Vacaciones en Oasis (parte 1)

Son un matrimonio feliz, atrapados en la rutina diaria. Todo cambiará cuando decidan pasar un fin de semana en el misterioso chalet "oasis"

He dividido esta historia en 2 partes para que sea mas cómoda de leer

José Luis descansa en la sala de profesores degustando un café. Tiene 38 años y ya lleva 10 como profesor de instituto. Es alto, 1,88 con un pelo negro que ya ha visto florecer los primeros cabellos plateados, motivo por el cual ha comenzado a dejárselo muy corto. Las primeras canas en su frondosa barba le hicieron cambiarse a una perilla bien recortada. Siempre ha sido coqueto, su pasión por el deporte le llevo a tener un cuerpo esbelto y cuidado y por ende a tener bastante éxito entre las chicas. Pero desde que hace 8 años nació la primera de sus hijas, su rutina cambió y salvo alguna escapada puntual en bicicleta abandonó el deporte. Puede presumir de no tener aún barriga, pero reconoce que su fibroso cuerpo cada día es mas un recuerdo.

José Luis observa pensativo un folleto de Disneyland Paris

-Hey, parece que por fin te has decidido a conocer al ratón

Su amigo Miguel. Estudiaron juntos en la universidad y vivieron muchas aventuras. Se separaron tras graduarse unos años, pero el destino llevo a Miguel hace 3 años a ser profesor en su mismo instituto. Desde entonces habían recuperado la amistad de antaño y solían salir con sus parejas e hijos a menudo.

-Bueno… a la pequeña Aurora aún podemos liarla… pero la mayor ya se ha puesto insoportable y vamos a tener que ir en el próximo verano –dijo resoplando

-Vamos, vamos… No es tan terrible. Yo ya he ido 2 veces y créeme, repetiría encantado. Es un lugar que te rejuvenece. ¿Qué te pasa amigo?

  • Pues tú sabes… Fui con Laura a París en nuestra luna de miel y buufff… el mouling Rouge, el Senna.. creo que dejamos nuestra huella por medio París, tú ya me entiendes… Nos prometimos regresar en nuestro aniversario pero luego llegaron las niñas y ya se acabó.. No me malinterpretes, adoro a mis hijas.. pero echo de menos aquellos días de loca juventud.

  • ¡Pero chico! ¡que no somos unos viejos! A ver, ¿cuando fue la última vez que te llevaste a tu mujer a una sesión golfa al cine? Como en los viejos tiempo

-Jajaja.. la última vez que fui al cine fue a ver Frozen! Y tuvimos que ir 2 veces… Lo más fuerte que hacemos hoy en día tiene que ser en silencio cuando las niñas duermen…

-Mira José… Yo quiero con locura a mi hijo, pero desde que nació, Elena y yo nos prometimos dedicarnos algún tiempo. Un par de veces al año nos la apañamos para dejar al crio con los abuelos y bueno.. digamos que nos recargamos las pilas. Te voy a dar un regalo que solucionara todos tus problemas, dame un papel y un boli.

Miguel escribió un número de teléfono seguido de “chalet OASIS. Paquete especial invitados”

-¿Qué es esto? –Pregunto José Luis

  • Digámosle que una casa rural.

-¿tiene piscina? Las niñas me matarían si no la tuviese.

-Jajajaj… No lo has pillado… En esta casa no se admiten niños. No me mires con esa cara, es una escapada para parejas.. yo ya he ido varias veces y te juro que os dará la vida.

Dos meses después José Luis estaba al límite. Tres compañeros de baja en plena evaluación lo obligaron a trabajar corrigiendo exámenes hasta la madrugada día si y día también. Sus hijas habían tenido una época de berrinches. Laura, su esposa, era secretaria en un bufete de abogados y habían tenido una avalancha de trabajo que la obligó también a trasnochar resolviendo papeleo. Por ello, cuando su cuñada se ofreció a llevarse a las niñas a un campamento de fin de semana, a José Luis se le abrieron las puertas del cielo. Recordó aquel chalet Oasis y llamó al número que le proporciono su amigo. Después de una extraña conversación telefónica, y de transferir un buen pellizco, José Luis recibió por email las instrucciones del fin de semana. Una sonrisa se dibujó en su cara, pero también una duda, ¿Qué sería el “especial invitados” que se anunciaba para la última noche de la estancia?

Llegó el día deseado. Tras despedir a sus hijas Laura se acomodó pensando en un fin de semana de sofá, Netflix y comida basura, y se sorprendió cuando vio a su marido con una maleta.

-Nos vamos a una casita rural. Nos lo merecemos, es una sorpresa que te tenía reservada.. No te preocupes, ya he metido tu ropa en la maleta, anda vámonos que no quiero pillar caravana.

Tras 2 horas de viaje, la pareja llegó a una urbanización de casas de lujo. El Oasis destacaba entre todas por una tapia casi el doble de alta que las de sus vecinos, de forma que no se podía distinguir nada del interior.

Al entrar se encontraron con una casita de 2 plantas. En la zona principal un amplio jardín donde destacaba una gigantesca hamaca situada entre 2 enormes árboles. En la parte trasera de la casa estaba la piscina, de un tamaño medio. Una caseta de madera indicaba con una placa que se trataba de una sauna. Y en un rincón del amplio césped un jacuzzi que hizo que los ojos de Laura brillaran de emoción.

El matrimonio entró en la casa y los recibió un espléndido salón. Una pantalla que ocupaba casi una pared entera frente a un amplio sofá. En una de las esquinas una barra de bar con bebidas Premium. Y en otra esquina una chimenea que a sus pies tenía una mullida alfombra donde una persona podría perderse.

-Esto está muy bien… Pero estoy deseosa de probar ese jacuzzi.

-Pues no perdamos tiempo cariño. Me he dejado la maleta en el coche. Tú sube y ve duchándote que ahora te subo el bañador.

José Luis se recreó viendo como Laura subía las escaleras y pensaba la suerte que tenía de estar con esa belleza de mujer. La conoció de joven y era el centro de las atenciones de todos los chicos cuando salía de marcha. Era alta, 1,80 con unos preciosos ojos verdes y una larga cabellera dorada, una mujer salida de una película de holliwood. Era delgada, con un cuerpo fibroso moldeado a base de mucho deporte. Su pecho era mas bien pequeño, pero su secreto eran 2 grandes aureolas muy provocativas. Los años, y 2 embarazos también habían dejado su huella. Laura se había cortado su larga cabellera y ahora llevaba una corta melena hasta el cuello. Sus ojos registraban las primeras arrugas de expresión. Había ganado algún kilo tras abandonar el deporte, pero José Luis pensaba que le sentaba estupendamente. Cuando se ponía su uniforme de trabajo era toda una mujer fatal y aun podía rivalizar con cualquier adolescente.

Laura entró en una estancia que supuso el dormitorio principal, con la cama más grande que había visto nunca cubierta por cortinas, con vista a una terracita.

Fue el siguiente cuarto lo que la desarmo. Una estancia enmoquetada de color rojo intenso. Como mobiliario solo poseía una cama redonda en el centro de la estancia. Pero lo mas sorprendente era que tanto el techo como todas las paredes estaban cubiertas de espejos, parecía una de esas casetas de feria.

-Oye José aquí hay una habitación muy rara…

Por fin encontró el cuarto de baño. Tenía una placa de ducha con 3 columnas de chorros de masaje. Laura abrió un armario esperando a encontrar toallas, pero su sorpresa fue ver toda una colección de aceites y geles especialmente indicados para mantener relaciones sexuales. Abrió otro armario y esta vez no pudo evitar dar un respingo al encontrar todo un juego de consoladores de diversos tamaños y formas, vibradores, esposas y otros accesorios. Bastante aturdida por el descubrimiento, terminó encontrando las toallas y se metió en la ducha. Su cabeza era un hervidero de ideas, que rápidamente desaparecieron cuando su cuerpo sintió la potencia de 9 chorros de agua.  La sensación indescriptible de recibir un masaje por todo el cuerpo a la vez, en sus muslos, en su abdomen, sus pechos, su espalda… aquella ducha era un regalo de los dioses.

Por fin salió y se encontró con José sentado sobre la taza del wc. Laura se agacho para abrir la maleta y buscar su bañador, enfundada en la toalla de baño.

-¿sabes que esta casa tiene cosas muy raras? Ni te imaginas lo que he encontrado en estos armarios, pero me da igual, esa ducha es lo mas…

Laura se cortó en el acto cuando abrió la maleta y descubrió que esta estaba casi vacía. Apenas los utensilios de aseo, pero nada de ropa.

-¿Pero qué coño es esto?

  • Veras cariño, esta casa tiene cosas muy curiosas como tu misma has dicho –Dijo José mientras comenzaba a desvestirse- Y una de ellas es su regla número 1. La ropa está totalmente prohibida. No te apures que la casa esta climatizada. Ya verás que será muy divertido. Anda, ve a esperarme al jacuzzi, bajo en 5 minutos. Ah! Y no te olvides de la norma

Estas últimas palabras las dijo José mientras aflojaba la toalla de Laura, deslizándose esta por su cuerpo y dejándola totalmente desnuda. Laura se giró un tanto aturdida y José aprovecho para pellizcarle suavemente la nalga. Luego se metió en la ducha.

Laura se sentó en el sofá. Todavía tratando de centrarse, se trató de cubrir torpemente sus pechos con la mano. Luego resopló. Tomo el mando a distancia y encendió la televisión. Para su sorpresa, no había ningún canal habitual, todo el contenido eran canales pornográficos divididos en temáticas, desde lesbianas a cualquier género. Laura se quedó unos instantes mirando una película donde 2 jóvenes muchachos, con cuerpos musculados como dos Hércules, tomaban a una mujer entre ambos. La sometían y la follaban sin parar, y Laura sintió un cosquilleo que le bajaba desde el estómago hasta su entrepierna. Apagó la televisión y se marchó al jacuzzi, no sin antes percatarse de los múltiples cuadros que decoraban el salón. A simple vista no le habían llamado la atención, pero al verlos de cerca comprobó que cada cuadro era una pintura basada en las posturas del Kama Sutra.

José salió de la ducha, se secó, y atravesó desnudo la casa hasta llegar al jardín. Observo a su mujer sumergida en el jacuzzi y comenzó a sentir un cosquilleo por sus genitales. Se introdujo en el jacuzzi junto a su esposa y la beso suavemente en los labios.

-¿sabes? No sé cómo se te ocurrió venir a este sitio, ni de donde lo has sacado… pero quizás no haya sido mala idea venir

Mientras Laura hablaba, poso su mano en la pierna de su marido, y acariciándolo con las uñas fue subiendo lentamente su mano. José comenzó a acalorarse, tomo la cara de su mujer entre sus manos, y la volvió a besar, esta vez de forma más lenta y profunda. Los labios se encontraron y las lenguas comenzaron a bailar en el interior de su boca.

Laura paso un brazo por el cuello de José y con sus uñas araño suavemente la espalda. Su otra mano siguió recorriendo la pierna de José hasta agarrar su pene que a estas alturas ya estaba totalmente erecto. A él le recorrió un escalofrío al sentir la mano sobre su pene e inmediatamente se giró para ponerse sobre Laura. Ella llevo su dedo índice a los labios de su marido

-Tranquilo… vamos a tener muuucho tiempo por delante para jugar.

José sumergió su cabeza en el jacuzzi y mordió uno de los pechos de Laura. Salió a la superficie y su boca busco el cuello de su mujer, besándolo con pasión. Su mano se deslizo entre las burbujas del jacuzzi, acariciando el vientre de  Laura hasta que sus dedos palparon su vagina. José conocía perfectamente los gustos de Laura, así que llevo sus labios hasta atrapar el lóbulo de su oreja, mientras sus dedos con años de experiencia jugaban palpando los labios superiores de su vagina, tal y como a ella le gustaba. Podía notar, a pesar del agua caliente, como la temperatura subía por sus muslos y como su coño comenzaba a dar rienda suelta a sus flujos. En aquel momento José introdujo 2 de sus dedos, penetrando a Laura, buscando acariciar su clítoris y llevarla al éxtasis. Laura correspondía a su marido llevando su mano hasta agarrar con fuerza su pene. Sabía cuando era el momento de los juegos y caricias, y cuando era el momento de llevar el ritmo al máximo, conocía bien a José. Por ello agarro con una fuerza desmedida el pene de José y comenzó a frotarlo sin ningún tipo de delicadeza. Su otra mano recorría la espalda de José, presionando con sus uñas, deslizando sus dedos con fuerza mientras las burbujas del jacuzzi se encargaban de acariciar toda la piel de ambos cuerpos. El sudor apareció, los gemidos llenaron el aire y pronto José pudo notar en los dedos de su mano introducidos en el interior de su mujer, como su vagina se contraía en espasmos y un orgasmo se apoderaba de los cincos sentidos de Laura. El mismo efecto ocurrió el Luis, unos gruñidos y Laura notaba como del pene de su marido comenzaba a fluir semen que se mezclaba en el agua caliente. Los dos chillaron, se retorcieron y por fin dejaron escapar al unísono un suspiro de placer y alivio.

Era ya medio día cuando Laura entró en la casa y sonrió al ver la imagen de José preparando la comida con un delantal negro que dejaba al aire toda su espalda y su culo. Mientras terminaba de cortar unas zanahorias, José dio un respingo al notar la mano de Laura entre sus piernas, agarrándole sus testículos. Aquel roce basto para que un nuevo calentón sobrecogiera su cuerpo, y muestra de ello dio el pobre delantal sujetando la polla dura de José.

-Ah ah guapetón.. tengo hambre… comamos y luego tomaremos el postre, tengo ganas de probar esa habitación de los espejos.

José terminó de cocinar mientras era devorado por los ojos de Laura que aprovechaba cualquier movimiento para darle una palmada en las nalgas de su marido. José correspondía aquellos roces, pellizcando a Laura en sus muslos o sus pechos cuando tenía la ocasión.

La pareja se sentó a comer, era una sensación extraña estar comiendo desnudos. La mesa era convenientemente de cristal transparente por lo que todo el cuerpo quedaba a la vista del resto de comensales. Aunque no lo habrían pensado, pronto se acostumbraron a su desnudez y la conversación fue derivando a las cosas cotidianas del  día a día. En cierto momento Laura sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo cuando noto el contacto del dedo del pie de José, que se deslizaba de arriba abajo por su pierna, en cada vuelta el dedo avanzaba un poco mas alto, en su camino hasta el pubis de su mujer. Laura también alzó la pierna hasta que sus dedos palparon el pene de José, , lo acaricio con el pie notando como poco a poco despertaba la bestia y volvía a ponerse erecto por y para ella.

No pudo aguantar mas el juego, José se levantó, se dirigió hacia su mujer y con firmeza la levanto en brazos. Laura paso sus brazos por el cuello de su marido y sus labios se encontraron en un húmedo beso, como húmedas estaban ya las partes íntimas de ambos. José llevo en brazos a su mujer hasta la habitación de los espejos y la dejo sobre la cama. Por unos instantes, de pie, admiro el bonito cuerpo de su mujer como si fuese la primera vez que lo contemplaba, recorriéndolo con todo detalle. Laura también fijó su atención en José, en sus brazos, su torso, su polla.. como un templo que poseer.

Enseguida la pareja se fundió en un abrazo lleno de besos, un nuevo ballet de lenguas se produjo en el interior de sus bocas. Laura paso sus piernas rodeando a José y este agarró con firmeza sus muslos. Seguían besándose con pasión, por la boca, por el cuello, por las orejas… Laura notaba como el pene de José se le clavaba en busca de su cueva. Decidió tomar el mando y dejó a José tumbado sobre la cama. Agarro el pene con las manos dirigiéndolo hacia la entrada de su vagina. Espero unos instantes mientras conducía el pene de su marido alrededor de sus labios vaginales, jugando, saboreando el momento. Hasta que finalmente comenzó a introducirlo dentro de ella, poco a poco.

José alzo sus manos para tomar entre sus dedos los pezones de Laura, ella comenzó a bailar rítmicamente, botando sobre él. Alzó la mirada y se vio a si misma desde todos los ángulos posibles, los espejos reflejaban a la pareja haciendo el amor. Laura podía verse desde arriba, desde atrás, desde la espalda… Se veía a si misma cabalgando como una amazona y se sintió viva. Por primera vez en muchos años se sintió a gusto con su cuerpo, con sus formas, se sintió atractiva, llena. Sus movimientos se hicieron más rápidos.

José contemplaba la escena como si estuviese en otro mundo. Veía a su mujer en todas las direcciones, como si estuviese en mitad de una orgía. Se veía por primera vez no como un matrimonio haciendo el amor, si no como dos amantes practicando el sexo salvaje. Se incorporó para hundir su cara en los pechos de Laura, mordisqueando sus pezones. Agarro con fuerza las nalgas de Laura y comenzó a alzarla arriba y abajo, apretando con ansia y elevando el ritmo de los movimientos. Los gemidos pronto rebotaron con eco en aquella estancia. Decenas de Laura y José follaban en esa cama, y finalmente el éxtasis les llego, casi al unísono lograron alcanzar un orgasmo como hacía años que no disfrutaban.

Tras el polvo la pareja quedo tumbada, en la cama. José jugaba con el pelo de Laura y ambos quedaron atrapados en una siesta. El último pensamiento de José antes de dormir fue “¿Qué sería la sorpresa de los invitados?”