Valentín casi me lo entregó
Después del primer encuentro con Valentín vinieron otros, en uno de los cuales casi me entregó su cuevita pero ni con la crema de ordeñe de Radamés logré dilatarlo como para penetrarlo, en cambio le tomé algunas fotografías las cuales quiero compartir com mis lectores.
VALENTÍN CASI ME LO ENTREGÓ
En mi relato anterior narré como había conocido a Valentín, de como él había descubierto a través de su casi primo el Richar que yo me acostaba con Salvador y como disfrutamos bastante de nuestro primer encuentro.
Como voy una vez por semana a la oficina de mi hermano no lo vi hasta la semana siguiente en la cual nos saludamos como siempre sin demostrar ante los demás empleados lo que había sucedido siete días antes
Cuando todos se fueron él estaba ocupado limpiado los vidrios de la kitchenette y cuando hubo terminado se dirigió con el balde a la oficina de Leo para hacer lo mismo con los vidrios de la ventana de allí, como yo estaba apoyado sobre el marco de la puerta tuvo que pasar muy cerca de mí por eso cuando entró fue muy fácil manotearle el culo y apretarle las nalgas.
Cuando sintió que sus nalgas estaban siendo apretadas por mis dedos giró el cuerpo con un movimiento muy rápido haciendo que nuestras bocas quedasen a muy escasos centímetro una de la otra por eso lo atraje hacia mí dándole un sonoro chupón sobre sus labios.
Al sentir mis labios calientes sobre los suyos casi soltó el balde mojando algo el piso pero inmediatamente respondió mandándome su lengua dentro de mi boca hurgando con ella en el interior de mi paladar.
Luego me soltó para poder depositar el balde en el suelo y me dijo:
-Hoy no estoy tan caliente como la semana pasada porque anoche cogí con mi novia, pero igual podemos hacer algo, porque vos me calentás mucho...
-¿Cómo lo pasaste anoche?
-¡¡¡Bárbaro!!!! Al fin encontré una novia que le gusta hacer de todo... es una gran puta en la cama pero es muy peleadora...
No quise profundizar más en averiguaciones de lo que sucedía con esa chica, por eso empecé a acariciarle las nalgas a la ve que nuestras pijas se apoyaban una sobre la otra y con suaves movimientos las fuimos poniendo en posición de ataque.
Dejé de acariciarle las nalgas para tener mis manos libres para poder desnudarlo con ellas, le fui quitando la ropa sin soltar su boca la cual fui llenando con mi saliva que en esos momentos fluía con mucha intensidad.
Luego comencé a mordisquearle la nuca y con una mano comencé a pajearlo a la vez que le refregaba mi bulto sobre su raja.
Abrazado desde atrás lo fui llevando hacia el sofá donde lo dejé un rato para poder quitarme la ropa, mientras lo hacía él siguió pajeándose ante mi escrutadora mirada.
Cuando no tuve mas prendas que quitarme me acerqué a él y colocándolo en cuatro patas sobre el sofá fui besándole la espalda hasta que logré que su garganta emitiese gemidos de placer los cuales se intensificaron cuando le mordisqueé las nalgas a la vez que mi mano se prendía de su garrote para comenzar a descabezarlo sin cesar.
Valentín gemía mucho con ese tratamiento pero cuando mi lengua llegó a su hoyito peludito su garganta exhaló un suspiro tremendo pidiéndome a continuación que por favor le metiese la lengua lo más profundo que pudiese porque eso lo hacía gozar muchísimo.
Su culito estaba muy apretado pero a pesar de que mi lengua lo hacía suspirar mucho por alguna misteriosa razón su jazmín no se abría y en cambio su esfínter se contraía cada vez más con la excitación que recibía en su virginal agujero.
Mientras le lamía el ultra cerrado agujero con la esperanza de que se aflojase, lo fui pajeando a toda velocidad hasta que a los pocos instantes me dijo que parase porque le iba a sacar la poca leche que le quedaba en algún recóndito lugar de sus bolas.
Valentín revoleaba el culo casi al mismo compás con que mi lengua quería meterse en su interior pero como me dio esa advertencia cesé todo el agasajo que le estaba haciendo para descansar unos momentos y así evitar que eyaculase antes de que pudiese penetrarlo porque ese era mi objetivo después de haber probado con mi lengua ese lugar tan suave y estrecho.
Mientas descansábamos le pregunté si me dejaba tomarle unas fotografías como recuerdo de los lindos momentos vividos con él.
Al principio le molestó pero luego de un poco de conversación fue cediendo pero con la condición de que no le sacase la cara porque si alguien veía las fotos no quería que lo reconociesen.
En la primera fotografía se nota lo nervioso que estaba porque puso las manos a los lados sin siquiera tocarse la pija para que se pusiese un poco más dura porque con el temor a ser fotografiado se le había bajado un poco.
Por más que insistí no quiso pajearse para que se le pusiese totalmente dura como antes de que le propusiese tomarle fotografías, por eso luego de tomarle la primera fotografía se la chupé un poco y cuando hube logrado mi objetivo le tomé dos más que espero que sean del agrado de mis lectores.
Valentín cada vez se ponía más nervioso y para calmarle los nervios dejé la cámara sobre el escritorio y me puse a besarle las bolas metiendo nuevamente mi cabeza entre sus piernas para intentar hurgar más adentro de su hoyito en búsqueda de una dilatación que me permitiese penetrarlo para darle placer y que su ano me lo diese a mí a través de ese estrecho canal que seguramente me estrangularía la verga una vez que su esfínter me la aprisionara entre sus fauces.
Cuando estuvo más calmado y disfrutando de la gran lamida que le estaba haciendo me detuve y le pregunté:
-¿Querés que te la meta?
-Sííí!! Pero tengo miedo de que no entre la tenés muy grande, se ve que te excitaste mucho al chuparme el orto...
Quedé muy feliz porque había aceptado entregarme su virginal agujero por eso jugué un poco más con él y luego de lograr excitarlo los suficiente lo abandoné para ir en búsqueda de la crema de ordeñe que me había recomendando mi amigo Radamés pero antes de untarle el culo con ella vi la cámara sobre el escritorio y no pude aguantar la infernal tentación de tomarle una fotografía en cuatro patas esperando el momento de ser penetrado.
Valentín al ver el fogonazo del flash se indignó muchísimo diciéndome que me dejase de joder con las fotografías y que se la metiese de una vez porque no aguantaba más la eyaculación.
Lo verifiqué tanteando su pija y realmente ésta estaba al borde de explotar por lo hinchada que se había puesto toda coronada por una aureola violácea que denotaba que estaba siendo forzada a una retención de semen que era inusual en el propietario de esa verga tan deliciosa.
Me puse detrás de él y con un dedo untado con la crema de ordeñe comencé a introducírsela en su agujero el cual rápidamente respondió contrayéndose pero igualmente pude empujar hacia su interior algo de la crema y luego de cogerlo un buen rato con el dedo creyendo que su esfínter se había dilatado lo suficiente como para dejar libre el paso a mi verga empapada de precum comencé a pasarla por su raja y antes de tratar de metérsela me puse un condón, luego de tenerla encapuchada vertí sobre ella otra generosa porción de crema de ordeñe la cual cubrió totalmente a mi enfundada amiga.
-¿Ya estás listo para que te la meta?
-Y... creo que sí...
Apoyé el glande en su agujero pero su inconsciente o subscnciente en vez de aflojar su esfínter lo contrajo al máximo haciendo imposible que entrase ni el reservorio del condón donde pensaba depositar toda la leche que tenía guardada para esa ocasión.
Valentín se quejó muchísimo porque mi caliente verga quiso penetrarlo a la fuerza empujando vanamente sus paredes rectales y al querer forzar su entrada posterior lo único que logré fue que su pija se bajase por el dolor que recibía su orto.
Tuve que abandonar la faena muy contrariado porque imaginaba que ese orto me iba a dar mucho placer y en cambio conseguí hacerle doler a Valentín mientras que mi verga casi reventó por lo excitada que estaba.
Nunca me imaginé que iba a ser tan difícil desvirgar a Valentín, pero supongo que fue su temor que no lo dejó relajar su esfínter para permitir la entrada a mi herramienta de dolor y de placer.
Yo no aguantaba más por eso le pedí que me la chupase hasta extraerme los jugos seminales y él muy sumiso a pesar de que se quejaba del dolor en el culo no penetrado igualmente accedió, haciéndome una mamada de pocos segundos en los cuales mi leche le inundó la boca dejándolo más calmado al recibir ese borbollón pastoso dentro de su cavidad bucal.
Al estar mamándomela comenzó a pajearse porque la verga se le puso dura nuevamente y en cuanto me descargué en su boca le hice una chupada muy rápida pero profunda extrayéndole hasta la última gota de su néctar el cual fue escupido sobre la moquete de mí hermano.
Descansamos un poco pero a los pocos minutos mi verga se me puso otra vez en posición de ataque por lo que comencé a pasársela por la raja la cual estaba totalmente grasosa por la crema de ordeñe derretida, haciendo que mi pija se deslizase muy suavemente golpeándole las bolas con esta pasadas con las que Valentín gozaba emitiendo gemidos muy bajitos de placer cada vez que mi glande tocaba su agujero.
Cuando estuve por eyacular me pidió que vertiese todo sobre su agujero porque quería sentir el calor de mi leche deslizándose hacia su interior, pero como estaba muy contraído solamente logré mojarle la parte exterior de su ano.
Luego de vaciar mis pelotas por segunda vez, con la otra mano esparcí mi leche sobre todo el interior de su mulsos y parte de sus bolas, para terminar chupándosela otra vez no deteniéndome hasta extraer las últimas gotas de leche que había en su interior, la cual no fue abundante porque la noche anterior se había vaciado cogiendo a su novia.
Luego de asearnos Valentín bastante agotado terminó de limpiar la oficina de mi hermano Leo y nos despedimos hasta la semana siguiente.
Las siguiente semanas solamente nos hicimos pajas mutuas porque no quiso intentar nuevamente una penetración aunque quiso metérmela a mí, simplemente le dije que luego que lo desvirgase le daría mi orto para que gozase con él.
Casi siempre que tuvimos esas secciones él acababa dos veces una en mi boca y otra sobre mi vientre sentado sobre mi verga flácida porque luego de descargarme sobre su orto él se sentaba allí para pajearse sintiendo el calor de mi pija en su agujero.
Un día que vino Salvador con sus sifones de soda se quejó de que cada vez tenía menos tiempo de pasar un buen rato conmigo porque su mujer lo tenía acaparado y deshecho porque le extraía hasta la última gota de leche y no podía guardarme nada para mí.
Yo estaba también agotado pero no le dije el motivo, guardándome el secreto de Valentín para mí porque por ahora no quería compartirlo con él... por lo menos hasta haber inaugurado su canal.
Después de esa fallida intentona de penetrarlo, a Valentín solamente lo vi unas tres veces más en las cuales hicimos lo que ya relaté, pero para mi desgracia consiguió una media beca en una de las escuelas que habíamos visto en Internet y por ese motivo le pidió a mi hermano Leo que si podía cambiarle el horario para la mañana porque en esa academia le habían asignado ese horario y no quería perder la beca.
Podíamos vernos fuera del horario de estudio o de su trabajo pero como no me demostró interés en visitarme lo dejé tranquilo, aunque a veces extraño los torrentes inagotables de su líquido blanquecino y salado que vertía sobre mi boca o sobre mi vientre en esas interminables secciones de pajas o chupada mutuas.
Realmente estoy muy apenado porque deseaba profundizar en la exploración de su orto ya que el exterior me había dado tanto placer imaginaba que el interior sería mejor.
Aunque debo reconocer que después de cada encuentro con él a mí me quedaban doliendo las bolas, porque me hacía eyacular dos veces seguidas y muy rápido me hacía vaciarlas pero igualmente lo disfruté.
OMAR
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