Veintiún años no son obstáculos si de verdad hay a

No hay nada más romántico para enamorar a esa persona especial, que una cena dulcemente preparada.

Sábado 5:15 AM, llega a la Terminal de autobuses, el tiempo esta oscuro y cae una fuerte lluvia, toma sus maletas y se dirige hacia la parada de taxis. Mientras viaja solo piensa en llegar pronto, darse un baño caliente, tomar un desayuno ligero y luego dormir un poco ya que el largo viaje en autobús fue muy pesado. Por fin el taxi lo deja en la entrada de la casa de su tía. Se baja, toma sus maletas y toca la puerta de la casa a los pocos minutos abre su tía y parecía que estaba recién levantada, tenía puesta su bata de dormir y encima un suéter. Cuando lo ve, se le ilumina el rostro y se abalanza sobre el, lo besa en las mejillas y le da un fuerte abrazo, lo saluda y lo invita a que pase a la sala.

-Hola tía, ¿Cómo estas?

-mi cielo, como has crecido, si no me avisan que venias no te hubiera reconocido. Ya eres todo un hombre y estas guapísimo.

-ah, si bueno, me gusta cuidarme y hacer deportes, pero oye tu también estas guapísima tía.

Eres mucho más hermosa de cómo sales en las fotos. No te veía desde que tenía como cinco años.

-si la ultima vez que te vi eras todavía un bebe y mira estas echo todo un galán.

-me aras sonrojar tía. Le dice, mostrándole su linda sonrisa.

-debes de estar cansado por el viaje ¿quieres comer algo amor? ¿Oh prefieres ir a dormir un rato? Me imagino que estarás cansado por el viaje.

-Si la verdad estoy exhausto y con un sueño, pero desde que te vi el cansancio y el sueño se desaparecieron y creo que mejor comeré algo, así podré estar un ratito más contigo antes de que te vallas a trabajar.

-hoy eh pedido el día libre amor, ¿no creerás que tu tía iba a dejarte solo el mismo día en que llegas? Hoy me dedicare exclusivamente a ti amor.

-no exageres tía ni que yo fuera el rey de Roma. Le dice un poco sonrojado.

-no exagero amor tu eres el primer familiar que me visita en unos cuantos años, además tenia muchísimos años que no te veía, lo menos que puedo hacer es tenerte como un rey.

Su tía, (Florencia) una mujer de 39 años viuda desde hace casi tres años es hermana de su madre, no tiene hijos y vive sola en su casa, ella vive en otro estado, en la parte andina del país y el resto de la familia viven en la capital a muchísimos kilómetros de distancia, por eso no recibe muchas visitas de familiares.

Ella es una mujer muy hermosa de rostro muy bonito, liso y sin ningún signo de arrugas.

Tiene el cabello negro, largo y muy liso. Es una mujer alta, mide 1,77 y tiene un cuerpo bastante atractivo. En resumen un mujeron increíble. Ella a pesar de ser viuda, nunca más tuvo relaciones con ninguna otra persona, ella es una mujer muy tranquila, vive su vida feliz y contenta. Trabaja de cocinera en un restaurante a unas cuantas cuadras de su casa.

-estuvo riquísima la tortilla que me hiciste tía, así es como me gustan.

-ya lo se, tu madre me dijo como te gustan las tortillas. Bueno amor ahora creo que deberías irte a cambiar de ropa, si quieres te das un baño y luego te acuestas a dormir un rato.

Dante tiene 18 años acaba de salir de vacaciones y esta recién llegado a casa de su tía Florencia, viene a pasar unas vacaciones allí. Aunque ah de reconocer que no viene allí solo a pasar vacaciones. Ya desde hace años a querido a su tía, pero no de la forma como un sobrino quiere a su tía, el la quiere como mujer, siempre la a visto en fotos y le parece una mujer demasiado hermosa, ella tiene que ser de el, una mujer así no merece estar sola y con cualquier idiota, ella se merece algo mucho mejor. Oh sea, a Dante.

Pero hay algo en ella que le atrae demasiado aparte de su hermoso cuerpo y es su carita, es una mujer de fracciones frágiles, tiene mucha dulzura en su rostro y le da muchísimo morbo alterar todo eso, Dante quiere que sea suya.

-Hola de nuevo Florencia, ya creo que descanse lo suficiente, ¡valla, ya son las doce!

-si amor, ya tengo listo el almuerzo, ¿y ya no me dices tía?

-no, mejor te llamo por tu nombre porque llamarte tía me hace sentir como si te llamara vieja y tu eres una mujer joven, además tu nombre es precioso y si no te importa te llamare Florencia de ahora en adelante.

-gracias mi amor, bueno esta bien llámame como tu quieras. Eres muy lindo Dante.

-la comida huele riquísimo.

-no es por presumir pero yo cocino muy bien. Y para ti, daré lo mejor de mí, eso te lo aseguro amor.

-ya me siento como un rey.

-pues me alegra escuchar eso, porque yo te tratare como un autentico rey mi amor.

Después de almorzar se cambiaron de ropa y se fueron a dar un paseo por el pueblo.

El la llevaba tomada por el brazo, como si fueran novios, algunas personas que los veían pensarían que eran pareja. Pero su tía no se dio de cuenta, el se la paso durante el almuerzo y durante todo el viaje viéndola como una mujer. El estaba más que decidido a enamorarla y cuanto antes mejor.

-Ya son las seis amor, voy a prepararte la cena.

-acabamos de llegar Florencia, mejor sentémonos a descansar un rato.

-lo que tu digas amor, ¡¡hay!! tengo los pies cansadísimos, tengo días que no tomo un verdadero descanso.

-¿sabes una cosa? Te voy a dar un masaje en los pies y no me digas que no, veras que después te sentirás mucho mejor.

-No amor eres mi huésped, ¿Cómo te vas a molestar en darme masajes? ¿Y en los pies?

-será un placer para mi y vamos Florencia, quítate las sandalias.

En eso se levanta del sofá y le quita las sandalias, monta sus piernas en todo el mueble, se arrodilla y empieza con el masaje. Ella tiene unos pies suavecitos, divinos, son suaves y muy femeninos. Mientras le masajea los pies, ella cierra los ojos y se relaja y con una sonrisa celestial, Dante se da cuenta de que le gusta lo que le esta haciendo.

-listo Florencia, ¿Cómo te sientes ahora?

-mi amor, siento mis pies como nuevos, gracias cariño, este masaje me ah encantado.

-que bueno, ahora te daré masajes en los pies cada vez que quieras.

-Amor eres todo un cielo, ahora si déjame ir a preparar la cena, quiero que a mi rey no le falte nada.

-si no te importa, te acompañare en la cocina. Quiero estar contigo el máximo tiempo posible, me gusta tu compañía.

-lo que tu digas cariño, y me halagas ¿eh?

Ya en la noche, acostado en su cama solo pensaba en la mejor forma de seducir a su tía.

Tenía que tener tacto, ella es una mujer un poco sensible.

Ya en la mañana se levanta temprano y su tía se había ido al trabajo. Así pasaron los siguientes cuatro días, el siempre se mostraba sumamente cariñoso con su tía, siempre le estaba dando pequeños obsequios que, aunque no lujosos si eran muy tiernos y muy detallados. Florencia tendría que trabajar hasta el viernes, ella había pedido permiso en su trabajo para estar todo el fin de semana con su sobrino. Llega el día viernes, Dante se levanta, su tía ya se había ido al restaurante, en eso el ya sabia que ese era el día de conquistarla, el sin nada que hacer se dedico a prepararle una bonita sorpresa. Ya al medio día llega su tía del trabajo.

-Hola mi rey ¿Cómo estas? Te traje unos dulces.

-Gracias Florencia, no tenias que haberte molestado, me consientes mucho.

-no es ninguna molestia amor, es un placer.

-¿me imagino que me vienes a preparar el almuerzo cierto?

-jajá jajá si claro mi rey, no te tendré pasando hambre.

-pues no hace falta, yo te hice el almuerzo a ti.

-No, ¿enserio? hay mi rey no tenias por que molestarte y mira, sabes cocinar eres un encanto.

-Estoy seguro que te gustara lo que te prepare.

Pasaron el almuerzo en un ambiente relajante, se había dedicado a encantar a esa mujer y como se ah dado cuenta que ella es una mujer tierna, decidió enamorarla y seducirla a base de ternura y detalles. Después del almuerzo ella se fue de nuevo a su trabajo en el restaurante y el se volvió a quedar solo en la casa. Fue al pueblo y compro todo lo necesario para hacerle una cena de lujo a su tía. También había decorado la mesa con un hermoso mantel blanco y un centro de frutas. Una botella de vino italiano Frascati (El lo había comprado hacía tiempo justo para esa ocasión) y un calcioni italiano era la cena.

-Buenas noches Florencia. La recibió con su sonrisa cautivadora.

-Hola mi rey, ¿Cómo pasaste la tarde?

-bien muy bien, te tengo otra sorpresa.

-Hay cielo, se ve divina la mesa ¿pero tú hiciste todo esto? ¿Tú preparaste esta comida?

-si claro Florencia, no te había contado, pero mi pasatiempo es la cocina, me encanta cocinar, vamos siéntate dame tu abrigo.

La cena transcurrió en el más romántico y dulce pasar, hablaron de su trabajo y de tipos de platillos y el siempre la miraba de forma penetrante, con sus ojos le decía que la quería y ella se daba cuenta, aunque ella no daba indicios de que así fuera.

-ven conmigo Florencia, siéntate en el sofá, descansa y escucha esta música de opera, es La Traviata de Verdi. No te preocupes por lavar los platos, de eso me encargo yo.

-Estas pasado de lindo conmigo mi rey.

Se apresuro en dejar todo limpio y en orden, luego se sentó al lado de su tía y se pusieron a charlar de ellos mismos. Estaba disfrutando de la forma como la estaba tratando de conquistar. Al rato, siente que pega mucho frió y sin dudarlo le pasa su brazo derecho por su cuello y la obliga a recostarse sobre su pecho, luego ella le pasa su brazo izquierdo por la parte de atrás de su cintura y con su otro brazo termina de abrazarlo, ni ella ni el decían nada, solo disfrutaban del momento. Luego se separaron y con un fuerte abrazo de ella se despidieron para dormir.

-que pases buenas noches mi rey, esta velada a sido increíble, de verdad amor.

-me alegra Florencia, que descanses.

Pasó media noche pensando en ella hasta que se durmió. La velada había salido como el quería y a ella le había gustado.

-buenos días mi rey ¿Cómo amaneciste hoy?

-muy bien Florencia, dormí muy bien anoche. Ella llevaba puesto una bata de dormir y un suetercito azul.

-yo también me acabo de levantar, anoche soñé contigo mi rey. Le decía ella con una sonrisa radiante y algo de pena en su rostro.

-yo sueño todas las noches contigo desde que llegue.

En eso la toma de las manos y se acerca a ella, sus labios los lleva hasta los suyos y le da un beso tierno, ella cerro sus ojos y aparto sus manos de las de el para poder abrazarlo por la cintura y luego ella acerca su boca a la de el y se hunden en un largo y apasionado beso. Sus lenguas se enrollaban en sus bocas, ambos tragaban las salivas del otro, los dos trataban de succionarse. Fue un beso largo lleno de pasión y amor.

-Estoy enamorado de ti Florencia, no me importa que seas mi tía ni la edad que tengas, lo único que me importas eres tú.

-yo también estoy enamorada de ti mi rey, no pude evitar enamorarme de ti, te quiero mucho, te amo mi vida.

-yo también te amo y quiero que seas mí mujer.

Ring, ring, riiinnnggg. Tocan el timbre de la casa.

-¿pero quien podrá ser a estas horas?

-No lo se, pero son muy oportunos. Le dice Dante con un divertido sarcasmo, aunque esa interrupción no le agradó para nada.

-tendré que ver quien es, ya vuelvo mi rey.

-Yo te acompaño.

Cuando por fin la había conquistado, a su hermosa tía, paso lo que nadie nunca se hubiera imaginado. Llega la hermana de Florencia (y tía de Dante) a visitar a su hermana o lo que es igual, a interrumpir a su hermana. Tanto Dante como Florencia, esa inesperada sorpresa no les agrado lo mas mínimo, estaban a punto de desatar todo su amor y pasión y llega esta hermana a estropearlo todo y no solo llega ella sola, sino que viene también con su esposo y sus dos niños. Flavia dos años mayor que Florencia es una mujer muy alegre y alborotada, su esposo Matías de 46 años es simpático y bien parecido con una voz fuerte y sus dos niños, Gabriel de 10 años y Guillermo de 11, ambos traviesos e inquietos.

-Flavia que sorpresa ¿Por qué no me avisaste que venias?

-¿Por qué crees que no te avise? Pues para darte la sorpresa mujer.

-Hola Matías ¿Cómo estas? Tiempo sin verte.

-No mejor que tu, eso esta claro, estas preciosa Florencia.

-Hola Dante cariño, ¿Cómo la estas pasando aquí con tu tía?

-Muy bien tía, muy bien.

Pasaron todos a la sala, se pusieron cómodos y se dispusieron a charlar un buen rato.

Continuara