Vamos a jugar... ¡A la botella! (Relato integro)
El marido vuelve a casa para descubrir que su mujer y su hija han invitado a cinco jovenes deseosos de emputecerlas. Movido por el deseo y el morbo empujará a sus dos mujeres a provocar a los chicos sin esperarse que estos no tendrán reparo alguno en follárselas, ni ellas mismas podrán impedirlo.
Dos hembras en Villamacho
Capítulo 2: Los adolescentes de Villamacho
Parte 4: Vamos a jugar a ¡La botella!
4.0: Prologo.
Después de pasar la tarde en la piscina. Sandra aprovecha que su marido y su yerno trabajarán toda la noche fuera de casa, para poder invitar a los cinco adolescentes a dormir a su finca.
Con la excusa de dar una lección a su hijo más pequeño, propone jugar a cualquier cosa que los adolescentes propongan.
A estos se les ocurre proponer el juego de la botella, que en principio no tiene nada erótico. Sin embargo, Joaquin, padre de tres hijos y marido de Sandra, vuelve del trabajo para pasar la noche en casa junto a su familia.
Al descubrir esto y con la intención de escarmentar a su mujer y a su hija, propone hacer el juego más interesante con nuevas reglas: Estas ponen facilidades a los chicos para poder jugar con madre e hija y emputecerlas cada vez más.
Lo que el marido de Sandra no esperaba es que todo se le escaparía de las manos, sin ser capaz de parar el juego ni sus consecuencias.
Todo dependerá de Olivia y su madre, que intentando resistirse a las inmorales reglas del juego inician una competición entre ambas para vengarse por los retos cada vez más picantes que se ponen ellas mismas.
¿Podrán los adolescentes usar el juego de la botella para conquistar y emputecer a ambas hembras?
4.1. Hombre sediento de un fetiche inmoral
Una apuesta con su yerno fue el motivo por el que Joaquin logró salir de la granja para volver a casa con su mujer e hijos. Lo hizo ilusionado, esperando poder gozar de una placentera cena y un rato de relax antes de poder descansar en su cómoda cama de matrimonio.
Aquel día repleto de trabajo lo había pasado más excitado de lo normal, sorprendiéndose a si mismo fantaseando con Sandra y deseándola de una manera que era poco normal en él.
No sintió lástima de que la pareja de su hija tuviese que quedarse haciendo el trabajo de los dos, pues sabía lo que arriesgaba al provocar a su suegro; su intento de pasarse de listo solo le hizo conseguir sufrir las incomodidades de una granja desbordada de trabajo.
Conducía sin poder evitar pensar en todas aquellas perversiones, acentuando su libido a medida que cruzaba el solitario vecindario. Comenzaba a estar tan cachondo que estaba empezando a pensar que no sería capaz si quiera de esperar a terminar la cena. Podría tal vez agarrar a su esposa y llevarla hasta la intimidad del garaje O eso creyó hasta que se cruzó con ella, sus dos hijos y un montón de chavales que parecían dirigirse a su casa.
Redujo la velocidad del vehículo instintivamente, teniendo la sensación de que se ralentizaba el tiempo al adelantar a Sandra y compañía; estaba tan absorta en la conversación que no pareció reconocer su propio coche. Aceleró sin pensárselo dos veces, recorriendo las pocas manzanas que faltaban hasta aparcar en la parte trasera de su finca -con la intención de que ni su mujer ni sus hijos viesen el coche-, cerró con llave antes de salir corriendo hacia el interior de la casa.
Se dio prisa al abrir la puerta, al traspasarla y al cerrar con llave desde dentro. Las manos le temblaban, su mente trabajaba a toda velocidad intentando encontrar una posible explicación.
*Me dijo hace una semana que Jaume le había pedido permiso para traer a unos amigos. Discutimos, la convencí de que no era buena idea. Insistió alguna vez más, pero yo continué dándole motivos para no dejar que se quedasen
´´*
pensó mientras se escondía con la clara intención de espiar la conversación nada más entrasen por la puerta. Se colocó tras la puerta del pasillo, para poder subir las escaleras si fuese necesario; le habría gustado esperarles en la entrada a los terrenos, escuchando lo que hablasen desde fuera
pero eso no era posible.
Tal vez ha pasado algo y los trae a cenar. O a pasar parte de la noche antes de pedirles que se vayan a casa. ¿Y si llama al trabajo para informarme de que los ha traído? Seguramente sería eso lo que ella haría, pero
¿Y si ha permitido que se queden a dormir?
Escuchó una llave picotear contra la cerradura de la puerta principal, antes de girar el intrincado mecanismo del picaporte y abrir a los recién llegados la seguridad del hogar. Vio, de refilón, a su mujer permitiendo que entrasen esos adolescentes que él no conocía; como en último lugar entraban sus tres hijos y ella, que cerraba la puerta antes de encararse a sus huéspedes.
Chuky había insistido la mayor parte del camino en que debían jugar al Poker, mientras el resto de sus amigos se limitaban a asentir y apoyar al jovencito en un vano intento de convencer a Sandra. Hasta Olivia había quedado convencida por los argumentos del joven:
Mama, no suena tan mal
No quiero ni oír a hablar de ese juego. No insistáis más -decía mientras abría la puerta de la casa, cediéndoles el paso para que entrasen todos los jóvenes primeros.
¿Y a qué jugamos entonces? -preguntaba Raúl para compensar el silencio absoluto de Chuky. Este ya se había rendido en intentar convencer a la madurita, y ofuscado se negó a pensar en otra cosa hasta que a Alex se le ocurrió la brillante idea de proponer otro juego similar.
Y sí -comenzó a decir mientras se pellizcaba con los dedos sus rechonchos labios-. ¿Y si jugamos a la botella?
¿La botella? -la cuarentona estaba perpleja, como si no creyese lo que oían sus oídos-. ¡Me encantaba ese juego! ¡Qué recuerdos! Y pensar que a día de hoy sigue existiendo.
Mama, ese juego -empezó a decir Olivia, siendo capaz de ver los puntos negativos del mismo.
¿Qué pasa?
Pues que ese juego se usa para lo que se usa.
Seguro que Alex se refiere a la botella en sí. ¿Verdad? -inquirió pidiendo la aprobación del chico, este se la dio-. Ponemos una reglas y ya verás cómo será super divertido.
¿Qué reglas? -preguntó el chico rubio.
Quien hace girar la botella pregunta o reta al que esta señala, dependiendo de las preferencias de cada uno.
¿Qué tipo de retos? -la pregunta de Fernando, que por fin salía de su enfado al descubrir el potencial del juego, fue acompañada con su ceño fruncido.
Pues Retos como pedir que haga flexiones, o bailar, o que haga un masaje en los pies -propuso Sandra dubitativa, como si dijese lo primero que le venía a la cabeza.
No hay demasiadas cosas que se puedan retar, mama -la advertencia de su hija prodiga fue ignorada al instante.
No digas tonterías -dijo esta restándole importancia con la mano-, solo hace falta tener imaginación.
Sí, tía. Que no parece que tengas demasiada imaginación. A mí se me ocurren un par de cosas que podría hacerte hacer lo malo es que creo que se te daría de pena.
¿Cómo qué? -le cuestionó la joven al adolescente de gorra y barba, aún a sabiendas que era una provocación que buscaba tentarla para que jugase.
Limpiar los platos, barrer, hacer camas -La malicia de Chuki dio en la diana tal como pretendía, sabiendo lo orgullosa que era la veinteañera y que no iba a dejar escapar tan fácilmente aquel insulto machista.
Supongo que a ti se te daría muy bien hacerlo. Ah, no Eso sería suponer demasiado, no creo que sepas hacer nada bien.
Se me ocurren un par de cosas -replicó pensativo.
Decir gilipolleces y tocarte los huevos. ¿Sabes qué? Vamos a jugar a la botellita. Voy a bajarte de donde estás, que has venido aquí muy subidito.
Todos observaban, como si de un partido de tenis se tratase, los ataques y defensas de ambos contrincantes. Todos excepto Jaume que, habiendo arrebatado la bolsa de plástico a Raúl, comenzó a instalar a espaldas de todos la consola frente al televisor.
Su madre se tapó la boca con la mano al tiempo que negaba con la cabeza decepcionada, mirando a su vástago más pequeño siendo un rehén del aparato electrónico.
No debería haberte dejado traer la maquinita, Raúl -manifestó disgustada.
Si quiere la quito, profe
No, déjalo Seguro que cuando comencemos a jugar se animará.
¿Y cuáles son las reglas? Porque tendrá que haber reglas
Todos miraron a Sandra al darse cuenta que esta no reaccionaba, observando como la cara de esta se empalidecía en un instante y siguiendo todos la dirección a la que miraba la mujer.
Un hombre que rondaba los cuarenta años estaba apoyado contra el marco de la puerta, mirándolos a todos en silencio. Fue Olivia la que rompió el silencio, siendo su madre incapaz de decir nada.
Papa. ¿Qué haces aquí?
Ya ves, hija. He venido un poco antes de lo esperado -Joaquin respondía con naturalidad, como si no pasase nada malo. La culpabilidad de Sandra, en cambio, la sufría por dentro.
Ya podrías haber avisado Vaya susto.
No he querido asustarte, cariño. Lo siento Simplemente no pude evitarlo -parecía realmente apenado, antes de enfocarse en su esposa-. Cielo ¿Podemos hablar? -esta vez no tardó en reaccionar, se dirigió hacia su esposo tal vez pensando como podía excusarse por aquello.
Los adolescentes se quedaron en la entrada, sabiendo que muy posiblemente el marido les pediría que se fueran. Un sabor agrio inundó sus bocas al ser conscientes de que habiendo estado tan cerca no les quedaría otra que renunciar a las dos mujeres.
Joaquin decidió que quería hablar con su esposa sin ser escuchado por nadie más, en ese momento diversas ideas cruzaban su mente por mucho que él intentase acallarlas todas. No le gustaban las ocurrencias que rondaban por su cabeza, y sin poder esperar a estar lo suficiente alejados fue el primero en romper el silencio, mientras cerraba la puerta que interconectaba los dos edificios.
Estaba decidido a no dejarse manipular, recordándose a sí mismo que su mujer era experta en manipular las discusiones hasta el punto de convertir al juez en acusado. No debía bajar la guardia, pues si lo hacía corría el riesgo de perder la pelea pero ¿Cómo podría Sandra revertir aquella situación?
La verdadera discusión comenzó en cuanto llegaron a un lugar apartado donde pudieron alzar el tono de voz tan rápido como se cerró la puerta. Joaquin la acusó de hacer cosas a sus espaldas, llevando ni más ni menos a cinco adolescentes a su propia casa. Sandra argumentaba en contra que no lo habría tenido que hacer si hubiese sido más tolerante, pues era algo que hacía mucha ilusión a Jaume.
No tardó en desaparecer la desventaja y la culpabilidad en el tono de Sandra, contraatacando al recordarle que la mayoría de esas decisiones las tomaba él solo. No habría tenido que llevarlos a sus espaldas si hubiesen podido acordar una solución intermedia, algo a lo que él se había cerrado desde el comienzo.
No intentes hacerte la víctima. No dijiste nada que me convenciese para cambiar de idea...
¿Entonces me fastidio y me impones algo que yo no quiero?
¡Has traído a cinco chicos desconocidos a nuestra casa!
¡Van al instituto de nuestros hijos!
Supongo que eso es suficiente motivo para confiar en ellos -ironizó Joaquin paseando por el cuarto. Lo que más le enfadaba no era que los hubiese invitado a dormir toda la noche, sino que estuviese dispuesta a permitir que tanto ella como su hija pasasen la noche con cinco adolescentes cerca.
No se trata de confiar, Joaquin. Jaume quería invitarlos a casa, y no hay nada de malo en que socialicen un poco.
Ah, claro. Ahora resulta que es bueno dar todo lo que quieran a los niños Cuando Jaume me pida que le deje conducir, supongo que lo haré. Total, no hay nada malo en que vaya aprendiendo.
Sandra puso los ojos en blanco, exasperada.
Es inútil hablar contigo.
Lo que más me jode es que ibas a dejar que se quedasen a dormir sin decirme nada.
¿Qué habría pasado si lo hubiese hecho? ¿No me habrías montado un pollo como lo estás haciendo justo ahora?
Habría intentado ser comprensivo.
Eso lo dices porque no tienes que vivir esa situación, pero me la habrías liado igual.
¡Es que no es normal, Sandra! Te pongas como te pongas.
Solo se van a quedar a dormir una noche.
Son cinco chicos en esa edad, Sandra. Si no crean problemas por pelearse, será por -se imaginó a aquellos jovens pajeándose mirando dormir a su hija y a su esposa. Por unos instantes sintió una quemazón creciente en el pecho; no terminó de decir lo que estaba a punto de soltar- otras cosas.
No se van a portar mal, Joaquin -intentó hacerle entender a su marido que lo estaba sacando todo de quicio.
Son cinco chicos en esa edad -repitió como si ella no lo estuviese viendo con la suficiente calidad-, es una responsabilidad enorme. ¿Y si les pasa algo? ¿Y si se escapan? ¿Y si ?
Por unos instantes, imaginó a uno de esos gamberros manoseando a su hija. Le superaba la situación, el plan de dejar que estos se quedasen a pasar la noche allí hacía aguas por todas partes; no era capaz de verlos como niños, sino como lobos hambrientos que acechaban a su mujer y a su hija.
No le hacía falta recordar que en aquel pueblo apenas había mujeres, adolescentes y niñas; eso sin tener en cuenta la falta de internet, ordenadores y móviles ¿Cómo satisfacían aquellos adolescentes sus necesidades más básicas?
Entonces surgía la oportunidad de compartir el mismo techo con dos hembras de cuerpos tan lascivos, sin hombres adultos para intimidar ni obligarles a mantener las distancias. Recordó que su mujer -creyendo que no estaban ni su marido ni su yerno-, había accedido con facilidad a jugar a la botella ¿¡Pero en qué estaba pensando!?
No pasará nada, Joaquin -le contradijo con voz cansada, como si aquella conversación le estuviese provocando jaqueca.
¿Y lo de la botella?
¿Qué? -le cuestionó claramente descolocada.
El juego ese de la botella del que estabais hablando -Le hervía la sangre, pues se estaba imaginando a su mujer poniendo facilidades a esos niñatos... ¿Y si realmente es lo que ella quería? No podía evitar preguntarse hasta que punto estaba dispuesta a llegar su esposa.
Un juego para pasar la noche Jaume está obsesionado con la consola y les propuse que podríamos jugar a un juego -hizo una pausa, dándose cuenta por primera vez de lo absurdo que podía sonarle a su marido- Para demostrarle al niño lo mucho que se pierde.
¿No había otros juegos?
¿Cómo cuál? -reponía Sandra cruzándose de brazos, alternando su pose defensiva a una de contraataque.
Pues -la mente se le quedó en blanco. Joaquin intentó pensar en cualquier juego que no fuese tan mal interpretable, pero no tuvo éxito.
¿Y bien?
El parchís El monopoli
Somos nueve, Joaquin. Esos juegos son para cuatro o cinco personas como mucho.
No me líes. Ese juego se usa para lo que se usa.
Ni siquiera hemos puesto las reglas -le contradijo poniéndose de nuevo a la defensiva, y en eso tenía razón. Joaquin se insultó para sus adentros al darse cuenta que tendría que haber esperado más a ver como se desarrollaba todo.
¿Y cuáles ibais a poner?
¡No lo sé, Joaquin! ¡No lo sé! Yo solo quería que los niños se lo pasasen bien.
Se miraron dolidos durante unos segundos hasta que el hombre rompió el silencio.
Me sorprende que te andes con excusas, Sandra. Has traído a casa a cinco adolescentes salidos a nuestra casa.
¡No están salidos!
¿Estás mintiendo o eso es lo que realmente quieres creer? Tal vez estabas disfrutando calentando a un par de críos.
Giró la cara automáticamente mientras un picor nacía en su mejilla, la palma de la mano de su esposa estaba enrojecida.
Me sorprende que creas eso de mí. Tal vez eres tú el que disfruta fantaseando con esas cosas.
No digas tonterías -negó con un nudo en la garganta. Aceptarlo sería reconocer que se había imaginado a su mujer y su hija abusada por aquellos chavales.
¿Tonterías? Era nuestro coche el que pasó por nuestro lado cuando caminábamos hacia casa. En lugar de parar o aparcar frente a casa como haces siempre lo escondiste y te colaste dentro para ¿Para qué, Joaquin? ¿Qué esperabas que pasara?
No sabía que esperar -reconoció sin amilanarse, sacando pecho. No debía avergonzarse de ello.
Son unos niños, por dios.
Esos de niños tienen lo que tú y yo de adolescentes.
No digas tonterías -repitió su mujer antes de que Joaquin comprimiese en una sola frase lo que llevaba pensando desde hacía rato.
¿Te apuestas algo?
Se miraron, en la intimidad de la sala. La misma excitación que había sentido Joaquin a lo largo de todo el día seguía presente, pero en otra forma. Ya no era él el protagonista de las perversiones, sino aquellos adolescentes ávidos de sexo y dominación.
La negativa de su mujer a la hora de reconocerlo, en lugar de restarle convicción se la acentuó; haciéndole desear ver hasta donde eran capaces de llegar su mujer y su hija, viendo a esta última por primera vez como una mujer y no como la niña que sus ojos habían visto crecer
Se maldijo por no haberse quedado callado tras la puerta, espiando la evolución de aquel juego. Sintió la irrefrenable sinceridad de atar aquellos dos trozos de carne y ponerlos al alcance de las fieras hambrientas, observando como desesperados intentaban alcanzarlas hasta que, en el último momento, él mismo retirase los cebos para frustración de aquellas bestias.
Le parecía una idea tan atractiva que no pudo resistirse, y quizá su insistencia y convicción se contagió a su mujer, Sandra, que decidida a demostrar que él se equivocaba aceptaría la apuesta de su esposo.
Ella podía verlos como hombres, como lobos, como bestias en celo; pero no era capaz de asimilar que ellos la viesen de aquella forma. No era capaz de aceptar que aquellos adolescentes no fuesen de otra forma que inocentes criaturas como sus dos hijos varones
así que aceptó. Aceptó jugar a la botella con unas reglas que iban a rozar lo indecente, sorprendida de que su marido estuviese dispuesto a emborracharlos y provocarlos. Llegó a dudar, por unos momentos, de si su marido Joaquin no quería que pasase algo.
Dulce frustración la de una persona que ni puede ver el fetiche pornográfico que le gusta ni leer sobre él, y en medio de la desesperación que esto le crea, decide provocarlo el mismo, creando su propio fetiche, en la que su mujer y su hija serían protagonistas.
Tal vez, ni Joaquin ni Sandra creían realmente que todo aquello podía escapárseles de las manos.
4.2. Estableciendo las reglas mientras gira la botella
Cuando regresaron al salón y para sorpresa de todos, Sandra preguntó cómo iban a organizar el juego de la botella y cuáles eran las reglas. Nadie se lo esperaba, pues todos parecían creer que al llegar el esposo de esta no había nada que hacer.
Lo que habíamos dicho. ¿No? Retos y preguntas -murmuró cauto el pelirrojo, sin olvidarse de la presencia de Joaquin.
Por mí no os preocupéis -replicó el cuarentón, a sabiendas de que su presencia los podía incomodar. Estaba resuelto a conseguir que se comportaran con naturalidad Había dudado instantes atrás si fingir que se iba a la cama y observar desde la clandestinidad, o participar en aquel juego y organizarlo. La segunda idea le parecía mucho más atractiva aunque, para eso, tenía que conseguir que su presencia no afectase al comportamiento de los adolescentes-. Yo también pienso jugar, será divertido -aseguró sin mirar a su esposa, como si esta no existiese.
Ella si que lo miró, pero no hizo ningún comentario.
Entonces ¿Preguntas y retos? -inquirió Raúl dubitativo, claramente desconfiado.
Eso es muy aburrido Seguro que podemos poner un par de reglas más interesantes.
¿Cómo cuáles? -inquirió Chuki desafiante.
Como es un día especial ¿Qué tal si metemos la norma de los chupitos? Algo así como cada vez que se pase hay que beber un chupito
Cariño, son menores -le espetó su mujer alarmada.
¿Menores?
Posiblemente bebamos más que vosotros -le contradijo Alex provocando la risa de los otros chicos.
Seguís siendo menores, y yo soy vuestra profesora.
Ni estamos en el instituto ni es horario lectivo -protestó Raúl dejando sin argumentos a la cuarentona.
Es verdad, Cielo. ¿Qué pasa con eso de no traerse el trabajo a casa? -se burló Joaquin sin piedad, acallándola al instante.
En un momento, terminaron de organizar las reglas del juego. El marido de Sandra no había expuesto todas las ideas que tenía en mente, pero para comenzar sabía que era suficiente.
Bastaba con jugar un rato para conseguir que el alcohol inhibiese tantos a unos como otros para proponer la siguiente fase del juego La de las prendas.
No se sentía capaz de esperar hasta entonces, y ya podía ver en los ojos de aquellos adolescentes un brillo de alegría al creer que la suerte les sonreía; tal vez incluso creyesen que él era un calzonazos y estaba proponiendo todo aquello con toda su buena intención.
`` No, niñatos. Si vais a jugar es porque así yo lo decido, y en el momento en el que me parezca oportuno os pondré a dormir Con un calentón de la ostia. Disfrutad, mis pequeños cabroncetes, disfrutad todavía que podéis ´´ pensó con malicia mientras pedía ayuda a un par de ellos para traer el orujo gallego y un montón de vasitos de cristal.
En menos de cinco minutos ya tenían organizado toda la estructura: Los dos sofás y la butaca alrededor de la mesita central de madera, sobre la cual colocaron una botella de vino vacía. Los poco afortunados que no pudieron sentarse en tan cómodos asientos se vieron obligados a conformarse con unas sillas con patas de madera. Sin embargo, todos y todas tuvieron su chupito frente a ellos, a la espera de que tuviesen que vaciarlo.
Estaban todos listos para empezar, incluso Pedro. Siendo Joaquin el primero en hacer girar la botella para elegir a su primer víctima.
Las primeras preguntas fueron inocuas e inocentes, carecían de intencionalidad las hiciese quien las hiciese. Al ser señalados por la botella, nadie se animaba a optar por el reto y escogían sin pensárselo que les preguntasen.
Hasta Chuki cuando le tocó a Olivia y aún a sabiendas de las ganas que tenía de fastidiarla, se limitó a preguntarle cual era la locura más grande que había hecho.
Todos se habían comprometido a decir la verdad, y el precio por negarse a responder la pregunta o rechazar realizar el reto era beberse de un trago el chupito. Nadie bebió un solo trago durante las diez primeras preguntas, hasta que Alex hizo girar la botella haciendo que esta señalase a Olivia.
Verdad -musitó ella sin pensárselo.
¿A qué edad perdiste la virginidad?
La veinteañera miró a su madre y a su padre, ambos sonrieron.
No te avergüences, cariño. Si a nosotros nos preguntan algo parecido también responderemos es solo un juego -la animó su padre.
Aún así Paso -Agarró sin miramientos su chupito y bebió de un trago, haciendo una exagerada mueca de ahogo al quemar todo su esófago con aquel fuego líquido.
Alguien tenía que ser la primera -se burló Chuki con malicia, antes de añadir-, aunque todos sabemos que ibas a ser tú.
Eres un bocazas, niñato. Tendrás que callar la boca cuando tú también pases.
Yo no soy un cobarde como tú, responderé a todo lo que preguntes y a todo lo que me retes. ¿Puedes decir lo mismo?
Se miraron largo y tendido y, sin dejar de ojearle, Olivia posó las yemas de sus dedos sobre la botella y la hizo girar, señalando inesperadamente a su padre.
Verdad.
¿Pedro es adoptado? -una sonrisa apareció en los labios de su padre pero este, en lugar de responder, se vació el vaso de un trago. Todos rieron a carcajada limpia burlándose de Pedro.
Ay, Pedrito A saber de quién eres hijo.
Tranquilo tio, encontraremos a tus verdaderos padres.
Joaquin hizo dar vueltas al cilindro de cristal mientras las risas aún sonaban sobre los sofás y las sillas, acalladas al ver que la botella señalaba a su hijo Pedro. Este mirando a su padre y para sorpresa de todos, eligió reto.
Te reto -entrecerró los ojos sin apartar la vista de su hijo antes de decidirse-, que hagas un pulso con tu hermana.
Olivia sonrió ante lo propuesto por su padre, ambos se levantaron intercambiando miradas de desafío mientras se encaminaban hacia la mesa, se sentaban y se acomodaban antes de empezar. Ganó la hermana mayor al agarrarse contra la mesa con la mano libre, aplastó el pelo de Pedro mientras se burlaba.
Cuando crezcas un poco más, enano -le espetó alegremente mientras veía como este hacía girar la botella, le tocó Alex y, debido a que eligió reto y no le gustó lo que el hijo de Sandra proponía, bebió de un trago su chupito emulando una mueca de quemazón antes de hacer girar el cristal sobre la mesa.
En los siguientes turnos, hacer girar la botella se convirtió en una excusa para beber chupitos, vaciando de manera considerable la botella transparente de orujo gallego.
Pocas preguntas fueron contestadas y pocos retos realizados, a pesar de que aún carecían todos ellos de un carácter picante.
Tanto los adolescentes como sus hijos y esposa parecían aún cohibidos por la presencia de Joaquin, llegando a pensar que lo mejor sería *irse y observar desde la distancia´´*
.
No´´
negó metalmente con rotunidad, soy yo el que tiene que animarlos a calentar el ambiente.
No le costó mucho encontrar un buen argumento para poner la nueva norma de tener que quitarse prendas, pese a que todavía era demasiado pronto y tenía que esperar un poco.
Sandra y Olivia estaban demasiado sobrias todavía, y ni estando predispuestas a ello accederían a no ser que el calor del alcohol les inspirase para comportarse más sugerentemente. Ambas, hasta el momento, habían cortado por lo sano los pocos intentos de los adolescentes de subir el tono del juego Y eso estaba a punto de cambiar.
Verdad -gruñó su esposa ante la atenta mirada de su marido.
¿Cuál considerarías que es el tamaño perfecto de un miembro masculino? ¿Vas a beber?
No quiero dejarte en ridículo -contestó ella claramente quemada.
No lo harás.
Diecisiete centímetros -dijo antes de hacer girar la botella. Chuki eligió verdad.
Si has perdido la virginidad ¿A qué edad lo hiciste?
A los catorce -contestó él adolescente de la barba antes de hacer girar la botella.
Una sonrisa burlona asomó en las comisuras de los labios de Chuki, gesto que animó a Olivia a aceptar un reto de este.
Hazme una tortilla -su sonrisa se ensanchó.
¿Por qué una tortilla? -antes de que este pudiese responder, ella lanzó su ocurrencia-, si con un plátano seguro que te quedarías igual de satisfecho. Es obvio que no has evolucionado de mono
Se levantó y se marchó antes de que el aludido pudiese rebatirla.
¿Qué pasa cuando a alguien le retan algo que lo llevará mucho tiempo? ¿Paramos el juego? -la pregunta la hizo el joven de cabellos rubios, rascándose la cabeza.
No podemos estar parando el juego cada dos por tres -argumentó Joaquin mientras se reincorporaba-. La persona que acepta el reto puede nombrar a alguien que tire en su lugar Eso o tira antes de hacer el reto.
Pues tu hija ya se ha ido a hacerlo.
Entonces tiro yo -sentenció Raúl sin dar tiempo a que nadie se opusiese, la botella giró mucho más de lo normal hasta el punto de que casi cayó al suelo. Señaló a Sandra, y esta aceptó un reto.
Tienes que hacerme un masaje -le impuso sin esperarse que esta bebiese decidida su chupito de orujo.
No me hacen masajes a mí te los voy a hacer yo a ti -replicó riendo. Su marido observó como sus mejillas se enrojecían cada vez más y más, pese a que aún no estaba mareada ni tartamuda; su intención era que esta alcanzase un punto intermedio.
La mujer hizo girar la botella, señalando a su hijo mediano. No espero a que este eligiese si prefería pregunta o reto.
Cógele el mano a tu hermano y juega un rato por él -Con satisfacción observó como el más pequeño de sus hijos se revolvía intentando mantener la posición del mando, escuchando al hermano mayor de este imponerle una orden.
Anda, enano Tira a jugar con los demás, que nos tienes hartos.
¡No me jodas! -protestó el adolescente de catorce años, siendo amonestado al instante por su madre-. Pero mamá ¡Nunca puedo jugar a la consola!
Tampoco tendrás siempre a tus amigos aquí, ven a jugar un rato. Cariño ¿Quién quieres que tire por ti? -inquirió Sandra, recibiendo un ``Tú misma´´ como respuesta.
Obedeciendo la voluntad de su hijo, inició los giros dando como resultado que Raúl fuese su próxima víctima; la cuarentona esperó pacientemente a que este decidiese a que prefería optar.
Reto -musitó tras unos segundos de ensimismamiento.
Hazme un masaje en los pies -ordenó, viendo decepcionada como Raúl imitaba su evasión anterior y remataba de un trago el vasito de orujo.
No me haces un masaje ¿Por qué te lo voy a hacer yo?
Se hicieron cuatro turnos más, dando como consecuencia que los elegidos por el cilindro del cristal optasen preferentemente a saborear el trago de fuego gallego antes que contestar a las preguntas o aceptar el reto que se les imponía. Abusaban cada vez más y más de pasar, sin darse cuenta que eso era lo que Joaquin esperaba.
Durante el quinto turno, el salón se llenó de un irresistible olor a tortilla. Apareció la veinteañera emulando a una camarera, cargando un plato de tortilla amarillenta que pequeños hilos blancos.
Justo como me gusta Poco hecha -señaló satisfecho Fernando mientras observaba a su joven rival dejar sobre la mesa un tenedor, un cuchillo y una servilleta junto al plato.
Que aproveche -replicó sonriente la joven mientras observaba al joven devorar la tortilla. Si se quemó la lengua no lo demostró, engullendo trozo tras trozo hasta que el plato quedó impoluto.
¿Qué miras? -cuestiono Chuki al darse cuenta de que la hermana mayor de sus amigos lo observaba sonriente, el resto también se habían quedado mirando al percatarse de la insistencia de la recién llegada.
La aludida se levantó y, siendo estudiada por las miradas de todos se acercó al chaval, se inclinó hacia su oído y le susurró algo que nadie más escuchó:
Veo que te han gustado mis babas, enano -dijo riendo antes de volver a su asiento. Joaquin se percató, tal vez más perspicaz que el resto, de que la mirada del tal Fernando indicaba venganza. ¿Qué le habría hecho su hija para que este la mirase de aquella forma? Sin embargo, no había enfado en su mirada, sino que el joven se forzó a sonreírle.
Verdad -La respuesta de Domi, el adolescente de cabello largo, sacó a Joaquin de su ensimismamiento. La botella, girada por Sandra, le había señalado a él.
¿Te has tocado pensando en una chica que yo conozca? -preguntó con malicia, provocando que el chico se ruborizase y se llevase el chupito a los labios-. Creo que eso ya es una respuesta en si misma -señaló alegre lanzando una mirada fugaz a su hija.
¿No os parece que abusamos demasiado del pasar? No puede contar como castigo si sois unos borrachos empedernidos -bromeó Joaquin levantándose del sillón, buscando atraer todas las miradas-. Propongo establecer una nueva norma.
Pienso igual -le apoyó Chuki, habiéndose dado cuenta desde hacía tiempo que el alcohol lo estaba transformando.
¿Qué norma sería esa, Cielo? Miedo me das -El comentario de Sandra cogió sentido en cuanto esta señaló los chupitos con la mirada, recordándole que ya se estaba pasando.
Pagar con prenda -Su mujer se limitó a mirarlo mientras se acariciaba sus propios labios que vocalizaban una silenciosa ``a´´; su hija giró bruscamente su cabeza para mirar a su progenitor, mientras que el resto de los adolescentes estudiaron silenciosos al adulto.
Parece interesante -reconocía Fernando lanzando una mirada a la hija de Joaquin.
Papa
¿Qué? ¿No habíais ido a la piscina? Ya os han visto en sujetador y vosotros a ellos en bañador. ¿Qué hay de malo?
No es lo mismo.
Es solo un juego. Un motivo para no pasar cuando te hagan preguntas y retos.
A mí me parece bien -se lanzó Chuki a apoyar la propuesta del patriarca, cual águila abalanzándose sobre su presa-. Aunque tampoco hay que obligar a la chica Si no se atreve.
Por mí también está bien -replicó frunciendo el ceño Olivia, sin ser capaz de ignorar la provocación del chico.
Vamos a hacer un descanso, también hay que hacer la cena podríamos continuar después de cenar -propuso Sandra mirando disimuladamente a su esposo, como si estuviese intentando decirle que tenían que hablar. Sin embargo, este la ignoró.
Genial Yo tengo que ir al baño.
Yo también.
Y yo -señalaron Raúl, Chuki y Alex. Al preguntar dónde estaba el baño, Sandra les indicó haciendo que estos subiesen las escaleras para dirigirse todos al mismo baño. Sin que nadie se diese cuenta, Joaquin se escabulló tras ellos, dispuesto a espiar la conversación de los tres chicos.
¿Habéis visto que calzonazos es el padre de Olivia? Prácticamente nos está pidiendo que nos follemos a sus hijas.
Primero las emborracha por nosotros y luego las desnuda -le escuchó decir al pelirrojo tras la puerta.
No os motivéis, en cualquier momento se le puede ir la pinza y pedirnos que nos vayamos de casa.
¿A estas horas de la noche? No creo.
Por si acaso vigila.
Aún así todo esto está muy bien, pero no sé cómo podríamos follárnoslas delante del marido y de los dos enanos.
Podríamos retar al calzonazos este a que cocine algo, y mientras lo hace retamos a Sandra y Olivia a jugar a la piñata con ellas.
¿A la piñata? -preguntó el gordo riendo a carcajadas.
Si, a aporrearlas con nuestras pollas.
El que había pedido desde el comienzo precaución, era esta vez el que anotaba un dato sobre el padre de los tres hermanos.
Igualmente parece que lo está haciendo queriendo.
¿Quién?
El marido de la yegua esa, imbécil. ¿Quién va a ser? Cuando llegamos parecía super cabreadísimo, y cuando volvió de hablar con Sandra estaba super amable.
Tal vez le pone que otros se follen a su mujer.
Tiene pinta de mal follada.
Pues como la hija
Si no hubiese aparecido el imbécil este ya nos las estaríamos follando.
O no -le oyó decir al que creyó que era el pelirrojo.
Que sí, que aunque parezca que no están desesperadas las dos. ¿Viste cómo se apuntó a la piscina la madre? ¿Y cómo nos invitó a su casa aprovechando que el marido no estaba? Esta quiere rabo.
¿Y la hija?
También. Lo que pasa es que a estas tías les gusta hacerse las imposibles para luego no tener culpa de nada, pero cuando se la clavas aunque se resistan lo estarán disfrutando como perras.
Pero si lo que dices es verdad entonces que el marido esté delante las va a cortar todo el rato. Si solo estuviesen los dos enanos esos yo creo que se habrían dejado con mucha más facilidad o los habrían mandado a los dos a su cuarto.
Lo que tenemos que hacer es conseguir que el imbécil ni se entere.
O que esté tan borracho que le de igual
Podríamos hacer que se tape los ojos.
Y nos follamos mientras a su mujer y a su hija. ¿No?
Los tres adolescentes rieron mientras se oían tres chorros salpicando en el agua, haciendo muy posible creerse que los tres estuviesen meando al mismo tiempo y salpicándolo todo ¿Representaba esa imagen a la perfección lo que los cuatro tenían en la cabeza?
4.3. Pervirtiendo mínimamente el juego de la botella
El juego de la botella sufrió un parón que precedió a la cena. Sandra insistió en hacer una cena que brilló por la cantidad, asegurando que tenían que estar todos bien alimentados por estar en crecimiento.
Mientras el alimento se preparaba en la encimera y sobre los fogones, Joaquin fue convencido por su esposa para hablar sobre el tema, siendo sermoneado por su mujer al asegurar lo mucho que se estaba pasando. ¿Cómo estaba siendo capaz de emborrachar a un par de adolescentes? ¿Cómo podía siquiera proponer la regla de las prendas? Mientras que el patriarca evadía la pregunta, estando decidido a demostrar que esos pequeños cabrones querían gozar lo máximo posible de las dos hembras; la madre de los tres hijos se negaba a pensar de esa manera. ¡Era imposible que aquellos cinco jovens la viesen a ella y a su hija de esa manera!
Insistió en que era él quien estaba sacando las cosas de contexto, pecando de tener una mente sucia y que veía lo que quería ver. Todo resultó en que ambos acentuaron su convicción a la hora de querer demostrar si los niños eran tan inocentes como aparentaban o no.
A Joaquin le era imposible creer que su esposa fuese tan ingenua, estaba seguro de que fingía aquella incredulidad y estaba resuelto a darle un escarmiento. Sería tanto Sandra como su niña las que decidirían donde estaba el límite. En algún momento ambas tendrían que plantarse y negarse a continuar jugando, y sería en ese momento cuando, triunfante, demostrase que él y solo él tenía la razón.
Además, ya había aceptado que todo aquel juego le estaba excitando. Era como un fetiche secreto; inmoral y enfermizo que no debía ser aceptado, pero que en alguna parte de subconsciente se deseaba consumir con un ilimitado deseo. Calentándose al empatizar con el deseo de aquellos adolescentes ante la posibilidad de gozar de los cuerpo de ambas hembras.
Esa era la cuestión, quizá. Joaquin no era capaz de asimilar que los adolescentes fuesen capaces de nada más que mirar y a lo sumo toquetear un poco, ya que estaba seguro de que tanto mujer como su hija les pararían los pies rápido.
Durante la cena, el marido de Sandra ya había determinado cual sería la manera en que observaría la evolución del juego sin intimidar con su presencia al resto.
Para eso, propuso que continuasen en la casa de Olivia dado que allí estarían más tranquilos y, ¿Por qué negarlo? Tampoco estarían Pedro ni Jaume, que también suponían una molestia.
La situación ideal sería aquella en la que madre e hija estuviesen solas con los adolescentes, sin ver su comportamiento alterado por terceras personas, y era por eso por lo que se mostró tan convincente a la hora de imponer aquella condición.
Los cinco invitados, al oler la dulce fragancia de la oportunidad, apoyaron con rotundidad la propuesta del patriarca alegando que estarían más cómodos allí.
Hubo una pequeña trifurca entre Olivia y Chuki cuando, a la hora de recoger la mesa, estos se quedaron esperando como señoritos a que las dos mujeres recogiesen la mesa. Sandra insistió, dando por hecho que como estaban invitados no tenían que hacer nada mientras que la hija de esta, ya molesta, aseguraba que no eran formas. ¡Ni que fuese la esclava de estos! Fernando, sonriente, claramente discrepaba.
Los dos hijos varones de Joaquin y Sandra se quedaron en el edificio principal jugando a la consola mientras que sus dos padres, su hermana y los cinco invitados traspasaban la puerta que conectaba ambos edificios. Pedro, a pesar de sentir la necesidad de ir a ver como terminaba el juego, se vio inundado por una cobardía que no deseaba descubrir aquel resultado; pues no era capaz de aceptar lo que creía estar presenciando: ¿Su padre permitiendo que menores bebiesen alcohol? ¿Su padre proponiendo que a la hora de pasar turno se perdiese una prenda?
Se quedó allí, mirando la pantalla intentando buscar una respuesta lógica, como que su padre realmente viese aquello como un juego y que, si sucedía algo, les pararía los pies. No era capaz de asimilar otra opción, aunque todo apuntase que así era
Mientras, sus tres familiares y sus cinco némesis ya se habían acomodado en el salón del otro edificio. Su padre había pedido ayuda a los chavales para que le ayudasen a llevar un par de sofás y así estar todos cómodos.
Supo que no podía hacer nada cuando escuchó cerrarse de un portazo la puerta, sintiendo el deseo irrefrenable de querer ir a ver que sucedía pero sin que su cuerpo fuese capaz de moverse.
¿Tenéis claras las normas, no? se aseguraba Joaquin mientras se sentaba él último sobre su butaca individual de cuero. La había colocado entre todos los sofás para poder ver lo que sucedía en ellos sin tener que girar el cuello.
Todos asintieron, pues se habían tomado su tiempo para negociar las nuevas reglas.
El alcohol continuaba estando presente en una mesita central diferente a la anterior, y junto a la botella de orujo gallego a medio terminar había otra de orujo blanco manchego sin estrenar.
¿Quién empieza? -preguntó Sandra. Alex tomó la iniciativa haciendo girar la botella.
El marido de la cuarentona se fijó por primera vez en los pequeños e imperceptibles hilos que unían a varios de los presentes. Era capaz de ver dos pares que unían tanto a su hija con el macarra joven de gorra y barba, como al gordo con su mujer.
Mientras que el resto de adolescentes parecían carecer de motivación alguna, estos dos parecían empeñados en joder y fastidiar a las dos hembras. Tal vez, para el gordo, humillar a la madurita y convertirla en su esclava era lo más morboso que se le podría haber propuesto.
Chuki, por el contrario, parecía estar decidido a emputecer a la veinteañera como si sintiese un asco tremendo hacia ella. Incluso él, a sus cuarenta y pico años, estaba impresionado pues pocas veces había presenciado una atracción sexual con tanta intensidad.
La botella señaló a su amigo Raúl, para decepción del gordo. Aún así este no malgasto su turno y lo invirtió en crear cercanía con la madurita.
Reto.
Hazle un masaje en los pies a la profe.
Cabrón -comentó riendo mientras se sentaba junto a la milf. Esta, sin mediar palabra, alzó ambos pies descalzos muy dignamente y los colocó sobre sus rodillas recibiendo unas caricias muy placenteras-. Alex, gira la botella por mí -el aludido obedeció señalando con el recipiente de vidrio al marido de Sandra.
Verdad.
¿Vale cualquier pregunta, no? Es un juego después de todo -Joaquin asintió, pues su objetivo no iba a cambiar hiciesen lo que hiciesen-. ¿Te has sentido atraído alguna vez por otra mujer que no sea tu esposa?
Todos rieron al ver como este se quitaba un calcetín y se bebía de un trago su chupito. Inaugurando por primera vez la ronda de las prendas. Se inclinó hacia adelante, convirtiendo el vidrio sobre la mesita en un hélice giratorio.
Pregunta -dijo el chico rubio, inclinándose hacia adelante. Se dio inicio al juego con una pregunta tras otra que carecían de agresividad, premiando contestar a ellas sin reparo alguno. Sin embargo, a medida que fue girando la botella, se comenzaron a hacer preguntas más y más íntimas olvidándose que aquello era un juego, convirtiéndolo en una pequeña guerra fría.
Perdona que te haga una pregunta tan íntima, pero me puede la curiosidad -dijo Domi sin borrar la sonrisa de su cara-. Cuando te masturbas ¿Te metes los dedos o te acaricias lo de fuera?
Olivia frunció el ceño sin responder, quitándose la camisa mientras le rebotaban sus dos enormes pechos contra el sujetador; después remató de un trago su chupito antes de hacer girar la hélice de vidrio.
Verdad.
¿Cuántas pajas te haces a la semana? -inquirió la veinteañera a Fernando mientras alzaba una ceja.
Siete.
¡Eso no es justo! Tú si que preguntas sobre eso y -se quejó el adolescente de pelo largo, molesto porque esta no hubiese respuesta su pregunta inicial.
Es una pregunta muy íntima, y nadie me obliga a responderla. Yo tampoco he obligado a responder a Chuki -argumentó con paciencia antes de centrarse en su padre, el cual era sin duda el que más había pasado quedándose en calzoncillos y con la cara roja a consecuencia del alcohol. Se estaba quedando dormido.
Chuki hizo girar la botella sin dar más importancia a la conversación, le tocó Sandra.
Verdad.
¿Cuántas veces tenéis sexo por semana?
Esa es una pregunta muy íntima -contestó escandalizándose.
A mí me parece una muy normal. Siento curiosidad por como afectan el paso de los años al matrimonio
Sandra se quitó la camisa, como su hija, quedándose con el pantaloncito y el sujetador. Bebió otro trago del alcohol quedándose al poco claramente mareada.
Alex, cielo. Gira la botella por mí -este obedeció, siendo él mismo elegido.
Reto.
Hazme un masaje en la espalda -ordenó tumbándose en su sofá boca abajo, consiguiendo que Raúl, el pelirrojo dejase de masajearle los pies. Antes de empezar a darle el masaje, hizo girar la botella señalando a Olivia.
Reto.
Te reto a que nos enseñes como te masturbas.
¿¡Cómo puedes pedirme eso!? -exclamó escandalizada, olvidándose de que podía pasar.
Te he pedido que nos enseñes, no que lo hagas.
Sois todos unos pequeños pervertidos No se puede hacer nada, supongo. Estáis en esa edad .
Todos miraron embobados como la veinteañera se abría ligeramente de piernas a todos ellos -aún con el pantalón puesto-, y situó la palma de su mano abierta mirando hacia su entrepierna, habiendo entre estas una separación de varios centímetros.
Lo hago así -dijo moviendo toda su mano en círculos, emulando la estimulación de su clítoris a distancia-. Y cuándo la cosa se pone buena Pongo los dedos así -explicó mientras sus dos dedos centrales se ponían en forma de gancho. Todos se imaginaron a la propia Olivia metiéndose ambos dedos en su vagina desnuda.
Todos la observaron boquiabiertos hasta Fernando que, más conocido como Chuki, había olvidado mantener su pose de niño malo. La melódica risa de Sandra los despertó de su fantasía.
Esa ha sido una buena clase de -se volvió a reír- anatomía. Pero cielo, creo que te has pasado de explícita.
Me han pedido que les explicase y lo he hecho lo mejor que he podido -se justificó segura de si misma, mientras se sentaba bien en su parte del sofá e, inclinándose hacia delante haciendo una perfecta exhibición de pechos, hizo girar la botella. Miró de nuevo a su padre, el cual no parecía reaccionar ante nada; sus ojos estaban totalmente cerrados.
Verdad.
¿Cuántas veces seguidas has podido ? -se interrumpió antes de poder continuar.
Nueve -aseguró Raúl orgulloso de si mismo.
¿¡Nueve!?
¡Nueve! -repitió antes de agarrar la botella y hacerla girar. Le tocó a Sandra.
Con lo a gusto que estaba Reto.
¿De verdad? -preguntó incrédulo el mozalbete.
Sí, venga Me voy a atrever.
Enséñanos como te masturbas.
¡Ala! -contestó riendo mientras se levantaba y se retiraba el pantalón, quedándose totalmente en ropa interior antes de beber un sorbo de alcohol. No se lo terminó a sabiendas de que le comenzaba a quedar poco para perder totalmente el control-. No voy a repetirlo. Ya lo ha hecho mi hija y solo os falta eso. Con lo tranquilitos que habéis estado toda la noche.
Yo quería verlo -gimió triste, mientras veía como la madurita hacía girar la botella apuntando con ella a su propia hija. Sandra sonrió maliciosamente tras ocurrírsele una idea muy traviesa.
Reto.
Deberías haber dicho verdad, cariño -se lamentó la madre por su hija, antes de escapársele una sonrisa de oreja a oreja-. Ponte algo provocativo
Todos miraron incrédulos a Sandra. ¿¡Realmente la madre había retado a su hija a algo así!? Pues lo había hecho, y Olivia abrió tanto la boca que pareció estar a punto de desencajársela.
¡Pero mamá !
Siento curiosidad por saber qué tipo de ropa usas para mi yerno.
¿¡Y tiene que ser justo ahora!?
Venga, cariño Es solo un juego. Un juego picantón No pasa nada, puedes negarte si quieres.
Si paso voy a quedarme en ropa interior igual, y encima tendré que beberme otro chupito. No, paso -dijo antes de encaminarse hacia las escaleras, parándose para decir algo antes de desaparecer sobre ellas-. Pero ya verás ¡Esta te la devuelvo, mama!
*Va a hacerlo´´*
pensaron de diferentes formas todos los jovens de la sala
Va a ir a ponerse lencería erótica´´
.
`` Encima es muy posible que Olivia se pique con su madre, proponiendo que haga algo igual de sucio ¡Vaya par de guarras!´´ gritó Chuki para sus adentros, reincorporándose en el sofá al ser incapaz de continuar estirado.
Mi hija tendría que haber tirado, ya tiro yo por ella -manifestó poniendo ambas manos sobre la botella y haciéndola girar cual peonza. Chuki fue el señalado esta vez y, aunque eligió reto para saber con qué le saldría, estaba decidido a pasar para poder quitarse aquel molesto pantalón.
Baila.
¿Qué? -No se esperaba aquella petición.
Que bailes.
¿Sin música? ¿Así sin más?
Yo puedo poner música -Raúl rebuscó en el bolsillo de su pantalón hasta extraer su móvil, y con un par de tecleos en la pantalla táctil se puso una canción de reguetón ya empezada: `` Y no deberías haberme tentado, te gusta jugar. Si no quieres flamenquito, no toques las palmas. A lo mejor es muy tarde para echarse atrás ´´
¡Que música más moderna! -se sorprendió la madurita mirando el móvil mientras movía el cuello, contagiada por el ritmo de la melodía.
¿A qué sí? -le contestaba el pelirrojo mientras miraba disimuladamente a su compañero, este negó imperceptiblemente con la cabeza antes de quitarse los pantalones y quedarse en cueros.
Tal vez luego -Aunque la madurita le creaba curiosidad, estaba centrado en Olivia. Por alguna razón, la prefería mil veces a ella y, además, el reto consistía en que él bailase. Si tenía que hacer perrear a alguna de las dos sería a la niñata esa.
Justo en ese momento, apareció la hija de Sandra vistiendo un camisón semitransparente de color rojo. El corpiño integrado que llevaba el propio vestidito hacía dudar sobre si llevaba sujetador o no, pues a primera vista era imposible distinguirlo. A través del vestido, se podía ver su ombligo y ligeramente su entrepierna, tapada con un sugerente tanga rojo.
Ale, ya he cumplido -dijo mientras se dirigía al sofá y se sentaba cruzándose de piernas.
Chuki hizo girar la botella tal como le tocaba tocándole a la recién llegada.
¿¡En serio!? -preguntó incrédula botando en el sofá.
A eso se le llama tener mala suerte.
¡Pero si acabo de llegar! Verdad.
¿Has fingido algún orgasmo con tu novio? -la pregunta iba con trampa, pues había sentido el impulso de preguntar lo contrario ¿Tenía orgasmos aparte de los que fingía? Olivia se mordió el labio.
Claro, alguno he fingido -la sonrisa burlona de Chuki la apremió a intentar explicarse, aunque no hiciese ninguna falta-. Hay veces que simplemente no se llega y quieres que tu pareja no se preocupe por esas cosas.
Vale, vale. Que no he dicho nada...
Molesta y enfadada, quiso pagar su frustración con su madre; giró la botella cruzando los dedos para que le tocase a ella y le tocó.
Me debes un reto.
¡Ay, cariño ! Yo solo lo hice para gastarte una broma.
Yo también quiero solo gastarte una broma.
Cielo, no es lo mismo tú que yo, yo ya estoy en una edad Y tu padre está al lado.
Está dormido, ni se va a enterar -le dijo guiñándole un ojo. Al ver que esta no optaba por elegir el reto, fue ella misma la que se lo impuso-. Anda, sube y ponte algo ``seductor´´; así estaremos en paz.
Chuki, que se estaba riendo entre dientes, no pudo evitar ser descubierto por la hija de esta que, mientras su madre se levantaba para dirigirse al otro edificio y subir a su habitación; la veinteañera se le encaró y le prometió venganza.
Y tú no te rías tanto, ya verás como me toques a mí. Aún no he olvidado lo de la tortilla.
Tiene gracia, yo tampoco he olvidado lo de la tortilla.
Chuki, cortat una mica home Que com es desperti el pare ja la hem fotut - le advirtió Raúl, recordándole que con esas formas no conseguirían nada.
No em toquis els collons, faré el que em doni la gana - le contestó el chulito; Olivia no entendía demasiado de aquella lengua, pero sí sacó en claro que iba a hacer lo que le apeteciese.
¿Podéis hablar en español? Aunque os parezca mentira no os entiendo.
Le estaba diciendo que sea amable contigo -mintió descaradamente, pero con una sonrisa que Olivia se lo perdonó.
Ya
No mhen recordaba. Elles no ens poden compendre -comenzó a decir Chuki antes de ser cortado por Raúl.
Tallat una mica, tio.
¿Quién tira por Sandra?
Ya tiro yo -dijo Olivia mientras mareaba el recipiente de vidrio. La suerte le sonrió señalando a su rival. Este puso los ojos en blanco y eligió reto.
Te vas a comportar como un perro durante los próximos diez minutos.
¡Cabrona !
¡Nah, nah, nah! -le intentó acallar mientras alzaba el dedo índice-. Los perros no hablan. Y los perros se mueven a cuatro patas -le recordó con malicia-. Anda, perro malo ¡Al rincón! -le impuso señalando hacia un sillón que había cerca de la puerta.
En los silenciosos ojos de Chuki se pudo percibir un destello de rencor. No iba a descansar hasta que se la devolviese, pero tampoco podía pasar pues eso sería darle un pretexto para que cuando llegase su venganza en forma de reto, ella pasase.
¿Quién tira por el perrito? -preguntó escuchando con satisfacción como todos se burlaban de Fernando-. Porque los perritos no pueden hablar ni hacer girar una botella.
¡Tiro yo! -exclamó el chico rubio saltando al lado de la botella desde el sofá y haciéndola girar, aún riéndose por lo que le había tocado hacer a su amigo.
¡Verdad! -decidió dubitativo su amigo de pelo largo.
¿Te has masturbado pensando en Olivia? -preguntó con naturalidad.
Sí -respondió el otro con la misma seriedad.
¡Y lo dice tan tranquilo el tío! -exclamó Sandra incrédula.
¿No tendría que ser así?
No, si está bien pero Tendría que haberse avergonzado un poco.
¿Por qué? Eres una chica que está muy buena, no hay de que avergonzarse.
Ser muy tímido es malo, pero ser tan sincero también lo es -musitó mientras Domi, ignorándola, hacía dar vueltas a la botella. Le tocó a Santi, su amigo de cabellos dorados.
Verdad.
¿Cuál sería tu fetiche por cumplir?
¿Por cumplir? -repitió Olivia, antes de añadir-. Hay que joderse.
Me gustaría tener una esclava personal -aseguró sin inmutarse para sorpresa de Olivia-. ¿Qué? -inquirió al ver que esta le miraba boquiabierta-. Seguro que mola poder disponer de una chica para mi deseo y placer.
Que avanzados vais Yo estas cosas no habría sido capaz de decirlas delante de nadie más
``No, pero si que eres capaz de estar con un camisón rojo transparente frente a tus padres y varios adolescentes´´ contestó sin ser oído Chuki, mientras veía desde su lugar apartado como el chico rubio volvió a hacer girar la botella, esta vez le tocó a Raúl.
Verdad.
¿Con condón o sin?
Sin, obvio.
Hasta que te lleves una sorpresita -le increpó Olivia sonriéndole picantona.
¿A ti no te gusta sin condón?
Claro, pero no es seguro.
A veces el riesgo compensa por mucho.
Hasta que te llevas la ostia, guapo.
Vols tirar duna vegada? -le ordenó Alex recordándole que estaban jugando. El pelirrojo se arrodilló frente a la mesita e hizo rodar la botella durante al menos cinco segundos hasta que señaló implacable la veinteañera del camisón rojo.
Verdad.
¿Has tenido sexo con alguien más que con tu actual novio?
No.
¿Solo has tenido sexo con un tío? -inquirió sin llegar a creérselo.
¿Tan raro te parece? El primero fue alguien del que sigo enamorada. No hay nada malo en eso.
No, si ya. ¿No te da pena Chuki? -preguntó Raúl mirando al chico apartado, pues a todos se les había olvidado que estaba ahí.
Anda, ven idiota.
El aludido se levantó de la silla e se dispuso a andar sobre sus dos piernas hasta que esta le recordó su condición de perro.
¿Cómo andan los perros? -Acto seguido, Fernando se dejó caer sobre las cuatro extremidades y anduvo hasta su lado del sofá.
Te vas a cagar -aseguraba el chico rellenito observando a su amigo gatear.
Ya le gustaría. Y si se atreve a retarme a algo que no me guste, tengo otras cosas que le pueden ir bastante bien -le advirtió de manera indirecta, mientras hacía girar el recipiente para señalar hasta que este señaló a Alex.
Reto.
Alex ¿A qué te puedo retar? -inquiría mordiéndose la uña maliciosa.
Sandra abrió la puerta del edificio con su cuerpo luciendo un camisón oscuro muy similar al de su hija, que transparentaba su ombligo y su entrepierna. A simple vista se podía comprobar que llevaba un tanga igualito que el de su hija, pero en negro.
Ya estoy aquí
Nadie había parecido haber reparado en la erección que tenía Joaquin. Ya no era solo que el tamaño de su miembro no fuese siquiera mediocre, sino que todos le estaban mirando únicamente para comprobar que se había quedado dormido.
El alcohol había disminuido en su riego sanguíneo, pero conservaba aquel tono rojizo en sus pómulos debido a la constante excitación que sufría. Los ocasionales ronquidos que fingía resultaron ser tremendamente convincentes, logrando que nadie sospechase que observaba todo con los ojos muy entreabiertos y pareciendo profundamente dormido.
Había escuchado decir a su mujer, que con el cansancio que acumulaba del trabajo era muy difícil despertarle y, aunque hiciesen ruido, era muy difícil cambiar eso.
¿Qué me he perdido? -dijo su mujer sentándose al lado de Alex. El adolescente con un sobrepeso evidente miró la madurita como si nunca hubiese visto un cuerpo igual en toda su vida. Aún así, pareció obligarse a responder.
Tu hija a convertido a Chuki en un perro por diez minutos.
¡Olivia!
¡Chivato! -protestó la aludida antes de reírse quitándole importancia-, solo es un juego mama.
Pero tampoco hay que pasarse.
Él me hizo ir a cocinarle una tortilla. Y como es tan perro, simplemente le he ayudado a que actúe un poquito.
Te tomas este juego demasiado en serio, Olivia.
Y tú demasiado a broma.
Alex, ya sé a qué te voy a retar Baila con mi madre.
¡Sí! -exclamó con una risotada el chico de pelo anaranjado. Sacó el móvil y preparó una de sus canciones.
Puedes pasar si quieres, aunque te quedarás sin calzoncillos -replicó la veinteañera con malicia-. Pero si bailas tienes que hacerlo bien.
Joaquin miró horrorizado como su mujer, agarrando de la muñeca al adolescente, lo llevó hasta mitad del salón para menear todo su cuerpo. A Sandra siempre le había gustado mucho bailar, y lamentablemente a él le disgustaba. Ella había tenido que tragarse las ganas de hacer lo que más le gustaba y resignarse por respeto a su esposo Ahora podía moverse libremente.
Las tetas de su esposa botaban sin tregua, demostrando lo firmes que estaban a pesar de su tamaño. ¿Cómo podían los pechos de una cuarentona estar tan firmes siendo naturales?
La canción de reguetón que puso el pelirrojo sirvió de pretexto para que Sandra moviese hasta su culo, sin embargo, en ningún momento entraron en contacto.
¡Buuu! ¡Fuera! ¡Eso no se baila así!
¡Que no se baila así! -protestaron entre risas desde el sofá.
¿Y cómo se baila? -inquirió insistencia con la curiosidad del que quiere aprender.
Es un baile en el que hay que mover el culo, sobre todo. Se le llama Twerk -explicó Olivia, pareciendo decidida a hacer pasar un mal rato a su madre.
¿Y cómo se hace?
Alex, siéntate en el sofá. Y tú, mama, ponte frente a él sin sentarte.
¿Así? -Siguiendo sus instrucciones, Alex se dejó caer apoyando la espalda contra el respaldo y extendiendo los brazos en cruz. Sandra dio la espalda al adolescente enseñándole todo el culo.
¡Ay, que vergüenza!
Ahora tienes que moverte al ritmo de la música mientras mueves las caderas, subiendo y bajando.
Lo hago una sola vez y paro, eh -dijo riendo, posiblemente sin darle tanta importancia como realmente tenía.
Como si se fuese a sentar en una silla, comenzó a flexionar las piernas para comenzar a mover el culo sobre la entrepierna de Alex; cada vez bajando más y más hasta que su propio peso le hizo caer sobre él.
No pares ahí, continua -la alentaba Alex agarrándola por las caderas para ayudarla a subir un poco. La madurita apoyó sus dos manos sobre el sofá y comenzó a hacer vibrar sus nalgas sobre la polla tiesa.
Bueno, ya está. Ya lo he hecho No nos olvidemos que esto es un juego -bromeó mientras se reincorporaba y se sentaba a su lado-. El resto lo dejamos para cuando tengáis dieciocho años -bromeó entre una melódica risa.
Alex, te toca.
Los dedos anchas del joven hicieron girar hábilmente la botella, quedando esta señalando a Alex.
Él no puede, sigue con -protestó Olivia alarmada.
Ya han pasado diez minutos
Alex sonrió irradiando confianza; se levantó y, sin llegar a agacharse, hizo girar la botella. Todos vieron, incrédulos, como la suerte sonreía al chaval al quedar señalada Olivia.
¡No!
¡Sí! Y me debes un reto -la veinteañera no respondió, y quien calla otorga-. Venga, vas a ser perra durante veinte minutos.
¡Eso no es justo! Yo solo dije diez.
Y yo digo veinte.
Paso.
No puedes
¿Quién me obliga? -hubo un silencio-. Pídeme otra cosa, pero eso no.
Si no quieres hacer lo que te pido, vas a tener que pagar con prenda.
Entonces no juego.
¡Cielo, no seas tramposa! -dijo su madre fulminándola con una mirada amable pero que delataba poca paciencia-. Le pediste que fuese un perro, no puedes simplemente dejar de jugar porque te pide algo que no te gusta.
No es lo mismo que él sea un perro a que lo sea yo.
¿Por qué no? -inquirió vacilón mientras se colocaba bien los calzoncillos.
Porque no tiene el mismo significado.
Un perro es un perro, ya sea macho o hembra.
Si no te gusta ese reto, tendrás que pagar con prenda.
¡Pero si no puedo!
¡¡Sí que puedes!! -El tono agresivo de Sandra parecía no tener nada que ver con el tema que estaban hablando. Tanto una como otra se habían ido molestando con aquellos retos con los que no descansarían hasta haber obtenido su preciada venganza.
Olivia echó el culo para atrás y empujó su tanga hasta abajo, cayendo rendido hasta sus tobillos. Después pegó un furioso trago al chupito antes de hacer girar la botella.
Reto -dijo Domi, el adolescente de pelo largo.
Tráeme un vaso de agua fría en la nevera.
Su mirada delataba que no iba a parar hasta vengarse de su madre.
Antes de irse, el chico hizo girar la botella quedando seleccionada Olivia.
Verdad
¿Cuáles son tus puntos débiles más sensitivos?
El cuello y mi pubis
Olivia hizo girar su botella, señalando a su madre.
Verdad
¿Vas a echarte atrás ahora? Atrévete con el reto
¿A qué me vas a retar?
¿Ah? Tú sabrás. Arriésgate, mama.
Venga va, dilo de una vez.
Quítate el tanga. Y estaremos en paz.
Mira que eres rencorosa, niña.
Lo dice quien ha hecho a su hija hacer estas cosas No te jode.
Se puso en pie, echando el culo para atrás e inclinando la espalda hacia adelante. Sus dedos consiguieron pescar los hilos laterales de la pieza y hacerla resbalar hasta sus tobillos.
Ya estamos en paz -dijo con una sonrisita. Como si estuviese dando a entender que ahora le tocaba a ella. Hizo girar la botella, pero para decepción de Sandra le tocó a Alex.
Verdad.
A ver -sopesó en voz alta Sandra mientras se mordía el labio al tiempo que cambiaba de cruce de piernas-. Ya que hoy es una noche especial y estáis tan salidos no creo que vaya a pasar nada porque haga una pregunta fuera de tono. ¿Cuánto te mide?
Veintitrés centímetros.
Mentiroso ¿Cómo te va a medir eso?
¿Te la enseño?
No digas tonterías, pero eso es imposible.
Es lo que me mide.
Te voy a lavar la boca con jabón para que no digas más mentiras -dijo sin ser capaz de mirarle a la entrepierna mientras hablaba con él. Aprovechó que el gordito se agachó frente a la botella, ya que todos estaban centrados en él, para mirarle el bulto que asomaba entorno a su calzoncillo.
Verdad -dijo Chuki sin querer arriesgarse a que el gordo le jodiese.
Si ahora tuvieses la ocasión de tener sexo ¿Cómo te la follarías?
A cuatro patas y agarrándola del pelo. Es la mejor posición -dijo riendo sin darle más importancia. Le toco hacer dar vueltas a la botella.
Verdad
Cuantas han sido el máximo de veces seguidas que has podido follar sin parar.
Tres veces -respondió el pelirrojo antes de elegir al siguiente. La botella apuntó hacia Alex
Verdad.
¿Te gustan las mujeres sumisas o las protestonas?
Me gustan de los dos tipos. Me gusta machacar a las mujeres hasta que no pueden más -dijo antes de hacer girar la botella.
Pasaron varios turnos más en la que los adolescentes tuvieron la suerte de continuar haciéndose preguntas para responderlas sin vergüenza. Algo que extasió a ambas mujer aunque no lo demostrasen, pues era su silencio el que avalaba lo impresionadas que estaban.
Para Joaquin fue evidente, ya que desde aquella posición había podido comprobar la evolución de las dos y las posturas de sus piernas. Debido a que estaban ambas sin ropa interior, habían permanecido con las piernas cruzadas para ocultar su falta de ropa.
Sin embargo, cuantas más preguntas se hacían los chicos entre sí, más se olvidaban de cruzar las piernas, abriéndose cada vez más y más.
¡Eso es imposible! Ya basta con eso de decir que os mide más de dieciocho centímetros -exclamaba Sandra alterada, tenía la sensación de que hasta ellos podían escuchar sus potentes latidos en su pecho.
Pero es que es la verdad ¿Cómo va a ser verdad? Uno podría llegar a creérmelo ¿Pero los tres? -gruñía mientras Chuki hacía girar la botella, ignorándola. Olivia fue su próxima víctima Y la última.
Reto -Joaquin fue consciente de que la voz de su hija era muy diferente a la que estaba acostumbrado, era aguda y delicada, como si estuviese enferma. Tampoco entendió porque no se sumó a la batería de preguntas, arriesgándose a sufrir un reto que le desagradase.
Bueno como has sido tan valiente, te convertirás en perra durante 10 minutos. Sin indirectas, para que pagues lo que me hiciste hacer a mí.
Vale
Las perras no hablan -le increpó agachándose detrás del sofá para agarrar su pantalón. Toqueteándolo un poco extrajo un cinturón que recordaba a una cuerda amarilla, y que metiendo el extremo por la anilla cuadra de metal, convirtió en una especie de correa que amarró el delicado cuello de Olivia-. Felicidades, ya eres toda una perra Con collar y todo.
Tampoco te pases con la niña -dijo la madre de esta reprimiendo una sonrisa.
¿Qué pasa chica? ¿Quieres ir a pasear? Pues vamos que te llevo.
Chuki le dio un tirón suave al cinturón al cual no le faltaba autoridad. Joaquin apretó los labios, tuvo la necesidad de levantarse e impedir eso pero ¿Quién era él para hacerlo si ni su propia hija, la cual era un nervio en lo referente al carácter, se resistía?
El joven estaba de pie, vestido únicamente con unos calzoncillos y tirando de la correa de su Olivia. Esta, gateó hasta poner las manos en el suelo; luego puso las rodillas y se alejó hasta el pasillo donde estaban las escaleras al ritmo que marcaba `` su dueño´´ .
Nunca antes había visto los enormes pechos de su hija, heredados de su madre, de aquella manera. Colgando contra el corpiño de una lencería tan erótica y que lograron ponérsela aún más dura si era posible, al presenciar como todos los adolescentes le miraba el coño a su hija. Incluso él, su propio padre, a pesar de tener los ojos casi cerrados y a ver un poco borroso fue capaz de ver los muslos y el coño de su hija totalmente empapados, del cual colgaban pequeños y elásticos hilos motivados muy posiblemente por la conversación entre los adolescentes sobre tamaños, posiciones y roles sexuales.
Bueno No creo que sea la primera vagina que veis. ¿No? -dijo Sandra intentando restarle importancia-. Tiro yo por Olivia
Tal vez no había calculado bien, pero al intentar agarrar la botella esta se le resbaló y se cayó al suelo hecha pedacitos.
Lo siento, que torpe estoy Es el alcohol que se me ha debido subir mucho.
Tanto Alex, como Raúl y Joaquin pudieron gozar de un primer plano del coño de Sandra. Esta, que parecía haber olvidado que no llevaba ropa interior, se puso a cuatro patas intentando agarrar los trozos al tiempo que sus muslos frotaban su coño totalmente abierto.
Toda su entrepierna estaba exageradamente humedecida, y al igual que la vagina de su hija, pequeños hilos elásticos y transparentes interconectaban sus labios vaginales.
Fue un milagro que los cuatro adolescentes restantes no se abalanzasen sobre ella, pero Joaquin sabía que era cuestión de tiempo pues sus pollas estaban semi-erectas. Solo faltaba un poco de contacto físico para que se viniesen totalmente arriba.
¿Hay alguna escoba por aquí?
Sí Aunque ya no podremos jugar a la botella -se reía sola al hacer esa observación, porque está rota-.
Podemos jugar a retos y preguntas sin la botella.
¿Sí? La escoba y el recogedor -Joaquin observó que su mujer parecía completamente mareada, desubicada y con un tono de voz muy similar al de su hija. Más excitada de lo que él había visto en su vida- están en la cocina, en un armario donde
Tranquila, ya la busco.
¡Qué rápido! -exclamó Sandra pocos segundos después de que el chaval saliese corriendo por la puerta y volviese con las dos piezas de limpieza. En un momento el suelo estaba recogido y limpio de cristales.
Joaquin apretó sus dedos en el sillón luchando por estar quieto. Quería levantarse y romperles la cabeza a todos pero, al mismo tiempo, quería quedarse allí y ver como terminaba todo. Quería creer que su mujer elegiría detener todo aquel sin sentido y mandarlos a dormir.
Quería levantarse, fingir que estaba tan cansado que se iba a la cama, e ir a buscar a su hija para ver que hacía con el macarra ese
Pero no hizo ninguna de las dos cosas. Se limitó que quedarse inmóvil, con la polla tiesa como si fuese una estatua, observando cómo se las apañarían esos mocosos para beneficiarse a su mujer Si es que esta no los paraba antes.
4.4. Ama de casa cachonda logra resistirse a cuatro adolescentes salidos
Que desvergonzados son los niños de hoy en día -bromeaba Sandra mientras se ponía en pie, intentando finalizar el juego. Pero rápidamente la agarraban y la hacían sentar de nuevo entre ellos, sin que la milf pusiese demasiada resistencia. Después de que se hubiese roto la botella y de haber recogido los pedazos, le pidieron continuar el juego mientras Chuki y Olivia volvían del paseo.
Como ya no había botella, el nuevo juego resulto ser un caótico conjunto de preguntas que se hacían entre todos. Con la excusa de que eran menores inexpertos, comenzaron a hacer preguntas cuyas respuestas sabían sobradamente con la única intención de que ella se imaginase aquello mismo que le preguntaban.
Y si yo me pongo un condón ¿Se puede romper?
No es algo normal Es difícil que un preservativo se rompa, Santiago. Piensa que es muy flexible. El tamaño del pene tendría que ser muy elevado para crear mucha fricción y romperlo. Eso o tener sexo muy No pareció ser capaz de terminar de decir aquello, pero lo hizo de todas maneras- muy duro.
Los cuatro chicos estaban apretujados en el mismo sofá de tres plazas, dos a cada lado con ella en el centro. Aún así se las apañaron para no tocarla, pese a que ella se sentía rodeada como si le estuviesen invadiendo todo su espacio vital.
A ti marido y a ti se os ha roto el condón.
Creo que nunca
¿Entonces como lo sabes?
Porque piensa que las mujeres hablamos entre nosotras. Intercambiamos información.
Entonces si se rompe el condón, es que a ambos les está gustando mucho. ¿No? -preguntó Domi con inocencia.
Sí, supongo que sí. Aunque vosotros aún no os tenéis que preocupar de esas cosas Sois muy jóvenes.
¿Qué quiere decir con eso? -preguntó Alex desafiante, la mujer no dio muestras de pretender recular.
Pues que por temas de tamaño y de experiencia, aún os queda mucho camino por delante. Además ¡Qué obsesión por romper condones! Si estos sirven precisamente para lo contrario.
Por eso, es muy morboso porque rotos no pueden proteger nada
Que niños más malos Lo que os gusta es `` marcar´´ a las chicas, eh Os va demasiado lo de la dominación. Pobre de las niñas con las que tengáis algo -añadió riendo.
Bueno. ¿Continuamos con el juego?
Yo creo que deberíamos ir parando ya
Vamos a jugar un poco más y luego nos vamos a la cama. Es que yo aún no tengo sueño -se excusó Raúl.
Vale, va solo un poco más.
¡Vamos a bailar! -La propuesta de Alex demostró lo mucho que le había gustado que la madurita le perrease rato atrás.
Ay Otra vez no.
Pero el pelirrojo ya estaba poniendo música con el móvil. Sandra miró a su esposo dormido, mientras que él la miró a ella sin que esta se diese cuenta. La cara de Sandra estaba totalmente roja, pero esta no le restaba belleza. Sus labios, sus ojitos, sus mofletes Continuaba siendo tan hermosa como siempre.
Poco lo había valorado hasta aquel momento a su mujer, hasta que vio a otros jugando con ella.
Los cuatro adolescentes estaban completamente desnudos, sin contar con los calzoncillos que intentaban sin éxito disimular los enormes bultos que había entre sus piernas.
Su mujer se levantó, haciendo botar sus pechos mientras alzaba los brazos y comenzaba a bailar moviendo los brazos y el culo al mismo ritmo. Alex se quedó bajo ella, sentado en el sofá esperando que por un extraño milagro la madurita decidiese inclinarse y restregar su coño contra su polla.
Domi y Santi bailaban a los lados de esta, con diferentes movimientos que les ayudaban a acercarse a ella, mientras sonaba la letra de aquellas canciones sugerentes. La mujer se contoneaba y se dejaba llevar por el ritmo, incluso acercando su culo a la entrepierna de Alex.
`` Baja ese culito, lobita.
Tu culito no puede estar sin mi cola, lobita.
Tu culito necesita el rabo, lobita.
Menea las caderas y no pares, que excita.
De arriba abajo, de derecha a izquierda.
Profundo y pa dentro, deja que te lo ponga bien adentro´´
Vaya letra tiene la cancioncita.. -se quejó sin llegar a estar seria del todo, dejándose caer mareada sobre el sofá.
Tendría que recoger esto está todo muy sucio.
Siguiente pregunta -dijo Alex ignorando el nuevo intento de la mujer de salirse del tema-. Cuando lo hacéis ¿Usáis condón?
Siempre No querríamos tener otro niño.
¿A ti te gustaría?
Siempre me pregunté cómo sería tener un cuarto pero Joaquin no quiere, y yo también tengo una edad.
Entonces Tenéis que tener muchos condones. ¿No?
Tenemos unos cuantos Sí.
Los cuatro se miraron, como si se hubiesen puesto de acuerdo sin necesitar decirse nada.
Bueno Sandra es evidente que estás cansada. ¿Qué te parece si nos vamos ya a la cama? -preguntó Alex levantándose.
¿Ya? -preguntó como si no se lo esperase terminar tan pronto.
Sí, ya es muy tarde.
¿Quizá deberíais dormir?
Tranquila, ya nos pusimos de acuerdo con Joaquin y tus hijos -La mentira de Raúl pasó desapercibida para la madurita.
Te acompañamos a tu habitación y luego nos vamos a la vuestra.
No hace falta, ya voy yo.
Que no, que ya te acompa
¡Que ya voy yo! Gracias -exclamó antes de soltarse de Alex.
En menos de un momento Sandra desapareció por la puerta que llevaba hasta el otro edificio. Dejándolos ahí plantados.
¿Cómo lo hacemos? ¿Vamos a su habitación?
Esta cae sin que tengamos que hacer nada.
Entonces vamos a su habitación y ¿Qué decimos?
¿Qué tal ``no tenemos sueño y hemos venido a que acabes lo que empezaste, perra´´?
Además en la habitación tiene los condones.
¿Pero no lo íbamos a hacer sin condón? -preguntó Alex de malas maneras.
Si queremos que nos duren tenemos que cuidarlas.
¿Y qué pasa con el calzonazos este? -preguntó Alex al pelirrojo.
Nada. Si no se ha despertado con todo lo que les hemos hecho a este par de zorras no se va a despertar con nada. Vamos... -contestó Raúl mientras agarraba su móvil del pantalón.
Los cuatro adolescentes se dirigieron a la misma puerta por la que había salido Sandra. Justo cuando Santi iba a tocar el picaporte se escucharon los furiosos gemidos de Olivia en aquel mismo edificio.
¿Alguien va con Chuki?
Yo paso, que lo interrumpimos y es capaz de cabrearse con nosotros. Prefiero a la madurita.
Pero es que somos muchos
Tenemos toda la noche para follarnos a ese par de guarras. Y cuando Chuki acabe con la niñata esa podemos ir nosotros.
La puerta se abrió, dejando pasar a cuatro jovens con las pollas duras.
Pedro había sentido innumerables veces a lo largo de la noche espiar lo que sucedía en el otro edificio, pero no se veía capaz. Tenía miedo de encontrar algo que en el fondo estaba seguro de que era muy posible que pasase.
Se había paseado muchas veces por el salón del edificio principal alrededor de la televisión y su hermano pequeño, intentando satisfacer la necesidad y el deseo que impulsaba la curiosidad.
Entonces escuchó como se abría la puerta entre los dos edificios y vio que aparecía su madre vestida con un camisón transparente. ¿Cuándo se lo había puesto? ¿Era posible que se lo hubiese ido a poner cuando él fue al baño una hora atrás?
Hola, cielo Mama se va a la cama; ha sido un juego muy largo.
¿Estás bien?
Sí, cariño Solo mareada. Mama ha bebido mucho Voy a mi habitación a dormir. ¿Vale?
Sandra se perdió por la parte superior de las escaleras antes de que su hijo pudiese protestar. Se sentó junto a su hermano pequeño intentando resistir las ganas de ir al otro edificio. ¿Acaso todos, incluyendo a su padre, se habían quedado a solas con su hermana?
La puerta no tardó en abrirse, viendo como la cruzaban todos menos Chuki, su hermana y su padre.
Tú padre nos ha dicho que vayamos a dormir a vuestra habitación. Dice que esta noche dormiréis aquí.
Pero pero
¡Pero nada! Respeta las ordenes de tu padre, enano -gruñó Alex mientras el resto subían las escaleras.
Sandra hacía poco que había llegado a la habitación, y se sobresaltó al ver a los cuatro adolescentes entrar en ella.
C Chicos. ¿Qué hacéis aquí?
Es que no podemos dormir.
Me da que ni lo habéis intentado, pillines.
¿Podemos seguir jugando un poco más antes de irnos a dormir ? Tal vez así nos entre un poco más de sueño.
Pero ¿Aquí? -preguntaba confundida
Sí, sobre la cama mismo.
Bueno Vale. Pero solo a verdad, que con los retos os alteráis.
A la hora de subirse a la cama, Sandra fue extremadamente cuidadosa de que no se le viese la entrepierna. Espero a que los otros adolescentes se sentasen sobre la cama, mientras veía como Raúl sacaba el móvil y la enfocaba con la cámara.
¡Eh, no hagas fotos!
No son fotos, es un video. Para capturar el momento
¿Para qué quieres?
Hoy es un día muy especial. ¿No? Por eso
No No quiero. A saber a quién se lo enseñas.
Es para nosotros, de verdad.
Aunque nosotros no tenemos móviles -bromeó Santi con una risotada.
¿Puedes presentarte, profe? Di quien eres y que hacemos aquí -En la cámara salían enfocadas Sandra junto a Alex y Domi, esta con el camisón transparente y ellos en calzoncillos.
Que vergüenza Me arrepentiré de esto -aseguraba su voz racional. Sin embargo, el alcohol y el calentón que llevaba encima no le permitía optar por lo moralmente correcto-. Hola Me llamo Sandra y soy la madre de los amigos de estos chicos. Y estamos jugando a
A preguntas y retos -terminó Alex por ella.
Empiezo yo -dijo Alex haciendo que esta girase todo el cuello para mirarle a los ojos-. ¿Te gusta dominar o que me dominen?
Por desgracia me dominen
¿Por qué por desgracia?
Porque a mi marido no le gusta tener la iniciativa. ¡Que vergüenza! -dijo en referencia a la cámara-. Me toca ¿Por qué mentisteis con el tamaño de vuestros penes?
No mentíamos, realmente los tenemos muy grandes.
¿Sabéis que mentir de esa manera solo hace que las mujeres se desilusionen?
Supongo que no nos creerás hasta que nos las veas
Quedó grabado como Sandra miró disimuladamente a la entrepierna de Alex, pero nadie dijo nada.
Me toca ¿Has estado con alguien más que tu marido?
No Solo con él.
Y si solo has estado con él y no habéis roto nunca un condón Es que muy grande no la tiene.
La milf rio complacida, quizá, de que sacasen el tema.
Vale, para que veáis que el tamaño normal y el más habitual es mucho menor del que decís os diré el tamaño de mi marido Dieciséis centímetros.
A mí me mide diecisiete -aseguró Domi.
Y a mí -repitió Santi haciendo reír a la mujer.
Eso ya sería más posible ¿Pero veintidós y veinticuatro? -negó con la cabeza-. Me toca
Raúl ya podía imaginarse el número de visitas que le podría dar aquel video subido a internet. Una madurita tan sexy como para pasar por una pornstar rodeada de cuatro jovencitos deseando empalarla a pollazos. Era imposible ver videos así por toda internet, y los que había eran muy fingidos e innaturales ¡Pero eso estaba pasando de verdad!
¿Hay alguno que sea sumiso?
No.
No.
No -dijo Alex en último lugar, se sacó la polla frente a la cámara sin que Sandra pudiese verlo. Ya que le estaba dando la espalda, se comenzó a masturbar.
Vaya chicos Cuatro dominantes, pobre de las chicas que os tengan que aguantar -dijo con una risita nerviosa.
Me toca En este pueblo hay una gran mayoría de hombres. ¿No te han intentado?
¿Si me han tenido que seducir? Cada día Y de unas maneras
Supongo que lo hacen de unas maneras muy diferentes a tu marido.
Mi marido ya no me dice esas cosas -Se lamentó tapándose la boca.
Pues con lo buena que está. Ya podría ser mi novia
O la mía.
O mía
No digáis tonterías, no podría ser la novia de todos al mismo tiempo.
¿Te puedo hacer un reto? -preguntó Raúl desde la cámara.
Dijiste que tenías unos condones aquí, para tu marido. ¿Podrías enseñarnos como se pone uno?
Ay, cielo Creo que deberíais iros ya a dormir, ya estamos con los retos.
Hazlo y nos iremos.
Está bien Pero luego os marcháis -La madurita gateó hasta el borde de la cama, mostrándoles a todos, cámara incluida, su lubricado coño. Raúl la siguió con el móvil con un primer plano de su coño hasta que Sandra se levantó y caminó hacia un armario, donde tras abrirlo se inclinó para rebuscar en el armario.
Raúl aprovecho que esta estaba con el culo en pompa para acercar su polla dura contra el coño desnudo sin llegar a tocarlo, antes de que la madurita sacase una caja llena de condones y cerrase el armario. Al darse la vuelta, Sandra se encontró enfocada por la cámara.
¿Qué vas a hacer?
Voy a dar una clase de educación sexual.
¿En qué consiste esa clase? -preguntó sin apartar la cámara del primer plano de Sandra.
La mujer parecía claramente excitada por la presencia de la cámara, como si hubiese perdido el juicio y no quisiese razonar. Parecía como si no se hubiese rendido y estuviese decidida a echarlos después de darles la lección.
Consiste en enseñar como son los preservativos y como se colocan. Y nada más
Ambos se reunieron junto a los otros tres chicos, mientras estos veían como la mujer adulta sacaba de la caja los condones.
Son Son muy pequeños. ¿No? -bufó Alex para sorpresa de la madurita.
Son de tamaño normal
Yo me pongo eso y lo rompo.
Ya, claro. Escuchad, que solo lo explicaré una vez -rompió el sobre de uno de ellos y extrajo el condón. Con su mano izquierda, juntó las cinco yemas de los dedos para formar extremo que sirviese para colocar el condón-. Si este es vuestro pene, tenéis que presionar la punta de la goma para que no se haga una bolsa de aire mientras tiráis de estos lados hacia abajo Y el preservativo se pone solo. Y Ya está.
Que buena profesora eres
Tomad, aquí tenéis un condón cada uno para que practiquéis. ¡No, ahora no, bruto! Quise decir en otro momento.
Profe, dos preguntas más
¿Sí, Alex?
Dices que un miembro de veinte centímetros o más no es normal. ¿Qué pasaría si se mete dentro de una vagina?
Buf Las vaginas están hechas para expandirse, se adaptan a todo Con cierto límite, claro. Pero si metieses un pene así dentro de una vagina seguramente dolería muchísimo.
Pero se sentiría bien.
Pero se sentiría bien, sí. Aunque no hay penes así. ¿Y la otra pregunta?
Sí es que tengo un problema, y es que me huele me huele mucho.
¿Cómo que te huele? -preguntó sin comprender.
Que a mi polla le suele salir un olor muy fuerte, muy característico.
Y tu pregunta es
¿Es algo normal?
Pues no lo sé, cielo Es una zona con mucha actividad, es normal que sude mucho. Además de en esa zona se crean muchas hormonas Eso sucede para estimular a la pareja. Pero si tanto te huele -se apresuró para evitar que el joven la interrumpiese, prediciendo que no había quedado satisfecho con la respuesta-, posiblemente tengas que lavarte mejor.
A mí también me huele.
Y a mí -dijo Raúl riendo mientras sostenía la cámara.
Ya podrías darnos una clase práctica de cómo se limpian las pollas, tal vez lo hacemos mal.
¿Y cómo os podría explicar eso? -preguntó impactada mientras Alex se ponía de pie sobre la cama con toda la polla fuera, ya totalmente tiesa.
No se haga con la tonta -le contestó el pelirrojo riendo-, nos lo explica con la boca.
¿C Con la boca? -preguntó sin ser capaz de entender-. ¿Con qué iba a explicarlo sino? Eso se lavaba en el baño.
Nosotros profe es que estamos acostumbrados al baño del insti Y el baño del insti es público.
Puede usar su boca para enseñarnos como lavarnos.
La polla de Alex le dio en toda la frente, quedando sus ojos y su nariz enterradas por sus testículos.
Y ya de paso nos quita el calentón que nos ha provocado durante toda la noche.
Sandra aún estaba anonadada por la monstruosa polla del gordo, mientras veía de refilón como los otros tres se retiraban los calzoncillos con pollas todas más grandes que la de su marido. Mientras que las de Domi y Santi medían aproximadamente lo mismo a la de Joaquin, las de Raúl y Alex estaban por encima de los veinte centímetros.
Solo es un juego
Sí un juego. Quitándoos las bragas delante nuestro, enseñándonos el coño y perreándonos. Un juego ¿Cómo quieres que nos durmamos así?
Nos haces una paja a cada uno y a dormir.
Yo prefiero que me des una clase práctica de cómo se lava una polla -dijo Alex apuntando su enorme pollón repleto de venas a la boca de Sandra.
Siendo consciente de que no había escapatoria ni tampoco le quedaba fuerza de voluntad para rendirse, abrió la boca y comenzó a chupar el glande.
El olor a polla la volvió loca, uno mil veces más intenso al de su marido. La testosterona que desprendía aquella polla la estaba poniendo más cachonda aún si era posible. Entre eso y que la polla era tan grande que podía partirla por la mitad, estaba extasiada.
Por si fuera poco aquel olor que le violaba la nariz, la actitud dominante del adolescente la iba a hacer correrse viva sin llegar a tener un orgasmo real.
Aquella malicia tan erótica que le imponía ``limpiarle la polla´´, la manera en que había denominado a su propia boca cuarto de baño como si fuese un objeto. Desagradable en justa medida, decantándose por lo morboso y excitante.
Se forzó a abrir la boca, metiéndose unos centímetros más de aquella polla colosal. Solo había empezado y ya sentía arcadas por el tamaño de esta.
Pese al fuerte olor no sabía mal en absoluto, lo que sí le agobio fue el excesivo tamaño de aquella verga. Los otros tres chicos, impacientes, le acercaron sus tres pollas a la cara para restregárselas y, si no daba abasto con uno una ¿Cómo iba a poder con el resto?
¡Parad! ¡Apartaos! -gritó con voz autoritaria-. Si queréis que os ayude a desahogaros vais a tener que ir de uno en uno.
¿Y sobre el tamaño? -le espetó Alex situándose el primero pajeándose a pocos centímetros de su cara. Sandra se arrodilló en el suelo y le comenzó a masturbar, sintiéndose culpable por haber consentido llegar hasta esa situación.
Tenías razón, tú y tus amigos tenéis pollas de caballo. ¿Qué os dan de comer en este pueblo?
Se limitó a masturbarle con ambas manos hasta que Alex, cansado de conformarse solo con eso, la agarró de la nuca acercando la cabeza de la mujer a restregarse contra su miembro.
Sandra parecía demasiado exhausta como para resistirse.
Usa la boca.
Es demasiado como para eso
Pues usa la lengua ¡Eh! Ni se te ocurra -le espetó al chico rubio que se había animado a tocarle el culo-. Si queréis que os ayude, tenéis que prometerme que no habrá penetración.
Entonces no vamos a acabar nunca -gruñía el pelirrojo alzando una ceja.
Si no váis a acabar nunca lo mejor es que lo dejemos aquí
Al menos déjanos tocarte un poco, nos ayudará a calentarnos más.
Lo que yo quiero es que os enfriéis -se lamentó mientras se le escapaba un erótico gemido al sentir como uno de ellos se arrodillaba tras ella y le comenzaba a sobetear las tetas mientras le olisqueaba el pelo.
Que bien hueles -dijo el chico de pelo largo, aplastando su nariz contra su cabello.
No digas eso -derritiéndose del éxtasis mientras reanudaba la paja. Tuvo que soportar la estimulación que le brindaba el jovencito tras de ella mientras envidiaba el placer que le proporcionaba a Alex.
Al poco rato, se rindió.
Te doy por imposible Siguiente.
¿Cómo me vas a dejar así?
Complácete tú mimo, yo ya lo he intentado.
No hagas cola, el resto también queremos probar los labios de nuestra profe -se burlaba el chico de pelo rojizo mientras enfocaba con su móvil un primer plano de la madurita agarrándole la polla y empezando a masturbarla.
Voy a tener que enseñarte como se masturba. Pon esa boca aquí -le instruyó agarrándola por la nuca hasta poner su boca sobre sus testículos, mientras, ella continuó estimulando todo el tronco-. ¿Y qué pasa con esa lengua? ¿No me vas a lavar la polla?
Sois muy crueles -Se quejó mientras colocaba sus labios entre el colosal glande del pelirrojo, chupándolo todo hasta llegar a sentir espasmos. Llegó a pensar que estaba a punto de correrse pero, por más empeño que ponía, no llegaba a terminar nunca-. Nada, hijo Que no puedo haceros acabar. Siguiente.
Raúl, aunque era evidente que no pensaba rendirse, se hizo a un lado para que los otros dos pudiesen gozar de la hembra. Su estrategia era clara: Debilitarla hasta que no pudiese resistirse más, y aún así, los cuatro adolescentes estaban asombrados de que la mujer se continuase oponiendo.
Domi había estado sobeteando a Sandra desde el principio, sentado tras ella y sobeteándole las tetas. Las pocas veces que sus manos habían serpenteado hasta la humedecida entrepierna de ella, esta le atajó agarrándolo por la muñeca.
Sin mediar palabra, se levantó quitándose de encima al chico y agarró a Santi de la muñeca, dándole a entender que quería que se estirase.
Creo que estar de pie era una posición muy incómoda tenéis que estar relajados para poder acabar -explicó pacientemente mientras lograba que el muchacho se estirase boca arriba con la erección sobre su ombligo. Miró unos instantes a la cámara, mientras se recordaba a si misma que tenía que borrar aquel video pero No, ese no era el momento.
Gateó sobre la cama hasta colocar ambos pechos -aún dentro del corpiño- sobre los muslos y los testículos del joven, mientras agarraba con ternura su verga y comenzaba a chuparla con suavidad. Era más grande que la de su marido, y también era muy posible que le creciese un poco más en los siguientes años, aún así comparada con las otras dos monstruosas pollas; aquella era del tamaño perfecta para metérsela dentro de la boca.
Comenzó a meter y sacar el glande, frotándolo con la parte activa de su lengua. Su mano se movió con suavidad masajeando toda la extensión del tronco, logrando hacer que Santi gesticulase con su rostro todo el placer que sentía.
Notó como el otro chico de pelo largo, Domi, se subía a la cama y la abrazaba por detrás
`` Qué manía tiene con besarme y abrazarme Me va a volver loca´´ se lamentó mientras un escalofrío le recorrió toda la columna al sentir sus labios contra su cuello.
No quedaba otra. Sandra le agarró a él también la polla con la mano que tenía libre y lo comenzó a masturbar. Tenía que reconocer que el chico era bueno acariciándole los pechos, pellizcándole tan amablemente los pechos que la relajaba al mismo tiempo que sus besos la encendían.
No quiso pensar en nada más, sintiendo como la punta de la polla de Domingo rozaba accidentalmente contra su culo.
Mierda -gimió Santi llamando la atención de la milf, que por un momento se había olvidado de él. Los espasmos involuntarios de aquella polla vibraron en su mano y entre sus labios hasta que simplemente se corrió. El adolescente de cabellos rubios alzó el culo y la agarró del pelo, mientras su manguera llenaba su boca de aquel néctar.
Como efecto en cadena, Domi comenzó a gemir ligeramente contra su oído. Parecía haberse excitado al sentir que su compañero se corría con los cuidados de la madurita. Nuevamente esta notó espasmos en su mano, antes de que la polla descargase un par de chorros contra su culo.
Ambos adolescentes se quedaron boca arriba, totalmente satisfechos pese a que aún sus pollas seguían duras. A Sandra no se le escapó este detalle, siendo consciente de que si no se iba de allí se la acabarían follando.
`` Tengo que salir de aquí, estos niños saben cuáles son exactamente mis puntos débiles´´ se decía a si misma mientras notaba esas mariposas en el ombligo; su coñó ansiaba algo que no tenía, y su corazón le dio un vuelco cuando vio a aquellas dos pollas totalmente tiesas; dos miembros viriles que medían más de veinte centímetros y que la partirían por la mitad si le daba la oportunidad.
Entonces vio que Alex se estaba poniendo un condón.
Recordad lo que me prometisteis Dijimos que nada de penetración.
Ya lo sé -aseguró Alex mientras comenzaba a gatear sobre la cama a cuatro patas para ponerse encima de ella-. Me he puesto el condón para correrme dentro Así no mancharé nada más.
Pero no la metas
Solo me voy a masturbar con tu coño.
Si la metes me enfadaré -le avisaba ella temblando de la excitación. Le dolían los pezones de lo duros que estaban, como si necesitasen ser pellizcados y chupados.
No la voy a meter, solo me voy a masturbar.
La madurita quería quitárselo de encima, pero también quería sentir como se masturbaba. Era capaz de imaginarse como habían estado deseándola durante horas, y en ese momento tenían la oportunidad de disfrutarla aunque fuese sin tener sexo.
Notó como el gordo se agarraba la polla engomada y se comenzaba a masturbar; la parte más externa de su coño notó como el preservativo le daba pinceladas, cada vez más continuas y permanentes hasta que el preservativo se quedó besando a su clítoris.
No la metas -le recordó-. Recuerda lo que me prometiste.
Está fuera
La estás acercando mucho.
¿Y qué pasaría si la metiese?
Que me enfadaría.
¿Cómo se sentiría si la metiese? -preguntó esta vez haciendo que la propia Sandra se lo imaginase. Notó como el glande encapuchado del chico pasaba de besar su clítoris a asomarse por el propio orificio.
No la metas
¿Cómo se sentiría?
Se sentiría muy bien -se rindió a decirlo, mientras cerraba los ojos y se mordía el labio-. Me volvería loca Pero no lo hagas.
Quiero que te vuelvas loca.
Aún con el condón, él la tenía tan grande que meterla un solo centímetro ya era un oasis caótico de dolor y placer. Sandra estiró las piernas intentando alejarlo de si misma
¡Ahhh! -el gemido fue agudo y extremadamente femenino, no le quedaban fuerzas para resistirse. Pero lo hizo de todas maneras-. Te he dicho que no la metas
Tu coño quiere -fue lo único que dijo. Sus piernas perdieron fuerza y lo dejaron acercarse, entrando más de cinco centímetros de polla de golpe.
¡Ahhhhhh! -Su gemido pareció motivar al adolescente, que tras meterla casi por la mitad comenzó a moler el coño con su molinillo de carne-. Me matas con esta polla -musitó llorando de placer. La polla entraba y salía amoldando su interior a esta.
Raúl, sin ser capaz de aguantarse más, se arrodilló frente a la cara de Sandra y comenzó a masturbarse mientras grababa el espectáculo; restregando su glande contra sus labios.
Vamos a probar lo de si estos condones se rompen con facilidad -propuso Alex mientras le tapaba la boca con la mano. Sandra quedó muda durante los siguientes momentos, sin ser capaz siquiera de gemir. Aquella rudeza y aquel trato, lejos de molestarla la excitaron hasta que simplemente se corrió quedando paralizada.
El gordito no pareció ni darse cuenta, que la siguió follando a pesar de la sensibilidad de esta. Durante los primeros segundos fue desagradable, pero su coño pareció volverse adicta a ese ritmo y perdió sensibilidad hasta volver a disfrutar del placer de ser penetrada, cada vez más profundo, cada vez más centímetros hasta que simplemente alcanzó el tope.
Notaba aquella polla en su propio ombligo, mientras sentía que este luchaba por romper el condón. Quería marcarla por dentro, y eso la iba a volver loca. No tanto si conseguía hacerlo o no, sino la intencionalidad.
Mierda me voy a correr y aún no está roto.
¡Hmm! ¡Hmmmmm! ¡Hmm!
Córrete ya. Yo también quiero follármela.
Pasó de sentirse como el puño de un boxeador a como si le estuviesen dando con un ariete policial en las puertas de su útero. Unos golpes potentes, contundentes y bestiales que no podían hacerle ningún daño.
¡Hmm! ¡HmmAhhhhh!! Acaba fuera, por favor. Alex ¡Acaba fuera te lo suplico!
Voy a correrme dentro. ¿No te queda claro? Ya eres nuestra.
El condón Se ha roto. No me hagas esto -`` Si continua así me voy a correr viva´´ pensaba mientras se imaginaba finalizar aquellas embestidas con una eyaculación interna. Realmente creía que el condón estaba roto.
No dio tiempo a nada más, simplemente él aceleró sus embestida y ella lo abrazó dejándose follar hasta que notó como este paraba en seco y algo se llenaba dentro de ella, pero no del modo que esperaba. Aún estaba integro el condón, a pesar de que se sentía demasiado llena
Dejo caer la cabeza sobre el colchón aliviada por completo, hasta que Alex comenzó a follársela de nuevo.
¿Crees que iba a estar satisfecho solo con una vez? -gritó haciéndola gemir con cada nueva embestida. ¿Cómo podía un adolescente follar con semejante agresividad?
Se sintió guarra y sucia al estar a punto de correrse por sentir aquel globo tan frágil y lleno de semen bombear en su interior. El milagro era que no se hubiese roto, y pensar en que eso pudiese pasar la volvió a extasiar.
¡Eso, puta! Te gusta que te follen así. ¿Eh?
Sí Me encanta -respondió bipolar. Por una parte quería que no parase, estando a punto de correrse. Por otra parte, no quería que siguiese ¿Pedirle que se cambiase el condón era una opción?
¿Te gustaría que se rompiese?
No ¡Eso no!
¿No? ¿¡No!? ¡Serás mentirosa, mira como gimes de placer! -gritó Alex furioso mientras la agarraba de la cabeza creando un tope y comenzaba a ametrallar su coño con una velocidad impropia de alguien de su peso y tamaño.
¡AHHHHH! ¡Ahahahahhhhh! -comenzó a correrse mientras notaba que él hacía lo mismo, quedándose paralizada con aquel enorme orgasmo que sin ser el primero si tenía toda la pinta de que iba a ser el último.
Alex se quedó unos segundos, aplastándola mientras su polla daba los últimos espasmos musculares. A ella le daba igual, podía con su peso, pero era su propio orgasmo el que la dejó indefensa
El gordito se quitó de encima y sacó su polla, colgando del mismo preservativo una enorme bolsa de semen.
`` ¿Eso has estado dentro de mi sin romperse? Se preguntaba sorprendida de que no hubiese estallado.
Esto es lo que llevo acumulando desde esta mañana, todo para ti.
Raúl se puso entre sus piernas, con el condón ya puesto.
Yo aún tengo que follarte -declaraba mientras le metía el miembro dentro del coño. Ya que tenían tamaños muy similares, la vagina no creó resistencia al paso de la nueva verga. Sí que le presionaba lo suficiente para estimularlo, incluso con el condón puesto.
Tienes un coño bastante apretado para haber parido tres veces ¿Vamos a por la cuarta? -inquirió con malicia mientras usaba sus dientes para mordisquearle el hombro.
La follada no dijo nada, se limitó a acariciar las nalgas de él y dejar que usase su coño para acabar lo antes posible. Seguía sintiendo placer con aquellas nuevas penetraciones, pero había llegado al límite con Alex.
Aún así, para su sorpresa, aquella otra polla comenzó a encenderla de nuevo mientras veía incrédula como las pollas de Domi y Santi se ponían duras de nuevo
Aquella follada estaba lejos de acabar, y no se veía con ganas de decirles de parar incluso si su marido pudiese despertar. Se estaba volviendo adicta a aquel sexo que nunca antes había experimentado.
Deseada y utilizada por cuatro adolescentes que hasta el momento la habían visto como una figura platónica, afinando el oído entre los bufidos de Raúl, escuchó a lo lejos los gemidos de su hija
Chuki, estaba demostrando ser superior a los otros cuatro juntos. Haciendo polvo a Olivia una vez, y otra, y otra...
4.5. Perra por diez minutos
Te quedan nueve minutos como perra -le informó Chuki a la veinteañera que le seguía a cuatro patas, escalón tras escalón hacia el piso de arriba. La chica iba con un camisón rojo y con su coño al aire, con un cinturón improvisado alrededor de su cuello que hacía las mismas veces de correa.
`` Si me dice los minutos que quedan es que tiene algo en mente. Tengo que aguantar hasta que acabe el tiempo Luego hasta puede que le suelte una ostia´´ se decía a si misma, obligándose a no levantarse y mandarlo todo a la mierda. ¿Por qué lo consentía? Había muchos motivos para ignorar su orgullo. El primero era el ardor insoportable que sentía en su ombligo y su entrepierna, uno que urgía ser extinguido cuanto antes mejor. El segundo motivo, derramado entre la cara interna de sus humedecidos, resbaladizos y lubricados muslos. El tercero y último, la inevitable necesidad de saciar aquella curiosidad que solo conseguiría conocer que tenía en mente aquel macarra.
Su novio, Rob, siempre la había tratado con dulzura y mimo. Aunque lo amaba por eso, se había sentido decepcionada porque no fuese un poco más ¿Varonil? No se trataba de que dejase de ser Rob para ser otra persona, pero si que en ocasiones echaba de menos que él tuviese opción a fingir un rol más brusco y agresivo.
Hacía mucho que Olivia se había resignado a ser quien tuviese que llevar la iniciativa y, por mucho que odiase a Fernando, le atraía y divertía aquel tira y afloja que se traían entre ambos.
No trataba de darle lo que quería, pues ella estaba resuelta a dejarle con las ganas. Eso no quería decir que no buscase sacar partido de aquella experiencia; alargándola lo máximo posible, saboreando esa sensación que su novio no le podía brindar y, en el último momento, negarse a continuar para irse.
No estaba predispuesta a ser infiel, y era muy consciente a que estaban jugando. Pero también le urgía vivir aquella experiencia, que era tan nueva como morbosa, debido a que era el mismo Chuki quien la realizaba. Tal vez el pensase que la tenía bien agarrada y ya lo daba por hecho, pero se iba a quedar con un buen dolor de huevos.
Le quedaban nueve minutos de los que él creía que podría aprovecharse, nueve minutos en los que tenía ventaja Y pensaba cumplir. Se iba a comportar como una verdadera perra.
Calculó que tardaron aproximadamente un minuto en llegar a su habitación, donde el chulito le dejó pasar a gatas mientras cerraba la puerta. Olivia se quedó en mitad de la habitación, sentándose sobre su propios tobillos para no apoyar el trasero en el suelo.
Tengo que reconocer que me lo has puesto muy difícil durante ese estúpido juego No lo has hecho nada mal -La aludida se limitó a estudiarlo con la mirada, como si no entendiese lo que dijese.
Chuki se acercó y la agarró del cinturón que colgaba de su cuello. Guiándola hasta la cama para luego señalársela con la mano que tenía libre.
Sube -No le hizo caso-. Te he dicho que subas -La chica se limitó a ponerle ojitos antes de que Fernando perdiese la paciencia y le diese un azote en el culo, muy cerca de su vagina.
¡Ahhh! -Todo su cuerpo se estremeció.
Se me olvidaba que eres una perra. Seguramente no entiendes ni lo que digo. Voy a tener que enseñarte a las malas -Una sonrisa burlona apareció entre la barba del adolescente. La mano que aferraba el cinturón pegó un tirón que la hizo levantarse por puro instinto para apoyar sus dos manos sobre el colchón al tiempo que sus dos rodillas seguían apoyadas en el suelo-. Venga, sube ¡Sube a la cama!
¡Ahhh! -gimió la veinteañera con aquellos quejidos de placer. `` Es tan humillante ¿Por qué me gusta tanto?´´ se preguntaba a sí misma, sin entender porque estaba tan excitada.
No le quedó otra que subirse a la cama quedando a la espera de nuevas órdenes. Sin embargo, Fernando cometió el error de agarrarla de las mejillas en un intento de humillarla más; llevándose así un mordisco que le hizo pegar un chillido de sorpresa.
¿Tanto te has metido en el papel que ahora también muerdes?
Vuelve a tocarme de esa manera y te llevarás otro mordisco -la amenaza no logró sino lo contrario a lo que pretendía. El macarra enrolló el cinturón entorno a su puño y golpeó con este el colchón, haciendo que el cuello de Olivia fuese detrás hasta quedar un lado de su cara y sus tetas aplastadas contra el colchón.
Yo también soy un perro, y yo también puedo morder.
No No -suplicó ella con el culo en pompa. Intentaba reincorporarse, pero la mano de él no se lo permitía. Notó como la mano libre del joven aterrizó en su culo, pegándole otro azote antes de sentir unos dientes clavándose en su nalga izquierda-. ¡¡AHHHH!! No, Chuki, por favor. ¡Eso no! -suplicó alterada tras gemir, al sentir la boca y los dientes del chico tan cerca de su zona íntima ya no pudo seguir fingiendo que no pasaba nada.
¿Qué no qué?
¡No muerdas ahí!
¿Dónde? ¿Aquí? -le cuestionó antes de morder aún más cerca de su coño y su culo. Una lengua recogió toda la humedad desde la rodilla hasta su nalga, como si fuese un perro de verdad.
Eso no todo menos eso.
Te recuerdo que eres una perra, y las perras no hablan. Si quieres protestar, ladra.
Por favor.
¡Que ladres!
Fue por la poca dignidad que le quedaba por lo que no ladró, recibiendo otro azote en el culo antes de que Chuki se inclinase sobre su oído antes de soltar el cinturón completamente.
No es divertido si no puedes defenderte. Te deben quedar unos siete minutos como perra ¿Los aprovechamos?
Olivia se reincorporó en la cama y se sacó como pudo el cinturón que aprisionaba su cuello.
Eres un cabronazo -dijo intentando pegarle un guantazo en la cara; golpe que el bloqueó con facilidad. Ella reaccionó intentando golpearle con la otra mano, pero también fue detenida y agarrada mientras él caía sobre ella y aplastaba sus dos muñecas con una sola mano contra la cama.
Me gusta cuando intentas pegarme.
Eso es porque eres un masoca
Si, tal vez lo soy contigo -El chico acarició con el pulgar los labios femeninos, devorándolos con la mirada. Estaban entrecortados, como si necesitasen ser humedecidos con urgencia. Con la yema del pulgar tiró del labio inferior hacia abajo separando las dos masas de carne sin esperarse que Olivia le atrapase todo el dedo con los dientes. No apretó demasiado, pero sí lo suficiente para hacerle daño.
No te pases. Eso duele.
Te jodes -murmuraba entre dientes.
Si no paras Yo también te morderé. Y no voy a hacerlo suave -como única respuesta recibió mayor presión en el mordisco y sin que ella liberase su dedo, él llevó sus dientes al cuello de esta mientras sus caderas se enterraban entre sus piernas.
¡Ahhh! -El gemido resultó en la liberación del mismo dedo que aprisionaba.
`` Supera tan rápidamente mis defensas que caigo como una tonta´´ pensó al darse cuenta que se estaba dejando comer el cuello. Lo alejó de una patada, sacándola de la cama.
Que perra más mala, pateando a tu amo -la aludida sonrió.
¿Quién ha dicho que seas mi amo?
¿Así que eres una perra sin dueño?
Mi novio es mi dueño.
Chuki avanzó hacia ella, la agarró de la muñeca y la hizo girar sobre si misma, poniéndola a cuatro patas.
Que obsesión con ponerme en esta postura.
Empezaste tú con lo de hacerme pasar por perro.
Pues como lo que eres -le increpó sonriendo con malicia. Sus labios se allanaron cuando sintió una enorme polla dura contra su coño desnudo, únicamente separados por el calzoncillo que lo cubría.
Tu novio no está aquí. Y los perros no entienden de dueños, cuando están en celo se follan a quien quieren.
No voy a dejar que lo hagas.
¿Por qué? Eres una perra, lo estás deseando.
Soy una perra por cinco minutos más
Entonces me voy a tener que dar prisa -dijo antes de incrustar su boca entre su coño. La nariz bailaba entre las nalgas y su culo, haciendo saltar pequeñas gotas de aquella sustancia líquida.
No No
Tranquila, no te follaré hasta que me lo pidas.
Entonces estoy tranquila, porque no te lo pienso pe . ¡Ahhhh! -Cerró los ojos al instante, quedando con la boca abierta; comenzó a sonreír mientras intentaba reprimir sonidos para no darle la satisfacción.
Olivia sintió como si aquel macarra quisiese meter todo su rostro dentro de su coño. La barba le hacía cosquillas, pero de una manera muy agradable. Sus manos separaban y masajeaban sus nalgas hábilmente mientras aumentaban el charco entre ambas piernas.
Era demasiado tarde, no podía resistirse a tan tremenda comida de coño. Levantó el culo y bailó al ritmo que marcaba aquella lengua, pegando pequeños botes cuando sentía que esta tocaba puntos imprescindibles.
Un azote aterrizó en su nalga derecha, luego otro en la izquierda.
No entendió porque paró de repente con lo bien que lo estaba haciendo, tampoco se había dado cuenta como había pasado de estar a cuatro patas a estar sentada sobre el borde de la cama. Chuki se bajó el calzoncillo exhibiendo la polla más grande que había visto en su vida, incluyendo internet.
Si quieres que siga comiéndote el coño, vas a tener que comerme tú el cipote.
No pudo evitarlo, la agarró y se la llevó a la boca tanteando en el primer contacto hasta donde llegaba. Con el glande contra su campanilla, no podría con más del cuarenta por ciento de aquella bestia.
Se la sacó de la boca y comenzó a masturbarla mientras lamía la punta.
Oye, perra. ¿No crees que me debes una?
¿Qué? -inquirió ella mirando hacia arriba, aún sin entender.
Lo de la tortilla, abre la boca -No lo hizo. La agarró del pelo y se comenzó a pajear frotando su glande contra sus labios hasta que los separó, entonces escupió cayendo sus saliva entre sus ojos, su nariz y su boca-. Y recuerda que esto lo empezaste tú -gruñó antes de empujarla para que se quedase estirada sobre el colchón. En menos de un momento ya lo tenía sobre ella, con aquel enorme pollón restregándose contra su cara y aquellos expertos labios explorando su coño de nuevo.
El sexo oral fue mutuo, convirtiéndose en dos mamadas invertidas en el trabajo en equipo. Olivia, aún más encendida por aquel trato tan repudiable. ¿Cómo podía ser tan estúpida? ¿Cómo se dejaba tratar así? ¿Por qué le estaba dejando que le comiese el coño? Su mente quedó en blanco pese a que intentó seguir pensando.
Incluso se le olvidó que tenía que seguir chupándole la polla. Sintiendo como algo lejano el pircing metálico que tenía en el glande y que presionaba contra su mejilla. No podía pensar en nada más que aquella lengua provocándola moviéndose en todas las direcciones posibles. Por fuera, por dentro, por los lados e incluso picoteándola, como si le estuviese tatuando un orgasmo en pleno coño.
Pronto la lengua quedó obsoleta, y dos dedos se metieron sin permiso dentro de su vagina. La lengua se limitó a hacer un acto presencial sobre su clítoris, siendo envuelto este con los labios femeninos en contadas ocasiones.
Tuvo un orgasmo inevitable al poco, tanto por la penetración como por el movimiento de la lengua; no había podido contenerse e impedirlo, a pesar de que lo había intentado levemente.
Chuki separó su boca de su coño y montó sobre ella, sacando con brusquedad impaciente sus tetas del corpiño y escupiendo en el centro de estas.
Su polla acabó entre ambas ubres, enterradas en un intento desesperado por salir. Era lo suficientemente grande para aporrear su garganta, sintiéndose casi obligada a bajar la barbilla y chupar el glande.
¡Ahhh! Cuidado Estoy sensible -le dijo al sentir tres dedos clavarse dentro de ella.
Yo también lo estoy Juega con mi pircing, estoy a punto de correrme.
Ella obedeció, concentrándose en apretar sus propios pechos y que como un toro furioso se los follase.
¡Maldita perra! Lo que difícil que te has hecho -La hizo sonreír, mientras abría la boca y dejaba que se follase su lengua ya habiendo escapado el cipote de entre sus tetas hasta que se corrió dentro de la cavidad bucal. Parte de su cara quedó manchada.
Supongo que ya te quedarás más calmado Tenías mucho acumulado -musitó impresionada. `` ¿Qué hubiese pasado si se hubiese corrido dentro con esta cantidad? Seguro que quedaría embarazada de un solo tiro ´´
Al mirar por la ventana de su habitación, vio que la luna llena brillaba en su reino de tinieblas. `` Estúpida y sensual bola blanca. ¿Eres tú la que me ha hecho estar así de mal?´´ se dijo a sus adentros antes de que Chuki la hiciese girar de nuevo colocándola a cuatro patas.
¿Calmado? Aún tengo mucho acumulado.
Y aún debe quedar algún minuto de perra. ¿No?
No, estoy segura de que ha pasado el tiempo.
Da igual cuanto tiempo pase, tú seguirás siendo una perra -se burló mientras incrustaba de nuevo su boca sobre su coño. Ella se abrió de piernas aún más, ya adicta a esa boca; pero no era tonta, y sabía que eso solo era un preludio para lo que venía.
Echó la vista atrás, para ver una polla que no había disminuido su tamaño ni un poco. Tal vez su dureza, pero seguía lo suficientemente erecta para follársela.
¿No dices nada? -le susurró a la oreja antes de besársela. La enorme polla se comenzó a restregar contra el necesitado coño.
No se me ocurre nada.
¿Te has quedado en blanco?
Me he quedado en blanco.
Voy a follarte como la perra que eres. ¿No tienes nada que decir a eso?
No
¿No? ¿No quieres que te folle?
No -se limitó a decir mientras caía sobre el colchón, manteniendo el culo en pompa.
Voy a darte un cachorrito. Eso es lo que quieren las perras en celo como tú, sobre todo tú Una perra con ubres de vaca. ¿Cómo podría no follarte?
Eres un cabrón ¡Ahhhhh! -Entró primero el glande, luego el todo el prepucio hasta que no pudo entrar nada más, como si su coño se hubiese quedado seco y no entrase más. Además del extenso tamaño y grosor del miembro, el tronco estaba seco y no le quedó otra que agarrarla por los lados de las caderas y comenzar a golpear su coño con una placentera brutalidad. No lo forzaba hasta romperlo, pero sí que estaba haciendo que entrase centímetro a centímetro lubricando cada vez más y más.
El coño, que parecía haberse quedado seco, en ese momento comenzó a empaparlo todo. El chapoteó inundó la habitación con un `` plas, plas, plas, plas´´ que seguramente se escuchaba desde el comedor. Olivia había enterrado la cara sobre el colchón para evitar que se oyesen sus gemidos, habiéndose corrido en lo poco que llevaba de penetración dos veces.
Orgasmos pequeños que precedían uno enorme, profetizado por toda la humedad que estaba empapando la colcha y su propio camisón.
Creía que pondrías más resistencia.
-Iba a contestarle, pero la chica se calló. ¿Resistirse? ¿Más? Casi se había vuelto loca intentándolo-. ¡AHHHHH! ¡Mppppff! -su rugido de placer fue brutal al sentir todo el peso del adolescente contra su útero. Era imposible que entrase más, y aquel maldito pircing la iba a matar de placer.
Nunca había sido estimulada de esa manera, habiendo experimentado solo las sosas atenciones de su novio que carecían de auto-crítica. Echó la cabeza hacia atrás mientras este la empalaba innumerables veces y tiraba al mismo tiempo de su cabello, para besarla por primera vez en aquél morreo inverso.
La polla acabó fuera, pero ellos no separaron sus labios. Olivia se dio la vuelta quedándose abierta de piernas para él; ya habría tiempo para arrepentirse cuando hubiesen terminado de follar.
Sus lenguas pelearon entre las dos bocas, como si fuese una batalla de sables laser. El muy bestia agarró su polla y comenzó a azotar su coño, haciendo que salpicase una mezcla de saliva, de líquido preseminal y vaginal. Golpeando el endemoniado pircing contra su clítoris antes de metérsela hasta el fondo de nuevo.
Su coño se estaba adaptando increíblemente bien a tan enorme tamaño, habiendo ignorado por completo el excesivo dolor inicial. ¿Tan necesitada y cachonda estaba? Era evidente que sí, y se dio cuenta cuando entrecerró sus dos piernas entre las caderas de Chuki para impedirle salir. Estaba fuera de sí, no era una mujer En ese momento era una bestia.
No pararía hasta conseguir tan ansiado orgasmo: Sintiendo los testículos eufóricos del toro con barba, aporreó su coño de perra en celo hasta alcanzar el frenesí.
No parece importarte que vaya a llenar de semen el coño de tu dueño -gimió casi sin aliento, totalmente agotado.
Me importa, así que no te atrevas a correrte -lo decía en serio. El sexo era extremadamente delicioso, y no quería parar aunque quisiese que se corriese fuera.
Pues me voy a correr
Te mataré si lo haces dentro... -no pudo decir nada más, la calló con un beso. Ambos estaban eufóricos, matándose con aquel sexo tan violento-. ¡Fuera...! ¡Hazlo fuera! -suplicó intentando empujarlo con las manos lejos de ella.
Pero este la agarró de ambas muñecas como al principio y las estampó contra el colchón sobre el despeinado cabello de la chica. Hizo un último spring para correrse dentro, y ambos lo sabían.
¡Ahhhh! ¡Dentro no, cabrón! ¡Ah, ah, ah!
Jódete, perra. Quédate preñada del tío que más odias -dijo mientras explotaba dentro de ella, restregando su pircing eufórico contra la estimulada cérvix de la veinteañera. Esta, derrotada, se rindió al orgasmo que había tenido antes de que él se corriese-. Para no querer que me corriese dentro me estabas exprimiendo como una loca.
¡Eso son espasmos involuntarios, imbécil! -dijo ella llorando. Se sentía culpable por el placer que sentía, y se intentó tapar la cara para que él no la viese llorar.
Chuki besó las mismas mejillas donde nacía la unión del sudor y el llanto, siendo extrañamente dulce. Sus bocas se encontraron mientras él terminaba de exprimir su leche dentro de ella, aún sintiendo apretones musculares contra su cipote.
Ya está
¿Ya está? -preguntó él, cortándola-. No voy a parar de follarte.
Te has corrido dentro. ¿No es suficiente?
No. No voy a parar.
No -se empezó a quejar ella sin éxito, sin llegar a creerse que se la fuese a seguir follando.
Sus bocas se volvieron a encontrar al tiempo que Chuki comenzaba a botar sobre su coño, metiéndosela y sacándosela a un ritmo campechano. Aquel bombeo constante manchó toda la colcha con los restos de semen que salían expulsados desde el interior.
La polla seguía dura después de haber eyaculado dos veces, pero eso ya no le sorprendía. Lo que sí le asustaba es que era su propio cuerpo el que le seguía pidiendo más.
Sin sacar la polla de dentro, Chuki abrazó Olivia juntando sus propias manos tras la espalda de esta, mientras se levantaba y comenzaba a follársela en el aire.
¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -Ya no podía ni gemir con energía, estaba totalmente exhausta a pesar de que su coño seguía exigiendo más. Su coño lloraba semen, cayendo lágrimas plateadas por sus muslos.
Se había corrido hasta cinco veces, cuatro dentro de ella. Y allí estaba, buscando una sexta que no llegaba nunca. Su polla seguía dura, negándose a desfallecer; pero sus cojones estaban en huelga y no pensaban producir más néctar.
Le daba igual si sus padres la habían hecho gemir, se había vuelto adicta a aquella polla. O tal vez no era a esta sino al propio sexo indecente; disfrutando para sus adentros de lo inmoral de follarse a un adolescente que ganaba por mucho a su novio.
Pídeme que te preñe.
No Me da mal rollo decir eso.
Pídemelo, no parece que te importe mucho.
¿Quieres embarazarme de verdad?
Sí Eso te haría mía.
Yo no quiero quedar embarazada.
Demasiado tarde.
Si te lo digo ¿Te correrás?
Nada me pondría más que darte lo que tanto deseas.
Olivia se mordió el labio, queriendo sentir de nuevo entre sus muslos esa agresividad de semental que había sentido durante las cuatro folladas anteriores.
Estoy agotada, no puedo más.
Te dejaré dormir cuando me lo pidas.
Pues no te lo pediré
¡Pídemelo, perra! Sé que quieres que te preñe.
¡Ahhhh! ¡Ah, ah, ah! -Los gemidos fueron rápidos y enérgicos, contradiciendo lo que había dicho anteriormente de que estaba agotada.
Se volvió a encender al sentir esa brutalidad, como su polla se endurecía al imaginárselo. Fue irresistible querer dárselo.
Si eres capaz de correrte una vez más definitivamente quedaré embarazada Tengo el útero lleno de ti.
Pídemelo. Confiésalo -gritó mientras ametrallaba aquel coño, el semen de anteriores eyaculaciones salía por los lados, escapando del maltrato vaginal que recibía Olivia.
¡Préñame de una vez! ¡Hazme tuya!
¡Ahhhhhhh! -gritó él con un grito de guerra, meciéndola del pelo y colocando su cara entre su hombro y su cuello. Pasó de no sentir nada a sentir un lejano orgasmo, cada vez más cerca hasta que fue capaz de alcanzar el inalcanzable horizonte, lanzando otro chorro de semen en su interior.
¡Ahh! -El gemido de ella avaló que volvía a estar cansada, quedándose abierta de piernas cuando él sacó la polla y se fue a poner los calzoncillos
El coño de Olivia estaba totalmente abierto, derramando semen directamente sobre el colchón que había quedado desprovisto de su funda debido a la intensidad de la follada.
La veinteañera no podía ni mover la cabeza, se limitó a sufrir los pequeños espasmos mientras se acariciaba el clítoris, gimiendo para si misma mientras se mordía los labios y ponía los ojos en blanco antes de cerrarlos.
Tal vez se quedó dormida en ese mismo momento, mientras Chuki cruzaba la puerta y la cerraba de un portazo.
La noche estaba lejos de terminar.
4.6 El culpable de todo debe sufrir en silencio
Estaba sentado en el sillón sin ser capaz de levantarse, cuando vio a Fernando bajar por las escaleras y cruzar al otro edificio. Fue lo que necesitaba para alzarse con fuerza y caminar sin dirección alguna porque ¿A dónde debía ir? ¿Debía subir las escaleras y comprobar cómo estaba su hija? Lo haría si no le temiese lo que pudiese encontrarse. Tal vez era mejor opción cruzar al otro edificio e ir donde estaban su mujer y los chicos aquellos.
No pudo evitar pasearse frente a la puerta que conectaba ambos edificios, como un perro histérico esperando a que lo saquen por fin a pasear.
Era un cobarde, no se atrevía a acceder al otro edificio porque ¿Qué se encontraría? Era bastante evidente, y si estaba en lo cierto, se arrepentiría de no haber podido presenciar nada.
No podía evitar aferrarse a la posibilidad de que no había pasado nada: Que las dos mujeres habían logrado resistirse o, al menos, su querida esposa. Tal vez su hija hubiese cometido un error de juventud mientras que su mujer había sido capaz de contener a las famélicas bestias.
Su puño se cerró entorno al picaporte y lo hizo girar, cruzando el umbral para encontrar a los cinco adolescentes junto a sus dos hijos frente al televisor.
Ah, Joaquin. ¿Ya se ha despertado? -preguntó con cierta inquina el pelirrojo.
Sí, me quedé traspuesto ¿Y mi mujer?
Está arriba, en su habitación
Antes de darse cuenta ya estaba subiendo las escaleras, dejando atrás a sus hijos e otros invitados.
Encontró a Sandra secándose el pelo, como si se hubiese duchado; lo primero que pensó al ver la ventana abierta es que estaba aireando la habitación; estaría prácticamente desnuda si no fuese por la lencería negra que llevaba encima La misma con la que se había marchado.
`` ¿Le pregunto? ¿Ignoro el tema como si no pasase nada? Necesito saber. ¿Qué ha pasado?´´ se torturaba en pensamiento mientras se acercaba a su esposa.
Cariño ¿Qué ha pasado?
Te quedaste dormido, cielo.
Quiero decir mientras estaba dormido.
Terminamos de jugar y yo vine a ducharme porque estaba bastante bebida por tu culpa.
El rostro de Sandra estaba enrojecido, y evitaba mirarle a los ojos, tal vez le habían hecho algo y la mujer no se atrevía a decírselo Pero tampoco se encontró con ánimos de preguntarse porque ¿Cómo lo haría? `` Oye, Sandra. ¿Te han metido mano? Porque si lo han hecho les voy a decir un par de cosas. No Ella no puede saber que yo me he hecho el dormido. ¿Cómo me dejaría eso? Además, no tengo pruebas de que haya pasado nada De hecho ni estoy seguro, y si no sale de ella decírmelo mi insistencia solo la haría sospechar´´
¡Joaquin! ¿Me estás escuchando?
¿Qué? Perdona. ¿Qué dices?
Nada, que tal vez deberíamos irnos a dormir, ha sido un día largo.
Yo no tengo sueño -Era incapaz de pensar si quiera en la posibilidad de dormirse.
Pues hay que hacerlo. Dónde ¿Dónde dormirán los chicos?
¿Dormir? -Joaquin se giró ante la interrupción, Alex estaba en la puerta de su habitación-. No creo que seamos capaces de dormir todavía.
A Joaquin no le pareció que se lo estuviese diciendo a él, pero fue quien respondió.
¿Y qué propones?
Nos sentimos mal por haber jugado contigo dormido Y como aún es pronto podríamos jugar un rato más antes de irnos a la cama.
Me parece bien -las palabras salieron de su boca solas, sabiendo que molestaría a su mujer por no haberle consultado-. Quiero decir, si Sandra le queda energía. Tal vez quiera irse a la cama.
La verdad es que estoy un poco cansada -Algo cambió en su cara, como si se ruborizase-, pero creo que podré aguantar un poco más.
El resto del grupo estaba esperando fuera, como si se hubiesen reunido allí para enterarse de lo que pasaba. Parecieron muy contentos de tener la oportunidad de seguir jugando, ya con Joaquin despierto.
Chuki desapareció al poco, sin avisar siquiera, dirigiéndose hacia la habitación de Olivia para prepararla. Era de vital importancia que estuviese limpia y aseada antes de comenzar la tercera y última ronda del juego de la botella donde el padre y marido iba a jugar un papel fundamental.
Joaquin, su mujer y los cuatro adolescentes se reunieron en el salón del edificio secundario. No podían comenzar a jugar hasta que Chuki volviese con Olivia, que al parecer se había quedado profundamente dormida debido al alcohol.
No tardaron en aparecer bajando las escaleras, ella detrás de él vistiendo todavía la lencería roja que se había puesto a raíz de un reto propuesto por su propia madre.
El padre de esta se percató de que su hija también tenía el pelo humedecido, sin llegar a estar del todo mojado y se hizo a un lado para que su hija se sentase junto a él... sin éxito alguno.
Había pasado lo mismo con su mujer, al llegar al comedor fue el primero en sentarse y lo hizo en un sofá de tres plazas con la intención de que su mujer y su hija se sentasen junto a él pero, para su desgracia, observó como el adolescente gordito arrastraba a la esposa madurita al sofá donde se iban a sentar dos de ellos. El resultado fue que Sandra quedó sentada entre Alex y Raúl frente a su marido, separados por la mesita donde en el anterior juego habían estado el alcohol y los vasos.
Joaquin pudo ver a su mujer claramente incómoda, con ambas piernas muy juntas intentando entrar lo mínimo posible en contacto con los dos adolescentes; en cambio, estos dos abarcaban mucho espacio con piernas separadas y brazos en cruz, como si no les importase continuamente tocar, rozar y molestar a la mujer.
La hija de este se sentó entre el macarra joven de la barba, el chico del pelo largo y el rubio, en las mismas condiciones que su madre. Joaquin se quedó solo en aquel sofá de tres placas, resistiéndose a frotar sus ojos para comprobar si estaba soñando.
Bueno. ¡Ya estamos todos! ¿Os parece si modificamos un poco las reglas? -propuso Chuki con voz coloquial, como si decir aquello fuese mero trámite y todos fuesen a estar de acuerdo-. Creo que ya hemos bebido demasiado Y es evidente que no nos podemos desnudar más. Así que ¿Qué os parece si cancelamos la opción a negarse? Hay que hacer todo lo que se proponga.
Todos, incluido el propio Joaquin, estaban en ropa interior a excepción de madre e hija que continuaban vistiendo aquellos camisones de seda transparente.
¿Y la botella? -carraspeó Joaquin en un intento de aclararse la garganta.
Podemos hacerlo sin botella. Yo te pregunto o te reto, tú cumples y entonces eliges a tu siguiente víctima ¿Qué te parece?
Pero eso puede dar lugar a favoritismos
Intentaremos que no sea así. Vamos a intentar que sea variado. ¿Quién empieza?
No hubo respuesta, el silencio se apoderó del salón hasta que fue el propio marido quien decidió tomar la iniciativa: `` No puedo preguntar directamente si han hecho algo. Primero tengo que hacer que se confíen e ir lanzando indirectas. No creo que sea adecuado comenzar con la niña o Sandra, así que preguntaré algo sin importancia a uno de estos niñatos´´
Yo mismo. Tú, el de pelo rubio
Santi -le interrumpió sin sonreír, como si estuviese esperando recibir una información importante.
Sí, sí. Lo que sea -dijo de malas maneras, con impaciencia.
Verdad.
¿Has fantaseado alguna vez con tu profesora?
La pregunta dejó descolocado al muchacho tanto como al resto, muy posiblemente ninguno de estos se esperaba una respuesta de tan directo índole; de hecho, ni el propio Joaquin se lo creía Se había dejado llevar demasiado y preguntó lo primero que le vino a la mente sin analizar las consecuencias.
¿Y quién no? -cuestionó Raúl entre risas, como si fuese la pregunta más inocente del mundo. Respondió por el rubio, ya que este parecía haberse quedado paralizado.
Sí -se limitó a responder antes de elegir al siguiente-. ¿Alex?
Verdad.
¿Si tuvieses que elegir entre Sandra y Olivia?
Me quedo con ella -Ni se lo tuvo que pensar a la hora de responder. Puso su mano muy cerca de su culo, dándole unas palmaditas en la parte baja de la espalda. El marido de esta no supo identificar donde la estaba tocando-. Ambas tienen unos cuerpos de modelos, pero Sandra me gusta mucho más.
Eso es porque no has mirado bien a mi hija, siendo mucho más joven que esta vieja
Sí -respondió el aludido a la alusión de su profesora, miró a la veinteañera para estudiarla de arriba abajo antes de añadir:-. Ya tendré tiempo para mirarla mejor. Joaquin.
Verdad.
¿Cuánto te mide?
-No respondió enseguida, hubo un breve momento de silencio antes de que orgulloso y con la cabeza bien alta dijese:-. Dieciséis centímetros.
Vaya, que grande -Joaquin no pareció darse cuenta de la mofa de Alex y respondió como si nada hubiese pasado.
Estoy bien dotado, sin duda. Sandra.
Verdad.
¿Estás contenta con el tamaño de mi miembro?
El marido de la cuarentona no pareció darse cuenta de que los adolescentes se estaban controlando para no descojonarse en su cara. Sandra se ruborizó, dándole la falsa sensación a su esposo de que la respuesta era positiva y sincera.
Sí, cariño Contentísima. Esto No sé a quien elegir -confesó riendo nerviosa-. ¿Domi?
Reto.
¡Por fin! -carraspeó el pelirrojo.
Pues
Venga, no te cortes. Si hay confianza
No sé a que retarte
Relájate, tienes tiempo -le instó Raúl mientras pasaba su brazo entorno a la cintura de la milf ante la mirada atónita de su marido. La mano de este se clavó sobre las costillas por encima de la ropa y por debajo de sus enormes pechos.
Estoy tan indecisa -tartamudeaba concentrada en los rechonchos dedos de Alex, que jugueteaban con la tira de su tanga.
¿Puedo elegir yo por ti? -propuso Santi poniéndose en pie. El asentimiento de la mujer le hizo continuar-. Tápate los ojos, tienes que adivinar lo que te ponemos en la cara solo con el tacto.
El chico rubio se acercó al marido de su profesora para explicar el reto que tenía en mente, algo hizo dar un seco asentimiento a este. Cuando Sandra fue informada sobre lo que tenía que hacer, se volvió hacia su pareja con la intención de asegurarse.
¿Estás seguro? ¿No te importa?
Es solo un juego -se forzó a decir conteniendo el tono lastimero de su voz. Viendo como Domi se ponía en el sofá individual, con los ojos ya tapados al tiempo que Sandra se acercaba con paso suave, contoneando sus caderas y se inclinaba para el muchacho. Le estampó su escote con suavidad, sin que sus pechos se salieran del corpiño, apretando sus suaves ubres contra la nariz y boca del chaval.
Son las tetas de Sandra, ¿No? -inquirió con descaro, sin molestarse siquiera en disimular.
¡Muy bien, a la primera! -lo felicitó quitándole la venda de los ojos. Veo que no te ha costado demasiado.
Yo elijo a Sandra -dijo Domi en cuento la mujer se hubo vuelto a sentar en el sofá.
Miedo me das Reto.
¡Os reto a ti y a tu hija a comer un plátano con los ojos cerrados ni usar las manos!
¿A mí por qué me metes? -le cuestionaba la joven evidentemente molesta, lanzando miraditas avergonzadas a su padre. Con el despierto parecía mucho más cohibida.
Porque así tu madre se pica más.
¿Y no podías poner como oponente a uno de vosotros? -la respuesta fue tan evidente que ni se esperó a recibirla.
No tardaron en realizar los preparativos. Madre e hija se sentaron juntas en el mismo sofá de tres plazas, con Chuki pegado a Olivia y Alex la madre de esta. Los dos chicos ni se molestaban en mostrarse distantes, sino que estaban invadiendo totalmente el espacio vital de ambas.
Se colocaron dos cintas de pelo entorno a los ojos de las damas y tanto Domi como su amigo de cabellos dorados frente a ellas pelando las cascaras de dos plátanos y acercándoselo a sus bocas.
Recordad que no podéis usar las manos, solo la boca -les recordaba el adolescente de largo cabello. Olivia y su madre se inclinaron ligeramente hacia adelante, metiéndose las puntas de aquellas dos frutas en la boca. Debían tener claro que era parte de un juego erótico, porque no mordieron en ningún momento. >>
<< Incluso Sandra se permitió el lujo de sacar la lengua hasta casi tocar su propio mentón y permitir que la punta del plátano frotase la base de lengua. Ambos chicos se miraron y asintieron, decidiendo que había llegado el momento de proceder con su inesperada travesura.
Ambos se inclinaron mientras ambas mujeres chupaban, y agarraron de la mesa dos vasos rellenos con una sustancia blanca y de consistencia melosa.
Le dieron media vuelta de campana sobre el plátano y el líquido rebasó el borde de ambos vasos para caer entre los extremos de ambos falos y las sorprendidas bocas femeninas. Estas se abrieron más, sacando ambas lenguas para recibir todo el néctar de leche condensada mientras reprimían con poco éxito sus risas.
Parece que al plátano le ha gustado que te lo comas, mira que contento está -se burlaba Santi dejando el vasito sobre la mesa antes de agarrar por la nuca a Olivia. Media cara de esta estaba totalmente impregnada de la solución azucarada, tanto sus labios como su barbilla mientras ella se relamía.
Los pechos y parte de la lencería de ambas señoritas quedaron también perjudicados, pero nadie pareció darle demasiada importancia.
La boca de Olivia recibió más de medio plátano sin poder retroceder ante el tope que hacía a su nuca la mano del rubio. Aquello se había convertido en dos verdaderas mamadas a dos frutas. A Joaquin no le pasó desapercibido que todos, sin excepción, se habían venido arriba viendo aquella escena.
`` Se están pasando Tengo que parar esto´´ . Cuando fue a levantarse, Domi le sorprendió poniendo su plátano -el que había estado lamiendo su mujer- entre las tetas de Olivia. Ninguna de las dos reaccionó como si estuviesen haciendo algo malo, y Sandra se limitó a lamer, de abajo arriba el plátano que tenía su hija incrustado entre las tetas.
Ambas podían alegar que al estar con los ojos tapados no se habían dado cuenta, pero Domi no tenía excusa al agarrar todo el seno derecho de su hija al estar sujetando el platano para que no se escurriese. Fue el rubio el que, para hacer la gracia, presionó la cabeza de Sandra contra las ubres de su propia hija logrando que la cuarentona tragase más plátano.
¿Es suficiente, no? -exclamó, escandalizado, levantándose. Aquello era más de lo que podía soportar.
Sí, perdona Joaquin Nos hemos dejado llevar un poco.
Por la posición en la que estaban ambas, parecía como si Sandra hubiese estado a punto de comerle las tetas a su vástaga tan pronto se hubiese terminado el plátano.
Fernando, te elijo a ti -declaró la madurita.
Reto.
Prepárame algo para comer.
Chuki se levantó, dirigiéndose a la cocina sin mediar palabra.
Cariño. ¿Eliges tú por él?
Sí -tosió para aclarar su garganta-. Tú, el pelirrojo.
Reto.
Muy bien -comenzó a decir el esposo de Sandra. Había tres de ellos a los que tenía ganas, al macarra de la barba, al gordo y al pelirrojo. ¿Cómo castigaría al primero de ellos? -. Bésate con ese -dijo señalando al gordo. Ambos se miraron, poniendo cara de asco-. ¿Os negáis? Creo que dijo que no nos podíamos negar a nada. ¿No? Además es una noche especial.
Y una mierd -empezó a protestar con la voz más baja que un susurro. Raúl interrumpió a su amigo, acercándose a este y susurrándole algo al oído.
Cállate, imbécil. A ninguno de los dos nos va a gustar, pero no le demos un pretexto para poder pasar turno. Nos vengaremos de él, te lo juro.
Quiero ver esa lengua -les instigaba el adulto desde su sillón, sonriendo maliciosamente.
Lo hicieron, ambos pensando en como se vengarían y lo mucho que lamentaría haberlos jodido de esa manera.
``Sí, sonríe Sonríe cabronazo. No voy a parar hasta follarme a tus dos putas delante de ti´´ pensó mientras elegía a Olivia como la siguiente participante.
Verdad.
¿Deseas tener un hijo?
La cara de Olivia se ruborizó por completo, y no por la pregunta en sí sino por los recuerdos que le trajo de lo que había sucedido en la habitación de arriba.
Sí.
Ay, que dentro de poco me vas a hacer abuela.
Ella te hace abuela y tú le haces una hermanita -dijo Alex con malicia mientras le apretujaba el pecho derecho con el brazo que cruzaba su espalda. La tocaba con tanta naturalidad como si le estuviese acariciando la mano.
No digas tonterías Yo ya estoy vieja para tener otro niño.
Estoy seguro de que no. Tienes pinta de seguir siendo muy fértil, estoy seguro de que tu macho si quiere puede darte otro más -lo dijo de esta manera con zorrería, sin concretar a quien se refería.
Alex.
Reto
Siéntate conmigo -La veinteañera dijo lo primero que se le ocurrio para evitar que el adolescente siguiese manoseando a su madre delante de su progenitor. Se arrepintió sabiendo que podía haber propuesto algo mejor, pero ya era demasiado tarde.
Sandra.
Reto -respondió esa poniéndose más colorada.
Os reto a tu hija y a ti a un juego de comer con los ojos cerrados.
¿Comer qué? -la ceja de la aludida se alzó inquisitiva.
Nata.
¿Qué derecho tenía Joaquin a impugnar aquel reto? Cuando lo hizo le recordaron que aquella noche era especial, y que él mismo había subido el tono del juego al proponer ir retirando prendas y que los dos adolescentes se besasen.
Todo lo que pasaba era culpa suya, y tenía que aguantar ver a su mujer y a su hija en paños menores tapándose los tres los ojos mientras el gordo le traía desde la cocina aquel bote de nata montada.
Aquí tienes -gruñó desafiante, casi divertido estampándole el cilindro en la palma de la mano.
Gracias -respondió por puro reflejo Joaquin. Iba a ser su trabajo ir poniendo `` puntos ´´ de nata en los tres cuerpos, y ellos sin usar manos tenían que oler y comérselos antes que el resto.
`` Es humillante. No solo tengo que aguantar esta mierda, sino que encima tengo organizarlo. ¿Cómo puedes aguantar esto, Sandra? ¿Disfrutas castigándome de esta manera?´´ pensó mientras removía el pote afirmativamente para batir el aire que había dentro.
Cuando queráis.
Empieza ya -dijo su mujer acariciándose los pechos, como si estuviese abrumada. >>
<< El juego ya comenzaba fuerte, estando los tres mentalizados. Entre risas vergonzosas por parte de una y otra agarraban Fernando con las manos a modo de apoyo antes de recorrerle la piel en busca de nata. Sin encontrar nada en el brazo, Olivia llegaba al hombro descubriendo el pequeño premio que le había dejado su padre allí, su mujer se encontró otro sobre el esternón. Poco a poco, Joaquin se fue animando a ponerlo en sitios más comprometidos mientras intentaba lidiar con aquel conflicto interno de celos, rabia y excitación.
Descubró que si no fuese su hija, Olivia sería exactamente su tipo de mujer. No era la primera vez que la veía con aquellos ojos, pero no podía evitarlo al ver a la joven meterse un puñado de nata en la boca mientras le besaba el cuello.
¡Mójate un poco más, viejo! -dijo el gordito arrebatándole la nata de las manos-. Así
Una línea perfecta recorrió el escote de Olivia, poniéndole poco después una raya que empezaba en el cuello de Chuki y terminaba sobre su calzoncillo, que guardaba ya una imponente erección.
Tio, a tu izquierda hay nata -le avisó haciendo que el macarra se incorporase a ciegas y comenzase a besarle el cuello a la veinteañera, buscando a mordiscos y lametones la nata. No tardó en encontrar el escote lleno del dulce, estampando la cara en él mientras la agarraba del pelo para sostenerse.
Ahhhh -gimió mientras se le estremecían las piernas dejándose comer todo el pecho. Sandra, por su parte, encontró el rastro azucarado en el cuello del joven y siguió su rastro lentamente a medida que su cabeza bajaba altitud. >>
<< Para los presentes que podían ver, la percepción que tenía era que el muy bastardo se regodeaba lamiendo los restos de la substancia entre los senos de Olivia mientras la madre bajaba a comerle la polla. Evidentemente, la excusa estaba en seguir el caminito blanco para la madre antes de que la manaza de Fernando se empotrase contra su nuca y la forzase a bajar más. Nadie fue testigo, salvo ella y el propio chico, de que al terminarse la nata se permitió el lujo de chuparle la punta de la polla por encima del calzoncillo.
Los tres escucharon de nuevo el dispensador de nata activarse en algún lado y las dos mujeres se movieron en consecuencia reuniéndose en la entrepierna de Chuki que estaba enterrada bajo chorros caóticos de nata. Madre e hija mancharon de su saliva el calzoncillo al tiempo que la iban devorando, con cuidado de no chocar sus propias bocas.
Chuki agarró por las nucas a ambas y las presionó sobre su polla haciendo que sus bocas se encontrasen. La reacción natural hubiese sido que se apartasen pero se quedaron allí rozando sus lenguas como si fuese lo más natural del mundo, besando en equipo el bulto que se marcaba en aquel calzoncillo elástico. >>
<< Sus lenguas y sus labios chocaron prácticamente soltando chispas, mientras Alex ponía el cacharro entre las piernas de Olivia y liberaba una cantidad considerable a lo largo de sus muslos. Fernando rodó sobre su lado izquierdo y metió su cara entre las piernas de esta comiéndose la nata hasta llegar a su entrepierna.
Si lo siguiente era apartar la ropa interior para continuar, nunca llego a pasar debido a la intervención de Joaquin, que apartó de un empujón a su hija y a su mujer.
Es suficiente, ya está bien con el jueguecito.
¿Por qué te pones así? Es solo un juego -replicó picantona su mujer, tapándose con el puño la boca para reírse discretamente.
Pues que siga siendo un juego.
Cuando volvieron a los sofás con la intención de finalizar el juego, Sandra y Olivia fueron agarradas y forzadas a sentarse entre los cinco jóvenes. Estos acariciaban sus pieles sin tocar nada comprometido; sin embargo, cuando pasaron los segundos sus manos cada vez se acercaban más a las zonas de peligro.
Las dos mujeres se esforzaron en intentar apartarles las manos, como si trataran de hacer lo políticamente correcto, pero en cierto momento los dedos serpentearon hasta debajo de sus camisones comenzando a jugar con sus pezones y metiendo las menos dentro de sus coños.
Chuky sujetó el pelo de Sandra y tiró de él para acercar la boca de Sandra a su entrepierna, cuando estuvo bastante cerca, se apartó el calzoncillo y la apuntó hacia donde estaba su boca; ella hizo el resto abriendo la boca y comenzando a chuparla.
Tu mujer la chupa muy bien Joaquin -le alabó mientras presionaba la cabeza de la madurita contra su entrepierna-. Es normal que te sorprendas, pero no es para tanto Son un par de zorras reprimidas, ellas son adictas a las pollas y ese juego con la nata Las ha puesto tan cachondas que les da igual que estés tú delante. Fíjate, ya ni se resisten.
Dijo esto mientras Olivia se arrodillaba frente a Domi y Santi, que estaban sentados juntos en un mismo sofá, y colocó la polla del rubio entre sus tetas tras escupirle al tiempo que se metía la otra en la boca.
Alex gateó hasta detrás suyo y mientras la muchacha estaba concentrada en el sexo oral, el arrancó el tanga de un tirón antes de apuntar su polla a dentro de ella.
¡Eh! Ponte condón.
Una perra como tú no necesita eso -le espetó con la polla totalmente erecta en su mano, apuntando al emputencido coño con pulso tembloroso y, sin ser capaz de esperar o hacerlo lento, la clavó lo más fuerte que pudo.
¡Ahhh! -fue lo único que pudo responder Olivia, justo antes de que el gordo hiciese marcha atrás para coger carrerilla y volver a meterla más profundo. Se olvidó de usar sus tetas, su boca y su mano, dejó caer la cabeza enterrándola entre su propio pelo al tiempo que movía las caderas al compas de las embestidas invasoras- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ahhhh! ¡Así no Me vas a matar Así!
Pues muérete, zorra. Bien que tu coño me está apretando para exprimirme.
Al decir esto comenzó a fusilarla a pollazos, como si hubiese entrado en frénesi.
¡Dentro no! ¡Córrete fuera! ¡Ah! ¡AHHHHH! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -Con la brutalidad de Jason de viernes trece, Alex agarró la cabeza de Olivia y la apretujó contra la polla de Santi, haciendo que comenzase a chuparla mientras el aceleraba con la intención de correrse. >>
<< Domi comenzó a menear las piernas apretando el mismo los dos pechos hasta que debido a la intensidad de los gemidos y el morbo de la follada, se corrió entre ambas ubres. Santi, muy cerca de correrse también, comenzó a gemir mientras veía como el gordito se partía por la mitad a la veinteañera, enterrando la cabeza de esta contra su polla como si esperase ahogarla con ella al tiempo que se corría.
Le dio un azote en el culo que la hizo menear las caderas como una loca, sus ojos se pusieron en blanco mientras su rostro comenzaba a ponerse lila.
¡Hmmm! ¡Hmmm! ¡Hmmm! -gemía como una loca mientras comenzaba a experimentar en su boca los pálpitos de aquella polla pueblerina que descargó el néctar blanco contra su paladar. Alex pasó de sujetar la nuca con una mano, a apretarla con las dos mientras sacudía furioso sus caderas. Estaba continuamente a punto de correrse, pero el sexo que tuvo con Sandra le había restado sensibilidad y había aumentado especialmente su aguante; no era capaz de correrse, hasta que recibió la motivación que necesitaba: El coño de la chica se comenzó a contraer a lo loco mientras sus piernas se tensaban y liberaba una pequeña cantidad de líquido eyaculatorio, estimulándolo lo suficiente para correrse dentro.
¡Jódete, niñata! -vociferó eufórico, cerrando los ojos y sonriendo mientras se concentraba en el calambre placentero y en los latidos que acompañaban las contracciones. Sintió como su polla se envolvía de su propia lefa en el interior de ella.
Olivia se dejó ser arrastrada por Alex hasta la mitad de la alfombra bajo la mirada atónita de su padre, el cual se imaginó a una leona arrastrando un cadáver hasta su guarida para alimentar a las crías.
Las tetas de la joven se restregaron contra la alfombra mientras su cara quedaba apoyada contra el suelo. Sintiendo como el adolescente gordito que la había llenado de semen luchaba por mantenerse duro dentro de ella. Manteniendo el culo en pompa como si levitase sin apoyo alguno, se limitó a suplicar piedad.
No más No puedo más. No m ¡Ahhhhh! ¡Ahhhh! -Dos duras embestidas reanudaron la follada, salpicando un chorro del semen batido que inundaba su coño. Alex recomenzó el empalamiento con una repetida cadena de azotes que no parecían tener efecto sobre ella, la cual solo gemía para responder a cada una de las embestidas-. ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡AHHHHH! ¡Ah, Ah, Ah! ¡Me vas a romper !
¡Me da igual, guarra! ¡Solo limítate a dejarme usar tu coño!
Raúl y Chuki no habían hecho nada más con Sandra, se limitaban a besarla y manosearla mientras el barbudo jugaba con su punto g con aquellos dedos en gancho.
Después de haber visto como se follaban a su hija de aquella manera, su vagina se convirtió en agua y sus defensas desaparecieron. No fue capaz de resistirse más, disfrutando en cierta manera de que su marido pudiese ver aquello.
Estoy deseando clavar mi pircing en tu útero.
Eso es imposible
Ya me lo dirás cuando lo haga -dijo agarrándola del pelo y haciéndole gatear hasta su marido. Sus enormes ubres le sirvieron de apoyo para sostenerse sobre las rodillas de Joaquin que la miró paralizado como Chuki le bajaba el tanga y por puro reflejo levantaba su culo. Raúl, aún sentado en el sofá, se estaba masturbando como si esperase su turno.
¿Cómo puedes hacerme esto?
¿¡Yo!? ¿Quién emborrachó a estos niños y los calentó haciéndonos quedar desnudas?
Voy a metértela -le dijo a Sandra antes de dirigirse a tu esposo-. No te preocupes, vas a poder ver en primera fila como hago gozar a la puta de tu mujer Y como la preño.
Hijo de puta
Este hijo de puta -dijo lentamente mientras escupía sobre el culo de Sandra y le metía la lengua dentro, como si le diese igual todo. Después se agarró la polla al tiempo que hacía que su gran y enorme glande besase el culo ya lubricado de esta.
¡No! Eso no Hazlo por el otro. ¡Por el otro! -suplicó antes de entrecerrar los ojos, mirando a sus propias cuencas mientras notaba aquel enorme misil desgarrar placenteramente su culo. Pese al enorme tamaño, su ano parecía estar aceptando gustosamente al extraño invitado; una sensación muy rara le recorrió todo el ombligo haciendo que por un instante liberase una pequeña cantidad de orina contra la alfombra-. ¡Mpfhhhh! ¡Dios mío! Me muero -gimió sin poder evitar meterse sus propios dedos en su coño, masturbándose a pesar del dolor y la extraña sensación en esa nueva zona.
Pronto cumpliré lo de que mi pircing bese tu útero, pero no quería dejar pasar la oportunidad de estrenar tu culo delante del inútil de tu marido. Mira, Joaquin ¿Ves esto? -dijo mientras extraía su enorme cipote del culo de su mujer y le enseñaba el brillante adorno en el extremo-. Mira lo que hago con él ¡Mira la cara de la guarra de tu esposa!
El veterano orificio de Sandra aceptó aún más gustosamente el venoso cilindro de carne. Los veinticinco centímetros de polla la penetraron haciendo que se tuviese que morder el labio para no gemirle a su marido en su cara.
No mires, cielo.
Mira, Joaquin, mira la cara que pone ¡Ahora! -ronroneó mientras la agarraba de ambos hombros y la metía prácticamente toda-. Este es el tope.
Te dije que no podía entrar más lejos -gimió Sandra, exhausta, sonriendo en un vano intento de mirar a su penetrador. El enorme grosor y la presión que ejercía su medida la estaban destrozando de placer.
Me gusta superar los límites -le susurró al oído mientras la agarraba del pelo y tiraba de este para hacer que la madurita mirase al techo. Le escupió a la cara, entre los labios, mientras el cuerpo tensado le permitió ejercer más presión la penetración. El pircing abrió un pequeño hueco en el cérvix de la madurita, agrandándolo más con cada nueva embestida.
Duele Duele mucho. Para ¡Para! ¡Así no! ¡¡ME VAS A VOLVER LOCA!! -mentía Sandra incapaz de aceptar que se iba a mear ahí mismo de placer. No quería que su marido la viese así, dolía de una manera dominante, con un placer casi infinito que la tenía prácticamente hipnotizada.
Aguanta un poco más Mientras me corro directamente dentro -Los gemidos de la madre eclipsaron a los de la hija, que ya eran débiles y sumisos. Pero Sandra estaba resistiéndose mientras disfrutaba en celo de aquel inmoral placer-. ¡AHHHHH! ¡AHHHH! ¡AHHHHH! -Las embestidas eran lentas y pesadas, como si el adolescente quisiese sentir cada milímetro. Y ella se corriese con cada centímetro que entraba y salía. No ¡Se estaba corriendo!
Notó como si algo dentro de ella se cerrase en torno al glande de ese pequeño macarra, exprimiéndolo dentro de ella. Comenzó a aporrear su culo contra la entrepierna de ese semental, mientras relajaba la garganta sin controlar los gemidos que salían de ella. Por ver no veía ni al esposo, solo existía la polla que había penetrado sus puertas uterinas y besaba un lugar inexplorado.
Es la primera vez -ronroneó Fernando apoyando todo su peso contra la parte baja de la espalda de la madurita. Le pareció que estaba salivando del placer, pero le daba igual, toda su concentración estaba en su glande- que puedo meter toda mi polla dentro de una mujer. Se siente
Sandra se comenzó a masturbar en círculos su clítoris, sintiendo que se iba a correr de tres formas distintas. Notó los espasmos iniciales que predecían la eyaculación del joven, penetrándola muy suavemente, decidiendo provocarlo.
¿Podrías sacarla antes de correrte? No quiero que me fecundes
Voy a correrme directamente dentro.
No lo harás -le estaba retando a que lo hiciese, mientras sonreía y se acariciaba en furiosos círculos su clítoris-. No lo No lo harás -se mordió el labio al oír el chapoteo que inundaba la alfombra. Como su culo y sus muslos aporreaban con aquel sonido atronador.
¿Qué no? Voy a meterte hasta los huevos, perra. Mira a tu marido mientras lo hago.
Obedeció, tomando su cara entre sus manos para acercarlo y poder besarlo antes de que Fernando aplastase su cabeza contra la alfombra. Levantó el culo más, si era posible mientras sentía como aquel niñato vivía una experiencia cercana a la eyaculación.
El pircing aporreó lo más profundo de su sexo, entrando en aquel frénesis que la hizo enloquecer.
Fuera ¡Córrete fuera! -`` O me volveré loca´´ gritó a sus adentros mientras intentaba desesperadamente sincronizarse al orgasmo del chico-. ¡Oh! ¡Me corro! ¡ME CORRO! -El no dijo nada, se limitó a entrar sus testículos en la entrepierna de Sandra y a explotar dentro de ella mientras esta se meaba de placer, corriéndose por fuera, por dentro y, por primera vez, sintiendo a su útero vibrar de placer.
La polla traqueteó torpemente dentro de ella, llenándola con aquella joven y fértil semilla antes de retroceder, agarrar a la inconsciente mujer del pelo y hacer que esta, por reflejo, abrir la boca y limpiar los restos mientras se quedaba apoyada sobre sus rodillas y con el culo en pompa. No salía semen de dentro, como si no hubiese escapatoria del lugar donde lo había enviado.
Raúl se levantó y hizo darse a la cuarentona la vuelta, enterrando enorme cipote entre las entumecidas y vibrantes carnes de Sandra que acepto gustosa a su nuevo jinete.
Olivia, por el contrario, se abrió de piernas con un coño rebosante de leche cremosa mientras se veía taponada por el chico de pelo largo recibiendo un beso intenso de este.
Las folladas continuaron hasta que los cinco adolescentes no pudieron mantenerse duros y se fueron a la otra casa a dormir, mientras Joaquin llevaba en brazos a la cama de su hija a su mujer, donde la abría de piernas con la polla dura como el diamante y la penetraba.
Comenzó a follársela como un conejo, dispuesto a correrse todo lo posible dentro de ella. No solo para intentar sustituir lo que había dentro por lo que metiese él, sino por toda la tensión y la excitación acumulada a lo largo de toda la noche.
Joaquin No puedo más ¡Hmmmpf! -Su marido le tapó la boca con sus propias bragas echas una bola antes de comenzar a aporrear aquel coño con su polla. Si quedó descolocada por las furiosas embestidas de su marido, puso los ojos en blanco al sentir aquella desesperación y deseo por follársela. Corriéndose una última vez antes de perder la consciencia.
La casa estaba totalmente en silencio. Todos dormían, sin excepción. En las pollas de los adolescentes colgaban pequeños hilos de semen que comenzaba a resecarse, mientras que Olivia, durmiendo en el sofá de su propio edificio se removía apretando su propio coño inconscientemente haciendo que de este saliese una cascada de líquido blanquecino.
Del coño de Sandra surgía lo mismo, una mezcla de semillas que buscaban fecundarla.
Olivia renunciaría a volver a hacer nada con aquellos adolescentes, evitándolos todo lo posible en un intento de redimir los pecados cometidos contra su pareja.
Sin embargo, su madre, iba a convertirse en una verdadera drogadicta del sexo y llevar sus necesidad al instituto. Donde multitud de jovens y unos padres enfurecidos aguardaban para llamarle la atención.
¿Podría Sandra sobrevivir al instituto sin que en la reunión de padres estos se la merendasen?
¿Podría Sandra evitar que sus decenas de estudiantes se fijasen de ella de otra forma que no fuese como maestra?
Lo que Sandra no sabía, es que aquellos cinco adolescentes tenían planeado mucho más que follársela y emputecerla. Querían prostituirla y hacer negocio con ella, con sus compañeros y con sus padres.