Val: el cambio de perspectiva hacia mi hermana

Val y Laura son dos mellizos que tienen una confianza enorme. Un día, Val comienza a ver a su hermana de otra forma y descubre una conversación entre su hermana y la mejor amiga de esta que termina con un regalo...

Es por todos sabido que la adolescencia es una época en la que las hormonas están bastantes revueltas, y eso no es una excepción en mi. Era una época en la que mi cuerpo necesitaba “desahogarse”.

-Eh, tú, despierta -dijo mi hermana mientras encendía la luz-, vas a llegar tarde y no pienso cubrirte las espaldas esta vez.

-Voy -dije mientras me estiraba. Suerte que mi hermana ya había salido de la habitación porque esa mañana me desperté “contento”. Bueno, yo no, más bien otra cosa.

Mi hermana Laura y yo teníamos la misma edad, somos mellizos, e íbamos a la misma clase, por eso lo de “no pienso cubrirte las espaldas esta vez”. Nos diferenciamos mucho, ella atenta y responsable, yo, vago y pasota.

-Sabes que no tardo nada en prepararme, Laura- dije con los ojos aún pegados-, sólo necesito entrar al baño y termino pronto.

Laura estaba en el baño e iba a ducharse justo cuando yo entré. Lo que estaba claro es, que del susto me pegué al entrar y verla allí, me desperté definitivamente.

-¡Valentín, joder! -gritó Laura- Llama antes de entrar.

-Perdona, no he escuchado nada en el baño y pensaba que no había nadie - dije avergonzado mientras cerraba la puerta-. ¡Y llámame Val! Sabes que no me gusta el otro nombre.

-Vale pero date prisa que no llegas, Val.

Es cierto que me había fijado alguna vez en Laura, pero nunca la había visto de esa manera. Cuando entré en el baño, lo único que Laura llevaba puesto eran unas bragas blancas. Sus pechos no eran grandes, aunque tampoco muy pequeños. Era lo que yo consideraba perfectos, y su culo estaba bien puesto. La verdad es que nunca había encontrado una chica en el instituto que me llamara la atención con ese físico que tenía mi hermana.

Pasé el camino de ida y media mañana atontado imaginando la visión que había tenido esa mañana. Tanto era mi grado de concentración que Javi, me tuvo que pegar un puñetazo fuerte en el hombro.

-Ey, Carapan, ¿qué te pasa que estás tan atontado?

-No sé Javi, quizás es porque he dormido poco y me está pasando factura.

Javi se sentó en frente de mi y empezó a susurrar.

-Oye, Val, ¿qué tal te va con Sara?

-Ahí voy. Aún en proceso de conocernos. Pero no sé, no me termina de gustar.

-Joder Carapan. Está buenísima, al menos fóllatela y ya después la dejas. Algo bueno te llevas que seguro que llevas tiempo sin pinchar.

-Hala, Javi tío, tampoco te pases. No voy a hacerle eso a ninguna chica.

En ese momento llegó la profesora y comenzó la clase.

El resto del día tampoco cambió lo que tenía en mi cabeza. Notaba a Laura un poco rara, no sé si era mi imaginación por lo que pasó por la mañana o qué era.

Estábamos terminando de fregar los platos del mediodía, aún faltaba bastante para que nuestra madre llegase del trabajo, así que nos relajamos un rato y charlamos.

-Sara me ha preguntado por ti esta mañana en clase - dijo mi hermana mientras terminaba de colocar el último plato.

-Wow, ¿y qué quería, hermanita?

-Pues resulta que está algo preocupada porque te ve algo distanciado de ella y tardas en contestarle los mensajes de WhatsApp, cuando antes no le hacías eso.

-Ah, sí. Bueno, ya sabes que no soy de estar mucho conectado a esa aplicación, ¿pero es por eso por lo que está preocupada? Si hemos hablado un poco en clase.

-Ya, pero ha estado escuchando a tu amiguito Javi hablar sobre ella y decir que sólo te la querías follar, que por eso ya no le hablabas, porque no era de esas chicas “fáciles” que comentáis.

-Javi y su manía de ir diciendo cosas que nadie ha dicho de verdad -dije mientras me senté cabreado-. Mañana cuando lo vea se lo voy a dejar claro.

Laura se dio la vuelta, se apoyó en la mesa y me miró. La verdad es que aquella pose me dejó boquiabierto. Llevaba una camiseta ancha a modo de pijama, por lo que se le veía bastante el canalillo. Aquella imagen hizo que mi pene se despertase.

-Javi, ¿cuánto tiempo hace que no mojas?

-Eh, ¿a qué viene eso? -tuve que poner cara seria porque se me notaba que estaba casi babeando.

-No sé, somos hermanos y tenemos confianza, ¿no? Era por curiosidad.

-Ya, Laura, pero me has dejado pillado con esa pregunta.

-Bueno, tampoco necesitas irte muy lejos si quieres follar… -dijo mientras salía de la cocina, con una media sonrisa.

Acto seguido, me fui a mi cuarto pensando en la conversación y en lo caliente que estaba. No se me quitaba de la cabeza lo ocurrido. Cerré la puerta, cogí el portátil y me dispuse a bajarme el calentón. Iba a poner la categoría de “Maduras”, mi favorita, pero me encontré con un vídeo de dos hermanos follando, eso me calentó aún más.

<> pensé, pero no se iba su imagen de mi mente.

Me levanté de la cama y fui a la puerta de la habitación de Laura, que estaba junto a la mía. Escuché que hablaba con Paula, su mejor amiga, que había venido y no me había enterado.

-… joder es que me puso caliente… pero es que es mi hermano -dijo Laura.

-A ver, tía, es que si yo tuviese un hermano como el tuyo… no lo dejaba respirar. Es más, ahora mismo te echaría de casa e iría a su cuarto para follármelo -rió Paula.

-Como sigas pensando eso, se te va a mojar aún más el pantalón.

El corazón me dio un salto.

-Tía, pues que quieres que te diga, porque estás tú aquí y eres mi mejor amiga pero iba ahora mismo y le terminaba la paja que se tiene que estar haciendo el chaval.

-Eres mi mejor amiga pero no te tengo que dar permiso para meterle mano a quien te de la gana.

-¿Lo dices de verdad? Pues voy ahora mismo a su habitación a alegrarle la tarde -dijo mientras se levantaba de la cama de un salto.

Me fui corriendo a mi habitación y me metí en la cama. Sólo con pensar en Paula me ponía a mil. Con el cuerpazo que tenía y el morbo de que era la mejor amiga de mi hermana, no se me bajaba mi bulto.

Escuché la puerta del cuarto de mi hermana y unos pasos venir hacia mi habitación. Tocaron a la puerta y se abrió la puerta.

-Toc, toc, ¿se puede? -susurró Paula asomando la cabeza.

-¿Eh? Ah, hola Paula, ¿necesitas algo?

-Venía a saludar al hermano de mi mejor amiga, ¿puedo sentarme en la cama contigo?

-Sí, claro, adelante.

Paula se acurrucó bastante a mi lado e hizo que me entrasen unos sudores y el corazón casi se me sale del pecho.

-¿Qué estás haciendo, Val?

-Pues nada, aquí, dando una vuelta por Twitter e Instagram.

-Ya, claro, y por páginas porno también, ¿no?

Miré hacia la pantalla del ordenador. Mierda, me había dejado la pestaña del porno abierta.

-Eh… no… esto… será un virus -dije muy nervioso.

<> pensé

-A mi no me engañas, Val, ¿qué tal si te ayudo a bajar esto?

Metió la mano por debajo de la sábana y empezó a manosearme la polla, que estaba a punto de reventar. Después se metió debajo de las sábanas y me bajó los pantalones. Empezó un sube-baja que me estaba llevando al cielo.

-Dios, Paula, me está encantando -dije con los ojos casi en blanco.

-Pues aún falta, no te corras aún, mi niño.

Noté humedad en mi polla, y acto seguido algo haciendo círculos alrededor del glande. Me estremecí, me la estaba chupando. Era increíble, no sé cuántas pollas había chupado pero parecía que había practicado bastante. Con la mano libre, empezó a masajearme los testículos.

Escuché pequeños gemidos que me parecieron raros, ya que Paula tenía la boca ocupada pero no les di importancia, estaba disfrutando.

-Paula, como no te apartes, me corro en tu boca.

La muy cabrona aumentó el ritmo de la mamada y entonces llegó. Una gran explosión salió de mi pene y se estrelló contra el paladar de la persona que estaba bajo mis sábanas.

Paula asomó la cabeza y vi como tragaba mi semen.

-Te ha gustado, ¿eh?

-No me ha gustado, me ha encantado. Pero ahora me toca a mi agradecerte este regalo, ¿no?

-Creo que me lo voy a guardar para otro momento, así te tengo para cuando yo quiera -dijo, guiñándome un ojo.

Giré la cabeza y miré hacia la puerta. Vi a mi hermana. Nos quedamos mirando y vi cómo se sacaba la mano de los pantalones y se fue corriendo. Había estado allí todo el rato y estaba masturbándose.

Paula se levantó de la cama, se arregló el pelo y salió de la habitación lanzándome un beso.

Yo me quedé helado. Mi hermana había estado observando cómo su mejor amiga me la estaba chupando. Aún no recuerdo si aquello me dio más morbo o si por el contrario, la había cagado.

Continuará…