Vecinita despechada 6. La ventana

Ella mueve su cabeza hacia atrás, con los brazos se asegura en la mesa. Su pierna izquierda reposa aún en esa silla dando accesibilidad a ese coñito caliente y yo pegado a ella la penetro suavemente como sé que le gusta comenzar.

El café estaba caliente. Mi mujer ya se había vestido para llevar a las niñas al cole y yo desayunaba tranquilo, esperándo mi momento de soledad para poder escribirle algo a María y quizá pasar a su casa. Debo admitir que estaba totalmente obsesionado con ella, ya todo lo demás era secundario para mí. Sabía que iba a estar sola hasta la tarde que vendría su novio y no quería desaprovecharlo. Ayer por la noche ese sexo violento que tuvimos me encantó. No soy mucho de sexo fuerte pero nuestros últimos encuentros estaban subiendo de tono muy rápido y descubrí que a ambos nos gustaba experimentar cosas nuevas y deshinibirnos totalmente. Lo cierto es que todo se paga, y cuando me metí en la cama con mi mujer ella hizo algún ademán de iniciar algo sensual para follar pero yo estaba destrozado y con los huevos muy vacíos por lo que me había hecho el dormido y ella no dijo nada.

Las niñas ya tenían las mochilas del cole puestas y se acercó mi mujer, me dió un beso y dijo:

  • Cielo, voy a llevarlas al cole pero luego vengo, que una compañera me va a cubrir el primer turno y hasta las 11 no hace falta que llegue al trabajo.

  • ... ah, osea que vuelves ahora? y eso??

  • bueno... últimamente no pasamos casi tiempo solos, así que por lo menos un par de horas te voy a tener solita para mí jejejjeje

Me dio un beso de nuevo y salieron de casa. Joder yo que quería ver si me podía pasar a la casa de la vecina... En fin lo entendí, Elena mi mujer estaba algo falta de sexo, menos aún de lo habitual por lo que quería que la follase en cuanto volviera. Y pasó lo que me temía que iba a pasar, whatsapp de María:

  • Buenos días hombretón, como estas??? voy a desayunar y luego te pasas a verme???

  • Hola Maria, pues era lo que tenía pensado pero mi mujer ahora viene y estará aquí hasta las 10:30 más o menos, así que si no te importa paso a tu casa en cuanto se vaya ok???

  • jooooo. bueno pues nada, espero a que me digas algo.

  • Lo siento guapa, pero ahora le ha dado porque tengamos un ratito a solas sin niñas, ya me entiendes...

  • Vaya! no puedes venir por su culpa y encima me va a quitar mi lechita caliente de por la mañana??? en fin... que sepas que estaré aquí sola con un tanguita diminuto por si luego aún te apetece venir a verme...jejejejeje ;)

  • Pues claro que iré!!!!. bsos!!

Me tomé tranquilamente el café viendo las noticias de la tv y enseguida llegó mi mujer. Dejó el bolso y las llaves y vino directa a mí.

  • Qué pasa?? ya no me deseas??? me ves mayor????

Me decía mientras se desabrochaba la blusa blanca que llevaba y sonriéndome. No dije nada, le cogí las piernas desde mi posición de sentado en el sofá y la atraje hacia mí. La verdad que mi mujer estaba muy buena, solo que últimamente tener sexo con una chica de 30 años te hace desorientarte un poquito, pero no tuve que fingir nada. Con las manos le fuí levantando la falda hacia arriba hasta ver su ropa interior, unas braguitas pequeñas blancas con encaje. Me cogió la mano y me llevó hacia la cocina.

Entramos, la cocina de mi casa es grande con una mesa para desayunar en medio y varias ventanas en la zona del fregadero. Me apoyó de pie en la mesa y se agachó de rodillas mientras me desabrochaba el pantalón del pijama. Mi polla salió a dar los buenos días y enseguida la cogió del tronco para pajearla y comenzar a crecer. Me dejé hacer, ella sabía perfectamente como actuar sin decirle nada. Poco duró sin metérsela en la boca y yo dejando mi cabeza caer hacia atrás disfruté de esas primeras sensaciones de succión cuando aún no la tienes muy dura y notas como se estira dentro de su boca. Enseguida cogió vigor y Elena ya tenía que mover la cabeza de adelante y atrás para recorrer bien todo el tallo con sus labios.

La miré por un segundo y me endurecí más, buenas piernas arrodilladas con su braguita blanca sexy que se perdía por su ingle, la blusa completamente desabrochada mostrándo sus grandes pechos mínimamente tapados por el sujetador blanco a juego del resto y que pronto debería arrancar. Ya me salían gotas pre seminales que ella degustaba sin pensar cuando levantó mi polla y comenzó a recorrer mis huevos desde su base hasta el inicio del tallo con la lengua... buffff como me pone eso.

Se levantó con mi polla en la mano y apartándome a un lado reposó su culo en la zona de la mesa donde yo estaba un segundo antes, subió una de sus piernas apoyándola en la silla más cercana y con la mano libre se apartó las bragas a un lado mostrándo esa vagina que llevaba años follándo. Quise recompensarla con un poco de juego previo y me agaché yo esta vez, me acerqué lentamente mientras la miraba a los ojos con la lengua lamí muy sutilmente esos dos labios carnosos que sobresalían de su vagina. Estaban húmedos, su flujo era ligeramente más espeso que el de María al que estaba acostumbrándome útlimamente. Mayor solera por la edad pero perfectamente apetecible como siempre.

Tras juguetear con esos labios vaginales un momento, directamente mi lengua va a buscar su agujero para saborearlo, húmedo y profundo. Largos lametazos recorren todos esos pliegues e hilos de ese néctar construyen uniones entre mis labios y los suyos. Ya suficientemente húmeda me levanto, ella me lo pide, y dirigiendo mi polla a ese agujero degustado segundos antes la penetro.

Ella mueve su cabeza hacia atrás, con los brazos se asegura en la mesa. Su pierna izquierda reposa aún en esa silla dando accesibilidad a ese coñito caliente y yo pegado a ella la penetro suavemente como sé que le gusta comenzar. Poco a poco voy acelerando mis movimientos y cada embite es más fuerte que el anterior, ahora la mesa se tambaléa y Elena ya grita con la libertad de que estamos solos en casa.

Con mi brazo derecho la rodeo por la cintura para afianzarla hacia mí y no separarla por los empujones, mi mano izquierda sujeta suavemente su pierna elevada en la silla. Le miro las tetas que ya totalmente libres porque el sujetador se ha plegado bajo sus pechos, me hipnotizan, me apetece tocarlas pero dada la proximidad de nuestros cuerpos no me es posible ahora mismo, y prefiero seguir penetrándola antes que separarme para pellizcarlos.

En un momento dado levanto la cabeza sin dejar de follarla y mi mirada pasa fugazmente por la ventana de la cocina... me parece ver algo. Dentro de mí pienso: "Toni no cambies la cara, te están observando..." y veo como a través de esa ventana la de la casa de los vecinos y por supuesto ahí está mi María, nos ha detectado y nos espía. Ella ve como la veo pero ni se inmuta. Parece algo seria pero tras mi sobresalto inicial presto atención y no está enfadada. Permanece atenta a cada cosa que nosotros hacemos.

Al darse cuenta de mi mirada parece que levanta un poco la mano para saludarme, me sonríe. Le gusta mirar... y mueve más el cuerpo hacia su ventana para que yo pueda darme cuenta de lo que hace. Se está masturbando mientras nos mira y lo más importante, quiere que la vea hacerlo. La ventana me permite ver su torso con su camiseta de tirantes y parte de su ombligo, no creo que lleve pantalones, quizá braguitas de esas que acostumbra. Su brazo derecho cruza su cuerpo hacia abajo, y por el movimiento del antebrazo se está restregando el coñito mirándonos. Alterna la sonrisa con caras de placer, a veces cierra los ojos pero los vuelve a abrir enseguida, no quiere perderse nada. Yo lejos de sentir vergüenza me caliento aún más. Elena no se entera de nada pero por si acaso sin dejar de follarla acerco más mi cabeza a la suya y con el brazo rodeo sus hombros para que no tenga posibilidad de girarse de repente. Mi mujer ya no puede verme la cara ya que reposa junto a la suya y yo no dejo de mirar fijamente a María.

Veo que mi vecinita y amante ocasional acelera su movimiento en su entrepierna, abre la boca un poco, conozco esa cara... se va a correr. Yo no puedo  evitarlo tampoco y acelerándo mis penetraciones de forma brutal y oyendo crujir la mesa de la cocina con los empujones me corro. No dejo de mirar a la ventana y oigo los gemidos de orgasmo de mi mujer que por lo mucho que me conoce sabe que mi leche está a punto de llenarla. Increíble, nos corremos los tres a la vez sin ni siquiera estar bajo el mismo techo.

Mi semen inunda a Elena, ella nota como se hincha su vagina con mi líquido y yo siento como ella se muere de placer con su orgasmo. Al mismo tiempo puedo llegar también a sentir el orgasmo de María, que ha cerrado los ojos unos segundos para disfrutar de su corrida mientras se agarrota apoyada en la ventana e inclina su cuerpo hacia delante. Pero no dura mucho en esa posición, levanta la mano izquierda con la que se daba placer y la acerca a su cara como para olerla mientras me mira, la huele y la coloca en posición de despedirse de mi y desaparece tras la cortina blanca del marco tras hacerme un guiño cómplice.

Mi mujer baja la pierna de la silla, yo saco mi polla de dentro de ella y nos besamos. Con la mano se cierra los labios de la vagina para que no caiga la leche al suelo y se escabulle hacia el cuarto de baño más cercano para limpiarse. Enseguida aparece de nuevo con la falda y abrochándose la blusa de nuevo, me da un beso. Se va al trabajo.

Yo me quedo de pie, en la cocina aún sin pantalones, mi polla aún escurre alguna gota de nuestros fluidos, luego la limpio. A mi lado está mi móvil que enciende la pantalla porque ha llegado un whatsapp pero en silencio tal como lo tengo configurado. Es María.

  • Menudo espectáculo guapo. En cuanto te quedes solo vente a mi casa que quiero saborear esa polla con el aroma de tu mujer...

Es Martes por la mañana, me dijo que me prepararía una sorpresa y no me la pienso perder!...Pero no va a hacer falta ducha para ir a la vecina...jejejeje.