Vampiros en mi vida 2

Historia de como me vi envuelta en una aventura con vampiros.

Vampiros en mi vida 2

Desperté cuando el día estaba ya muy avanzado, por las rendijas de las persianas  podía ver que el sol estaba alto en el horizonte. Me hallaba sola en la cama y ni siquiera había sentido cuando  Velkan , que así se llamaba el Amo, se había levantado. Decidí levantarme notando cierta flojedad en mis piernas y un dolor intenso en el culo, que hacía que me costara cerrar las piernas al caminar. Podía apreciar las heridas que mostraban mis pechos, por donde el vampiro se había alimentado y mi entrepierna también lucía las marcas de unas dentelladas.

Todo había sido real y no una pesadilla como me había parecido.

Decidí darme un baño, por lo que me metí en la bañera y dejé que el agua corriera por mi cuerpo despejando mi mente  un poco con su frescor.

Salí del baño y me froté fuerte con la toalla como queriendo dejar mi cuerpo limpio de todo lo que había acontecido la noche anterior. Me puse un vestido blanco sin nada debajo como me había indicado que debía vestirme, dejando que mis pezones se notaran oscuritos sobre la blancura del vestido.

Bajé al salón recibidor sin que viera a nadie, la casa parecía solitaria y silenciosa. No se oía ningún ruido que denotara presencia humana. Salí al exterior para ver si estaban fuera, pero todo seguía solitario y en silencio, por lo que volví al interior y buscar donde podrían estar los demás.

Desde el pasillo inferior me pareció oír ruidos de ollas o sartenes, por lo que decidí seguir para donde se oían estos ruidos, encontrándome con la señora mayor que me sirvió la cena la noche anterior.

Al verme me saludó diciendo:

Hola. Me llamo Margarita, aunque puedes llamarme Rita, que es como me llaman todos.

Hola, me llamo Maria.

Estaba confundida al no ver a nadie en la casa.

¿Dónde están los demás?.

Maria, el Amo y Bogdan salieron temprano para el pueblo.

Tenían que hacer unos asuntos personales y Yamilka sigue abajo, en el sótano, donde la llevó ayer Bogdan.

Siéntate, que te preparo algo para desayunar y luego bajamos si quieres ver a tu amiga.

Gracias, pero prefiero desayunar de pie, no me preguntes el motivo, que es un poco embarazoso de explicar.

Vamos como que yo tenía el culo como para sentarme. Si apenas podía cerrar las piernas.

Me preparó un tazón de leche con unos panecillos untados con manteca que estaban deliciosos, por lo que di cuenta de ellos en un abrir y cerrar de ojos.

Le pedí que me explicara por donde podía bajar al sótano. Ella dejó lo que estaba haciendo y decidió acompañarme personalmente hasta el habitáculo donde se hallaba mi amiga.

Yamilka yacía tendida acurrucada sobre una raída colchoneta, medio cubierta por una manta que apenas tapaba su desnudo cuerpo. Una cadena sujetaba su tobillo derecho a una argolla sujeta a la pared y numerosas señales sobre su cuerpo, denotaban que no había pasado por su mejor noche. Restos de sangre y semen cubrían sus muslos y entrepierna,  demostrando que había sido cruelmente violada. Sus pechos mostraban moratones y señales de haber sido maltratados con restos de sangre y marcas violáceas alrededor de los pezones. Toda ella se veía cubierta de erosiones y arañazos de forma que daba pena mirarla.

Me acerqué a ella y le acaricié la cabeza haciendo que diera un respingo atemorizada, creyendo que quien la había maltratado había regresado.

La calmé y pregunté:

¿Tienes algo con que podamos quitarle la cadena?.

Debemos liberarla y subirla arriba para curarla y aliviar su dolor.

No podemos moverla de aquí sin el permiso de Bogdan, que es a cargo de4 quién está.

Hasta que el Amo decida lo contrario, no podemos liberarla.

Rita, por lo menos podremos darle algo de comer y curar sus heridas.

Eso no creo que nos lo puedan impedir.

Maria, un momento que subo a por todo lo necesario para curarla y algo de comer y beber, para que reponga fuerzas.

La mujer nos dejó solas a las dos, momento que aproveché para preguntar quién le había infringido semejante castigo.

Hola Maria, ha sido Bogdan, por que no accedí a mantener relaciones sexuales con él, me ha forzado y castigado hasta que ha conseguido todo lo que ha querido.

Como puedes apreciar, me ha violado por la vagina y también por el culo, me ha mordido los pechos, ha estado haciéndome de todo hasta cansarse y ha marchado, dejándome aquí atada hasta que decida volver para continuar conmigo.

Yamilka, no te preocupes que no volverá a tocarte, ahora estarás a mi servicio.

Velkan ha accedido a que de ahora en adelante vivas con nosotros, serás mi amiga si tu quieres, y nadie volverá a hacerte daño.

Pero Maria cuando ellos vuelvan seré azotada delante de todos para servir de escarmiento, por mi torpeza de ayer.

Puedes estar tranquila, el castigo que te tenían preparado, no te será administrado y nadie mas volverá a abusar de ti.

Gracias Maria, por todo lo que haces por mi. Después de donde te he metido, me pagas con tu amistad y cariño.

No te debo nada.

Jamás había disfrutado tanto como lo estoy haciendo aquí.

Te aseguro que he tenido los orgasmos mas extraordinarios de mi vida.

Soy yo la que te tengo que estar muy agradecida por traerme.

Nos callamos al sentir pasos que se acercaban por la escalera, quedando ambas a la expectativa de ver quien era, hasta que vimos aparecer a Rita con una bolsa y una bandeja con comida.

Acercándose hasta donde nos hallábamos nosotras nos dijo:

Queridas, voy a curaros las heridas y he traído algo de comer para Yamilka.

Se aproximó a ella y empezó a limpiar sus heridas con una gasa empapada en desinfectante. Mi amiga arrugaba el gesto por el escozor. A pesar de la penumbra podía apreciar los arañazos y contusiones que cubrían todo su cuerpo, sobre todo los pechos, que mostraban señales de haber sido mordidos. Sobre todo alrededor de los pezones, donde mostraban moratones y pequeñas heridas producidas seguramente por los dientes de quien la había agredido.

Seguidamente, sacó un tarro con una crema blanquecina, que le untó en vagina y culo, para aliviar el dolor, ya que mostraba señales inequívocas de haber sido violada brutalmente.

Una vez terminó de curarla le aproximó la bandeja con unos panecillos similares a los que yo había comido y un tazón de leche.

Mientras Yamilka comía, Rita se acercó a mi y me dijo:

Maria, ahora te toca a ti, deja que te cure.

Por la forma en que andas y el que no puedas sentarte demuestra que has pasado una noche muy movidita con el Amo.

Me hizo levantar la falda y mostrar mi lacerado culo. A continuación se dedico a poner cremita suavemente en él y en mi vagina, que estaban con muestras inequívocas de maltrato.

El alivio fue rápido, esa crema debía tener efectos calmantes por que enseguida noté que disminuía el dolor en mi chochin y se apaciguaba mucho el escozor de mi culo.

Una vez terminó, recogió la bandeja y la bolsa del botiquín y se marchó dejándonos solas las dos. Así pude preguntar a mi amiga que le habían hecho para estar tan mal.

Maria, no han sido varios, solo ha sido Bogdan, que desde que me trajo aquí, no paró de torturarme, hasta esta mañana, que ha marchado con el Amo al pueblo.

Como me negué a follar con él, me ató y después de introducir unos pinchos en mis pezones, me ha estado follando a la fuerza tanto por delante como por detrás, ha apretado mis pechos para que los pinchos se fueran introduciendo mas en mis pezones.

Me ha sacado los pinchos y se ha dedicado a mamar la sangre que brotaba de las heridas, me apretaba los pechos, succionaba y lamía mis pezones.

Mira como me los ha dejado.

Ahora me duelen menos, gracias a la cura que me ha hecho Rita, pero he pasado una noche terrible.

Pude apreciar que sus pezones mostraban unas heridas tremendas justo por el centro. Se podía decir que le había hecho dos conductos  y en lugar de salir leche, manara sangre. Me sentía muy mojada  al imaginar lo que eso debió doler mientras se lo estaba haciendo y mucho mas una vez se hubieran enfriado las heridas. Pensaba si me lo hubiera hecho a mi, las veces que me habría corrido. Mis pezones son muy sensibles y con solo tocarlos me excito mucho.

Yamilka, a mi también me ha mordido Velkan.

Me bajé un poco el vestido y dejé mis pechos a la vista.

Mira lo que a mi me ha hecho y sin necesidad de pinchos.

Como sabes, tiene unos colmillos muy agudos y los ha empleado para alimentarse de mi sangre.

Jamás creí que lo que me contabas pudiera ser real y me excitaban las historias que me contabas sobre vampiros, pero pensaba que eran fantasías.

Ya ves, Maria que es cierto y puedes comprobar por las viejas cicatrices que cubren mis pechos, que yo también he servido para alimentar al Amo Velkan y a otros como él, que no dudan en morder y hacernos servir para alimentarse de nosotras.

Los peores son sus seguidores o sirvientes, que no poseen colmillos como los vampiros.

Ellos llevan ese extraño colgante  del cuello como si fuera un amuleto.

En realidad es un pequeño estilete, con el que se sirven para hacer pequeñas heridas a sus victimas y poder chupar la sangre que mana de ellas.

Con unos estiletes de esos es con lo que Bogdan ha taladrado mis pezones y ha saciado su sed de sangre conmigo.

Ahora comprendía como era posible que Yamilka mostrara las terribles heridas que tenía en sus pechos y que aún no habían cicatrizado. Era como si le hubiera hecho unos enormes conductos mamarios que en lugar de producir leche salía sangre.

Hablando con mi amiga se me pasó el tiempo volando, pero no deseaba dejarla sola en aquella especie de lóbrega mazmorra. Su compañía me hacía sentir bien y para ella también era mas agradable, que quedarse sola con sus pensamientos.

De nuevo se pudieron oír los pasos de Rita bajando por la escalera. Para nosotras era un alivio por que significaba que seguíamos solas en la casa y que aun no habían regresado Velkan y Bogdan de su visita al pueblo.

Rita traía una bandeja con comida para Yamilka y me preguntó:

Maria, ¿Quieres que te baje la comida y comes aquí o prefieres subir a la cocina y comes conmigo?.

Mejor me subo contigo y te ahorras tener que bajar otra vez.

Deseo hablar  de las cosas que suceden en esta casa.

Me puse de pie y seguí a Rita hasta la cocina, donde se podía ver una olla humeante en el fuego, ésta desprendía un aroma delicioso.

Gracias al ungüento que me había puesto en mis heridas ya me encontraba mucho mas aliviada y me podía sentar para comer. Me sirvió un plato de aquel exquisito estofado, donde se podía apreciar trozos de carne con patatas y algunas legumbres.

Mientras comía, le pregunté:

Rita, ¿Cuanto hace que estás al servicio de Velkan?.

Me contestó con un encogimiento de hombros y quedando pensativa me respondió:

Hija, ya ni me acuerdo.

Yo era muy jovencita cuando me trajeron aquí y recuerdo que había otra señora que hacía lo que yo.

Entré como ayudante de ella y servía al Amo, como ahora lo haces tu, ofreciéndote para que se alimente, ya que solo lo hace de sangre y no come ningún otro alimento.

Tu no eres la única que lo hace, hay otras mujeres que están a su servicio, y vienen o es el Amo el que las visita, como hará contigo, una vez te hayas marchado.

Los vampiros como Velkan necesitan sangre pero solo la toman de mujeres jóvenes y sanas como tu.

Cuando ya somos mayores como yo no le servimos y deja de utilizarnos para alimentarse.

Rita. Si cuando entrastes a su servicio eras jovencita.

¿Qué edad tenía él?.

No parece que tenga mas de treinta años.

Nadie sabe su verdadera edad.

Hijita, siempre lo he conocido igual.

El tiempo, parece que no pase para él.

Mi antecesora, ya lo conoció igual cuando entró a su servicio de jovencita.

Eché cuentas y por mis cálculos, era la segunda generación de sirvientas, por lo que por pocos años que tuviera, debía rondar por los 90. Se conservaba como si tuviera entre 30 o 35 años. Eso si que era un verdadero misterio.

A continuación Rita se abrió el vestido, mostrando sus pechos. Estos eran enormes, colgando hasta casi la cintura y coronados por unas aureolas de las mas grandes que yo había visto. Unos pezones gordos y oscuros sobresalían de ellas. Aunque estaban colgando, se apreciaba que en su juventud habían sido muy duros, por que aun se mantenían con la piel tersa. En sus aureolas se podían apreciar multitud de viejas cicatrices, donde se suponía había sido mordida para alimentarse el Amo o bien otros como él.

Se subió la falda y me mostró sus muslos donde se apreciaban al igual que en sus pechos, viejas heridas que habían servido para lo mismo.

Como ves hijita, solo muerden en lugares ocultos a la vista, así no dejan constancia de sus actividades. Lo de morder en el cuello, solo es en la películas o en el caso de que quieran terminar con la vida de sus victimas. No les interesa matar, por que crearía alarma social y se quedarían sin sirvientas de las que alimentarse.

Me acercó una pastilla y un vaso de vino que ya conocía.

Tómate esto que te sentará bien y te aliviará mucho.

El efecto de la pastilla junto con el vino me empezó a hacer efecto enseguida,. Me sentía mucho mejor, mas eufórica y todo esto junto con tenerla con los pechos colgando, hicieron que sintiera una gran atracción, aquellas tetas con los inmensos pezones, parecía que me estaban diciendo, cómeme. Me acerqué mas a ella y le sujeté un pecho alzándolo, mientras con la otra mano acaricié el pezón, pellizcando suavemente. Podía comprobar que era mas grueso que mi dedo y al acariciarlo se puso mas duro, sobresaliendo de la aureola mas de lo que ya estaba antes. Podía apreciar perfectamente el conducto que mostraba en el centro, por donde se suponía se habían alimentado los seguidores de los vampiros. De cerca se apreciaba perfectamente la multitud de redondas cicatrices, que cubrían la gran aureola, donde se habían clavado muchas veces los colmillos de Velkan o de otros como él. Rita tenía los ojos cerrados y se le notaba la respiración alterada. Era curioso ver a una mujer de mas de 60 años suspirando, solo por que le acariciaba el pezón. Le sujeté el otro pezón pinzando con mis dedos pulgar e índice y tiré de él hacia arriba levantando el pesado pecho solo tirando del pezón. El suspiro que dio me indicaba que estaba haciendo lo correcto para excitarla, por lo que le levanté los dos pechos tirando de los pezones, haciendo que todo el peso de los pechos  descansara únicamente de los pezones. Pinzaba y estiraba como si la estuviera ordeñando. Ella mantenía los ojos cerrados y se le escapaban pequeños gemidos de placer. Así estuve un rato pellizcando y manteniendo las tetas de ella colgando de los pezones.

Ay hija, que gusto me estás dando, ya ni recuerdo la última vez que me acariciaron las tetas.

Esas palabras me animaron y metiendo su pezón derecho en mi boca, comencé a chupar fuerte, succionando y mamando como un bebé, mientras le iba apretando el otro con la mano. De vez en cuando cambiaba de pezón alternando izquierdo y derecho. Por sus estremecimientos notaba que estaba al borde del orgasmo, pero yo quería incrementar mucho mas el placer que le estaba proporcionado, por lo que metí la mano libre entre sus piernas y le acaricié el coño, que estaba ya a estas alturas completamente encharcado. Le frotaba el clítoris en círculos, cambiando de vez en cuando para hacerlo de arriba hacia abajo. Sus piernas temblaban haciendo que sus muslos se movieran trémulos como flanes. Metí dos dedos en su vagina y con el dedo pulgar seguí acariciando su clítoris haciendo pinza. La respiración de ella entrecortada, el pezón engordando en mi boca y los estremecimientos de todo su cuerpo me indicaban que estaba a punto del éxtasis, por lo que le di un mordisquito en la puntita del pezón que mantenía en mi boca. Esa fue la guinda para que se corriera, por que me dejó la mano empapada y un charco de flujos en el suelo. Su coño parecía un grifo abierto soltando un chorro de liquido, que mas parecía que se estuviera orinando.

Cuando pudo recobrar el aliento, me dijo:

Hay mi niña, cuanto tiempo hacía que nadie me daba tanto placer, jamás pensé que con una mujer, podría sentir lo que he sentido ahora contigo.

La abracé y le di un beso en la cara, diciéndole:

Rita, te estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mi amiga y por mi, no te preocupes que esta no será la última vez, podemos repetirlo cada vez que tengamos ocasión.

Hijita, gracias por tutearme, después de esto creo que se ha creado un vínculo entre nosotras que nos une mas que una simple amistad.

Se levantó y llevándose las manos a la cabeza, exclamó:

Anda, pero si nos hemos olvidado de Yamilka, contigo se me ha pasado el tiempo sin darme cuenta y quizás necesite algo. Voy a verla y a subirme la bandeja de la comida.

Mientras subía a mi habitación, vi como ella bajaba en dirección al sótano.

Estaba somnolienta por el vino ingerido y decidí echarme un rato en la cama, por lo que me desnudé y tendí para descansar, quedando dormida casi al instante.

No sabía precisar el tiempo que dormí, cuando fui despertada por el ruido de un coche en la puerta de entrada. Me asomé a la ventana sin pararme ni a ponerme la ropa, pudiendo apreciar como se bajaban del todo terreno que me había traído hasta allí, El Amo, El sirviente Bogdan, dos hombres altos y de constitución fuerte, que mas tarde sabría que se llamaban Marcelo y Gaietano, junto a ellos se bajó una mujer alta de pelo rubio y muy guapa. Vestía unos pantalones vaqueros que parecía que iban a estallar de apretados que le quedaban y una camiseta azul celeste, que dejaba poco a la imaginación de ceñida que estaba. Podía apreciar sus protuberantes pezones a través de la tela, demostrando que no usaba sujetador. Los cuatro hombres miraron para la ventana donde me encontraba y sonrieron al verme desnuda. A continuación entraron en la casa acompañados por la mujer.

Enseguida entré en el cuarto de baño, me asee y salí para vestirme. En tan poco tiempo ya me estaba esperando Bogdan con el vestido en las manos y dispuesto para ayudarme a ponerlo. Era el vestido blanco que había utilizado y que dejé encima de la cama. Me miró sonriendo y me dijo:

Maria, por mi dejaría que bajaras así como estás, pero mejor te pones el vestido, que ya tendremos tiempo de verte sin él mas tarde.

Con una sonrisa de oreja a oreja me acercó el vestido y me ayudó a ponerlo.

Vamos que nos están esperando para hacer las presentaciones y tienes que cenar para reponer fuerzas, que puede ser una gran noche para ti.

Bajé las escaleras seguida de cerca por él, Llegando hasta el salón comedor, donde me esperaban Velkan y el resto de invitados.

Allí se hicieron las presentaciones, enterándome de que Marcelo y Gaietan eran amigos del Amo y le habían traído a una chica, lo mismo que había hecho Yamilca conmigo.

Ella se llamaba Nagore y era de Vila Verde, cerca de Braga, al Norte de Portugal. Desde allí había viajado para ofrecerse al Amo, de la misma forma que lo hice yo la noche anterior.

No se veía ni rastro de Yamilka ni de Rita, por lo que pregunté a Bogdan por ellas.

Rita se encuentra en la cocina y Yamilka en un aposento muy adecuado para ella, donde creo se encuentra muy a gusto.

Supuse que ni se imaginaba que yo ya había estado en ese aposento y sabía en que condiciones tan lamentables se hallaba ella.

Me dirigí con respeto a Velkan haciéndole saber que me gustaría que ella estuviera también presente, era mi sirvienta desde la noche anterior y supuse que su lacayo no se había enterado de que ella me pertenecía.

El Amo haciendo un gesto con la cabeza, le mandó a su criado que dispusiera todo para que Yamilka estuviera presente durante la cena, como era mi deseo.

Vi con satisfacción como desaparecía por el pasillo para cumplir lo que le habían ordenado. No tardando mucho, volvió diciendo que ya lo había dispuesto todo para que ella asistiera en cuanto terminara de vestirse para la ocasión.

Los hombres se enfrascaron en sus conversaciones, dejando que Nagore y yo pudiéramos hablar a solas.

Así es como me enteré de donde era, que estaba casada como yo y tenía una niña pequeña que hacía poco había empezado a ir al colegio. Le pagaban los estudios y garantizaban el puesto de trabajo de su marido a cambio de que ella fuera sumisa y aceptara servir al Amo. Le comenté en que consistía el servicio aunque ella estaba enterada de todo, por los amigos de Velkan.

Hablando con ella se me hizo mas corta la espera y solo cuando Yamilka apareció en el salón acompañada por Rita, me di cuenta del tiempo pasado. No parecía que hubiera pasado por los castigos sufridos, por que parecía radiante y sonriente como si tal cosa. Lucía un vestido azul oscuro de seda brillante sin tirantes, se sujetaba  por encima del pecho y una cremallera recorría la espalda de arriba abajo, sin que se notara si llevaba ropa interior. Desde la cintura hasta el suelo tenía unas aberturas por los costados, por las que enseñaba las piernas y las caderas al caminar.

Los dos amigos del Amo quedaron en silencio ante la belleza de mi amiga, que a pesar de la edad era una de las mujeres mas hermosas que conocía.

Se hicieron las presentaciones y Rita acompañó a Nagore hasta su habitación para que se cambiara de vestido, apareciendo en un corto espacio de tiempo, completamente cambiada.

Su rubia melena acariciaba sus desnudos hombros y lucía un vestido sujeto por tirantes que casi arrastraba por el suelo. El color era difícil de definir, por que cambiaba de tono según la luz, desde el blanco al rosa pálido. Una rosa de seda roja, adornaba su pecho, dando un detalle de color.

El Amo salió a su encuentro y de la mano la acompañó hasta la mesa donde estábamos los demás.

Se dirigió a ella y empezó con el ceremonial que yo ya conocía por que lo había seguido conmigo el día de mi llegada. A continuación la llevaron entre Marcelo y Gaietan hasta la chimenea donde la ataron colgando con los brazos en cruz. Una vez atada se sentaron a nuestro lado en la mesa y la dejaron sola con Velkan, quien le desató los tirantes del vestido, dejando los pechos de ella a la vista de todos, sus pezones lucían erectos como muestra de la gran excitación que la embargaba. El Amo se dedicó a besar su hermoso cuerpo por todas partes lamiendo los pezones y terminando de bajar el vestido hasta el suelo, dejó la parte mas intima de ella al descubierto, mostrando su bien cuidado pubis y los labios vaginales sin rastro de pelos. Siguió lamiendo su coño deteniéndose e insistiendo en su clítoris, haciendo que a ella se le escaparan gemidos de placer. Volvió a subir para arriba introduciéndose el pezón derecho de ella en la boca, succionaba y apretaba insistiendo, pasando a continuación al otro pezón y repitiendo la misma acción.

Los pezones de ella ya no podían estar mas duros, cuando la abrazó por la cintura en introdujo sin mas preámbulos su enorme polla en la vagina .

Ella gemía con los ojos cerrados al ritmo de las embestidas de él, Cuando él sin previo aviso cerró la boca sobre el pezón que tenía en ese momento cogido, haciendo que ella abriera mucho los ojos y cambiara los gemidos por un apagado grito de dolor.

Todos dedujimos que le había clavado los colmillos, cosa que confirmamos, cuando después de succionar un rato retiró la boca de la teta y pudimos ver los hilillos de sangre que goteaban del pezón. Repitió la operación con el otro pecho, estando otro rato succionado la sangre que manaba de las heridas que le ocasionaba al introducir los afilados colmillos en la tierna aureola del pezón.

Cada vez la estaba penetrando mas fuerte y ella parecía una muñeca colgada, siendo follada y mordida al mismo tiempo.

Después de un rato aceleró el ritmo de las embestidas hasta que con un rugido de fiera, se corrió dentro de ella. Se puso bien los pantalones y se sentó a la mesa, dejando que los dos invitados la desataran, le pusieran el vestido y en brazos la llevaron asta la mesa, sentándola ante un vaso de vino que con anterioridad le habían servido y un cuenco de sopa humeante.

Al poco apareció Rita con una bandeja de carne de cordero que había horneado y que desprendía un delicioso aroma.

Nos fue sirviendo a todos menos a Velkan, que solo tomó una copa de lo que parecía ser vino.

Di buena cuenta de la comida y de una manzana que me sirvió de postre. Quedando completamente satisfecha.

Nagore ya se había animado y mas que comer lo que hacía era devorar las viandas, que le sirvieron para recuperar fuerzas.

Me dirigí a Velkan con mucho respeto y le pregunté:

Amo, he visto que en mi aposento hay sitio suficiente para dos personas.

Desearía que Yamilka durmiera conmigo en la misma habitación.

Es lo suficiente grande y en la cama podríamos dormir las dos sin problema.

Como desees si te parece bien, podéis dormir y permanecer juntas en la habitación que te corresponde.

Dirigiéndose a los demás les dijo:

He decidido que a partir de hoy, Yamilka pasa a ser la sirvienta de Maria, estando bajo su cargo y haciéndose responsable de cualquier desliz que cometa o que tenga pendiente.

Por lo tanto el castigo que tiene pendiente Yamilka, le será infringido a Maria, como responsable de su sirvienta.

Este consistirá en venticinco latigazos en el culo y otros veinte en los pechos.

Los azotes le serán dados por Bogdan en este mismo salón, mañana por la tarde, a la puesta del sol y todos estaremos presentes.

Si hay alguien que tenga algo que objetar, puede hacerlo ahora.

Se hizo un silencio sepulcral y nadie se atrevió ni a respirar, por lo que quedé condenada a recibir el castigo que con anterioridad pendía sobre Yamilka.

A continuación levantó en brazos a Nagore y desapareció por el fondo del pasillo, como la noche anterior hizo conmigo.

Quedamos Bogdan, Marcelo, Gaietan, Yamilka y yo alrededor de la mesa si saber que tema de conversación tomar, por lo que decidí levantarme y despedirme de  los demás para irme a dormir y Yamilka me imitó saliendo las dos juntas en dirección al dormitorio.

Una vez en la habitación nos sentamos en la cama abrazadas y confortándonos las dos de las peripecias vividas desde nuestra llegada a la casa. El abrazo de ella me reconfortaba y me hacía sentir muy bien.

De pronto oímos pasos en el pasillo, pensando que serian los demás que iban a sus dependencias a descansar, cuando se pararon delante de la puerta y llamaron suavemente. Le indiqué a mi amiga que abriera a ver quien era y al abrir vimos que se trataba de los amigos de Velkan que venían con unas copas y una botella de vino en la mano.

Hola preciosidades.

¿Qué os parece si celebramos el habernos conocido?.

Hemos encontrado esta botella de vino en la cocina y hemos pensado en invitaros.

Yamilka se me quedó mirando esperando mi aprobación, cosa que hice asintiendo con la cabeza y sonriendo a los recién llegados.

Ella se apartó a un lado dejando pasar a los dos hombres y cerrando la puerta tras ellos.

Se aproximó a la cama y tomó asiento a mi lado mientras ellos acercaron dos butacas y lo hicieron frente a nosotras alcanzándonos dos copas.

Marcelo, levantando la botella nos la mostró y nos pidió que acercáramos nuestras copas para servirnos. Una vez llenas se sirvieron ellos y dejando la botella en el suelo acercaron sus copas a las nuestras para brindar.

Por nosotros, por una amistad duradera.

Levantamos las copas haciendo que tintinearan al entrechocar entre ellas. Una vez brindado dimos unos tragos y se nos quedaron mirando sin decir palabra.

El silencio entre nosotros era suplido por las miradas de complicidad  que nos echábamos mutuamente. Nadie parecía querer romper el hielo.

Yo por hacer algo tomé otros sorbos de vino haciendo que entrara un gratificante calorcillo por mi cuerpo, que junto por lo excitante de la situación. Esta se estaba volviendo muy morbosa. Dos hombres jóvenes, bien parecidos y que nos habían invitado a tomar unas copas de vino en nuestro dormitorio, no era como para desperdiciar la ocasión de pasarlo bien.

A través de los cuellos de las camisas se podían ver que llevaban dos colgantes. Estos constaban de unas piezas alargadas de marfil con unos signos tallados que no podía descifrar. Colgaban de sus cuellos por unas cadenitas de oro, que terminaban en un pequeño mosquetón también de oro, y así poderlas desprender sin necesidad de quitarse las cadenas del cuello.

Me llamaron la atención y alargué la mano para inspeccionarlo mas de cerca, pero se echó hacia atrás y no dejó que lo llegara a tocar.

Perdona, pero me gustan esos colgantes, son muy raros.

Jamás los había visto hasta ahora.

Son iguales al que luce Bogdan.

¿Son algún tipo de amuleto de la suerte?.

Yamilka, me tocó en el hombro haciendo que me  volviera a sentar a su lado. Siendo ella la que me contestó ante el silencio de ellos, por mi  pregunta.

Maria, esos colgantes son en realidad las herramientas de las que se valen para alimentarse de nosotras.

Como carecen de colmillos como los vampiros, utilizan eso para hacer las heridas y poder chupar la sangre.

Si ellos lo desean pueden enseñarte como funcionan, pero quizás te sientas cohibida o asustada si lo hacen.

Empezaba a comprender de que se trataba, ya que Rita me había explicado como se alimentaban.

Gaietan, desprendió su colgante del cuello y acercándolo a mi presionó un resorte oculto, saliendo a relucir una hoja alargada y muy puntiaguda, accionada por algún muelle oculto. Pude ver lo afilado que estaba y la longitud, pues mediría alrededor de cinco centímetros de largo por medio de ancho, terminando en una punta afilada como la de un estilete. Esto era lo que Rita me había contado que utilizaban para ocasionar las heridas de las que alimentarse.

Volvió a accionar el resorte y la hoja quedó oculta, mostrando solo el inofensivo colgante.

Seguimos bebiendo y hablando de cosas intrascendentes. Yo me sentía muy excitada y podía ver que Yamilka solo se contenía por respeto a mi. Así que decidí dar el primer paso y bajando el vestido de ella, la dejé con los pechos al aire. Mostré sus pezones a los dos hombres y señalando las heridas que presentaban sus pezones, les dije:

Como podéis ver, nunca havía visto esos colgantes antes, pero si las heridas que dejan, cuando son utilizados.

Me bajé el vestido y les mostré mis pechos, diciendo:

Como podéis ver, conmigo no han sido utilizados y solo tengo las heridas de los colmillos de Velkan, cuando ayer se estuvo alimentando de mi.

Es lo mismo que esta noche ha hecho con Nagore.

Podía notar la excitación de los dos hombres, pero a pesar de estar muy calientes y mostrar unos bultos mas que explícitos en sus entrepiernas, no osaban a dar el primer paso sin que nosotras aceptáramos complacientes a dejar que hicieran con nosotras lo que quisieran.

Era mucho el respeto que tenían a Velkan y nosotras éramos de su propiedad, por lo que sin autorización jamás nos tocarían.

Le hice una seña a Yamilka y se abrazó a mi empezando una escena lésbica que hacía derretirse al mas calmado de los hombres.

Nos besamos y nos íbamos recorriendo los pechos con nuestras lenguas y labios, dándonos besos y acariciándonos.

Quité el vestido del todo a mi amiga dejándola completamente desnuda y me deshice también del mío, quedando igual que ella delante de los dos hombres, que sudaban de excitados que estaban al vernos jugando entre nosotras.

Me lo estaba pasando muy bien pero necesitaba algo mas para calmar mi excitación, por lo que me acerqué a Gaietan que era el que mas filing tenía conmigo y le empecé a desabrochar la camisa, quitándola y dejando su fuerte torso desnudo, mientras que mi amiga desde detrás de mi jugaba con mis tetas, pellizcando mis pezones y estirando de ellos.

A continuación hice lo mismo con Marcelo, dejando que ellos se bajaran los pantalones y los calzoncillos, quedando los dos con sus enormes poyas al aire.

Yamilka seguía apretando mis tetas, ofreciendo mis hinchados pezones a los dos hombres, mientras que yo les acariciaba suavemente las poyas. Podía sentir mis manos mojadas por sus líquidos preseminales y como le temblaban al ritmo de sus pulsaciones.

Cuando ellos me sujetaron los pechos y se introdujeron mis pezones en la boca, pareció como si la vista se me nublara del placer que sentí.

Les acariciaba las poyas mientras ellos me mamaban las tetas como dos bebes hambrientos, intentando saciar su hambre con la leche que mis pechos carecían, reculé hasta la cama dejándome caer de espaldas con ellos dos sin despegarse de mis tetas. Quedé tendida con cada uno de ellos a un lado y sin soltar mis tetas, mientras yo no dejaba de masturbarlos.

Yamilka se puso de rodillas en el suelo y se apoderó de mi coño, empezando a chupar mi clítoris y a meter su lengua en mi rajita.

Sentirme con las tetas devoradas y el coño comidito, hizo que me llegara un orgasmo maravilloso. A pesar de mi corrida no dejaban de insistir en mamar mis pezones y de chupar la vagina. Me venían un orgasmo tras otro entrelazados y me temblaba todo el cuerpo.

Haciendo un tremendo esfuerzo, me incorporé y me puse de rodillas al lado de Yamilka, introduciendo en mi boca la poya de Gaietan, o era la de Marcelo, por que a estas alturas ya ni veía.

Yamilka hizo lo mismo con la poya del otro hombre, empezando las dos a chupar como dos ternerillas de las ubres de su madre.

Los hombres se estremecían y su respiración se aceleraba. Notaba como se acercaban al climax y la poya parecía cobrar vida propia. Al final Gaietan se corrió en mi boca con un estremecimiento, llenando mi garganta con su leche. No tardando mucho hizo lo mismo Marcelo, dejando la cara y el pelo de mi amiga completamente pringado. Ella con un ojo cerrado por un goterón de semen, se relamía riendo.

Ha sido de escándalo.

Decía Marcelo.

A lo que contestaba Gaietan:

Cuando queráis repetimos.

Ya era muy tarde y decidimos que mejor descansar y cogiendo su ropa, las copas y la botella vacía, abandonaron el dormitorio, para irse a sus habitaciones.

Nosotras nos echamos en la cama abrazadas besándonos. Pocas veces había disfrutado tanto y decidí premiar a mi amiga por tanto placer como me había dado. Me desplacé poco a poco hacía abajo besándola en la barbilla, cuello, hombros. Me detuve un tiempo lamiendo sus pechos y besando sus pezones, haciendo que se estremeciera al insistir con mis labios en sus heridas.

Seguí recorriendo su cuerpo besando sus muslos por el interior, acercando mi boca poco a poco a su zona mas intima.

Separé sus piernas e introduje mi lengua entre los labios de su vagina, recorriéndola toda de arriba abajo. Notaba su humedad y el delicioso perfume que desprendía. Decidí terminar y me dediqué a besar su clítoris, azotando con mi lengua, sujetándolo con mis labios, succionando una y otra vez.

Toda ella era un estremecimiento, llegando a convulsionar cuando se corrió con un gran gemido de placer.

Quedamos las dos rendidas y abrazadas, notaba su corazón acelerado, y quedé dormida con mi rostro apoyado en sus pechos.

Continuará.