Vamos, vamos, que tú puedes!!!

Mi novia es muy competitiva en todo lo que hace y algunas veces me utiliza a mi en sus retos. Os cuento la ultima apuesta que ha ganado.

Vamos, vamos, que tú puedes!!!

Todos en el entorno de mi novia saben que es extremadamente competitiva, siempre quiere ganar y pone el alma en conseguirlo. No sé bien que habrá visto en mí, pero de momento me tiene mucho cariño y se siente muy orgullosa cuando vamos juntos a cualquier sitio.

Susana, que así se llama, practica variaos deportes que la mantienen en una forma envidiable y un cuerpo que llama la atención. También es entendida en moda, en maquillaje y en un no se sabe de cosas donde destaca. Este alto nivel al que está acostumbrada me obliga a estar siempre pendiente de todo y dispuesto a darlo todo en cualquier momento.

Como ejemplo os contaré lo que pasó la otra tarde cuando la fui a visitar a su casa después del trabajo.

Llevaba varios días sin mojar y estaba pletórico de energía contenida. Susana, me había esquivado los días anteriores inventándose diversas excusas (bastante inusuales en ella), pero esa tarde prometía con una buena compensación. Así que nada más llegar me puse a la tarea a ver si conseguía convencerla para irnos a echar un buen polvete en su cama.

Para mi sorpresa, ella estaba que sí que si no y eso me desconcertaba mucho. Sonó su teléfono y tras ver quien llamaba, se levantó del sofá rápidamente y se puso a hablar en voz baja. Tenía un claro tono de enfado y tras acordar algo con el interlocutor volvió al sofá con una amplia sonrisa. A continuación fuimos entrando poco a poco en calor, siempre con el ritmo dominado por ella.

Me manda a la cocina a por un bomboncito que hay en el refrigerador. Estando allí me parece oír algo en la puerta de entrada, como unas risitas y luego el golpe amortiguado de la puerta al cerrarse.

Cuando regreso con el bombón, Susana sin casi mirarlo se lo zampa, me agarra por la pechera y me arrastra hasta caer en el sofá sobre ella. (Cada vez entiendo menos sus caprichos). Parece que el bombón haya hecho un milagro, pues la gatita reservada de unos minutos atrás se ha convertido en una pantera agresiva con ganas de devorarme.

Bueno, si lo quiere así… pues por mi bien!

¡Vamos a la cama, o tengo ganas de hacer algo especial!, me dice a la oreja para luego mordisquearla un poco.

Me coge de la mano y estira de mi a lo largo del pasillo. Yo le miro el culazo tan formidable que tiene y como todo su cuerpo  se mueve armoniosamente destilando un halo de hermosura y poderío. Yo ya estoy como un burro y estoy deseando llegar a la habitación para clavársela de una certera estocada.

Sin ningún preámbulo, Susana se desnuda en un santiamén y enseguida viene a ayudarme con los calcetines y el slip. Me acomodo en la posición habitual sobre la cama y espero a que ella venga a recoger la abundante cosecha que le tengo guardada.

Sin ningún miramiento me coge de la mano y me estira haciéndome desplazar la postura 90  grados con respecto a cómo estaba, atravesando la cama y mirando hacia el armario. En una de las puertas hay un gran espejo, con lo que ambos nos podemos ver en él. Susana se coloca a mi lado y me agarra la polla mientras me da un largo y profundo beso en la boca.

Me conoce muy bien y sabe cómo ponerme a cien. Me da unos cuantos frotes que terminan por inflamar el asunto. Luego me soba los huevos como quién comprueba el estado de forma y si están repletos de lechecita para ella.

Se acomoda a mi lado mirando hacia el espejo. Me coge la polla y empieza un lento sube y baja, dando tiempo a que se termine de poner dura como una piedra. A continuación, con la típica posición de puño cerrado me da unos cuantos enérgicos meneos como tratando de comprobar que ya está lista para lo que viene a continuación.

Se da cuenta que estoy muy excitado y que si sigue así con esos meneos me voy a venir enseguida. Se detiene y me propina tres o cuatro palmaditas en los huevos lo suficientemente fuertes como para que sienta dolor y se me pasen las ganas de correrme de inmediato pero conservando la polla tiesa como un mástil.

No se de donde los saca pero en una mano tiene un tubo de crema que aprieta para que salga una cantidad generosa que recoge con la otra mano. La reparte untándome la polla los huevos y la entrepierna. De pronto noto un frio tremendo y temo que mi orgulloso miembro se convierta en un asustadizo gusanito. Lejos de suceder esto, lo que ocurre es que me recorren unos grandes escalofríos desde la punta del miembro hasta la nuca.

Susana se esfuerza en darme unas sacudidas que me ponen los pelos de punta. Intercala estos movimientos con apretones en el capullo al que obliga a buscar una escapatoria por entre sus dedos. Hoy está extremando el repertorio y me da mucho gustirrinin. De vez en cuando levanto la cabeza para poder ver desde cerca como maltrata mi polla y a la vez como me da mucho gusto.

Ya la he sorprendido varias veces mirando hacia el espejo. Lo que me llamo la atención es que hace muecas como si estuviese posando para una foto. Lo mismo pone morritos,  que saca la lengua o que pone cara de viciosa disfrutando lascivamente.

Después de un buen rato de manoseos y de aguantarme las ganas, me voy a correr si sigue con el ritmo. Se lo digo para que se detenga y tengamos tiempo de echar un polvete tradicional. Susana no hace caso, se anima todavía más y me la menea hasta explotar con una buena corrida. Recoge mi eche con la mano y se chupa los dedos mirando hacia el armario.

Descanso aliviado y disfruto del rico placer que me ha dejado. Esta situación dura muy poco porque con mucho cuidado me la coge de nuevo para llevársela a la boca. Me la chupa succionándola y rodeándola con la lengua. Que buena es la condenada! Ya ha conseguido ponérmela dura otra vez.

Cuando la nota bien puesta, se sienta a horcajadas sobre mí, me la toma con cuidado poniéndola vertical y eleva su pubis para que la punta se encare con su vulva. Con un solo empujón se la clava hasta que mis huevos chocan con sus nalgas.

Esto si que es cabalgar! Como una amazona experta mueve las caderas adelante y atrás dándome gusto en cada movimiento. De vez en cuando se inclina hacia mí para poder levantar las caderas y hacer que la polla esté a punto de salirse para luego engullirla por completo.

Loco de contento con esta exhibición, me entretengo chupándole los pezones y dejando que ella lleve el ritmo. Cuando ya no puedo aguantar más le hago saber que estoy a punto de correrme de nuevo. Susana cabalga un poco más, luego se echa a un lado y pretende rematar la jugada con la mano. Mira una y otra vez al espejo, hace sus caritas, saca la lengua, resopla y da pequeños grititos de satisfacción al ver que me voy a correr por segunda vez.

Todavía le da tiempo para amasarme los huevos y rebuscar toda la leche que pueda haber antes de que salga propulsada hacia el cielo. La condenada controla a la perfección la cadencia y la intensidad. Parando cuando estoy en el borde del clímax y continuando  sin darme tregua.

Mi vientre y mis muslos se contraen de forma espasmódica alejados de mi control y al final aparecen de forma entrecortada chorros y chorros de leche que me  cubren el pecho.

Guauuu que corrida! Creo que esta vez ha superado el record….vaya pajote mas rico me ha sacado la muy puta. Ohhhh, como me gusta…. Yo la quiero con locura.

Cierro los ojos y me entra un delicioso sopor, ufff que satisfecho me he quedado.

Después de unos instantes de relax me incorporo un poco para agradecerle la sesión con un apasionado beso. Susana está muy sonriente posando ante el espejo. Cuando ve que me he recuperado mínimamente hace un gesto que me llena de incertidumbre. Se muerde los labios y pone la cara de niña traviesa que algunas veces me preocupa tanto.

Ahora me unta con una crema que parece guindilla en aceite. El capullo que empezaba a desinflarse ahora saca humo y se ha puesto como un globo a punto de reventar. La polla esta tiesa de nuevo u los huevos completamente vacíos cuelgan desamparados a ambos lados.

Con suavidad pero con constancia vuelve a la carga. Yo dudo que pueda conseguir sacar algo más, pero la tia insiste e insiste.

¡Vamos, vamos que tú puedes! me dice mientas me la menea con ahínco. Yo resoplo y dejo que se entremezcle la sensación placentera con la de sumisión. Tengo unas ganas locas de que termine y al mismo tiempo quiero correrme otra vez para complacerla.

Nos cuesta un rato conseguirlo pero al final, un par de nuevos chorretones de leche salen disparados hacia arriba al tiempo que ella grita de satisfacción y yo de gusto.

Ves lo que te decía! dice ella excitada por la emoción de haber conseguido su objetivo. Como me gusta conseguir lo que quiero!... …Y así se gana una apuesta!!!

Ante tanta charla levanto la cabeza y veo que la puerta del armario que estaba mal cerrada se mueve un poco y queda ahora perfectamente ajustada.

¿Habrá alguien dentro? ¿ha estado ahí observando toda la escena?

Ufff, que cosas me pasan estando con Susana.

Deverano.