Vamos al cine

Entramos a un cine xxx y mi mujer se excita para el deleite de todos los presentes.

Vamos al cine.

Vamos al cine esta noche, le dije a mi esposa.

Bueno, pero a ver qué película me dijo ella.

No lo sé vamos a un movie Center y vemos cual elegimos.

Mi esposa es una mujer de 27 años, muy bonita, baja pero delgada y con una cola exquisita, pechos divinos (regalo mío), nada de barriga, cintura estrecha, cabello largo y bien negro, boca de labios hermosos y carnosos, bella sonrisa.

Nos vestimos para salir; yo de pantalón vaquero y remera blanca y ella con un vestido de lycra blanco, bien ajustado y bastante corto, con un gran escote que dejaba casi sus tetas a la vista y sin espalda.

Para que no se marcara su ropa interior decide no llevar nada y siempre con la conchita rasurada.

Llegamos al cine y los tipos se la comían con los ojos, entramos a ver una película bastante erótica, lo que a mi esposa la excitó bastante a juzgar por el tamaño de sus pezones. Debo confesar que yo salí también bastante caliente.

Uf, me dijo ella, ¡ que bien que se la pasaba la dama inglesa con sus sirvientes...!

¿Te gustaría tener diez sirvientes como tenía ella? Le pregunté.

No para todos los días, me contesta, pero una vez cada tanto no estaría mal...

¿te animas a hacerlo con diez en una misma sesión de sexo? Le pregunto.

Sería una locura, me contesta, pero físicamente creo que puedo mucho mas que eso, el problema es que luego te ven por la calle y te reconocen y quedas como una verdadera puta.

¿Y si nadie nos conoce, te animarías, digamos hoy?, le dije.

Con la calentura que tengo creo que hoy puedo hacer cualquier cosa.

Ok, le dije y subimos al coche.

Tomo la interdepartamental y ella me pregunta para donde voy.

Yo le contesto que vamos a otro cine que queda en XX, otra cuidad mucho mas grande que la nuestra, donde nadie nos conoce.

Dos horas después, pasada la media noche y a 180 kilómetros de nuestra casa recorremos la ciudad buscando un cine XXX.

Encontramos uno que dice "con sala privada" y entramos. La película no era muy mala y luego de adaptarnos a la oscuridad nos sentamos en el fondo del cine.

¿Cuál es tu idea? Me pregunta y yo solo le contesto que esta noche va a tener pijas para empacharse.

Me come la boca de un beso y nos sentamos.

Comencé a tocarle la conchita y ella a gemir bajito. Pronto un par de hombres se acercaron y se colocaron parados detrás nuestro y con las pijas de afuera comenzaron a masturbarse lentamente.

Otro se sentó al lado de mi esposa y comenzó a hacer lo mismo.

Saco mi pija del pantalón y ella me comienza a pajear, entonces el tipo que estaba a su lado le toma la mano y la lleva a su pija.

Mi amor, me dice, le estoy haciendo una paja al señor de al lado.

En un momento uno de los hombres que estaba atrás le coloca la pija en la mejilla y ella le pasa la lengua y la chupa un poquito, el otro hace igual del otro lado, otra chupadita.

Mis dedos se mezclan con los del desconocido en la concha de mi mujer mientras que las tetas ya de afuera son manoseadas por los otros hombres.

No aguanta más y ruidosamente se acaba en medio de gemidos y contracciones violentas.

¡Quiero mas!, me dice.

Uno de los hombres nos invita al privado y vamos todos, pronto otros curiosos se acercan.

Ya en el privado, donde hay unos cómodos sillones y un gran sillón sin respaldo, mi esposa queda desnuda y parada es manoseada por todos los hombres presentes.

Ella se agacha para chupar unas pijas y entonces yo que vuelo de calentura, le levanto la cola y se la meto en la concha que estaba totalmente mojada. Mientras yo la cojo, los demás se desvisten y puedo ver una impresionante colección de pijas de todos los tamaños y grosores.

Me acabo enseguida y pronto mi lugar es ocupado por otros, hasta que todos le llenan la concha de leche a mi puta esposa.

Uno de los hombres sale y regresa con unas bebidas y nos invita a pasara otra sala llena de espejos con un gran colchón en el piso.

Pasamos todos y pronto aparecen otros tipos todos muy pijudos y musculosos.

Bebemos de la bebida y pronto me siento muy caliente y desinhibido, también algo mareado.

Miro a mi esposa y estaba montada sobre uno de los tipos mientras que otro se aprontaba para darle por el culo. Se la mete en el culo y entre ambos la penetran violentamente. Ella comienza a acabarse una y otra vez. Los tipos se acaban y ella se monta encima de otro, entonces el mas pijudo se acerca por detrás y se la mete también en la concha, ella pega un grito de dolor, pero pronto se acostumbra y se mueve frenéticamente acabándose muchas veces.

Cuando los tipos se acaban la sacan y la sientan en la pija de otro, de espaldas a éste y lentamente se la mete en el culo. Ella comienza a saltar encima de la pija y el tipo la toma de los hombros y la acuesta sobre su pecho. Otro se acerca y aprovechando la dilatación se la coloca en el culo. No le entraba, entonces hace fuerza hasta que la mete hasta la mitad.

Mi esposa lloraba y gritaba que le dolía, pero se la cojen igual entre los dos hasta que se acaban en su culo y se las sacan.

Ella queda dolorida tirada en el colchón y chorreando leche por todos lados.

De las pijas que había chupado tiene leche hasta en el pelo y los ojos.

Se abre de piernas, me mira y me sonríe, mira a los demás y dice, no me toquen el culo que lo tengo destrozado pero mi concha quiere mas leche.

Uno a uno la cojemos 20 veces más y ella se acaba por lo menos diez veces.

Ya estábamos todos cansados y satisfechos cuando se acerca un tipo de traje junto a otros tres más y hace despejar el recinto.

La saluda a mi esposa y le indica donde está el baño para ducharse.

Entramos a la ducha y salimos todavía desnudos. Nos alcanzan nuestra ropa y nos traen un café bien cargado.

Pasamos a otra sala donde está el tipo de traje y nos invita a sentarnos en unos cómodos sillones. Veo que mi esposa se sienta con verdadera dificultad. Entonces el tipo nos dice que no nos preocupemos que ese malestar se va en un par de días.

Sobre una mesa nos entrega un DVD, un cheque por cincuenta mil dólares y un formulario para firmar.

Mis amigos, nos dice, en la mesa hay una copia de todo lo que hicieron en el cine, ya que los filmamos desde que entraron, junto hay un cheque con cincuenta mil dólares y un contrato por el filme de esta película.

En el contrato verán que prohibiremos vender o exhibir la película en nuestro país.

En caso de firmar el contrato, se llevan la película, los cincuenta grandes y amigos.

Si no quieren firmar, destruimos la película y listo.

También podemos firmar otro contrato por el doble de dinero para una película en mi granja...

Nos miramos con mi esposa y ambos firmamos los dos contratos.

Una semana después estábamos en la granja.

Nos gustaría vivr ese tipo de experiencia con gente totalmente desconocida.

Si sos de Uruguay y tienes un grupo de amigos y quieren vivir una experiencia similar por favor escribinos a royluis@adinet.com.uy