Vecina en pareja

Dos mujeres, distintas edades, se cruzan en el vecindario...

VECINA EN PAREJA

Mara cocinaba tranquilamente como todas las noches aquel sábado de diciembre ya un poco caluroso y cercano a las fiestas con el tumulto que aquello significa en la vida de las personas. La semana en la escuela había estado fatal. Muchas licencias. Muchas planillas de fin de curso. En fin había quedado agotada, por eso es que se había dormido una siesta de cuatro horas y estaba renovada.

Tanto tiempo hacía que vivía sola que realmente a veces le pesaba. Otras, cuando la casa se llenaba de visitas se ponía un poco incómoda. Así iba su vida para aquí y para allá. Su última pareja tenía ya para dos años de disuelta. Entre idas y venidas, pensaba ella, duro mas de la cuenta. Nunca se había sentido totalmente atraída por aquella relación. Era mas bien una especie de salvavidas o salva soledad.

Suena el timbre de la casa. Hacía allá va. Mira por la mirilla y ve a una joven, parada en el umbral. no la conoce. No sabe que hacer. Vuelven a tocar. Resuelta abre.

__¡Sí!__ brillan los ojos de Mara en la semi penumbra

__¿Hola soy Juana, tu vecina nueva!__ dice la joven bella con total desparpajo

__¡Ah, hola!¡Qué necesitas?

__Sé que es mucho atrevimiento, pero, necesito hacer una llamada y aún no tengo teléfono fijo y el móvil está totalmente descargado, tu ¿No me prestarías…?

__Sí, pasa, adelante Juana…¿Quieres usar el fijo?__ ella pasa

__Está bien, es para pedir un remis…

__No hay problema, sígueme__ la joven de ojos verdes y boca pulposa va detrás de Mara. Entran en unas especie de salón pequeño.

__Allí está, úsalo…__ dice la madura mujer de pelo renegrido y se marcha. Sigue en la cocina con lo que estaba haciendo.

__¡Humm que bien huele!__ dice la chica en el marco de la puerta

__¿Te parece?

__¿Claro!__

__¡Espera!__ dice Mara mientras saca un poco de la olla plateada__ ¡Prueba, prueba!!__ y le ofrece a Juana en la cuchara de madera. La joven se ríe y le brillan los ojos verdes. Sopla y se mete la cuchara en la boca, solo un poco, los dientes son perfectos, piensa Mara, la mujer madura.

__¡Esta riquísimo!¡Estupendo!

__¡Me alegra que te guste!

__¡Gracias por el teléfono!

__Así que vives al lado…__ comenta Mara

__Sí llegamos hoy, digo, con mi esposo…

__¡Guau!¡Eres muy joven, no creí!!

__Bueno, tu sabes, no hay papeles, en realidad nos mudamos juntos

__¡Me parece bien que los jóvenes hagan eso!

__A mi madre no le pareció tan bien ¿Tu tienes hijos?

__No, no tengo, estuve casada y todo pero no hijos no__ mientras decía esto Mara se preguntaba a si misma porque hablaba con una desconocida. Aunque luego se dijo, que todos los desconocidos luego empiezan a conocerse y si iba a ser vecina de está chica, bueno, estaban empezando a conocerse.

A los dos o tres días, Mara ya estaba definitivamente de vacaciones. Había terminado de cocinar. Era pasado el mediodía. El sol se levantaba a pleno, pero había una leve brisa que hacía que el día no fuera tan pesado. Comió despacio, pensando en nada y mirando un poco de televisión, cualquier cosa, nada en particular. Cuando terminó de almorzar vio la comida que le había sobrado, entonces tuvo la idea. Le llevaría a sus jóvenes vecinos un poco de su comida. preparó en un envase. Salió. Juana vivía casa de por medio. Toco el timbre. Espero. Juana apareció sonriendo con unos pantaloncitos que marcaban su figura juvenil.

__¡Hola Mara, pasa, pasa!

__Te traje un poco de comida…

__¡Oh gracias, gracias…__ arrebatándole la fuente de las manos

__Es comida casera

__¿La hiciste tu?

__¡Claro, todavía no tengo cocinera!__ ella dio media vuelta y los cachetes de la cola asomaron. Mara sintió un cosquilleo. Sintió que se ruborizaba. La bella figura de Juana y su pelo largo la arrebolaban. Volvió

__¿Y tu ya comiste?

__Sí

__¡Que lastima, hubiésemos podido comer las dos!

__¿Las dos?

__¡Sí, mi pareja no está! En realidad viaja mucho…

__¡En otra oportunidad!__ balbuceó Mara.

__¡Claro!¡Tu cocinaras!__ se rieron las dos. Intercambiaron números de teléfonos y Mara apurada se despidió de la joven que exhalaba un perfume que exaltaba en cierto punto la serenidad de la madura mujer.

Por días estuvo ensimismada pensando si era o no atracción lo que sentía por aquella joven risueña y de un cuerpo infartante.

Recordó años, muchos años atrás, adolescente aún, cuando tuvo aquel amor secreto por la profesora de Inglés, en la escuela secundaria. Recuerda la lucha y la represión de aquel sentimiento o deseo. ¿Estaba volviendo? se preguntó inquieta.

El teléfono recibe un mensaje. Es Juana que pregunta si almuerzan juntas. "Quieres que vaya a tu casa" cuestiona la joven. Golpetea el corazón de Mara. Piensa. Decide rápido.

__¡Tu comida está riquísima Mara!!

__¡Me alegra que te guste!

__¡Debemos repetir esto mas seguido no crees!

__¡Sí, sí!__ contesta perturbada la mujer. Juana lo nota

__¡Además estoy tan sola! Tu sabes con esto de los viajes de Luis

__¡Ah!¿Esta de viaje Luis?

__¡Sí, y no se si vuelve mañana o pasado!

__¡Oh te sientes sola!__ dice sin querer Mara

__¡Sí mucho, aunque no ahora!¡Contigo la paso tan bien!

__¡Pero debes tener amigas de tu edad!

__¡No creas! Me gusta hablar con mujeres maduras, sin ofender…

__No me ofendo__ se ríe Mara. La comida se termina. La sobremesa trae consigo algunos licores. Un vaho extraño va tejiendo la telaraña e invade los cuerpos de las mujeres.

__¡Quieres ir a la piscina!!__ invita Mara

__¡Claro! está haciendo un poco de calor!! ¡O es el alcohol !__ comenta risueña Juana.

Un poco en broma un poco en serio Juana se siente un poco mareada, aunque puede llegar a la habitación de Mara, que le indica donde puede cambiarse. Mara amaga a retirarse y Juana la detiene.

__¿Donde vas? Necesito tu opinión__ y se quita la ropa, la mujer madura no puede evitar mirarla y le gusta lo que ve. Su excitación crece. Esas piernas, esa cola tan dura y joven, esos pechos tan frescos. Juana en un momento se pone un bikini de color rosita. Queda perfecta en ella. Se gira delante de Mara dándole la espalda

__¡Vamos átalo!__ arenga. La mujer se acerca y huele ese perfume que la saca de quicio. Juana siente la respiración de Mara en su nuca e imprevistamente se da vuelta. Los ojos de mara se agrandan. Están a pocos centímetros, Juana se acerca y toca los labios de ella con los de Mara. Silencio. El mundo se detiene. Mara cree que va a morir.

__¿Te gusto?__ dice Juana y antes de que alguien hable es Mara quien toma la nuca de la chica y la acerca a su boca. La abre, Juana la abre,  y las lenguas se encuentran por primera vez. El beso es profundo. El corpiño del bikini cae al piso.

las manos de la mujer madura se apoderan de los pechos que ha estado deseando ya hace bastante tiempo. Los aprieta, primero, suavemente y luego un poco más fuerte. Juana gime no se reprime. Le gusta. está caliente, tan o mas que Mara que recorre el cuello de la chica impregnándose de ese perfuma que la traía loca.

Alcanza las nalgas duritas, frescas, las acaricia, las va tocando con sus uñas largas y pintadas de rojo furioso. Las respiraciones se hacen cada vez más agitadas, se aceleran los pulsos.

Las lenguas se hacen cada vez mas salvajes, se vuelven alocadas. Mara se quita el vestido y queda en su ropa interior. Aparecen unas teas grandes. Los ojos de Juana brillan golosas.

__¡Mira lo que tienes ahí, ahhh, quiero chuparlas ya!!__ comenta y ayuda a quitar el sostén. La madura mujer en un alto, toma de la mano a la chica y la conduce a la cama que es grande y cómoda. Allí se recuestan. Juana se sube sobre ella apoderándose de los melones jugosos y su boca chupa, succiona, una corriente alocada recorre el cuerpo de Mara. La lengua de Juana es voraz. Come. La madura mujer solo gime y se retuerce en la cama.

__¡¡Oh  tus tetas son como las imagine!

__¿Qué?

__¡Si si desde la primera vez que te vi!__ muerde los pezones erectos y gordos, en punta

__¡Ahhh que lindo que chupas!!__ susurra Mara y aprieta las nalgas de la chica. Le va quitando el bikini y ahora si finalmente ha quedado totalmente desnuda. Adivina sin verlas unas carnes tersas, profundamente sensuales y firmes, deseables, quiere morderlas, ya lo hará se dice en tanto siente que la chica busca con sus deditos delgados la rajita totalmente empapada. Juega con el clítoris y Mara tiembla como una muñeca rota. Los gemidos se hacen cada vez mas roncos, ahogados, de pronto explotan en orgasmos varios. Se calman.

Juana trepa hasta la boca de Mara y le mete su lengua inflamada de deseo. Sus dedos ya hurgan el fondo de la cuevita. Entran. Se regodean. Salen y vuelven a entrar. La mujer siente tanto placer que alguna vez creyó olvidados. Cree que es un sueño y que no está sucediendo. Pero no los dedos de Juana van y vienen dentro de ella. En lo profundo. Sus bocas están pegadas y la saliva juega en la boca de una y otra.

La chica vuelve a bajar al cuello y lo muerde. Baja un poco más las tetas nuevamente son chupadas como si fuera un bebe hambriento. Mara se retuerce, no aguanta más y una lluvia de fluidos son lanzadas de su interior mojando todo lo que encuentra a su paso. La cara de Juana brilla de deseo.

__¡Eres una cajita de sorpresas!

__Hacia tanto que no me pasaba algo así

__¡Pero me encanta!

__¡A mi me encantas tu, ven ponte sobre mi cara, anda!!__ Juana sonríe. Se sienta a horcajadas. La recibe la lengua de Mara. La conchita esta húmeda. Bañada en líquidos. Se abre como una flor perfumada. chorrea. La lengua se hunde. Juega. Hace círculos. Mara alcanza los senos de la joven. Los agarra. Pellizca los pezones. Juana gime y lloriquea de placer. Tiene un orgasmo tras otro. Corrientes eléctricas la inundan por todos los agujeros de su cuerpo.

__¡Oh mami chúpame así, me gusta, ahhh, ahhh!!!__ la madura mujer enterraba su lengua. La movía de un lado a otro. Se adueñaba del botón. Los dientes mordisqueaban. La raja depilada con esmero y belleza estaba tan sensible que chorreaba jugos que bebía Mara.

Juana giró. Quedó en sesenta y nueve. Abrió los labios de la vagina de la madura mujer y comió. Los aullidos de Mara se hicieron audibles en toda la cuadra. Besa el ojete de la chica. Le pasa la lengua. Vuelve a la cueva. Así se va mojando también ella. Cuando la lengua endiablada de la chica  se hunde sin remedio entre los pliegues de aquella mujer. Madura, retuerce las sábanas suaves entre las manos cuando las aprieta. Lame el botón. El choque eléctrico es feroz.

__¡Ahh mi niña hazme gozar!

__¡Sí mamita, tu también sigue, méteme la lengua, ahhh!!__ las mujeres siguen hundiéndose sendas lenguas libertinas. Danzan en las cuevas que chorrean. Braman. Gozan. Los instantes de marea se van calmando. Ellas se van soltando. Se van desmadejando. Se acomodan de a poco sobre la cama. Un poco mas relajadas. Abrazadas se besan suavemente. Juana bordea con su lengua los labios de Mara. Roza con los dedos los pezones aún levantados. Adormecen, como en un sueño, aunque los sentidos están alertas.

Así comenzaron a encontrarse en cualquier momento del día. En una casa o en otra.  Madrugadas con olor a sexo, a jugos, clítoris sabrosos y erectos. Pezones mordidos. Gemidos que se arrancan tras los árboles de algún parque solitario. Bombachitas cayendo en edificios abandonados. Sudores animales. Salvajes gatas de noche.

Aquella noche en que Mara con una bata sedosa abre la puerta de su casa. Entra la bella damita vestida con shorcitos de jeans que se pierden en su culito.

__¡Ven vamos a la cama!!__ dice la madura mujer

__¡Tan pronto, guau!

__¡Tengo una sorpresita para ti!

__¡Dámela, dámela!

__¡Quítate la ropita y pon tu culito para arriba!

__¡Oh mami perversa, sucia, mami!!__ Juana se desprende de sus ropas. Se acuesta con su culo en pompa. Se acerca la mujer. Amasa las nalgas, las acaricia y le da un chirlo suave pero firme. La chica da un saltito y se sonríe maligna. Gime. Ronronea. Suspira. Pellizca la carne y está vez Juana se queja porque le ha dolido de verdad, enseguida la mujer pasa la palma de la mano por la carne roja y vuelve a dar un golpecito.

La joven se queja un poco jugando. Le gusta. Mara por fin, abre las lunas. Roza con el dedo largo el orificio. Ella explota y se mueve. Resopla. Mara lo presiona y lo acaricia suave y luego un poco mas fuerte. Los gemidos de Juana son cada vez mas estridentes. Las dos manos de Mara abren un poco mas la entrada. Besa las nalgas hermosas. Las lame con paciencia. Absorbe el sabor. La piel de la joven es tan dulce. Mara se toca su vagina que ya chorrea abundante cantidad de fluidos.

La lengua al fin, llega al agujero de Juana. Lame. Lo llena de saliva. Se va dilatando de gusto. De par en par se abre dulzón. La boca de Mara come literalmente el ojete de la chica que gruñe de placer. Se hamaca. La filosa lengua en punta de la madura mujer va penetrando los pliegues del culito. Entra profunda. Hace círculos dentro del agujerito. Ella, Juana balbucea palabras perversas. Insulta. Babea. Implora. Tiene un  orgasmo tras otro y no puede detenerse. La lengua de Mara se ha puesto dura como una estaca y penetra en el culito de la joven que se arquea y gime. Va y viene dentro de aquel anillo.

__¡Ohh mamita que quieres de mi!¡Vas a matarme a orgasmos, ahhh!!__ la bata de la madura mujer cae al suelo. Y aparece un enorme pene. Se pone en frente de Juana.

__¡Oh mami eres una loca realmente quieres que enloquezca!!!__ sin más se mete el pene en la boca. Juega con ese juguete maravilloso. Lo traga. Lo llena de saliva. Lo lubrica tocando con sus dedos su conchita mojada.

Hundiendo allí sus dedos. Yendo y viniendo desaforada.  Mara toma de los cabellos a la joven y hunde un poco más el miembro ficticio. Juana traga y traga.

__¡Como te voy a coger, ahh, chiquita, te la vas a comer toda, toda!!__ recita caliente la mujer madura en tanto solo escucha de la joven sonidos guturales y gemidos emputecidos, roncos, ardientes, salvajes.

Mara saca por fin de la boca la pija artificial bañada en saliva. Chorrea. Se coloca ahora detrás de Juana. Lame una vez mas el humedecido ojete. Dilatado ya. Apoya la cabeza del pijón. Empuja un poco y va entrando despacio. Juana gime y gime. Ayuda haciendo la cola para atrás. Así poco a poco la abertura se abre. y el miembro entra y recorre, entra y penetra.

__¡Oh mami, mami, cógeme, así me gusta, tu pijón me encanta, ahhh!!

__¡Es todo para ti amorcito, me encanta tu culito!__ Mara sigue entrándole al orificio. Se aferra a las caderas de la chica que va y viene gozando a pleno de la ensartada. Siguen unos momentos mas. Acelera Mara y luego baja la velocidad.

__¡Ahhh vas a matarme mami, ahhh!!!__ casi gritando le azuza los oídos a la mujer que se la está cogiendo sin parar.

Al rato Mara se sienta al borde de la cama y ágil por lo joven que es, Juana se sienta a horcajadas sobre aquella verga que le encanta sentir en su culito. Mara le muerde los hombros y la nuca. Quedan las marcas rojas sobre la piel de la muchacha en flor pasional, exótica. Ahora la que salta sobre la pija es Juana. Apoyando los pies en el suelo va y viene recorriendo con su túnel aquella adorada verga irreal, pero que se siente tan real y la hace gozar a mares. Chorrean orgasmos la una y la otra. Danzan los cuerpos felices.

Las mordidas de Mara se transforman en besos. Succiona el cuello, aprieta las tetas de la joven, que lentamente se va deteniendo en su baile infernal, un poco agotada, buscando aire para respirar.

__¡Oh Mara, que bella eres, ahh, me encantas!!

__¡Tu también eres tan hermosa y tan joven…Me haces sentir viva!!__ Juana sale del miembro y sentada al lado de la mujer se besan profundamente acariciándose las tetas. Mara hunde sus dedos en la vagina. Los entierra. Se tumban en la cama. La mujer la trepa y le hunde la vara sin miramientos. A la vez se le prende a los senos turgentes, frescos limones, los pezones saltan y se paran. Orgasmos y orgasmos. Jadeos, gemidos, palabras ronroneantes.

Los días pasaran y las mujeres terminaran viviendo juntas. Juana ya no volverá a su casa. Se quedará con Mara. La mujer que la llevo a descubrir la pasión en el sexo. Por su lado Mara ha rejuvenecido y ella también piensa y siente que fue Juana quien le hizo descubrir un nuevo sexo.

Sea como sea las mujeres están juntas pasándola muy pero muy bien.-