Vacaciones en Tanger - Interracial - Tercera parte

Esto es el relato de unas vacaciones que pasamos en Tánger. Fue la primera vez que vi follar a mi mujer con otro hombre. Recomiendo leer las anterires entregas para situarse en la histotia

Comenzó a hurgar en su coño con una mano mientras con la otra le sobaba las tetas, ella  agarro su abultado pene y subiendo y bajando su mano  empezó a masturbarle despacito.

Estuvieron así un rato, tumbados uno al lado del otro, María con sus piernas abiertas dejándome una panorámica perfecta de su coño y de cómo le socorrista la penetraba con sus dedos. Desde mi cubil veía como sus dedos entraban y se removían vigorosamente dentro de su vagina.

Yo me masturbaba, estaba tremendamente  excitado y creo que me llegue a correr dos o tres veces viéndoles.

Cambiaron de postura, se puso de rodillas frente a ella, sentado sobre sus talones y entre las piernas de ella, se las abrió todo lo que pudo se quedo mirando su raja fijamente, alargo una mano para tocársela y la dijo - Me gusta tu chocho rapado, pareces una puta – mientras pasaba el dorso de su mano sobre él, lo engancho pellizcándolo entero con sus dedos, juntado sus labios, atrapando toda su vulva con la mano se la masajeaba estrujándola, lo soltó y se lo abrió – uff que rico – mascullo excitado  y volvió a meter y sacar sus dedos enérgicamente dentro de su coño, oyéndose como estos chapoteaban. María con su brazo estirado, enganchada a su verga le pajeaba, hasta que este, dio un bufido y arqueando el cuerpo acerco su pene hacia  ella y empezó a soltar grandes borbotones de espeso esperma que cayeron sobre las tetas, estomago y coño de ella, pringándola toda. Continuo apretándole la polla y meneándosela despacio hasta que dejo de gotear, mientras él, aun  jadeante seguía perforándola la vagina con sus dedos y con la otra mano extendía su semen, por las tetas, tripa y coño, como si la estuviese untando de crema. María le soltó la polla, le agarro su mano con las suyas y le  apremio para que continuase con sus dedos más deprisa, hasta que ella llego al orgasmo, con fuertes gemidos y retorciendo y apretando su pelvis contra la mano de él.

Se tumbo el socorrista a su lado y María se giro hacia él, puso su pierna semi doblada sobre los muslos del chico, empezó a acariciarle con suavidad su pecho, recreándose en sus marcados abdominales, hasta bajar poco a poco su mano hasta su pene. Comenzó a pasar sus dedos por él y a restregar su coño contra su muslo, hasta volver a excitarlo de nuevo, entonces se incorporo y agarrándose las tetas, le empezó a restregar por la polla, subió hacia arriba rozando con sus pechos su vientre y su pecho, hasta llegar a su cara, empezando a pasarle sus pezones por la boca. El los atrapaba con la boca, los chupaba con la lengua y se los mordía. Volvió a empezar a bajar, esta vez lamiendo con la lengua su pecho y su vientre y paso de nuevo sus tetas por todo el cuerpo de él, hasta llegar otra vez  a su polla, coloco está entre sus pechos y juntándoselos con las manos le empezó a pajear con las tetas.

El socorrista resoplaba de gusto y levantando la cabeza miraba como su rabo aparecía y desaparecía entre aquellas grandes tetas, le agarro la cabeza y empujándosela para abajo la pidió que se la chupara. María obedeció y sacándosela de entre sus tetas, le agarro la polla con una mano y empezó a darle suaves lengüetazos en su capullo – mientras le miraba las caras de gusto que iba poniendo -, abrió su boca y comenzó a introducírselo entre sus labios despacio y sacando su lengua de vez en cuando  para lamerlo.  Se la saco de la boca y mirándolo le dijo con voz de vicio:

No sé si me entrara en mi coñito, nunca me han follado con una tan gruesa.

Volvió a acercar su boca y comenzó a recorrer su miembro con la lengua. Estaba duro y le sobresalían unas gordas venas en toda su longitud, llego hasta sus huevos los engancho con la mano y se puso a lamérselos con ansia y a introducírselos en la boca absorbiéndolos, regreso recorriendo su miembro de nuevo con la lengua, hasta llegar a su prepucio, que sobresalía de su piel por completo, -estaba circundado-  y abriendo sus mandíbulas al máximo, se la empezó a mamar con  desenfreno, mientras su garganta profería sonidos ahogados de placer.

El socorrista comenzó a jadear diciéndola – que bien la chupas, sigue puta, trágatela entera - y a empujar la cabeza de María para que se la metiera entera en la boca, pero ella no podía, su boca no podía tragarla por entero y le daban arcadas, se la saco de la boca al empezar a sentir, como aquello se hinchaba más y empezaba a convulsionarse, en clara señal de  que iba a correrse y clavándole las uñas en la polla le dijo agitada:

No te vayas a correr ahora cabrón, aun tienes que follarme.

María se puso a horcajadas sobre él, se abrió los labios del coño con sus manos y reclinándose le agarro el pene, lo coloco recto apuntando hacia arriba y se sentó con su vulva encima de él, comenzó a mover la pelvis frotando su húmeda raja a lo largo del miembro, haciéndole una paja con sus labios vaginales – le encanta estimularse su clítoris  con las pollas mientras las masturba entre su raja y lo hace de fabula -.

El socorrista se incorporo la agarro y tumbo sobre la cama, se encaramo encima de ella, empezó a frotarse contra su pubis intentando introducirle su miembro en la vagina. María con las piernas estiradas y agarrando su polla con la mano, le impedía que la penetrara, este protesto y María le dijo que así no.

Se incorporo quitándoselo de encima y se sentó en el borde de la cama, - como habíamos planeado los dos antes, para así tener yo una perspectiva perfecta - le hizo ponerse de rodillas enfrente de ella. María abrió sus piernas, ofreciéndole su raja sonrosada y agarrándole el pene lo llevo hasta su coño,  moviéndolo de arriba abajo empezó a restregar su prepucio por los labios de su vagina, para lubricarlo bien con sus fluidos, hasta poco a poco colocarlo en su abertura y comenzar a introducírselo despacio, para que su orificio se fuese dilatando y poder encajar aquella polla dentro.

Desde mi posición pude ver como María con pequeños empujones de su pelvis y  agarrada con una mano a la cintura de él y la otra en el vientre para frenarle sus empujones, se iba metiendo en su coño, la gorda polla del marroquí, esta  iba desgarrándole la vagina según entraba, haciéndola dar pequeños gritos de dolor, que en poco tornaron a ser jadeos y gemidos. Hasta que vi desaparecer todo su miembro dentro de ella. Alzo su cara y dirigiéndola hacia mi escondite, se mordió el labio y me hizo un gesto de satisfacción, poniendo su cara más golfa.

Una vez acomodada aquella polla en su vagina, reclinando su cuerpo hacia detrás y apoyando sus manos en la cama, comenzó a mover su culo haciendo salir y entrar rítmicamente aquella polla en su coño, mientras que el socorrista le agarraba con fuerza las tetas. María se incorporo hacia adelante y pasando sus brazos por el cuello de él, le comió la boca apasionadamente, le dijo - que gusto me das cabrón, ahora vas a saber lo que es follar - y  se dejo caer sentándose sobre él, clavándose su polla totalmente, empezó a brincar encima de él con enormes gemidos. Sus tetas botaban delante de la cara de él,  hasta que se las agarro con las dos manos y atrapo sus pezones con los diente.

Así estuvieron un tiempo hasta que él, cansado por la postura, la reclino sobre la cama, la giro, la puso a cuatro patas, la abrió las nalgas, se puso detrás de ella y comenzó a pasar su polla por la raja de su culo dándola pequeñas embestidas, intento metérsela por el culo, pero María le dijo:

¡Eh!, que te equivocas.

-  No, quiero follar tu culo ahora -, le respondió él, mientras mojaba un par de dedos con saliva y comenzaba a metérselos por el ano. María soltó un quejido y le llamo cerdo con voz quejosa,  alego que le habían follado pocas veces el culo y que nunca con una tan gruesa y el sin hacerla caso volvió a ensalivarse los dedos y se los clavo de nuevo, poniendo su mano sobre su espalda para sujetarla y que no se moviera. Esta vez soltó un suspiro y le dijo que fuera despacio, inicio una follada en su ano con los dedos, mojándoselos de vez en cuando en su boca, mientras se masturbaba con la otra. Continúo la follada lentamente aumentando el número de dedos que la embutía.

María comenzó a jadear de nuevo, alargo su brazo por debajo de su cuerpo, le agarro el pene y lo guio hasta la entrada de su culo y ayudándose con sus dedos se introdujo lentamente su gordo capullo, empujando su culo contra él. Cuando entro por completo su punta, soltó un grito, y le indico que tuviese cuidado, se agarro sus nalgas con las dos manos y se las separo, para abrir su esfínter y facilitar la penetración, le dijo que no empujase y  poco a poco, con pequeños presiones de su culo contra él, se lo fue introduciendo entre placenteros suspiros.

Yo me quede un poco sorprendido, de lo que estaba viendo, pues pocas veces me dejaba follarla por detrás la muy puta.

Una vez dentro por completo, asiéndola de las caderas la empezó a follar lentamente su culo. Desde mi escondite podía ver como su verga entraba hasta el fondo y al salir arrastraba tras de sí el anillo marrón de su ano. Aumento la velocidad de sus empujones, mientras María gritaba enloquecida. Le insultaba y le decía que la estaba rompiendo, pero a la vez le animaba a que la diese más fuerte y empujaba su culo contra él. Sus embestidas fueron in crescendo y con ellas los gritos de ella – sigue cabrón, fóllame fuerte - y bufidos de él. Era un escándalo, en la habitación resonaban estrepitosamente los gritos, jadeos y los ruidos que producían las ingles de él cuando topaban contra el culo de ella, los de las habitaciones de al lado debían estar alucinando por la escandalera que formaban.

Una  mezcla de olor a sexo y sudor inundaba la estancia, María daba alaridos entrecortados continuos a cada empujón que recibía, que hacían que sus tetas se balanceasen bajo su cuerpo como dos grandes campanas de carne al compás de las arremetidas.

El aceleró el  ritmo de sus envites y con un gran último golpe con sus riñones, clavando su miembro hasta el fondo, empezó jadear intensamente y comenzó a correrse con fuertes convulsiones, mientras soltaba repetidas veces:

¡Toma toda mi leche, puta!

Se derrumbo dejando caer su cuerpo sobre ella, haciéndola caer sobre la cama boca abajo,  aún ensartada y propinando unos fuertes gemidos, grito:

¡Me corrooo!

Alcanzando ella un nuevo orgasmo. Quedaron jadeantes en esa postura un rato, él con su polla dentro, besándola la espalda, agarrado a sus tetas y acompañando de pequeños empujones las contracciones del final de su eyaculación. Así estuvieron hasta que recuperaron el aliento y se le empezó a bajar la erección.

El socorrista se levanto, sacando su polla chorreante de fluidos, sonó un – pop – al salir su prepucio del ano. María se incorporo, quedando a cuatro patas con su esfínter aun abierto y palpitante. Empezó a escurrir de su ano hacia su coño, una mezcla de fluidos de ella y semen de él, espesos con un tono pardo. Ella acerco una mano a su abertura tanteándosela y llevo su mano hacia su cara para mirar si era sangre, pero no lo era.

Le pidió le trajese algo para limpiarse y no pringar todo El fue hacia el baño, trajo una toalla pequeña y el mismo la limpio el culo y el coño. Cuando termino se limpio su verga y hundió su cara entre sus nalgas, paso su lengua por la raja y ano varias veces, terminándola de limpiar de líquidos. María le aparto, se levanto y se cubrió con una bata,  encendió un cigarro y se volvió a tumbar sobre la cama dando un suspiro de satisfacción. El fue hacia el baño a dejar la toalla y a lavarse la polla de residuos, cuando regreso, venia otra vez con su pene medio erecto, se acerco a la cama, abrió la bata a María, la toco las tetas, diciéndola – que ricas las tienes, zorra-  mientras le restregaba su polla por la cara, queriendo volver a empezar. Pero ella le cortó, le dio dos chupadas rápidas a su verga y un besito en la punta y le dijo que se vistiera y marchara porque podría llegar yo en cualquier momento.

Se vistió, María le pidió que no contase nada de lo ocurrido a nadie y se marcho despidiéndose con un beso y un último toqueteo de  tetas. Yo baje de mi escondrijo agarrotado, después de una hora encajonado en aquel estrecho lugar  y me reuní con ella en la cama, la tumbe, la abrí la bata y sin preámbulos se la metí de golpe. Ella me pidió que lo hiciésemos suavecito porque tenía todos sus agujeros lacerados por el pollón del socorrista al igual que sus tetas.  La dije:

-¡Te has dejado follar como una puta ninfómana por todos tus agujeros cacho puta!, me has dejado perplejo de lo guarra que puedes ser -.

Rio y pasando su lengua por sus labios y poniendo cara de vicio susurro:

¿No te ha gustado la actuación de tu putita, cariño?

Continuara…