Valentina, la chacha desnuda (14)
Markus le está haciendo una entrevista de trabajo a la hermana de Valentina. Para ello le hace desnudarse y ponerse unas esposas.
- Muy bien, dijo Markus relamiéndose de gusto, ahora te vas a sentar en esa silla, traela y ponla delante de mí.
Con las manos esposadas no le fue fácil coger la silla pero Gina se las arregló.
Al hombre le encantó ver cómo le temblaban las tetas como dos flanes de gelatina, esa tía se hacía la dura, pero tenía pinta de sumisa…..no tardaría mucho en tenerla dominada.
¿Me siento?, dijo ella.
Sí.
Gina lo hizo y de la misma se dio cuenta de que él intentaba escudriñar bajo la tela de la falda así que maquinalmente cruzó las piernas.
Por supuesto eso provocó que la faldita del colegio se le subiera por los muslos mostrando una porción mayor de éstos.
A Markus le pareció que la chica tenía unas piernas suaves. Los muslos los tenía ya casi desnudos y la faldita no le tapaba casi nada de modo que el granjero la tenía cada vez más dura.
- Eres una guarrilla,¿lo sabes?
Nuevamente ella torció el rostro cabreada.
Y muy mala estudiante, creo que las chicas guarras y holgazanas como tú merecen un castigo.
¿Un castigo?, ¿Y quién me va a castigar?, ¿tú, puto gordo?
El insulto dejó descolocado a Markus, pero tras un instante de cabreo se sonrió.
Pues sí, yo mismo y va a ser ahora,…..con esto, y el tío cogió la vara del paragüero
No te atreverás, dijo ella.
¿Qué no?
Markus se levantó y entonces ella se dio cuenta de que estaba todo entrampado.
El hombre se fue hacia ella y agarrándola brutalmente del pelo la obligó a incorporarse.
De pie zorra, ahora verás, a mí nadie me llama puto gordo.
AYYY, me hace daño.
Pero cuando la obligó a ponerse de pie ella se quedó quieta dejándose hacer.
Entonces él empezó a acariciarle el cuerpo con la vara mientras sonreía seguro de dominar la situación.
Dime zorra, le dijo acariciándole la piel con la vara ¿tienes las tetas sensibles?. Y de la misma le apretó la punta del seno izquierdo con la punta de la vara y presionó metiendo el pezón para dentro.
Ugggh, dijo ella y apartó el pecho molesta.
Ya veo que sí, ¿alguna vez te han dado varazos en las tetas?.
No, dijo ella, mientras él hacía zumbar la madera contra el aire.
Te puedo asegurar que duele de verdad. Gritarás como una cerda cuando te lo haga.
Entonces ella le miró desafiante.
- ¿Por qué no pruebas ahora puto cerdo?, apuesto que lo soporto sin abrir la boca.
A Markus le gustaban mucho las tías masocas.
- No, mira, por ser la primera vez me voy a conformar con darte en ese culito tan bonito que tienes, ven aquí.
Y con un poco de brusquedad la llevó hasta una gran mesa que servía de escritorio. Gina se dejó hacer muy excitada, esa iba a ser su primera vez. En realidad lo de “puto gordo” era para provocarle.
De pronto Markus abrió unos de los cajones y sacó una cajita de cartón. Entonces echó su contenido sobre la mesa y lo esparció con la mano.
La joven sintió un escalofrío al darse cuenta de que eran un montón de chinchetas.
Inclínate sobre la mesa dijo Markus esgrimiendo la vara y sonriendo con sadismo.
¿Ahí?
Sí, ¿no eras tan valiente?, pues demuéstramelo ahora, inclínate y posa tus tetas ahí.
Y con cuidado y aprensión la chica se inclinó hasta que sus senos quedaron colgando a pocos centímetros por encima de las puntiagudas chinchetas.
Vamos, del todo, te he dicho que poses las tetas sobre la mesa, y presionó con los dedos en la espalda..
MMMMMHHHH
Gina obedeció y como había prometido reprimió sus gritos temblando de dolor cuando las decenas de puntas se le clavaron en sus dulces senos.
- Duele, ¿verdad?, ja, ja.
Y como si desempaquetara un paquete levantó la faldita poco a poco deleitándose de la celestial visión de ese trasero de colegiala.
- A ver, a ver qué tenemos aquí.
Entre esas nalgas redondas y prietas se escondía el tesoro de la joven. Gina era virgen por delante y por detrás pero estaba claro que había venido a casa de Tom para dejar de serlo, pues tenía el coño perdido de sus propios fluidos y se adivinaba el flujo vaginal blanquecino y pastoso entre los labia.
- ¡Estás toda mojada, putilla!, parece que esto te gusta, le dijo, cógete tú misma el borde de la faldita, y Gina lo hizo sin protestar más mientras mantenía sus pies de puntillas y todo su cuerpo temblaba de dolor por las chinchetas.
Con las manos libres Markus se puso a enredarle entre los cachetes del culo. Primero se los separó y un característico olor le llegó a la nariz.
A ver, a ver cómo tienes esto, joder, huele a “pescado” que echa para atrás.
Aaaaaaahhh
De la misma la joven empezó a suspirar con los ojos cerrados pues los expertos dedos del granjero le empezaron a tocar y acariciar los labia y el clítoris que ya estaban a puntito de caramelo.
Qué pepita tan obediente, se está poniendo toda dura, seguro que te la tocas todas las noches ¿a qué sí?.
Aaaaaahhh
Los dedos de Markus se movían despacio y con muy poca fuerza mientras ella suspiraba con los ojos cerrados. Claro que se tocaba, pero es que además se había pasado toda la noche pasada haciendo dedos pues estaba toda cachonda desde que sabía que iba a ir a casa de Tom,…. eso iba a ser muy fácil….. , de hecho en pocos segundos el hombre sintió cómo se le estremecía el coño.
- Joder, sí ya te has corrido y eso que casi no te he tocado.
A pesar del intenso orgasmo, la joven mantuvo la posición inclinada y de puntillas con todas esas chinchetas clavadas en los pechos, y así estuvo hasta que se calmó.
A Markus le entraron ganas de desvirgarla en ese momento pero lo primero era lo primero.
Por eso cogió otra vez la vara y tocando con ella las posaderas un par de veces se puso en posición de canear.
¿Estás preparada?
Sí.
Cuenta los golpes y no bajes la falda.
SHAAAAACCKK
- UNO
Gina reprimió el grito y utilizó el número para desahogarse.
Por su parte Markus sonrió al comprobar cómo sonaba la vara de avellano sobre el terso trasero de ella.
SHAAAAACCKK
- DOSSS
SHAAAAACCKK
- TRESSS
SHAAAAACCKK
- CUATRO
Las marcas fueron apareciendo como por arte de magia en las nalgas de la chica. Había que reconocer que para ser su primera vez se estaba comportando con mucha dignidad pues no lloraba ni suplicaba.
SHAAAAACCKK
- CINCO
SHAAAAACCKK
- SSEEEIIISS
Markus estaba maravillado de su aguante pues el hombre estaba acostumbrado a que las primerizas gritaran como locas desde el primer azote.
A pesar de que el verdugo propinaba los varazos con mucho oficio y fuerza, no consiguió arrancarle ni un grito y tras un largo y metódico caneo se cansó de dar varazos cuando llegó al número cuarenta y siete.
Durante su castigo Gina mantuvo la faldita en alto de modo que siguió mostrando su precioso trasero ahora adornado de marcas rojas y en el centro su sexo nuevamente brillante y caliente.
Ahora sí que había llegado el momento de desvirgarla, así que dejando a un lado la vara, Markus se bajó la cremallera, y sacando su miembro se abrió camino trabajosamente entre las nalgas y los lubricados labia de la joven.
AAAAAYYYY, por fin ella gritó cuando le rompió el himen y sin querer levantó su torso de la mesa para volverlo a posar y clavarse otra vez decenas de chinchetas en los senos.
MMMMMHHHH
La chica volvió a reprimir un grito de dolor temblando como una hoja.
Una vez la hubo penetrado, Markus se puso a culear follándose a Gina lo mejor que supo, pero el hombre no estaba especialmente bien dotado por lo que la muchacha entregó su virginidad a un cerdo paleto que ni siquiera le dio placer.
Encima a Markus le costó un triunfo llegar al orgasmo por lo que tardó un buen rato en follarse a Gina castigando así insistentemente sus pechos contra las chinchetas, e incluso cuando vio que le venía la agarró del pelo con toda su rabia y le hizo torcer y arquear el torso mientras eyaculaba dentro de su vagina con violentas sacudidas.
- Sí,……. joderrrr, sí……., toma….. puta,…. tomaaaa.
Gina aguantó todas esas brusquedades y maltratos hasta que finalmente Markus dejó caer su torso otra vez sobre las chinchetas.
- MMMMHHH
Por fin parecía que Markus la había dejado en paz. El hombre estaba sudoroso por el esfuerzo realizado y comprobaba complacido que ella aún mantenía su faldita en alto. La chica no le había desobedecido en ningún momento.
En realidad aún no había acabado con ella, pues Markus se fue hasta su maletín y sacó un objeto que mostró a la chica.
- ¿Sabes lo que es esto? Le preguntó sudando y jadeando por el esfuerzo.
Al verlo ella tragó saliva antes de contestar.
Sí,….. es para mi culo.
¿Qué?, ……habla más alto.
Digo que es para mi culo.
Ja, ja, sí, para tu culito caliente, preparate.
Nuevamente Markus se sorprendió de que la chica aceptara con toda naturalidad su condición de esclava y le introdujo brutalmente el tapón anal en su virginal orificio mientras ella lanzaba un largo bramido mezcla de dolor y placer.
AAAAAHHHHH
Ja, ja, era verdad que eras virgen también por el culo pero ya no puedes decir lo mismo.
Aunque Gina aún no lo sabía, ese tapón anal adornado con un vidrio redondo de color azul era algo así como el marchamo de propiedad que le había puesto su nuevo dueño hasta que allí en la granja la marcara definitivamente con un hierro candente.
Estaba en éstas cuando de repente se abrió la puerta del salón y apareció Tom que traía a Valentina con las manos esposadas a la espalda y agarrada del pelo.
Markus miró a la puerta y tiró brutalmente a su vez del pelo de Gina para obligarla a incorporarse.
- Mira quién viene. Tu hermana mayor viene a darte la bienvenida.
Fue entonces cuando Valentina vio horrorizada los pechos de su hermanita erizados de chinchetas.
La mayor parte de ellas cayeron al suelo de manera que los dulces senos de la chica se mostraban ahora punteados de heriditas y marcas. Algunas chinchetas en cambio aún permanecían clavadas.
Vamos, saludaos y besaos como dos buenas hermanas. Los hombres las acercaron una a la otra hasta que se tocaron y las obligaron a besarse.
Así, no,…. en la boca,…. así,……. un beso de verdad.
Lógicamente las dos chicas no querían besarse de esa manera entre hermanas y ellos las obligaron dándoles nalgadas y pellizcándoles el culo.
Ante tanta insistencia las dos jóvenes no tuvieron más remedio que besarse en los labios, primero sólo picos pero como esos dos sádicos siguieron castigándolas terminaron por darse un morreo largo y con lengua por primera vez en su vida. En realidad aunque aún no lo sabían, no saldrían de esa habitación sin haber hecho el amor entre ellas. A dos pervertidos como Tom y Markus les daba mucho morbo que dos esclavas tuvieran relaciones entre ellas aunque no fueran lesbianas, pero si encima eran hermanas o madre e hija, el morbo se multiplicaba por cien.
- Venga, ahora otro beso, así, así, muy bien zorras. Ja, ja.
Y ellas se besaron otra vez, esta vez se resistieron un poco menos y sacaron sus lenguas a pasear…. y se las lamieron entre sí cada vez más excitadas. Llegó un momento en que nadie les obligaba y parecía que se querían comer la una a la otra.
- Oye Valentina ¿no te dan pena los pechitos de tu hermanita?, dijo Markus, seguro que le duelen mucho, venga, quítale las chinchetas.
Valentina le miró cómo señalaba su boca y comprendió que tenía que hacerlo con los dientes. De este modo, se puso a la tarea y desclavó una chincheta tras otra entre los gemidos de disgusto de Gina hasta que se las sacó todas menos una. Por casualidad, una de las chinchetas se le había clavado en el centro mismo del pezón izquierdo y en el momento Gina había sentido un dolor insoportable, ahora la tenía profundamente clavada hasta la cabeza.
- Vamos quítale esa última.
Valentina no quería
Pero,…. le dolerá mucho, estoy segura.
Vamos miedica, tu hermana es mucho más valiente que tú, quítasela te digo, venga, con los dientes.
Pero la chincheta debía haber tocado un nervio muy sensible porque en cuanto su hermana la agarró con los dientes y empezó a tirar de ella Gina empezó a soltar alaridos y a insultarla.
- AAAYYYY, DIOOOOSS, HIJA DE PUTA, PARA, PARA YA.
Valentina soltó la chincheta asustada de la reacción de ella, pero eso les valió a las dos ganarse sendas bofetadas.
Markus se sonrió al comprobar la extrema sensibilidad de los senos de la recién llegada.
Venga muérdela otra vez y sácasela de un tirón, como quien saca una muela, imbécil.
Sí, sí señor, y volvió a morder la cabeza de la chincheta con los dientes y sin pensarlo tiró para atrás de un golpe.
AAAYYYYYY
Gina pegó un sonoro berrido e instintivamente le dio un rodillazo a su hermana en medio del coño haciendo que ésta se doblara de dolor.
AAAGGGGGHH
Ja, ja, qué divertido, menudo par de zorras, rió Markus. Al momento un reguerillo de sangre manó del pezón de Gina.
Sin embargo viéndo cómo Valentina se retorcía en el suelo, la chica se arrepintió de lo que había hecho y se arrodilló junto a ella.
- Perdóname Val, lo siento, es que me has hecho mucho daño. Y de la misma le dio unos cuantos besos en la cara.
El golpe había sido muy fuerte, así que Gina miró la entrepierna de su hermana y cómo tenía las manos atadas no se le ocurrió otra manera de aliviarla que empezar a besarle en la entrepierna y lamerle el chocho.
- Perdona, de verdad, yo no quería, decía entre besos y lamidas…..
En unos minutos de lamer y besar aquello se había convertido en un cunnilingus pues la hermana mayor dejó de quejarse y empezó a suspirar.
Los dos tíos estaban alucinados y poco a poco las soltaron y las dejaron a ellas solas a su aire.
Perdóname, yo no quería. Y Gina siguió con la lengua lame que lame.
No, perdóname a mí…..
Y mientras las hermanitas se reconciliaban hacían el amor sin darse cuenta, Valentina se tumbó lentamente en el suelo y fue abriendo y relajando las piernas para que su hermana tuviera un buen acceso a su sexo de manera que poco a poco siguió lamiéndole e introduciendo su lengua entre los labia y acariciando el clítoris a cada pasada.
- Sí, sí, sigue así, sigue, no pares.
Con esa escena lésbica tan sensual, Markus había recuperado la erección….
….Y Tom la tenía ya como un caballo pero aún así las dejaron que siguieran haciendo guarradas entre ellas.
- Sí, sí, Gina, sí, sigue, me voy a …...joderrr, y Valentina tuvo el primer orgasmo con su hermana de los muchos que tendrían las semanas siguientes.
Lógicamente y aprovechando que sus perras estaban tan calientes, los dos hombres reclamaron sus servicios sexuales y al de unos minutos los dos estaban desnudos, recostados en el sofá mientras las chicas se las chupaban de rodillas con las manos esposadas a la espalda y bajando y su biendo las cabezas con ritmo y sin pausa. Valentina a Tom y Gina a Markus,….. Puede que Gina fuera virgen hasta ese día pero la chupaba de primera y qué decir de Valentina…... Los dos hombres estaban en pleno éxtasis ante las hermanas chuponas y al de un rato decidieron cambiar de parejas.
La cosa derivó pues en una orgía oral. Las chicas les lamieron las pelotas, el escroto e incluso el culo. Cuando se las pusieron como estacas las penetraron vaginalmente pero no se pararon ahí.
En un momento dado que se la estaba follando, Tom le extrajo a Gina el tapón anal y se dispuso a sodomizarla, pero Markus se rebeló reclamando que Gina era suya y que sólo a él correspondía reventarle el culo antes que nadie. La chica prefería a Tom en su fuero interno pero dejó que los hombres decidieran. Ante el enfado de Markus, Tom no quiso discutir, de modo que correspondió al primero encular a Gina por primera vez en su vida.
Para ello colaboró Valentina que voluntariamente le hizo un rimming a su hermana para facilitar el enculamiento y que éste no fuera tan doloroso.
De este modo, la hermana pequeña de Valentina posó su torso en el suelo y se separó las nalgas con las manos todo lo que pudo ofreciendo su innoble orificio para que le dieran por detrás.
- AAAAAAYYY. La chica gritó de dolor cuando ese bestia de Markus la sodomizó y siguió gritando mientras la penetraba brutalmente una y otra vez. En ese doloroso acto su hermana Valentina la consolaba besándole en la cara y lamiéndole las lágrimas. Casi un cuarto de hora se tiró ese tipo forzándole el ano hasta que le eyaculó dentro. Por supuesto nada más ser sodomizada por Markus, Gina también recibió por el culo la polla de Tom que no se resignó a no encularla y que lá tenía más grande aún lo cual provocó nuevos gritos de dolor en la joven.
Una vez terminado el enculamiento los hombres obligaron a Valentina a lamerle el orificio a su hermanita para aliviarle con su lengua. A la joven le daba asco pues no hacía más que salir lefa del culo de Gina pero viendo que le aliviaba la quemazón siguió y siguió con la lengua.
Los cuatro acabaron cansados y sudorosos pero satisfechos y finalmente Tom procedió a soltarles las esposas a las dos criadas.
Bueno, basta de tanto follar, aquí habéis venido a trabajar y os recuerdo que tenéis mucho que hacer antes de que lleguen mis invitados.
Entonces ¿estoy admitida?, dijo Gina llevándose las manos al culo que aún le dolía.
Sí claro, dijo Tom, con el mismo sueldo y las condiciones que tu hermana.
De acuerdo, muchas gracias señor, contestó ella sonriendo.
Y las dos muchachas se pusieron a trabajar. Antes de nada se colocaron sus pañuelos y sus guantes de goma y una vez así Tom les cargó de grilletes y cadenas. Una cadena larga unía los tobillos de las dos, de manera que no pudieran alejarse más de tres metros la una de la otra
Entre tanto Markus se fue al sótano y se pasó todo el día allí encerrado haciendo vete a saber qué.
Las hermanitas se pusieron a la tarea desnudas una junto a la otra. Valentina enseñó a su hermana lo que tenía que hacer y las dos se afanaron en su trabajo y fregaron todo el suelo de la casa y de la piscina a cuatro patas. Luego limpiaron los cristales restregando sus senos por los vidrios venga a frotar y aclarar. Después fregaron toda la vajilla de los domingos que estaba guardada y que se había llenado de polvo e hicieron la colada de decenas de sábanas, toallas, etc. para los invitados. A esto siguió un largo etc de penosas tareas que ambas realizaron en pelotas con toda tranquilidad una al lado de la otra como si llevaran haciéndolo toda la vida.
Mientras hacían su trabajo Tom les grabó unos minutos y mandó el video a los invitados advirtiéndoles que ahora tenía dos doncellas en lugar de una prometiéndoles que así estarían mejor atendidos por ellas durante el fin de semana.
Mientras colgaban la ropa, Valentina mostró a su hermana la jaula de los perros y le advirtió que tendría que dormir allí con ella.
A la muchacha le daba un poco de vergüenza confesarlo pero se sintió en la necesidad de decirle a Gina que también tendría que follar con ellos.
¿Con los perros? Dijo la pequeña torciendo el morro.
Sí, es una orden de Tom.
Bueno, si es una orden no tenemos más remedio que hacerlo, sólo somos esclavas…..No pongas esa cara, también hemos tenido que follar entre nosotras y no he visto que te quejaras cuando te he comido el coño.
Valentina se quedó alucinada con la actitud de su hermana y por su descaro. Ella se justificaba a sí misma diciendo que había sido chantajeada pero su hermana Gina parecía que lo hacía sólo por vicio.
Eso le hizo ser cruel con ella.
Gina, no sé si te has dado cuenta, pero tú no vas a ser la esclava de Tom.
¿Ah no?
No, tú estás destinada a ser la esclava de Markus y de sus hermanos, ¿acaso no le has oído antes?
¿Sus hermanos?, ¿qué hermanos?.
Pareces tonta, Markus tiene una odiosa y mugrienta granja en un sitio apartado donde vive con sus tres hermanos que son unos rednecks y unos garrulos. Al parecer esos granjeros tienen mujeres sometidas a esclavitud durante años y no sé si son voluntarias o forzadas. El otro día ese cerdo estuvo follándome toda la noche en su habitación y te juro que es como estar en el infierno.
Gina se puso en jarras desafiante.
Ya ¿y qué más?
Markus sólo estará aquí unos días, ha venido a enseñar a Tom nuevas maneras de torturarme pero luego se volverá a su granja y ha dicho que te llevará a ti consigo para que seas su esclava. ¿Te imaginas?, él y sus hermanos te tratarán como a una de sus cerdas,……. día tras día,……. eso sí que será como estar en el infierno.
Estás mintiendo.
No, te juro que no miento. Querían hacerte caer en una trampa pues desconocían que tú misma querías entregarte. Para eso utilizaron mi móvil, yo no quería darles la clave y se han pasado tres días torturándome salvajemente para que se lo dijera.
Mientes otra vez, le dijo, no te creo.
Valentina se empezó a enojar con la obstinación e ingratitud de Gina.
Tienes que creerme, ese Markus es un sicópata y un ser depravado mucho peor que Tom, a mí me sometió a torturas bestiales y a ti también te lo hará cuando seas su esclava sólo que no será por tres días sino durante meses o años, ¿es que no te das cuenta?
Ya lo entiendo, otra vez estás intentando darme miedo para que me vaya de aquí y te deje todo el campo libre.
Eres imbécil, el otro día Markus dijo que al menos le durarías cinco años como esclava antes de venderte a otro. ¡Cinco años! ¿te lo imaginas?, toda una vida.
No quiero escucharte más, déjame en paz, callate y trabaja en silencio.
Valentina le hizo caso y no añadió más.
- “Allá tú, ya te lo he advertido”, pensó. Y luego se arrepintió de haber soportado lo que había soportado para no delatarla.
Por su parte Gina también se quedó callada, cabreada con su hermana y jurando en arameo por lo bajo, sin embargo le dio por pensar en lo que le decía. La muchacha no las tenía todas consigo e imaginó que lo de Markus podía ser verdad. La realidad es que la joven estaba confundida pues la manera en que la había castigado esa mañana en el fondo le había gustado, lo mismo que la forma de desvirgarla, brutal y sin consideración. Por un momento se imaginó siendo esclava de Markus y sus hermanos y la idea le excitó aunque rápidamente la desechó.
El resto del día las hermanas trabajaron en silencio pues estaban cabreadas la una con la otra. Tuvieron que limpiar los cuartos de baño y Valentina mostró a Gina cómo debía limpiar la taza y los urinarios de invitados con la lengua como signo de sumisión. Nuevamente le sorprendió que su hermana hiciera algo tan humillante con toda naturalidad y sin poner ningún reparo.
En previsión de la fiesta que iba a celebrar, Tom quiso ensayar con sus pornochachas esa misma noche. Quería que el fin de semana fuera perfecto y que ellas estuvieran a la altura de sus invitados.
Para ello hizo la prueba de que las dos les sirvieran la cena a Markus y a él en el comedor principal.
Antes que nada las dos jóvenes tuvieron que adecentarse, se limpiaron bien por dentro y por fuera y luego se lavaron y desenredaron bien el pelo y se peinaron la una a la otra pacientemente. También debían repasar el depilado total de sobacos y entrepierna. Asimismo debían maquillarse ligeramente los labios, los ojos, los carrillos, los pezones, el esfínter anal y los labia. También debían pintarse las uñas discretamente y echarse perfume.
Una vez preparadas debieron comparecer ante el dueño de la casa para que les diera el visto bueno cosa que Tom hizo tras un par de críticas para humillarlas, y eso que las chicas estaban muy guapas.
Mientras les daba las instrucciones, las dos muchachas permanecieron con las piernas abiertas y las manos en la nuca.
Como de costumbre Tom les daba las instrucciones con un látigo en la mano y deslizando las colas entre los dedos.
- Aunque les recibiréis y serviréis la mesa vestidas de doncellas, el resto del tiempo deberéis estar completamente desnudas para el placer de los invitados……exceptuando el tapón anal que tendréis todo el rato inserto en el agujero del culo y que sólo os quitarán para usar vuestro orificio. ¿Entendido?
Las dos se miraron entre sí incómodas pero asintieron con la cabeza.
Obedeceréis en todo a los invitados sea lo que sea. Cualquier desobediencia o fallo será severamente castigado.
Sí señor.
Muy bien pues ahora os vais a probar unos trapos que os he traído para el evento. Ya veréis qué elegantes vais a estar. Ahí dentro los tenéis, os los vais probando y salis a hacerme el desfile de modelos…… ¡Vamos zorras!, saltó de repente viendo que dudaban, daos prisa si no queréis recibir unos latigazos
Las dos hermanas se apresuraron a entrar en la habitación y se probaron diferentes atuendos de doncella porno. Todos ellos eran ridículos y horteras: zapatos de tacón, medias blancas de encaje o de rejilla, tanga o tapón anal, liguero, puñetas, hombreras y gargantilla de encaje y por supuesto, la inevitable cofia.
Por lo demás iban desnudas enseñándolo todo y así se exhibirían a esos desconocidos que iban a invadir la casa y que seguramente se propasarían con ellas a la primera oportunidad.
Tras verlas con diferentes combinaciones de prendas Tom decidió el modelo definitivo. Así las dos chachas irían por ahí sin el tanga, con el culo al aire pero con faldita corta. Para la parte de arriba llevarían un sostén sin copas y armazón de cuero negro que dejara a la vista la punta de los senos.
Vestidas así y como ensayo las dos sirvieron la mesa observando las reglas de la etiqueta: servir por el lado izquierdo del comensal, rellenar las copas de vino oportunamente y sobre todo dejarse tocar por los invitados sin emitir la menor queja.
Las doncellas lo hicieron obedientemente y cumplieron bien su papel. Sin embargo, en una de esas que Gina pasó junto a Markus cuando llevaba una bandeja llena de copas, el muy cerdo le metió un doloroso pellizco en el trasero y ella pegó un brinco y tiró todo al suelo.
Con un fuerte estrépito casi todas las copas terminaron hechas añicos.
Estúpida, dijo Tom, mira lo que has hecho.
¡Joder!, ha sido él,…. me ha pellizcado el culo tan fuerte que he visto las estrellas.
De pronto Gina se dio cuenta de que tenía que haberse callado, aún no estaba bien entrenada.
- ¿Cómo te atreves? dijo Tom, y le dio una bofetada. Ahora mismo te voy a llevar abajo y te voy a dar unos latigazos para que aprendas.
Ya se la llevaba cuando Markus le detuvo.
Espera, espera un momento, Tom. Creo que yo he sido el ofendido así que si no te importa yo me encargaré de castigarla. De todos modos no tengo apetito.
¿Estás seguro?
Sí, ah y no me esperes despierto me encerraré con ella toda la noche en la cámara de tortura. ¡Ginebra!.
Diga señor, dijo ella sumisamente.
Quítate todo eso y ven aquí con unas esposas y un collar de perro.
Sí señor, contestó ella mientras un escalofrío le recorría todo el cuerpo.
Mientras esperaban Valentina siguió sirviendo con mucho cuidado de no tirar nada no fuera que también la tomaran con ella.
Al de unos minutos apareció Gina totalmente desnuda con las manos esposadas a la espalda y el collar de perro en el cuello.
- Será zorra, se ha atado ella misma, dijo Markus cogiéndola del collar. No has podido esperar ¿eh?. Ven aquí zorra, ya verás la que te espera.
Gina pudo ver antes de salir el gesto de Tom que le hizo la señal de la cruz desde la puerta sonriendole con crueldad.
Continuará