Vacaciones Inolvidables

Lo que ocurre cuando una se queda sola en casa... a veces rebasa lo esperado.

VACACIONES INOLVIDABLES

Para él era un día muy especial. Se encontraba en libertad pues su familia había salido de vacaciones a la provincia por quince días, de visita con unos parientes y él alegando motivos de trabajo se había "tenido" que quedar. En cuanto regresó del aeropuerto, cerró la casa con doble llave y comenzó a disfrutar de los preparativos que implicaba la transformación... tenía mucho tiempo por delante así que quería que todo fuera perfecto... ya había hecho varias compras de preparación y tenía pensado empezar ya mismo con una buena sesión de cuidados para su cutis y su cuerpo. Se desvistió y comenzó el ritual que la iba a llevar a convertirse en la bella mujer que vivía dentro de él.

Después de una depilación a fondo de su vello corporal con cera, cosa que hacía por primera vez, disfrutó el contacto de su piel suave y lisa. Luego tomó un perfumado baño, tarareando una canción romántica y después, se puso una toalla en el cabello húmedo, extendió la loción de femenino aroma y la crema hidratante, cubriendo todo su cuerpo. La lencería tomó pronto su lugar y envuelta en una negligé lila comenzó a maquillarse con gran cuidado. Al terminar, se puso aretes de clip, collar, pulseras y anillos y luego secó y sujetó su cabello para ponerse la larga y ondulada peluca castaña clara que suavizaba sus facciones, dulcificándolas... revisó satisfecha, su aspecto en el espejo de cuerpo entero y prosiguió a ponerse un minivestido plateado que dejaba ver una buena parte de sus piernas, cubiertas por un precioso y ultratransparente pantiliguero color champaigne. Plateadas también eran las zapatillas de alto y esbelto tacón, con pulsera al tobillo y el pequeño bolso que completaban el atuendo.

Desde luego no tenía planes de salir, pero le satisfacía verse completamente ataviada. Se imaginó por un momento que era una chica que tenía una cita para salir a bailar y deseó, no por primera vez, tener un galán ante el cual lucir el resultado de todo ese proceso de embellecimiento... poder bailar muy pegadita con él y sentir sus fuertes manos (y no solo eso) sobre su cuerpo. Con un suspiro y el dulce sonido de los altos tacones acompañándola, se dirigió a la sala para servirse una copa y pensar...

Había leído mucho sobre el tema y sabía que no era una simple travestí, pues no solo le encantaba transformarse en una bella mujer, tampoco era una fetichista (aun cuando le fascinaban los tacones muy altos y esbeltos), menos era una transexual, pues no tenía senos ni oportunidad de tomar hormonas para hacerlos crecer o bien para pasar por una cirugía de reconstrucción... finalmente solo sabía que cada vez que "ella" afloraba, su deseo por comportarse, hablar, moverse y pensar como una mujer solo era comparable con el deseo de estar con alguien, con un hombre que la hiciera suya, que le enseñara a hacer el amor y que la besara y poseyera con pasión... cruzó las piernas con delicado movimiento y contempló lo que a ella le parecía una bella imagen en el espejo de la sala...

Su "Técnica", era el resultado de muchos años de observación y práctica... de cómo maquillarse, de cómo cubrir el vello sobrante de las cejas (que no podía depilar), de cómo sentarse, hablar, mover las manos o la cabeza, para lucir como una sensual mujer pero... pero al final no tenía a nadie que le confirmara si había logrado el objetivo... dio otro sorbo a la copa y se levantó pensando en lo que iba a hacer en ese tiempo que tenía por delante... para empezar decidió ponerse las uñas postizas lo cual logró con gran paciencia y se maravilló, como siempre, de la nueva belleza de sus manos... subió a la azotea de su casa y acercándose al borde, se puso a observar el panorama mientras sentía como el viento alborotaba ligeramente los rizos de su cabellera y corría jugando por entre sus piernas cubiertas con las sedosas medias... comenzaba a sentirse muy excitada, escuchando el tintineo de sus largos aretes... luego bajó, al comenzar a oscurecer... solo era otro día...

Escuchó el timbre de la puerta y sin pensarlo acudió a abrir; ensimismada como estaba en sus pensamientos, completamente conectada con su personalidad femenina, se olvidó de su aspecto y fue solo hasta que se encontró con un muchacho moreno y sonriente, cuando recordó su apariencia y sintió como se ruborizaba hasta la raíz de los cabellos... se quedó sin habla y no atinaba a hacer o decir nada, con una cara que reflejaba todo el estupor que sentía... el muchacho dijo:

  • Hola, buenas tardes, soy su nuevo vecino, bueno desde hace unos días... ya conocí a la señora de la casa y pensé presentarme con usted pues la vi hace un rato en la azotea. Me llamo Daniel para servirle.

Ella maldijo el haber sido tan imprudente y comenzó a pensar rápidamente... aparentemente el no notaba nada extraño y solo era cosa de calmarse un poco, así que afinando la voz, respondió...

Ahhh. Hola, la señora no está. Yo soy su cuñada y vine a cuidar la casa ahora que ella está de viaje... me llamo Nadia

Bueno pues mucho gusto - dijo estrechándole la mano con firmeza y suavidad - ¿me permite pasar un momento?

Er... pues, no sé si eso sea correcto

Por favor no tema, no tengo malas intenciones, solo deseo platicar un momento con usted.

Bueno, pase... ¿desea tomar algo?

Ah, sí gracias, lo mismo que usted.

El se acomodó en un sofá y la observó mientras ella, con un inconsciente movimiento, ondulaba las caderas al caminar rumbo al bar a preparar las bebidas...

Dice que se acaba de mudar, ¿va a permanecer mucho tiempo en la ciudad?

Bueno, vine a hacer un diplomado de 6 meses en la Universidad, después veré si consigo un empleo aquí. No tengo lazos que me unan a mi tierra natal y soy soltero, ¿usted lo es?

Bueno, realmente no...

Ah – dijo él – bueno pues su esposo debe ser muy afortunado, usted es muy atractiva, ¿sabe?

Ella se ruborizó otra vez y bajo la vista, mientras agradecía el cumplido, con un murmullo. ¿Que le pasaba? ¿No era eso lo que estaba ansiando?, estar con alguien, platicar y que apreciara su belleza femenina, si es que esta existía (y parecía que ese muchacho la encontraba atractiva), solo que era jugar con fuego, pues él podía reconocerla mas tarde en su faceta masculina y el escándalo iba a ser de pronóstico... sin embargo, eso podía ser evitado con un poco de astucia, así que decidió seguir con la situación pero con cuidado

Dígame, ¿no soy inoportuno?, Parece que él la va a llevar a bailar, a juzgar por su atuendo.

¡Oh! ¿Esto? – Dijo ella tocando su vestido – no, no voy a salir, lo que sucede es que me lo probé para ver que tal me quedaba pues me parece que he engordado un poco desde la última vez.

Se acercó y le ofreció la copa, girando sobre sus altos tacones para ir hacia el sillón de enfrente, alisar el vestido y sentarse con las rodillas juntas, luchando con el borde que pugnaba, indiscreto, por subir. El se mostró gratamente complacido por el panorama que las piernas de Nadia le mostraban.

Bueno pues a su salud, por el gusto de conocerla y porque la verdad tiene una silueta muy bonita. El vestido le queda perfecto

Ay gracias y salud, también es un placer para mí

Él bebió, manteniendo la mirada en ella por sobre el borde del vaso. Ella se sentía muy excitada otra vez... un suave calor revoloteaba por su estómago, haciéndola sentir como una colegiala en su primera cita... deseó ser de verdad una mujer y poder coquetear abiertamente con ese chico que, ademas de parecerle muy guapo, se mostraba tan favorablemente impresionado. No obstante era consciente de que el engaño no debía proseguir, mientras volvía a tirar hacia abajo el borde del vestido. Él volvió a tomar la palabra:

¿Va a estar aquí mientras ellos estén de vacaciones?

Bueno en realidad, solo vendré por momentos, para ver si todo está bien.

Ah, vaya pues espero tener la suerte de verla otra vez, yo regreso a casa a las 6 de la tarde y estaré pendiente por si la veo, me gustaría platicar mas con usted.

Ella calló, mirándolo en silencio en tanto daba otro sorbo a su bebida... se sentía atolondrada pero complacida...

¿Va a venir su esposo por usted?

No lo sé todavía, debo llamarle por teléfono para saberlo... y cambiarme de vestido por supuesto...

Si lo desea, yo la puedo acompañar desde luego, este es mi número de teléfono, - añadió, extendiéndole una tarjeta – o mejor, yo la llamaré mas tarde, ¿quiere?

Ay se lo agradezco, pero no creo que sea necesa...

Por favor no será ninguna molestia, es solo porque debemos ser buenos vecinos.

Aunque su mirada decía otra cosa. Levantándose, el se dirigió a la puerta y le dijo: - Hasta luego, es usted una mujer muy hermosa. - Hasta luego, gracias.

Nadia cerró la puerta y se recargó en ella con un suspiro y el corazón queriendo salírsele del pecho... eran muchas emociones pero la principal era la satisfacción de que todo había salido bien, había pasado una importante prueba y le habían dicho que era una mujer hermosa. Recordó que el muchacho era muy atractivo y que había sido muy galante con ella, era evidente que le había gustado lo que había visto. Miró la tarjeta que tenía en las manos y sonrió... ¡es bellísimo saber que le gustas a un hombre! Sin embargo, las cosas no podían pasar de ahí. Permitir que él la acompañara estaba totalmente fuera de contexto y desde luego ya tendría que inventar como justificar una presencia femenina adicional en su casa, si acaso a él se le ocurría comentar que había visitado a la "cuñada" inexistente de su esposa. Se dirigió a la recámara para calmarse un poco y se dijo que para ser sus primeras horas, las cosas se habían acelerado un poco. Se sentó en el borde de la cama y quitándose las zapatillas, apuró su copa.

Entrecerró los ojos y recostándose, pensó en sus siguientes maravillosos días que iba a pasar como Nadia, desde luego esa noche se pondría un Baby Doll para dormir y soñaría con esa primera conquista de su vida. En realidad no supo cuanto tiempo había pasado, pero el sonido del teléfono la despertó... otra vez sin pensar levantó la bocina y solo dijo con un murmullo – ¿Sí? –. Era Daniel para preguntarle si iban a pasar a recogerla. Recuperándose, Nadia contestó: - Oh no, no va a poder. De hecho me voy a quedar aquí a dormir. - Vaya pues lo lamento, ¿todavía estas levantada? - Sí, ¿por qué? - Me preguntaba si me permitirías visitarte otra vez para platicar otro rato A pesar de que los sensores de alarma se prendieron instantáneamente, Nadia respondió - Si, si quieres. Podemos platicar un rato. - Voy para allá

Ella se levantó rápidamente y retocó su arreglo. Revisó el peinado de la peluca y acomodó el minivestido sobre su cuerpo vibrante. Se puso perfume en los lugares estratégicos y con presteza deslizó sus pies en las zapatillas y abrochó las hebillas de las pulseras sobre sus tobillos. Luego volvió a pintar sus labios, añadiendo con coquetería un toque de brillo. Sonó otra vez el timbre y caminando sinuosamente, Nadia fue al recibidor y abrió la puerta, para encontrarse ahora con un enorme ramo de rosas... - Hola otra vez, estas son para ti - ¡Gggracias! – Atinó a responder... el chico iba demasiado rápido – no te hubieras molestado - No es ninguna molestia, solo pensé en que te agradarían.

Ella aspiró, emocionada, el perfume de las flores y mientras él volvía a acomodarse en el sillón, fue a la cocina para poner las flores en agua. Regresó a la sala y se dirigió otra vez al bar, seguida por la mirada fija de él, preparó otras copas y le tendió a él la suya, mientras se sentaba, bastante intencionalmente junto a él. Quería evitar la lucha con el minivestido, que desde luego volvió a subir por sus muslos. - Bueno, te agradezco la visita y las flores que estan hermosas, ¿a qué debo el honor? - Pues es que me gustó mucho tu compañía... - Pues si, pero yo no soy libre, así que si te recibí fue solo para aclararlo – pensó que era una mentira pues entonces para que retocarse el maquillaje y ponerse ese perfume que ahora él aspiraba a pausas, en realidad lo había recibido porque le excitaba coquetear con el. – Si, me doy cuenta, pero quería decirte que desde que té vi caminando por la azotea, luciendo ese vestido, me gustaste mucho y quise estar cerca de ti. - Pero, esto no puede ser, por mas de una razón... no te oculto que tu también me causaste una buena impresión, pero... - Pero que – dijo él - ¿crees que no puedo hacer el amor con un travestí?

Ella se quedó sin habla de momento, pero reponiéndose le dijo. – Pero... ¿te diste cuenta entonces? Y ella se sintió mal porque entonces quería decir que se le notaba completamente, que era un pobre remedo de mujer y se deprimió. - Tranquilízate, si me di cuenta es porque te he visto salir en las mañanas como hombre y tus facciones son muy características... hace rato, de verdad creí que eras tu hermana gemela o algo así, pero recordé cuando me fui a mi casa, que tu esposa me dijo que no tenías hermanas. Así que solamente até cabos y sin embargo, si no hubiera sabido eso, créeme que igual estaría aquí, pretendiendo estar mas tiempo contigo pues en realidad luces como una adorable mujer y rebosas feminidad. Por otra parte, ten la certeza de que conmigo tu secreto está seguro...

  • No sé que decir, estoy muy confundida... - Pues entonces no digamos nada... – comentó Daniel, acercándose a ella, quien comenzó a tener conciencia de los labios de él buscando los suyos... cerró los ojos, permitiendo que la sensación se apoderara de ella y se entregó plenamente a la caricia... el beso era intenso y pronto, Nadia sintió la lengua de Daniel moviéndose deliciosamente, abriendose paso a traves de sus jugosos labios y acariciando, finalmente, la suya propia. Nunca había experimentado antes esa sensación en ninguno de los besos que había dado.

En realidad, pensaba, besar a un hombre no tiene comparación. Todos sus sentimientos y sensaciones fluyeron como un magma que hacía erupción fuera de ella. En un fugaz destello de conciencia, bendijo su suerte al poder estar con alguien así... era una comprensión que nunca había podido esperar y deseaba con toda su alma lo que intuía que vendría a continuación... El recorría con sus manos el cuerpo de ella y acariciaba suavemente sus senos, su cintura y su trasero... obediente a sus instintos, Nadia dirigió su mano lentamente hacia la entrepierna de Daniel para iniciar una suave y deseosa caricia por todo lo largo del bulto que se destacaba en los ajustados vaqueros que el traía puestos. Desde luego que lo que palpó le acabó de excitar... ¡ Con ese instrumento a su disposición, en realidad iban a ser unas vacaciones inolvidables!.