Vacaciones en la costa (2: Los obreros)

Continúa la iniciación al sexo de nuestro protagonista en el tren. Los maduros no pararán hasta que sepa lo que es un macho.

Tenía un sofoco terrible. No sabía lo que me había pasado. Me habían violado pero me había gustado. Decidí permanecer sentado en la litera de momento, no quería volverme a encontrar con ese hombre.

Pasé como dos horas allí, mirando por la ventana. Ya era tarde, casi había oscurecido cuando llegamos a la penúltima estación del viaje ya que por la noche no haríamos paradas. Se trataba de una capital de provincia no muy grande. En el andén había un buen número de personas. Fijándome mejor me di cuenta de que parecían albañiles o peones de obra. Llevaban macutos y se conocían entre ellos. El vagón se llenó de gente con bolsas y mochilas .Pensé que con tanta gente en el tren ya no habría peligro de que me pasara nada y salí a cenar mi bocadillo al vagón cafetería. Después me metí en un compartimento con bancos cercano a las literas. Quedaba un hueco libre y allí me dirigí dando las buenas tardes, quería estar rodeado de gente. Todos eran hombres, no había ya ninguna mujer en el tren. Imaginé que para ellas no era grato compartir compartimento con unos desconocidos toda la noche y no compraban ese tipo de billetes.

Con su conversación comprobé que efectivamente se trataba de albañiles y peones de obra. Formaban una cuadrilla numerosa que había estado trabajando en la construcción de un cuartel militar. Ahora la constructora les llevaba a la costa para continuar con un hotel de playa. Habían estado durmiendo en barracones en mitad de la nada, rodeados solo de hombres durante 2 meses. Esperaban ver alguna mujer en el nuevo destino y aunque muchos estaban casados no le iban a hacer ascos a un buen coño de burdel. Yo leía una revista de deportes o hacía que la leía, porque en realidad mi cabeza no dejaba de dar vueltas a las dos folladas que me habían dado aquel día.

Se hizo tarde y decidí que era hora de irme a dormir. En mi compartimento de literas se habían acomodado 3 obreros con sus macutos y ya descansaban tumbados hablando de sus cosas. Les saludé y fui a por mi maleta. Mi litera estaba a la derecha nada más entrar, me había tocado la de debajo. Saqué mi pijama y fui al lavabo de la habitación, pero no conseguí abrir la puerta. El obrero de la otra litera de abajo me habló :

  • Está estropeado y han cerrado con llave. Si solo te quieres cambiar hazlo aquí, estamos entre hombres.

El que así hablaba era un hombre moreno , delgado pero fuerte , de unos 39 años, con unas grandes entradas que podrían empezar a llamarse calvicie. Estaba recostado con la cabeza hacia la puerta de entrada , justo al lado de la puertecilla del lavabo. No tenía puesta la camisa , solo unos pantalones vaqueros cortos a mitad del muslo muy desgastados, como si fuesen de la obra. .Mostraba abundante vello en pecho , antebrazos y piernas. Tenía cara de cabrón pensé. Su voz era fría, casi burlona. Los otros dos hombres estaban hablando de sus cosas sin prestarnos atención.

Uno era un hombre mayor, unos 55 años, barrigón , con gafas y sin demasiado vello , lo cual pude comprobar ya que tampoco llevaba camisa. Se había tumbado con los pantalones vaqueros puestos. Hablaba no se que de su señora y de meterla en vereda cuando la volviese a ver. Ese estaba tumbado encima del que tenía pinta de macarra.

No pude ver bien cómo era el otro. Llevaba una cadena dorada al cuello de malote y se hallaba acostado boca arriba con las manos cruzadas en la nuca, en calzoncillos, unos calzoncillos blancos , los típicos slips cachondos, mientras se cubría la cara con una visera para que no le molestase la luz. Era muy velludo y marcaba buen paquete. Estaría en los treinta y pocos, cuerpo delgado pero musculado. Este dormiría encima de mi.

No me estrañaba que ninguno llevase camisa, hacía un calor de muerte en ese compartimento. Habían cerrado la ventana para que el ruido del traqueteo del tren no les impidiese dormir, pero eso conllevaba a que en esa habitación olía a macho de una manera atroz. A mi el olor no me importaba, pero el calor si. Yo también dormiría sobre las sábanas sin camiseta.

Al baño ya había ido, solo me quedaba ponerme el pijama y no iba a salir solo para eso, de manera que hice caso al tipo aquel y me empecé a desnudar. Primero las zapatillas, luego la camiseta y luego el pantalón. Mientras lo hacía aquel tipo moreno de la litera contigua no dejaba de mirarme. Los otros dos en las literas superiores andaban a su bola, pero el tercero me observaba mientras me desnudaba hasta llegar a hacerme sentir incómodo. Noté que se fijó especialmente en mi bien formado culo y en mis genitales, por lo que no tardé en cubrirme. Después de eso se tumbó boca arriba y me dijo:

  • Oye niño, cuando termines apaga la luz que tenemos que descansar.

No me gustó que me llamase niño la verdad, pero le hice caso y apagué. Me tumbé igual que ellos boca arriba, con los pies hacia la ventana y la cabeza hacia la puerta, vestido solo con un pantaloncillo corto de pijama que del calor casi sobraba. La penumbra y el silencio se hizo en la habitación, solo cuando pasábamos por alguna zona residencial entraba algo de luz. Con la calma percibí mejor el ambiente tan cargado que había. Realmente hacía mucho calor y olía a sudor, a macho con mayúsculas. Esos tíos no se habían lavado para hacer el viaje. Venían directos de una obra para hacer otra. El aire estaba tan cargado que costaba respirar. Me di media vuelta e intenté conciliar el sueño.

Habría pasado media hora cuando me desvelé. Costaba dormir con tanto calor. Me quedé pensativo, dándole vueltas a todas las cosas que habían pasado por el día. Llevaba un rato despierto cuando oí algo. Era un sonido muy bajo que no se distinguía muy bien con el ruido del tren. Intenté averiguar de dónde procedía pero no lo conseguía... Ahora lo distinguí mejor.

  • Flap..flap..flap..flap..flap..flap..flap.........

Aquello sonaba como si alguien se estuviese haciendo una paja. ¡Qué guarros pensé! Me quedé muy quieto intentando saber quien era. Claramente el aire pronto se llenó de olor a hombre , a sexo ... a polla. Ese olor... era embriagador. Era el mejor olor del mundo. Ahora si supe quien se la estaba machacando, era el tío de la visera, el que estaba encima mío. O echaba mucho líquido preseminal o se la había ensalivado, porque sonaba mucho. Además movía la litera provocando también un pequeño chirrido y su respiración era fuerte.

-Gmm chaf.. chaff.. chaff... chaf...

Ohh, que peste a polla había en la habitación . El aire era irrespirable. No lo pude evitar y empecé a excitarme. Estaba debajo de un tío ,un obrero macho que se estaba cascando una paja. Empecé a llenar mis pulmones de aquel aire todo lo que pude. Di grandes bocanadas y lo mantuve dentro de mi. Me estaba volviendo loco.

  • Flap... flap... flap...flap...

Habría dado cualquier cosa por subir a esa litera y acabarle la paja. Busqué con mi nariz el aire más denso que pudiera haber. Ohh, esa polla... esa polla... No debía lavarse desde hacía días porque el olor cada vez era más fuerte. Di una bocanada especialmente intensa que me hizo soltar un pequeño gemido. Metí mi mano dentro del pantalón y me agarré el miembro. Pese a que me habían follado ya dos veces no me había corrido y todavía estaba cachondo. De alguna forma , esos dos hombres habían despertado algo en mí ,una lascivia que me era desconocida hasta entonces .Empecé a bajarme y a subirme el pellejo. El tío de la visera a veces paraba, otras continuaba, no tenía intención de terminar rápido. Yo ya me estaba masturbando debajo de la tela, pero no era suficiente. Me ensalivé dos dedos como había hecho en el baño por la tarde y me los metí por el culo por dentro del pantaloncito. No dejaba de pensar en esa polla, en que tamaño tendría y en cómo sería tenerla dentro. Así iba progresando mi paja, estaba a punto de caramelo cuando me di cuenta de que el tipo de la litera contigua estaba observando todo lo que hacía. Paré en seco . Saqué las manos de mi pijama e hice como que dormía. Pero fue inútil, el tío me había visto. Me puse muy nervioso, iban a pensar que era maricón. Lo mejor era dejarlo estar.

Así me di media vuelta e hice como que dormía. Ya no se oía al de la paja. Después de 10 minutos oí un susurro:

  • Tshii, tshii, eh, tshi

Una vez, luego otra ,muy bajito:

  • Eh, tshi tshi

Me giré.

El tipo de la otra litera , el moreno, el que tenía cara de cabrón, se había sacado la polla.

Estaba recostado de lado, mirándome a mi , con su pollón en la mano. La luz de alguna casa entró por la ventana y pude ver mejor. Aquello era grande. No era como la del revisor, pero era muy grande.

  • Eh, tshi! – Volvió a susurrar

No tenía ropa interior. Seguía llevando esos vaqueros cortos, simplemente se había bajado la bragueta y se la meneaba apuntándome. Se lo subía y bajaba despacio, sin prisa. Me hizo un gesto con la mano para que me acercase. Yo no le hice caso y me acosté boca arriba ignorándole. Volvía a tener la boca seca. Hacía un momento estaba muy excitado con la paja del de arriba y ahora el tío de al lado se la había sacado y me invitaba a su litera. No sabía que hacer, no sabía qué pensar , solo sabía que estaba empalmado otra vez...

-Eh....... eh..... oye..... - Me volvió a susurrar.

Me giré de nuevo. Ahí seguía con su miembro erecto. Qué grande era. Casi podía olerlo desde donde estaba. Pensé en su sabor, en lo macho que era ese tío, pero no me fiaba.

  • Vamos .... – Me decía, a la vez que asentía con la cabeza – Ven

Yo miré hacia arriba como dándole a entender que nos podían pillar, pero él giró la cabeza negándolo. Oh, joder, lo iba a hacer otra vez en contra de todo sentido común. Me quité muy despacio los pantalones y me puse en pie desnudo . Solo había un paso entre nuestros camastros. Según me acercaba a él pude ver su sonrisa de satisfacción y lujuria, y esa polla...

Me tumbé a su lado, frente a frente. El tío apestaba a sudor pero eso me ponía cachondo. Lo primero que hizo fue darme un morreo sucio con lengua que hizo que mi boca ya no estuviese seca. Después me vi arrastrado hasta su axila peluda. Allí bebí de su sobaco de obrero sudado . No se si podéis llegar a haceros una idea de a qué tipo de olor fuerte me estoy refiriendo. Que delicia, cómo mis sentidos se veían desbocados. Lamí y chupé su vello salado hasta que no quedó nada más que mi saliva. El con los brazos cruzados detrás de la nuca se dejaba. Pasé a su otra axila y me perdí en ella respirando y bebiendo. Ahora yo estaba tumbado sobre él . Acaricié su vello en el pecho, lamí sus pezones . Entre nuestros cuerpos yo notaba sus vaqueros, su bragueta desabrochada, y sobre todo su polla gorda , larga y durísima.

Separó sus piernas y flexionó sus rodillas haciéndome sitio. Luego me empujó hacia abajo con firmeza. El quería lo que quería. Según bajaba fui notando su olor a sexo, intenso y penetrante. Luego su abundante vello púbico, y finalmente su polla... Qué pollón tenía. Ahora que estaba frente a mis ojos me di cuenta de que era incluso mayor de lo que pensaba. La cogí con una mano y la bajé el prepucio bien. Una bofetada de olor me sacudió. Mentiría si dijese que me dio asco. Muy al contrario, casi se me salia el corazón por la boca de lo cachondo que me puso que estuviese guarro. El se había incorporado un poco en la litera y yo estaba a cuatro patas a los pies, con la cabeza agachada sobre su entrepierna. Le empecé a bajar el pellejo. Cada vez que lo hacía una oleada nueva llegaba a mis fosas nasales. Me fui acercando hasta que mi nariz recorrió todo su glande acariciándolo, respirándolo. Luego saqué apenas la lengua y lo saboreé. Si el olor era fuerte el sabor ya era indescriptible. Me iba a costar comerme todo eso pero vaya si lo haría. Abrí toda la boca lo más que pude y me metí todo el glande . Una explosión de sabor me inundó los sentidos. Solté un gemido nasal de la excitación. El tío movía sus caderas para metérmela un poco más. Mi mano subía y bajaba su mástil dándole placer. Me la saqué y paladeé bien el sabor que aquel fruto prohibido había dejado en mi lengua. Por su puesto que bajé a por más. El tío se acariciaba los pezones. Nuestra respiración era pesada. Otra vez abrí la boca y me la metí. Las mismas sensaciones, era una locura. Quería chupársela y chupársela. Mientras mi mano le hacía una paja mi boca le hacía otra. Yo experiencia no tenía mucha pero pelis porno me las había visto todas en casa de los amigos. Había visto a las actrices y yo intentaba hacerlo igual. Parecía que no lo hacía mal porque el tipo empezó a tener que controlar sus jadeos para no despertar a los demás. Yo mientras no dejaba de tragar todo lo que aquel trabuco me daba. Me lo saqué de la boca y bajé con mi lengua por su cipote hasta perder mi nariz en sus ingles sudadas. Su bragueta estaba bajada pero no se había quitado el pantalón, de manera que tuve que esforzarme por lamérselas. Luego sus huevos, aquellos huevos grandes, pesados y super peludos. Intenté metérmelos en la boca pero me costaba. Aquella bragueta me impedía avanzar. Mientras le masturbaba metí mi nariz por el hueco que me dejó su cremallera y respiré entre su vello todo lo que pude. Me dio un vuelco al corazón cuando creí distinguir el dulce aroma de su ano. Yo a ese hombre le iba a hacer gozar pensé. Se lo merece por ser un macho. Mi culo todavía era inexperto para meterme todo aquello, pero mi boca le daría todo el placer.

Volví a meterme su glande en la boca . Lo volví a chupar y le volví a masturbar. Poco a poco intentaba meterme algo más. Sabía que el problema era la campanilla. Introducirse eso por la garganta sin que me diesen nauseas era difícil, pero lo conseguiría. Poco a poco fui logrando avanzar y controlando la situación . Me dieron un par de veces arcadas pero insistí. No pude creerme cuando llegué a tener metido la mitad de su miembro en el esófago. Sin embargo para ese macho no era suficiente. El quería que me la metiese toda, y cuando más abajo había logrado llegar me empujaba la cabeza provocándome una nueva arcada. Mi saliva corría abundante, pero el sabor de su polla no desaparecía. Me picaba la garganta del roce y la falta de higiene de aquel falo. Desde que mi mano subía hasta que bajaba pasaban unos momentos interminables que arrancaban otro suspiro a aquel hombre. Qué largo era ese pollón. Cuanto me gustaría algún día poder dejar que me follen con eso ,me decía. El tío tenía cara de hijo de puta, pero eso me ponía más. Yo estaba empalmadísimo y ni siquiera me estaba tocando, estaba plenamente dedicado a su placer.

Otra vez se lo chupé. Aguanté la respiración y me dije " a por todas" y abriendo la garganta como nunca fui bajando y bajando y bajando. Me había metido casi toda la polla , solo quedaba un cacho. Entonces el tío dio un golpe de cadera hacia arriba a la vez que me sujetaba la cabeza de manera que me la terminó de meter entera de un empujón. El cabrón soltó un gemido perfectamente audible en el compartimento. Los ojos casi se me salen de las órbitas inyectados en sangre. De golpe tenía mi nariz pegando a su vello púbico y mis labios abarcando todo su tallo. Sin embargo había cogido suficiente aire y aguanté. Me quedé ahí sin moverme unos instantes angustiosos y finalmente me la saqué entera.

Cogí resuello, aquello había sido difícil. Sin embargo al tío le daba igual lo que me hubiese costado. Con su mano derecha se sujetó el miembro erecto apuntándome y con la izquierda me cogió de la cabeza y me empujó hacia abajo obligándome a comérsela de nuevo. Esta vez sin embargo estaba preparado. Su polla estaba llena de mi saliva que lubricaba el camino mientras me obligaba a metérmela entera otra vez. Ahora intentó mantenerme abajo pero yo me zafé y volví a coger aire. Ya creía controlar más o menos como se hacía, de manera que volví a coger aire cuando me volvió a obligar a comérsela entera.

Ya no intenté escapar. Me quedé abajo con mi frente en su bajo vientre. Me agarró con fuerza con ambas manos la cabeza y moviendo la cadera me empezó a follar la boca.

El tío ahora no se cortaba y gemía más alto.

  • Aaaaggghhhmmmmm gmmm aaaahhhh mm .

Yo me concentré en dejar mis vías abiertas para su disfrute. Cuando se la sacaba demasiado y dejaba su glande en mi boca yo cogía aire. Era brutal, solo pensaba en metérmela, metérmela bien al fondo. Con ese esfuerzo yo había perdido la erección. Y el tío seguía metiéndomela a saco. A ese puerco le importaban tres cojones como lo estuviese pasando yo, pero lo cierto es que para mi lo importante era darle a el placer más allá del mío.

De repente con ambas manos me empujó por la parte posterior de la cabeza hasta hundirme la nariz en su ingle y soltó unos trallazos inmensos de lefa directos a mi estómago. Ni siquiera pude saborearlos porque me los metió al fondo mientras jadeaba y gemía sin reparo

  • Aaaaaaaaahhhhgmmm! Aaaaagmmmmaaaa! Oooooaaaahhh mmmm aaaaaahhhhh ¡ ah, ah , ah, aaaaahhh agggg aaaahh, m mmm

No se hacía cuanto tiempo que no estaba con una mujer , pero lo cierto es que tenía los huevos llenos y los vació dentro de mi con fuertes contracciones. Cuando pareció que había terminado me la saqué y entonces sus últimos chorros de semen fueron a parar a mi boca. Fue el momento en que pude saborear aquel manjar de dioses. Lo paladeé bien sin dejar que se escapara ni una gota. Tenía la frente encharcada en sudor. Me sentí como la más puta de las putas y me encantó. Si esto era ser una puta quería ser la mayor golfa que hubiese habido jamás.

-Gmmmm mmmmmm

El tipo presionó a la larga de abajo a arriba su pene para extraer hasta la última gota de lefa que yo lamí con avidez. Después se abrochó el botón del pantalón y se subió la bragueta con la polla ya morcillona acomodándola . Luego cruzo las manos en la nuca y se echó a dormir. Estaba claro que para mi ya no había nada más allí.

Ahí estaba yo, sentado a los pies de la cama de aquel macho al que acababa de satisfacer. Me picaba la garganta y me dolía la mandíbula de desencajarla tanto rato. No me había corrido y volvía a estar empalmado pero eso no era problema de aquel macho. Me levanté desnudo y me volví a mi litera en la penumbra. A tientas busqué mis pantalones pero no les encontré , de manera que opté por taparme algo con las sábanas y esperar a que amaneciese un poco a ver si tenía algo más de suerte con la luz del día. Apenas me había tumbado cuando noté como el hombre maduro, el de 55 años que dormía encima de mi amante se descolgaba de la litera. Su panza contundente era muy provocativa. Dio tres pasos y se quedó de pie al lado del cabecero de mi cama. Entonces se bajó la bragueta y se sacó la polla. Simplemente se quedó ahí, sin hacer nada más. Aquel maduro estaba empalmado y era toda una invitación la que me hacía. Evidentemente nos había oído y estaba cachondo. Era muy desconcertante, apenas hacía una hora le había oido hablar de su mujer y de cómo la daba caña en la cama y ahora me ofrecía su polla para que la degustase. Todavía mantenía mi calentura así que me senté en el cabecero de mi litera y separé mis piernas a ambos lados del hombre. Tenía su polla a mi alcance. Me acerqué y la besé. El tipo se desabrochó el botón del pantalón sin dejarlos caer. Tampoco llevaba calzoncillos. Me acarició la cara y me metió su dedo pulgar en la boca. Se lo lamí como una guarra lo haría. Luego me metió su dedo índice. Mientras , él se la tocaba esperando mis caricias. Abrí mi boca y le di un lametón , luego me la metí en la boca. El gruñó con gusto al notar la humedad de mi lengua. Yo empecé a dejarme llevar al notar el sabor del viejo en mi. Junté mis labios para hacerle una buena paja. El apoyó sus manos en mis hombros y me dejó hacer. Me gusta comer pollas, esa es la verdad, y en aquel momento lo estaba descubriendo. Quería la polla vieja de ese señor en mi boca. Lamía y succionaba, le pasaba la lengua por debajo del frenillo arrancándole gemidos de agrado. Me la metía y sacaba y vuelta a empezar. Le acaricié la tripota y las tetillas. Me la comí entera una y otra vez. Volví a sus pezones y se los retorcí sacándole gruñidos de gusto mientras él continuaba con sus manos en mis hombros. Sus cojones, si, ahora tocaban sus cojones. Serían míos . Los chupé también . Me le imaginé yéndose a burdeles y pagando a las putas por hacerle lo que yo le estaba haciendo gratis. Me abracé a su cadera rodeando sus glúteos , acariciándoselos mientras su glande disfrutaba más allá de mi campanilla.

  • Grmmmm grmmm

Otro gruñido. Con tanto escándalo era evidente que todos en aquella habitación estábamos despiertos. Entonces el de la litera superior, el de la visera que se había estado haciendo una paja se bajó también. Se puso al lado del viejo con los calzoncillos blancos puestos todavía y una erección de campeonato que se le notaba perfectamente debajo de la clara tela. Seguía llevando la visera lo que me impedía verle bien la cara en la penumbra. Estaba cachitas y era velludo , en definitiva, tenía un polvazo de muerte.

Yo seguía dando placer al viejo. Entonces el de la bisera se bajó los calzoncillos hasta las rodillas mostrándome su aparato. Esa era la polla que lo había empezado todo. Por su culpa, por haberse hecho esa paja en la litera, ahora yo estaba comiéndome todos los cipotes que podía. Dejé de comerle momentáneamente el rabo al maduro y me corrí un poco en la cama hacia la derecha . Ahora tenía frente a mi cara la polla en cuestión. Cuando abrí la boca me temblaban los labios. Hacía veinte minutos habría dado todo por terminarle la paja a ese macho y ahora se me estaba ofreciendo para que se la comiera. Me toqué el sexo soltando un par de gemidos. Iba a reventar. Olía igual que cuando me masturbaba en la litera pensando en ella. Tembloroso abrí la boca y de una sola vez me la comí entera. Mmmmm , ese sabor a macho era demasiado. El cabrón se había terminado la paja hacía un rato y sin limpiarse me ofrecía su polla empapada en semen . Era increíble que pudiera volver a estar empalmado en tan poco tiempo. Un tío como ese debía andar con el coche tuneado y la novia con el culo en pompa siempre dispuesta para que se la follase. Me la fui sacando lentamente mientras succionaba y otra vez me la comí. Ese tío tenía la mano , los calzoncillos, el vello púbico, todo lleno de leche , y yo no podía dejar de lamerlo entero. Realmente esos machos habían pasado mucha necesidad en aquellos barracones rodeados de hombres o de lo contrario no dejarían que un niñato como yo se la comiera. Que placer sentía . Era la polla de la paja la que tenía en mi lengua. No podía parar de hacerle la felación. El tío estaba en silencio . Le cogí del culo y le empujé contra mi varias veces para que su movimiento simulase una follada. Me llegaba a la garganta sin problemas. En aquel momento le podría haber dicho que le amaba y que me hiciera su mujer. Le acaricié una vez más el culo peludo , perfecto y musculado.

El viejo acercó su polla a mi cara, le tenía desatendido. Mi mano derecha fue para el miembro del joven y la izquierda para el maduro. Estábamos pasando por una zona sin pueblos y la oscuridad del compartimento se hizo total. No se veía nada excepto la luz del pasillo por debajo de la puerta, pero sabía lo que tenía entre manos. Se la estaba machacando a los dos y ambos tenían una de sus manos en cada hombro mío. Me volví a dedicar al joven y luego al viejo, paladeando cada uno. El bakala permanecía en silencio aguantando. Yo jadeaba de la excitación que sentía en la total oscuridad. Me intenté meter las dos a la vez pero era difícil. Ellos juntaban sus pollas y las rozaban la una contra la otra en la lucha por hacerse un hueco en mi garganta, era preciso que me entrasen pensaba. El viejo dio un fuerte bufido, se iba a correr ya. Rápidamente me la metí en la boca y dejé que descargase todo en mi lengua una y otra vez.

  • Mmmmbufffff aaaggghhhhh aaaaa

Se corrió en mi boca permitiéndome paladearle bien , pero era demasiado y una parte fue a parar a mi cara y otra a mi pecho y bajo vientre. Le lamí todo el pene hasta dejarle limpio, nada se desperdiciaría. A continuación oí como se subía los pantalones pero permanecía a mi lado mientras me dedicaba al otro. Parece que quería seguir mirando.

Los ruidos eran claramente identificables aun siendo la noche negra como pocas. En ese copartimento se estaban comiendo una polla con ganas. Los slurp, glump, chas, flap, eran constantes. La saliva, el semen, el sudor y el líquido preseminal inundaban mi boca. Ese tio debía correrse en mi igual que lo hacía en la boca de su novia. Aumenté la frecuencia de la paja. De repente necesitaba con mayúsculas que ese tío se corriera, necesitaba sentir sus chorros, necesitaba saborearle más todavía. Me la metí otra vez de golpe y le masturbé con la garganta. Ya no pudo más y empezó a correrse a grandes chorros ardientes.

  • Gmmmm gmmm .... puta – Fue lo único que dijo mientras eyaculaba.

Una parte me la tragué directamente, otra se me quedó en la boca y otra me cayó por la cara y el pecho. Las nubes hicieron un claro en la luna y se pudo ver claramente la escena de los dos hombres maduros de pie satisfaciéndose con un adolescente.

El bakala se subió los calzoncillos y volvió a su litera, y el viejo hizo lo propio. Yo me quedé empalmado un par de minutos, sentado en el borde de la cama, y a continuación me tumbé boca arriba . Creo que en algún momento se nos había oido en el tren, pero ya daba igual. Todo había pasado. Paladeé mi lengua buscando el sabor del orín y el semen de esos hombres . No era suficiente. Con mis dedos fui recogiendo el semen de mi cara, pecho y bajo vientre y lo lamí. Cada chorro que recogía no sabía si era del viejo o del joven pero me daba igual, me deleitaba en su sabor. Que puta era...

Me giré en la cama desnudo y me dormí no se muy bien cuanto tiempo. Me desveló oir la puerta del compartimento abriéndose. Luego sigilosamente la cerraron. Un hombre había entrado...

Continuará...