Vecinos

Un encuentro inesperado con mi vecina de enfrente.

Somos vecinos, y aunque nos hemos visto a través de la ventana del patio docenas de veces, jamás hemos hablado ... Sin embargo, yo se que tú me observas. Lo se porque yo me dejo observar. Cuando dejo entreabierta la ventana del baño, después de ducharme, y distraidamente me seco, desnudo, se que tú me observas parapetada detrás de la cortina. Tú tambin buscas esos "encuentros", cuando paseas en ropa interior en la penumbra de tu cocina a picar algo a última hora de la noche, asegurndote de que al otro lado hay una sombra observndote... o quizs sean solo imaginaciones mías, y tú ni siquiera hayas reparado en mi existencia.

Fue por eso por lo que el otro día, de manera absolutamente intencionada, cuando salía de la ducha, me puse a juguetear con mi chica... me pregunto si la viste mientras me chupaba, lamiendo lentamente mi polla... me pregunto si te hubiera gustado que fuera tu lengua la que la lamiera... Qu lástima que mi chica cerrara la ventana... verdad?

A medida que pasa el día pienso más y más en tí... hoy podría ser el día. Mi chica está fuera, de viaje, y estoy decidido a comprobar si son solo imaginaciones mías. Por eso repito mi ritual particular, la ducha, la ventana entreabierta, observando con el rabillo del ojo el movimiento detrás de las cortinas de tu casa, y justo antes de salir del bao, miro, sonriendo, hacia tu ventana...

Lo que viene a continuación es algo que no esperaba. A los 5, quizás 10 minutos, suena el timbre de la puerta. Aún estoy en albornoz, y me sorprendo al verte por la mirilla. Abro la puerta, sorprendido, aún excitado por el pequeño número exhibicionista que protagonicé hace apenas unos minutos.

La excusa, tu excusa, es un enchufe de la cocina que me pregunto si no habrás estropeado adrede. Hoy es domingo, y rompiste con tu novio, -además el estúpido de el no sabría arreglar una peonza-, así que era preguntarle a tu vecino o llamar a un electricista de un servicio 24 horas que te cobrará un dineral, y te decidiste a pedirme que te eche una mano con la mejor de tus sonrisas y una invitación a comer...

Te digo que si puedes darme un minuto, necesito cambiarme. Tu asientes, y me dirijo hacia mi habitación, mientras continuamos hablando, la casa, los muebles, los precios... He dejado la puerta de la habitacin abierta, en parte para oirte, y en parte invitndote secretamente a entrar. Estoy secándome, de espaldas a la puerta, y te delata un reflejo en el cuadro que tengo enfrente. Lentamente me giro, dejando caer el albornoz al suelo. Tú estás contemplándome, inmóvil. Apresuras un gesto de forzada verguenza, una medio sonrisa, y yo simplemente me acerco a tí, lentamente. "Me gusta tu tatoo", susurras, mientras yo sigo caminando hacia tí, hasta que estamos completamente pegados, el uno al otro, sin decir una palabra. Cojo tu mano, y la paso por mi cintura, hasta que me abraces, mientras sientes como la presión de mi entrepierna crece en tu vientre. Te beso, sin una palabra, un beso húmedo y profundo, al que te entregas, mientras bajas la mano hasta mi culo, para arrimarte aún más a mi cuerpo.

"así que sí que me espiabas", susurro, mientras beso tu cuello y voy desnudndote... Tú te ríes nerviosa, mientras dices que tú también te has dejado observar. Para cuando te he desnudado hasta dejarte solo en ropa interior, te tiendo en la cama. Cogiendo el cinturón de mi albornoz, lo paso entre tus muñecas y las ato a la cabecera de la cama. Tú, indefensa, mientras mi boca recorre la piel de tu vientre, saboreando tu piel, descubriendo tus pechos y mordisqueando suavemente tus pezones que piden a gritos ser acariciados. Mientras, te pregunto si te gusta observar, y tu asientes con un gemido de satisfacción. Me coloco sobre tí, a horcajadas, mi polla acariciando tu vientre, mientras me masturbo, para tí. Paseo mi polla, excitada, por tus pezones, tu cuello, tus mejillas, hasta llegar a tus labios, de los que asoma tu lengua, deseosa, cálida, mientras juega con la punta de mi capullo. La introduzco despacio en tu boca, mientras rodeas mi miembro con tus labios y lo succionas ávidamente, saboreándolo como un dulce. No quieres parar, pero lo retiro de tu boca, mientras me echo hacia atras y sujetándote de la cintura, restriego mi polla por los labios de tu coñito, cálido y húmedo, tanto que creo que me voy a abrasar. Separo tus labios con una mano, mientras mi polla se va hundiendo lentamente, arrancándote un gemido largo y profundo.

A medida que sigo movindome, tus gemidos se hacen más intensos, me pides que siga, que no pare de moverme. Te libero de tu atadura, para cambiar de posición. Ahora soy yo quien está debajo, disfrutando de la vista de tus tetas, moviéndose rítmicamente al tiempo que me cabalgas como una potra desbocada, mirándome a los ojos con una cara que es puro deseo. Mueves tu culo en círculos, el culo que yo sujeto clavando mis dedos. Tomas mi mano y te llevas un dedo a la boca, y luego, vuelves a ponerlo en tu culo, dirigiéndolo, para que lo introduzca en él, mientras arqueas la espalda y yo siento como se me viene tu orgasmo encima. Me muevo más y más rápidamente mientras siento como te corres, y en ese mismo momento siento como un latigazo de arriba abajo me atraviesa el cuerpo, estoy a punto de correrme y tú lo notas, te apartas de mí, solo para recibir en tu boca, en tus tetas, mi corrida caliente que te atraganta mientras la lames, golosa, sacudiendo mi polla hasta que no dejas una sola gota....