VACACIONES -II- en autocaravana y las casualidades

Como bien dice el título, inicio mis vacaciones de este verano 2020, solo y sin perspectivas de nada, pero las casualidades existen y

Después de la noche pasada con Mirari, Fadrique y sus amigos, me pasé prácticamente todo el día durmiendo. Mi intención era salir de viaje pronto, como muy tarde quería estar en carretera a las 06:30 horas. La realidad fue bien distinta, tanto descanse que la salida se adelantó más de una hora. Diego se sentó a mi lado y su mujer en los asientos posteriores. Por el retrovisor pude ver que ella se quedó dormida enseguida o lo disimulaba. Diego tampoco tardó nada en quedarse dormido, mejor para él y sobre todo para mí. Puse mi música y empecé a circular. Mi intención en principio había sido hacer una pequeña para en Lisboa, para comer y para ver a unos amigos, pero no estaba muy bien el tema del COVID, por eso no pararemos.

Hice una parada para llenar el depósito y estos ni se enteraron era todavía de noche. Eran las seis y media de la mañana, empezaba a clarear el día. A las 08:30 le sonó una alarma en el móvil a Celia y se despertó, lo primero que hizo fue pedirme perdón por haberse dormido y dejarme conducir solo. No le di importancia, porque me encanta conducir y con música se convierte en un placer, aunque si llevas buena compañía y te da buena conversación, eso es ya el mayor de los placeres, bueno o uno de los mayores placeres. Diego tardó un poco más en despertarse y cuando lo hizo, actuó como su mujer, pidiéndome perdón por dejarme con la palabra a medias, que no se dio cuenta ni que se dormía.

Llevábamos un rato hablando los tres cuando Celia me pidió si no me importaría parar, como quedaba muy poco para cruzar la frontera le dije si podía aguantar y hacíamos un alto en Tuy y ya almorzábamos. Nos dijo que podía aguantar y paramos en Tuy. Fui directo a un restaurante asador conocido por mí y que se comía muy bien, ya fuera para almorzar, comer o cenar. Sorpresa estaba cerrado a cal y canto. Acabé dirigiéndome a otro que conocía menos, pero que se tapeaba bien y este si estaba abierto. Tenían una de las tapas una carne asada en salsa y olía muy bien, nos la pedimos y una de las cazuelas de barro le cayó por encima a Celia que se puso perdida. Se lo tomó con buen humor y dijo que mientras nosotros nos tomábamos un café, ella iría a cambiarse.

En cuanto se fue, recordé que Diego quería decirme algo y aproveché para recordárselo… “Que mejor momento para que me digas eso que querías decirme” y terminó el sorbo que estaba dando… “Mejor esperamos un momento que tengamos más tranquilos, porque es largo y… mejor con una copa de vinito y tranquilos” le deje bien claro que si era de trabajo, íbamos a hablar poco, se echó a reír y me aseguro que no. Vimos venir a Celia y venía despampanante, para darse un festín con ella, si no fuera tan arisca. Se tomó un café, reposté de nuevo y ya iríamos directos hasta nuestro lugar paradisíaco para evadirnos de todo. Nada más arrancar Diego me pregunto…

DIEGO.- Carlos, varias preguntas… ¿Dónde vamos exactamente? ¿Qué queda para llegar? y… ¿Cómo es el sitio?

YO.- El sitio se llama… y nos queda un poco más de dos horas, calculo yo. El sitio es lo mejor que podrás ver, porque es un sitio que está muy modernizado, pero sin necesidad de romper con el entorno natural. Puedes hacer senderismo, tienes playa, unas aldeas preciosas lo rodean, las gentes del lugar son fantásticas. La comida espectacular y en cantidades exageradas, muchos platos aunque dicen para uno, bien comen dos. (Estaba contando esto, cuando desde atrás me interrumpió Celia)

CELIA.- Un momento Carlos (Con voz de preocupación)… que estoy viendo en Google el sitio que has dicho y lo ponen muy bien, pero también pone que es para nudistas…

YO.- Jajaja…

CELIA.- Pues no le encuentro la risa y yo no me voy a poner desnuda delante de tíos salidos.

YO.- Si me río porque no me has dejado acabar. Es un lugar que nunca hay sitio, porque tampoco es muy grande. Efectivamente tiene una zona nudista, la más grande, pero también hay una zona que no es nudista y hay para poner tiendas de campaña, cabañas de madera, porque no hay nada construido que no sea de madera. La suerte que este año me han dicho que hay sitio de sobra porque no se ha cubierto ni una cuarta parte. Así que tranquila que podrás escoger.

DIEGO.- ¿Pero entiendo que tú vas a la parte nudista?

YO.- Entiendes bien.

DIEGO.- ¿A ti no te da corte ponerte en bolas delante de gente extraña?

YO.- Ni de gente extraña ni de gente conocida. Hago nudismo toda la vida.

DIEGO.- Tío y si te empalmas viendo a una titi que este bien, ¿Cómo lo disimulas? Porque es un cortazo.

CELIA.- DIEEEEGO… CÓRTATE un poco.

YO.- Se me ha dado el caso y no me ha sido un cortazo, si pasa pues pasa. Como si tú te empalmas… ¿Es que no se te nota con bañador? Es cuestión de no tener miedo a tu cuerpo ni al de los demás.

DIEGO.- Si yo me atrevería, la que no se atrevería sería esta (Celia) porque es muy cortada y melindrosa.

CELIA.- JA… JA… JA… lo mismo el que se cortaría serías tú, LIIISTO.

DIEGO.- ¿YO…? A mí no me retes, no me provoques que sabes que no me asusta nada. Que la que ponen siempre pegas a todo eres tú.

CELIA.- Diego, Diego, no me toques… las narices que sales perdiendo. (Tuve que meterme por medio, porque se estaban enfadando el uno con el otro)

YO.- Tranquilizaros, contar hasta diez y respirar profundo. Que no se trata de retaros, se trata de pasar unos días de descanso haciendo lo que uno quiere y no lo que a uno le impongan.

Se quedaron de momento callados, solo se oía la música con un volumen bajo. Cuando me entró una llamada a mi móvil y que podrían oír ellos. Era uno de los dueños, preguntándome si iba a ir o no. Le comente que en poco tiempo estaría allí y ya de paso le pregunté si habría algún problema, para que un matrimonio que venía conmigo, pudiera ocupar una de las cabañas de la zona no nudista, su respuesta… “Podrán hasta elegir, ahora diles que la mejor zona la nudista en todo, bueno, que te voy a contar a ti. Lo que te he dicho, ningún problema para ellos y este año puedes elegir donde aparcar tu caravana, ah y esta noche cenáis con nosotros”, el que me había llamado era Antón, que era quien llevaba la parte administrativa del negocio familiar.

Era una familia bastante liberal en todos los sentidos y muy respetuosos, como discretos. Antón no tenía pareja reconocida o eso creía él, porque el año pasado estaba claro que estaba colado por uno que tenía una pequeña casa de comidas en un lugar próximo. El área de funcionamiento y control del camping, lo llevaba su hermano Jacinto y su mujer Caetana, ambos cercano a los 50 pero sin llegar todavía y este año en esa labor tenían a su hija Lúa una joven de 18 años, que el año anterior actuó conmigo como una colegiala y la estuve huyendo todo el tiempo. En un año había dado un cambio físico importante y se parecía más a la madre, que estaba muy bien y le gustaba mucho tontear, le gustaba ser admirada y a su marido por lo que vi entonces no le importaba nada.

Como se nos hizo tarde Celia y Diego pospusieron para el día siguiente la decisión a tomar. La verdad que no era un camping muy grande, era distinto a otros que había visto y daba pena verlo tan desangelado, habían hecho algunos cambios y se veía el inicio de obras, pero nada finalizado. Durante la cena nos contaron que habían comprado unos terrenos aledaños, pero habían parado todo por lo del COVID, en espera de que todo volviera a la normalidad. Mientras hablaba con Antón el resto de la familia tenía una conversación sobre alguien que para ellos era importante. Era sobre una modelo que iba con un grupo de gente todos los años. El nombre de la modelo ni me sonó. No me quede con el nombre para mirarlo después y ya no le di más importancia. Terminamos de cenar pronto y nos retiramos. Los tres estábamos cansados y antes de irnos, nos obsequiaron con dos licores caseros, uno de café y otro de guindas. Al llegar a la autocaravana quise tomar un licor y dije de tomarlo juntos, Celia dijo que ella se iba a dormir, que se había quedado helada y estaba cansada. Diego la acompañó y me quedé fuera acompañado del silencio, aunque sonaban las olas del mar. Diego se salió e inició la conversación que teníamos pendientes, fue directo desde el principio.

  • Si no te voy conociendo algo, sé que has pensado que soy un dictador con mi mujer, un celoso compulsivo. Pues te equivocas.

  • No sé a qué viene esto así de sopetón. Así que explícamelo. Porque la verdad me da igual cómo seas o seáis en vuestro matrimonio, es un problema nada más que vuestro.

  • El día que nos oíste discutir, te harías tu película. Seguro que llamarías a Victoria, si no en ese momento en cualquier otro para preguntarle y seguro que ella te diría que había cambiado.

  • Como veo que tú te dices todo, sigue que yo escucho y ya está. Para qué voy a hablar.

  • Da igual, quiero explicártelo, porque si algo se de ti, es que eres muy discreto. Hace tiempo y sin entrar en detalles tuve un problema físico de mis partes bajas. Después de una pequeña operación y un tratamiento, todo tenía que estar igual, pero no lo está. Dicen que ya es de mi cabeza, nada físico y ese es uno de los problemas. El otro es que tanto Celia como yo, siempre hemos sido muy activos y ahora cuando nos ponemos no termino de arrancar. Eso me lleva a la frustración, que también la sufre ella, aunque siempre me dice que hay cosas más importantes en la vida que el sexo. Hemos intentado de todo y… ¿Me entiendes ahora?

  • Te podría decir que te entiendo, pero te estaría mintiendo. Que puedo suponer que te sientes jodido, sí. Pero hasta ahí. Supongo que habrás ido a algún psicólogo…

  • Si y todos coinciden en lo mismo, que tengo que ser yo, mi cabeza más concreto, que tiene que actuar de otra manera, que es como un bloqueo.

  • No quiero resultar insensible, pero… ¿Qué pinto yo o que puedo hacer? Porque no soy ningún especialista.

  • Pues he pensado que podrías tener algo con Celia delante de mí y ver si así reaccionó de una vez.

  • ¿Y por qué yo?

  • Porque sé que no sería tu primera vez, que eres muy discreto. Además de que sé que a Celia le resultas agradable.

  • Supongo que esto lo has hablado antes con tu mujer. ¿Verdad?

  • Pues no. Antes quería saber si te gustaba y si estarías dispuesto.

  • Celia no está nada mal, pero antes háblalo con ella detenidamente, hazme caso.

  • Lo haré y te diré como me ha ido.

De esa manera finalizamos nuestra conversación y me quede excitado, porque la verdad que Celia era una mujer muy apetecible. Me levanté muy temprano y me fui a correr. Correr, andar y almorzar me llevó más de tres horas. Al llegar Celia y Diego se habían ido. En principio pensé que habían decidido irse a una de las cabañas, pero no. Me llamo Diego a mi móvil… “Perdona que no nos hayamos despedido. Anoche le conté a Celia lo que hablé contigo y se enfadó tanto, que hemos alquilado un coche y vamos camino de Valencia. Cuando llegues me das un toque y hablamos”, poco pude añadir a lo que me dijo y quedé en llamarle cuando regresara.

Ya habían llegado la supuesta modelo y acompañantes. Las mujeres que vi, estaban bien pero no reunían los requisitos para ser modelo o así me lo parecía a mí. Al pasar Jacinto junto a mi le pregunte, que cual de todas era la modelo y me respondió que ninguna. Que se solía levantar muy tarde. Lo que sí hizo fue indicarme quien era su pareja y me dio el nombre de ella. Lo miré en Google y era una modelo de tallas grandes. Las fotos no me decían mucho, salvo que tenía una cara bonita, había que verla mejor al natural.

La vi por primera vez en la cena. Estaban sentados todo su grupo en una mesa alargada y la mía estaba bien situada. Rápidamente me di cuenta de quién era. Nuestras miradas se cruzaron nada más entrar en el comedor. No vi mucho de ella, porque estaba sentada y los cuerpos de sus acompañantes me lo impedían. Una vez llegue a mi mesa, me senté de tal manera que pudiera observar mejor. Durante la cena nuestras miradas se cruzaron en infinidad de ocasiones. Se levantó y fue acompañada de otra mujer a los aseos. Me impresionó, se sus datos perfectamente porque los vi en internet, pero daré unos genéricos, entre 1,70 y 1,85, entre 30 y 40 años, castaña casi morena, pecho abundante y caderas más que grandiosas. Boca y ojos espectaculares. Se veía que tenía melena, pero la llevaba recogida.

Lucía un vestido ceñido, por encima de las rodillas, piernas bonitas. Eran de las mujeres que “antes muerta que sencilla”, sabía que la miraba y caminaba como si fuera por encima de las aguas. Su perfecto movimiento al andar lograba que me quedara hipnotizado viéndola. Tenía que seducirla, no sé de qué manera pero tenía que hacerlo. Antón se sentó un rato conmigo y con mucho arte le saque la información que deseaba y no me gusto. Candy (Que así la llamaré) nunca estaba sola, siempre acompañada ya fuera por su marido, por la hermana de su marido o de alguna otra. Era casi imposible, pero me gustan los imposibles.

Antes de irme quise tomarme un licor casero de esos que preparaban ellos mismos. Mientras Candy y yo seguimos con el tonteo de miradas, que no querían decir nada, porque lo mismo era solo un juego sin más trascendencia para ella. Regreso Antón y sonriéndose con picardía me dijo… “Seré tonto… hay un momento en el que sí está sola, cuando va al gimnasio, que suele ser de doce y media a dos de la tarde. Que no falla ni un día, que si no tuviéramos gimnasio no vendría”, me pareció raro que hiciera dos horas mínimo de ejercicios y estuviera así, lo exprese en alto y Antón me dijo que era por algo del tiroides, si él lo decía… porque todas las mujeres le confesaban todo.

Aproveché para hablar con Jacinto, para poder usar el gym dentro de ese horario. Me dijo que lo miraría, porque ahora por seguridad entraban menos personas, pero que no creía que hubiera pegas, porque últimamente poco se usaba, que lo miraría con la encargada del gym. El primer día que coincidimos en el gym, fue inolvidable, estaba fuerte, nada de cuerpo flácido y se entregaba a los ejercicios de forma seria, se castigaba en cada ejercicio. Seguíamos con el juegos de las miradas y los espejos ayudaban mucho. Dos veces me acerque a la zona donde estaba ella, sin saltarme las cintas que marcaban las distancias y cuando lo hacía, ella tardaba poco en cambiarse de sitio. Unos días y no daba resultado. A cambiar de táctica, pero no sabía cuál tenía que ser el cambio. Porque al salir del gym era verdad que no estaba sola.

El marido fue mi caballo de troya, fue fácil hacerse con Jordan (Marido de Candy), hablaba poco español y se quejaba de ello, porque a su mujer se le entendía mejor. Aun así conectamos de inmediato. Le gustaba beber en cantidad, para mí era y sería imposible seguirle el ritmo, primero porque no suelo beber y segundo porque el tío era una esponja. Su principal bebida era el whisky aunque no le hacía asco a los licores caseros, ni al vino. En pocos días era él quien me esperaba y me localizaba para hablar.

Un día al llegar de mis salidas me lo encontré esperándome en la autocaravana, estaba sentado fuera. Le saqué una copa y me fui a duchar, no tardé nada y me senté con él. Llevaba ya más de media botella y siempre se le soltaba la lengua, pero nunca estire de ella, hasta ese momento y lo hice con su mujer. Ni titubeo, me enteré de que estaba bien dura como decía él, que su cuerpo era duro como una roca. Que era incansable en el dormitorio, palabras textuales. Que nunca se cansaba y siempre esperaba más. Le pregunté para saber si eran swinger, un matrimonio abierto… “Hombre sin tan destrozado te deja, lo mejor es buscarse otras alternativas, hacerse swinger, una pareja abierta, eso está muy de moda”, serio me respondió… “Mientras sea hombre, no le hará falta nada a Candy, le doy todo lo que le hace falta… aunque me esté dejando seco… (Cambio de cara) jajaja…”

Me reí con él y luego cuando acabó de su ataque de risa, ya más tranquilo… “La verdad es que alguna vez lo pensé y se lo insinué a Candy, me lanzó un bote de perfume y mira donde me dio (Me enseño una pequeña cicatriz en un lado de la frente)”, también me confesó que se lo dijo con una copa de mas y ella se enfadó mucho, que lo tuvo “castigado” más de dos semanas. Jarro de agua fría y se me escapó que era una pena, se me quedó mirando, posiblemente porque no me entendió, pero un par de veces me pregunto qué era eso de una pena y me escabullí para no responderle. Me propuso que al día siguiente me fuera con ellos a la playa y le dije que yo iba a la playa nudista.

El ataque de risa fue monumental, se atragantó y todo. Moviendo un dedo en su sien, me venía a decir que estaba loco. Aunque luego me dijo, que si los demás no se animaban iría él conmigo. No me lo creí, pero bueno, la bebida le volvía eufórico.

Efectivamente no vino y el domingo Caetana, su marido Jacinto y su hija Lúa me alcanzaron cuando iba hacia la zona nudista, el año anterior nunca lo hicieron, pero este año les daba tiempo ante la falta de clientes. La conversación inicial era si tendríamos que salir corriendo, porque se avecinaban buenos nubarrones y Jacinto nos dijo que por lo menos tendríamos dos horas de tranquilidad.

Nos pusimos en el mismo sitio, el primero en quedar desnudo fue Jacinto y el segundo yo. Nos fuimos a dar un baño de inmediato. Estuvimos un buen rato, a pesar de que el agua estaba helada y a mi comentario de si su mujer o su hija no se bañaban, riéndose me dijo que según les diera, que eran un poco frioleras. Ellas estaban tumbadas boca arriba. No tenían ni una marca de bañador, bikini… morenas por todos lados. Las dos tenían buenos pechos, la madre algo caídos y la hija bien tiesos, a pesar de que eran más grandes que los de su madre, que de por sí eran grandes. Los pezones eran un calco, oscuros y grandes. El pubis de Caetana estaba totalmente depilado y Lúa tenía como una V, nunca vi alguien depilada de esa manera.

Nosotros de pie hablábamos con Caetana ya que Lúa se limitaba a escuchar música por sus auriculares. Sin venir a cuento me decían que tenía suerte de vivir en un sitio grande, porque había más diversión de todo tipo y en lo de todo tipo hicieron más hincapié. No sabía que decir al estar la hija presente y ellos no se cortaron diciéndome Jacinto… “No te preocupes por Lúa sabe cómo somos, no nos ocultamos nada, aunque tampoco somos de darle detalles, jajaja…”, seguimos hablando con más libertad y les tuve que decir que no era de ir a locales sw, que hacía mil años que no iba.

Me fui de nuevo a bañar y detrás se vino Caetana. Estábamos bañándonos y hablando de trivialidades, hasta que se va acercando a mí y siendo muy decidida, estira el brazo hasta que su mano agarra mi polla y esta no tarda en ponerse erecta. Sonriéndose me mira y me dice… “Ya se lo dije a Jacinto, que tenía muy buena pinta y veo que tiene mejor pinta de lo que imaginaba…”, no conteste nada, me deje hacer, me gustan las mujeres con “iniciativa” y está la tenía… “Como no dices nada, preguntare yo… ¿Te apetece que luego pasemos junto con mi marido un rato juntos? Aunque si prefieres que solo seamos los dos, también estamos abiertos a ello”, como respuesta toque su coñito y me gusto que se estremeciera.

Le tuve que decir que si seguía haciendo lo que hacía, me la iba a follar allí mismo, se mordió el labio… “Si no estuviera mi hija me daría igual, pero una cosa es que ella sepa que somos abiertos y otra hacerle una exhibición, que a mí me daría igual que me viera hacerlo, pero a su padre no le gustaría ni un pelo”, entendí lo que decía… “Me imagino que no se asustaría, porque con lo buena que está ya habrá gozado lo suyo, pero entiendo a tu marido” y ella con cara de enfadada graciosa… “OOOOYE… ¿Es que me tengo que preocupar por mi hija o ponerme celosa? Jajaja…” y ella se salió primero del agua y un rato después lo hice yo, cuando se me bajó la erección.

La mañana continuó hasta que nos vestimos para ir a comer. Me invitaron a comer y acepté, me fui a dar una ducha rápida y fui a su casa. En la comida estábamos Caetana, Jacinto, Lúa y María, esta última era prima de Lúa y era con la que el año anterior, me “acosaban” día y noche. No cambiaron con respecto al año anterior, empezaron a provocar mientras no estaban los padres, hasta hicieron alguna leve insinuación lésbica. Más de lo mismo, del año anterior. Le pregunté a Lúa por el aseo y me dijo que la acompañara, abrió una puerta y cuando se iba a ir, la agarre el brazo con suavidad y continuando con la suavidad le dije… “El año pasado erais menores, este año ya no, así que no más jueguecitos ni tonterías o serás castigada por lo menos tu” y después de decirle esto le di un azote contundente en su culito.

Después de salir del baño las dos primas secreteaban entre ellas, sin dejar de mirarme y ya no estaban tan animosas como antes. Comimos sin prisa tranquilamente y al terminar Lúa y María, dijeron que se iban con sus amigos. Caetana le dijo a su hija que a las siete en punto la quería allí. Me quedé solo con Jacinto, porque Caetana fue a acompañar a su hija a la puerta y no regresó. Tomaba un café y él una copa de orujo. Se oyeron unos pasos y allí estaba ella, con un babydoll de encaje color esmeralda, que le hacía resaltar con el color moreno, escote en cuello V, espalda abierta y las braguitas haciendo juego con el conjunto. Daba más morbo que verla desnuda, solo le había faltado una cosa… no ir descalza y si con unos buenos tacones.

Se acercó a mí, se sentó sobre mis piernas y no perdió el tiempo, me dio un profundo beso con lengua. Era una ventosa besando, mis manos fueron recorriendo todo su cuerpo y me excito sentir como sus pezones crecían entre mis dedos, se endurecen de forma rotunda. Seguía llevando ella el ritmo, se quitó de encima, se arrodillo en el suelo, se puso entre mis piernas diciéndole a su marido… “Ya verás qué sorpresón te voy a enseñar…” y bajo mi pantalón y mi boxers a la vez, haciendo saltar mi polla como si tuviera un resorte y diera en mi tripa.

Me miraba con intensidad, dejó caer saliva sobre mi polla y la extendió con sus manos. Empezó a pasar la lengua y miraba a su marido también, acariciaba mis testículos y de vez en cuando se los metía en la boca, lamiéndolos con su lengua. Sabía hacer una buena mamada. “Que rica que esta, me pone cachonda al máximo como le arde, me hace mojarme a tope” y Jacinto ya no se aguantó más, se desnudó a toda prisa, estaba empalmado y se puso detrás de su mujer, hizo que se pusiera a cuatro y le quitó las braguitas, luego hundió su cara detrás de ella. No tardo nada en tener su primer orgasmo, el marido era bueno con la lengua.

Caetana se levantó, me decía que necesitaba tenerla dentro, de mi pantalón saqué un condón me lo coloque y ella, dándome la espalda agarró mi polla, la coloco bien y se sentó suavemente, hasta tenerla toda dentro. Su marido se le acercó y se empezaron a morrear. Cuando pararon ella le preguntó si le gustaba el sabor de su boca y antes de que el respondiera le dijo que sabía mucho mejor mi polla. Hizo que se agachara y le lamiera el clítoris. Se echó para atrás, quedando apoyada sobre mi pecho y su marido le lamia el clítoris, aunque de vez en cuando su lengua se iba al tronco de mi polla, no pareciendo al final accidental. Caetana de nuevo tuvo un orgasmo. Ahora fui yo quien la quitó y quien tomó el “mando” de la situación.

Protesto porque quería que la hubiera seguido follando. Excusa tonta, pero lo suficiente para poder azotar su culo, que en un principio la hizo protestar más, pero cuando vio que su marido se corrió viéndolo, se dejó hacer y recibió un buen castigo en su culo, aunque no el que yo hubiera querido. Hice que se colocara con el culo en pompa y fui a follar su culito, ella protestó y no se dejaba, no es que fuera una resistencia infranqueable, pero quise que jacinto participara y le pedí que la agarrara, Jacinto reaccionó en segundos y la agarró, lo que provocó innumerables insultos por parte de su mujer hacia él. Le llamaba… “Cabrón, poco hombre, cornudo…”y yo ya está follándome su culito.

Me costaba mucho, era demasiado estrecha. Tenía metido como tres dedos y costaba, me hacía un poco de daño. Le dije a jacinto que trajera lubricante, alguna crema suavizante… algo para que fuera más fácil. Me trajo aceite de masajes, le hice echar chorros por la rajita del culito hasta que llegaba a mi polla, la sacaba y la metía, eso hizo más fácil la penetración. En el momento que le dije que ya la tenía toda dentro, ella que solo había emitido ruidos con la boca de todo tipo dijo… “Hijo de puta me has roto el culo seguro, me arde… no sabes cómo me arde y como te arde a ti…” poco a poco, me fui moviendo, suavemente, de manera sutil, casi imperceptible, hasta que ella me empezó a acompañar en los movimientos.

La sorpresa me la lleve cuando oigo a Caetana decirle a su marido… “A logrado lo que tu picha flácida no ha podido hacer nunca… y no sabes lo bien que se siente ahora, vamos sigue follándome que lo vea mi marido”, Jacinto trataba de justificarse diciendo que él lo había intentado muchas veces pero que al final se le bajaba por no tener ayuda de ella y ella le respondía que tampoco me había dado facilidades a mí. Eso no hizo que se contrariase jacinto, porque adquirió otra vez una buena erección. Le hice una señal de que se preparase y me quite del culo de su mujer, esta vez sí entró su polla perfectamente.

Me quite el condón, me puse delante de ella y empecé a follarme su boca. Se corrió ella primero, luego me corrí yo llenándole su boca y al final se corrió su marido, con una cara de felicidad plena. Mientras todo eso sucedía pude ver a dos pequeñas “espías” viéndonos, Lúa y María, que no sabía cuánto habían visto. Cuando me quise dar cuenta se estaban besando Jacinto y Caetana. Parecía que había pasado poco tiempo, pero ya eran más de las seis y Caetana dijo que había que parar, que la niña estaría a punto de llegar. A cinco minutos de la hora llego Lúa sin María. Dispuesta para ir a trabajar. Antes de que me fuera me pregunto… “¿Carlos mi prima y yo queríamos consultarte una cosa, podría ser después de cerrar?”, le dije que se pasasen por mi autocaravana.

Pasadas las nueve, me fui a cenar. El grupo de Candy y Jordan ya estaban cenando, seguro que llevaban más de media hora. Caetana se acercó a mi mesa y medio en broma me dijo… “No sé si podré sentarme… jajaja…” mi respuesta… “Todo es cuestión de practicar un poco más, que me ha sabido a poco”, se marchó riéndose. Para cenar había pedido algo ligero y vino la camarera trayendo un entrecot de buey que se salía del plato y el plato era grande. Le dije que no había pedido eso, que se había confundido de mesa y la camarera me confirmó que eras para mí, que era una invitación de los dueños y añadió… “Que dicen que hace demasiado ejercicio y come pocas proteínas”, la verdad que me lo comí entero y estaba perfecto, en su punto.

Esta noche las miradas con Candy eran más intensas y profundas, el descaro por parte de los dos fue en aumento. Sin esperarlo empezó una tormenta eléctrica alucinante. Se veía a lo lejos pero Jacinto empezó a montar todo dentro en previsión a que nos tuviéramos que meter. Empezó a lloviznar y luego empezó a hacer con más intensidad la lluvia. Terminamos de cenar dentro y luego en un pequeño escenario un conjunto se puso a cantar todo tipos de canciones. Jordan se marchó a dormir. Me gustó, aunque su hermana se quedó con el resto. De todas maneras no quise hacer mucho esfuerzo, porque ya lo hice en los primeros días y Candy no dio muestras de nada. Simplemente de un ligero tonteo.

Los truenos adquirieron una intensidad fuera de lo normal. Los rayos los teníamos encima e iluminaban una y otra vez todo. Uno muy fuerte hizo que se fuera toda la luz. Nos acercamos a los ventanales a ver los rayos. Busque dónde se situó Candy, llevaba un vestido fino, ajustado, le llegaba por debajo de las rodillas. Con botones grandes por la parte delantera y escote. El vestido era negro y los botones de distintos colores. Cuando empezaron a caer rayos indiscriminadamente, pase mi mano izquierda por una de sus atrayentes nalgas. Giro un poco la cabeza, me miro y no dijo nada. Prefería que hubiera dicho algo, ya fuera de aceptación o desaprobación, pero no quedarse indiferente. Por lo que deje de acariciar su culito.

Sin decir nada me iba a marchar cuando Jacinto, que estaba pendiente de todo, quería acompañarme para iluminarme el camino, no quise y me dejó la linterna. Llegué a mi autocaravana, tenía reserva de energía, pero solo encendí una pequeña luz interior y otra exterior, que al ser led, tampoco consumían mucho. Hice lo que casi todas las noches, debajo del techado de madera que tenían instalado, me senté y me puse un chupito de esos licores que me regalaron. En concreto me puse uno de café. Estaría un poco esperando a Lúa y su prima, aunque esa noche no creía que pudieran venir.

El camino hasta las autocaravanas estaba compuesto de listones de madera. La lluvia empezó a caer con más ganas y se oía el ruido que hacía contra la madera. Ese ruido se apagaba de pronto por otro más profundo. Puse más atención y eran unos pasos. Veo una figura en la oscuridad, sin poder distinguir si es hombre o mujer y mucho menos quien puede ser. Al llegar a donde estoy veo mejor a la persona.

Es Candy que viene con algo parecido a una gabardina, tapándose con ella y llevándola por encima con los brazos estirados. Una vez que estaba debajo del techado. Dejo lo que la cubría sobre una barandilla. Se quedó de pie mirándome, las piernas semiabiertas, se quitó algo del recogido de su pelo y este se abrió. Ella con las dos manos agitó su pelo, metiendo sus dedos entre su melena. Haciendo que apareciera una imagen de leona. Seguíamos in decirnos nada. Con cierta brusquedad y en solo dos tirones, se abrió el vestido, por lo que los botones de colores eran falsos.

Podía ver su ropa interior de color morada, llevaba un culotte y sujetador de encaje, con muchas trasparencias. Lo siguiente que hizo fue ir hacia la puerta que estaba abierta y meterse dentro de la autocaravana, deje todo como estaba fuera, no me moleste en recoger nada, seguí sus pasos, cerré la puerta y le puse el seguro. Ahora la veía de espaldas, se quitó el vestido, su cuerpo estaba totalmente bronceado y el culotte le quedaba perfecto con semejante culo. No era el mejor culo que había visto, pero de los mejores y se le notaba firme.

Se acercó hasta donde estaba, no tuvo que dar ni dos pasos. Comenzó a sacarme la poca. Primero la camiseta, me dio un beso muy ligero, se fue hacia mi pecho, lamió mis pezones y los succiono. Me bajó los pantalones y la ropa interior a la vez, tragándose mi polla de un golpe, chupándomela como hacía tiempo que no me la chupaban. Era habilidosa se soltó el sujetador y se lo quitó, luego hizo lo mismo con su culotte. En ningún momento perdió ritmo en hacer la mamada.

No la iba a dejar a ella llevar la iniciativa, ya lo había hecho bastante, la quite y la puse sobre una mesa, quedándose apoyada sobre una de las paredes de la autocaravana. La mire bien mirada y estaba muy buena. No tenía marcas de bikini, sus pechos eran grandes, muy grandes pero extrañamente bien colocados, los pezones oscuros, con areola grande y el pezón no muy prominente. Su coñito tenía una intensa mata de vello en su pubis, aunque el resto se veía depilado. Según la miraba ella no se ando con tonterías y abrió bien las piernas, era toda una invitación.

Me metí entre esas piernas y me puse a lamer ese coñito peludo, que olía a sexo y estaba super mojado. Mi lengua y mis dedos no pararon de lamer, con mis labios atrape su erecto clítoris succionándolo y pasándole la punta de mi lengua con suavidad, mientras no dejaba de follármela con tres de mis dedos. Conseguí que tuviera dos orgasmos muy buenos y la hice chorrear sobre mi boca abundantemente, en cada orgasmo, me apretó con sus potentes y grandes muslos, algo que me excito mucho.

Insistía ahora en que me tumbara en la cama diciéndome… “Put me that delicious stick”, me hice el loco aunque la entendí perfectamente. Quería que me tumbara, en castellano me decía que quería montarme. Se apoyó en la cama con los brazos estirados, dejándome el culo con unas vistas de infarto. No me aguante y le di un azote, normalmente la primera vez lo doy suave para ver cómo responde la mujer, esta vez se lo di un poco más fuerte y no me equivoque, emitió una protesta… “BASTARD…” y continué, seguía diciéndome de todo, pero no se quitaba. Le dije… “Mientras no hables mi idioma no te follare” y siguió hablando en inglés. Ya me dolían las manos y ella el culito lo tenía completamente marcado, ¿Cómo se lo justificaría a su marido?, sabía que no me iba a rendir, soy demasiado cabezón, pero ella me recordaba a alguien especial, que aguantaba todo lo que le dieran. Hasta que al final con una voz muy sensual y caliente dijo… “Méteme esa porra ya, no me dejes sin acabar, dame, dame, dame, DAAAAAME…”, todavía no me puse el condón, estuve jugando con mi polla en su coñito, en la posición que estaba, la pasaba por toda su raja, hasta llegar al clítoris, sacándole unos gemidos muy intensos. Candy se cansó y se movía para que mi polla entrara en su coñito. Como era de esperar, no lo conseguía.

Hice que se tumbara en la cama y seguí “jugando” con ella. Lamia todo su cuerpo, mordisqueaba sus pezones, se los castigaba con “dureza” y mientras mi polla seguía rozando su coñito, lo que provocaba que Candy hiciera movimientos de cintura y de culo, para tratar de que mi polla se clavara en ella. Me arañó el pecho con rabia, lo hizo con tanta intensidad, que sabía que me dejaría una marca. Se incorporó un poco, me agarró la cara y nos dimos el primer beso completamente pasional. Nos comimos las bocas con mucho deseo. Al acabar ese beso me estire y cogí un condón, se lo di y ella, con sonrisa maléfica, me hizo tumbar, me coloco el condón.

Ella mismo se metió mi polla, sin dejar de mirarnos, me ponía excitado verla. Su melena que caía sobre mí y sus pechos que empezaban a tener movimiento, porque era toda una vaquera, saltaba y se movía sobre mí con fuerza, con intensidad. Empezó a decirme cosas en inglés, me paré en seco… “Perdón, perdón… no volverá a ocurrir”, reinicie la follada y ahora me gustaba más, era una mujer sin complejos, sabía gozar… “Oooohhhh… Así, así… méteme tu porra mas, más fuerte, siiiiii… desde que te vi quería tenerte”, lo decía alzando la voz y le decía… “También desde que te vi quería follarte, porque me gustaste, sabía que tenías que ser muy puta y las putas como tú me ponen cachondo”

Candy no paraba de gritar y me pedía que no me parara que continuase y coloqué de tal forma mis piernas, que quedamos parados. No la iba a dejar correrse, me golpeó en el pecho con los puños cerrados y me soltó una retahíla de insultos. Vi su respiración que se recuperaba y la folle con intensidad, siendo yo el que se la follaba, lanzándola hacia arriba y sin dejar de “castigarle” sus pezones, como ella me dijo luego su orgasmo fue brutal.

La folle como ella quiso, ahora me la seguiría follando como yo quería. Hice un giro a mi cuerpo y quedó tumbada, levanté sus piernas, las puse sobre mis hombros y me la folle en plan salvaje, gritaba, cerraba los ojos y pasamos de los golpes que daban en la puerta de la autocaravana. Su cara era de ir a correrse de nuevo, deje que bajara las piernas y me tumbe sobre ella, follándola en esa posición mientras nos morreábamos con mucha intensidad.

Una vez que se corrió ella, me corrí detrás. Me pidió agua, se la di y me decía… “Sabes anteponer tu placer al de la mujer, eres muy bueno en el sexo. Cuando te vi me gusto la intensidad de tu mirada y que te diera igual que no estuviera sola, un osado, jajaja…”

“No sé por qué dices eso, seguro que tendrás a montones de hombres detrás”y esta vez se echó a reír escandalosamente… “Que va, asustó a los hombres. A unos porque siempre está mi marido o mi cuñada junto a mí. A otros por ser tan grande, a otros por eso de ser modelo… y luego de las pocas experiencias que he tenido… no han dado la talla y para eso me quedo sin arriesgarme”. Esto me dejaba en duda, porque pensé que su marido lo toleraba y se lo pregunte directamente y me miró como si hubiera hecho la pregunta más estúpida del mundo… “Tú no estás bien de la cabeza. Si Jordan se enterara me mataría (metafóricamente) y sería todo un caos, hay muchas cosas detrás, cosas de familia”, no quise saber más y no pregunte nada nuevo. Pero algo me llamó la atención y era su cuñada… se volvió a reír y me dijo que se había ido con un chico que la rondaba.

Quise seguir, para mí la noche era larga, ella no se quería arriesgar más y quería irse. Fue a por su ropa interior y cuando se inclinó un poco me puse detrás de ella, notando mi nueva erección, soltando la ropa se apoyó en la mesa y solo me decía que rápido. Estaba esperando que la penetrara y cuando sintió mis dedos llenos de lubricante, penetrar en su culito gimió diciéndome… “Noooooo…”, no le hacía caso, mis dedos entraban más profundamente y entraban bien. Siguió diciéndome que no, pero no por hacerlo por ahí, sino porque decía que eso se haría muy largo, como se me ocurrió cuando repetir me la folle por su coñito y no tardó mucho en correrse, deje que se fuera, no quería que tuviera problemas y mientras la veía vestirse le hice ver que su culo estaba demasiado marcado, giro lo que pudo la cabeza se miró, me sonrió diciéndome que le gustaba como lo tenía.

Una vez que se marchó me fui a dormir. Me despierto bastante relajado y después de desayunar, me marcho a hacer una carrera campestre. Cuando salgo solo encontré a trabajadores del lugar haciendo sus labores. Mi regreso fue más cerca de las once, que de las diez. Supuse que la mayoría de la gente estaría en la playa porque hacía un buen día, cosa rara. Me encuentro a Candy, Jordan y dos mujeres de su grupo charlando y bebiendo amigablemente. Paso les saludo y Jordan quería hablar conmigo, le hago ver lo sudado que voy y que quiero cambiarme de ropa, además de una buena ducha. No tardó mucho en regresar junto a ellos.

Candy se quita las gafas de sol cuando me ve llegar y su mirada es más arrebatadora que de costumbre. Antes de entrar en conversaciones con ellos, me acerco a Joaquín y le pido un favor. Para entrar en el GYM, había que pedirle a Jacinto que abriera, por lo de controlar las personas, el salir no había problema, porque la apertura era una barra de la puerta, una barra de emergencia. “Jacinto me puedes hacer el favor de una vez que entre Candy al GYM, ¿Puedes desaparecer para que nadie más pueda entrar?” con una señal cómplice me contestó que contara con él.

Jordan me cogió por banda, decía que estaba aburrido con tanta mujer. Como ellos no solían salir del recinto, me acordé de un bar-mesón-restaurante-pub, reunía todas sus características, que era una copia a los de su país. Que había movimiento y que estaba bien, que era un paseo pero merecía la pena y me disculpé porque le comente que me quedaban ejercicios por hacer. Maldijo lo que él decía, culto al cuerpo. Con las prisas no nos dimos los números de móvil y no sabía cómo decirle que no faltara a su sesión de GYM. Les pregunté cómo es que no habían ido a la playa con el día tan bueno que hacía. Todo era por Candy que no se había levantado con ganas y se quedaron acompañándola.

Aunque me di cuenta de que tenía sus mayas y el resto de la equipación para hacer deporte. Me excusé y me marché, porque era imposible poder decirle nada a Candy sin que nadie se diera cuenta. Me fui en busca de Jacinto y me acompañó a abrir el GYM. Conecto la música ambiental y se marchó. Me quedé descansando y dejándome llevar por el sonido de la música. Me había situado en lugar, de tal manera que si llegaba acompañada, me pudiera escabullir sin que nadie se diese cuenta. No sé cuánto tiempo después, se oyó abrir la puerta y voces en inglés, eran de despedida y entró ella sola. Al verme puso una sonrisa de pecadora y me “ignoro”, se puso a hacer un ejercicio para endurecer las nalgas, donde tiene que coger una postura en la máquina más que provocadora.

Me acerque y acaricie su culito, no decía nada y lo que sí veía era la cara de puta que tenía, reflejada en el espejo. Le quite las mallas y el tanga que llevaba. Cuando me acerque a ella, lo hice llevando en mis manos lubricante y condones. Cogí el lubricante y mientras tocaba su clítoris, inicie el ataque en su culito, lo hacía con delicadeza y cuando metía un dedo pude ver reflejado en el espejo como se mordía los labios. En ese momento me fije que tenía marcas en sus nalgas y al verme mirándolas, me dijo… “Por eso no me he podido bañar hoy, no sé cómo se lo justificaría a Jordan”, no termino de decir eso y tuvo el primer orgasmo.

Me puse el condón, lubrique bien mi polla y empecé la penetración, se quejó un poco, le pregunté si era su primera vez… “Jajaja… casi el calibre de mi marido es mucho menor… pero no te preocupes, tú eres el que mandas y yo aguantaré lo que tú digas”, en principio lo entendí como una invitación a una follada de culo salvaje. No lo hice de momento, fui con sumo cuidado metiendo mi polla, me gustaba sentir como mi polla se abría camino y como su culo la atrapaba.

Una vez había introducido la mitad y ella que estaba confiada que seguiría así hasta tenerla dentro, de un solo golpe metí el resto, se le escapó un “alarido” de placer y en su idioma me vino a decir que era un hijo de puta único o algo similar. Las embestidas eran potentes, sacaba casi toda mi polla lentamente y luego la embestía “brutalmente” hasta que nuestro cuerpos se tocaban en un golpe seco, me queda parado unos segundos y volvía a hacer lo mismo, mientras ella no dejaba de gemir, de mover sus caderas y decirme que continuará. Era una gozada de mujer. Me incline un poco sobre ella, para poder llegar con mis manos a su clítoris y se lo acariciaba, hasta que notaba que se iba a correr y le decía que no se lo permitía. Podía haberlo evitado pero no me interesaba y deje que se corriera.

Lo que hizo que sin dejar de follar ese glorioso culito, que lo azotara bien azotado, ni una protesta, otra vez que cogía un buen color, a pesar del moreno que tenía, esta vez pase de follarla a “empotrarla” agarrando bien sus caderas y dejando sonar el impacto de nuestros cuerpos, me encanta follarme así a una mujer y que no solo lo aguante, que también me desafié como lo hacía Candy, para que fuera más rápido y fuerte. Estábamos los dos que nos salíamos, ella me anunciaba que si no paraba se correría de nuevo y no aminore ni un ápice la manera de empotrarla. Se corrió con fuerza, sus gritos retumbaron en el pequeño gimnasio y una vez que lo hizo, le saque mi polla de su culito. Me quitaba el condón y le ordenaba que se desnudase del todo, quería ver sus tetas.

Luego hice que se recogiera bien el pelo e hice que se pusiera a comerme la polla, me faltaba poco para correrme y lo quería hacer en su boca. Se debió de dar cuenta de lo que quería hacer y un poco compungida, me dijo… “Me encanta hacerlo, pero lo de que acaben en mi boca… no se si seré capaz, ¿Lo entiendes?” (lo pronunció en inglés) y agarrando su cara con intensidad, estando agachada ya, le respondí… “No te preocupes, te entiendo perfectamente, pero lo haré igualmente… ¿Me entiendes tú a mí?” y le lleve su cabeza hasta mi polla. Nos mirábamos y que bien sabía hacerlo, estaba claro que le gustaba y le ponía, sus ojos lo decían todo. De vez en cuando le daba alguna arcada, pero lo controlaba todo mucho, era una artista de la mamada. A pesar de todo, cuando estaba a punto de correrme la avise… “Zorra me voy a correr y no te quites, no me dejes a medias” y segundos después, de mi polla salieron varias descargas abundantes, llenándole su boca, oyéndole ruidos guturales y como aumentaba la mamada. Se lo tragó todo y no dejó que nada se perdiera. Nos quedamos sentados, recostados sobre la pared.

  • ¿Ha sido tan malo al final?

  • Claramente que no, me ha llamado la atención, el sabor tan diferente con el de mi marido, que siempre la tengas tan caliente y sobre todo la cantidad… ¿Es normal en ti o tomas algo?

  • El sabor va mucho con el tipo de alimentación y de lo que bebes. El resto es normal.

  • Me gusta tu entrega, ver cómo lo das todo. Espero que nos encontremos alguna vez más cuando nos vayamos.

  • En esta vida es todo posible y si sigo solo, que casi seguro que lo seguiré… pues podremos continuar.

  • Lo tomo como una promesa.

  • Luego nos intercambiamos los datos y móviles.

Ella salió por la puerta por la que había entrado y yo salí por la otra. Me encontré a Lúa y me pregunto por lo de la noche que habíamos quedado. Mi contestación, que pensé que con la mala noche que se puso no iban a ir y me dijo de poder quedar en otro momento, no quise comprometerme y por eso le dije que ya veríamos.