Vacío: La gente ya no ama.

Merece la pena intentar las cosas siendo positiva pero si no te dan lo que necesitas, callartelo es estúpido e insistir sin saber que no puedes superarlo si te enfrentas, también. El dón de la paciencia es algo de lo que desearía no carecer

Vacío: La gente ya no ama.

Somos semillas vacías, plantadas para sobrevivir solas.

Cada una crece y crece sin necesidad de nadie, sin crecer para estar con los demás.

Solos y rodeados de miles de arboles vacíos, repletos de ambiciones y conocimientos.

Solo algunos se derraman sobre los demás, descontrolándose su peso y su sabia.

No hay equilibrio, no hay amor, solo gente junto a gente, como madera rota.

El equilibrio, la naturaleza de crecer junto a otra persona, aprender y compartir.

¿Qué ha pasado? ¿Dónde se fue el amor y la pasión?

Solo quedan cascarones llenos de sexo y de golpes duros de lija.

Palabras vacías, sentidos sin mente, solo expresiones vacías que engañan sin saber que buscan, sin saber que quieren, puro egoísmo entre todos, experiencias vacías, sin nombres, sin nada, todo genérico, sin existir de verdad, solo algo universal y repetitivo.

Lo especial deja de existir.

Solo queda la muerte. Y una semilla, rota, verde, diferente que se retuerce tratando de salir y quizá sobrevivir.... encontrando otra semilla como ella.

Es pisoteada, rajada, engañada o simplemente aturdida por otras semillas más grandes, más pequeñas, más vacías que ambicionan su riqueza, semillas que parecen llenas de orgullo y sabiduría, de conocimientos pero sin sentir, sin empatizar, solo vivir.

A veces la semilla desearía dejar de existir, sin luchar, sin tener que aprender a reparar sus daños y superar a los demás, semilla que se vuelve loca y no sabe a donde ir.

Semilla que se encuentra rodeada y tan sola a la vez, que cuando por fin se muestra débil, real y frágil con quien ama no la saben apreciar ni cuidar.

Semilla que cuando se siente querida se cree dura, se cree capaz de ayudar pero es mentira, las demás semillas crecen solas, no desean de ella y solo absorben su amor sin dar nada a cambio.

Esperanzas enterradas con ella, palabras que dicen una cosa y gestos que demuestran otra para acabar despertando en una pesadilla de nada, soledad y corazones rotos.

Palabras que podrían haberse dicho a tiempo, palabras sin entendimiento donde dos buscan algo diferente y ni siquiera lo entienden hasta el final del entierro. No merece la pena odiar a quien no te puede amar.

Luchas de vacíos.

Semillas sin sentido.

Aurora Martell