Dios! Se me pone dura de sólo pensar en cómo te follaban.

Desde la puerta escuche una voz que me resultaba familiar, era uno de los hombres de ayer

Buenos días! – saludo – Venía a recoger a la perrita

¿Qué? – dije – No no no no!!!! Me estáis violando, no soy ninguna perrita, es que no os dais cuenta? No es un juego, por favor, ayudadme

Ya lo sé…. Y eso es lo que lo hace más excitante aún – dijo el hombre – Perritas complacientes hay muchas, pero pocas o sólo tú, que sean perritas complacientes forzadas

Ya has escuchado – dijo mi novio - Y no vuelvas a cometer ninguna tontería como la que acabas de decir – tiro fuertemente de la cadena, arrastrándome junto a él, yo en el suelo y él en el borde de la cama, agarrandome el mentón con fuerza, obligándome a mirarle – Lo has entendido zorrita?

Si – susurré, ya sabía que no tenía escapatoria, mi voluntad se había diezmado ya desde ayer

Bien –dijo mi novio dándome un beso – Ahora, ya sabes juguetito sexual ­ – dijo de forma burlona – a cumplir tu cometido siendo buena chica

El hombre, se había acercado hasta mí, soltó la cadena de la anilla, lio el extremo en su mano, y avanzo, tirando de mí, iba a colocarme de pie para seguirle, cuando un manotazo en mi culo hizo que me detuviera en mi intento

Las perritas van a cuatro patas – dijo mi novio mientras soltaba otro azote

El hombre, continúo su marcha, pude ver como se reía de aquello, que de mi humillación de la que era participe. Me llevó hasta el centro de la cocina

Es la hora del desayuno, perrita – dijo sonriéndote – Levántate – tiró de la correa que aún tenía sujeta a su mano, asfixiándome momentáneamente con el tirón.

Resignada ante la situación, así lo hice, me levanté del suelo despacio, sin poder mirarle a la cara, tapándome con las manos cómo podía mis partes íntimas. Volvió a tirar de la cadena, haciendo que me acercará a él, me agarro de la nuca por detrás, se acercó con su boca a la mía, su lengua recorría mis labios, introduciéndose entre ellos, apretando mi cabeza contra la suya, mientras la otra, había quitado el brazo con el que cubría mis pechos, y continúo bajando, deteniéndose en mi clítoris y masajeándolo, mi cuerpo reaccionaba de esa manera que tanto odiaba, su excitación.

Vas a prepararme un zumo de naranja – me dijo – Hay tienes todo lo necesario para ello ­ – agarrándome del mentón fuertemente y dirigiendo mi mirada hacia la encimera de la cocina – Ahora ve – dejando caer la cadena, que se alojo entre mis pechos y bajo por mi vientre.

Me acerque a la encimera, sentía como me observaba de arriba abajo, como se acercó a mí, colocándose detrás, restregando su polla ya erecta contra su cuerpo, paso su brazo por mis caderas, la otra la colocó en mi espalda, y en un movimiento conjunto, tiró de mi hacía él mientras presionaba mi espalda, obligándome a mover mis piernas un poco hacía atrás.

Ahora estás perfectas –me susurro en el oído – Ahora comienza

Acerque el exprimidor manual, sintiendo como su polla rozaba mi coñito, como su mano la guiaba entre mis piernas, y sin previo la enterró en él, escapándose de mis labios un grito de dolor, no estaba lubricada aún, estaba prácticamente seco, y esa embestida con fuerza me hizo polvo.

Llorando del dolor, comencé a exprimir las naranjas como podía, estaba temblorosa, no tenía ninguna piedad de mí, no se preocupaba de si me dolía o no, sólo se preocupaba de disfrutar él.  Sus manos jugaban con mis pechos, manoseándolos y agarrándolos, atrayéndome hacía él.

Lo único que le agradecía, es que las embestidas eran despacio, no tenía ritmo, sólo la introducía en mi interior, apretando sus caderas contra las mías, atrayéndome hacía él, por lo que el dolor era menor.

Cuando tenía todas las naranjas exprimidas, cogí el vaso que había al lado, cuando iba a comenzar a llenar el vaso, sus manos se fueron a mis caderas, las agarro bien, y aumento el ritmo de las embestidas, clavándomela hasta el fondo, sin piedad.

Así no puedo – protesté, dejando de nuevo el exprimidor en la mesa

Hazlo – dándome un sonoro y doloroso azote en mi culo – Y no derrames ni una gota

No quería que continuará causándome más dolor, así que volví a coger el exprimidor y como podía fui echándolo en el vaso, era inevitable que no vertiera fuera del vaso con las embestidas que estaba recibiendo.

Cuando termine, dejo de embestirme tan fuerte, apretando más sus caderas contra las mías, introduciéndola más a fondo. Quería que lo vertiera fuera. Como la muñeca que era, me desplazo las piernas hacía un lado, con su polla aún en mi vagina junto a él, dejándome en diagonal, mi tronco seguía enfrente de la encimera y mis piernas y mi caderas, junto a él, se encontraban lateral a ella.

Ahora, recoge lo que has ensuciado lamiendo – dijo aplastándome la cabeza contra la encimera – con la lengua, como buena perrita que eres, lo dejarás limpito.

No tenía límite en mi humillación, desde el principio ese había sido su plan, que vertiera el zumo para recogerlo, colocándome en una posición, que él podía ver mi cara y mi lengua recogiendo lo que se había vertido, mientras me continuaba follando lentamente.

Así es, buena perrita – me dijo mientras se retiraba de mi y soltaba mi cabeza – Por lo bien que lo has hecho, te voy a dar de desayunar.

Agarró la cadena, arrastrándome tras sí, se sentó en una de las sillas que había en la cocina, tirando de nuevo de la correa, empujándome de los hombros hacía abajo, me tiro, quedando de rodillas delante de él.

Lo prometido es deuda, señorita – me dijo con tono burlón – Vas a follarte tu sola la boca, mientras yo me tomo el zumo, hasta que saques mi leche y tengas tu desayuno – se rio

Me daba asco tener que meterme esa polla en la boca, me estaba usando y humillando como quería, a su antojo, le había pedido ayuda pero era consciente de todo y lo disfrutaba. Pero sabía que no tenía otro remedio, no tenía escapatoria.

La agarré con mi mano y comencé a masturbarla, acercando mi boca y jugando con mi lengua y su capullo.

Las manos fuera, quiero que te folles la boca, no que me masturbes – me abofeteo – Es una orden simple

Me ardía la mejilla, me había dado fuerte, al abrir la boca para hacer lo que me pedía, la mejilla se estiro, provocándome un ligero cosquilleo doloroso en la zona donde me había dado.

Su polla iba desapareciendo en mi boca, apretándola sin querer con mis labios, tenía la boca pequeña, crecía en mi interior, provocándome arcadas al llegar al fondo de mi boca, iba a sacármela, cuando su mano apretó mi cabeza, elevando sus caderas, introduciéndola aún más a fondo, mis lágrimas saltaban de los ojos, mientras el continuaba marcando el ritmo, sentado tranquilamente, con su mirada clavada en mí, giró mi cabeza, haciendo que mientras me follaba la boca, le tuviera que mirar, tenía la expresión de estar divirtiéndose mucho.

Es la hora del desayuno de la perrita – dijo riéndose

Entonces abra que darle de desayunar – escuche una voz detrás de mí que identifique como una de las voces del día anterior, y posteriormente, diferentes risas, lo que me hizo saber que estaban allí los cuatro.

No podía verlos, pero las risas habían delatado su presencia, estaban viéndome desnuda mientras me follaban la boca y bromeaban a mi costa. El que me estaba follando la boca, retiro mi cabeza lentamente, aun mirándome lascivamente, terminando restregando su polla por mi boca,  extendiendo la saliva que se había acumulado en la comisura de mis labios y que rodeaban su polla por mi cara.

Uno de ellos, me agarro por detrás por el pecho, haciendo y ayudándome a que me levantará, no alce la cabeza para ver quién era, ya me daba igual, había asumido mi papel de juguetito sexual.

Ahora cariño, vas a meterme mi polla en tu culito – dijo mi novio que estaba tumbado en el suelo boca arriba – tumbándote igual que yo, boca arriba

Mi llanto aumento, me seguía doliendo después de ayer, me acuclille de espaldas a él, guiando su polla con mi mano a mi culo, mientras todos los demás me miraban masturbándose, esto cada vez iba a peor.

Hoy me dolía mas la penetración anal, sumado a lo de ayer, hoy no se habían molestado en lubricarlo lo más mínimo, por lo que no era capaz de bajar más del capullo. Unas manos se apoyaron en mis hombros, las de mi novio en mis caderas, y de un golpe, me terminaron de clavar la polla en mi culo, arrancando de mi interior un grito de dolor, el cual ignoraron, las manos en mis hombros me empujaron hacia atrás, las de mis caderas, me rodearon, dejando mi espalda pegada al pecho de mi novio.

Otro de los chicos, se colocó delante de nosotros, entre mis piernas, apuntando su polla hacia mi coño

No no no no no – alcancé a decir , cuando al que le estaba chupando la polla antes, me había agarrado de la cabeza e introducido de nuevo su polla en mi boca, en el mismo instante en que me clavaban en mi coñito la otra polla, estaba completamente llena de polla, notando con mayor intensidad las dos que apretaban mi cuerpo en el interior.

Todos comenzaron a moverse lentamente en mi interior, el cuarto chico, se sentó sobre mi abdomen, cerca de mi pecho, donde coloco su polla, con sus manos, apretó mi pecho el uno al otro, aprisionando su polla, y moviéndose suavemente en su interior.

Mi cuerpo se movía en todas las direcciones con las embestidas de todos ellos, mi cabeza era guiada de la polla que me estaba follando la boca a la que se encontraba entre mis pechos. Si la cerraba, y me negaba a abrirla, tenían sus métodos para abrirla, todas causándome dolor, pellizcando mis pezones, embistiéndome más fuerte o incluso, esperando a mis gemidos de placer.

El chico que estaba follándome la boca, aumento sus movimientos, golpeando sus huevos contra mi mentón, con un último movimiento de caderas, apretando mi cabeza contra él, termino corriéndose en su interior, resbalando parte de su semen por mi garganta, lo notaba caliente descendiendo por ella.

En ese momento, me soltó la cabeza, y sin que tuviera tiempo de apartarme, me tapo la nariz, saco su polla de mi boca, cerrando mi boca sujetándola por el mentón, no podía respirar.

Trágate toda la leche zorrita – me dijo – mmm! Está rica , eh?

No tuve otro remedio que tragármela para poder volver a respirar. Él chico que estaba sentado encima de mí, se levantó, y comenzó a follarme ahora él la boca

Mi turno!!! – dijo agarrándome de la cabeza e introduciéndola entera en mi boca –

Rebaja el ritmo tío – escuche al que se encontraba follándome mi coñito diciéndole a mi novio que se encontraba en mi culo – Que yo también quiero correrme en su  boca y darle el desayuno

Ahora, la mayoría de las embestidas fuertes, las recibía mi boca, hasta que finalmente, el chico se corrió en ella también, repitiendo lo mismo que el anterior, tapándome la nariz, haciéndome tragar todo su semen.

Mi novio y el otro chico, aumentaron entonces su ritmo de nuevo, con la boca libre, se me escaparon los gemidos de placer que estaba sintiendo mi cuerpo en contra de mi voluntad.

Le está gustando el desayuno – dijo uno de los otros dos chicos, que provocó la risa en todos –

El último chico que quedaba, dejo de follarme,  se colocó encima de mí, sujetando mi cabeza recta, al lado de la cabeza de mi novio que aumentaba sus embestidas, introdujo su polla en mi boca, y con movimientos salvajes, terminó corriéndose en mi boca, tapándome la nariz, pero dejando su polla en mi interior.

Traga y que no se te escape nada – me susurro mi novio al odio –

Y así lo hice, no tenía otro remedio, sacó su polla de mi boca lentamente, limpiándola con mis labios y restregando el semen mezclado con saliva por mi cara, lo que a mi novio, le excito más, pues agarro mis caderas, aumentando sus embestidas libremente, estaba a punto de correrse, lo sabía, estaba creciendo más en mi interior con todo lo sucedido.

De un empujón, me quitó de encima suya, dejándome caer en el suelo con mi dolorido cuerpo, apenas tuve tiempo de reaccionar, cuando me agarro del pelo, tirándome hacía arriba y arrastrándome contra el mueble de la encimera, dejando mi espalda apoyada en él y mi cabeza aprisionada con su cuerpo y el mueble.

Apunto la polla a mi boca, la hizo desaparecer en mi boca, apoyo las manos en la encimera, encontrando un punto de apoyo de equilibrio, y comenzó a follarme la boca, haciendo que mi cabeza golpeará  contra el mueble.

Saboreaba su polla en mi interior, mezclada con mi saliva, el sabor de mi culo y de mi coño, junto con el resto de pollas y de semen.

Unos dedos exploraban en mi coñito, rozando, aprisionando el clítoris, y moviéndose en su interior, mi cuerpo reaccionaba ante esa invasión de forma placentera, buscando el dedo, aunque yo gritaba porque eso no sucediera.

Mi novio, acabo corriéndose en mi boca, dejando su polla dentro, mirándome con cara de satisfacción, descargándose en mi garganta, movió sus caderas lentamente limpiando su polla con mi lengua, hasta que finalmente la saco, dejando escapar el gemido del orgasmo que estaba teniendo por los roces y la invasión de esos dedos en mi interior.