Velvet: Contacto (Capítulo 13)

... Ay dios, Lori, ¿no lo admirarás en la distancia? Ya te he dicho muchas veces que así nunca pescarás a un tío. Se necesita contacto, nena. CONTACTO.

Nunca el camino a casa se le hizo tan eterno como aquella noche, deambulando sola.. no sabía que hora era pero aún así no se detendría por nada del mundo. Pero tampoco tenía la certeza cuándo se despertó en su cama de cómo había llegado hasta allí.

El dolor intenso entre sus piernas, las marcas de las manos enormes en su cuello... Dios.. ¿cómo había llegado hasta ese punto? Lorraine se levantó como pudo de la mullida cama y caminó a la ducha. ¿Ahora se duchaba? ¿No cuándo llegó? Se sentía sucia, asqueada, aún le parecía sentir el olor de aquel cuerpo junto al suyo, su voz dominante, viril... Varios escalofrios la recorrieron de arriba abajo y no porque estuviera completamente desnuda bajo el chorro de agua fría.

Su estómago rugió reclamando alimento mientras ella se empeñaba en limpiar toda marca. ¡Por el amor del cielo! ¿Es que tampoco había cenado? Se sentía cómo recién salida de una fiesta en que el alcohol no había sido lo único que había pasado por su cuerpo para descolocarla de aquella manera. Pero no habían sido ni el alcohol ni las drogas lo que la habían hecho así... El Amo. El maldito Amo y sus ojos verdes... y ese aroma atrayente que todo él desprendía que había hecho de ella una perra en celo. ¿Cómo la había llamado anoche? Zorra... su zorra particular... Madre mía, había entregado su cuerpo y su virginidad a un tipo despreciable que no conocía de nada.

No iba a volver a ser capaz de mirarse al espejo.

Cuando el agua fría y el jabón habían comado ya cada poro de su piel, salió del baño descalza, con los cabellos sueltos y el blanco albornoz firmemete atado. De refilón en el espejo del pasillo vió su rostro ligeramente marcado y otra vez esas enormes manos. Aquel tipo la había estrangulado... Y sentía que aquellas amenazas que le había lanzado no habían sido solo palabrería. "Puedo hacer que tu vida sea un camino de rosas o el peor de los infiernos" .

-Lori... Lori... Lori... -mascuyó bajando las escaleras. Estaba metida en un buen lío. No podía dejar que ese hombre volviera a usarla de aquella manera. Que hiciera con ella lo que se le antojara. No iba a participar más en su juego. De eso nada.

Con su parsimonia  habitual, comenzó a preparar el desayuno: tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de naranja, cereales, fruta, un yogurto, un trozo de pastel de chocolate de la nevera... Tenía tanta hambre que sería capaz de comerse un caballo.  Se sentó en una de las banquetas y comenzó a desayunar. Desde luego que no lo permitiría más... no iba a dejar que nadie volviera a tratarla asi. No iba a permitir... Sus pupilas se dilataron al ver la rápidez con que la comida había desaparecido. Toda. No quedaba nada. Pero.. si había sido un suspiro. No habían pasado ni dos minutos desde que había servido el desayuno. Y si no fuera porque ella estaba masticando el último trozo de comida, habría jurado que algún duende maligno se la había robado.

Su estómago volvió a rugir pidiendo comida y Lorraine tragó asustada. ¿Qué le estaba pasando? Ansiedad... sólo podía ser ansiedad por lo que estaba pasado. Por lo que estaba viviendo. Ella no estaba acostumbrada a nada de eso y ahora todo le venía muy grande. Se mordió el labio tentada a prepararse algo más, pero finalmente desistió. Tenía que calmarse. Iba a dedicar ese día a relajarse y buscar la paz interior que había perdido.

Ese iba a ser su nuevo objetivo: Conseguir la paz... interior. Para la paz en el mundo ya habría otro momento.

Volvió a subir a su dormitorio y cogió su ordenador portátil. Podría ver algunos videos... charlar con Aria... mirar el correo... lo que se supone que debería estar haciendo una chica de su edad, la mañana de un sábado ocioso (nada que ver con lo que le había  sucedido la noche anterior). La joven se sentó con el portátil encima de la cama deshecha y lo primero que hizo fue revisar su correo.

La sangre se heló en su cuerpo al ver que sólo tenía un mensaje nuevo... amo@bdsm.net .  Aquello no podía ser cierto. Y esta vez venía con un archivo adjunto. Ese tipejo se había propuesto acabar con su salud mental, su vida, su futuro, su todo y ella aún no sabía ni qué cara tenía. Con mano temblorosa abrió el correo.

"Sales preciosa" .

Era lo único que ponía. Y el archivo... fragmentos de lo sucedido la noche anterior. Castigada... semidesnuda... el Amo moviéndose en la oscuridad. Tumbada sobre esa especie de silla... Abierta de piernas. Los movimientos de sus caderas, buscando más... Después... otra vez...  Ella... contra el respaldo del sillón, su rostro de placer, su cuerpo desnudo y tembloro, pidiéndole que no se detuviera, mientras él la embestía una y otra vez, con esa máscara que le ocultaba el rostro.

Un remolino de sentimientos la barrió por completo. Le indignaba que la hubiera grabado... y que luego se dedicara a mandárselo. Que las piernas volvieran a temblarle con la imagen de aquella noche... Y lo peor de todo, ¡joder! Estaba excitándose con esa visión. Aquella no era la Lorraine Velvet que conocía. No era ella. Esa... esa de la imagen era una versión suya... agotadoramente femenina, sensual, lujuriosa... Si no fuera por su rostro, no había nada de ella en la chica de la imagen.

Y su corazón latía tan desbocado, bailando entre el miedo y la excitación. "No puede ser verdad.... no puede... respira, Lori. Siempre puesde irte a otro país... a otro planeta... oh dios mio, ¿cómo ha podido grabarme? ¿Por qué lo ha hecho? Para tenerte en sus redes... Como buena araña, y tu sólo has sido el ignorante insecto que ha cazado"

El sonido de aviso de una conversación abriéndose en el skype evitó que las lagrimas rodaran por sus mejillas y la sacó de aquel huracán de emociones encontradas. Aria. Seguramente estaría preocupada porque aquel era el primer viernes en mucho tiempo que no salían juntas. Pero, ¿qué iba a decirle? Con ayuda del ratón, abrió la ventana emergente.

A: Tía, ¿dónde te has metido? ¿Cómo es que no me has llamado? Estás totalmente perdida.

Lorraine no pudo más que suspirar. Si ella le contara lo mucho que había cambiado su vida en dos días... Suspiró de manera profunda, como si eso la ayudara a armarse de valor,  y sus dedos se deslizaron como si tuvieran vida propia por el teclado.

-He estado... liada. Tú que sabes todo sobr ela gente de esta ciudad... ¿Te suena haber conocido alguien moreno, alto, ojos verdes, con una cicatriz de un marcapasos o algo en el pecho, dueño del edificio ese que siempre pensabamos que estaba en ruinas del centro y que nadie se molesta en arreglar?

Aria enarcó su morena ceja cuando al otro lado de la pantalla, recibió la respuesta de su amiga. Pero, ¿qué le pasaba? Se había pasado parte de la noche mirando su móvil para poder quedar con ella... y no le había dado ninguna señal de vida. Y ahora la había tomado por su Sherlock Holmes particular?

A: ¿El nuevo modelo de Calvin Klein? -bromeó. "No me digas que Lori se ha enamorado... y quiere hacer indagaciones de su Romeo. ¡Qué interesante se ponía aquello! Con lo mosquita muerta que era simpre"- ¿Crees que soy una marujona? Me ofendes, jajajajaja. La verdad es que no sé quién puede ser. ¿Alguien de la jet? ¿Qué ocurre? ¿Te mola?

Lorraine frunció el ceño. ¿Alguien de la jet? Se suponía que ellas pertenecían a esa parte de la sociedad, pero el Amo estaba muy por encima de ellos. De eso no le cabía duda. La tecnología que había usado. Cómo se encontraba realmente el edificio por dentro...

Sus ojos azules volvieron a repasar la última pregunta de su amiga. "¿Te mola?" . ¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Indiscutiblemente que no! ¡Sin duda alguna! Entonces, ¿qué iba a decirle? Optó por lo más sencillo. Ignorar aquella pregunta.

-Es que él si conoce a gente de nuestro instituto... y no parece mayor que nosotras... Bueno, no te mosquees... digamos que no he quedado contigo porque estoy conociendo a alguien... si es que se puede llamar así. No me pidas más detalles, porque te he dado su descripción... y no sabes quién es.

Una carcajada triunfal escapó de la garganta de Aria.  Si es que hasta las mosquitas muertas tienen sus momentos de flaqueza.

A: ¡Que callado te lo tenías! ¡Y suena a braguetazo! ¿Cuándo me lo presentas?

"¿Braguetazo? Si es así, ¿por qué yo no me siento tan afortunada?"

-Cuando lo conozca, ¿qué te parece?

La mirada oscura de Aria se pintó de circunstacia. ¿Cuándo lo conociera? Estaba empezando a no entender nada.

A: ¿Eh? ¿Cómo se come eso? Si acabas de describirlo... Ay dios, Lori, ¿no lo admirarás en la distancia? Ya te he dicho muchas veces que así nunca pescarás a un tío. Se necesita contacto, nena. CONTACTO.

Contacto. Enserio, le estaba hablando a ella de contacto. Había pasado parte de la noche contactando. Y seguramente si Aria supiera todos los por menores, se sentiría orgullosa del contacto... pero no iba a darle el gusto.

-Ya, bueno... digamos que he tropezado con él un par de veces. No sé ni su nombre. Es algo complicado -una mentira a medias era mejor que cualquier verdad en ese momento.

A: Jo, tía, pues que suerte.

Lorraine decidió dar por finalizada ya aquella conversación sin apuntar nada más. No quería saber la suerte que tenía, porque no era tan bonita ni tan idilica como su amiga suponía. Para nada. Su mirada volvió a clavarse en el mail que el Amo le había enviado.

No iba a permitirlo... no más veces. Con determinación, pulsó para responderle.