Vecinita despechada 8. Seguimos con su amigo.
Despacito porque María seguía algo agarrotada con la doble intrusión fui avanzando hasta meterla entera. Me quedé quieto, sentía ese culo que me fascina de mi vecina y la polla de su amigo haciendo presión en la mía. Menuda fiesta!.
Me comía las tetas de María como si fuera mi última cena, mi mano ya pajeaba directamente a Diego y él me masajeaba mis huevos mojados por mi propio pre seminal y restos de las anteriores corridas. Los oía gemir muy suave a ambos, uno a cada lado de mi. María me separó un poco de sus tetas y se agachó entre mis piernas, al verla Diego hizo lo mismo.
Allí estaba yo, sentado en la cama y mi vecina y su amigo arrodillados luchando por conseguir espacio para meter su cabeza y comerse algo de mi. María se había apoderado de mi polla y la chupaba con fruición, Diego lamía algo su base y alternaba con mis huevos mientras me acercaba un dedo apretado entre la cama y mi culo para llegar a mi ano. Ese dedo entró con facilidad, mi esfínter continuaba dilatado por la follada momentos antes y además la misma leche de Diego que aún salía de mi lubricaba la operación. Yo con ambas manos sólo podía acariciar sus cabezas a modo de aprobación de todo lo que hacían.
Nos pusimos de pie los tres sin decir nada, nos acercamos y por primera vez en mi vida participé en un beso a tres bocas. Las tres caras pegadas unas a otras y las lenguas saliendo a encontrarse. Tanto la polla de Diego como la mía estaban duras y rozaban el vientre de María, que al notarlas se separó y dijo:
- Bueno, como os veo en forma de nuevo quiero que me folléis los dos a la vez. Pero suavecito que nunca me han metido dos pollas eh?? jejejejjee
Sonreímos, hubo un par de segundos de duda sobre como ponernos pero fue María la que tumbó a Diego en la cama boca arriba. Posteriormente se subió a horcajadas sobre él y con delicadeza apuntó el nabo a su chochito y se sentó suspirando. Con un movimiento de cabeza me llamó más cerca y subí a la cama de rodillas.
Me concentré en mirarla primero, me encantaba el cuerpo de María con esos tatuajes. Al montar a Diego cara hacia él, yo veía su culo meterse esa polla y los tattos de lacitos en sus piernas bajo su culo, por los muslos aparecía algún reflejo fruto de fluídos de la sesión de sexo que llevábamos, y como llamando más mi atención María sin dejar de follar a su amigo se abrió las nalgas con ambas manos para que viese bien ese ano tan rico y su raja toda abierta.
No lo pensé más, mi pene pedía a gritos follar de nuevo. Tambíen me puse a horcajadas sobre diego detrás de Ella, apunté a ese ano de mi vecina preferida y comencé a penetrarla. A la primera no quiso abrir y un pequeño sollozo de ella me avisó de que debería lubricarla algo más. Me agaché y la lamí, toda esa hendidura de amor, mi saliva la mojaba entera recreándome en su orificio anal. Chupé, escupí, metí un dedo y luego dos. Ya estaba listo. Volví a mi posición inicial y haciéndolos parar un poco su follada para poder apuntar de nuevo, metí la cabeza del glande.
Ahí me dí cuenta de que no era la lubricación lo que había fallado antes, si no que al tener la polla de Diego metida en el coño la piel se estira y le da menos margen de acción a la zona anal. Seguí empujando, María gemía alto "Cuidado!! cuidado que me vas a romper!!!, pero sin pausa continué metiendo polla en ella. Algo más de polla entró y entonces sentí como se me aprisionaba por la polla de Diego al otro lado del tejido, y al seguir metiendo oí como Diego suspiraba más alto. Joder, follarla los dos a la vez iba a dar más placer de lo que había imaginado, todo el conjunto se apretaba unos a otros.
Despacito porque María seguía algo agarrotada con la doble intrusión fui avanzando hasta meterla entera. Me quedé quieto, sentía ese culo que me fascina de mi vecina y la polla de su amigo haciéndo presión en la mía. Menuda fiesta!.
Tanto él como yo comenzamos a movernos y a penetrarla, Ella estaba como colapsada, no gemía pero cerraba los ojos abriéndo la boca sin emitir sonido aún. Estaba colapsada sintiendo que la iban a partir en dos, ni siquiera podía articular las piernas ni mover la cadera, su cuerpo estaba siendo hackeado a nivel del sistema nervioso, sólo podía mantenerse quieta mientras sus músculos vaginales y anales se adaptaban al brutal ataque. En internet todo parece más fácil, pero en la vida real con una chica de cintura estrecha... Aunque el placer era indescriptible.
Comencé a dar embites más fuertes, mi polla pedía guerra y María se lo había buscado, en cuanto Diego notó como mi polla dentro de ella masajeaba también la suya, me siguió con la follada, María ya había empezado a emitir gemidos, ya se le veía regresar a la tierra y con los ojos cerrados intentaba seguirnos el ritmo de los pollazos. Era espectacular el gusto que da follar así, mi polla estaba presionada por todo ahí dentro, y los movimientos de Diego me mataban de placer, tuve que decelerar algo el ritmo porque se me iba a descontrolar la corrida, pero hizo falta que me concentrase a tope por los movimientos del amigo que seguían estimulandome.
María se corrió como una cerda, yo diría que más que por la follada fue por el morbo de verse empalada doblemente y la variación de sensaciones en sus bajos, se corrió gritando como desahogando el colapso anal-vaginal que su cuerpo acumulaba. Yo entre sus gritos exagerados y la presión en mi polla me quedaba prácticamente quieto para no correrme pero los movimientos de los otros dos me seguían poniendo al borde del orgasmo. Enseguida oí como Diego me dijo "¡Vamos Toni, rellenemos a María los dos a la vez!! y entre jadeos comenzó un movimiento al follarle el coño super bestia, casi la levantaba en el aire con cada penetración y hasta mi cuerpo comenzaba a saltar sobre ella de los rebotes.
Como ví que no iba a poder aguantarme hice lo mismo, dejé de agarrotar los músculos aguantándo la leche e imprimí un movimiento a tope de mis fuerzas follándole el culo a mi vecina. Los sonidos de choque con su piel eran hasta escandalosos, la cama crujía a punto de partirse, María ahora se tapaba la cara con una mano y con la otra se apoyaba en la cama para no salir despedida, gritaba sin saber si era de dolor o placer. Mi polla a punto de reventar dejando ese ano totalmente abierto sin que casi notase la fuerza del esfínter y por dentro en el tronco podía sentir los pollazos de Diego que estaba como loco penetrándola muy rápido y totalmente fuera de sí.
Y me llegó. Me corría, la leche inundaba todo el conducto de mi pene hasta explotar en la salida rellenando a María, por su parte Diego se derramaba a la vez invadiendo todo su útero con su semen joven y vigoroso, María gritaba sin piedad... El orgasmos casi nos mata a los tres, hasta podría confirmar como noté la polla de Diego escupir leche en el coñito mientras yo le rellenaba el culo... Majestuoso, impresionante el cúmulo de sensaciones.
En cuando los últimos chorros de leche de nuestros huevos se introdujeron en ella, caímos recostados unos sobre otros, yo sobre María y ésta sobre Diego, con las pollas aún metidas en ella. Todos respirábamos con dificultad, mis latidos a 300 por hora y en el pecho podía sentir los latidos iguales de Ella. Comencé yo a quitarme de encima estirándo un poco de mi pene para sacarlo de su ano, y luego María se tiró al lado de Diego en la cama quedándo boca arriba, con la boca abierta aún recuperando el aliento y tranquilizándo su agarrotado cuerpo. Diego ni se podía mover, quedó como estaba boca arriba en la cama cogiendo aire como nosotros.
Yo no quería tumbarme, así que tras estar un minuto de pie me senté en el borde del jacuzzi cerca de la cama mirándolos. La imagen era superior a muchos videos porno de internet, María tumbada con las rodillas en alto y sus pies apoyados en la cama, tenía toda su ingle en mi campo de visión. La piel rosa de su vagina y el negro de sus tatuajes del ombligo contrastaban con el blanco intenso de los fluídos que se derramaban desde su coño y de lo profundo de la raja del culo. Todo caía a la cama que se estaba poniendo perdida de semen.
A su lado Diego boca arriba, las piernas ligeramente separadas con esos huevos depilados en medio visiblemente blandos, la polla toda empapada en varios líquidos reposaba de lado mientras se retraía el glande dentro de la gran piel de su pene quedándo totalmente oculto dentro de éste en un par de minutos. Bajo sus huevos la oscuridad de su raja anal pero con brillos debido a los fluídos de los tres al resbalar y caer sobre él.
No es que tenga superpoderes ni mucho menos, pero esa estampa desde mi asiento en el jacuzzy me estaba calentando la mente de nuevo. A mi edad no suelen ocurrirme estas cosas sin un descanso entre medias, pero la novedad de la situación y el placer que me estaba dando el compartir a mi vecina con ese chico de 22 años y todo depilado me animaba bastante.
Sin decir palabra y sin saber muy bien con que objetivo me levanté y arrodillé en la cama al lado de Diego, cogí su polla totalmente flácida y mojada y me la metí en la boca. Los dos se asombraron, no se lo esperaban y yo casi tampoco. Le lamí desde la base hasta la punta ya que al haber perdido su dureza me cabía entera en la boca. Limpié todos los restos de fluidos que tenía y la saqué completamente limpia.
Puede que fuese porque sabía que iba a tardar mucho tiempo en volver a tener una experiencia así en trío y con otro chico, o porque me apeteció, no lo sabría decir con seguridad, pero al notar que mi limpieza le había dado algo de vida a esa polla flácida (noté que algo se endureció), comencé a pajearlo lentamente y como pude me metí sus huevos en la boca.
María se incorporó para ver el espectáculo.
María: - Joder Toni, como estás hoy... a mi me duelen todos los agujeros pero quiero ver como os correis otra vez si podéis.
YO: - Claro amor, pues mira y disfruta.
Diego sólo permanecía atento a mi masaje, en cuanto chupé sus huevos noté como el tronco de su polla comenzó a engrosar. Ahí tenía lo que quería ver, si yo me ponía cerdo estaba claro que un chico con 20 años menos que yo podría hacerlo. Pasé a comerle la polla de nuevo, ahora él se incorporó quedando sentado en la cama y sin perder detalle de lo que le hacía. A la vez con mi mano libre me pajeaba ya que aunque estaba excitado el palizón de mi pene le dificutaba la erección pero venía en camino.
Estuve unos 10 minutos lamiéndolo entero, su polla ya totalmente dura apuntaba al techo y la mía ya había encontrado su dureza. Diego suspiraba pero no quiso seguir con esa pauta y se levantó para ponerse a cuatro patas sobre la cama indicándome que quería follada de culo. Le escupí y con el dedo se lo restregué por el ano, directamente mi polla lo pauntaba de nuevo y mirándo a los ojos de María que estaba sentada con un cigarro encendido en la mano y sonriéndome, se la metí de un tirón.
Ahí Diego soltó un bramido, quizá lo enculé demasiado fuerte para ser el primer embite, no me importó. Comencé a penetrarlo duro y con prisas, tras tantas corridas podía hacerlo perfectamente sin correrme si yo no lo forzaba. Él parecía algo agotado también por la mañana que llevábamos y sus suspiros enseguida comenzaron a ser entre dolor y placer, notaba sus huevos golpeándo los míos con mis empujones. Le rompí el culo sin miramientos, casi con la misma fuerza que le había dado a María en ocasiones anteriores, su ano me apretaba bastante pero mi polla iba y venía con fuerza rompiendo cualquier resistencia de su piel.
María se levantó y se acercó a mí, con el cigarro aún en la mano comenzó a acariciarme el pecho, los pezones, el culo, me metía mano por todas partes. Yo con una mano tiré a tocarle la vagina pero me detuvo "espera, lo tengo todo escocido... dejemos los agujeritos descansar por hoy..." pero seguía metiendome mano. En un momento dado y supongo que al oir los quejidos de Diego, María agachó un poco la cabeza y escupió algo de saliva en su raja del culo por donde yo le estaba dando de lo lindo. Volvió a sentarse al lado nuestro acariciando a su amigo sin perder detalle de la follada.
A los 10 minutos de darle fuerte Diego me hizo parar, le estaba destrozando el ano. Con las pollas duras los dos se me ocurrió algo nuevo (seguramente algún recuerdo de videos de internet) y sentándome en la cama crucé mis piernas con las suyas a modo de tijera y con las pollas pegadas una a la otra. Los huevos de ambos se tocaban y debo decir que daba cierto gustillo también. Ahí María sí quiso participar y acercándose rodeó ambas pollas con las manos y las pajeó como si fuesen una.
Poco tardamos, en cuanto la mía comenzó a escupir leche la del amigo como por contagio se corría también. Ya no salía tanta leche como en las anteriores veces pero lo suficiente como para sentir por el tronco el calor de su semen junto con el mío y la humedad cayendo hacia nuestros huevos mientras María seguía masajeándonos cada vez más lento. Ahora sí estaba destrozado y Diego también.
Los tres habíamos llegado al límite de nuestros cuerpos. La experiencia que había comenzado con las inquietudes de mi vecina nos había dado grandes placeres a los tres.
Nos ofreció ducharnos y Diego aceptó, pero yo viendo ya la hora que era preferí secarme un poco con una toalla y tras vestirme me despedí de los dos, quedándo con María que luego nos escribiríamos algún mensaje. Me fuí a casa y allí ya me duché más tranquilo sin fuerzas ni para hacerme la comida. Menudo día para recordar...