Veinte días - 2

Por fin tengo a Carlos para mi solita con calma, en una cómoda habitación de hotel… Disfruto con mi amante como hace años que no lo hacía.

VEINTE DIAS

2 – ENTREGANDOME A MI AMANTE

Por la mañana cuando me levante comprobé que Diego ya se había marchado a trabajar, dejándome el desayuno preparado como siempre que él se iba antes. Mientras tomaba el café antes de irme a trabajar, empecé a rememorar el día anterior, dos días antes había descubierto que me marido me engañaba, ayer lo termine de confirmar y en ese mismo día le había puesto los cuernos con tres hombres distintos, entregándome incluso a dos de ellos a la vez.

Por increíble que pueda parecer, aunque efectivamente había disfrutado mucho de las experiencias y había gozado como una loca, no acababa de estar satisfecha conmigo misma, era una sensación extraña la que tenia. Una sensación que de momento era incapaz de determinar a que era debida, supongo que es algo que suena extraño, pero así era en esos momentos. Esa misma mañana debía de quedar para el viernes con Carlos, de verdad que me apetecía estar con él, volver a sentirle dentro de mí, sentir ese enorme aparato en mi interior, rompiéndome, haciéndome alcanzar otra vez el cielo. Es increíble, simplemente con estos pensamientos me estaba empezando a mojar, decidí que lo mejor era dejar de fantasear, irme al trabajo y concentrarme en este para evitarme problemas.

Esa mañana acudí de nuevo al trabajo vestida como normalmente lo hacía, a la hora del descanso para el café estuve charlando con Carlos un momento, quedando para el viernes por la tarde, en voz baja le prometí que no se arrepentiría, que tenia muchísimas ganas de entregarme por completo y sin restricciones a él, maliciosamente pude observar como en su pantalón empezaba a surgir un enorme bulto. Cuando me separe de él vi como intentaba disimularlo y se iba en dirección al servicio de caballeros, por un momento me sentí tentada de ir detrás, pero me contuve.

Por favor no penséis que era por algo del estilo a tener miedo de que mi marido se pudiese enterar, me estaba engañando así que eso me importaba un cuerno, pero lo cierto era que sabia positivamente que si nos pillaban a él le verían como a un héroe que se había tirado a semejante yegua que dirían, pero a mi posiblemente me cargaran con un tipo de fama de la que luego era imposible deshacerse, y lo último que en esta situación me faltaba eran problemas en mi trabajo, aunque lo de liarse con un compañero tampoco decía nada a favor de mi inteligencia, pero como se suele decir en este caso el mal ya estaba hecho.

Esa misma mañana una de mis compañeras vino a mi mesa con una lista en mi mano y me pregunto si asistiría, dado que en ese momento no me acordaba a que se refería la pedí explicaciones, entonces me recordó que una compañera de otro piso se casaba y entre todas estaban preparándola algo para la despedida de soltera… cena, juerga, boys… Que sería el sábado de la semana siguiente. No es que estuviera como para juergas con el maremágnum de pensamientos y decisiones que debería de tomar sobre lo que estaba pasando en mi vida, pero pensé que no me vendría nada mal salir con las compañeras a divertirme por divertirme, así quizá lograra que por unas horas me olvidara de todo, y que nadie piense mal por lo de los Boys, delante de mis compañeras no se me ocurriría salirme del tiesto ni de broma. Si alguna se despendolaba y luego alguien lo cascaba en el trabajo, pobre de la que se hubiese ido de madre….. Es triste pero todavía la sociedad es así de machista, si un tío se despendola con una stripper seria un héroe pero nosotras…..

Esa tarde me fui para casa porque tenía cosas que hacer en ella, estuve toda la tarde la mar de tranquila, al día siguiente fue más de lo mismo con la salvedad de que por la tarde estuve de compras, me compre un modelito nuevo para estrenarlo con Carlos. Pensaba estar divina de la muerte para él, ya que iba a hacer las cosas por lo menos iba a hacerlas bien. Con Diego todo normal, lo que por un lado me resultaba frustrante, era indignante ver cómo podía ser tan cínico conmigo, si no supiera nada desde luego podría estar pegándomela durante años sin que me enterara. Se había mostrado igual de cariñoso que siempre, todo igual que siempre, incluido irnos a la cama sin hacer el amor, pero en este caso no me importo no tener sexo, porque al día siguiente tendría ración triple de él. Me seguía resultando increíble como parecía que no pasaba nada con él, y si, es cierto, yo estaba empezando a actuar igual que él, con el mismo cinismo.

El viernes cuando salí de trabajar me encontré con que había quedado con Carlos para bastante más tarde y tenía un tiempo que matar en el que no sabía qué hacer, sin saber muy bien como ni porque, termine sentada en el bar del hotel donde Diego se veía con la rubia. La vi entrar a ella, pedir habitación para después dirigirse al teléfono público y hacer una llamada de segundos, a los pocos minutos apareció Diego que paso a toda prisa en dirección al ascensor, al que llamo y cuando se abrió se introdujo en el, cerrándose detrás las puerta. No sabía muy bien qué coño estaba haciendo allí sentada, que se supone que esperaba obtener, solo servía para hacerme más daño, mire mi reloj y vi que yendo con paso calmo podía llegar a mi cita con mi amante sin prisas, con tiempo de sobra. Me levante mientras notaba que de mis ojos pugnaban por salir algunas lágrimas, lágrimas que contuve enfadada conmigo misma por mi propia estupidez.

Cuando llegue donde quede con Carlos este se había adelantado y me estaba esperando, tomamos un bocado suave y nos dirigimos al hotel en el que Carlos había reservado una habitación para nosotros. Subimos a la habitación y entramos dentro, cuando llegamos junto a la cama nos empezamos a desnudar mutuamente, despacio, sin prisas, besándonos y acariciándonos, tuve el placer de ver su cara cuando descubrió el modelito que me compre para él, como me devoraba con los ojos y lo que no eran los ojos. Como un bulto empezaba a surgir en su entrepierna, para cuando nos quedamos completamente desnudos yo ya estaba completamente empapada y entregada a mi amante.

Lentamente y sin dejar de besarme me tumbo sobre la cama, echándose el a mi lado, cuando intente incorporarme para montarle me lo impidió, me dijo que teníamos tiempo, que no era la oficina donde nos podían pillar, que aquí quería disfrutar de mi y que yo disfrutara de él. No me había esperado esto de él, me esperaba que me tratara rudo, tirarme en la cama follarme a lo bestia para cuando termináramos vestirnos e irnos los dos cada uno para su casa. Sin embargo estaba siendo delicioso, delicado y tierno conmigo, haciéndome el amor, no limitándose a follarme.

Cuando note que sus labios llegaban a mi sexo maniobre para poder hacer un 69, inclinándome sobre su pene que estaba ya con un tamaño impresionante, me lo metí en la boca, empezando a jugar con la lengua en el. Mientras podía sentir sus labios y su lengua jugando con mi coñito, pasando por todo lo largo de él, mordisqueándomelo con suavidad, me estaba poniendo a mil. Seguía succionando su pene, lamiéndolo a lo largo, metiéndomelo en la boca para arañarlo con los dientes cuando entraba o salía, provocándole gemidos cuando lo hacía. Sentía también como su lengua se introducía en mi interior, jugando, moviéndose, haciéndome llegar descargas rítmicas de placer, sabía que en cuanto se centrara en mi zona más sensible no duraría nada, así que me esmere en su pene, en intentar que descargara en mi boca antes de que yo me corriera en la suya. Al final perdí, cuando sentí llegar el orgasmo tuve que abandonar su pene, no pude aguantar y me desplome sobre mi espalda mientras jadeaba, gemía y me convulsionaba de placer.

Estaba jadeando agitada tras el esfuerzo del orgasmo cuando le sentí trepar con sus labios por mi sudoroso cuerpo hasta llegar a mis pezones. Estos los tenía ya completamente sensibles, respondían a sus labios, a su lengua enviándome oleada tras oleada de sensaciones, temiendo no aguantar más le cogí por la cabeza y lo subí hasta mis labios para poder besarle. En ese momento lo sentí colocarse encima mío, sentí como su pene se apoyaba en la entrada de mi intimidad, como empezaba a penetrar en mi interior, no pude evitar arquearme de placer, al sentir esas sensaciones que mi cueva me trasmitía al penetrar su herramienta en su interior. Poco a poco se fue introduciendo, mientras yo me mordía los labios para evitar gritar de placer, para evitar parecer una perra en celo montada por su macho, lentamente llego hasta el final, entonces empezó a bombearme rítmicamente, el único ruido que martilleaba en mis oídos era el de sus jadeos y mis gemidos. Entonces entrelace mis piernas en su espalda buscando con ello que sus penetraciones fueran más profundas en mi interior, así permanecí, como ida, hasta alcanzar mi esperado orgasmo, mis piernas se relajaron y cayeron de su espalda quedando en su antigua posición…. Sentí como me derramaba alrededor de su polla, como escurrían mis jugos por mi perineo hacia mi culito. Carlos no dejo en ningún momento de bombearme buscando su orgasmo, otra vez volví a alzar mis piernas para la misma acción que antes, esta vez mi orgasmo llego más pronto, como una ola, brutal, arrollador, intenso… cuando pensé que su intensidad cedía sentí como él se derramaba en mi interior, como su semen chocaba como mis paredes, como me rebosaba hacia el exterior, en ese momento alcance un nuevo orgasmos, más leve, más suave, mas placido que los anteriores, pero igual de increíble.

Quede desmadejada sobre la cama con Carlos sobre mí, ambos jadeando por el esfuerzo. Cuando me recupere le obligue a tumbarse mientras yo bajaba hasta su pene, metiéndomelo en la boca, no pare hasta dejarlo brillante y duro otra vez. Entonces aunque un poco machacada me puse a cuatro patas, alce mis caderas para dejar expuesto mi culito a sus ojos, y moviéndolo suavemente de un lado a otro le incite con ojos de loba a que hiciera algo con él. Vi como se relamía, se chupaba dos dedos de su mano y empezaba a masajearme el agujerito de mi culo. Me lo empezó a dilatar aunque yo le pedí que se lubricara la polla con mis propios jugos y me la metiera sin compasión. Me pregunto si era mi primera vez, yo le dije que no, que ya lo había practicado incluso antes de casarme con mi marido, pero que hacía muchos años que no con algo tan enorme como la suya. El entonces me dijo que primero era mejor despacito para que me acostumbrara, que una vez dilatado para su aparato las próximas si quería podría ser tan violento como quisiera, entonces me dolería mucho menos, ahora si lo intentaba me destrozaría para varios días.

Cuando por fin considero que estaba lista empezó a introducirme su herramienta en mi culito, me hacía daño, de hecho bastante daño, no pude evitar suspirar de alivio al pensar en lo que quería que me hubiera hecho, sin duda me habría reventado viva. Tardo más de quince minutos en estar completamente enterrado en mi interior, sus veintitrés centímetros estaban dentro. Lentamente empezó a moverse, mientras yo dirigí una de mis manos a mi sexo para masturbarme, mientras el empezaba a embestirme cada vez con más rapidez, pero sin abandonar una cierta suavidad. Cuando el dolor dejo paso a las molestias, y estas por fin al placer le pedí a Carlos que por favor me diera más fuerte, más duro, que estaba sintiendo un placer enorme. Entonces supongo que por mi petición Carlos se desboco, empezó a embestirme con saña, cada vez más duro, mas fuerte… al punto de que tuve que dejar mi coñito para poder usar la mano y ayudar a la otra a sujetarme, parecía que pretendiera empotrarme contra el cabecero de la cama.

Si la vez anterior cuando me perforo el coñito había medio contenido mis gritos y jadeos, en este caso me resulto imposible, estaba gozando como una burra, sentía mi culo ardiendo, estaba recibiendo como calambrazos de placer de su interior, estaba al borde del orgasmo, cuando este llego me derrumbe por completo sobre la cama, Carlos siguió embistiendo unas pocas veces mas antes de vaciarse en mi culito. Ambos estábamos exhaustos, destrozados pero satisfechos. Cuando recuperamos el aliento nos metimos ambos en la ducha, enjabonándonos mutuamente, antes de terminar me agache y le hice una última mamada, tragándome la poca leche que fue capaz de escupir. Nos despedimos hasta el lunes, en que le volví a citar para otro encuentro, nos besamos y nos fuimos cada uno para nuestra casa. Había disfrutado con Carlos del sexo como hacia muchísimo tiempo que no hacía.

Esa noche cuando Diego llego se acostó enseguida otra vez, nada mas cenar me dio un beso de despedida en los labios, me dijo que me quería y se marcho a dormir. Desde que yo llegue a casa hasta que Diego llego pasaron apenas dos horas, dos horas en las que había estado preparándome para cuando esa noche quisiera hacerlo y se diera cuenta de cómo estaban de dilatados mi coño y mi culo. Había estado tensa, sabiendo que este sería el día que marcaria el fin de mi matrimonio, el momento en que todo saldría a relucir, su infidelidad y mi venganza, sin embargo se había ido a la cama sin más. Me di cuenta de que estaba temblando, no sabía muy bien porque pero estaba como asustada.

El fin de semana transcurrió con absoluta normalidad, bueno si al estar Diego todo el día y toda la tarde de ambos días con el portátil, encerrado en su despacho sin hacerme ni puñetero caso. Cuando le preguntaba si pensaba que saliéramos por ahí o algo solo me miraba para responderme que tenia muchísimo trabajo, tras lo cual volvía a enfrascarse y olvidarse de mí por completo. Para colmo el domingo cuando se acostó me pidió perdón por no poder satisfacerme ese fin de semana debido a la acumulación de trabajo, me dijo que si quería usara a Fede, que él lo sentía mucho pero que no me preocupara que me lo compensaría con creces, me dio un beso apasionado en la boca y se echo a dormir tan campante…..

Me tuve que levantar de la cama para evitar matarlo, el muy cabròn me estaba engañando con esa puta rubia siliconada, normal que no tuviera fuerzas para nada, si ya de por si era un flojo…. Un bueno para nada, un picha floja, un….. Y encima me mandaba a que usase el consolador, a Fede, pero será cabròn, hijo de p….. No os hacéis una idea del cabreo que me pille en ese momento, bueno creo que por lo anteriormente expuesto si os la hacéis, si. Antes creo que para que todo sea tomado en su justa consideración, debo de decir que no es que Diego fuera un flojo, un picha corta, o…. etc, todo esto era debido al cabreo, las cosas que echamos por la boquita sin pensar cuando nos enfadamos, y a mayor enfado mas burradas salen de nosotros.

Una cosa si tenía clara, desde luego a Fede no pensaba usarlo, al fin y al cabo al día siguiente tendría otra cita con Carlos, que me dejaría más que servida, el martes volvería a tenerle otra vez para mí también, así que iba a disfrutar de los dos próximos días de ese macho como una autentica perra. Además que visto lo cínico que era Diego me dije a mi misma que si podía, quería y me gustaba algún tío desde luego no pensaba echarme para atrás a la mínima que pudiera echarle el guante sin correr excesivos riesgos.

CONTINUARA