Vecina Yola (1)
Un joven está siempre pensando en cómo será tirarse a su espectacular vecina. Pero por casualidad ve a ésta con una rubia de bandera. Ambas se internan en el bosque y nuestro protagonista las sigue...
Esta historia empezó un día que me encontré con mi vecina Yola en la gasolinera, nos saludamos y mantuvimos una pequeña charla.
Yola es una mujer de unos 36 años morena de mediana estatura, unos pechos no muy grandes pero firmes, delgada y con un potente culo, que no grande. Viste siempre de una forma un tanto provocativa pues siempre usa prendas muy finas que dejan adivinar todas sus formas y en varias ocasiones la había visto con faldas semi trasparentes que a trasluz dejaba ver su entrepierna.
Aquel día llevaba puesto un vestido de color crema muy fino de punto, marcando claramente unos pezones amenazantes, al moverse de un lado a otro mientras hablaba sus pechos se movían libremente por la ausencia de sujetador, cuando se fue a pagar la gasolina me di cuenta de su culo también flotaba libremente y pensé que debía de llevar tanga. Al rato nos despedimos y nos fuimos con nuestros respectivos coches. Yo no paraba de darle a la cabeza, aquella mujer me ponía a cien, hacía tiempo que le tenía ganas, incluso pensé en seguirla, pero al poco me di cuenta de que no me hacía falta, pues a unos 6 km. de la gasolinera en un restaurante de la carretera con un gran aparcamiento delate, vi a lo lejos el Jeep de Yola, estaba parado al lado de un deportivo amarillo, Yola en ese momento se bajaba del coche, enseguida pensé, marro, pero en ese momento del Porche se baja una mujer de bandera, rubia, alta, vestida con traje chaqueta, con mini falda y zapatos de tacón, se saludaron sonrientes, a todo esto yo pasaba por delate bastante despacio con mi coche y miraba de reojo, no le hubiera dado más importancia si no fuese porque la rubia al besar en la mejilla, claro, a Yola se quedó abrazada un instante acariciando el pelo negro de mi vecina, y al separarse retrocediendo un paso sin soltar el pelo y dando un repaso con cara de aprobación a Yola, me dio un flash, en aquella imagen, en teoría inocente había algo que no cuadraba. Me detuve un poco más adelante y disimule con mi móvil por si me veían, mientras la rubia y Yola se subieron al Jeep y pasaron por delante mío
Las seguí con prudencia, ellas se desviaron por un camino que atraviesa un campo de golf y va parar a la montaña yo que conozco muy bien la zona pues salgo en mountain bike los domingos por esa zona, tomé un atajo y fui a parar al final del camino, único sitio donde podían ir, una pequeña explanada verde muy frondosa. Llegaron a los pocos minutos, se bajaron del coche, caminaron hasta encontrase y empezaron a besarse, las manos de la rubia recorrían la piel de Yola y esta parecía volverse loca se la comía a besos y caricias mientras levantaba el vestido de Yola, no llevaba bragas y sus potentes nalgas estaban al descubierto, entonces la rubia que era bastante más alta que Yola la cogió en volandas y la subió encima del capó del coche, mi vecina con las piernas totalmente abiertas apretaba la cabeza de su amiga contra su sexo, la rubia con las piernas estiradas su culo en pompa y su minifalda reducida a la mínima expresión enseñaba la parte inferior de su culo a través de unas finas braguitas, las medias cortas dejaban apreciar al final una piel blanca. Desde mi puesto de observador la escena no podía ser más alucinante, yo estaba muy cerca de ellas, como a 6 metros, detrás de unos arbustos, podía ver y oír lo que pasaba, Yola se deshacía en suspiros, curiosamente mi vecina se dejaba hacer a pesar de que la rubia estaba mucho más buena, era más joven, más alta y mucho más espectacular.
Sin darme cuenta yo con la polla fuera y magreandomela cambie mi pie de posición apoyándolo en una piedra que no estaba muy fija, y sin remedio cayó haciendo ruido. La rubita ni se enteró pero Yola levantó inmediatamente la vista y me vio, con mi polla fuera pajeándome como un mirón. No dijo nada volvió a estirarse, yo pensé: qué raro, ¿de qué va esto?
Entonces avancé y me puse a menos de 2 metros de ellas, la rubia seguía comiendo el coño de mi vecina, yo sin más le puse la mano en su trasero, a lo que respondió con un grito, Yola se levantó al instante y nos presentó: Adam te presento a mi amiga Alex. Alex estaba estupefacta se había asustado, yo me disculpé al tiempo que pasaba mis dedos por el húmedo sexo de mi vecina, Alex miró mi pene y agachándose sin perder ni un instante se lo introdujo en la boca chupando mi polla con lujuria, yo mientras me dediqué al coño de Yola, que ya le tenía ganas, no me equivocaba era una mujer de cabeza a pies sus líquidos vaginales eran espectaculares. Alex seguía chupando y estirando una mano le introducía uno de sus dedos por la vagina de Yola, la rubia era realmente espectacular, sus pechos grandes y tiesos se adivinaban a través de su camisa finísima y totalmente trasparente, con las piernas semi abiertas su minifalda indicaba un sexo especial, Yola se convulsionaba y con grandes espasmos gozaba de un orgasmo con corrida incluida sobre mi boca, Alex se levantó y empezó a besar a Yola mientras yo desabrochaba su blusa dejando a la vista sus preciosos y enormes pechos, que yo chupaba y mordía con verdadero delirio, Alex clavó su boca en el sexo de Yola y yo por detrás de su culo en pompa levanté su pequeña minifalda, empecé a besar su culito acariciando sus piernas, bajé sus braguitas un poco dejando ver sólo sus glúteos, bien formados y tersos, los cuales mordí, besé
Y chupé con lujuria, sus largas piernas era una invitación al placer. Cuando me decidí a bajar totalmente sus bragas ella se giró hacia mí y sorpresa ante mis ojos apareció una polla en semierección de unos 18 cm. Y bastante gruesa. Me quedé estupefacto, aquello que tenía delante de mí no era una mujer sino un hombre, no me lo podía creer, su cuerpo era mucho mejor que el de cualquier mujer, sus formas femeninas de caderas, pecho, incluso su cara fina y delicada no me hubieran hecho sospechar jamás de que no era una hembra. Mis pensamientos estaban equivocados pues sí era una hembra.
Aquel cipote delante de mi cara, perfecto y desafiante, mientras Yola y Alex me miraban como diciendo: ¿qué vas a hacer ahora? Volví a mirar la polla de Alex que cada vez era más grande, se la cogí y me la introduje en la boca chupando y notando cómo se ponía dura como una piedra dentro de mi boca, era alucinante un cuerpo de mujer como pocos con un cipote grande y tieso que yo me estaba comiendo sin ningún pudor, a pesar de ser la primera vez que me metía una polla en la boca. Yola se bajó de capó del coche y me ayudó a chupar aquella preciosa polla, la escena era bestial, Alex reclinada sobre el coche con un cuerpo de infarto, sus pechos al aire, su minifalda recogida en la cintura, sus largas piernas con sus media cortas y su enorme polla mirando al cielo, y entrando y saliendo de la boca de Yola y de la mía, de repente Alex empezó a jadear más fuerte y al tiempo que soltaba un grito de placer su polla empezó a convulsionarse y soltar chorros de semen en la boca de Yola, yo sin saber muy bien lo que hacía le arrebaté la polla y chupé aquel rabo dejando que su leche me inundase la boca y me salpicase la cara. Yo estaba como una moto y Yola con su boca y cara aún llena de semen empezó a chupar mi pene al tiempo que Alex se agachaba y con autoridad cogía mi polla y la succionaba y agitaba hasta recibir toda la leche que como nunca escupía sobre las caras de las dos, no se acababa nunca y ellas chupaban y tragaban como posesas, así acabó el primer encuentro con mi vecina y su amiga-o Adam