Vacuna de la gripe

Madura apetitosa y marido cornudo pero contento

Soy personal en riesgo por razones profesionales por lo debia ponerme la vacuna contra la gripe. Me he presentado en el hospital a la hora de la cita, allí había bastante personas esperando pacientemente su turno. Delante tengo una pareja para vacunarse también. Él se ve bastante mayor y movilidad reducida, debe andar por los sesenta años.

La mujer debe tener algunos menos, se la ve muy bien conservada y animosa. Tanto es así que me llama la atención el buen tipo que tiene. Por la forma en que se desenvuelve debe hacer ejercicio de forma regular, esto la debe mantener en buena forma y luciendo una silueta muy agradable a la vista.

Tiene una melena rubia bien recortada estilo cleopatra. Viendola de espaldas nadie diria que tiene mas de treinta y tantos. Tiene un culete bien dibujado y como viste un pantalon ajustado puedo apreciar que todavia lo mantiene firme. Vistos por separado sería dificil decir de ellos que son pareja. Ella tiene un estado estupendo, agraciada y vestida muy actual, mientras que él parece un vejete anticuado.

A pesar que es una mujer mucho mayor que yo, me dan ganas de darle un restregron sobre los cachetes para comprobar si lo que se ve es cierto o es un espejismo. Tras darle unos disimulados toques puedo certificar que el culo es natural, no es el resultado de ninguna faja ni nungún truco.

Vuelvo a decir que vista de espaldas pocos sospecharian que este cuerpo corresponde a una mujer que ronda los sesenta y que ademas es pareja de este hombre tan poco favorecido. Como soy un poco pervertido, me pongo cerca de ellos y aprovecho para darle unos cuantos roces cada que puedo. Ella está distraida medio discutiendo con él que no se percata de mi osadia.

A ellos dos los atiende la misma enfermera y a mi me llaman a otro puesto. Al salir del hospital volvemos a coincidir en la salida. El marido se mueve con mucha lentitud y ella lo conmina para que vaya mas deprisa. Al llegar a la calle vemos que está lloviendo y esto va a ser un grave incoveniente para la pareja dado el ritmo al que se mueven.

Mientras discuten entre si que hacer, los interrumpo ofreciendoles una solución.

- “Voy a coger el coche que tengo aquí cerca aparcado. Si queréis os llevo a casa… los taxis tardan mucho en llegar a aquí”, les digo viendo la dificultad con que se mueve el hombre.

“No, no… no te preocupes…ya estamos acostumbrados… le cuesta, pero al final llegamos”, responde ella muy amablemente.

-“Si el chico quiere... deja que nos lleve… yo estoy hecho polvo, y está lloviendo”, dice él con tono entre resignado y enfadado, pues es él quien tiene que andar sufriendo sus achaques.

- "A mi no me cuesta nada… si se esperan aquí un instante, los recojo y les llevo donde quieran… es un momento y se evitan el mal rato”

Después de discutirlo un poco entre ellos, al final ella cede y esperan en la acera a que los recoja con el coche para llevarlos a su domicilio.

Un poco atropelladamente el hombre se mete en el coche ocupando el asiento posterior. Por un instante he creído que la mujer se sentaría a su lado, pero opta por sentarse en el asiento del copiloto.

  • "Desde aquí te indico el camino”, dice al acomodarse en el asiento.

Desde el asiento posterior se escucha al hombre refunfuñar y sus recomendaciones sobre la ruta a seguir.

- “no le hagas caso… es un viejo cascarrabias y siempre tiene que decir la última palabra…me tiene más que harta”, me confiesa en voz baja para que el no nos oiga.

Yo le sonrío y me hago cargo de la situación.

- “Que tiempos aquellos de la juventud… como los echo de menos”, me comenta resignada.”Cómo me gustaria tener tu edad... para hacer lo que yo quisiera...y disfrutar de la vida con libertad y salud... y no con éste que tenemos detras”

- “ no te puedes quejar.. se te ve muy bien y con buena salud” le contesto sin esperar la repuesta que me da a continuación

- “me cuido bastante, quiero sobrevivir a este vejete que tengo por marido y disfrutar de lo que me queda de vida. Todavia tengo un cuerpo que responde... tu ya lo has podido comprobar. No creas que no me daba cuenta cuando me tocabas el culo cuando estabamos en la fila”

Glup!!! oppsss... tierra tragame, me ha dejado descolocado. No me esperaba una respuesta asi y ademas tiene toda la razon.

- “no te preocupes chaval... no te lo digo para reñirte... a mi me ha gustado que lo hicieras tanto como a ti. Me he sentido sexy por unos minutos y a mi edad eso se agradece”

-  “ Puedes estar orgullosa, conservas un cuerpo estupendo. Muchas jovencitas lo querrian para si”, le digo sin tener que mentir ni una pizca.

Minutos mas tarde llegamos al domicilio que me han indicado, el marido se baja del coche apresurado para no mojarse. Ella se entretiene un poco mas para darme las gracias, inclina el cuerpo hacia mi...

- “ muchas gracias... te estoy muy agradecida por el gesto que has tenido y por darme unos minutos de ilusión”, me dice al tiempo que me da un beso en la mejilla, mientras apoya su mano sobre mi pierna.

Se lo piensa mejor y hace lo que realmente le pide el cuerpo, me da un beso en los labios y deja que su mano se apoye sobre mi paquete.

- “Uy!... perdona”... dice para a continuacion añadir: “que leches me ha encantado darte un beso y tocarle la polla... que envidia siento de tu pareja, joder””quién te pillara con veinte años menos”

A continuación sin dejar margen para mi respuesta, se baja del coche, aunque antes de cerrar la puerta se vuelve para decir:

- “Vivimos en el apartamento 3º – C de este edificio. Por si algún dia quieres venir a visitarnos”.

Pongo en marcha el vehiculo y empiezo a conducir. Minutos mas tarde reacciono y me doy cuenta que estoy dando vueltas a la manzana, sin alejarme del lugar ni un milimetro. Estaciono el vehiculo y vuelvo andando hasta el edificio.

Ding – dong, suena el timbre del apartamento 3º – C. No me he podido resistir a la invitación y alli estoy delante de la puerta esperando que ella me abra y que luego pase algo, que no se bien que puede ser.

Se abre la puerta y alli está ella, sonriente y complacida de que haya aceptado su invitación. Su cara es un poema y su mensaje postural me invita a entrar. Me coge de una mano y estira de mi para que entre y asi poder cerrar la puerta evitando que alguien nos pueda ver.

En la intimidad y oscuridad del recibidor de su casa, se abraza a mi y me da un largo y apasionado beso en la boca. Me ha encantado, no cabe duda que es una mujer fogosa y que sabe como tratar a un hombre joven como yo.

- “¿Quién era?, pregunta desde el salón desde donde se oye la TV y la teletienda.

- “El chico de la frutería ha traído el encargo”, le responde casi gritando para asegurarse que le oye.

- “No hagas caso… se pasa toda la mañana sentado en la butaca tragándose toda la programación de la TV. Es como si no estuviese en casa”, me dice con toda la tranquilidad del mundo al tiempo que me pone la mano sobre el paquete.

Me conduce hasta la cocina que está un par de metros mas alla y cerca del salon donde su marido mira la tele desde su butaca preferida.

Se desbotona la bata, apoya de espalda al mármol y me mira invitándome que a tome la iniciativa. Doy un paso adelante, cojo la bata por la pechera y separo las dos mitades para poder contemplar su cuerpo.

Quedo sorprendido al ver que luce una lencería bonita y sofisticada, con encajes y detalles de raso. Tiene un cuerpo menudo y bien proporcionado, no es una modelo, ni una jovencita, pero esta muy apetitosa. Debió ser una mujer muy atractiva y todavía se conserva bien hasta hoy.

- “Uhmmm, que buena estas”, le digo mientras hago que la bata caiga por detrás de sus hombros.

Mª Teresa aguarda callada e inmóvil. Creo que es su primera aventura, es posible que lo haya imaginado muchas veces antes, pero hoy es el día de la verdad. Seguro que se mezclan sentimientos encontrados, por una parte el sentimiento de liberación por hacer lo que su cuerpo le pide desde hace tiempo, y por otra parte hacer algo que su conciencia lo considera fuera de lugar, por sus circunstancias, por su edad, por hacerlo con un jovencito…

La encuentro decidida, dispuesta e impaciente. En el fondo está deseando darse el gustazo de entregarse a un joven vigoroso que le devuelva el gusto por la vida, el gusto por el sexo.

Me acerco un poco más, le doy un beso en los labios muy liviano, luego le doy otros jugueteando entre mis labios y los suyos, hasta que ella se arranca, me coge las mejillas entre sus manos y me da un beso con lengua muy apasionado.

Este es la señal que necesitaba para desatar mi pasión. La abrazo, la acaricio, la levanto en volandas, ella enrosca sus piernas a mis caderas y nos fundimos en un beso cálido y húmedo. Después de este primer fogoso encuentro la dejo apoyar en el suelo, meto los dedos entre las bragas y sus caderas para poder tirar hacia abajo y quitárselas.

Aparece ante mí un tupido triangulo de pelos negros, frondoso, Ufff vaya coño mas peludito tiene la señora. Me siento inclinado a acariciar su vientre, sus ingles, sus muslos y sobre todo suave y extenso felpudo.

Pongo la mano entre las piernas y busco acariciar con mi dedo medio su rajita. Para facilitarme el movimiento Mª Teresa apoya un pie en la banqueta que hay a sus costado. Ahora su coño queda totalmente a mi alcance y se lo puedo sobar a gusto. Toda la zona esta llena de pelos por lo que mi mano resbala con facilidad abarcando toda la entrepierna hasta salir por detrás para tocarle el culo.

Viendo como se mueve, como pone el cuerpo ante mis caricias, creo que lo que espera es que me arrodille delante de ella para comerle el coño igual que en alguna de sus fantasías. Yo tengo muchas ganas también y curiosidad por ver como se comporta el chocho de una mujer madura ante mis lametones.

Me entretengo en acariciar el pubis, los muslos, el vello antes de separar los labios mayores y así descubrir entre tanto pelo su sonrosada entrada al chocho. Es como una hermosa mariposa, en el medio unos finos labios de color marrón oscuro, alrededor unas amplias alas de color rosado, y por cabeza, una caperuza de piel oscura que cubre parcialmente una perlita de color más claro.

Uhmmm, que cosa tan rica y apetitosa. Estoy impaciente por comerme esta almeja tan rica.

Con los dedos de una mano, mantengo abierta la raja, mientras que con la otra le sujeto el cachete del culo para que no se mueva. Saco la lengua, la mantengo ancha, blanda, suave… y la restriego por encima de los labios menores de abajo hacia arriba repetidamente… dejando que mi saliva vaya mojándolos progresivamente.

Debe ser como Mª Teresa imaginó que le comerían el coño, pues no deja de suspirar y jadear. A mi me gusta pasarle la lengua y sentir como sus labios se arremolinan mientras muevo la boca hacia arriba.

Me gusta mucho pasarle la lengua una y otra vez a lo largo de la raja y terminar justo despues de pasar por encima de la capucha de su clitoris. No habia visto nunca uno tan prominente, tan destacado y tan sensible. Cada vez que le paso la lengua por encima consigo que se estremezca y resople llena de lujuria.

He puesto la boca haciendo una O con los labios, me he acercado a su clitoris, lo he llenado de saliva caliente de mi boca, luego lo he atrapado con los labios y he sorbido con cuidado. Su primera reaccion ha sido la de apartame la cabeza con sus manos, pero antes que de soltara mi presa, ha puesto ambas manos en mi nuca para apretame la cara contra su sexo.

Despues de darle varios chupetoncitos a la perlita he vuelto a pasar la lengua de abajo a rriba hasta que ha empezado a sacar su lechecita. La he recogido toda, la he mezclado con mi saliba y luego la he repartido con mi lengua por toda su raja.

No me imagino a su marido haciendole una comida de coño como yo le hago. Toda la vida esperando y llega un extraño para darte lo que siempre ha querido.

Me agarra del pelo y tira de mi para que me incopore delante de ella, me pone un dedo sobre los labios para indicarme que no diga nada mientras me deshace el pantalon y me saca la polla fuera. De un manotazo hace caer el pantalon y el slip hasta los tobillos. Se queja fijamente mirando a mi polla, está grande, dura y tiesa dirigida hacia ella.

La contempla con los ojos llenos de lujuria pensando que se la va a comer toda. Yo la provoco todavia más dandome unos suaves meneos que dejan ver mi capullo bien gordo y brillante.

Se relame y duda por donde empezar. Tanto tiempo esperando algo asi y ahora no sabe por dónde empezar.

Se lo voy a poner facil, la volteo para que se apoye en el marmol de la cocina y me de sus nalgas para mi. Temblorosa deja que le frote mi polla entre las piernas, por los gluteos y por la raja del culo. Mojo la punta con los fluidos que no dejan de manar de su chocho y la encaro con su raja.

Los siguientes minutos son de un mete y saca, que empieza lento y suave, pero que va ganando ritmo e intensidad con el tiempo. Mª Teresa se apoya en su antebrazo sobre el marmol y su otra mano la lleva a su entrepierna al encuentro de su clitoris. Yo bombeo fuerte, ella se toca, gime y se retuerce de gusto.

Gime tan fuerte que temo que su marido aparezca en cualquier momento alertado por sus quejidos y nos pille en mitad de la faena. Ella no se corta nada, sigue culeando, frotandose con muchas ganas su garbancito y pidiendome con insitencia que siga dandole bien fuerte.

Me parece increibe que un cuerpo tan menudo sea capaz de engullir con tanta facilidad toda mi polla, pero mis dudas no me impiden darle fuerte, con todas mis ganas, hasta que temblorosa, lleva la mano hacia atrás para tratar de contener mis embestidas.

Entiendo que es momento de detenerme y dejar que disfrute tranquila de su orgasmo. La saco, me la sacudo un poco y ya es suficiente para hacer que me corra echando toda mi leche acumulada sobre sus nalgas y sus piernas.

Se vuelve, me da u beso y me dice:

-

“ahora debes irte... no vaya a ser que mi marido me eche en falta y venga a ver que pasa”

Me visto, me despido y sigilosamente encaro el pasillo en direccion a la puerta de salida.

- “Chissst... chist.... chaval... chaval... avisame la proxima vez que traigas la fruta...he disfrutado como hacia tiempo que no lo hacia”, me dice una voz que sale tras una puerta entreabierta del pasillo que conduce a la puerta de salida de la casa.

Yo salgo agitando la cabeza sin terminar de creer lo que acabo de vivir. Me voy completamente satisfecho, despues de haber follado con una mujer que duplica mi edad, en una situacion llena de morbo y lujuria, y ademas con un mirón como invitado que me anima a volver otro dia a follarme de nuevo a su ardiente esposa. ¿Me estoy volviendo loco ?

Lo que no cabe duda es que voy a volver al apartamento 3º – C de este edificio.

Deverano.