Valentina, la chacha desnuda (02)

Tom vuelve a su casa y sorprende a Valentina bañándose desnuda en su piscina consiguientemente tendrá que castigarla

Rápidamente Tom ocultó las ropas de la sirvienta bajo el cojín de una butaca y salió a la puerta para ver cómo nadaba la muchacha.

Nuevamente ella no se percató de que su jefe la estaba espiando. Valentina  se zambullía una y otra vez dentro del agua como una sirena  disfrutando del frescor que le libraba por unos momentos de ese infernal calor. Y siguió así nadando y buceando ajena completamente a la presencia de Tom.

  • La muy zorra está en pelota viva, se dijo para sí y como de costumbre sacó el teléfono móvil para grabarla.

Por fin tras varios minutos de hacer largos, la chica salió del agua por una escalerilla y cogiendo su mata de pelo con las dos manos,  la estrujó y retorció tranquilamente  para escurrir el agua.

A Tom le debió parecer como si la Diosa Venus estuviera saliendo de las aguas en su propio chalet. Efectivamente Valentina estaba desnuda como cuando vino al mundo y era una chica preciosa con una perfecta figura de sensuales curvas. Efectivamente como ya sospechaba, las tetas las tenía un poco grandes pero tiesas y desafiantes  y en ese momento le brillaban turgentes. Además la chica tenía sus rosados pezones duros y empitonados del agua fría.

De improviso la joven se dio cuenta de que no estaba sola y un escalofrío de terror

recorrió su cuerpo.

  • ¿Usted?,…… ¿aquí? Y Valentina se tapó maquinalmente con las manos.

  • ¿Cómo, cómo se atreve?, dijo Tom sobreactuando su indignación y sin dejar de grabar.

  • Perdón,…señor, yo,… yo

La chica siguió tapándose encogida sin saber qué hacer ni que decir.

  • En mi propia casa, y ….completamente desnuda, ¿es que no le da vergüenza?.

  • Lo siento señor, ….no pensé.

Tom estaba disfrutando de verdad. Tenía a esa preciosidad desnuda y empapada completamente a su merced. La joven tenía la mano derecha tapando el sexo y con la mano y el brazo izquierdo intentaba cubrir sus abultados senos sin conseguirlo del todo.

  • Señorita, estoy muy decepcionado con usted. Le había encargado velar por la casa en mi ausencia y usted no sólo ha descuidado sus deberes, sino que además se ha aprovechado de la situación. Por esto tendré que despedirla.

  • No, no.

  • Créame que lo siento. Además me veré obligado a llamar a la agencia y contarlo todo.

  • No, no por favor, si hace eso me despedirán y me darán malas referencias.

  • Usted lo ha querido, ¿cómo se le ha ocurrido?.

  • Es que hacía mucho calor y pensé…. Dios mío no llame, nunca más me contratarán de asistenta.

  • Lo siento mucho, haberlo pensado antes, no me deja otra salida.

Y diciendo esto Tom dejó de grabar y cogió su teléfono móvil para llamar.

  • Espere Señor, espere ¿no, no podríamos arreglarlo de otra manera?.

  • No le entiendo, ¿a qué se refiere?

  • Le,…le he visto cómo me mira.

  • Sí, y ¿qué?

  • Creo, creo que le gusto…quizá podría…

La chica dejó de taparse y se acercó lentamente a Tom.

  • ¿El qué? Explíquese inmediatamente.

  • Quizá podría, ya sabe.. le dijo mirándole el paquete,…¿querría,…. quiere que…. se la chupe?

  • ¿Qué?

  • Se lo haría gratis,… usted también me gusta,……

Y como él no le respondió ella se arrodilló y se puso a acariciarle las piernas.

  • Vamos, señor, por favor, perdóneme, sólo me estaba bañando, no hacía nada malo,…. Y diciendo esto le abrió lentamente la bragueta mirándole a los ojos con cara de cordero degollado.

Manteniendo un gesto serio y duro, Tom se dejó hacer mientras ella rebuscaba el pene con una mano bajo los calzoncillos se lo cogía suavemente y lo sacaba al aire.

  • ¡Qué bonita la tiene!, cómo me gusta, le dijo empezando a masajearla con la mano. Ya verá señor, le gustará, no se arrepentirá, ….pero no diga nada…. si no se chiva  a la agencia  se lo haré todas las veces que quiera.

Y diciendo esto empezó a lamerle el miembro con su lengua de seda.

Al notar las dulces caricias de su lengua en el prepucio Tom sintió un ligero mareo y cerró los ojos para disfrutar más. En unos segundos el hombre sintió como si se hallara en el cielo. Valentina recorrió lentamente su miembro con la lengua y sonriendo volvió a la carga y le empezó a lamer una y otra vez el prepucio mirándole a la cara  satisfecha del efecto. En ese momento Tom se sentía poderoso. Le gustaba mucho la situación: la sumisión de Valentina desnuda, y con el pelo empapado,…. de rodillas y chupándole la polla con toda delicadeza…..en ese momento, ella parecía  de verdad su esclava. La verdad es que cualquier otro se hubiera dado por satisfecho pero Tom era de otra pasta,…. por eso, de repente, le puso la mano en la frente deteniendo bruscamente la fellatio..

  • ¿Qué es lo que eres tú?, dijo falsamente indignado, ¿una puta?,… ahora mismo  voy a llamar a la agencia, ¡ven para adentro!

Y cogiéndola violentamente del brazo la obligó a levantarse y la metió torpemente para la casa.

Valentina volvió a cubrirse con los brazos encogida y confundida.

  • Escúchame bien, zorra, le dijo Tom tras salirse de plano. ¿Ves esa cámara? Ha grabado todo lo que has hecho ahí fuera, cómo te desnudabas para meterte en la piscina y cómo has intentado comprar mi silencio con malas artes. Además llevo días grabando cómo te paseas por la casa hecha una furcia. Ahora puedo incluso denunciarte a la policía por puta.

  • No señor, por favor, no lo haga

  • Ya, y tú te crees que me voy a conformar con una simple mamada, ¿no?, que con comerme un poco la polla lo vas a arreglar todo.

Valentina le miró extrañada, pero comprendió al momento.

  • No, señor, claro que no,…. si quiere,  si quiere también podemos hacer el amor.

  • ¿Hacer el amor?, ¿quién te crees que eres?, ¿mi novia?

  • Quiero decir,…. con todo el respeto del señor…..que el señor

puede follarme si quiere, dijo ella mirando al suelo avergonzada de decir eso..

  • Ja, ja, follarte, dices….. Sí claro que voy a follarte, pero además de dejar que te folle todas las veces que yo quiera y como yo quiera vas a recibir un merecido castigo.

Valentina frunció el ceño.

  • ¿Castigo?, ¿a qué castigo se refiere?, no le entiendo señor, dijo mostrando sus incisivos.

  • Para empezar te voy a dar unas nalgadas hasta dejarte el culo rojo, y luego ya veremos….

  • ¿Qué?, ¿está loco?, no, no quiero. Me voy ahora mismo.

  • Está bien, vete si quieres, nadie te obliga a quedarte, pero lo primero que voy a hacer es llamar a la agencia de chachas y les voy a mandar una copia del vídeo para que te despidan. También les voy a decir que has intentado seducirme. Ya verás, al final vas a tener que trabajar de puta obligatoriamente porque nadie te va a querer contratar…..Y si eso no basta llamaré a la policía y te acusaré de prostituta y ladrona y  entonces será peor.

Valentina  se quedó callada y humillada, no le quedaba otra salida que aceptar si no quería verse metida en un lío.

  • ¿Si, si acepto el castigo usted no dirá nada a la policía?

  • No, mientras me obedezcas en todo lo que te mando guardaré silencio.

  • ¿Ha dicho que me va a azotar…..en el trasero?

  • Sí, con la mano desnuda. Por ser la primera vez no usaré la vara o la fusta.

  • ¿La…la primera vez?

  • Claro, después habrá otras, con lo torpe que eres seguro que la cagas, y entonces tendré que castigarte.

  • Señor,.. ¿por qué me hace esto?, le dijo ella viendo el gesto de indescriptible sadismo de ese hombre. Ya le he dicho que puede follar conmigo todo lo que quiera, ¿no le basta?.

  • No, no me basta, ahora eres mía, zorra y haré contigo lo que yo quiera, ¿está claro?.

Valentina se quedó con la cabeza baja totalmente humillada,  protegiendo sus senos mientras sentía que el corazón le latía a todo trapo. De pronto la chica recordó los cómics y videos de bondage y comprendió lo que iba a hacer ese hombre con ella.

  • ¿Y bien?, ¿qué decides?. No tengo todo el día.

  • Está bien,… acepto, dijo ella sin levantar la cabeza y un poco excitada,…lo de las nalgadas no parecía tan terrible….al menos,.. ¿puedo,….puedo saber cuántos azotes me va a dar?.

  • Los que me parezca y basta de monsergas, el tío se sentó en una butaca mirándola con desprecio. Y  ahora ven  aquí zorra, túmbate con el ombligo encima de mis piernas que vas a recibir tu primera azotaina.

Valentina le miraba sin terminar de creérselo e insistiendo en taparse como podía, el insulto le humilló pero también le humillaba estar excitada y un poco cachonda.

  • Pero señor,….intentó ella por última vez.

  • He dicho que lo hagas, ¡ahora!.

Está bien,… y Valentina aceptó  tumbarse de frente sobre las rodillas del señor.

Tom sintió una singular emoción cuando ella posó su cuerpo desnudo sobre sus rodillas y casi sin atreverse palpó con su mano derecha la cadera de la joven.

Valentina aún tenía la piel fresca del agua fría pero excepto allí donde tenía pelo estaba ya seca.

Tom le miró el culo con deleite. La joven tenía un culo precioso. Sus redondas nalgas tenían un tono blanquecino y francamente daba pena estropearlas con los azotes.

Con más confianza el hombre acarició su piel trémula mientras ella permanecía inmóvil deleitándose de su suavidad y de la redondez de sus formas, entonces pasó de la cadera a la nalga y comprobó que ella tenía el trasero suave como la seda y al mismo tiempo duro y firme.

Valentina se dejó acariciar el culo sin protestar, estaba muerta de miedo y avergonzada pero mucho peor era perder su trabajo por esa tontería de haberse dado un baño desnuda en la piscina de su jefe.

  • ¿Estás preparada?

  • No me haga daño, señor, por favor.

  • Te he preguntado si estás preparada, imbécil, vamos, dilo.

  • Sí, sí, lo estoy…. empiece.

  • De acuerdo

PLLAAAASS

  • AAAYYY

Valentina se llevó las manos  al culo y se puso de pie de un brinco. Tom le había dado tan fuerte el primer azote que la pobre mujer sintió un dolor insoportable.

  • AAYY, ¡qué daño!, ¡no me de tan fuerte, señor!

  • Te daré todo lo fuerte que yo quiera, ¡vuelve a ponerte sobre mis rodillas!.

La chica estaba avergonzada y confundida, le dolía mucho la nalgada pero también le daba vergüenza tener los pezones tiesos de excitación. Otra vez se protegió con los brazos sin saber muy bien si le había gustado o no.

Pon las manos en la nuca inmediatamente.

  • No me pegue más por favor.

  • Vamos obedece.

Tímidamente Valentina levantó los brazos  mostrando sus pechos.

A la legua se veía que estaba cachonda perdida pues tenía los pezones completamente arrugados.

Tom sonrió perversamente.

  • Así me gusta, ahora vas a ser buena chica y te vas a poner donde estabas y no vas a bajar los brazos pase lo que pase.

  • Por favor, no.

  • Te he dicho que lo hagas o si no ya sabes lo que haré, le amenazó mostrándole el móvil.

Viendo que no tenía otra salida la chica obedeció gimiendo.

  • Por favor, señor, no me de tan fuerte, deme más flojo, yo aguantaré, se lo prometo.

Tom observó entonces cómo la forma de su mano se marcaba perfectamente de color rojo sobre la nalga derecha de la sirvienta y decidió darle otro manotazo en la otra nalga.

PLAAAASS

  • AAYYY

Tom le había dado tan fuerte como antes o incluso más. Valentina volvió a temblar asimilando el dolor con los párpados apretados y estuvo a punto de traicionarse y cubrirse con las manos pero se contuvo en el último momento.

Ahora otra huella de mano idéntica a la anterior se dibujaba en la nalga izquierda de la chica primero de color blanco y tras unos segundos de color rosado.

Tom sonrió del gusto que le estaba dando aquello.

  • Toma otra, zorra.

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY

  • Y otra

PLAAASSS

  • AAYYY

  • Y otra, puta

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY

PLAAASSS

  • AAYYY

El hombre disfrutaba de lo lindo azotando a esa bella mujer, Valentina tenía un culo redondo de nalgas bien templadas tiesas y respingonas entre las que se adivinaba el profundo sumidero del ano y el arranque de los labios vaginales. Los azotes sonaban en el salón con un sonido seco que provocaba un corto eco y eran respondidos por los gemidos de la muchacha. A Tom le encantaba esa sensación de poder y cómo gritaba y temblaba la chica a cada azote…..

El hombre le hubiera estado azotando por toda la eternidad ese maravilloso culo de hembra joven que temblaba a cada golpe como si fuera el parche de un tambor.

PLAAAAAASSSS

  • AAAAYYYYY, perdón señor.

La chica era tan sumisa que aguantaba los azotes sin cambiar de postura y sin siquiera bajar las manos pero se notaba que estaba sufriendo mucho pues había empezado a llorar desde los primeros azotes. Eso le sonó a música celestial al muy sádico que siguió cada vez más fuerte.

PPLLLLLAAAAASS

  • AAAAAYYY. POR FAVOOORR

Mientras la azotaba Tom pudo ver que ella llevaba toda la entrepierna depilada lo cual le puso aún más cachondo y sin pedir permiso se puso a  sobarle y estrujarle con la otra mano las tetas que le colgaban junto a su rodilla. Valentina se dejó tocar sin decir ni mu y siguió recibiendo una nalgada y otra y otra más.

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY

PLAAASSS

  • AAYYY, NO MAS, NO MAS POR FAVOOOR

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY, NOOOO

PLAAASSS

  • BASTAAA; BASTAAA

Finalmente cuando ya no pudo aguantar más azotes  Valentina se levantó otra vez de un brinco  y se llevó las manos al culo acariciándose las nalgas.

La joven estaba despeinada y lloraba como una niña, sus pechos se agitaban como flanes mientras ella se intentaba aliviar los azotes del culo frotándose desesperadamente con las manos.

  • Ay qué daño uuuufff, decía como si frotarse el culo pudiera aliviarle.

Al sádico de Tom  esa le pareció la visión más bella del mundo.

  • No te he dado permiso para levantarte puta, le dijo apretando los dientes con sadismo.

  • Lo siento, por favor, señor no me pegue más, por favor, no puedo soportarlo, buaaaa.

  • ¿Prefieres que te denuncie?

  • No, eso no, eso no. Prometo que aguantaré….pero…..es, es que  me duele mucho,… por favor señor… déjeme,…déjeme descansar un rato.

  • Muy bien, te dejo descansar unos segundos y para que veas que no soy tan malo, vamos a hacer una cosa. Antes de volver a azotarte voy a decir un número y prometo darte sólo ese número de azotes, ni uno más….

Valentina  le miró desesperada, le dolía mucho y no quería repetirlo en ese momento, pero al fin y al cabo limitar el castigo con un número era mejor que nada.

  • De,.. de acuerdo dijo enjugándose las lágrimas, ¿cuántos azotes me va a dar?

Tom sonrió con sadismo.

  • Cincuenta.

Ella le miró desesperada.

  • ¡No!, cincuenta son demasiados.

  • Está bien, vamos a dejarlo en treinta hoy….. y otros treinta mañana.

La chica intentó regatear.

  • Veinte,…. veinte hoy y veinte mañana y ….cuando termine…se la chupo …. le hago una mamada.

  • Y también hemos dicho que ibas a dejarte follar.

  • Sí,.. sí,… lo que quiera,….. conforme.

  • Muy bien veo que eres una puta barata, follas y la chupas sólo para librarte de unos cuantos azotes, vuelve a ponerte aquí a recibir lo que mereces.

Valentina no quería pero volvió a tumbarse en la posición original y puso sus manos  en la nuca sin que él se lo ordenara.

  • ¿Lista?

  • Sí, pero no me de fuerte señor.

  • Calla y cuenta los azotes.

PLLLAAAAS

  • AAAAYYY,

  • Cuéntalos

  • UNAA

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY. DOSSS

PLAAASSS

  • TRE….TRESSSSS

PLLAAAAASSS

  • AAAYYYY. CUATROOO, NO TAN FUERTEEE.

PLAAASSS

  • CINCO, JODERRRRR.

Valentina siguió y siguió contando los azotes y aguantando venga a llorar hasta que llegó a veinte. La mujer contó disciplinadamente y mantuvo sus manos en la cabeza sin moverlas mientras el puerco de su señor la gozaba dándole impunemente con toda su mala leche.

Cuando le permitió por fin levantarse, la muchacha  se quedó de pie con lágrimas en los ojos y volvió a aliviarse el trasero acariciándolo con sus manos. La pobre mujer se miraba de vez en cuando horrorizada el color rojo de su culo. La piel le quemaba y es posible que no se pudiera sentar en lo que le quedaba de día.

Tom estaba encantado con lo que tenía delante: una tía impresionante a su merced, completamente desnuda y llorando desesperada por su castigo. La inmensa mayoría de las mujeres nunca se hubieran sometido a una humillación semejante pero estaba claro que Valentina  era una sumisa aunque ella misma no lo supiera aún. Tom pensó que la oportunidad era demasiado buena para desaprovecharla y siguió  portándose con ella de forma cada vez más cruel y perversa.

  • Vamos a ver furcia, dijo cogiendo el teléfono móvil, aún no ha acabado tu castigo así que vuelve a poner las manos en la nuca y separa las piernas.

Ella lo hizo sollozando.

  • No me va a pegar más ¿verdad?.

  • Hoy no pero te recuerdo que me debes una mamada y veinte azotes que te daré mañana, no creas que se me ha olvidado.

Continuará