Vacaciones sexuales de mi esposa 4

así acaban las vacaciones de la puta de mi mujer. Espero que os haya gustado. un saludo a todos y muchas gracias por vuestros comentarios

Viernes, la última noche de mi puta en Portugal. Tiene que parecer que es un día normal, para no levantar sospechas. Me levanto como cada día, y llamo a los abuelos para que hoy se queden con las niñas, que yo tengo cosas que hacer fuera.

Hago el desayuno, preparo todo y la zorra llama para ver cómo está la familia. La conversación como cada mañana es larga con ellas y escasa conmigo. Solamente un:

Te voy a convertir en un ciervo con muchassssssss puntas en tu cornamenta, maricón. Que lo de ayer me lo pienso desquitar esta tarde si puedo y si no esta noche. Besos cornudín.

Lo cierto es que esta noche no se imagina lo que le espera.

He quedado pronto para reunirme con mis amigos, la pareja con la que nos encontramos en el parque.

Hora de comer. Se me hace eterno… llevo a las niñas con sus abuelos y yo me voy al encuentro de mis amigos.

Los recojo y nos montamos los 3 en mi choche dirección… Portugal. La sorpresa será tremenda. Le voy a dar la mejor noche de su puta vida.

A media tarde me llama y suerte que estábamos en una gasolinera repostando y así no se daría cuenta que estaba de viaje.

Hola, amor. He quedado con los recién casados y esta noche iremos de fiesta.

¿Donde irás?, supongo que  a la discoteca de ayer. Quiero que vayas allí esta noche y montes el espectáculo. Bébete unos gintonics y saca lo más zorra que llevas dentro.

Bien, cariño, bien. Así lo haré. Además quiero que estos vean la disco, les va a encantar y hay unos lavabos fabulosos para hacer juegos entre los tres.

Estate atento a eso de media noche que te llamaré desde los aseos de la disco. Hasta entonces… afila tus cuernos esposo mío.

Perfecto cariño, así lo haré, descuida, te estaré esperando.

Mientras el viaje. Nos reímos mucho pensando en la cara que pondrá Eli cuando nos vea allí. Es fácil encontrar la disco, y la esperaremos y si por fin decide no ir pues la esperaremos en el hotel.

Llegamos al destino, eran las 10,30. Vámonos a cenar algo y ponernos a tono. Esa noche no dormiremos, no tenemos habitación para tantos, por tanto tendremos que ingeniárnosla para estar de fiesta toda la noche.

Después de la cena nos fuimos hacia la disco, la encontramos a la primera. Eran como las 11,30, la hora perfecta. La discoteca era enorme, tenía incluso una zona de terraza burguer que se estaba de miedo y allí nos fuimos a esperar a la gran puta.

El teléfono no sonaba, ella sin aparecer. Nervios. Mis amigos empezaron a sobarse y meterse mano, besarse morbosamente. Yo me estaba poniendo a cien, pero estaba esperando mi momento.

La una de la noche y el teléfono sin sonar. ¿a qué no viene y mi gozo en un pozo, después de tantos kilómetros?.

Me empiezo a mover y me voy a la pista que ya había bastante gente. Y de repente, veo una melena rizada, tirando a pelirroja y me corazón se pone a mil. Es ella. ¡qué hija puta!. Está agarrada a un maromo de la cintura y se dirige a los servicios.

Rápido me salgo fuera y llamo a mis amigos para que oigan la llamada que me hará en breve, ya que dijo que en los aseos me llamaría. Pero… iba solo y si ese es el recién casado. ¿Dónde estaba la recién casada?.

Antes de que hubiese llegado ella al aseo oigo el teléfono. Me pongo nervioso, el corazón me palpitaba a 100 por hora.

Hola cornudo.

Hola, pero… ¿Quién eres tú?.

Soy Marta, ¿no te acuerdas de mi?.

(No entiendo nada, me habré equivocado y esa no era mi esposa. Estaba confundido entre que no entendía lo que pasaba y que no localizaba a mis amigos para que escucharan la conversación).

Claro que me acuerdo, ¿cómo estás? Y ¿mi esposa?.

Ahora te explico. Resulta que se han ido al baño de señoras de una discoteca, mi esposo y tu esposa y va a hacerle una soberana mamada. Hemos quedado que quiero que venga con parte de la corrida en la boca para que me bese cuando vuelva y así poder saber si es cierto que han hecho lo que decían que iban a hacer.

¡¡Dios!!. Marta me estás poniendo muy excitado, cabrona. Así que tú también eres un poco cornudita, jeje. Me gusta tu estilo. Pero dime dónde estás, que no oigo mucho ruido de fondo.

Es que me he salido fuera a una terraza para poder hablar por teléfono contigo porque dentro sería imposible.

(Joder, pero si tiene que estar aquí al lado, solo tengo que buscar a una chica hablando por el móvil y mientras la encuentro tengo que hacer como en las pelis, aguantar la llamada para poder localizarla).

Dime, Marta, ¿hace mucho que se han ido al baño de señoras?.

No, no hace mucho y como la disco está a tope, creo que tardarán más en atravesar la pista que en hacer la mamada, pues mi hombre iba muy caliente después de la cena. Si me permites… tu mujer es un verdadero putón verbenero.

(Bingo la encontré).

Oye Marta, te imagino alta, con el pelo liso, largo y moreno. ¿he acertado en algo?

Y eso lo has sabido por mi voz, o¿ por qué ya te había comentado Elisa como era?

No, es mi imaginación, no suelo fallar. Es más te voy a decir como te imagino vestida. Llevas un vestido ceñido, hasta la altura del muslo, el teléfono en una mano y un paquete de tabaco en la otra y… ahora te acabas de mirar la mano, jejeje.

¡¡¡Dios mío!!!, estás aquí. Donde dime donde estás.

Detrás de ti. Cuelga.

Me arrimo a ella y la saludo con dos besos en la mejilla. Ella está boquiabierta con cara de alucinada. No se creía lo que estaba viendo. A mí me entró la risa y la abracé y ya parece que ella se soltó un poco y se puso a reír también.

Le conté lo que había hecho y que mis amigos habían venido pero no los encontraba y que la sorpresa que le vamos a dar a Eli sería genial.

Al cabo de un rato veo a mis amigos de lejos y vienen hacia mí. Los nervios se acentúan al sentir el momento del reencuentro cercano, ya estaba todo en su sitio y no podría haber fallos.

Cuando está casi llegando me miran se sonríen y se apartan un poquito, detrás de ellos venía la ZORRA de mi esposa agarrada de la cintura del macho que le acababa de meter la polla en la boca y sonriendo sin sorprenderse de verme allí. ¿no habrá sido tal sorpresa?, ¿por qué no alucina con mi presencia?.

Se me acerca y me besa en la boca sin decir ni una palabra. ¡Joder!, me encuentro, su lengua en mi garganta y llena de semen de ese hombre. Me está dando su corrida delante de todo el mundo y yo tragando todo lo que me daba. Nos fundimos en un beso de novios, largo, profundo, saboreando cada milímetro de su lengua de su boca. ¡qué rico!.

Yo oía de fondo las risas de mis amigos nuevos y de los antiguos. Complicidad, alegría, todo fue mejor de lo que me esperaba.

Cuando ya nos dejamos de besar, empezamos a partirnos de risa por lo sucedido, por la sorpresa que le había dado a mi mujer y lo contenta que ella se sentía en ese momento. Estaba yo, una pareja nueva y otra de amigos. Ella estaba radiante, nunca se pensó que su última noche hubiese sido así de espectacular y eso solo era el principio de la noche.