Vacaciones en Mallorca.Dia 5 .Parte 2. Despedida

Vacaciones en Mallorca.Dia 5 .Parte 2. Despedida a los mirones y algo mas, descubrí que no había pasado tan desapercibida como creía, la verdad es que cuando me enteré incluso me gustó. El concepto que tenian de mi era bastante bueno , en el mal sentido de la palabra, claro, jajajaja.

Nos dirigimos a la tienda y por suerte el vestido ya estaba arreglado, pasó al probador, el dependiente se quedó sorprendido, debió pensar que la ropa interior había desaparecido. A Diana ya no le importo que mantuviese la cortina abierta mientras se desnudaba, el arreglo era dejarlo un poco más corto, pero en realidad lo dejaron un poco más corto de lo que yo pensaba. Diana me pregunto que como le quedaba, le dije que bien, pero sabía que cualquier movimiento brusco dejaría al descubierto el final de sus piernas.

Dimos por finalizadas nuestras compras, por llamarlo de alguna manera y nos asomamos a la playa, intentábamos localizar nuestras respectivas parejas, hicimos unas señas con las manos y enseguida nos vieron.

La gente estaba recogiendo sus cosas, terminaba otro día de playa, comenzaba una noche de diversión. Cuando llegaron a nosotras no dije una palabra de lo sucedido, pero cuando subimos a la habitación a cambiarnos se lo conté todo, todo menos la proposición de Alberto, eso de volver sola me lo tendría que pensar despacio.

Otra vez delante del armario, no sabía que ponerme, si una ropa más formal u otra más alegre. Al final me decidí por la falda azul cortita, que tan buen resultado me dio. Me fui al baño y me pico la curiosidad, más cantidad de crema en mí para experimentar de primera mano la sensación que experimento Diana, lo dejé para más tarde y me puse aquella mini que tanto deseo desataba en los hombres, por supuesto el sujetador no me hacía falta así que lo dejé sobre la cama, estaba preparada.

Juan me vio y me piropeo un poco, aquella camisa blanca semitransparente no dejaba mucho a la imaginación, cogió la mochila donde había depositado el alcohol que habíamos comprado esa mañana, nos cogimos de la mano y bajamos a la terraza, la verdad es que yo estaba estupenda.

La música ya había empezado, pero no era esa la terraza sino la del hotel de al lado a la que teníamos que asistir, decidimos entonces dar una vuelta por la playa. Me quite los zapatos de tacón y empezamos a andar por la arena en dirección al mar.

Llegando casi a la orilla Juan saco una toalla pequeña y la puso en la arena para sentarnos,  después sacó una botella de orujo y dándome un vaso de chupito, me dijo:

-Hay que brindar, llevamos casi una semana aquí y seguimos vivos.

Nos tomamos un par de chupitos cada uno contemplando la inmensidad que teníamos frente a nosotros, luego me dio un beso largo, profundo de los que no se olvidan, acariciándome los pechos por debajo de aquella camisa anudada que llevaba puesta.

Entre unas cosas y otras  nos metimos más de media botella de aquel licor y vimos como la terraza a la que nos dirigíamos se empezaba a llenar de gente,  era la hora de acercarnos  a aquel lugar.

Me acorde de la crema que quería experimentar y sacando  el tubo aplique el producto retirando un poco mis braguitas, al igual que mi amiga Diana puse gran cantidad.

Juan  se puso de pie, me ayudo a incorporarme y recogiendo después la toalla que metió  en la mochila. Empezamos  a andar hacia la terraza y se acercó por detrás para desabrocharme dos botones de la camisa, comenzaba el juego sin haber llegado a la terraza siquiera.

Estaba bien iluminada, una pista central  y unas mesas rodeando esta pista, para beber y disfrutar de la velada, pronto divisemos a nuestros amigos, los cuatro estaban  compartiendo una mesa con Diana y Alex, al aproximarnos estos se levantaron saludando con un apretón de manos a Juan y el  restregón apropiado para mi persona, nos hicieron sitio en la mesa y nos sentamos con ellos. Diana había elegido el vestido negro, el que fue cortado, apenas cubría nada, por mucho que se estiraba, estando sentada era imposible.

Yo andaba ya caliente, entre los chupitos que me había bebido y la crema que me había untado, me estaba empezando a hervir la sangre, Juan me puso la mano encima de mi pierna, no paraba de acariciarla cada vez subía más, termine facilitándole el trabajo  abriendo las piernas un poco. Esto no pasó desapercibido para los que estaban sentados  enfrente, me excitó más aún, estaba segura de que se me veían las bragas, pero yo necesitaba más.  Me levente y me fui al servicio, tenía que quitármelas, necesitaba  sentir el contacto directo de la mano de Juan sobre las partes más íntimas de mi ser.  Cuando me las quite aproveche para untarme un poco más de aquella crema que tanta calentura provocaba en mi cuerpo. Volví  enseguida  a ocupar el mismo asiento y Juan no tardo en repetir las mismas caricias, solo que ahora no se detenía en el borde de mi coño y yo me habría libremente de piernas para facilitar su empeño.

Esto nuestros amigos los mirones lo tomaron como un regalo y sin querer depositaban sus miradas entre mis piernas. Juan debió darse cuenta de mi estado, decidió sacarme a bailar, no era cuestión de acabar follando allí mismo que era lo que estaba a punto de ocurrir.

No era una música muy lenta,  pero a mí me apetecía en ese momento enseñar mis pechos, así que levante mis brazos lentamente para rodear el cuello de Juan y la camisa hizo lo demás  al alzarse de delante dejo al aire mis pechos que yo arrime fuertemente contra Juan, el espectáculo ya había empezado, nuestros amigos los cuatro mirones de la playa ya nos conocían, solo disfrutaban del espectáculo, pero Alex y Diana se quedaron embobados. Uno de ellos le pidió a Juan el cambio y éste acepto, no cambié de posición ante la mirada de sorpresa del mirón apreté mis pechos contra él, era evidente mi turbación y la temperatura que iba alcanzando mi cuerpo.

El vejete mirón comenzó a masajear mi trasero con una mano, bajándola de mi cintura y con la otra  acariciaba la parte baja de mis pechos, disimuladamente,  pero sin oposición por mi parte. Yo veía a Juan que conversaba con otro desconocido de la mesa de al lado, pero sin quitarme ojo, me conocía muy bien, sabía que estaba a punto de explotar.

De pronto Juan y el desconocido se levantaron y vinieron hacia mí, evitaron así un desenlace escandaloso en medio de la pista de baile, íbamos a tomar algo en la barra,  no era lo que yo necesitaba  en ese momento,  pero me hizo pensar que en el lugar donde estábamos  lo único que conseguiría  seria la expulsión de dicha terraza.

Otro chupito, el desconocido saco la conversación de las habitaciones del hotel, que si eran muy buenas, que tenían frigorífico con bebidas, un baño excepcional, señalando una habitación en especial , estaba debajo de la de los mirones, yo pensé que me había reconocido, después me saco a bailar, ahí si me lo confeso:

-¿Así que estas aquí con tu novio?¿Pues sí que ha cambiado tu novio!

-No le digas nada por favor, no sabe nada, de la otra noche. Le conteste yo.

Aprovecho para arrimarse un poco más y acariciarme.

En ese momento divise a Diana, la estaban sacando a bailar los mirones, se turnaban con ella, Alex, era tan inocente que no se enteraba de que la estaban sobando a conciencia. Claro que mi novio también la vio y fue a por su parte. Me quede bailando con aquel hombre en el otro extremo de la pista.

-Ven que te voy a presentar mi compañero de habitación. Me dijo

Me cogió del hombro y nos acercamos a otro desconocido para mí. Después de las presentaciones me propusieron ir a ver la habitación e insistieron.

-Bueno, pero cinco minutos, mi novio me echara de menos. Desde luego la estrella más que tenía el hotel  se la merecía, escaleras de mármol, barandillas de madera  y ascensores amplios, aunque el ascensor no lo utilicemos, subimos por las escaleras.

Llegamos a la habitación, a mano izquierda el baño, bastante grande por cierto, a continuación dos camas  y la terraza  al fondo que fue donde nos dirigimos, desde allí se podía ver la terraza con la gente bailando, se oía la música como si estuviera al lado de nosotros.

Decidí entonces probar lo blandita que era la cama, es lo que se suele hacer cuando pasas a la habitación de un hotel:

-¡Que blandita es! Exclame

Al botar en la cama, la falda se subió ya apreciaron que no llevaba nada debajo, por si quedaba alguna duda.

-Sí,  pues si es cómoda. Y sin bragas más. ¡Jajajaja!. Contesto uno de ellos

Inmediatamente el que había bailado conmigo, me invitó a bailar en la terraza con la excusa de no haber terminado la pieza anterior, acepte mientras el otro se dirigió al frigorífico para sacar unos vasos y un poco de hielo.

Estaba sola en la terraza con un desconocido que no se detenía  por nada, comenzó agarrándome por la cintura, pronto su mano izquierda bajo hasta mi culo y fue recogiendo mi falda hasta poder  tocarlo sin prenda alguna de promedio-

-La otra noche me quede con ganas d tocar este culo Me dijo al oído.

El tono de su voz mientras me acariciaba el trasero me produjo tal placer que no me di cuenta de que estaba desabrochando los pocos botones que quedaban en mi camisa. En unos instantes mis pechos quedaron desnudos, al aire. Comenzó a besarlos  sin parar, noté que me estaba desabrochando la falda, pero no hice nada para impedirlo. La falda cayó irremediablemente al suelo y solo tuve que echar los hombros para atrás para que la camisa hiciera lo mismo, quede totalmente desnuda subida en los  tacones.

La pista de baile no estaba lejos, no lo suficiente, estaba segura que se podía ver mi silueta desnuda ante la luz de la habitación, mi compañero de baile seguía propinándome caricias por todo el cuerpo y yo ya no era dueña de mi misma.

-Seguro que te gusta estar desnuda en la terraza y que te vean todos.

-Si le conteste .Mientras se colocaba detrás de mí quedando así totalmente expuesta

El otro desconocido vino entonces en mi ayuda, cogiéndome de la mano  y llevándome hacia la cama para que me tendiera, se apodero de mi boca dándome un largo beso mientras el otro me abría las piernas para trabajar despacio mi clítoris con su lengua, no había prisas, una calma placentera invadió el ambiente, el placer se instaló en esas cuatro paredes, no había motivo para acelerar ese momento,  cuando retiro uno su boca de la mía me pregunto:

-¿Seguro que tu novio no sabe nada?

- No, no sabe nada, Salí sola esa noche. Respondí yo.

  • ¿Y de las fotos que andan circulando?

Me aclarara esa pregunta muchas cosas.

-No las fotos tampoco las ha visto. Le dije mientras me corría, la otra no paraba con su lengua.

-Entonces no sabe lo puta que eres. Prosiguió

Yo intente aclarar un poco la cosa.

-A él le gusta que me vean, le gusta subirme la falda, estas son las primeras vacaciones en lo que hago esto. Intente aclarar. Pero ya tenía la polla del desconocido dispuesta, no me dejo proseguir con mi explicación, estaba totalmente erecta y a mi disposición. Solo tuvo que abrirme un poco la boca para que yo comprendiera  que la necesitaba meter dentro, lo hizo despacio para que yo acariciara su punta con la lengua cuando iba entrando.

El otro me metió su polla de golpe, consiguió romper aquella calma de un flechazo, me corrí a la primera embestida, era tanto el placer que parecía que mi cuerpo flotaba encima de aquella cama. , se notaba que era un experto, la metía de golpe y la sacaba despacio, me estaba volviendo loca, mientras yo seguía chupando cada vez más deprisa. Yo apreté los músculos de mi vagina intentando  retener aquella polla que me estaba dando placer y lo que conseguí fue una pronta eyaculación por su parte, pero enseguida cedió su sitio al que tenía ocupando mi boca, no se lo pensó, en un instante ya la tenía toda dentro. De momento se abrió la puerta, era otro individuo.

Pedí una explicación no sabía cuantos amigos eran, me dijeron que estaban todos.

Le indique con el dedo índice al otro desconocido que se acercara, ya sabía lo que quería, se la fue sacando mientras se aproximaba y la introdujo en mi boca sin siquiera pararse. Yo continúe chupando, lamiendo, todo me parecía poco.

El desconocido que me estaba follando no tardó mucho en correrse, entre la chupada que le di y lo jugoso que tenía el coño se deshizo en un alarido de placer. Pronto el otro quiso ocupar su puesto pero el que acababa de fallarme lo paro diciéndole:

-Espera que queda una sorpresa, esta puta que lleva toda la semana enseñándonos su culo por la terraza es hora de que nos lo dé.

Me dio la vuelta y doblo mis piernas y mi culo quedo indefenso. No lo dudo un instante, el desconocido me penetro por detrás, pero no sentí nada de dolor, esa crema era especial, ni siquiera al principio, consiguió metérmela entera sin esfuerzo aparente, estaba totalmente dilatada.

-¿Parece que te gusta? Me pregunto.

-Sí, si me gusta, ya lo sabes. Le respondí.

Paso su mano por debajo y continúo acariciándome el coño mientras se movía, no sé cuántos orgasmos tuve, no los podía contar, no daba tiempo. Exploto dentro de mí, dejando caer su cuerpo contra el mí, sin duda  quedo sin fuerza, un instante de flaqueza que muchos hombres tienen después de correrse. Me dio un beso en la espalda y se levantó. Yo quede inmóvil, también necesite un momento para recuperarme de tanto orgasmo incontrolado, el tiempo necesario para que los desconocidos prepararán unos combinados, cosa que yo agradecí, bueno , más bien mi cuerpo, que estaba sudoroso.

Bebí el primer cubata de dos tragos, lo que tardaron en ponerme otro, salimos los cuatro a la terraza yo me enrolle una sábana y nos fumamos un cigarro, no había mucho que decir, todos estábamos satisfechos. Pase para vestirme pero sin prisas, había perdido la noción del tiempo.

Sin más me despedí un beso a cada uno y bajé en dirección a la verbena, mi novio ni se había enterado, seguía bailando y observando a Diana que no paraba de enseñar su trasero. Alex seguía sin enterarse de nada. Mientras Diana iba cambiando de manos cada quince segundos. Avise a Diana de que se le estaba viendo las braguitas, su reacción me extraño un poco, en vez de parar de bailar se movía mas todavía

Le dije a Juan que quería terminar la fiesta, estaba un poco cansada, había sido un día bastante largo, vi que Juan se lo estaba pasando bien así pues le pregunte si quería quedarse, yo me iría sola, pero no quiso, nos despedimos de todos y nos dirigimos a nuestro hotel, subimos a nuestra habitación sin pararnos en ningún sitio. Había estado bien el día yo por lo menos estaba satisfecha. Esa noche dormimos abrazados toda la noche. No sé cómo termino la noche para Diana, pero se lo estaba pasando en grande.

Recuerdo a mis lectores que esto paso hace algunos añños , que hay algunos que me estan buscando alli ahora.

Tan solo un beso para cada uno, sois muchos

y un abrazo , hasta siempre y para siempre  vuestra....Merche

merche27@gmx.com

merchetodomimundo@gmail.com

http://merchetodomimundoestuyo.blogspot.com.es

https://www.facebook.com/ElMundoDeMerche