Vacaciones en Tanger - Interracial - primera parte

Esto es el relato de unas vacaciones que pasamos en Tánger. Fue la primera vez que vi follar a mi mujer con otro hombre

Nos fuimos una semana de vacaciones a Tánger. Allí nos alojamos en un resort a las afuera de la ciudad, el sitio era muy tranquilo y  la gran mayoría de los huéspedes éramos europeos.

María se había comprado un bañador negro de natación para el viaje siguiendo los consejos de una amiga suya, que a su vez también la presto otro, para que tuviese repuesto y no fuese todos los días igual, le dijo que era más recatado que los bikinis para aquel país, por sus costumbres más estrictas que las occidentales. Estaba preciosa con los dos, pero con el que le dejo su amiga, estaba espectacular, su cuerpo quedaba  enfundado en el ajustado bañador de rayas blancas y rosas como si fuera un guante, juntaba sus pechos haciéndole desbordarse por arriba dos buenos trozos de sus tetas, al estarle un poco pequeño de pecho, dejaba a la vista también un bonito canalillo La espalda la llevaba descubierta hasta los dos hoyuelos que preceden el inicio de su culo y la parte delantera marcaba su vulva aparte de incrustarse un poco en su rajita. Me pregunto cuándo se lo probo si me parecía exagerado, pero la respondí que no, que estaba preciosa.

El primer día bajamos a la playa en un mini bus del hotel, era festivo y la playa estaba bastante llena, la mayoría familias de poblaciones cercanas que pasaban el día  en ella. María se había puesto el bañador negro, que aunque cuando se mojaba se le marcaban los pezones, sus rugosas aureolas y su monte de Venus, pero al ser oscuro no se apreciaba más que de cerca, aunque eso no quito que la mirasen todo el tiempo, dado que exceptuando algunas turistas más, el resto de las mujeres que había, eran de allí e iban tapadas hasta el cuello, pasamos el día tranquilo saturándonos de sol.

El segundo día, al ser día laborable estaba bastante vacía, solo había varios grupitos de jóvenes locales y algunos pocos turistas. En cuanto nos quitamos la ropa y tumbamos, empezaron a acercarse los lugareños a nuestro lado, poniéndose a pocos metros de nosotros, al principio nos mosqueamos, pero al comprobar que eran jovencitos, que nos saludaban amigablemente y solo miraban, nos tranquilizamos, aparte cada no mucho tiempo pasaban policías por allí, que los increpaban para que no molestasen a los turistas, aparte nos dijeron que si nos causaban algún problema se lo dijéramos a ellos.

Nos fuimos hacia el agua, seguidos por una docena de muchachos, que nos hacían constantes alusiones al Real Madrid y al Barcelona, nombrando los jugadores más emblemáticos de ambos equipos, les asentíamos con la cabeza porque aparte de los nombres no se les entendía nada más.

Entramos en el agua y ellos también, rodeándonos en círculo, eran un poco agobiantes, parecía  que nos iban hacer algo. Casi todos ellos iban en calzoncillos, no llevaban bañador ninguno, otros con pantalones cortos. Nadamos un poco y regresamos hacia la orilla pronto, pues el agua ese día estaba bastante fría, fuimos seguidos de nuevo por  nuestra guardia pretoriana local.

Al salir del agua mire a María y la comente que el bañador de su amiga, que se había puesto ese día,  al mojarse, marcaba su cuerpo como una segunda piel, dejaba clarear a la perfección el contorno de sus grandes tetas, coronadas por las aureolas marrones de sus pezones, que por la frialdad del agua, sobresalían empitonados a través de la tela pareciendo que iban a romperla, también transparentaba la tira estrecha negra de su arreglado coñito y el comienzo de su raja. Estaba explosiva, se quedo cortada, pues no era yo el único que se había percatado, los muchachos, que por cierto, se les veía bastante salidos, exaltados la señalaban sonrientes y balbuceándose cosa entre ellos, acelero el paso, echando a medio correr, para llegar a la toalla y tumbarse rápido, cosa que no fue muy buena idea, pues con la carrera, sus pechos se balanceaban voluptuosos pareciendo que se iban a salir del bañador.

Nos tumbamos  y los chicos al lado, ahora un poco más cerca que antes, nos seguía hablando y mirando, bueno, a ella. A los muchachos se los veía a través de la tela de sus calzoncillos mojados sus vergas marcadas, semierectas a pesar de la fría agua y algunas de considerable tamaño. La dije a María:

Mira como les has puesto a los chavales.

Rió y se dio la vuelta poniéndose boca abajo, se quito los tirantes del bañador sin que se la viese nada, para evitar que le quedasen muchas marcas al tomar el sol, quedo con la espalda al aire y  con los brazos pegados al cuerpo, cubriendo los laterales de sus tetas, muy discreta. Nuestros vecinos seguían al lado, sin perder detalle. María me pidió que la diese crema solar y empecé a dársela, comencé por la espalda, luego continúe por sus pantorrillas, hasta subir hasta sus muslos, seguí con la parte de sus glúteos que dejaba el bañador al descubierto y por el interior de sus muslos, aproveche para disimuladamente tocar su coño sin que ella protestara, le fui apartando el bañador poco a poco, como sin querer la cosa, dejando parte de su culo al aire, colocándole la parte de la braga del bañador metido por dentro de la raja de su culo, como si de un tanga se tratase.

Los muchachos babeaban, yo seguía untando crema, subía mis manos muslo hacia arriba y al llegar a sus glúteos se los masajeaba, abriéndoselos hasta descubrir los bordes oscuro de su ano y algo de su raja, finalizaba el recorrido, introduciendo los dedos por dentro del bañador rozando sus labios y su ano con suavidad, ella se dejaba y daba pequeños suspiros placenteros. Entre mis toqueteos y las miradas de los muchachos que la desnudaban con los ojos, se estaba empezando a excitar, note como su vagina empezaba a mojarse con sus flujos. Repetí este recorrido por su cuerpo varias veces y en la última refriega, al llegar a sus labios le introduje un dedo en su encharcada vagina, arrancando un gemido ahogado de su boca.

Me quito las manos y me dijo que parase, pues íbamos a provocar un altercado o nos iban a detenerlos policías marroquís a nosotros, quedo tumbada boca abajo. Al rato quito los brazos de sus costados poniéndoselos debajo de la cara como de almohada, dejando los laterales de sus senos sobresaliendo por ambos lados de su cuerpo. Pasado diez minutos, me pidió que le ayudase a colocar los tirantes del bañador, para darse la vuelta e  ir a darnos un baño, pues hacia un calor sofocante.

Alzo su cuerpo un poco para colocarse bien el bañador y yo intencionadamente solté los tirantes, dejando ver sus pechos colgando y desnudos por un instante, Se oyeron exclamaciones y cuchicheos provenientes de nuestros vecinos mirones. Volvió a tumbarse, para cubrirse las tetas y con un ágil movimiento se coloco el bañador ella sola diciéndome:

La vas a liar al final con tus tonterías.

Me dijo de ir a bañarnos, pero la dije que no me apetecía, que fuera ella sola, me insistió, que la daba cosa ir sola, a lo que le dije que sola no iba a ir, que seguro tendría acompañamiento. Refunfuño, se levanto y fue hacia el agua, seguida por su sequito de admiradores. Yo me encendí un cigarro y me senté para observarla. Seguía con el bañador metido por la raja de su culo, dejando sus cachetes al descubierto. Se  giro para mirarme y vio sus nalgas fuera del bañador, me echo una sonrisa recriminatoria y se lo coloco bien, para disgustos de sus seguidores. Siguió caminando hasta la orilla y entro en el mar rodeada por los chicos. Intento nadar un poco, pero el oleaje había aumentado y no podía, por lo que se puso a jugar  a saltar las olas tranquilamente.

Cada vez que saltaba, sus tetas botaban de arriba abajo, que unido a su transparente bañador,  hacía de lo más provocadora la estampa, a la quinta o sexta ola, la arrastro una ola grande, zarandeándola por el agua unos metros, al levantarse, la fuerza del agua le había sacado una de sus tetas fuera del bañador. Rápidamente se la guardo, pero esto no impidió a sus compañeros de baño vérsela,fue toda una algarabía,los chicos hablaban entre ellos alterados y sonrientes.

Continúo jugando con las olas, algunos se le acercaron  y la hacían gestos para jugar con ella, María no entendía nada, pero de repente uno más osado, le agarro por detrás, diciéndola no se qué y la alzo de las axilas para saltar la ola que llegaba y luego hundirla con una aguadilla, ella muy sociable acepto sin poner pegas el juego, los demás vencieron la timidez y pronto empezaron todos a cogerse unos a otros para brincar las ola y hacerse aguadillas. Así estuvieron un rato, veía como la alzaban y la hundían. Pero ella reía divertida. Estaban bastante alejados, porque la playa tardaba bastante en llegar a cubrir, yo apenas alcanzaba a ver el remolino de gente que formaban, viéndola de vez en cuando elevarse sobre el grupo sonriente, no me preocupe, los chavales eran un poco pesados pero no se les veía con malas intenciones.

Salió del agua y vino hacia mí, traía sus pezones  erectos y la parte de abajo del bañador apartado hacia un lado dejando medio coño a la vista, la hice una seña para avisarle y se lo coloco bien, pensé que fue un golpe de mar, como lo de la teta. Detrás salían los chicos luciendo sus vergas marcadas  y transparentándose bajo la tela de los calzoncillos. Todos venían otra vez empalmados, esta vez más que antes.

María venia algo nerviosa, me dio un beso largo y húmedo y se tumbo a mi lado a secarse. La dije que los traía a todos borricos. Entonces airada, me conto, que los muchachos eran unos guarros salidos, que al principio de los juegos, no, pero según cogían confianza, la habían empezado a tocar las tetas cuando la agarraban, primero con disimulo, luego con más descaro, algunos incluso metiendo las manos por los laterales del bañador al alzarla de las axilas, la habían tocado las tetas por dentro. Le frotaban sus pollas en su culo cada dos por tres cada vez que la agarraban, se habían puesto morados los cabrones.

Siguió contándome, que según avanzaba el juego, casi todos ya, le agarraban las tetas, los más atrevidos por dentro, otros la pellizcaban los pezones, la sobaban el culo y la entrepierna sin ningún recato, tuvo que ponerse seria y pararles los pies unas cuantas veces, no salió antes porque no la dejaban ellos y no me llamo por no liarla.

Pero se alarmo, corto el juego y se salió del agua, cuando en una de las agarradas, uno de los muchachos más lanzado le agarro por la entrepierna para alzarla, le introdujo su mano por el lateral de la braga del bañador y tocándola todo el coño por dentro, le hundió por completo un par de dedos en su vagina, según la subía, como si de una bola de bolos se tratara.

Al poco, vimos aparecer el minibús del hotel, recogimos nuestras cosas y marchamos  para comer. Al entrar en el bus, que íbamos solos nosotros con el conductor, ella se sentó detrás de este y yo en el otro extremos de la banqueta, la hice apartarse a un lado la tela del bañador por la parte de la entrepierna y ponerse con una pierna encima del asiento frente a mí, para que me enseñase el coño, cosa que la hacía hacer muchas veces en los taxis, aviones u otros sitios públicos y pude apreciar cómo le brillaba sus labios vaginales por los jugos que emanaban de su coño. La hice ir así sin taparse hasta que llegamos al hotel, por zorra.

Después de comer,  nos retiramos a nuestro cuarto y pasado ella ya el susto, la pregunte si se había puesto caliente con el incidente playero, contestándome que sí, que entre el sobeteo que le di dándole la crema, entre verse rodeada de todos aquellos muchachos, con sus miradas lascivas sobre su cuerpo, la visión de sus vergas tiesas bajo la fina tela de sus calzoncillos y los roces de estas contra su cuerpo, sumado a lo toqueteos recibidos, le habían hecho perder la cabeza, haciéndola excitarse y empezar a mojar abundantemente su vagina, incluso llego a tocar con sus manos varias de aquellas pollas simulando hacerlo sin querer.

Me confesó que el que le introdujo los dedos en su vagina, ella le había agarrado antes del incidente, su pene mientras jugaban en varias ocasiones, la primera sin querer, pero las otras deliberadamente, respondiéndole así como de broma a los toqueteos que él la propinaba en su coño y sus tetas, llegando incluso a introducir su maño dentro del calzoncillo de él, agarrarle su endurecido miembro con fuerza  y meneársela un rato mientras que hacían que saltaban las olas juntos, no llego el muchacho a correrse porque María paro, pues varios de los demás muchachos se empezaron a dar cuenta de lo que ocurría y se acercaron para ver si a ellos también los masturbaba, de ahí, que el muchacho excitado intentase algo más cuando ella paro.

A María se le va la cabeza cuando se excita, me comento que se había puesto caliente como una perra y que si el lugar hubiese estado menos concurrido se habría dejado follar allí mismo por todos ellos. Que había perdido la consciencia de sus actos.

La dije que ya le valía y lo zorra que era.

Nos tiramos toda la tarde follando como locos hasta la hora de la cena.

Continuara…