Vacaciones en Mallorca. Dia 2. 1ª Parte Corregido

He tenido que partir este dia porque fue el mas intenso,exhibida, entregada y confusa, era la primera vez que lo hacia y me gusto la experiencia hasta tal punto que ni yo misma me reconocia.

Gracias a todos por vuestros comentarios , ya sabeis que me animan a escribir.

Gracias a todos los que me aportaron detalles que se me habian olvidado, en especial a Ramon siempre agradecida por tu visita de la semana pasada.

Alrededor de las ocho de la mañana ya me había levantado, la noche anterior dejamos el aviso en recepción, me asome a la terraza para ver como se presentaba el día, me sorprendió la gente ocupando sitio en la playa, luchando por la proximidad al agua.

Recién duchada y aseada le pregunte a Juan que ropa creía que era la más oportuna:

-¿Juan que prenda me pongo hoy?

-Lo que quieras me dijo. Me puse unos jeans y una camiseta de tirantes, a continuación le mire y espere su aprobación, bien -me dijo desde la terraza- , pero quizás una poco menos provocativa de lo que esperaba.

Bajamos a desayunar algo, un café para empezar aquel día, Juan hizo algunos cambios en la forma de llevar aquella camiseta de tirantes, pensé que era para ocultar parte del sujetador que se me veía, pero hizo todo lo contrario, abocando el escote de la camiseta para delante dejó parte importante del sujetador a la vista haciéndome participe de su calentura en ese momento, note como su respiración se aceleraba cada metro que nos acercábamos mas al restaurante. La camiseta holgada parecía pronunciar así mas mis abultados pechos era increíble como destacaba el sujetador negro debajo de aquella camiseta blanca, apenas habíamos entrado en el restaurante cuando acapare casi todas las miradas de los que allí había presentes incluso de las mujeres , aunque están eran de otra manera.

Pedimos el desayuno, pero yo note que Juan todavía no estaba conforme, aunque si excitado, algo en su mirada me decía que quería más, más por mi parte.

Notaba en la mirada de Juan algo perverso que me excitaba y me daba miedo a la vez, era una faceta que no había descubierto hasta ese momento, cada roce de su mano subía mi temperatura por lo menos un grado y las miradas de aquellos extraños lejos de intimidarme me envalentonaban mas.

Terminamos el desayuno y salimos a la calle bajando las escaleras de la entrada, solo nos separaban doscientos metros y nos dirigimos hacia el bar donde habíamos quedado la noche anterior. De pronto, me cogió por la cintura y me hizo de pasar a una tienda de ropa que estaba abriendo, mire un momento hacia el hotel y comprendí que lo tenía planeado, la tienda de ropa se veía desde la terraza de la habitación.

Juan me dijo:

  • Vamos a renovar un poco el vestuario, busca algo apropiado, pero no pienso dar mi opinión, quiero ver donde puedes llegar.

Con la experiencia que me regalo el día anterior y viendo como se había levantado agarre lo primero que vi corto muy corto una minifalda azul de vuelo y una camisa medio transparente blanca, la verdad es que pensé por un momento que no me dejaría salir así de allí, pero nada mas lejos de la realidad, dirigiéndose a los dependientes pregunto por el probador.

Eran dos dependientes de unos treinta o treintaicinco, el que estaba mas cerca me señalo el probador, una caseta de metro y medio de ancho con una cortina corredera y un espejo al frente, pasé no muy decidida corrí la cortina y me desnude para probarme el conjunto.

De pronto se corrió la cortina y apareció Juan para ver como me quedaba, yo me pare de repente, no esperaba su presencia hasta que hubiera terminado y el me hizo un gesto de que siguiera a través del espejo, pues estaba de espaldas, veía al dependiente que no quitaba ojo, Juan no tapaba toda la entrada del probador, me puse la mini y la camisa me gire para que me viera, asintió con la cabeza y fue a pagar. Le dijo al dependiente que si se podía quedar con la ropa usada, el dependiente le dijo que si poniendo cara de asombro, la ropa que elegí me pareció bastante cómoda, una faldita azul, con cintura elástica y una camisa que se anudaba por debajo dejando una parte de mi vientre al aire, además era la primera vez que salía con la ropa comprada y puesta en un instante.

Salimos de la tienda y Juan me cogió de la mano y yo le pregunté:

-¿Estoy bien?

-Si,-respondió Juan-, pero ahora tienes que aprender a moverte con esta ropa.

Agarrándome fuerte por la cintura movió mi cuerpo de un lado para otro, la verdad es que nunca había usado ropa tan corta ni tan atrevida.

Lo mire riéndome y observe que ya estaba muy caliente, se apreciaba un gran bulto en sus pantalones. Al pasar por el pequeño parque de la noche anterior me hizo sentar en el mismo banco, me llevaba cogida por la cintura con la mano derecha, la misma que me levanto la falda por la parte de atrás al sentarme. El banco estaba frio, mis nalgas lo percibían bien sin la falda de por medio.

Me dijo Juan:

-Estás preciosa, con esta ropa me estoy volviendo loco, te comería aquí mimo.

Yo me eche a reír y respondí:

-Mas bien por la falta de ella.

Me di cuenta que ha pocos metros estaba trabajando un barrendero municipal, que había visto todo mi trasero al sentarme de aquella manera, se quedo mirando apoyado en el cepillo, esperando el próximo movimiento. Comprendí que Juan me había sentado allí a propósito y note como iba aumentando su bulto dentro de aquellos pantalones. Ni corto ni perezoso desabrocho dos botones de mi camisa, el sujetador volvió a entrar en escena, yo no me opuse pues ya estaba caliente también, tanta exhibición y tanto empeño en mostrar mi cuerpo habían causado efecto, solo tuve que abrir un poco las piernas para que el barrendero pudiera disfrutar de aquellas mini braguitas que llevaba aquel día.

Cuando me asegure de que me había visto bien aquel joven barrendero tome la mano de Juan, nos levantamos y proseguimos nuestro corto camino.

Cuando llegamos a la entrada del bar me pare, en el cristal de la puerta me veía como en un espejo, la camisa al ser medio transparente dejaba ver a través de ella mi sujetador negro, además los dos botones que desabrocho Juan en el parquecillo contribuían mas aun a su transparencia, la minifalda al haberme sentado en el banco y tener la cinturilla elástica también había subido un par de centímetros, aparecía delante de mi una imagen que nada que ver con la chica de dos días atrás.

Abrí la puerta y me sorprendí un poco, el bar estaba lleno, pero la clientela no era precisamente turística, era un bar de obreros, solo algún viejo madrugador sentado rompía con el tono azul de las vestimentas de aquellos trabajadores. Pasamos al bar, estaban desayunando todos allí, los seis que conocimos la noche anterior en medio de la barra.

Mis caderas iban rozándose con los clientes del bar, mientras sin mucho disimulo Juan iba acariciándome el culo ya que pasó tras de mi, el bar era estrecho, una hilera de mesas al lado de las ventanas un pasillo central y la barra a la derecha.

Llegamos a ellos y saludamos todo normal, hasta que Ramón me echo una mirada de arriba a abajo, seguidamente le dijo a Juan:

-Bien, quítale la ropa interior.

Yo pare a Juan le dije que no era sitio .Ramón intervino para señalarme el aseo.

El servicio estaba en una punta de la barra y allí me encamine, dudando, al ir pasando por el pasillo central noté como los clientes volvían la cabeza para mirarme, recordé entonces lo que me dijo Juan, empecé a mover un poco mas las caderas, me gustaba la situación era la única mujer que había en el bar, todos eran hombres, la atención hacia mi cuerpo estaba asegurada. También me gusto como Ramón ordeno mi desnudez interior ante la pasividad de Juan que parecía disfrutar de ello, ya iba caliente esto me puso mas aun. Ya en el servicio y me quite las bragas y el sujetador y volví a mirarme, los pezones los tenia duros por la excitación y la minifalda no sabia como colocármela, decidí subirla un poco mas.

Al salir del servicio mis pechos ya se movían libres y provocaban miradas de deseo , los que estaban sentados en las mesas junto a las ventanas tenían una perspectiva diferente pues sus ojos quedaban a la altura de mi trasero, mi excitación subía por momentos y opte por mover las caderas exageradamente sabia que con ese movimiento mi culo quedaría parcialmente al descubierto, mi avance era lento , todo lo lento que podía ser, los obreros al verme pasar obstaculizaban mi paso en vez de facilitármelo, los roces y toqueteos con disimulo provocaron que me humedeciera en la parte de abajo.

Llegue por fin junto a Juan, no se había perdido detalle del espectáculo. Hicieron un semicírculo y me pasaron dentro Ramón me levanto un poco la falda, con decisión y vio que no llevaba nada.

-Ahora si que estas bien- y acercándose me cogió el primer botón abrochado de la parte superior de la camisa me lo arranco de un tirón, hizo lo mismo con el siguiente, mis pezones se s movieron al momento señalándose en la camisa, parecía que querían salir de ella.

Ramón entonces se presento como el Jefe de todos ellos, y nos dijo que era el único que no iba a trabajar. Me tranquilice un poco, eran demasiados para una mujer sola. Los obreros de Ramón terminaron el desayuno y se fueron despidiendo restregando su cuerpo contra el mio aprovechando el beso en la mejilla.

A los dos minutos entraron dos hombres mayores y se situaron a nuestro lado saludando a Ramón que les respondió:

-Esta es la chica que os dije por teléfono. Yo me alarme, me puse colorada, y pensé que el círculo se estaba agrandando demasiado.

Le pregunte a Juan que si nos íbamos, al oído. Pero me di cuenta que estaba empalmado, Ramón me echo mano por detrás de la falda y me la subió, yo enseguida me la baje pero creo que me vieron mas de diez obreros

Pidió tres copas y nos fuimos todos a la esquina de la barra que daba con la pared. Yo le repetí a Juan que nos fuéramos pero me dijo que quería saber que se proponía Ramón. Este se acercó a Juan, dijo que quería que me desabrochara otro botón y me sentara en el taburete, pero que me lo tenía que desabrochar yo, quería ver como participaba en mi propia desnudez, era como dar mi consentimiento o mi aprobación. Lo hice, otra vez el escalofrió me invadió por dentro Juan estaba obedeciendo a Ramón, era como si estuviera perdiendo su voluntad y yo la mía, para mi sorpresa Ramón le pregunto a Juan mi novio:

-¿Te gusta esto?

El respondió que si, que era todo nuevo para el y le gustaba. Estaba sobrexcitado, irreconocible. Después de tomar un trago de su copa Ramón se dirigió hacia mí y poniéndome una mano en la pierna me lo pregunto también. Dude unos instantes aparte de lo caliente que estaba, sentía miedo, pero al final y con la mirada, le conteste que también, me abrió las piernas y me acaricio el coño no se si me metió un dedo o dos, se movió un poco y se apartó dejando mi coño a la vista, los otros dos viejitos estaban alucinados, no salían de su asombro, la facilidad con que disponía de mi cuerpo no era normal.

Ramón, después de la exhibición, que por cierto me encanto me levanto del taburete y me aparto dos metros de los demás y me dijo al oído:

  • Si quieres hacer feliz a Juan, dímelo ahora mismo porque yo se lo que quiere.

Yo le conteste que si, que quería hacerlo feliz.

Conversación corta y escueta, que le daba a Ramón toda la autoridad que quisiera coger.

Volvimos y me ordeno cogerle la polla a Juan, yo lo hice, claro por encima del pantalón. Estaba dura como una roca, Ramón me ordeno sacársela, yo obedecí y se la saque a Juan, note como se iba poniendo blandita,

Ramón se acercó a mi y sin mediar palabra me arranco otro botón de la camisa, sentí un escalofrió por todo mi cuerpo, mis pechos se dejaban entrever por el centro de la camisa, me acorde de la polla de Ramón, lo gorda que la tenia, estaba muy caliente y a Juan se le puso dura al instante, fue como un relámpago para él, sin duda le gustaba todo aquello.

Estaba dispuesta para hacer todo lo que me pidieran. Se abrió la puerta del bar, entro una persona saludando al camarero y pidiendo un café, echo una mirada dentro del bar y se acercó al camarero a decirle algo, fue cuestión de segundos que nos reconociera, el camarero le dijo algo señalándome a mi con la mirada, no me había dado cuenta de que el camarero estaba allí desde el principio, lo había visto y oído todo, por lo menos en gran parte. Se acercó a nosotros y yo intente cerrar con una mano el pronunciado escote que ya tenía.

Ramón que no se le escapaba ni una llamo al chaval, y mirando hacia mí le dijo:

-Si te gusta lo que ves pídelo

El chaval, atrevido y sin cortarse un pelo le dijo a Ramón:

-Ya me gusto esta mañana cuando me enseño el culo en el banco del parque.

Los obreros que todavía quedaban por allí fueron acabando sus desayunos ajenos a lo que en realidad esta pasando y se fueron yendo. Solo quedábamos nosotros.

Ramón se acercó a mi oído y me dijo:

-Te la vamos a meter aquí mismo.

A mí ya me daba igual era tan grande mi calentura que necesitaba una polla dentro de mí.

Agarro al joven barrendero y le indico que se sentara el taburete, donde me había sentado yo antes, quedando así a mi espalda, una vez situado allí, el joven me agarro por los dos brazos y me atrajo hacia el colocando su lengua en mi oreja y susurrándome al oído me dijo:

  • Te vas a enterar de quien es Javi.

Yo entendí que era su presentación. Soltó mis brazos y bajo sus manos hacia el final de la mini, levantándola hasta la cintura y mirando a Ramón exclamo:

  • ¡No lleva bragas!!

Se extraño pues seguro que no contaba con ello, aquel joven barrendero me las había visto bien en aquel parquecito. Tanta facilidad y mi falta de oposición le pusieron caliente, era evidente que se aceleraba en instantes, por un momento pensé que se cortaría, que aquella escena le intimidaría y saldría corriendo de allí, pero no fue así.

Ramón sujetando la mini para facilitar su maniera le dijo:

  • Su novio (señalando a Juan) le ha dicho que se las quite.

Noté algo de sarcasmo en las palabras de Ramón, esperaba que Juan hiciera algo, pero permaneció inmóvil, como esperando el próximo acontecimiento con la polla fuera del pantalón, erguida todavía mas grande. Yo estaba fuera de mi, estaba apunto de correrme sin siquiera haber empezado.

Javi bajó sus manos hasta la curva de mi trasero y empezó a masajear con los pulgares dicha zona, me entro de repente un gusto enorme, Juan nunca se había parado a darme este masaje, y yo no sabia tampoco que eso diera tanto gusto, yo me incline hacia atrás del mimo gusto y note su miembro erecto que rozaba mi entrepierna, estaba ya preparado. Bajo su mano para buscar al tacto mi rajita y exclamo:

-¡Esta chorreando, esta putita ya se ha corrido varias veces!

Y tenía razón. Con la falda subida, con esas caricias en mi trasero y ante la atenta mirada de todos, no me podía aguantar, Cuanto mas me miraban mas me calentaba eran miradas de deseo se notaba bastante.

Ramón saco su polla con una mano y la sacudió varias veces, estaba tremenda, entonces Javi me inclino hacia adelante quedando mi culo a la vista para el. Yo me asuste no sabia cual de los dos orificios seria penetrado pues era virgen por detrás todavía, mi pelo negro avanzo cubriéndome la visión por delante y oí a Ramón pedir algo para recogérmelo al camarero que no perdía detalle.

Cuando pude ver por delante otra vez, tenia cuatro pollas al lado de mi boca, todos se estaban masturbando, entonces Javi me dio un cachete en lo alto del culo que me arranco un grito de dolor y placer a la vez, al abrir la boca, Ramón que me tenia cogida por el pelo inserto su enorme verga en mi boca. Sin darme tiempo a reaccionar. Javi sujeto mis manos a mi espalda con una mano y de una embestida introdujo todo su miembro en mi caliente y ansioso coño. Tanto era mi placer que me empezaron a temblar las piernas, no me tenia depile.

Un viejo, amigo de Ramón el mas gordo, agarro una mesa de al lado de la ventana y la puso debajo de mí. Se dio cuenta de mi tambaleo, Javi seguía dándome palmaditas cada vez más fuerte, yo seguía gimiendo y chillando, pero solo salía sonido por mi nariz.

Javi me pregunto:

-¿Te gusta puta?

Me estaba insultando, pero nunca me había gustado tanto que me insultaran.

Al no oír respuesta Javi insistió dándome una palmada fuerte y una embestida a la vez, la polla de Ramón me entro tan dentro de la garganta que tuve que hacer un movimiento para sacarla y dar una arcada a la vez que decía:

-Siiiiii.

Al verme Juan así, se corrió manchando mi cara de semen.

Ramón al verme la cara de gusto que tenía le dijo a Juan:

-¿Que, te gusta verla así?

Juan me miro, no podía dejar de moverme y jadear por las embestidas de Javi, Yo seguía con la boca abierta esperando la polla de Ramón, entonces note como la polla de Javi se inflaba y termino por explotar diciéndome al mismo tiempo:

-Joder, que buena estás.

Ramón le hizo una señal al vejete panzón para que ocupara su puesto, quito a Javi para ponerse él me incorporo y me dio la vuelta y me dijo:

  • Quiero ver tu cara de viciosa mientras me corro dentro de ti.

Y alzándome las piernas las hizo descansar sobre sus hombros. Iba a recibir por el coño ya empapado. En un movimiento brusco y rápido entro sin ningún esfuerzo hasta dentro entera, Javi y Juan mi novio estaban de espectadores tapando por si entraba alguien y al oírme gritar de gozo se quedaron boquiabiertos. No me pude reprimir esta llena totalmente.

Javi Felicito a mi novio, con un tono medio de broma por tener una mujer tan sensual y Juan le dio las gracias. Mientras tanto el viejo panzón y su compañero estaban tomando posiciones uno a cada lado de mi cabeza, Yo seguía en una nube de placer que nublaba totalmente mi cordura, estaba llena por dentro, pues Ramón la había dejado quieta y ofrecí mi boca al de mi derecha primero, que la introdujo inmediatamente.

Ramón empezó de repente con un ritmo frenético, la sacaba entera y la volvía a introducir hasta dentro, agarre bien la polla del viejito para que no se me saliese de la boca con el movimiento y comencé a mover la cabeza, este me decía:

-¡Sigue, sigue, que quiero correrme en tu boca!

El otro viejo me cogió la otra mano y la llevo a su miembro que comencé a masturbar inmediatamente.

Cada vez me gustaba mas chupar, cada una me sabia diferente.

Ramón empezó ya a frenar sus embestidas, yo sabia que se iba a correr y apretaba el coño para que no se escapase.

-Me gusta dijo Ramón, veo que aprendes deprisa (dando su ultima embestida)

El viejo panzón me dijo:

  • Abre tu boca

Colocándome la cabeza para arriba y se corrió en ella.

Acerco su boca a mi oreja y me ordenó:

-¡Trágatelo!

Yo no había tragado nunca semen, pero estaba tan excitada que no dije nada y tragué, tuve que toser un poco pero no me disgusto del todo.

Ramón se apartó y le indico al otro que ocupara su posición pero éste le dijo que no:

-Prefiero correrme en su boca, que la chupa muy bien.

Ramón me puso de rodillas y me abrió la boca, entonces el viejo la introdujo y empezó a moverse con ritmo, a los dos segundos vio que yo me movía mas deprisa que él y paro para dejarme hacer a mi el trabajo. Le había cogido gusto a lo de chupar, esa polla tenia un gusto raro que me gustaba. Tres minutos aproximadamente tardo, yo sin que me dijera nada engullí su leche y me relamí.

Dando la fiesta por terminada porque el camarero se las había apañado el solo dentro de la barra Ramón me dijo:

-Vete al servicio y lávate.

Yo me incorpore con mi cara llena de semen todavía y mis piernas chorreando y me dirigí hasta el servicio. Ramón cogió mi bolso dándoselo a Juan para que me siguiera.

Al entrar al servicio Juan me pregunto:

-¿Estas bien?

Yo le conteste.

-Estoy llena de leche por todas partes. Pero estoy descubriendo que necesito más todavía.

Al parecer a Juan no le importaba la cantidad de hombres que me pudieran usar. Entonces saco mi ropa interior y me la dio. Yo la rechace diciéndole:

  • De momento voy a dejar que me de el aire un poco. Además ya he descubierto lo que te gusta y seguro que disfrutas más así.

Dejo el bolso encima del lavabo y sin decir palabra salió fuera.

Me lave, me coloque la camisa y la mini como pude y salí fuera del servicio también. Javi se había marchado ya, así que quedábamos los cinco. Yo todavía seguía caliente a pesar de los dos polvazos que había aguantado, creo que por la situación y el momento.

Salimos a la calle pero Ramón enseguida advirtió que no me había puesto ropa interior alguna, puso cara de sorpresa un momento, tuve la oportunidad de hacerlo.

Como a cincuenta metros, un coche viejo pero grande, era del más gordito. Ramón me abrió la puerta trasera para que accediera a su interior, por lo que aprecie todavía no se daban por satisfechos. A Juan no le extraño, seguramente ya lo había hablado con ellos mientras estaba en el servicio colocándome. Al subir al vehículo ya sabían todos que no me había puesto bragas tampoco, aquella mini delataba mi desnudez a cada movimiento.

No me atreví a preguntar, me deje llevar, no podía ser mas atrevido que lo que acababa de vivir. Cuando aun no habíamos arrancado ya estaba Ramón acariciándome los muslos, me abrió las piernas y siguió con el clítoris, cerré los ojos y me dejé hacer, de vez en cuando los abría levemente para cerciorarme de que Juan no perdía detalle por el espejo del parasol.

Cinco minutos, solo cinco minutos que me dejaron entre las nubes y ya habíamos llegado pero no sabía donde. Nos bajamos del coche, yo medio turbada, era como un parque grande

Avanzamos por el pasillo central hasta que nos detuvimos a la sombra de un árbol. Yo me esforzaba por comprender que hacíamos allí, cual seria la siguiente jugada, pero era demasiado inocente para ver algo de erotismo en aquella situación.

A escasos veinte metros estaban jugando a la petanca, no sabia que era ese juego hasta que Ramón me lo explico, el caso es que había como diez personas ya mayores al parecer entusiasmados con ese juego. Ramón se acercó a Juan y le hablo algo al oído. Acto seguido Juan me cogió de la mano y me hizo caminar hasta que llegamos al banco más próximo a las pistas de petanca. Cuando me hizo sentar siguió los mismos pasas que en el parquecito de la mañana solo que esta vez no llevaba bragas, el primer contacto con el banco fue frio no se interponía nada entre la piedra y mi culo.

Al principio estos jugadores no se percataban de nada, yo ya sabia que pretendía Juan, mire a Ramón entonces, permanecían expectantes, la próxima jugada era desabrocharme la camisa lo adivine, estaba haciendo prácticamente lo mismo que por la mañana temprano, solo que aquella vez solo había un barrendero.

Desabrocho los dos primeros botones pero junto a los dos que tenia arrancados aquella prenda me dejo prácticamente desarmada, seguía caliente no me había recuperado de la excitación que me provoco Ramón en el coche minutos antes. Era una calentura crónica, parecía que el aire se volvía mas denso, era turbador, solo pensar lo que estaba haciendo allí elevaba mi libido. Me decidí a abrir las piernas, claro que mirando para otro lado, como sin darme cuenta, despacio. Juan ya no se conformaba con eso y cogiéndome una pierna la subió encima de la suya, la atención de los allí presentes fue inmediata, me abrazo y empezó a besarme. Yo miraba de reojo y el juego se iba parando, las miradas cada vez más frecuentes de aquellos jubilados cada vez me gustaban más.

Tanto me obsesione con aquellas miradas que apenas percibí la llegada de Javi, se puso delante de nosotros. No había venido solo y claro me di cuenta de que no estaba allí por casualidad.

Juan paro en un momento de besarme, al parecer yo tenia algo que escuchar, Javi entonces me dijo:

-¡Estos son mis amigos, estos te poseerán cuando quieran, donde quieran y como quieran!

Mirando a Juan espero una señal de aprobación que no tardo en producirse. Me quede mirando bien a los tres amigos de Javi, también me sorprendí un poco, acababa de ser cedida. En ese momento no sabia bien lo que significaba eso y lo que traía consigo, si duda por lo caliente que estaba y por el orden de los acontecimientos, pero aun así todo lo que me estaba pasando lo considere positivo o me lo parecía en aquel momento.

Los tres amigos de Javi eran mayores que el, casados, me fije que llevaban anillos en sus manos, de mediana edad pero un físico normal, no eran de ir al gimnasio todos los días.

Uno de ellos me ofreció su mano derecha, Juan ante mi inmovilidad me cogió la mano izquierda y la puso encima, este desconocido tiro de mí y me levantó diciéndome:

-Vamos a pasear un poco, quiero ver como mueves ese cuerpo.

Y así salimos andando sin que se arrimara mucho dejando espacio para que me luciera.

Comencé a mover mis caderas, la exageración de mis movimientos mantenían en baile mis pechos que asomaban por la maltrecha camisa, Me di cuenta enseguida que nuestra dirección no era otra que los servicios públicos del parque, aunque la atenta mirada de aquellos jubilados nos perseguía el extraño que me acompañaba no cambiaba la dirección.

No me dejo elegir servicio, abrió la puerta de caballeros y entro sin soltarme de la mano pero se paro en el quicio de la puerta dándose la vuelta y quedando frente a mi , yo quede así de espaldas no había avanzado medio metro siquiera y la puerta quedo abierta, no entendí el motivo hasta que comenzó a desanudar y desabrochar mi camisa, me estaba desnudando de espaldas a toda la gente, volví la mirada para ver a Juan que seguía sentado en el banco como si de una película se tratara. El extraño no se para ahí, después de acariciar levemente mis pezones me quito la camisa y procedió a desabotonar mi falda.

La verdad es que me entro un poco de pánico, estaba a punto de ser observada por demasiados hombres y la incertidumbre se apoderó de mi unos segundos. Ya ofrecía mi espalda desnuda a todos, volví a mirar a Juan esperando algún gesto de desaprobación pero parecía gustarle, al ver su cara de felicidad perdí mi miedo inicial y empecé a disfrutar de aquel panorama tan pintoresco, pronto quede desnuda completamente y aquel extraño siguió su odisea por todo mi cuerpo propinándome caricias y elogios sobre mi belleza. Con un pequeño giro me hizo poner mis manos sobre la puerta abierta quedándose detrás de mi, acercándose a mi oído mientras me acariciaba el coño por detrás con su mano me susurro:

-¡Quiero que te afeites la parte de abajo por completo, pequeña puta!

La verdad es que me lo había arreglado, pero no me lo rape completamente, por otro lado Juan nunca me había dado su opinión en ese aspecto. El insulto dado mi calentura me supo a gloria, ya sabía que mi acompañante en ese momento estaba loco por follarme.

No tardo mucho en desenfundar su arma, la sentí dura y mientras me incline un poco para delante el me agarro el pecho izquierdo mientras me penetraba, mientras yo seguía mirando a Juan, su cara lo decía todo. Los demás espectadores estaban perplejos, seguramente nunca habían visto un espectáculo semejante en aquel parque, era tal el gusto que sentía y la libertad que disfrutaba que se me cerraban los ojos.

No tardo mucho este extraño en correrse, yo deduje que la situación y el morbo desatado le produjeron una eyaculación prematura. Si me gusto pero en tres minutos no pude acabar, me volví a quedar a medias, ya empecé a sospechar que lo hacían así para poder disponer de mi cuando quisieran.

En ese momento desee que alguien se acercará y terminara lo que este extraño dejó a medias pero puesto que no note ningún movimiento pasados unos segundos cogí mi ropa y Salí corriendo a la puerta de al lado, servicio de señoras por cierto bastante limpio, es de suponer que unos segundos estuve a plena luz del día sin ninguna prenda encima y la vista de todos.

Tarde muy poco en colocarme, cuando abrí la puerta del servicio Javi y sus tres amigos ya no estaban Juan permanecía en el banco esperándome, me encamine hacia donde estaba el con un poco de miedo por los comentarios que pudieran hacerme los jubilados aquellos pues tendría que pasar por delante, me arme de valor y empecé a mover mis caderas como si no hubiera pasado nada, oía los comentarios pero mas que comentarios eran piropos hacia mi persona, ninguna critica destructiva.

Juan me agarro del brazo y se despidió de Ramón que vino hacia mi para darme un beso el la mejilla diciéndole a Juan.

-Lo acordado.

No entendí nada. Pero imagine que algo tenía Juan preparado, iba un paso por detrás.

Salimos del parque para dirigirnos hacia el hotel. Aunque no había mucha distancia Juan llamo a un taxi, al subir ya el taxista se dio cuenta de la falta de mi ropa interior, en otra situación, un par de días atrás ni me habría fijado en la cara de él, son cosas que vas aprendiendo, aprendí a diferenciar las miradas de deseo. Ya de camino al hotel y le pregunte a Juan que significaba eso de lo acordado, me dijo que era para tomar café en el kiosco que había en la playa del hotel después de comer, Ya no me conto mas porque al llegar a la altura de la tienda de ropa le indico al taxi que parara, yo advertí que el taxista en ningún momento aparto la mirada de mis piernas mientras me bajaba. Juan me indico que pasara dentro y entré, el dependiente se quedo asombrado, no hacia ni tres horas que nos vendió la ropa y a la camisa le faltaban la mitad de los botones y la falda iba llena de manchas.

-¿Que desean? Nos pregunto

-Vamos a ver algo de ropa. Contesto Juan. Me miro y me comento que le gustaría elegir a él la ropa. Después de dar un par de vueltas por los expositores eligió un "palabra de honor”, (blusa sin tirantes ajustada por una goma en la parte superior) y para abajo una falda del mismo color verde oscuro abotonada por un lado hasta la cintura. Me las entrego y fui al probador, esta vez no me sobresalte cuando abrió la cortina para opinar. La vedad es que me quedaba bien. Me lo volví a quitar me puse lo que llevaba antes, pago y nos fuimos a comer al hotel.

Subimos a la habitación a cambiarnos y hablamos un rato sobre lo sucedido, la complicidad y los gustos eran extremadamente similares, todas las barreras en cuanto al sexo estaban cayendo a nuestro alrededor, los gustos, las actitudes y comportamientos fueros explicados y en la mayoría de los casos compartidos.

Me puse el bikini con pareo por encima y decidimos bajar a comer. No hablamos del tema en toda la comida, eso si comentamos lo buena que estaba, la verdad es que tanto sexo me había dado hambre. Salimos a la terraza después y ocupamos dos hamacas vacías, me quede durmiendo prácticamente al instante.

Me despertó Juan mi novio:

  • Cariño llevas dos horas durmiendo ya, voy con Ramón a tomar café en el kiosco, cuando te despejes vienes, mientras voy pidiéndote uno.

-Si, ahora voy. Le conteste aun media dormida

Juan se alejó y yo me incorpore, me había sentado bien la siesta, estaba como nueva. Vi a mi marido llegar al kiosco, estaba con dos personas, pero no distinguía bien quienes eran. Al irme acercando reconocí a Ramón, a los tres o cuatro pasos ya pude distinguir a David el obrero fuerte de la noche anterior. Al llegar allí salude con un beso en las mejillas a los dos "amigos" y pedí un vaso de agua. Estaba sedienta. Estuvimos hablando como diez minutos de cosas sin importancia, el ambiente de la playa, que si hacia mucho calor, que había poca gente hoy, etc...,

Mire a mi izquierda y vi que cuatro viejitos se acercaban al kiosco, eran los cuatro amigos que vimos al principio en la playa, los primeros que me vieron las tetas. Dieron las buenas tardes y se pusieron al lado de nosotros pidiendo un refresco al camarero.

Ramón se agacho y de una bolsa que había a sus pies en el suelo saco una caja pequeña me la dio y la abrí, era un bikini blanco.

Yo entendí que era un regalo para que me lo pusiera en el momento y así me lo confirmo. Me fui para la habitación pensando por el camino que se le habrá ocurrido a Ramón ahora, esto parecía que no iba a tener fin.

Me lo probé y era increíble, no podía tener menos tela, extremadamente pequeña la parte superior y la inferior otro triangulo por delante tipo tanga anudado por las caderas.

Me lo puse y me mire en el espejo del baño que era de cuerpo entero. Ya a estas alturas no me iba a escandalizar. La verdad es que aun me queda bien. Baje a la playa y allí estaban los tres esperando el espectáculo, yo empecé a mover mis caderas y cuando llegue a su altura Juan me pego un morreo, como queriendo demostrar que era mi macho aún. Cuando terminó me di cuenta que los cuatro vejetes habían notado el cambio de atuendo y me miraban de arriba hacia abajo el cambio era bastante notable.

Ramón me dijo señalando a la bolsa:

-No te preocupes que hay recambio mire y en la bolsa había otra cajita igual a la que me había dado.

David dijo entonces:

  • Llego la hora de tomar el sol y agarro una mochila grande y pregunto:

-¿Vamos?

Juan contesto:

-Si. Mirando a Ramón.

Ramón se escaso diciendo que era mas hombre de barra de bar que de sol.

Los dos iban delante y yo iba detrás siguiéndolos a tres pasos, yo oía que iban hablando pero no distinguía lo que hablaban. Llegamos al final de la gente y aun seguían andando, a unos veinte metro se pararon y David sacó tren toallas muy amplias de la mochila. Mientras ellos se dedicaban a extenderlas yo les dije:

-Voy a probar el agua.

Ninguno dijo nada por lo que me adentre en el mar hasta que me cubrió los hombros y después me dispuse a salir, el agua estaba muy bien. Los cuatro viejos mirones se estaban acomodando a tres metros de nosotros, yo creo que les había gustado el bikini.

Al salir del agua se quedaron los cuatro mirones boquiabiertos, yo mire para abajo y vi mis pezones de punta y mi coño que se transparentaba, la parte de abajo casi desapareció, me tape fue el instinto, yo creo que eso los calentó más. Aquella prenda por ser blanca contrastaba más con mi bello negro.

Llegue junto a Juan y David y me habían dejado un sito en medio, la verdad es que eran una toallas muy amplias.

Me tumbe boca arriba y Juan me miro, yo ya sabia lo que tenia que hacer, solté la parte de arriba del bikini y me lo quite. Me di la vuelta para recibir crema de Juan, pero el que se disponía a darme crema era David, Juan ni se movió.

Gracias de nuevo a todos, espero vuestros comentarios

Hasta pronto se despide Merche .... siempre vuestra