Vacaciones en la playa III

Un nuevo encuentro con mi novia delante de una amiga dormida, que finalmente acaba participando pasivamente.

Cuando llegamos al apartamento Pedro y Carmen estaban hechos polvo por la resaca, que apenas les había dejado dormir por la mañana. Mientras los otros cuatro comíamos Julio se fue a la habitación a intentar dormir, y Carmen se tumbó en el sofá para intentar hacer lo mismo, cubriéndose la cara con un cojín para taparse la luz. El verla allí echada me hizo pensar en la noche anterior y se me abultó ligeramente la entrepierna al recordar su interior húmedo y caliente recubriéndolo. Me concentré en la comida que tenía en el plato. Una vez terminamos y tras recoger la mesa Berta y Julio se fueron a la habitación a dormir la siesta, dejándonos a Sara y a mi en el salón con la durmiente Carmen. Pronto oímos ligeros jadeos que nos hicieron mirarnos y reir, además de ponernos un poco cachondo. Además, Sara llevaba sólo la braga de un bikini y una camiseta, y me pone muy cachondo verle los pezones marcados, sabiendo que puedo tocarlos con sólo meter la mano debajo.

  • Parece que a Berta la están haciendo disfrutar. - Metió su mano bajo mi bañador. - ¿Me  vas a hacer jadear tú a mi?

  • No lo sé, depende de si te lo ganas.

Sara me bajó el bañador y agarró mi pene, comenzando a pajearme mientras éste se endurecía, bajando la cabeza para chupar mi glande, haciendo círculos con su lengua sobre él. Se arrodilló en el suelo, se levantó la camiseta acariciándose ambos pechos dirigió su boca a la base de mi polla, hasta llegar a los huevos, los cuales se introdujo en la boca. Cuando volvió a subir su lengua por mi pene le agarré la cabeza e introduje mi polla en su boca, haciendo que subiese y bajase por ella. Nos levantamos, la senté sobre la mesa y le quité la braga rápidamente mientras le chupaba los pechos y le lamía los pezones. Puse mi pene en su entrada, y con un suave empujón la introduje en su interior, más que preparado para recibirme. Miré a Carmen, que seguía durmiendo en el sofá y Sara intuyó la dirección de mi mirada.

  • ¿Te imaginas que se despierta? Ahhh... ¿Qué haría? Mmmm...

  • Seguro que hacerse la dormida - dije levantando mi cabeza de entre sus pechos para besarla, introduciendo mi lengua en su boca buscando la suya.

  • Quiero que se despierte, que nos pille follando.

Bajó las piernas hacia el suelo, bajándose de la mesa en que la estaba follando, y se dirigió al sofá. Se puso de espaldas a mi, poniendo una mano sobre el respaldo para sujetarse y la otra tirando de su nalga para dejar su coño bien a la vista. La seguí e introduje nuevamente mi polla en su húmedo coño, agarrándo fuerte sus caderas y golpeando una y otra vez contra su culo. El ruido hizo que Carmen se agitase, lo que me hizo parar.

  • No te pares, sigue follándome...

Se abrió ambas nalgas con las manos, dejándome una magnífica vista de su ano, lo cual me puso aún más cachondo, así que continué follándola como si estuviéramos solos. Sus gemidos iban subiendo de intensidad y su coño estaba tan absolutamente empapado que sus flujos corrían por sus muslos. Me fijé en la entrepierna de Carmen, y vi que tenía en la braga una mancha de humedad. Se había despertado y la situación la debía estar poniendo cachonda. Me atreví a estirar mi mano hasta su pecho, y comencé a masajearlo suavemente sin dejar de follarme a Sara. No se movió. Sara, al verlo, me miró alucinada, con los ojos como platos. La señalé la entrepierna de Carmen con la mirada, y al ver la cada vez más extensa mancha de humedad entendió la situación.

  • Quiero que vuelvas a follarme el culo, como hiciste ayer cuando me lo llenaste con tu semen. - Quería poner a Carmen aún más cachonda de lo que ya estaba. - Lo que aún no se es si quiero que te corras en él, en mi cara o... o aquí - dijo señalando la braga de Carmen.

Pude ver como el coño de Carmen palpitaba. No había podido ver hacia dónde señalaba Sara al decir "aquí", pero la posibilidad de que ese sitio tuviera que ver con ella parecía haber despertado aún más deseo en su interior. Abrió sus piernas, dejando su coño expuesto excepto por la braga y, sin dejar de hacerse la dormida fingió estirarse de tal forma que levantó su camiseta por encima de su ombligo, para luego levantarla en un estiramiento posterior, empujándola con el dorso de su mano. El comienzo de sus pechos había quedado a apenas 2 centímetros del borde de su camiseta. Interpreté que quería que nos animásemos a tocarla.

  • Me están entrando meter mano a la bella durmiente. Está tan dormida que seguro que no se entera. Levántale un poco más la camiseta.

Así lo hizo, dejando ver parte de su pezón. Dirigí allí mi mano, y comencé a manosear a nuestra "dormida" amiga. Esto terminó de excitar a Sara, que llegó inmediatamente al orgasmo. Una vez que finalizaron sus convulsiones se agachó y comenzó a mamármela.

  • Dime dónde quieres metérmela para correrte.

En ese momento Carmen se giró de lado, dándonos la espalda, y fingió rascarse las nalgas, dejando su braga medio bajada. Sara y yo nos miramos con complicidad. Ambos habíamos entendido lo mismo sobre los deseos de Carmen.

  • Creo que se me acaba de ocurrir un buen sitio para correrte.

Le bajó la braga justo por debajo del culo y, dirigiendo mi polla con su mano, lo puso entre las nalgas de Carmen y comenzó a masturbarme mientras me chupaba los huevos. Me hubiera encantado follarme el culo de Carmen, pero no sabía si sería llegar demasiado lejos, así que me conformé en correrme sobre él. No tardé mucho en comenzar a expulsar chorros de semen, que se repartieron entre el coño y el culo de Carmen. Sara dejó de lamer mis huevos para empezar a lamer los chorros que caían desde la entrepierna de Carmen. Sin limpiarla completamente le subió la braga, haciendo que se empapase con mi semen. Le colocó también la camiseta y la tapó con una toalla para que no quedasen a la vista las manchas de su braga.

Nos duchamos y nos fuimos a la habitación a dormir un rato para recuperar las fuerzas.