Vacaciones familiares en Calpe (llega mi hermana)

Aquí estoy de nuevo para terminar de contaros las travesuras que ocurrieron en nuestro último verano familiar.

VACACIONES FAMILIARES EN CALPE (LLEGA MI HERMANA JIMENA)

Aquí estoy de nuevo para terminar de contaros las travesuras que ocurrieron en nuestro último verano familiar.

Quiero recordaros que me llamo Lola y recientemente he empezado a tener relaciones sexuales con mi sobrino Gabriel, hijo de mi hermana mayor, Jimena. La verdad es que la cosa no fue premeditada ni nada de eso, pero al estar separada, llegar el verano y tener a mano un chaval tan bueno y guapo como es mi sobrino, pues cualquiera se resiste a la tentación.

La noche antes de que viniese mi hermana preparamos la habitación secundaria como si la hubiese estado utilizando Gabri, cosa que no era cierta, ya que él dormía todos los días conmigo (lo de dormir es un decir, bendita juventud, que alegría). En principio, al tener el apartamento dos dormitorios la solución fue que yo seguiría en mi habitación, mi hermana iría a la otra y Gabriel dormiría en el sofá-cama de la salita de estar, que si bien es un poco más incómodo que una cama, tampoco estaba mal del todo.

Esa noche, como "nuestra última noche de libertad" la verdad es que nos dimos un buen homenaje y follamos tantas veces como nunca lo habíamos hecho antes. Queríamos tener unas reservas hasta que pudiésemos volver a estar juntos de nuevo. Hicimos de todo, ya que aparte de follar en todas las posturas imaginables, nos comimos la polla y el coño respectivamente, al mismo tiempo o no y muchas más cosas.

Al día siguiente fuimos a la playa esperando que llegase mi hermana. Para aprovechar me puse el más diminuto de mis tangas, eso si, en el bolso tenía un bikini, digamos más decente.

Debido al tráfico mi hermana llamó para decir que llegaría un poco más tarde de lo previsto, a la hora de comer. Así que estuve "libre" un poco más y me daría tiempo de cambiarme en casa.

Poco antes de las 3 de la tarde mi hermana llamó para decir que estaba en la zona, pero no encontraba la urbanización. Le pregunté por alguna referencia y le dije que no se moviese, que íbamos a buscarla.

Fue una alegría un tanto fingida. No es que no nos alegrásemos de ver a Jimena, el hecho es que si no hubiese venido nos lo pasaríamos mejor.

  • Hola, Jime, ¿Qué tal el viaje?

  • Hola, mamá

  • Bien, la verdad un poco cansada, ya que pillé un poco de atasco en la zona de Madrid, pero bien.

  • Bueno, vamos a subir la maleta y comer. ¿Tienes hambre?

  • Me muero de hambre

  • Pues marchando que es gerundio. Gabri, sube la maleta de tu madre

  • Voy.

Comimos los tres en la salita y después salimos a la pequeña terraza, ya que es una costumbre de mi hermana fumarse un cigarrillo después de comer pero ya en casa le dábamos la brasa, por lo que siempre se va afuera a fumar. Aquí lo hizo ya en automático y nos confesó que a pesar de estar sola en casa hacía lo mismo. Nos reímos de la situación.

Nos preguntó que tal iba el verano, que hacíamos y esas cosas. Le dijimos, mintiendo, claro está, que nada, que mucha playa y descansar mucho, alguna vuelta por la noche y eso. Nos dijo que aunque estaba cansada y de buena gana se echaría una siesta, creía que era mejor hacer algo y luego irse a dormir temprano. Decidimos ir a la playa.

Lógicamente me puse uno de los bikinis "más recatados" que tenía, sin embargo eran un poco atrevidos para mi hermana mayor, que usaba un bañador completo.

  • Oye, Lola y ese bikini, no te parece un poco pequeño. Por poco lo enseñas todo, maja.

  • Te acuerdas que se me olvidaron en casa. Pues tuve que comprar nuevos y esto es lo que hay. La verdad es que son muy cómodos. Deberías probar.

  • Por dios, Lola, ¿cómo me voy a poner yo eso? Y además delante de Gabri. Es solo un niño.

  • No te ofendas, Jime. Ya se que eres su madre y eso, pero tu pequeño es todo un hombre. Fíjate como se le quedan mirando las chicas en la playa, y las no tan chicas

  • Ya, pero es mi pequeño

  • Si ya lo se, pero…hay que rendirse a la evidencia. Además no creo que enseñe más de lo que se ve por ahí.

  • Desde luego. La mayoría de las mujeres van en topless…viéndolo así parece que no vas tan mal

  • Bueno, me puedo poner como ellas

  • Lola, creo que sería ir muy lejos

  • Hija, Jime, tienes que vivir el presente

  • Ya lo se, Lola, pero eso de ir a un colegio de monjas marca mucho

  • Pues sabes que te digo

  • ¿Qué?

  • Pues que al poco de llegar quise probar eso del topless y le pregunté a Gabri si a él le importaba y como me dijo que no…pues, hala, he estado haciendo topless desde entonces.

  • Lola!!! No será verdad.

  • Como que no, fíjate!

Me quité la parte de arriba del bikini. Mi hermana estaba un tanto escandalizada, pero poco a poco se fue serenando. En ese instante llegaba Gabri del agua. Se impactó un poco.

  • ¿Verdad Gabri que te pregunté si te molestaba que hiciera topless y me dijiste que no?

  • Es verdad. Además no hay más que fijarse como están la mayoría de mujeres en la playa. Siento decírtelo mamá, pero aquí lo más raro es lo tuyo. Así…con bañador…solo veo a una abuela y a ti

  • Bueno, vale, ya. Capto la indirecta. Estoy un poco pasada de moda. Pues nada, luego vamos a una tienda y me compro unos bikinis. Pero desde luego Lola, no esperes que haga topless.

  • Ni se me había pasado por la cabeza que con lo beata que eres hicieras topless.

  • No soy ninguna beata.

  • Si, si, sor Jimena

  • Tu ríete, pero ya verás

A mi hermana le tuvo que "doler" mucho aquello de decirle que era una retrógrada, porque cuando fuimos a la tienda, directamente fue a elegir los bikinis más provocativos, a su modo de pensar.

  • ¿Qué dices ahora, piensas que sigo siendo una beata retrógrada?

  • Bueno, quizá ya no tan beata, pero si quieres estar a la última

  • ¿Qué? ¿Algo más atrevido que esto?

  • No se, déjame ver que hay

Fue a dar una vuelta por la tienda y elegí unos bikinis realmente espectaculares con muy poca tela. Ya que estábamos, quería ver la reacción de Jimena.

  • Bueno, Jimena, ¿qué me dices de estos?

  • Por dios, Lola, no pretenderás que me pruebe eso

  • Ya me había apostado con Gabri una caña que no lo harías

  • Anda, déjame ver. Te vas a enterar

Se puso el primer bikini, que le quedaba bastante bien, pero no tanto como el siguiente. Ese era realmente espectacular.

  • La verdad Jimena es que es una pasada como te queda este. Te lo regalo.

  • Bueno hija, si insistes en que me queda bien.

  • No es que te quede bien, te queda de escándalo.

Resumiendo. Mi hermana se compró tres bikinis (uno se lo regalé yo) mucho más acorde con los tiempos en los que vivimos.

Esa noche fuimos a cenar pronto, tomamos un par de cañas y volvimos al apartamento, para que mi hermana pudiese descansar después del viaje.

Al día siguiente después de desayunar fuimos a la playa. Mi hermana ya se había puesto una de sus nuevas adquisiciones. Concretamente el que yo le había regalado. Yo me llevé un tanga.

  • Anda, maja, tú siempre más. Si yo me pongo un bañador, tu un bikini, si yo me pongo un bikini, pues tu te pones…eso.

  • Es un tanga, Jimena, un tanga. Y es comodísimo.

  • Debe serlo, porque es casi ir desnuda

  • Pues la verdad es que si, es una auténtica gozada.

Mi hermana quiso decir algo, pero se calló. Al cabo de un rato ya habló. Mi sobrino nos dejaba más solas de lo que hacía conmigo. Estaba mucho en el agua y paseando.

  • Oye, Lola. ¿y tú como empezaste a hacer topless? Lo digo, porque si no vas con cuidado se te queman los pechos

  • Joder, Jime, parece mentira que seas enfermera. Pues vas poco a poco. Hoy te pones un rato, con bastante crema. Mañana otro poco, y así hasta que ya no se nota la diferencia.

  • La verdad es que pondría, pero como está Gabri, me da no se qué

  • Hija, por él no te preocupes. A mi me pasó lo mismo, pero te pones en topless, te mira las tetas un par de veces con disimulo…y ya está

  • Pero es que yo soy su madre

  • Y yo su tía…y aquella señora de allí, ¿la ves? Pues está con sus hijos, que deben tener ¿Cuánto? ¿Catorce o quince años?

  • No se. Cuando venga mi hijo le preguntaré que le parece a él. Igual no le gusta que su madre ande por ahí enseñándole el pecho a todo el mundo

  • De verdad que eres increíble. Si quieres hacer algo, lo haces, pero no dejes de hacerlo por el que dirán.

  • Bueno, le preguntaré a Gabriel.

Al cabo de un rato mi sobrino vino donde estábamos y mi hermana le hizo la consabida pregunta.

  • Oye, hijo. A ti que te parece que las mujeres se pongan en topless?

  • Bueno, a mi no me importa. Que cada uno haga lo que quiera. Mientras no moleste a los demás.

  • ¿Pero tu crees que si una mujer se pone en topless puede molestar?

  • Hombre, mamá, depende. Si lo hace en la playa, pues no. Si lo hace en una iglesia…es otra cosa.

  • ¿Y si fuera yo la que quisiese hacer topless?

  • La verdad es que me extrañaría un poco, pero no tanto. La tía piensa que eres del todo retrógrada y yo le he dicho que no tanto. Incluso nos hemos jugado unas cañas. Ella decía que era imposible que te pusieras en topless e incluso veía difícil que te compraras un bikini. Yo le dije que no eras tan antigua como pareces. Así que si quieres hacer topless, pues lo haces. Además, a mi no me tienes que consultar. Es algo que si quieres hacer, pues lo haces y si no quieres, pues te pones el bikini y listo.

Mi sobrino se volvió al agua

  • La verdad Lola es que no se que hacer, por un lado quiero y por otro, no se

  • Pues hija, tu hijo no ha podido decirlo mejor. Es algo que depende de ti

  • Hala, ahora que no está Gabri, me voy a quitar la parte de arriba.

  • Pero si te va a ver luego, que más te da. Cuanto antes mejor

Dicho y hecho. Se quitó la su bikini y dos tetas, más o menos del mismo tamaño de las mías se mostraron al público. Eso sí, muy, muy blancas. Habría que ponerle mucha protección. Cuando volvió Gabri del agua mi hermana se asustó un poco.

  • Bueno, mamá, veo que te has decidido. Por cierto, gracias a ti he ganado dos cañas. Me parece justo darte una, si quieres.

  • No seáis así. Para mi es una situación…delicada.

Mi sobrino y yo nos reímos, y luego mi hermana.

Esa noche cenamos en el apartamento y tras la cena nos fuimos a la terraza, para que mi hermana pudiese dar cumplimiento a su vicio.

  • La verdad es que al principio me parecía que todo el mundo me miraba

  • Y claro que te miraban, mamá…nadie había visto unas tetas tan blancas. Ja,ja,ja.

  • No seas malo, Gabri.

  • Lo siento mami, pero es que tiene gracia. Hoy nadie se fija en esas cosas. Y el que quiera hacerlo, pues alegría para el cuerpo.

  • La verdad es que tienes razón.

Tras un rato de velada y eso mi hermana se fue a dormir y yo al poco, ya que no podíamos hacer otra cosa. Le di un beso a mi sobrino, en la boca, mientras el me tocaba las tetas y yo a él su paquete.

La mañana siguiente volvimos a la playa y ya mi hermana se puso en topless con naturalidad.

Por la noche tocaba salir a dar una vuelta. Así que cenamos de tapeo y nos sentamos en una terracita a tomar unas cañas. Hacía un poco de brisa, lo que refrescaba un poco el calor sofocante del día. Dimos una vuelta por el paseo. Sugerí seguir hasta la orilla del mar y aceptaron. Nos quitamos los zapatos y caminamos por la arena mojada. Al rato, como nuestra costumbre (de Gabri y mía), nos sentamos a mirar las estrellas. Mi hermana sacó un cigarrillo. Le pedí uno.

  • Vaya, esto si que es una sorpresa.

  • Es que esta noche me apetece fumar

Nos fumamos los cigarros (incluso Gabri le dio un par de caladas al mío) y volvimos. Al llegar al apartamento la verdad es que no teníamos sueño, por lo que decidimos jugar a algo, pero tuve que salir a comprar unas cartas para poder jugar a algo. También compré un par de botellas. Una de whisky, otra de ron y una más de vodka, ya que es lo que solemos beber mi hermana, mi sobrino y yo, respectivamente. Por supuesto llevé hielo y refrescos. La verdad es que casi no podía con todo.

  • Bueno, aquí tengo todo lo necesario para echar una partidita

Decidimos jugar a las siete y media, de tal forma que los dos que perdían tenían que beber un chupito de su bebida. Al rato, ya un poco entonados fue mi hermana la que nos sorprendió.

  • Bueno, bueno…esto hay que amenizarlo un poco. Propongo que los que pierda además se tienen que quitar una prenda

  • Completamente. Además si pierdo, del todo, es poco más de lo que ha visto, y si gano, no veré nada nuevo

  • A lo mejor te sorprendes mami

La cosa siguió hasta quedarnos todos solo con las bragas o calzoncillos. Entonces dije yo

  • Bueno, ahora soy yo la que propongo…si alguien pierde todas las prendas, tendrá que hacer lo que los otros los le manden.

  • Por mi, estupendo (mi hermana estaba un poco alegre)

  • Yo no me puedo negar, claro

  • Me parece que no, sobrinito.

Precisamente fue mi sobrino el primero en perder. Después de hablar mi hermana y yo le dijimos que tenía que quitarse los calzoncillos como si nos estuviera dando un espectáculo de boys. Pusimos un poco de música y mi sobrino empezó su "actuación" para finalmente quedarse en pelotas. Mi hermana se sorprendió de ver el buen miembro de su hijo, y yo hice como si también. Luego perdió mi hermana y más o menos fue el mismo castigo. El problema se presentó cuando Jimena volvió a perder. Mi sobrino y yo "deliberamos" y quisimos saber hasta donde llegaría mi hermana. El castigo sería

  • Bueno, Jimena, hemos decidido que masturbes a Gabri durante dos minutos

. ¿Quéeee?

  • Esto lo empezaste tú, si no quieres seguir

  • Claro que voy a seguir. Un castigo es un castigo

Mi hermana cogió la polla de su hijo y empezó a subir y bajar lentamente. La mirada de mi hermanita mayor era totalmente lasciva…hasta que sorprendiéndonos de nuevo cogió la polla de Gabriel y se la llevó a la boca… ¡le estaba haciendo una mamada! Tenía los pezones completamente erectos y mientras controlaba el tiempo no pude resistir el llevarme una mano a mi conejito. Pasaron los dos minutos y se lo hice saber. Mi hermana se retiró a su asiento y mi sobrino era incapaz de articular palabra. Seguimos una partida más y al perder de nuevo Gabri, hablamos mi hermana y yo y decidimos terminar con el juego.

  • Bueno, Gabri, hemos decidido dos cosas

  • Oye, oye, que es un castigo por mano

  • Espera y escucha…hemos decidido terminar la partida aquí… y seguir con otros juegos en el dormitorio grande…si te parece bien

  • Por mi…fantástico

Nos fuimos a la habitación y mi hermana estaba completamente desatada

  • Es que no sabéis el hambre que tengo. Llevo casi siete años sin echar un polvo…ni bueno ni malo.

  • Hija!!! Y como has aguantado?

  • Pues ya sabes…duchas frías…y algún consolador de vez en cuando…pero no es lo mismo.

  • Ya te digo yo que no es lo mismo

Gabriel estaba en medio de la cama, entre su mami y su tiíta. Parecía…ido, como en una nube. Besé la boca de Gabri, mientras su madre se iba a seguir con la mamada inconclusa de antes.

  • La verdad es que mi niño ya es todo un hombre

  • Por fin te has dado cuenta, hermanita

  • La verdad es que me había dado cuenta hace timepo, pero por todos los problemas morales y eso no hacía nada. Pero como te digo, una no es de piedra…y me hubiese gustado hacer esto mucho antes. Si no os llego a ver la otra noche

  • ¿Cuándo?

  • Cuando besaste a Gabri y os metisteis mano antes de ir a dormir

  • Ah! Si

Seguimos un poco en esa situación hasta que me llegaron los efluvios del coño de mi hermana. Me apetecía probar esa fruta…por primera vez en mi vida. Abría un poco las piernas de mi hermana y le dí la primera lamida de coño de mi vida

  • ¿Qué haces Lola?

  • Es que m apetecía

  • Nunca me lo había hecho una mujer

  • Ni yo lo había hecho

  • Oh, que bueno, sigue, sigue

Mi hermana estaba ensimismada. Dejó de mamarle la polla a Gabriel y gemía como una actriz porno. Mi sobrino, vino donde yo, se puso detrás y buscó con su polla la entrada de mi coño. Así, mientras yo le comía el coño a su madre, el me lo taladraba a mí.

Mi hermana se corrió varias veces y yo en un par de ocasiones, pero mi sobrino aguantaba como un jabato. Hicimos un cambio y fue él quien pasó a ocupar mi puesto de atención a su madre. Paulatinamente le fue metiendo la polla en el chumino de su madre.

  • ¿Qué haces, Gabri, no puede ser, no, no…oh, diossss, que gusto, sigue…!

  • ¿Así, quieres que siga así?

  • Si, mi amor…así…así…como me gusta…lo echaba de menos

Seguí allí viendo como mi hermana y su hijo follaban de una manera bestial, mientras yo me había una paja fenomenal. Cuando mi hermana llegó a correrse pensé que iba a despertar a todo el bloque. Menudos gemidos que lanzaba la ex-recatada. Tras haber terminado mi sobrino en el abdomen y las tetas de mi hermana me fui hacia ellos y nos fundimos en un beso entre los tres.

Cuando recuperamos un poco el aliento mi hermana dijo que ella nunca se había comido un conejo y quería probar…por supuesto con el mío. Así hicimos una cadena y mientras mi hermana mi comía el coño, yo le hacía una mamada a Gabri y éste a su vez lamía la raja de su madre.

En fin, que ese noche dijimos que éramos la mejor familia del mundo y esas cosas. Tras volver, hemos repetido lo de Calpe en multitud de ocasiones. Mi sobrino empezó a estudiar la carrera en Valladolid, donde tenía dos mujeres para darle y recibir mucho. Nos lo pasamos muy bien, salimos mucho los fines de semana, los tres juntos o mi sobrino y yo si mi hermana trabaja o a veces mi hermana y yo si Gabri tiene que estudiar. Mi hermana ya no es tan mojigata sino que más bien se ha vuelto una viciosa del sexo, haciendo cosas antes impensables para ella, como follar nosotras solas, para lo que se ha comprado un consolador unido a un cinturón, porque le encanta hacer como si ella me follase o con ese mismo artilugio que seamos su hijo y yo los que le follemos el coño y el culo al mismo tiempo. Vaya, que las cosas no son como a veces parecen a simple vista

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