Vacaciones en Mallorca.Dia 6. Parte 1, Nudista
La primera vez en una playa nudista, en circustancias especiales. Mi novio tuvo que elegir, nop le quedo otro remedio. Una experiencia didactica muy importante.La frontera entre el deseo y el consentimiento se hallaba ante mis ojos.
Hola, estoy otra vez de vuelta, creo que ya solo quedamos los bueos lectores y yo. Ahora podre relatar mis experiencias con mas confianza.
Bueno, sin mas dilación prosigo, me propuse en su día relatar todo lo acontecido y quiero cumplirlo.
Abrí los ojos, ya era de día, la habitación estaba iluminada por la luz de la mañana, se me hizo corta la noche. Lo primero una ducha, Juan dormía como un tronco, pensé que con el ruido del agua al caer lo despertaría.
Cuando salí de la ducha vi que Juan seguía igualmente dormido, opte por salir a la terraza , el pelo seguía un poco mojado a pesar de que use un secador, utilice una toalla del hotel, que por cierto son un poco cortas. Ya en la terraza observe que algo había cambiado, no había tanta gente como en días anteriores, mire para abajo, al lado de la piscina del hotel, en una mesa, dos personas, una me alzo la mano, de primeras no conocía a esta persona pero igualmente lo salude, luego ya cuando se acostumbró mi vista a la luz comprobé que era Ricardo. Me hizo señas para que bajara, la verdad es que me apetecía un café, pero Juan seguía durmiendo. Lo pensé unos segundos pero al final le hice una señal de que iba a bajar.
Me coloque el blusón el cinturón y unas braguitas blancas, era muy temprano para que Ricardo quisiera algo, por cierto creo que eran las ultimas, no sé porque parecía que me desaparecían solas.
Juan seguía a lo suyo, ni se movía, yo volví a mirarme en el espejo para colocarme el blusón, me vi bien, parecía mentira, incluso parecía que mi cuerpo agradecía tanta actividad sexual, me toque y nada, estaba todo perfecto, como si hubiera llegado la noche anterior al hotel.
Me lo pensé dos veces, las braguitas blancas se veían a través de ese blusón, decidí quitármelas, de todas formas solo iba a tomar un café, abrí la puerta y baje colocándome el blusón la verdad es que cuanto más me lo subía mejor me quedaba.
Cuando Salí a la piscina ya me habían hecho un sitio en medio de los dos, Ricardo se levantó y me dio un beso de buenos días el otro me dio la mano, se presentó como Max, era regordete ya cumplidos los sesenta y bastante feo por cierto, luego aprecie que también era bajito.
Me quede un poco pensativa, podría ser el de ayer, pero no lo vi lógico en ese momento, ya cuando me senté y debido a lo mucho que me lo había subido Ricardo noto que no llevaba nada debajo.
Aproximo su silla y echando el brazo por encima de mis hombros me dijo, mientras se asomaba a mi escote:
-Ya está preparado Gori para esta noche, ¿tanto te gusto?
Yo no quise desvelar mis planes, así que no respondí.
En ese momento llego el camarero, la postura de Ricardo le extraño, al fin y al cabo era casado y trabajaba allí, el camarero era bastante jovencito, y las caricias sobre mi hombro habían retirado prácticamente uno de los dos tirantes que me sujetaban el blusón. Ricardo se percató enseguida de la reacción de aquel joven, cuando le pedí el café y se fue, Ricardo aproximo su boca y me dijo:
-Quiero que cuando te traiga el café se quede boquiabierto, enséñale todo tu coño.
El viejo regordete Max estaba escuchando todo sin perder detalle de lo que sucedía. No tuve que moverme mucho, con subirme un poco el blusón y echar mi cuerpo para atrás solo me quedaba abrir las piernas cuando el camarero apareciera.
Cuando llego el camarero hice lo que tenía pensado, al camarero casi se le cae la bandeja, pero no dijo nada, se fue, eso sí mirando para atrás cada dos pasos.
Ricardo me dijo entonces:
-Voy a hacer que te corras aquí mismo putita.
Y abriéndome las piernas puso una de ellas encima de la suya quede completamente abierta y el empezó a acariciarme el clítoris, Max por su parte no podía abrir más los ojos.
Viendo la cara de sorpresa Ricardo no dudo en aclarar a Max la situación:
-Ves ya te dije que haría lo que yo quisiera.
A lo que Max replico:
-Y su novio, me dijiste que tenía novio.
Yo me corría mientras veía al camarero entre los cristales del bar moviéndose para buscar el mejor Angulo.
-Su novio no dice nada, al contrario creo que le gusta y disfruta viéndolo. Le contesto Ricardo,
Le basto eso para acercar su mano, deslizar el tirante por mi brazo y acariciar el pecho que quedo al aire.
Yo a esas alturas había perdido el control pero Ricardo paro en seco, menos mal, porque alguien tenía que parar aquello. No estábamos en un sitio apropiado, en cualquier momento podía pasar alguien por allí, no es que me importara, estaba demasiado caliente, pero a él sí, estábamos en su trabajo. Inmediatamente me recompuse un poco, no había probado el desayuno todavía.
Ricardo, mientras yo desayunaba fue contándole a Max lo vivido en aquel bar de alemanes, desde su punto de vista parecía más bien una locura que otra cosa, pero no quise interrumpir.
De pronto de levantaron los dos, tenían varias tareas que hacer, según ellos ese día llegaba gente nueva al hotel y tenía que estar todo preparado para el cambio, al final no me entere si Max fue el que me tuvo el día anterior.
Despidiéndose sin beso esta vez se alejaron hablando los dos, yo proseguí con mi desayuno que por cierto me apetecía bastante, aunque me había dejado muy caliente.
Me quede pensativa, parecía que mi cuerpo iba por delante de mi mente, debería haber previsto lo que pasó allí, o acaso lo estaba deseando en mi subconsciente. ¿Era tan caliente que le tenía que ocultar a mi novio la mitad de lo que hacía?
Fueron sucediéndose preguntas cada vez más difíciles de responder. ¿Sería capaz de contenerme cuando las vacaciones acabaran?
Mientras seguía haciéndome preguntas sin respuesta aparente vi salir a Diana por la puerta que daba a la playa, ella no me vio o en ese momento no quiso verme, para mi sorpresa no se dirigía hacia la playa precisamente, su dirección iba encaminada al hotel de al lado.
Empecé a dudar, según me había dicho Alex, madrugaba para buscar un sitio en la playa, seria mucha casualidad que ese día fuera el único que engañaba a Alex, además me entro curiosidad de como acabaron la noche anterior, así pues, cogí el bolso, me levante con la intención de averiguar por lo menos alguna cosa.
Seguí a Diana, ni se volvió a mirar, eche una mirada hacia la playa, estaba especialmente vacía para la hora que era. Diana entro por el restaurante, yo sin dudarlo la seguí, tarde en entrar como un minuto, pero al pasar no la veía, eso sí, aquello estaba a reventar, maletas, bolsas repletas de regalos y mucha gente. Me acerque a la barra para ver si podía localizarla y al final allí estaba, justo al fondo. Intente avanzar entre la gente. Antes incluso habría esquivado aquella aglomeración, pero ahora hasta me gustaba aquella sensación de roces intencionados, ya sabía que muchos me habrían reconocido, mis aventuras en aquellas verbenas me habían procurado una imagen que me precedía, pero yo intente avanzar por donde menos sitio había, hasta que de pronto alguien me agarro por el brazo derecho:
-Hola, buenos días.
Allí estaban los tres de la noche anteriores, era de esperar que me los encontrara,
-Buenos días, ¿preparando las maletas? Pregunte.
-No, que va, aunque nos hemos llevado muy bien con todo este grupo, no vamos con ellos. Nosotros nos quedamos todo el fin de semana, somos de Vallecas.
Aquella aclaración me dejo sorprendida demasiado cerca pensé, pero ya era demasiado tarde también, incluso aquella aclaración deduje que la habían hecho porque sabían de donde éramos nosotros. De todas formas nada se podía hacer ya.
El más lanzado, que era el único que hablaba, me llevo hasta la barra, por el camino y con la excusa de las apreturas note su mano en mi trasero. Esa picardía que tenían algunos hombres al aprovechar cualquier ocasión, me gustaba, me hacía sentirme deseada en cualquier momento, cuando llegamos a la barra se encaró a mí y me pregunto:
-¿Dónde vas a estas horas por ahí sin bragas?
Sin esperar respuesta pidió al camarero cuatro cafés, yo ya había tomado pero otro café no me vendría mal. Busque a Diana con la vista, apenas la podía distinguir entre tanta gente, pero de buenas a primeras la multitud iba abandonando el restaurante, al parecer el autobús que los tenía que llevar al aeropuerto estaba preparado. Diana se fue con los cuatro mirones sin darse cuenta de mi presencia, nos estábamos quedando prácticamente solos momento que aprovecho para preguntarme:
-¿Bueno y que planes tenéis tu novio y tú para hoy?
-No sé, no se ha despertado aún. Respondí yo
-Tu novio está durmiendo y tú por ahí sin bragas, pues vamos a hacer una cosa, yo te doy mi móvil y cuando lo sepas me avisas. Dijo el más lanzado. Sin esperar una negativa cogió una servilleta de la cafetería, saco un bolígrafo apunto su número y me lo metió en el bolso.
Me invitaron a subir:
-Si quieres vamos arriba, seguro lo pasaras bien.
Iba bastante caliente, pero creía que Juan estaría despierto ya.
-No, tengo que ir con Juan, seguro está preocupado.
Ellos lo comprendieron entre risas claro, la verdad es que no era muy normal que yo estuviera tomando café con otros hombres en otro hotel mientras mi novio dormía.
Me despedí de ellos y me dirigí al hotel, cuando ya había casi llegado, vi la calle llena de jóvenes, seguro eran los nuevos vecinos por unos días. Seguro que eran estudiantes, no eran más viejos que yo, de eso estaba segura, pero eso sí, no debía ser un colegio mixto. Decidí subir por la escalera, los ascensores estaban llenos, cosa que agradecieron los que subían tras de mí, oía las murmuraciones que hacían sobre mi trasero, la verdad es que el blusón aquel no escondía mucho desde aquella posición, me hizo gracia que les chocara tanto ver una mujer casi desnuda, tampoco era para tanto.
Cuando entre en la habitación puede comprobar que teníamos dos estudiantes como vecinos, se acabaron las noches de tranquilidad, pensé, peo tampoco le di mucha importancia.
Para mi sorpresa Juan seguía durmiendo, pensé en despertarlo pero me atrajo más la idea de tomar el sol en la terraza, casi seguía igual de blanquita que cuando llegamos, así pues me desnude, tampoco había mucho que quitar, y me dispuse a tomar el sol en la terraza aplicándome protector, claro para la parte de abajo use otra cosa, aquella crema que tenía para ello.
No pasaron ni diez minutos cuando note en mis labios el roce de los labios de Juan.
Cuando abrí los ojos quede un poco sorprendida, aparte de Juan vi que se estaban asomando por la mampara que separaba la terraza a los dos nuevos vecinos, es posible que llevaran allí desde el principio.
Juan siguió acariciándome, bajo su mano hasta que metió dos dedos dentro de mí, tuve que abrirme entera, entonces me pregunto:
-¿Qué tal si vamos a la playa nudista hoy?
Como estaba yo en ese momento si me hubiera pedido ir al infierno hubiera ido.
-¿Quieres que me vea todo el mundo desnuda? Pregunte mientras establecía contacto visual con nuestros nuevos vecinos.
- No, quiero hacerte el amor en plena naturaleza. Me contesto mientras yo me corría sin remedio, no había dejado de mover sus dedos dentro de mí.
Mientras nos levantábamos, quede pensando, podría ser el día más aburrido de las vacaciones, según nos contó Diana, tantos cuerpo flácidos no me parecía nada erótico ni sensual, pero no se me ocurrió otro sitio para ir en ese momento, así que no dije nada a Juan, me puse el bikini blanco y después el blusón curiosamente llevaba más ropa a la playa nudista que a cualquier otro sitio.
Juan no había desayunado todavía, así que bajo al restaurante yo no dije que no quería nada, que mientras iba a preparar todo lo que hacía falta, me acorde del teléfono que me apuntaron , desde luego el aburrimiento que se anunciaba para esa mañana no me gustaba nada, llame, claro después de pensarlo un poco:
-Hola, mira si, que nos vamos a la playa nudista.
Note un tono de sorpresa, seguramente pensaban que no iba a llamar y es lo que iba a hacer, pero las circunstancias mandan. No espere respuesta, tampoco creí que hiciera falta. Metí todo en la mochila y baje, Juan se estaba terminando el desayuno ya. Salimos a la calle entre risas, se me transparentaba el bikini blanco debajo del blusón, causa de algunas bromas por parte de él.
Emprendimos el camino, pensaba que íbamos a tardar más, pero en la isla esta todo cerca.
Aparcamos el coche en la entrada y pasamos despacio, era todo nuevo para nosotros. Entonces los vi, habían llegado antes, no sé cómo lo habían hecho, pero ahí estaban , ya desnudos completamente, Juan ni se enteró, no los reconoció , tan solo había hablado unos minutos con uno de ellos, yo por supuesto no comente nada, ni los salude, ellos se pusieron detrás de nosotros, como a dos metros mientras íbamos avanzando por la playa.
Juan saco la conversación de la tonalidad de la piel, la verdad es que tampoco habíamos cogido mucho color, apenas habíamos pisado la playa, los cuerpos que aparecían a nuestra derecha e izquierda, estaban completamente tostados y la mayoría gente bastante mayor con unos kilos demás, yo parecía la nota discordante, además íbamos vestidos todavía.
Juan de momento se paró, al parecer habíamos llegado, claro, un poco más y se acaba la playa. Al momento abrió las dos toallas, bastante amplias por cierto y se sentó, me quede mirando estábamos rodeados de viejos panzones, eso sí a una cierta distancia, distancia que mis amigos no respetaron, se establecieron a escasos dos metros esperando el espectáculo.
Juan no dudo un instante en quitarse todo:
-Es la hora de ponerse moreno, sin marcas.
No era un adonis precisamente ni su miembro era demasiado grande, pero no tenía complejos. Yo me quite el blusón y me senté, estaba a punto de quitarme la parte de arriba cuando el más lanzado de los tres amigos irrumpió hablándole a Juan:
-¿Vosotros no sois de aquí? Os he escuchado hablar y no tenéis acento.
Juan sin pensárselo dos veces le respondió:
-Somos del centro de la península, concretamente de Aranjuez.
Me quede sorprendida había delatado nuestra situación geográfica sin ningún pudor.
-Ah, vale, nosotros somos de Vallecas. Respondió el más lanzado de los tres. Mientras iba trascurriendo la conversación vi cómo se iban acomodando acercando las toallas pegándolas a las nuestras. Sus miembros pasaron tan cerca de mi cara en la maniobra que pensé que alguno me daría. Mientras uno de ellos distraía la mirada de Juan, otro me desanudo la parte de arriba y el tercero la parte de abajo. Me di la vuelta en un acto reflejo, Juan entonces se volvió y me pregunto:
-¿Ya estas preparada? Pues ahora solo queda dar el protector. La verdad es que estaba sorprendida, pero deje que Juan repartiera protector por todo mi cuerpo, para luego extenderlo.
La postura que tenía era la mejor, solo tenía que levantar la cabeza un poco para ver esos tres miembros que habían estado dentro de mí la noche anterior.
Juan empezó con sus masajes por la espalda de arriba abajo sin detenerse hasta mi ano, esto me empezó a calentar un poco, pero cuando saco el tubo de crema de Ricardo se aproximó a mi oído y me pregunto:
-¿Esto se aplica por dentro, no?
-Sí, pero, es que me vas a untar delante de la gente.
No escatimo crema, yo iba notando como introducía dentro de mí ano ese producto, no se ayudó con un dedo sino con dos, procuraba llegar lo más dentro posible para repartirla, continúo después con mi coño, con más ímpetu si cabe. Me olvide de todo me dedique por unos segundos a disfrutar del placer que me estaba produciendo aquello.
Cuando levante la vista lo primero que vi fueron las tres pollas totalmente erectas de nuestros vecinos, pensé que Juan no era consciente de lo que producía en mi aquella crema, pero pronto paro.
Se dio el su protector, repartiéndoselo por todo el cuerpo, mientras yo levantaba la cabeza para mirar aquellos tres miembros desafiantes, me había dejado muy caliente, pero mi novio estaba a lo suyo y se tumbó boca abajo.
A los cinco minutos y con gran sorpresa por mi parte sentí que una mano acariciaba mi espalda, uno se había acercado, lo tenía a mi lado, me di cuenta de que mi novio se había quedado dormido. Vaya situación, claro ellos estaban pendientes de todo:
-¡Ponte de medio lado!
Tenía su lógica quede dando la espalda a Juan , aprovechando el movimiento eche un vistazo , por si habíamos llamado mucho la atención , pero no , tan solo había mirado una pareja de mediana edad como a quince metros, eso sí parecía tener mucho interés en lo que estaba sucediendo, no les hice mucho caso , sentado como estaba, abrió las piernas y se fue acercando, tenía su polla prácticamente en la boca, estaba demasiado caliente para cortar aquello , cogió su miembro con una mano y lo levanto, yo no sabía lo que quería hasta que me lo aclaro:
-¡Chúpame los huevos, zorra!
Me cogió la cabeza sin darme otra opción saque la lengua y se los empecé a lamer, sabía que le estaba produciendo gran placer , le temblaba hasta el pulso, este lenguaje que utilizaba me calentaba más aun , tanto que ni note que otro se posiciono en la parte de mis pies y doblando mis piernas hacia delante quedo todo mi coño expuesto, yo no quería en aquel momento, por lo menos allí, pero no había manera de evitar sus caricias sobre mi coño bastante abierto gracias a la crema , pare de lamer pero lo único que conseguí fue que me la metiera en la boca. Note que aquella pareja se interesaba por aquella postura, desde luego no era normal, tampoco el lenguaje que utilizaban, pensé que Juan despertaría. Sentí como una polla iba avanzando en mi interior mientras tenía la boca llena con otra.
La verdad es que yo los había llamado pero pensé que serían menos atrevidos en sus actos.
Era una postura un poco forzada penetrarme en esa posición sería un poco incómodo hasta que abrió mis piernas y se introdujo entre ellas, eso ya era otra cosa, sus movimientos eran más efectivos, hasta podía sentir sus genitales como golpeaban sobre la entrada de mi ano. El tercero, el más atrevido, permanecía impasible, solo miraba aquella escena digna de un clásico del porno:
-¿Qué tal si llamamos a tu novio ahora, para que vea lo zorra que eres? Me pregunto
No quería que Juan se enterara que era tan receptiva todavía, quería que Juan pensara que me costaba más o que me daba aun algo de vergüenza y en verdad así era, solo la superaba por causa de mi tremenda calentura.
-No, no quiero que me vea así. Respondí, claro que tuve que sacarla de la boca, cosa que no le gustó nada y agarrándome con las dos manos la cabeza la volvió a introducir. Esta vez mas dentro, me produjo hasta una arcada, todo empezó a acelerarse por momentos, pensé por un instante que acabaría así todo pero no eyacularon donde pensaba, sino sobre mí, me dejaron toda pringosa, incluso el pelo se había manchado, Juan seguía igual no se había enterado de nada, yo medianamente satisfecha, creo que al igual que los espectadores que se dieron cuenta de la travesura, pero yo sabía que esto no terminaría así, o por lo menos no quería que así fuera. No había terminado de limpiarme cuando los dos que me habían follado estaban llamando a mi novio, todavía ni siquiera se habían limpiado:
-Vamos a por unas cervezas ¿nos acompañas?
Juan se volvió, como para pedirme permiso, estaba un poco adormilado todavía, ni se dio cuenta de que tenía el pelo manchado de semen, todavía tenía yo la respiración un poco acelerada y me calentaba aún más ver aquellos miembros mojados por los líquidos de mi interior, Juan ni se enteraba, se levantó e inicio su marcha con aquellos dos, ni diez metros se había alejado cuando el más lanzado, el que se quedó allí ya estaba a mi lado acariciándome los pechos:
-Seguro que estas deseando que te la meta ahora mismo, pero no llevo prisa, has despertado la curiosidad de muchos por aquí y te voy a hacer desfilar para que te vean bien.
Solo me había fijado en aquella pareja que no quitaban ojo, pero sin duda más gente había percibido algo raro. Se levantó y me ofreció su mano para incorporarme, nos dirigíamos a hacia el agua, ni que decir tiene que el no separo ni un momento su mano de mi trasero, yo miraba de reojo y si, había creado una expectación bastante agradable.
Creía que en aquel lugar esto ocurría más a menudo, también me di cuenta que la mayoría eran hombres, por lo menos por allí cerca.
Nosotros seguíamos avanzando por el agua, todavía llevaba el pelo manchado de semen, pero no me dejo avanzar más, solo me cubría hasta mis rodillas, puede ver como la pareja que no me quitaba ojo se animaban a meterse en el agua, me apresure a mojarme el pelo me tuve que agachar para ese fin.
La pareja venia provista de una pelota de playa, ese juego ya lo había visto antes con Diana, con buenos resultados claro.
Ella no cruzaba de los cuarenta y él tampoco era mucho mayor, a ella se le notaba que se cuidaba, en cambio el, posiblemente le sobraran treinta kilos, vinieron derechos a la vez que advertí que unos cuantos hombres de al lado se aproximaban cada vez más:
-¿Jugamos un poco, yo soy Rubén y esta es Luisa?
No esperaron respuesta, ya habían lanzado la pelota, dieron por sentado que yo tenía que ir tras de ella. Había empezado el juego, en cuestión de segundos ya estábamos jugando más de ocho, contándonos nosotras dos.
No soltaban la pelota hasta que no se producía el contacto, esto me empezó a gustar, sobre todo la visión que esto me ofrecía, aquellos miembros desnudos cuando tocaban mi piel me intimidaba y calentaban a la vez consiguiendo erizar mis pezones, se iban adentrando cada vez más para ocultar sus tocamientos, cada vez menos disimulados.
Desde luego el tono de mi piel aún demasiado blanco, destacaba bastante entre todos esos brazos dorados al sol. Rubén era el que más excitado estaba, no porque me lo dijera el, sino porque era evidente, el tamaño que estaba tomando su miembro era desproporcionado, no es que se viera, el agua lo tapaba, pero cuando me tocaba ir a por la pelota, prácticamente me cogía en sus brazos hasta que una vez caímos los dos al agua, era tremendamente gruesa.
En ese preciso momento una voz:
-¡Ya está aquí la cerveza, invita la casa!
Dos bloques no sé cuántas cervezas eran, pero si las suficientes. Salieron todos del agua incluso Luisa que también había recibido lo suyo por parte de “el más lanzado”, yo seguía teniendo aquel miembro de Rubén en la mano, el aprovecho para coger mi muñeca y darle movimiento, las olas se ocupaban de encubrir y descubrir esa acción, nos habíamos quedado solos en el agua y Juan se dio cuenta en parte de aquel detalle.
De pronto Rubén me dijo:
-¡Chúpamela! He visto cómo te follaba tu novio y se la chupabas a su amigo.
-No, ese no era mi novio, mi novio es el que está mirando.
Rubén se quedó sorprendido, pero no se vino abajo, creo que incluso le gusto lo que le dije. Unos instantes para meter su mano debajo de mi trasero e introducirme dos dedos en el ano.
-¡Esto tiene que ser mío ahora! Me dijo Rubén con voz firme, al parecer mis palabras le dieron la confianza que le faltaba.
Por otra parte yo seguía estando caliente no me había dado tiempo a reaccionar, Juan seguía mirando había notado algo extraño sin duda.
-¡Chúpamela ya! Volvió a insistir Rubén con voz firme, la mirada de Juan no hacia otra cosa que excitarle más, volví a mirar aquel fabuloso instrumento que se guía moviendo con mi mano, demasiado apetecible y convencida por completo, Metió sus dos dedos de golpe dentro, ya estaba preparada y decidida.
De pronto una voz al lado nuestro.
-¡Vamos que esto se calienta! Era Juan había cogido dos cervezas más y nos las llevo, seguramente pensó que me estaba salvando de algo, pero en realidad me fastidio mucho.
Me cogió de la mano que tenía libre y me levanto, me echo el brazo por encima de los hombros e iniciemos el camino hacia las toallas, Rubén nos siguió, yo pensé que se quedaría dada su tremenda erección, pero al instante lo tenía a mi lado, creí que me cogería de la cintura, pero no era eso precisamente lo que más le gustaba de mí, fue todo el trayecto acariciándome el trasero y la entrada de mi ano, claro que mi novio ni se enteró.
Cuando llegamos a las toallas ya me tenían otra cerveza preparada, cuatro estaban jugando con una baraja que les habían regalado “el Uno “y Luisa no había perdido el tiempo, descansaba su cabeza entre las piernas de “el más lanzado”, solo tenía que volverla para tenerla al lado de la boca. Estaban hablando mientras él le acariciaba los pechos, a Rubén no le afecto mucho la escena, estaría acostumbrado pensé.
Nos sentamos allí mientras nos terminamos la segunda cerveza, Luisa solo hizo un movimiento, puso una pierna encima de Juan, para eso tuvo que abrirse bastante claro, y Juan no es de piedra.
Yo me termine la cerveza y me entro ganas de orinar, se lo comenté a mi novio:
-Estamos desnudos, para hacer un pis allí mismo vale .Me índico con el dedo una piedra enorme que limitaba la playa con una pequeña arboleda.
Me levante, cogí la mochila y me dirigí hacia allá, volví la cabeza, pero Juan seguía acariciando la pierna de Luisa, ni siquiera me miraba. Llegue a aquel peñasco, y me oculte un poco, apenas había empezado a orinar cuando delante de mí apareció una polla, Rubén había reaccionado con prontitud, me sorprendió:
-¡Chúpame dijo en voz alta!
-Espera, espera que termine. Le dije yo.
No me hizo caso, me cogió fuerte del pelo y me la introdujo en la boca, con el tirón pase de estar en cuclillas a ir de rodillas.
Tiro una toalla que traía al hombro a dos metros, no le bastaba con que se la chupara quería que nos vieran también, caminaba poco a poco hacia atrás, tuve que seguirlo de rodillas, ni siquiera pude parar de mear. Aunque me abrí de piernas un poco, notaba como me salpicaba. No paro hasta llegar a la toalla, allí me quede a cuatro patas, mire hacia los lados, estábamos a la vista de todos, Juan tardo un poco en apreciar lo que estaba pasando, Luisa lo tenía un poco ocupado.
-¡Chupa, que vea tu novio lo guarra que eres! Me gritaba Rubén mientras intentaba meterla toda dentro de mi boca.
Y si lo vio, creo que fue ese el momento decisivo, el momento en que Juan descubrió, lo que había despertado dentro de mí, tendría que decidir, aceptarme como era ya, o dejarme, pero esto no tenía vuelta atrás, vi que se quedó parado, aquel juego que empezó en Mallorca como privado, se estaba volviendo público en su cabeza.
Mientras tanto había llegado el primer mirón que se masturbaba sin ningún pudor. Rubén le cedió su sitio sin ningún reparo y tomo posición tras de mí, veía lloque iba a pasar y deje un momento de chuparle la polla al mirón.
-Mira en la mochila, hay una crema. Le dije a Rubén
Pensé que con la crema aquel enorme miembro dolería menos.
-¡Vaya pero si has venido preparada! Esto no me lo esperaba. ¿Sabe tu novio que vas con esto a todas partes?
-No, por supuesto que no. Le respondí yo mientras veía que Juan por fin reaccionaba, se había puesto de pie y se acercaba, eso sí despacio, detrás de otros dos. Rubén me cogió de los pelos y me giro la cabeza:
-¡Deja de mirar para otro lado y sigue chupando! Mientras me metía tres dedos por el ano, esto me hizo chillar como un animal, mitad dolor mitad placer, la sensación de que el aire se volvía denso perturbaba mis sentidos, se perdía la noción del tiempo, Rubén no dejaba de azotarme con la otra mano en mi trasero.
-¡Vamos puta, quiero que tu novio vea como se la chupas a cualquiera! Me grito Rubén, esto hizo que el mirón se acelerara e intente hacer lo que Rubén me decía, pero el mirón eyaculo sin remedio. Llegaron los dos que venían y detrás mi novio.
-¡Trágatelo todo! Insistió Rubén en voz alta.
Lo intente pero inevitablemente el semen caía por mis labios.
Ya estaba lubricada del todo, y los que habían venido totalmente erectos, incluso mi novio, tomaron posiciones, era una sensación rara, Juan se arrodillo como uno más, se notaba que aquello le gustaba y le excitaba. Rubén saco los dedos, ya sabía lo que vendría después, volví la cabeza, fue un acto reflejo, pero Juan impidió que siguiera mirando, con las manos me la guio hasta su miembro, estaba ansioso. Note de golpe como Rubén traspasaba mi ano, no la paso entera, su gran barriga daba en mi trasero, aun así no pude aguantar la orina, mucho tiempo reteniéndola, y con esa presión era imposible. Rubén se dio cuenta al instante, me cogió del pelo y tiro para el levantándome, quede de rodillas mirando hacia arriba, lo hizo sin sacarla arrancadme un ápice de dolor.
-¡Mirad esta guerra, se mea de gusto! Exclamo Rubén. Al parecer esto de la orina le excitaba y no paraba de mover su miembro dentro de mí. Los demás no perdieron tiempo incluido mi novio, se levantaron y comenzaron a sobarme las tetas, Juan mi novio , como uno más , como si no las hubiera tenido nunca, como si yo fuera otra mujer, las besaba y las mordía como si fuera la primera vez, hasta que de pronto paro y acerco su pene para que lo chupara, era la primera vez que lo veía así , no lo dude, quería saber su próximo paso, me vacié entera de orina y Sentí como Rubén estaba a punto de correrse dentro de mí, no advertí intención de sacarla y en efecto no la saco, su liquido me invadió, acto seguido se levantó y dijo:
-Te toca a ti. Señalando a mi novio con la mirada.
No tardo ni un segundo en cambiarse de posición, en un instante ya la tenía dentro de mi coño, estaba como poseído. En ese momento advertí la presencia de Luisa, acababa de llegar y no parecía dispuesta a quedarse mirando, llego junto a “el más lanzado”, habían estado metiéndose mano pero aquella fiesta improvisada no se la quisieron perder, Luisa imito mi portera al lado de mi de rodillas esperando una de las dos pollas que tenía para mí, mientras “el más lanzado “se dirigió a mi novio:
-¡Déjame a la puta de tu novia, tiene que ser mía ahora!
Juan, la saco y se puso detrás de Luisa que parecía estar ansiosa ya, esta le ofrecía su trasero mientras notaba como me iba entrando en el coño aquella tremenda polla, bastante más grande que la de mi novio, ya la había probado la noche anterior, así que no me extraño, lo que si me impacto es ver a mi novio en acción con otra, hasta ese momento no había tenido ocasión, mire de reojo a Juan mientras se la iba introduciendo a Luisa. Rubén no se había ido, permanecía allí de pie mirando la actuación de su esposa y la mía, se posiciono al lado de mi ofreciéndomela, todavía flácida, era imposible recuperarse en tan poco tiempo.
Por otro lado “el más lanzado” seguía con todo su miembro dentro de mi interior, hacia movimiento circulares sin sacarla, eso me deshacía de gusto, advertí que dos mirones más se unieron al grupo, el espectáculo parecía ser de su agrado a juzgar por el movimiento de sus manos sobre sus penes.
No tardo en correrse el que estaba frente a mí, mi cara y mis labios estaban cubiertos de semen, sentí entonces que me estaban lamiendo, Luisa no desperdicio ni una gota, comenzó a comerme la boca y me deje hacer.
Era la primera vez, no había tenido experiencia alguna con mujer, pero la cara de excitación de mi novio me animo a seguir, deje que me acariciara los pechos.
El que la tenía dentro de mí empezó a sacarla despacio mientras le pregunto a Juan:
-¿Qué tal tiene el culo tu novia?
Juan lo miro, mientras este introducía dos dedos en él, estaba claramente dilatado, Moví el trasero hacia atrás intentando que no la sacara del todo, pero fue inútil, yo prefería en ese momento tenerla dentro de mi vagina, al parecer no era el plan que tenía él, solo conseguí arrancarle una pregunta un poco incomoda:
-¿Cuántos te follamos ayer noche?
Dos azotes bastaron para obtener mi respuesta
-Sabes bien que erais tres.
No vi ningún gesto de sorpresa en mi novio, parecía estar bien dentro de Luisa, ya se lo habría contado pensé, de todas formas aquello estaba fuera de control.
Note entonces como me estaba penetrando por el ano mientras Luisa no paraba de acariciarme, aquellos mirones parecía que se apañaban solos, un alivio para mí , aquella situación parecía no tener fin , pero vi como mi marido y “el más lanzado “ aceleraron era cuestión de segundos, creo que se corrieron los dos a la vez.
Juan no me dio ni un segundo, cogió mi bolso me agarro de una mano y poniéndome en pie me indico con un gesto, que aquello había terminado, yo me fui mirando para atrás, Luisa seguía allí esperando que alguno de los que había llegado le diera placer.
Cogimos nuestras cosas y nos dirigimos a la salida, me puse el blusón, Juan no me dejó ni de quitarme la arena, aunque yo insistí, mi cuerpo estaba impregnado de fluidos, pero le gusto verme así:
-Quiero que me cuentes todo lo de anoche con detalles, pero despacio.
Era difícil, sabía que surgirían preguntas que ni yo misma podría contestar. Una vez subidos al coche, empecé, suavizándolo todo lo que podía, el ocultar aquella travesura no había estado bien, así que le conté lo del karaoke también. Tengo que decir que al contárselo, descuide bastantes detalles, aun así en vez de una reprimenda lo que advertí fue un tremendo bulto en su pantalón, solo salió de su boca una pregunta:
-¿Estas satisfecha ahora mismo?
Bueno, con tanto jaleo, solo me habían follado por la vagina dos esa mañana, no le quise engañar otra vez, así que le dije la verdad, y era que no, seguía aún caliente.
Aunque tenía mucho que contarle los veinte minutos del trayecto fueron suficientes, claro que Juan acabo con una erección de caballo, cuando llegamos al hotel y me baje del coche me miro de arriba abajo:
-Desde luego es que estas espectacular.
Yo necesitaba una ducha urgentemente, y él otra cosa, se apreciaba notablemente.
Eso me reconfortó en gran medida, pero ya sabía lo que me esperaba en la habitación.
Continuara....
Un saludo a todos y ya sabeis, si quereis comentar, pues aquí . Si quereis hacerlo en directo :
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Gueno sin mas que añadir me despido , un beso siempre vuerta....Merche