Vacaciones en Mallorca (4)

Mis investigaciones comienzan y no termino de creerme lo que leo en los documentos que tengo delante.

Me despierto bañado en sudor, aun es de noche y no pusimos el aire acondicionado. Está tumbada a mi lado, durmiendo plácidamente y no puedo dejar de obsérvala. ¿Qué me está pasando contigo?, somos hermanos, no puedo enamorarme de ella – me digo a mi mismo una y otra vez. Al observar detenidamente su cuerpo desnudo en la cama, me empalmo de nuevo, está boca arriba y tiene una de sus piernas dobladas, dejándome ver su chochito.

Sin pensarlo, una de mis manos sobrevuela su sexo y me echo hacia delante poniendo mi cara sobre él, absorbo su olor y me encanta. No puedo evitarlo y mi lengua comienza a lamer suavemente sus labios exteriores, haciendo un poco de presión para llegar a su clítoris, el cual comienza a hincharse después de unos lengüetazos. La escucho gemir y siento sus manos en mi cabeza, agarrándome del pelo apretandome para que llegue más a su interior.

Me bajo de la cama y la veo sonreír, agachándome sobre ella, abre sus piernas y está completamente expuesta a mí, tocándose sus pechos, estrujándolos, pellizcando sus duros pezones. Vuelvo a mi tarea y ahora que tengo más acceso, succiono concienzudamente su clítoris, mientras la follo con mis dedos. Gime suavemente y me dice que no aguanta más, y me aplico más hasta que se corre, sin dejar de follarla con mis dedos. Me tumbo a su lado y mientras le beso, ella comienza a pajearme y continuo con mi mano en su sexo, aunque tanteo su agujero trasero, sorprendiéndose ella y yo al ver que sigue tan excitada que apenas me cuesta introducir un dedo en su ano.

Me tumbo sobre ella y sin más preámbulos la penetro fuertemente haciéndola gemir, teniendo que morder su mano para que no nos escuchen. Comienzo a moverme con un ritmo algo pausado, disfrutando de éste momento. Salgo de ella y le pido que se ponga a cuatro patas en el borde de la cama, penetrándola por detrás, hundiéndome todo lo que puedo en su chochito mientras comienzo a tantear de nuevo su ano. Comienza a dilatarse muy rápido y en unos minutos soy capaz de meter dos dedos, sintiendo el movimiento de mi polla en mis ellos.

Salgo de ella y se queja, pero cambio de posición, de una vez, mi polla se hunde por completo en su trasero y mis dedos juegan dentro de su chochito. Siento que no voy a aguantar mucho y se lo hago saber. Unas embestidas más y cada una más fuerte, me corro en su esfínter, sintiendo que sus jugos corren por mis dedos hasta llegar a sus muslos. Al salir de ella, mi leche corre por sus piernas y cojo la toalla que no está muy lejos para limpiarme yo y limpiarla a ella. Cuando nos relajamos, me armo de valor y le pregunto abiertamente que fue lo que ocurrió ayer, la discusión que tuvieron en la cocina. Me confirma lo que yo sospechaba, pero tengo que contrastar los datos que me dio Olga, si son ciertos me preocupa bastante.

Me cuenta que quiere estudiar, pero que no quieren pagarle la carrera, según ellos (su padre y nuestra madre) no pueden pagarme la matricula, ni mi estancia en la península, ya que quiere estudiar en Madrid, donde tiene más opciones de trabajo después. Continuamos hablando de infinidad de cosas hasta que vemos que comienza a amanecer, ella regresa a su cuarto y yo me quedo pensando en todo lo que me ha contado, en cómo puedo conseguir la información que necesito y en que voy a hacer, esto que me está pasando con Raquel no es bueno. Somos hermanos y no podemos estar juntos.

Apenas aguanto un par de horas en la cama, me levanto metiéndome en la ducha y bajando a la cocina para tomar un café. Mientras lo hago, observo a mi madre, la forma en la que se mueve y la aptitud que tiene con los pequeños, cambiando completamente cuando Raquel aparece por la cocina. Me brinda una sonrisa y se pone a desayunar sentándose al lado de los pequeños.

Por algún motivo, hay algo que no me gusta, algo raro pasa y no sé bien que es. – Mamá, una cosa ¿Tienes mi partida de nacimiento? – le pregunto.

-          Sí, creo que sí, tiene que estar entre todos los documentos en la biblioteca. ¿Por qué lo preguntas? – me contesta.

-          Es que necesito hacer unas gestiones y necesito mi documentación original para poder hacerla, no me dejan presentar copias – le invento.

-          Puedes buscarla en la biblioteca. Están en el último cajón del escritorio que está cerrado. Si lo dejo abierto no te puedes imaginar lo que pueden llegar a hacer tus hermanos con los papeles – me dice.

-          Gracias, en cuanto la tenga te devuelvo la llave – le digo saliendo de la cocina directo a la biblioteca.

-          Cuando regrese me la das, no voy a estar en casa en toda la mañana – la escucho contestarme mientras subo las escaleras.

Al entrar, miro observo todas las estanterías, y pienso que estoy como una cabra, no creo que Ángel (el marido de mi madre) tenga documentación comprometedora aquí, si realmente está siendo investigado por fraude, por lo menos yo, en mi casa sería el último lugar donde tendría documentación.

Me siento en el escritorio y comienzo a ver todos y cada uno de los cajones, hasta que llego al que efectivamente, está cerrado. Lo abro con la llave y saco la multitud de documentos que hay en el interior. Están hechos un desastre, todos mezclados y sin ningún tipo de orden. Encuentro mi partida de nacimiento, al igual que la de mis hermanos pequeños, pero no es hasta que llego al último papel, es cuando leo el acta de Raquel.

Comienzo a leer y no termino de creerme lo que estoy leyendo, según el papel, mi madre no es la madre de Raquel, su padre sí, pero ella no. Si hubiera tenido una bombilla en mi cabeza se abría iluminado, ahora entiendo la actitud, ella no es mi hermana y por eso mi madre no la trata como a los pequeños, aunque aún no sé bien que ocurre con la parte económica.

Desordeno los documentos y los vuelvo a meter en el cajón, dejando fuera tanto mi partida como la de Raquel. Cierro con la llave y cuando voy a salir de la biblioteca, un cuadro me llama la atención. Lo examino con cuidado y al quitarlo me encuentro una caja fuerte empotrada en la pared. Pienso en cual puede ser la clave, pero al ver el cuadro pienso que Ángel es imbécil, la combinación está escrita en la parte de atrás del cuadro. Dentro de la caja, hay algunas cajas con joyas, dinero en efectivo y bastante documentación.

Antes de tocar nada, echo un vistazo por si son cosas de la empresa y al ver que es una carpeta judicial, la cojo. Echo un vistazo rápido a los documentos, y no termino de creerme lo que estoy leyendo, la sentencia judicial que dictamina que la muerte de Elena (la madre biológica de Raquel) fue un suicidio, aunque hay algunos datos que no cuadran, según dice el papel.

Hago fotos a toda la documentación y lo dejo tal y como estaba, he visto que tienen documentos de la empresa y si los cogen no quiero estar por el medio. Me encierro en mi cuarto guardando las actas entre los documentos del trabajo y me siento frente al ordenador, necesito averiguar bien que narices está pasando, para poder actuar.

-          ¿Por qué tan solo? – le escucho decir desde la puerta del balcón.

-          Estoy entretenido con algunas cosas del trabajo – le contesto a Raquel mientras veo que se sienta sobre mi cama.

-          ¿Por qué buscabas tú acta de nacimiento? – me pregunta curiosa abriendo sus piernas al girarme para contestarle.

-          Ya se lo dije a mamá, tengo que hacer unas gestiones – le respondo completamente encendido al ver el pequeño vibrador asomar entre los labios de su chochito.

-          Ummm. Algo me dice que no me estas contando la verdad – me susurra.

-          No sigas así, ahora no podemos – contesto acercándome a ella y besándola salvajemente.

-          Estamos solos, no hay nadie en casa – me susurra devolviéndome el beso.

Mis manos vuelan y le quito su camiseta en un segundo. No puedo evitar gemir al sentir como libera mi polla y la acaricia con sus manos. La mías estrujan fuertemente sus pechos sobre el sujetador, liberando después sus pezones pellizcándolos suavemente. Una de mis manos baja hasta su sexo y todo deliberadamente su clítoris. Me aparto de ella para mirarla de una manera muy lasciva, me provoca demasiado y yo termino cayendo.

Aprovecha para subir más arriba en la cama, la agarro por los tobillos y tiro de ella para ponerla al borde. Con mis manos le doy la vuelta subiéndole la cintura para que se ponga a cuatro patas. Toco suavemente su sexo muy húmedo, debe de llevar ya un buen rato con el puto vibrador y seguramente se ha corrido por lo menos una vez, todo los líquidos que comienzan a correr por sus muslos son de un orgasmo seguro.

Torturo su clítoris con una mano, mientras que con la otra, juego con el vibrador, lo entro y lo saco deliberadamente, tocando con él todo su sexo, sin llegar a tocar la entrada de su ano. Siento que mi polla va a explotar, estoy tan excitado escuchándola gemir que llega a dolerme. Saco el vibrador de su interior aunque sigo torturando su clítoris, me acomodo pegándome a ella, y de un solo golpe, la penetro fuertemente por ambos agujeros, mi polla llega hasta el final de su chochito y el vibrador entra sin ningún problema en su esfínter, haciéndola gemir fuertemente, no sé muy bien si de dolor o placer, pero espero un poco para que se acostumbre y comienzo a moverme suavemente, sujetando el vibrador en su ano, sin moverlo aun. Poco a poco, mi ritmo comienza a subir, tantos mis embestidas, como las penetraciones con el vibrador son más rápidas y cuando ya no puedo más, me corro dentro de ella, soltando un gemido muy agudo, al igual que ella.

Salgo de su interior y tanto mi leche como sus jugos corren muslos abajo. Apago el vibrador y me dejo caer a su lado en la cama. – Mierda, acaban de llegar – me dice levantándose rápidamente.

-          Joder, vete al baño y date una ducha, no puedes quedarte así – le digo dándole un beso saliendo por la puerta de la habitación para llegar antes que por su cuarto.

Me visto todo lo rápido que puedo, arreglo un poco la cama y cuando voy a salir de la habitación, me encuentro de frente a mi madre, venía a buscarme. No la dejo entrar, huele todo a demasiado sexo y no quiero que nos descubra. Tengo mucho calor, y bajamos a la cocina para tomar algo fresco devolviéndole la llave.

Le contesto con monosílabos a sus preguntas, no termino de creerme los documentos que he descubierto, necesito investigar todo bien antes de actuar. Apenas ha pasado media hora cuando Raquel aparece en la cocina. Se ha puesto unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de maga corta y puedo ver que lleva puesto el bikini debajo, seguramente se vaya a la playa después de comer.

No me equivoco, y vuelvo a mi cuarto, Raquel se ha ido y no hay ninguna tentación cerca. Me siento frente al portátil y comienzo a investigar, mirando en infinidad de lugares sin encontrar nada fiable a dónde agarrarme.

El sonido de mi móvil me saca de mi bloqueo. – Si – respondo sin mirar la pantalla-

-          ¿Marcos?, soy Elisa, ¿Te acuerdas de mí? – me pregunta.

-          ¿Elisa?, como olvidarte – le digo pensando en que es mi salvación.

-          Ummm, eso es buena señal, Me han dicho que llevas unos días en Mallorca y no me has llamado – me dice con un todo melodramático.

-          He estado muy ocupado, pero si quieres, podemos quedar ahora – le contesto.

-          Ahora, ahora mismo. A ver qué es lo que necesitas – me dice secamente.

-          Me conoces demasiado bien – contesto sin evitar poder sonreír.

-          Aunque sabes que me gustaría conocerte mejor, pero nunca me has dejado – me dice con una voz como si estuviera triste.

-          Esto lo hemos hablado infinidad de veces Elisa. Podemos vernos ahora o no – contesto algo tajante.

-          Si, te mando la ubicación y me dices cuanto tiempo tardas en llegar – responde con un poco de desgana.

Después de avisar a Elisa, me doy una ducha rápida saliendo de casa rumbo a una cafetería que no me queda muy lejos.