Vanesa

La rubia Vanesa, mi hermosa cuñada gozaba debajo de mi cuerpo casi sin darnos cuenta ninguno de los dos.

Conocí a mi cuñada bastante antes que a mi mujer. Vanesa, que asi se llamaba mi cuñada, salía con un amigo de la infancia. Aquella chica me gustó desde el primer dia.Era sencillamente preciosa. Rubia y de pelo liso, menuda y delgadita, de ojos azules y piel muy blanquita. Tenía un buén culo y unas tetas ideales. Con los años había ganado algo de peso y se había hecho mujer, pues sólo tenía 20 años. Ese motivo le había otorgado más caderas y un culo y unas tetas hermosísimas. Lo cierto es que estaba más que buena. Nuestra relación siempre había sido muy buena, y que decir años después cuando me casé con su hermana. Como la relación entre su marido y yo era fabulosa ya que habiamos crecido juntos existía una enorme confianza entre las dos parejas. Yo iba a buscar a mi cuñada al trabajo o a la viceversa.

Todo había sido normal hasta aquella noche. En el pueblo de mi infancia estaban de fiesta y el marido de mi cuñada lo celebraba en casa de sus padres. Mi mujer y mi cuñada por lo contrario trabajaban. Vanesa estaba de turno de tarde y mi mujer de noche. Había quedado yo de buscar a mi cuñada al trabajo ya que así la dejaría en su casa ,que distaba muy lejos de la de sus suegros y yo me retiraba después a la nuestra, que quedaba justo al lado.

Vanesa trabajaba en una farmacia. Cuando llegué recogía y ordenaba recetas.

Estoy enseguida- Me sonrió resaltando esos ojazos azules que tenía.

Llevaba un pantalón flojito blanco y una blusita del mismo color. Estaba tan morena y hermosa. Me molestaban mis pensamientos como hombre hacia ella pero tampoco podía evitarlos. Era hermosa, muy hermosa...

Entró al coche y su perfume resaltó su saludo:

-Hola-

-Hola- Respondí- Mucho trabajo?-

-Bastante, la gente se pone enferma más en fin de semana que nunca-

Como había quedado en dar un recado paramos en un pub del pueblo en el que vivimos. A quién debia entregarle el recado nadie lo habia visto y entonces pedimos algo de beber. No había tampoco prisa. Me sorprendió que pidiera un vermut pero tampoco era nada fuera de lo normal.

Hablamos mucho tiempo y reíamos mientras las copas se sucedían- LA verdad es que nos caíamos bién, y conectabamos mucho. Sobre las 12 de la noche me dijo:

-Nos vamos, cuñado?-

-Cuando quieras- no se por qué pero me encantó que me llamara con esa dulzura cuñado.

Nuestras miradas se hacían más confiadas que nunca y las risas perdían a veces la cordura. Así llegamos a su casa entre risas

.-Pasas un moment?- me preguntó

-Bueno, aunque será mejor no decirles nada a nuestras parejas, ya sabes como son de celosos...-

-No hay problema-Sonrió

Nos acomodamos en el sofá de la salita. Pusimos la tele y casi ni adevrtimos que estaban dando la bámbola . Mientras hablabamos nos bebimos casi una botella de Martini entre los dos. Vanesa reía sin control y a veces se apoyaba en hombro para hacerlo. Aquello comenzó a dispararme el morbo. Dios santo, era mi cuñada!! Pero estaba tan buena, y olía, olía de maravilla. En una de esas risas cayó entre mis brazos. Aunque extendió la risa lo más posible terminó en silencio, mirándome a los ojos. LA besé, muy lentamente, respirándola toda. Mi lengua se enredaba a la suya cada vez más deprisa. Ahí entraron en juego mis manos, que la recorrían y la magreaban toda. Mis besos eran dulces y largos.LA olía, la respiraba, recorría con mi lengua su cuello y su lóbulo.

Comenzamos a perder el control de una forma exagerada. Mis manos se colaron dentro de su blusa arrancando sus gemidos entre mis labios. No le saqué su suejtador, sino que dejé que escaparan por la parte superiror de éste sus tetitas hermosas. LA luz era tenue y en la tele la bámbola era poseida encima de un fregadero. . No pude más y saqué mi polla a punto de reventar y se la acerqué a sus labios pintados con el mismo carmín de su hermana. Su boca era pequeña, pero tan linda... Su lengua comenzó a recorrer mi polla enrojecida. Yo procuraba jugar con su boquita, esquivaba sus lenguetazos despertando sus respiraciones ansiosas. Definitivamente la agarró con ambas manos y se la tragó toda. Su boca era cálida y tierna. Casi no le cogía mi polla en su boca. Parecía que iba a reventarle la cara. Así me la chupó buén rato. Yo no podía más y casi arrancándole los pantalones a mi cuñada me subí encima de ella y le aparté un poco su tanga roja. Tenía un coñito idéntico al de su hermana. Rubio y velludo.me miró con sus ojos azules y sonrió con timidez Le metí la polla toda de un golpe como le gustaba a su hermana. Ella lanzó un gemido hondo y muy alto. Nadie podía oirnos. LA casa más cercana era la nuestra y estaba deshabitada. Dios! Que placer sentir el coño de mi cuñadita rodeando mi polla!!.

-Puedes gritar Vane, sabes que nadie va a oirnos, grita amor, grita cuanto quieras...- Diciendo esto metía mi pene hasta el fondo de su vagina-

-Ahhh, ahhhhh, ahhh- Gritaba Vanesa abriendo sus piernas y lamiendo mi cuello, mi boca, mi cara...

Yo la manoseba toda. Era tan linda!!. Le tocaba sus tetas-más grandes que las de mi mujer, por cierto-. La morreaba toda y metía mi polla muy adentro de ella.Realmente no la follaba, sino que le hacía el amor como si la amara desde toda la vida. De pronto me salí de ella y le dije acercando mi polla a su boca.

-Chupa, Vane, chupala otra vez, vamos, quiero sentirlo pero también verlo de nuevo. Vamos, hazlo muy suave, como tu hermana... -

Vanesa se la metió en su boca poco a poco, pasando su lengua por toda mi polla y después engulliéndola de un golpe muy suave. Mis manos alborotaban su pelo liso y largo, empujándole la cabeza hacia mi una y otra vez.

-Asi, asii, asi Vane, lame, chupamela toda-

Vanesa la chupaba y de vez en cuando veía sus preciosos ojos azules mirarme.

Le di la vuelta y la puse a cuatro patas-Justo en la escena en que la bámbola era penetrada brutalmente por la popa- Se la metí muy lentamente. Asi podia ver el cuerpo tan deseado de mi cuñadita a mi disposición. Vaya culo tenía. Mi polla resbalaba entre sus nalgas hasta el fondo de su vagina. Me gustaban sus caderas, su culo, toda ella me fascinaba. Mis manos se aferraban a sus anchas caderas con fuerza, pero ella no protestaba, gemía y gemía totalmente entregada. Dios... Era mucho más hembra que su hermana.

-Que buena estás, Vane, mucho mejor que tu hermana, asi, asi, déjate montar zorra, verdad que eres una zorra???-

Ella seguro jamás habia escuchado nada igual pues su marido era un tanto clásico y él habia sido su único hombre en la cama.

Te gusta zorra??? Te gusta la polla de tu cuñado??? Te gusta??? Ahh, ahhh-

  • Siiiii, me encantaa!! Mucho más que la de mi marido. Sigue por favor, sigue...-

La desmonté de nuevo y le di la vuelta.Quería verla de frente. Se la metí de un golpetazo hasta el fondo de su coño totalmente encharcado.

-Ahhhh-gimió la muy putita

Así la poseí en su sofá, con fuerza y dulzura. Mis penetradas era correspondidas con morreos y jadeos de su parte. Vanesa era maravillosa en cada movimiento. Nos besábamos sin parar, me tocaba el culo, lo empujaba hacia sus caderas, em envolvía con ellas, con su femeneidad, con su calor de mujer casada e infiel. Empecé a metérsela como un loco, perdiendo el control los dos, cada vez más, cada vez más. Sus gritos se debían escuchar desde fuera de la casa.

Chupame los pezones Vane, vamos amor hazlo, tu hermna lo hace de maravilla!!!-

Empezó a darme lametones en los pezones y eso me volvió completamente loco. Metí mi polla dentro de mi cuñada una y otra vez. Ella sacaba su lengua y lamía mis tetillas mientras mis caderas se contorsionaban para ofrecerle polla, la polla de su cuñado.

No pude más, sentía su lengua en mi pecho, en mis brazos, en mi cuello y dejé salir mi leche.

-Ahhh, Vane, me corro, me corro dentro de tu coño, ahhhhh-

-Ahh, y yo cuñadito, y yooooo, ahhhh, ah-

-Ahhhh,Vanesa, que rica estássss!!! Ohhhh,ohhh,ohh...

Estuvimos un rato rubados hasta que envueltos en lujuria y fantasisas fuimos a follar a mi casa y a mi cama y al final en su coche, como una vulgar putita. Así comenzó lo que pasado el tiempo supuso nuestros respectivos divorcios y nuestra unión, la de Vanesa y la mia. Hoy estamos casados y tenemos cuatro hijos. Y realmente, cada dia que pasa siento más placer al follármela y al dejarla continuamente preñada.