Vacaciones en lanzarote (1)

Unas vacaciones en la preciosa isla conejera da lugar a algo más entre una madre y su hijo

VACACIONES EN LANZAROTE (1)

Hola a todos. Me gustaría contarles como cambió mi vida de forma radical. Bueno, no solo la mía, sino también la de alguien más. Esto ocurrió hace poco menos de un año, pero el recuerdo y más cosas siguen ahí

Empezaré presentándome. Me llamo Diego, vivo con mis padres en Madrid, y acabo de terminar mi primer curso en la Universidad, por lo que en el momento que ocurrieron los hechos acababa de terminar mis estudios secundarios, con 18 años recién cumplidos. Digamos que soy un tío de lo más normal. 1.75 de altura, practico deporte…a veces, moreno de ojos marrones y con poca experiencia con el sexo contrario. Como “premio” por haber sacado buenas notas y poder entrar en la Universidad mis padres decidieron que lo mejor era un viaje. La idea sería fantástica, si no llega a ser porque lo último que te apetece con esa edad es irte de vacaciones con tus padres. Y menos al destino que habían elegido, Lanzarote. Con amigos y amigas, sería otra cosa. Pero con ellos…no sé, la verdad que se me antojaba que serían unos días un poco largos. Como decían mis padres, para desconectar…

Para seguir con la historia, las personas con las que iría a Fuerteventura serían mis padres, Luis y Laura, de 44 y 43 años, respectivamente. Mi padre es médico (carrera que estoy siguiendo yo también) y mi madre es profesora de secundaria ella es un poco más baja que yo, rozando el 1.70, y si bien nunca me había fijado en ella como mujer, aparte de madre, es verdad que está bastante bien. Mi madre fue, como siempre, la que se encargó de todo. Billetes de avión, coche y hotel. Como novedad, habían reservado un hotel que solamente permite la presencia de mayores de 16 años. Decía que sería más tranquilo, sin niños saltando por todos lados o gritando.

El primer contratiempo surgió cuando dos días antes de la salida, el jefe de servicio de mi padre tuvo un accidente mientras hacía deporte y se rompió un hueso. Mi padre es el segundo de “a bordo”, por lo que “por necesidades del servicio” le anularon las vacaciones. La cuestión es que mi padre sí que puede irse de vacaciones en cualquier momento, pero mi madre no. Ella se tiene que ajustar al calendario escolar. La cosa estaba en que si anulábamos las vacaciones o no. Al final decidieron que no…y lo único que si hicieron fue cancelar una de las habitaciones que había reservado mi madre. Ya que iríamos solo dos, con una habitación, que era una junior suite, tendríamos más que de sobra.

Así que al final, todo decidido, sin contar conmigo para nada, por supuesto. El día de la salida, fuimos al aeropuerto, tras facturar el equipaje fuimos a tomar algo y embarcamos para un vuelo de poco más de dos horas al “destino soñado”. Al llegar a la terminal, tras recoger el equipaje fuimos a la oficina de alquiler de vehículos, donde me esperaba una pequeña sorpresa, ya que mi madre había reservado un coche deportivo descapotable, una pasada, la verdad. Pusimos la dirección del hotel en el navegador y nos dirigimos a unos pocos kilómetros al norte. El hotel estaba genial, la verdad, en todos muy claros, bastante tranquilo (la verdad que no hubiese niños creo que era un acierto de pleno). Tras registrarnos subimos a la habitación. Era de cuento. Preciosa, con unas vistas increíbles al océano, una terracita con dos hamacas y un jacuzzi y bastante amplia. Había una cama enorme y un sofá que se podía hacer cama, que en un primer instante supuse que sería donde me tocaría dormir. Tras deshacer el equipaje fuimos a “explorar” los alrededores del hotel. Vimos donde estaban los sitios para comer, beber, las piscinas…todo paradisiaco.

Preguntamos por los sitios que teníamos que visitar y nos dijeron unos cuantos…la casa de Cesar Manrique, los Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, por supuesto el Parque Nacional de Timanfaya.

Para terminar ese día, nos pusimos los trajes de baño y estuvimos un rato en la piscina, cuando no daba mucho el sol, para no quemarnos el primer día. Después de cenar, al volver a la habitación, me disponía a sacar la cama del sofá y me preguntó mi madre que qué hacía. Se lo dije y me respondió que la cama era enorme, bueno, las camas, ya que eran dos camas de al menos un metro cada una unidas, así que había sitio de sobra para dormir los dos. Nos cambiamos en el baño y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, tras empezar con un excelente desayuno fuimos temprano a Timanfaya, ya que nos aconsejaron ir pronto por dos motivos, hace menos calor y hay menos gente. Disfrutamos mucho de la visita al Parque, montamos en camello, es decir pack guiri completo.

Después de comer en un sitio que nos habían recomendado volvimos al hotel. De nuevo un poco de piscina, esta vez con un par de copas y relax. Por la noche, cenamos en el hotel y estuvimos tomando algo en uno de los bares que tenía música en vivo. La verdad no eran mis vacaciones soñadas, pero no estaban mal, como decía mi madre, desconexión total

Nos fuimos a dormir y al día siguiente tocaba playa, según la planificación de mi madre. Cerca del hotel nos dijeron que había muy buenas playas, pero si queríamos ir a una que era impresionante, teníamos que ir a la costa del Papagayo. Como es lógico decidimos hacerle caso a los que más sabían de la zona. Eso sí, nos advirtieron que era una playa con pocos servicios, con un chiringuito donde poder tomar algo y poco más. No había hamacas ni sombrillas, por lo que nos compramos una para llevarla en el coche, con un par de toallas.

Tras un desayunar el excelente buffet del hotel, nos dirigimos, como siempre ayudados por el navegador a la zona indicada. Al llegar a la zona de playa del Papagayo un señor nos dijo que si queríamos podíamos ir, pero que estaba hasta la bandera y nos aconsejaba ir a cualquiera de las que están al lado y no son, ni mucho menos, peores. Decidimos ir a una que se llama Caleta del Congrio, porque nos gustó el nombre. Al llegar al aparcamiento pudimos darnos cuenta que no había chiringuito allí, pero si una especie de furgoneta que vendía bebidas, helados, etc…bueno, al menos de sed no nos íbamos a morir.

Nos dirigimos a uno de los extremos de la playa, donde veíamos que había menos gente y pusimos la sombrilla y las toallas. Nos quitamos la ropa y me sorprendió un poco el bikini de mi madre, ya que era un poco más “ajustado” de los que solía llevar. Primero me puso ella a mi protección solar y luego lo hice yo. Al hacerlo, no sé por qué, noté que me temblaban las manos. La verdad que ver a mi madre con ese bikini fue toda una sorpresa, sobre todo porque con sus años mantiene una figura casi perfecta. Otra sorpresa que me llevé, pero no me atrevía a decir nada, es que la mayoría de la gente en la playa deambulaba sin ropa alguna. También había gente con bañador y mujeres en topless, pero en porcentaje, los menos. Para mi desgracia, la mayoría superaban ampliamente mi media de edad, y eso que es amplia, ya que entre 18 y 50 años, me va bien.

Puse un poco de música en el iPod y me relajé.

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Sube un poco el volumen (dijo mi madre)

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Ok…

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Esto sí que es vida. Relax total

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Ya lo creo

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Creo que me voy a dar un baño

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Me parece genial. Ya se empieza a notar el calor

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Pues venga, hijo, a darnos el primer chapuzón en el mar de la temporada

Fuimos al agua y estaba genial. Fresca pero no fría. Daba gusto quedarse en el agua, que era azul turquesa, casi cristalina. Pero ese frescor trajo una consecuencia que despertó de nuevo mi libidinosa mente y fue que al mirar a mi madre pude notar como sus pezones se marcaban en la tela del bikini. Esa imagen hizo que mi pene despertase de su letargo, tanto que mi madre me dijo que si nos salíamos y le tuve que decir que estaba tan a gusto que me iba a quedar un poco más, pero si ella quería salir, que yo iba en seguida.

Cuando me “serené” me fui a la arena, donde ya mi madre me esperaba con el bote de protector solar en la mano

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Anda, Diego, ven que te pongo un poco de protector, que el sol pega fuerte

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Ok (le dije mientras me ponía de espaldas a ella para que me aplicase el protector)

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Ahora ponme un poco tu a mi (dijo mientras se tumbaba boca abajo y se soltaba las tiras de la parte de arriba del bikini)

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Ya está. (le dije cuando terminé). Te abrocho el bikini?

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No, déjalo así, para no tener marcas

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Ok, pero ten cuidado al levantarte o te quedarás con los pechos al aire

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Bueno, no sería la primera vez, jajajaja

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Has hecho topless?

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Sí, claro, algunas veces. Que no soy una monja, jooo

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Ya sé que no, jajajaja. Y nudismo?

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Eso no…es algo con lo que me he quedado con las ganas

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Y eso?

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Bien, la verdad es porque no se han dado las circunstancias propicias

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Propicias?

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Tu padre nunca vendría a esta playa. De hecho, las veces que hice topless no iba con él, sino con amigas

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No penaba que fuera tan carca

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Un poco sí que lo es. No creo que no le gustase un sitio así, sino que no que no le gusta es que me puedan ver en un sitio así, a mí. Aunque el de reojo, sí que mira a todo lo que puede, jajajaja

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Bueno, yo tendría claro a donde miraría (dije esto y luego pensé…no puede ser verdad que lo haya dicho en voz alta)

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Ah sí? A dónde mirarías?

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Bueno…esto ya sabes

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Que se?

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Nada, nada

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Venga, dime, no me dejes a medias

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Pues desde luego, si fuese contigo, no podría mirar a otro sitio (le dije a ver si me dejaba ya. A todas estas, mi madre seguía tumbada boca abajo)

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Vaya, hijo, muchas gracias. Es el mejor piropo que me han dicho en la vida. Y lo más importante para mí, viniendo de ti ( y en ese momento se levantó, sin abrocharse el bikini y se acercó a darme un sonoro beso en la mejilla). Desde luego, eres el mejor hijo del mundo.

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Que va…lo que he dicho es algo obvio, salta a la vista (y hablando de vista, menos mal que llevaba gafas de sol que no dejan ver los ojos, porque los míos se iban a salir de las orbitas, cuando me di cuenta del par de tetas que se gasta mi madre)

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Vaya…creo que después de tanto piropo necesito refrescarme un poco. Vas a por un par de colas?

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Si…ahora voy (dije girándome e intentando hacer un poco de tiempo para que no se notase mi nueva erección)

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Toma (dijo mi madre dándome dinero)

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Ya voy…(mi madre se acercó y la erección era ya imposible de ocultar)

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Vaya, lo siento…no sabia

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No pasa nada

Fui al puesto de bebidas y volví con los refrescos. Al llegar mi madre estaba tomando el sol boca arriba sin la parte superior del bikini, con lo que de nuevo tuve otro problema, que esta vez al ir con las latas en la mano, no pude ni siquiera intentar disimular lo más mínimo.

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Pero Diego…que te pasa?

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Nada…es que…

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Vamos…no puede ser por verme las tetas…aquí hay chicas muy...digamos exuberantes

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Ya, ya…mejor lo dejamos

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Jajajajaja, que pasa, te da corte? Es algo de lo más natural

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Eso lo dirás tú, pero bueno, ya ves que no

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Bah…no te preocupes, ya pasará, te acostumbrarás

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No se…es algo tan…nuevo

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Por eso, desde que no sea novedad, ni te fijarás

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Imposible no fijarse (dije otra vez en voz alta, por traición de mi subconsciente)

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Ya verás que si…solo son…dos tetas

Continuará