Vanesa, mi prima de la ciudad.
Un chico visita la ciudad por primera vez....
Cuando Cristian un chico algo tímido e introvertido y algo pueblerino cumplió sus 20 años fue a visitar a su prima por la cual siente adoración desde pequeño.
En un viaje en tren que dura varias horas cualquiera esta algo atontado y Cristian no era menos, bajo del tren y se hecho la mochila azul al hombro.
Comenzó un largo camino recorriendo en anden, a lo lejos podía ver una chica cuyos encantos se realzaban incluso de lejos. “¡Que tetas más impresionantes” pensó para sí mientras se acercaba, aunque no fueron sus pechos lo único que llamo su atención en general tenía un cuerpazo, parecía sacada de una serie juvenil!”
Al ir acercándose y vislumbrar su rostro más cerca, pudo distinguir su cara, reconoció a su prima en aquella chica que tanto le llamo desde lejos. Al verle aquella chica abrió los brazos y corrió hacia él, abrazándole. Cristian no sabría decir que era más agradable el tierno abrazo o la sensación de aquellas tetas aplastadas contra él.
Después de un largo viaje en coche, llegaron a casa Vanesa que así se llamaba le indico donde estaba la habitación donde iba a pasar los próximos días.
- Voy a poner la cena, cuando estés listo vienes.
Al cabo de un rato estaban los dos cenando.
- Bueno, Cristian cuéntame ¿qué es de ti?
- No tengo mucho que contar la vida en el pueblo es muy aburrida.
- ¿Tienes novia?
- Lo cierto es que no.
- ¿Qué raro?
- ¿Por?
- Eres muy guapo y tienes una buena tranca.
- ¿y tú qué sabes? – Pregunto extrañado.
- Cuando nos abrazamos en la estación te empalmaste.
Cristian no pudo evitar sentirse avergonzado y por lo que acababa de oír eso y le dijo.
- Lo siento, no pude controlarlo.
- No seas tonto, No te preocupes por eso. es normal que te pase.
Cristian comenzó a sentirse avergonzado y decidió levantarse e irse a la habitación que le había prestado Vanesa para su estancia en su casa.
Cristian se encontraba tumbado sobre la cama con una camiseta y unos bóxer recordando sus infructuosas oportunidades de estar con una chica. “Las amigas de Vanesa son un poco estrechas” pensaba cabreado sobre el tema también reflexionaba sobre como al día siguiente tendría que volver al pueblo.
“Toc Toc”. Sonó la puerta del dormitorio tras abrirse levemente y la cabeza de Vanesa se asomó de forma tímida.
- ¿Puedo pasar?
- Adelante.
Vanesa entro en la habitación con unas bragas y una camiseta sentándose en la cama junto a su desconsolado primo. Y apoyo su mano sobre la de él.
- Te veo así y no me gusta, ¿Qué te pasa?
- Es solo que no me encuentro bien.
- Es por que te has empalmado, ¡No te preocupes por eso!.
- Sé que no debería, pero no puedo evitarlo.
Vanesa acerco sus manos a las axilas del chico para intentar animarle con unas cosquillas, pero Cristian reacciono intentando evitarlo, apartando las manos de esta. Vanesa no quiso rendirse y prosiguió intentándolo y esté intentando evitarlo.
Así se estuvieron mucho tiempo forcejeando el uno con el otro rodando sobre la cama y riéndose a carcajadas. Hasta que hubo un momento que dejo a los dos petrificados y en silencio.
Vanesa estaba sentada sobre Cristian y las manos de este, estaban sobre su pecho sosteniendo ambos senos con firmeza.
- ¡¿Qué te parece? y parecía tonto cuando llego! ¡Cómo has aprovechado para tocarme las tetas! ¿eh? Pillín.
Cristian aparto las manos en seguida. Asustado y ruborizado comenzó a decir.
- Lo siento, no era mi intención, de verdad.
- ¡Que es broma!, no pasa nada.
Vanesa comenzó a reírse a carcajadas también un poco ruborizada.
- ¡No me lo puedo creer!
- ¿Qué pasa Lore?
- Te has empalmado.
Cristian intento apartarla de encima, pero Vanesa sujeto fuertemente sus brazos contra la cama.
- ¿Dónde vas?
Vanesa comenzó a morderse los labios y poco a poco cerró los ojos y a continuación comenzó a frotar su cálida entrepierna sobre aquella tremenda erección.
No tardo en emitir unos leves gemidos que poco a poco iban en aumento, emitiendo un agradable aliento sobre la cara del chico.
Las bragas de Vanesa comenzaron a mojarse, empapando el cada vez más tieso miembro, que ya comenzaba a asomarse por fuera del calzoncillo.
- ¡Ahora es cuando tienes que tocarme las tetas!
Cristian estrujo entre sus manos los firmes senos y Vanesa y esta comenzó a moverse cada vez más deprisa. Hasta que dando un grito final se desplomo sobre la cama junto a Cristian.
- ¡Ahhh!
Luego se dejó caer sobre la cama y suspirando dijo:
- ¡Oh dios! Me he puesto como una perra en celo.
Dijo mirando al techo antes de girar la cabeza para mirar sonriendo a Cristian.
- ¡El clítoris me va a explotar!
- Pues mira como tengo yo esto.
Cristian se quitó los calzoncillos dejando su lanza apuntando al techo. Vanesa se arrimó a él agarrándole firmemente el miembro mientras le susurraba:
- Creo que llegado este punto no lo podemos dejar así.
Vanesa se montó sobre el metiéndose su enorme polla entre las piernas y colocando las manos sobre su pecho comenzó a cabalgarlo. Cristian a su vez sujetaba las caderas de la chica para ayudarla a contonearse arriba y abajo.
- Vaya pedazo de herramienta tienes, Cristian. – Dijo Vanesa entre gimoteos.
Según le cabalgaba Cristian notaba como se humedecía más y más su vagina, aumentado el ritmo ya frenético de su corazón. La habilidad de la chica para moverse cada vez más rápido según se mojaba le hacía ponerse más y más cachondo.
- ¡Vanesa me corro!
Vanesa se la saco y continuo masturbándole hasta que soltó un enorme choro cayendo parte de este sobre su rosto.
Vanesa paso el dedo sobre el vientre del chico sobre un pequeño charco de semen para luego chuparlo.
- Vaya potencia de saque primito.
Vanesa salió de la habitación dándole las buenas noches.
“ Y tanto que lo han sido” Pensó fríamente mientras la miraba el culo cuando se iba.