Vacunada por mi Suegro

Llevaba unos días reponiéndome de mi última aventura con aquellos abuelos marchosos, cuando llego mi marido del trabajo diciendo que mi Suegro se había fracturado la clavícula en un partido de Tenis y esta ingresado en el Hospital Provincial donde residía, por lo tuve que salir rápidamente para ayudarle ya que mi esposo por motivos de trabajo no podría ir hasta el fin de semana próximo.

Llevaba unos días reponiéndome de mi última aventura con aquellos abuelos marchosos, cuando llego mi marido del trabajo diciendo que mi Suegro se había fracturado la clavícula en un partido de Tenis y esta ingresado en el Hospital Provincial donde residía, por lo tuve que salir rápidamente para  ayudarle ya que mi esposo por motivos de trabajo no podría ir hasta el fin de semana próximo.

Después de varios horas conduciendo, llegue al centro donde estaba ingresado y tras saludarlo, me conto  que ya le habían operado, que todo iba bien pero tenia que estar en el hospital varios días al tener inmovilizado parte del cuerpo por el vendaje de y los puntos.

Lo cierto es que su aspecto era bueno y más tras verme, pues se alegró que fuese yo la que había ido a ayudarle  y no su hijo, ya que en su habitual picaresca, me dijo que añoraba ya algún meneo conmigo.

Yo me ruborice un poco pues en la misma habitación había otro ingresado en la cama de al lado, aunque mi suegro rápidamente quito importancia, pues decía que había confianza, que  en el día y la noche que llevaban juntos ya habían hecho amistad y como siempre sucede los hombres  acaban hablando de sexo y contándose todo, por lo que no se preocupara que era un amigo.

Me lo presento dijo que se llamaba Roberto, y lo salude con un beso en la mejilla, era un hombre de unos 50 años, aunque el pelo canoso le hacia algo mayor, pero con un cuerpo delgado y fibroso, y  lo cierto es que era atractivo, me dijo que estaba allí unos días en observación pues se había golpeado la cabeza en un accidente laboral y tenia perdidas de conocimiento por lo que estaban haciéndole pruebas.

En ese momento llego  una chica brasileña  casi 30 años menor que el, acompañada  de un niño pequeño, que en principio confundí fuesen hijos los dos, pero tras un leve explicación me dijo que era su mujer e hijo, que la había conocido en un viaje de empresa y se habían casado hacia un par de años.

Mi suegro con su habitual ironía, dijo, yo también lo hubiese hecho si la llego a conocer antes, riéndonos  todos en la habitación por el jocoso comentario, pues parecía que la amistar entre ellos era de más tiempo, y como ella comento, la noche anterior se había quedado y le había echado una mano ayudándole a los dos.

Mi suegro riéndose le dijo, bueno le ayudo mas a él, que lo ducho y todo y a mi me lavo un enfermero feo y gordo, volviendo todos a reír.

Cuando llego la tarde ella se marcho por tener que atender al pequeño, por lo que me ofrecí yo a quedarme toda la noche con ellos, diciéndole que no regresara hasta el día siguiente que si era necesario por alguna  urgencia ya la llamaríamos.

Mi suegro durante todo el tiempo que estábamos solos no paro de lanzarme dardos envenenados ,intuyendo yo que ya le había contado algo a su compañero de habitación sobre nuestro estado, pues constantemente me decía que necesitaba un masaje de los míos, que su hermano pequeño “miembro” necesitaba atención, y lo cierto es que yo también estaba deseosa, pues  igualmente  añoraba  a aquel viejo dinosaurio en la cama, pues su arte y sobre todo aquella estaca, me tenia loquita.

Me pidió que le acompañara al baño pues con el vendaje compresivo sobre el pecho y uno de su brazo que llevaba en cabestrillo, le impedían orinar, por lo que le ayude a bajarse de la cama, con aquella bata de hospital  con la abertura de  espalda  y culo al aire, que por cierto al, girarse para bajarse dejo asomar todo su arsenal, estremeciéndome yo toda ante aquella morcilla gigante que colgaba y que tanto anhelaba, riendo ahora el compañero de cuarto, que con algo de envidia, dijo, ahora eres tu el afortunado, anda que ahora tu nuera te va a ver tu pitorro y te lo va a tocar.

Mi suegro entre risas le contesto, que ella ya lo conocía que no se asustaría, es mas me miro y me dijo, si ella también desea tocarlo ya, haciéndome ruborizar otra vez delante de él,  volviendo a decir, --seguro que esta mojadita ya de pensarlo, dándole yo un azote en el trasero en plan cariñoso para que se callara.

Le lleve al baño y como era natural le cogí con mi mano su enorme cola para que orinara, poniendo el una cara irónica ante aquella situación, le apunte con ella al wáter y cuando acabo la sacudí y la limpie, notando que había crecido un poco, por lo que él me dijo, --venga antes de salir dame una mimadita de esas que tu haces, que lo necesito--. Yo intente negarme pero el insistía, y decía, no te preocupes por el, que anoche su mujer cuando lo ducho, los oí  jugar aquí en el baño, pensando que yo estaba durmiendo y luego me conto el que le hizo una mamada de lujo.

Le dije que solo un poco y agachándome me meti su enorme cabezón en mi boca, no sin algo de dificultad comenzando a chuparle a la vez que masajeaba sus enormes y afeitadas bola, notando que no se le ponía dura como otras veces, quizás por la medicación o por la operación, aunque disfrutaba con la sabia comida, pues gemía con cada succión que le daba.

Lo deje y le dije, venga vamos a la cama, ya en otro momento seguimos, entrando al  cuarto otra vez, provocando una mirada y un comentario por parte de Roberto, que nos dijo, ¡tardaron mucho en salir!, ¿no se yo si allí dentro paso algo?... comentando mi suegro, que bueno, un poco de repasillo si me dio, riéndose los dos.

Seguidamente me  dijo, Tere, dame un momento ese maletín, y déjame una de las pastillas que hay en  ese bolsillo de dentro, tomando yo la caja, cuando vi que era Viagra, por lo que le dije, ¿que para que la quería?, que allí  no le hacia falta, y mas con la medicación, pero el insistió y dijo, no vistes que me hace falta, venga que la noche es larga y necesitamos unas  caricias  los dos.

Roberto se reía viéndonos discutir, pero al final accedí y se la tomo,  aprovechando yo un momento para ir a cenar y tomar un café.

A mi regreso ya le habían dado la cena a los dos, sentándome un momento en la cama junto a mi suegro para charlar un poco, el me tomo la mano y llevándola a su paquete  me dijo, mira ya me hizo efecto la pastillita, así que ya sabes lo que toca.

Mire a Roberto que reía, y dije por favor suegro no sea un salido, que estamos en el Hospital y soy su nuera, él me dijo, y que... si no nos vamos a asustar ni Roberto se va a escandalizar, además seguro no llevas bragas y estas mojadita, lanzando acto seguido la mano que tenia medio libre, y que apenas podía mover por el fuerte vendaje.

Me levanto la falda un poco antes que pudiera evitarlo y soltando un comentario dijo, ves como yo decía, no lleva nada, mira Roberto que culo mas sexi tiene, levantando un poco el vuelo y mostrándole mi trasero al compañero sin que a mi me diera tiempo de evitarlo.

Roberto alabo mi trasero a la vez que yo le pegaba una bronca cariñosa  a mi suegro por el atrevimiento, él  mientras, le  pidió a su compañero que cerrara la puerta bien para que no pasara nadie.

Yo lo mire y le dije, para que, no sea atrevido que puede pasar alguien, y además no estamos solos.

Si bien no afortunadamente no me hizo caso , con su habitual firmeza y seguridad, saco el misil balístico que tenia debajo de aquella minúscula bata y balanceándolo con toda la rigidez que ahora mostraba, me dijo, ven aquí nuera que estas deseando mas que yo, anda y muestra a Roberto que bien comes y saca los calostros que tengo aquí dentro..

Yo me quede cortada y le dije, tape eso y no sea obsceno, pero sorprendentemente Roberto nos dijo, por mi no se corten y además alégrenme la vista un poco, que ya que estamos aquí encerrado por lo menos lo pasemos bien

Volví a mirar a mi suegro, bueno mejor rectifico, mire al enorme rabo que apuntaba desafiante al techo y sin ningún miramiento ni escrúpulos  me agache a comerlo con mi habitual estilo de devoradora de falos gigantes, comenzando con su brillante cabeza, a la cual lamí con delicadeza mientras mi mano bajaba y subía por aquel mástil, mientras la otra sobaba la enorme bolsa que contenía aquel par de enormes bolas.

Alargo el la mano y volvió a subirme la falta a la vez que tocaba ya mi mojado sexo con ella, introduciéndome los dedos y dándome un placer sublime, pues sabia acariciar aquel viejo, mi conejo, como nadie.

Cuando llevaba ya unos minutos, mi suegro me toco en la cabeza y me dijo, -mira a Roberto-, y yo girando el cuello, vi como él   pajeaba su  rabo, notando  que era mas delgado que el de mi suegro, pero si  largo y venoso, con una cabeza recubierta por una final  piel, que lo hacia atractivo al bajar y subir esta con los masajes de la mano.

Me miro lujuriosamente como pidiendo que le ayudara, cuando mi suegro dijo, levántate y ven aquí, que mi nuera le gustan las fiestas con varios.

Volvió a tomarme la cabeza para  que continuara comiéndole su enorme pollon, cuando note como por atrás ya Roberto me acariciaba el trasero, restregando ya su cola con mis glúteos, a la vez que sus manos se deslizaron entre mi blusa para sobar mis pechos y pezones, a los que alabo por la dureza de los mismos.

Si llega a entrar alguna enfermera, hubiera visto un show mas propio de una peli porno, pero lo cierto es que estaba en mi salsa y no les digo lo mojada que andaba ya, pues solo acerco aquel nuevo inquilino su rabo a mi abertura, cuando este entro sin apenas traba alguna hasta el fondo, haciéndome dar un respingo de placer enorme por la dureza que mostraba aquello.

Me tomo con sus manos por la cadera, agachada como estaba hacia delante y mamando el rabo de mi querido suegro, mientras el  me penetraba con aquel falo golpeando con lentos movimientos de mete y saca que me hacían gemir como una posesa, y tras unos minutos en esa postura, me llego un orgasmo descomunal, que los hizo encender mas si cabe, pues acelero el ritmo y ahora sentía sus huevos con aquel matorral de pelo negro que los recubría, rozar y golpear en mi vulva con cada penetración que me hacia, mientras intentaba devorar el mástil brillante y gordo que tenia en la boca.

Acerco sus labios a mi oído derecho y me dijo, si podía cambiar de agujero, yo asentí gustosa pues quería ver como se le daba por el otro lado con aquello tan duro,.

La saco y poniendo la cabeza en la puerta, empujo con cuidado hasta que estuvo dentro, retomado el ritmo que antes tenía, a la vez mi suegro alargo la mano como pudo, para ahora meter sus dedos en mi mojado y dilatado conejo que había dejado libre aquel  otro misil.

Yo andaba ahora loca de placer y casi apunto de mi segundo orgasmo, cuando Roberto acelero ahora como un loco con unas embestidas endiabladas, avisando que me iba a llenar toda mi retaguardia con  su pastosa crema.

Los gemidos y el ritmo fueron el preludio de una corrida descomunal en mi trasero, pues lo  sentí regado como hacia tiempo no lo llenaban, mientas mi suegro con sus dedos pellizcaba mi botoncito haciendo llegar ahora si mi segundo orgasmo.

Fue bajando el ritmo a la vez que aflojaba la dureza de aquel rabo dentro de mí ,soltando  las ultimas gotas, y tras retirarlo con cuidado, mi suegro le dijo, tómala de la cintura y sábemela aquí  que la voy a ensartar un rato.

Ayudada por las fuertes manos de Roberto me subí con las piernas abiertas sobre la cama para sentarme despacio sobre aquel cañón lubrificado por mi saliva y los preliminares jugos que ya había soltado por su agujero, no sin dejar caer antes de ser ensartada, parte de la nata que me habían puesto por atrás, y que sirvió también de ayuda para introducir semejante tranca en mi deseosos y hambriento gazapo.

Cerré los ojos y dejándome caer hacia atrás un poco y apoyada por mis manos, comencé a mover mi cadera empalada en el rabo de mi suegro, mientras Roberto ahora me besaba y sobaba mis pezones con ansia y anhelo.

La postura era de lo más inverosímil, pues tenia que tener cuidado con los movimientos de no hacer daño a aquel enfermo todo vendado de cintura hacia arriba, pero que no sentía dolor alguno, viendo como gemía y balbuceaba palabras mientras mis sabios movimientos de cadera estrujaban aquel arma  de gran calibre dentro de mi.

Aviso mi suegro que iba a explotar  cuando al unísono  le acompañe, regalándole mis jugos para enjuagar y aclarar un poco la pastosidad de los suyos, que andaban acumulados ya varios días en aquellos enormes depósitos, que ahora vomitaban aliviados todo lo que tenían dentro.

Fue un momento cumbre de la noche y si no es por que me sujeta Roberto me hubiera caído para un lado rendida de placer como estaba.

Me tomo con sus fuertes brazos para desencajarme de aquel  duro y gran anclaje, para bajarme al suelo, cuando ahora lo contemple desnudo por completo, pues se había quitado la bata,  que yo con el fragor del momento no había visto, observando su cuerpo delgado pero bien proporcionado, con una abundancia de pelo negro por todo que contrastaba con las canas de su cabeza.

Me sujeto abrazada un momento pues aun casi no me tenía en pie, y me sentí reconfortada en sus brazos musculosos y peludos, a la vez deje caer mi cabeza contra su pectoral poblado, para recobrar un poco el aliento.

Mientras mi suegro se reponía de su corrida, retomando poco a poco su ritmo de respiración.

Me llevo al baño a lavarme mientras él también se aseo su rabo que ahora colgaba semi  dormido pero aun con una longitud envidiable.

Me dio las gracias por tan esplendido momento, comentando que por favor no se enterara su mujer de lo sucedido, pues era una chica súper celosa y no entendería lo que allí había sucedido.

Por supuesto yo se lo garantice, y cuando salimos del baño,  ya mi suegro se estaba levantando para que yo le lavara su enorme miembro que ahora colgaba cabizbajo con el peso de su enorme cabeza entre sus piernas.

Volví a entrar con el al aseo, si bien antes me vestí, para evitar si entraba alguna enfermera nos viera a todos así, y tomando la manguera se la ase y le quite los restos que aun brotaban de su interior.

Se pusieron las batas y tras unos minutos de silencio merecido, volvimos a retornar a una placida conversación, pero yo  con las pilas bien cargadas por aquellos dos oportunos y fogosos amantes.

Tras un buen rato, decidimos dormir un poco, yo sobre una butaca que había allí en la habitación, si bien no era como una cama, si que dormí unas horas plácidamente, hasta que una enfermera entro sobre las cuatro para volverá darles a los dos partes de la medicación que les restaba.

Nos despertamos los tres, y tras salir la enfermera, Roberto me miro y me dijo con tono casi de suplica, si podía hacerle lo que le había hecho a mi suegro antes con la boca, pues se le había puesto duro otra vez el pito y deseaba mi experta atención con mi boca sobre el.

Me quede un poco cortada, pero mi suegro me animo y dijo, venga nuera, y después pasar por aquí que seguro yo viendo me animo también.

Iba a negarme pero lo cierto es que estaba deseosa de catar aquel rabo y mas sentir sus jugos en mi boca, por lo que me acerque entre risas y levantando la bata para ver como andaba aquello, vi que estaba inmenso de duro y grande, agarrándolo con una mano mientras con la otra comencé a descapullar la brillante y bien cubierta cabeza, que con sumo tacto comencé a devorar.

NI que decir  tiene y les voy a contar, que el  retozaba sobre la cama como un jabato en celo que acaba de descubrir el sexo, mantras yo mano en rabo y boca en cabeza no dejaba de comer aquel largo mástil, como digo no con el grosor del de mi suegro pero si bien proporcionado.

Tras un grato rato, comenzó a tensar su cuerpo y por aquella brillante y suave cabeza comenzó a salir otra vez su jugosa crema que ahora si trague en su totalidad, disfrutando con las numeras ráfagas que soltó y que yo gratamente hice mías.

Cuando finalice me gire y vi que el semental de mi suegro andaba meneándose también su duro miembro, reclamando también rápidamente mi atención, que por supuesto le di también con mi cariño y gusto que merecía, si bien este si tardo algo mas en correrse, al final también tuvo su momento cumbre, dejándome bien servida y alimentada para el resto de la noche.

Tras aquel momento, se me durmieron los dos como dos lirones, roncando al unísono con una fuerza que parecía aquella la fiesta de dos tenores, si bien tengo que decirles que yo también acabe rendida y pude descansar hasta que el turno de la mañana y el relevo de enfermeras, nos volvió a despertar.

El día transcurrió tranquilo, y a Roberto por la tarde le dieron el alta, marchándose con su mujer y su pequeño, anqué supongo que él se hubiera quedado una noche mas.

Esa noche no volvieron a meter nadie en la habitación y yo pude dormir en esa cama y descansar algo más, pero claro primero tuve que atender a mi querido suegro de la inflamación testicular y fálica que tenia… pero eso lo contare en otra ocasión….