Vaya sorpresita

Un amigo me invita a su cumpleaños, nos vamos de putas a un piso y me llevo la sorpresa más grande de mi vida…, al encontrarme a mi madre

Queridos amigos, normalmente suelo contaros mis experiencias, pero en esta ocasión un nuevo amigo me ha contado a través del correo electrónico la suya y no he podido remediar contársela a todos ustedes de inmediato.

Me la acaba de contar hace menos de quince  minutos, he incluso me ha mandado al foto de su madre.

Es literal, no he cambiado ni una coma, dado que esta impecable...

Dice asi:

Me llamo Félix, aunque todos me dicen Kuko, lo que te cuento a continuación José Miguel, me ocurrió el pasado mes de febrero y aún no he salido de mi asombro.

Leo asiduamente tus relatos y quería que lo publicases, haciendo las correcciones que tengas que hacer.

Te cuento:

Mi amigo Toni, compañero de la oficina, me invitó a su último cumpleaños que acabo…,  como suele acabar siempre en todas las salidas de Toni…, de putas.

Toni es un pelín raro y no tiene muchos amigos, tan solo Pablo y yo. Los tres del trabajo.

Nos había estado dando Toni la murga desde hacía días,  con una puta nueva que se vestía con una máscara, pues no quería que nadie la reconociese, según decía porque no era una clásica puta de follar por dinero, sino que era una simple ama de casa que le encantaba follar y especialmente  follar jóvenes con enormes pollas.

Los tres andamos muy bien de herramientas.

Decía Toni, que le había confesado que follaba por vicio y todo lo que sacaba se lo gastaba en lencería, juguetes y accesorios sexuales de todo tipo, además de pagar el alquiler del piso y sus gastos.

Al parecer Valentina era de la capital y trabajaba en un piso de uno de los pueblos más importantes a unos 40 kilómetros.

Valentina según Toni follaba de muerte. Ya se la había follado varias veces y le había prometido ir con dos amigos suyos el día de su cumpleaños. Ya había hecho planes con ella de estar toda la noche con ella follando, hasta que nos hartásemos.

Durante todo el viaje nos contaba cosas de Valentina. Cobraba 50€ por cliente y podíamos estar con ella hasta que no pudiésemos follar más. Daba las citas de dos en dos horas como mínimo. En aquella ocasión, toda la noche la tenía reservada para nosotros.

Era una madurita bien parecida según decía Toni y le encantaba estar con varios chicos a la vez, especialmente jóvenes y que fuesen incansables folladores.

Estábamos llegando.

En mi cabeza todo daba vueltas. La imagen de mi madre no se me iba. La coincidencia de llamarse Luisa-Valentina, solo fue el detonante de que se disparase en mí una gran cantidad de imágenes del pasado con mi madre. Mis deseos ocultos, su lencería a la que tenía un aprecio especial.

Mi madre tenía guardias de 24 horas desde hacía unos meses en una residencia de ancianos.

Era verdad que descansaba poco pues hacia muchas guardias por cubrir descansos y vacaciones de los compañeros y decía que se las pagaban muy bien.

Cierto es que no le veía el pelo desde hace mucho. Apenas solo algún que otro fin de semana. Mi padre estaba muy feliz, pues ya no se metía con él y disfrutaba a todas horas del teledeporte.

Mi madre era ardiente, eso lo sabía. Mi padre estaba acobardado, pues siempre quería estar follando. En algún momento me había dado pena aquella situación. Mi padre sin follar mucho, mi madre pasando hambre y yo haciéndome pajas pensando en mi madre.

Mi madre siempre me había puesto cachondo.

Jamás me había hecho ninguna insinuación.

Realmente jamás había pensado en sexo real con mi madre. Siempre había sido una fantasía y nada más.

Toni, la llamó por teléfono y le dijo que estábamos los tres abajo. Abrió la puerta. En la entrada estaban ya dispuestas tres máscaras, una para cada uno.

Toni pasó el primero. La luz era tenue gracias a una lamparita con bombilla de color rojo de baja intensidad en aquella habitación del placer, llena de espejos. Valentina lucía un imponente conjunto de lencería rojo. Se apreciaba que era de altísima calidad.

Pude ver el pelo rubio  y su cuerpo. No me era nada desconocido. Pero íbamos un poco cargados de cerveza y me deje llevar.

Realmente no quería pensar…

La polla de Toni ya estaba en la boca de aquella excitante mujer, cuando la mano derecha de Valentina cogió mi polla, mientras que la polla de Pablo la cogía con la mano izquierda.

En cuanto la polla de Pablo estuvo a punto cambio de posición.

Cuando nos quisimos dar cuenta, sin hablar ni una palabra, Valentina estaba arrodillada en la cama en la postura del perrito. Pablo tenía su polla en la boca dándole embestidas, Toni se la estaba follando a pelo y yo me metí debajo de ella algo ladeado a comerle las tetas.

Disfrutaba de esas tetas preciosas y sabrosas, con unos pezones pequeños pero muy duros.

Pablo se estaba corriendo, Valentina aguantaba toda su leche en la boca, sin duda…,  la quería reservar…

Toni le daba golpetazos de riñón fortísimos a Valentina.

En cada uno de ellos, Valentina gemía consiguiendo orgasmos simultáneos.

Parecía una mujer multiorgasmica…

Era incansable…

No daba muchos gritos, aunque si muchos gemidos y sobre todo aparatosos movimientos de caderas contorsionadas por el placer.

Cuando Pablo se apartó pues acababa ya de correrse a gusto son derramar ni una sola gota se semen fuera de su boca, Valentina buscó mi cara y yo la de ella instintivamente.

Me besó regalándome toda aquella leche. Toni mientras tanto se estaba corriendo descargando toda su leche en el coño de Valentina en un último empuje brutal contra su coño.

Valentina aguantaba estoicamente aquel empujón que le hacía llegar a otro tremendo orgasmo, mientras seguía besando y disfrutando junto a mí de aquella primera leche de Pablo.

Cuando Toni se apartó, Valentina rápidamente se dio la vuelta y buscó mi boca con su coño que empezaba a desalojar hilos blancos de la leche de Toni.

Yo instintivamente busqué aquel coño chorreante y me lo ofreció plenamente en mi boca. Volví a tragar otra ración enterita de leche, en este caso de Toni.

Aquel coño estaba llenísimo de leche…

Lamí aquel coño sin nada de pelo y sin labios prominentes. Estaba sabrosísimo y caliente…, muy caliente.

Valentina comía mi polla. La tenía como nunca de grande y dura.

Intuir casi con total seguridad que estaba comiéndole el coño a mi madre me estaba excitando por momentos.

Cuando ella consideró el momento oportuno, volvió a darse la vuelta y se sentó de golpe en mi polla.

Me cabalgó salvajemente hasta que los dos nos fundimos en un tremendo orgasmo simbiótico. Se agachó y buscó mi boca para besarme con pasión y con deseo.

Después de unos segundos, volvió a cambiarse buscando mi boca nuevamente con su coño. La tercera leche caliente entraba en mi boca diligentemente. En esta ocasión era la mia. Después de lamer otra vez su coño y conseguir que se corriese nuevamente absolutamente extasiada, se reincorporo un poco.

Acercaba su cara a la mia…

Toni y Pablo estaban preparados para seguir la batalla. Mientras se acercaban rápidamente a la cama para poseer a Valentina nuevamente, ella me susurró al oído…

-          Kuko, me ha encantado follarte. Ven cuando quieras, pero siempre tráete a un par de amigos… ¿vale cariño?

Desde entonces he hecho muchos nuevos amigos. Puse anuncios para buscar colegas para ir de putas. Tengo una docena de contactos diferentes. Me voy con ellos de putas tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes.

Algunos sábados he hecho dobletes y tripletes. Un grupo por la mañana, otro por la tarde y otro por la noche.

Los domingos suelo disfrutar de vida familiar aunque también hago excepciones. Si mi madre está trabajando en la residencia, yo también salgo.

Te he contado José Miguel, que vamos de putas…, cuando debería de decir que vamos de “puta”…

Siempre hemos de dejar nuestros 50 € en la mesita de Valentina. En casa regularmente en el cajón de mi mesita, siempre me vuelvo a encontrar mis 50 €.

En casa dice que jamás me follará…