Vaya dos fierecillas

Cuanto mas jovencitas mas putitas. Si le das a ella me das a mi.

Cuando me dijo mi mujer, en pleno vuelo, que habían escogido el mismo  hotel para pasar la semana santa, mi mente empezó a elucubrar y recordé  el primer contacto cuando ella tan solo tenía 18 años.

Al final de una celebración con  amigos y con niños incluidos llego el momento de la foto de grupo y cada vez que nos pedían que nos juntáramos más, porque no salíamos todos, yo la tenía más cerca. Siempre tan putita. Durante toda la comida tonteo conmigo lo que pudo y me buscaba porque sabía que a mí me provocaba bastante.   Unos días atrás me la encontré en el pasillo de su casa, se acerco a saludarme y al besarme gire la cabeza, encontré sus labios y la bese, respondió con tal instinto sexual y con una lengua tan juguetona que me costó separarme de ella, pero nos podían pillar. La tenía tan cerca, delante de mí, con mis manos en sus hombros y cada vez nos juntaban más. De pronto note su culito rozándome la pierna. Gire mi cuerpo hasta que mi polla quedo a la altura de su culo.  Ella acuso el contacto y lo apretó y yo note como mi polla crecía. Cuando la tuve bien encajada en su culito empecé a moverla para ver si respondía y ella empujo con más fuerza. No había duda, le gustaba, lo deseaba y estaba dispuesta a recibirla allí mismo. La sesión fotográfica duro lo suficiente para correrme mientras le susurraba al oído que quería follarmela. Me tape como pude con la chaqueta y me fui al baño a limpiarme.

Ahora tendría una semana por delante, un hotel suficientemente grande y cien mil oportunidades. A todo esto se unía María la hija de la otra pareja. Marta y María vaya pareja. Si era igual de putita que Marta la semana prometía.......

PRIMER DIA

Después de un buen día de playa, piscina y sol quedamos para dar un paseo y cenar.

Cenamos en una terraza y las niñas se animaron bastante con el vino y quisieron ir a bailar y al casino. Tras unas copas y un poquito de baile nos fuimos unos al casino y otros a la cama. Marta y María decidieron continuar tomando copas en el Casino y salimos a la terraza, que daba a la playa, a fumar un pitillo. Poco a poco nos fuimos adentrando en la playa y quedándonos solos Marta y yo, María no se encontraba muy bien y se subió a dormir.   Marta cada vez estaba más cariñosa y yo cada vez más caliente. Esta chiquita me ponía a cien. Nos tumbamos en la arena, le metí la mano debajo de la falda y mis dedos se abrieron paso en su coño.  Estaba mojadísima, su flujo le resbalaba hasta la entrada del culito y lo hacía muy accesible. Le metí un dedo en cada orificio y deje que se los follara.  Se corrió con fuerza mientras me decía que por el culo nunca lo había hecho y que le encantaba.  Aproveche el calentón que tenia y le pedí que me la chupara. De rodillas desde un lado me la chupaba mientras yo seguí con mis dedos dentro de ella. Gritaba tanto que temí que nos oyeran. La bese con delicadeza y con pasión y me subí encima de ella.  Sus piernas se abrieron y me pidió con desesperación que se la metiera.  Le pedí hacerlo por el culo, pero me dijo que se la metiera por el coño, ...quiero sentir tu polla gorda dentro de mí, clávamela con fuerza...por favor no pares....  Nunca me corrí tanto, nunca me la metieron tanto tiempo sin correrse...... Fue decirme eso y estuve a punto de correrme.

Se la metí hasta que se corrió.  Después me tumbe, la subí encima de mí y le empecé a meter solo la puntita, quería que la deseara.

Sentí el placer de follarte un coñito inexperto, se ciñe de tal forma a la polla que cada empujón te baja la piel hasta los huevos y al terminar te duele de placer.  Según le metía la punta me pedía toda la polla, se la fui metiendo y arrancándole orgasmos en cada embestida, al final la saque del chochito y de un empujón se la metí en el culo. Entro como si lo hubiera hecho toda la vida. Puso los ojos en blanco, dio un grito de placer y se corrió, yo me corrí con ella, la bese con fuerza y pasión y quedamos extenuados en la arena.....

Cuando volvimos al Casino los demás que quedaban ya estaban cambian fichas y retirándose. Mi mujer me miro con picardía, sabía que me la había follado. Subimos a la habitación, le conté y follamos hasta muy tarde, el último polvo en la terraza a la luz de la luna fue soberbio. Yo me ponía cachondo contándoselo y ella imaginándolo.

SEGUNDO DIA

Nos vimos en el desayuno. Marta apareció, como siempre, provocativa, entre ingenua y mujer fatal. Se acerco, me dio un besito y me susurro al oído que le dolía el culito. .... Hoy quiero más.... Me dijo. Cuando volvió con su desayuno me estuvo vacilando y diciéndole a todos que no podía sentarse, que le dolía el culito por el sol.

Después de desayunar bajamos a la playa y María propuso que cogiéramos patinetes e hiciéramos carreras. Cogimos dos patinetes y nos adentramos en el mar. En uno iban Marta, María y el hermano de Marta y en otro mi mujer, el padre de María y yo.  Cuando llevábamos algún tiempo pedaleando al sol algunos querían marchar y tuve la habilidad de quedarme con Marta y María. Marta quiso quitarse de en medio a María pero yo le pedí que no lo hiciera pues podía ser divertí- do.  Ella me dijo que era una mojigata pero a mí me parecía que tenía su puntito

Cuando nos quedamos solos Marta intento rememorar la noche anterior.  Le pidió a María que pedaleara para que ella y yo nos bañáramos.  Nos tiramos al agua nos alejamos nadando unos metros del patinete y empezamos a jugar.  Aprovechábamos cualquier oportunidad para tocarnos, nos acercamos a unas rocas y apoye a Marta contra una de las piedras empecé a besarla, le quite la braga del bikini y le metí mi polla entre las piernas. Sus pezones se pusieron duros y gordos, su chochito se mojo y se abrió y busco mi polla con avidez.  Se la metí hasta dentro mientras le comía su boca.  Gire la cabeza para ver donde estaba el patinete y vi como María pedaleaba y se acercaba.  Marta poseída, movía el culo con la destreza que me hacia enloquecer mientras jadeaba y gritaba. María se acerco y pregunto si pasaba algo, le dijimos que acercara el patinete y nos subimos, Marta sin la braga de su bikini, que yo tenía en la mano, y yo con la picha tan dura que se salía del traje de baño. Nos acercamos a una calita y María pregunto  que estábamos haciendo. Mire a Marta y dirigiéndome a María le dije que dirigiera el patinete a la playa y allí le contaría. Lo arrastramos a la arena y nos bajamos en la playa, cogí a María de la mano la lleve hacia una esquina escondida y la tumbe en el suelo. Me pregunto qué iba a hacer y por su cara de sorpresa pienso que no se hacía idea de lo que iba a pasar.   Me tumbe a su lado e intente besarla, se resistió un poquito y me amenazo con contárselo a su padre, lo que me puso más cachondo todavía,  poco a poco se fue relajando.   Llame a Marta, saque mi polla y le pedí que me la chupara, Marta me la cogió y se la metió en la boca, María miraba extremada, de pronto se acerco  y empezó a besarme con pasión. Me di cuenta, por la forma que cerraba las piernas, que no tenía mucha experiencia y que estaba asustada de lo que sentía. La puse de lado, le cogí el culo y le metí un dedo en el coñito que empezaba a mojarse, me di cuenta que era virgen y me detuve.  Era su primera vez y tenía que conseguir que disfrutara. La besaba y le susurraba cosas bonitas al oído, mientras notaba como se relajaba e  iba disfrutando. Alargo su mano y me cogió la polla, le dije que me hiciera una paja y con cierta habilidad consiguió, sin hacerme daño, que me gustara.  Tenía unos pechos pequeños y de pezones abultaditos, propios de sus dieciocho añitos y se los empecé a comer, a mordisquear mientras se estremecía.  Cuando considere que estaba caliente y lista para ser follada,  le pedí a Marta que se tumbara al otro lado de María y empezara a tocarla.  Marta, tan putita como era,  no dudo un minuto, empezó a tocarle los pechos y a besarla. María, por la cara que ponía, no daba crédito a lo que pasaba, aferrada a mi polla la subía y la bajaba como si se estuviera haciendo una paja ella misma. Mientras los dos la besábamos yo le metí un dedo en el coño y explore el terreno, estaba relajadísimo pero muy estrechito. Le pedí a Marta que se tumbara y me subí encima de ella para fallármela, se la metí,  mientras besaba a María e  insistía con el dedo en su chochito.  Marta jadeaba, se corría y me pedía más. Le vacié mi polla en su chochito y seguí haciéndole una pajita a María que desesperada me decía que se lo hiera a ella.  La bese con toda la ternura y pasión que pude, le comí los pechos y le erice los pezones, le lamí el coño y le metí la lengua hasta que no pudo más y cuando note mi polla otra vez dura me subí en ella y poco a poco se la fui metiendo.  Estaba tan ansiosa y el chochito tan mojado que el himen cedió sin esfuerzo. Según le metía la polla María iba abriendo la boca en un rictus de placer que parecía que se desmallaría.  Ya no recordaba la sensación de un coño virgen. Según entra la polla se va abriendo paso y el chochito ciñéndose a ella de tal forma que el placer es indescriptible.  La folle durante un buen rato, se la sacaba y me pedía mas, me corrí dentro de ella y aparte para dejar que Marta siguiera dándole placer. Creo que María enloquecía, su primer polvo lo estaba disfrutando como nadie. A partir de ahora lo tendría complicado para conseguir una sesión de sexo así. En su primer polvo había tenido de todo, demasiado para una principiante.  Ojala tuviera suerte.

Devolvimos el patinete al agua y nos dispusimos a volver.

TERCER DIA

A la hora del desayuno bajaron las dos  con  sus gafas de sol como queriendo esconderse detrás de ellas.  Me acerque a su mesa, la de los jóvenes, los salude y a ellas les di un beso, de buenos días, en la mejilla. María se estremeció, al ponerle mi mano en el hombro temblaba.  Le pregunte bajito que tal estaba y tímidamente me contesto  que bien.

Para mi sorpresa se iban de excursión todos por lo que no las vería en todo el día.  Playa y lectura, un día de descanso.

A media tarde recibí un sms de Marta la muy picarona me preguntaba que pensaba hacer por la noche y que me invitaba a su habitación que compartía con María. Le conteste que tendría que buscar alguna escusa y que le daría una sorpresa.

No sé cómo iba a despistar a mi mujer o, porque no, convencerla para que viniera..........................