Vacaciones en Pareja O de los nuevos juegos 2

Liberados de todas ataduras, una pareja prosigue con sus juegos de dominacion.

Vacaciones en pareja

O de los nuevos juegos

Cap. II – La llegada

Iba ahora más pendiente de la carretera, notaba como mi entrepierna estaba empapada por los jugos que habíamos creado en el encuentro anterior, mi pene estaba otra vez erecto con tan solo pensar que tendríamos unos días para nosotros dos. Entonces Helena insinuantemente me dijo.

-¿Sabes una cosa?, Estoy de vacaciones y no me espera nadie en casa, y mi coño esta ansioso de tu poya otra vez, pero ahora deseo algo más fuerte,- al mismo tiempo tomó mi poya con su mano y apretó todo lo que pudo.

Me cogió tan de sorpresa que casi nos salimos de la carretera.

-¿Estás segura, Helena?-, pregunté yo sin poder ocultar mis tremendas ganas.

-¡Segura!, sólo tienes que decir hasta dónde quieres llegar-.

-¡Hasta donde tu quieras!-, respondí cada vez más excitado

-¿Salvaje?

-¡Salvaje!-.

Bien al entrar en la ciudad conduce hasta donde yo te diga.

Conduje el coche siguiendo sus instrucciones hasta un sex-shop en el que quiso entrar ella sola. Al cabo de un cuarto de hora salió con una gran bolsa muy cargada de la que no me permitió ver el interior.

Llegamos a casa en menos de cinco minutos. Sólo entrar ya empezamos a morrearnos y sobarnos por todas partes después de despojarnos de las maletas y los paquetes. Descubrí en cuerpo un tremendo calor, especialmente en sus hermosos senos. En nada ya estuvimos desnudos y ella se puso inmediatamente a cuatro patas en el suelo.

-¡Móntame, vaquero!-, me dijo Helena excitadísima. Me acerqué por detrás agarrándola por su cintura y, de un solo golpe le metí mi nabo en su mojadísimo coño .Soltaba una cantidad de líquidos que hacían resbalar sin dificultad alguna el pene a lo largo de la abierta vagina. Le daba tan lento y profundo como podía ayudado por ella que, a cada embestida, se apretaba contra mi pubis fuertemente. Gemía como una posesa, exigiendo más y más carne a cada segundo a la vez que no paraba de darle gusto a su clítoris.

-¡Quiero todo... todo dentro!- chilló desesperada. A la siguiente embestida, al llegar a fondo paré y, acompañándolas con la mano, metí mis colgantes pelotas dentro de la golosa vagina que, literalmente, se las tragó.

-¡Arghhh! , ¡Ohhhhhh, me corro, me corro!-, chillaba

Mientras se masturbaba furiosamente el clítoris con la mano. Con sus alocados movimientos, se me escaparon las bolas de su alojamiento y aproveché para darle cuatro o cinco estoques más. Sus chillidos, jadeos me ponían a cien. Realmente mi intención era que sintiese lleno su coño, pero éste lo admitía todo.

Al fin acabó de correrse, al terminar, comencé a besarla. La muy viciosa se abrió las nalgas ella misma y enterré mi cara en ellas, buscando el abierto coño. Cuando lo encontré, lo lamí a todo su alrededor, tratando de enterrar mi lengua en él. Cada vez que lo conseguía, rugía como una posesa.

De pronto, me llevé una la primera sorpresa de la tarde. Un caliente líquido, muy abundante comenzó a fluir por el dilatado agujero. Enseguida me di cuenta de que era mi propio esperma, por lo que sentí algo de reparo. Al darse cuenta de la interrupción, Helena preguntó

  • Qué coño estaba pasando.

-¡Está saliendo semen de tu coño!-, respondí justificándome.

-Ni se te ocurra pararte, perro-, soltó rudamente.

Yo lamía y lamía, metiendo mi lengua en aquel lubricado coño sin ningún tipo de esfuerzo hasta que pasó lo que tenía que pasar, noté como volvía su interior a vibrar y su vagina se contraía y dilataba al sentir la llegada de un nuevo orgasmo sus gemidos aumentaban al ritmo de su placer hasta que alcanzó el clímax completo.

De pronto, se tumbó sobre la cama y me atrajo hacia ella. Comenzó a besarme por todas partes, incluida toda la cara hasta que nuestros labios volvieron a juntarse. Juraría que buscaba entre ellos los restos de mi corrida de modo que, en cuanto pude, le acerqué mi apagado pene a su golosa boca. Estaba de rodillas ante ella, con la polla metida dentro de su boquita y miró hacia arriba, buscando mi cara. En la suya, vi la expresión más lasciva y perversa que recuerdo, no dejó ni la muestra de la mezcla de semen y flujos que envolvía mi espada, entonces me di cuenta de que realmente iba a ser aquella una tarde salvaje, de auténtico sexo duro.

Pronto me di cuenta de que mi pene volvía en si y de que Helena volvía a jugar con su clítoris. Me ofrecí a repetir el polvo, pero ella se negó.

-Resérvate para luego, mi amor-, dijo en tono misterioso. En lugar de eso, me echó hacia atrás y atrajo sus piernas hasta que los pies chocaron con sus grandes glúteos. Tumbada y con las piernas pegadas de aquella forma, ayudada por sus manos apartando los pliegues, mostró su gran coño.

Una roja, profunda y ancha vagina se reveló a mis ojos que, a duras penas, conseguían creer lo mucho que mi polla había sentido sus separadas paredes.

-¿Te parece grande?-, inquirió sonriente.

-¡Acércate!-, continuó. Soltó los labios vaginales cerrando un poco su vagina, aún enorme y con una de ellas me agarró mientras con la otra volvía a masajear su rojo clítoris.

-¿La deseas?- Asentí.

-Bueno cariño, a partir de ahora y para siempre, te va a costar el disfrutar de ella.

-No entiendo?

-Ahora vas a entender. Quiero que seas mio.

-Sabes que soy tuyo, mi amor.

-No me refiero a eso, quiero que a partir de este momento sea mi esclavo permanentemente.

-Bueno.. Ya sabes que yo te obedezco.

-No me refiero a eso, a un juego simple, deseo que sea mi esclavo sexual a tiempo completo.

-Pides mucho.

-No.... no pido mucho, te ofrezco la dicha de mi coño en exclusiva, no pido mucho.

-Acepto...-dije resignado.

-Un momento no es tan simple, deseo que leas esto, serán las reglas por las cuales te rijas a partir de este momento, si las aceptas serán para siempre, y no quieras saber que pasaría si no las aceptases.

Dicho esto me dio una serie de folios para que los leyese.

-Toma, lee, entiende y acepta sin más. Me entregó unos folios escritos a ordenador.

-Esto lo he bajado de Internet, las he adaptado un poco a mi..

Tus reglas como esclavo

1. A partir del momento en que tu ama te acepta como esclavo pasas a ser de su entera propiedad en cuerpo y mente y tu única aspiración será adorarla y complacerla cada día mas y mejor

  1. Tu no tienes voluntad ni deseas nada. Tus únicos deseos son las ordenes de tu ama.

  2. Tu no tienes nombre. Eres simplemente un objeto, un instrumento que tu ama podrá llamar como quiera y usar en cualquier momento para obtener placer sexual o mental. Tu obligación es darle el máximo.

  3. No harás nada que no sea ordenado o autorizado por tu ama. Permanece siempre expectante porque las ordenes te serán dadas de muchas formas: de viva voz o con un simple mirada, a puntapiés o a latigazos, chasqueando los dedos o señalando.

  4. Escucha con la máxima atención las palabras de tu ama y cumple sus ordenes al pie de la letra.

  5. A cualquier indicación de tu ama contestarás siempre "Si, mi ama" o lo que ella te ordene, agachando la cabeza. Para ti el "NO" es impronunciable.

  6. Para tomar cualquier decisión, tanto en tu vida privada como en relación con tu ama, lo harás en función de sus gustos y preferencias, según hayas sido domesticado.

  7. No tienes derecho a cruzar tu mirada con la de tu ama. Permanece con la cabeza agachada en señal de obediencia y sumisión.

  8. Tu posición natural frente a tu ama es de rodillas, con tu cara, a la altura de su coño.

  9. Cuando estés en el trabajo, en tu casa o por la calle y tu ama te llame para que acudas a su presencia lo harás sin excusas ni dilaciones innecesarias. Estás a su entera disposición las 24 horas del día. Ten siempre a mano las prendas o los objetos necesarios para presentarte ante ella.

  10. No te preguntes las razones de las ordenes o castigos de tu ama. Simplemente acéptalos y cúmplelos poniendo todo tu empeño en ello. Tu dolor es ella placer de tu ama y esa es la única razón de tu servidumbre

  11. Tu ama decidirá cual debe ser tu aspecto en cada momento. Como debes mostrarte ante ella y cómo en público.

  12. Tu ama podrá depilarte o raparte como y cuando le apetezca, simplemente para ajustar tu aspecto a sus deseos. Si temes ser rapado, piensa que para ella aumentará tu atractivo y que es a ella, solo a ella, a quien debes gustar.

  13. Puesta en escena, tu ama decidirá las prendas que debes lucir en cada ocasión. La prenda no deberá dificultar el acceso inmediato de tu ama a tu pene y tu orificio anal.

  14. Te sentirás orgulloso de llevar cualquier atributo de esclavo que tu ama te imponga (cadenas, marcas, etc) pues significan que le perteneces

  15. Cuando tu ama te ordene que te quites o pongas un prenda lo harás con celeridad y dejando las cosas perfectamente ordenadas.

  16. Cuida tu cuerpo para que tu ama te encuentre siempre atractivo y dispuesto a ser usado. Mantén con el máximo cuidado la higiene corporal .

  17. En presencia de tu ama cuida tus gestos, tus posturas y tus movimientos de forma que resulten excitantes. Descubre tu mismo cuando le apetece verte insinuante y sensual y cuando desea que seas el mas guarro y el más salvaje de los hombres.

  18. En este caso demuestrale sin ninguna reserva que estás hambriento de su coño, aunque será ella quien decida lo que debes hacer.

  19. Venerarás los instrumentos con que tu ama te someta a su disciplina con la misma reverencia con que adorarás su coño.

  20. El coño de tu ama requiere la máxima adoración. Cuando lo acerca a ti, cuando lo lames o lo succionas. Cuando te lo restriega por la cara. Cuando te rocía con su orina o simplemente cuando está empapado de humedad, sea a la vista, sea oculto.

  21. Los jugo vaginales emanados por tu ama será para ti un regalo precioso y un exquisito manjar que en ningún caso debes desperdiciar. Recoge siempre con el máximo cuidado el que quede alrededor de tu coño o sobre tu cuerpo y tragatelo golosamente. Si a tu ama le apetece correrse en tu boca o en tu cara, o si quiere que le limpies el coño después de correrse, usa la lengua.

  22. Vas a ser usado como el urinario de tu ama. Ofrecele tu cuerpo, tus manos y tu boca para ser regado. Aprende a recibir la orina de tu ama con la boca abierta y aprecia su sabor, porque es ella sabor de tu ama. Rinde a la orina de tu ama los mismos honores que a sus fluidos.

  23. En presencia de tu ama no tendrás intimidad. Suplica su autorización para hacer tus necesidades y ella decidirá como y donde debes hacerlas.

  24. Dormirás desnudo siempre que sea posible.

  25. Mantén tu boca, tu lengua y tus labios húmedos y dispuestos para lamer y chupar en cualquier situación, salvo cuando tu ama te amordace.

  26. Por regla general permanecerás en silencio, pero cuando dirijas la palabra a tu ama hazlo con el máximo respeto y dándole el tratamiento que te ha enseñado (mi ama, mi dueña, mi señora...). Mantén la cabeza agachada y hablala sin levantar el tono de voz. Utiliza frases cortas y di las cosas con claridad, brevedad y precisión. No hagas preguntas innecesarias. Tienes terminantemente prohibido decir cosas del tipo "quiero..", "deseo..", etc. pues tu voluntad y tus deseos han sido anulados

  27. Tus órganos sexuales no te pertenecen. Como todo tu cuerpo son propiedad de tu ama que dispondrá de ellos a su antojo. En ningún caso podrás usarlos para buscar placer por tu cuenta sin la autorización de tu dueña.

  28. Tus orgasmos serán siempre autorizados y administrados por tu ama. No tendrás ninguno sin su permiso, que incluso suplicarás cuando estés siendo usado por ella. Si incumples esta regla te expones a un castigo muy severo.

  29. Tu poya, tu ano y tu boca serán follados indistintamente

  30. No rehuyas ni opongas resistencia a la disciplina o los castigos que tu ama te imponga. Superarás mejor cada un de las pruebas si aprendes a tensar o relajar tu cuerpo en función de las situaciones, cuando tu ama te azote, te fustigue, te golpee, te pellizque, te arañe, te ate, te amarre, o te folle.

  31. Acepta las marcas que los azotes de tu ama dejarán sobre tu cuerpo. Son adornos para su placer. Tu ama decidirá si debes ser tatuado o anillado, donde y cuando

  32. Eres un esclavo y no tienes capacidad de iniciativa, pero debes rehuir las actitudes puramente pasivas y resignadas, absolutamente inapropiadas. Muéstrate siempre expectante, participativo e imaginativo. De vez en cuando ofrece a tu ama alguna parte de tu cuerpo para su disfrute, regálale prendas u objetos que pueda usar contigo y demuéstrale aquellas de tus habilidades que últimamente no ha explotado. Hazlo para complacerle pero asume que si no lo consigues serás castigado.

  33. El adiestramiento y el aprendizaje de un esclavo no acaban nunca. La imaginación es el mejor instrumento para un perfeccionamiento constante.

  34. Confiesa a tu ama todo aquello que realices en contra de su voluntad, incluso los pensamientos negativos. Se absolutamente transparente porque la mentira o ella engaño significarían el fin de tu servidumbre. Ahuyenta tus dudas exponiedolas abiertamente. Tu ama decidirá los castigos que mereces y tomará las decisiones oportunas para tu reeducación

  35. Solicita periódicamente autorización para exponer a tu ama un balance de tu servidumbre: los cambios que notas, los logros de los que te sientes orgulloso, aquellas cosas en las que temes no complacerle al 100% y aquellos otros retos frente a los cuales todavía te sientes inseguro o temeroso. Pidele ayuda para vencerlos y renueva tus promesas de absoluta sumisión.

  36. Agradece infinitamente a tu ama cada uno de sus desprecios, de sus castigos, de sus humillaciones, de sus azotes... porque son etapas del camino que conduce hacia la virtud.

  37. el poder y la autoridad de tu ama te infunden temor y respeto. Su sabiduría y su perverso refinamiento te fascinan. Estás orgulloso de pertenecerle y tu máxima satisfacción es comprobar que se siente a gusto.

  38. Debes concentrar todas tus energías, absolutamente todas, en adorar, complacer y obedecer ciegamente a tu ama, tu única dueña y señora.

Tu ama Helena firma del esclavo

-Pero que es esto?- balbucí tímidamente.

-Simplemente deseo empezar otra etapa en nuestra vida, y esta etapa deseo que seas mi esclavo sexual, deseo ser adorada y que me satisfagas en todo momento. Ahora tan solo te queda aceptarme como ama.

-No se... yo ....

-No hay peros, lo deseo y si me amas de verdad te someterás a mi voluntad. Y Ahora dame tu palabra de enamorado y acepta ser mi esclavo.

Entonces con un ligero temblor acerque mi mano a su coño y acepte.

-Seré tu esclavo, palabra.

Me ordeno que me levantara y que la siguiera. La seguí y entramos en nuestra habitación Me ordeno que tumbara sobre la cama y que pusiera los brazos en cruz. La obedecí y ella abandono momentáneamente la habitación y volvió con unas cuerdas en la mano.

Al atarme la primera cuerda me susurro al oído; - Esto es lo que querías, ¿No? -. Me dejo atado de pies y manos. Abrió un cajón y del saco un pañuelo, vendándome los ojos.

Me tenia totalmente indefenso y a su merced. Escuche sus pasos que abandonaban la habitación. Al rato escuche que entraba de nuevo, escuche que dejaba una copa sobre la mesilla. Me masajeo los testículos y el pene que estaban a punto de reventar. Le insinúe que parara que estaba muy excitado y que me podía correr. Entonces apretó con fuerza al tiempo que grito.

  • Calla! -Me retorció los testículos y con voz mas calmada me dijo - Solo hablaras cuando yo te lo diga, apréndete las normas que acabamos de sellar

Escuche como se sentaba en el borde de la cama y al poco tiempo tenia sus bragas del viaje en mi boca. Estaban mojadas y las metió casi totalmente. Note que nuevamente jugaba con mi sexo y sentí que ataba una cuerda alrededor de mis testículos y pene. Ato fuerte y me retorcí de dolor. Me dejo así atado y con el sexo aprisionado. Sentí que estaba a mi lado, escuche el sonido de los hielos en el vaso. Percibí como comenzaba a recorrer con el hielo mi cuerpo, como la fina humedad rozaba mis testículos y se iba deshaciendo poco a poco en mi piel. Paso un rato largo y escuche su voz que me preguntaba.

  • ¿Te gusta estar asi?-No podía responder y me pellizco un pezón al tiempo que me decía.

  • Asiente con la cabeza o niega con la cabeza -. Asentí con la cabeza.

Y escuche un

  • Bien .

Entonces cogió otro hielo, comenzó a deshacerlo en mis nalgas, cuando le dio la forma que ella quiso lo introdujo de un empellón en mi culo. Protesté un poco.

-Eso no se hace esclavo. Mereces una reprimenda.

Se levantó de la cama, lo siguiente que noté fue un fuerte azote con una regla en mi trasero, gemí protestando, a lo que siguió otro más fuerte, después de tres azotes de regla a cual más fuete comprendí el mensaje de mi ama, no debía protestar, debía someterme por completo a su voluntad, era su esclavo por completo.

-Bien veo que vas aprendiendo poco a poco.

Notaba como mis nalgas me ardían.

-Me gustan las marcas que te he dejado en el trasero, a partir de ahora las volveré a ejecutar para mi deleite.

Dio la vuelta a la cama y note como comenzaba a besarme donde anteriormente me había golpeado, comenzó a jugar con la lengua en mi culo, era una maravilla. Me estaba dando un gusto enorme y, de vez en cuando, me metía la lengua en el ojete. Levanté mi culo un poco para facilitar la labor de mi ama abrí los cachetes todo lo que podía dadas mis condiciones.

-¡Serás maricón!-, dijo ella jocosamente mientras me metía uno de sus dedos.

Gemí un poco cuando sentí la intrusión de otro de sus apéndices, pero de inmediato lo sustituyó por lo que consideré un fino consolador. Bueno, no tan fino, además aquello no era un consolador. Mi ano se cerró tras el objeto que se metió en mi recto sólo para abrirse y recibir el siguiente. Era un juego de bolas, me metió hasta cinco ya que mi culo no admitía más.

  • Vas a probar los juguetes que he comprado

Con las bolas dentro, volvió besar mis nalgas y mi ano, arrancándome salvajes gemidos de un placer inenarrable. Pasando una mano por debajo, me acariciaba los huevos y la base de mi polla, erecta de nuevo.

Entonces comenzó a tirar del cordón, salió una bola de su prisión, mi ano gozaba de placer, prosiguió con la siguiente y la siguiente, esta la dejo en un punto tal que dejo mi ano abierto, la bola no iba ni para dentro ni para fuera, gemí protestando, y un azoté respondió a mi gemido, entonces tiró fuertemente de ellas y salieron las que quedaban dándome un placer inmenso.

En ese momento me desató y me libero de todas mis limitaciones.

Fin Capitulo II

Tus comentarios a papillon1h@hotmail.com