Vacaciones en la casita del campo (2)
Continuacion de este relato, donde se descubre un poco mas de la historia.
Nos quedemos en silencio, por temor a que abrieran la puerta y nos pillaran, esta situación nos dio aun mas morbo pero estábamos asustados, pero nada, por la puerta no apareció nadie, y seguimos con lo nuestro. Lo que no sabíamos es que en realidad si que alguien nos había pillado, pero estaba observándonos por la raja que quedaba, era Lucía, mi hermana, estaba mirándonos boquiabierta y excitada viendo a su hermano y su prima follando en la cama. Decidió no hacer ruido y observar la escena, mientras su mano derecha se metía bajo sus braguitas, y comenzó con un suave masaje en su clítoris.
Lucía pajeandose, Berto y Cintia follando, la escena no tenia desperdicio pero aun faltaba la guinda del pastel. Lucía de la excitación, golpeó la puerta sin querer y la dejó abierta, el ruido la delató, contemplando a mi hermana, con las bragas bajadas, su mano en el interior de su coño, y toda roja de vergüenza, mientras tanto mi prima aun seguía encima mia con mi polla en su interior. En cualquier otra ocasión me hubiera cubierto e intentar dar alguna explicación tonta sobre lo que estaba pasando, pero esta vez no, lo que dije no se me olvidará en la vida, pero lo que sucedió con lo que dije quedara en mi memoria de por vida.
Berto: Lucía, ¿quieres unirte?
Cintia: primita hay un sitio para ti
Lucía solo asintió con la cabeza y se acerco lentamente a la cama donde nos encontrábamos nosotros dos, se sentó al lado nuestra, la dejemos en medio de los dos, mientras yo la desnudaba, Cintia le besaba en los labios. Una vez desnuda, mi primita y yo empecemos con un juego muy caliente, tumbemos a mi hermana en la cama, yo me fui a la parte de la cabeza, y Cintia fue por los pies:
Berto: primita, te veo en el centro (mientras echaba una sonrisa)
Comencé a comerle la boca, sabia exquisito, era la primera vez que hacia eso con mi propia hermana, y parecía que le gustaba porque su lengua buscaba la mia, mientras tanto, Cintia besaba y lamía los pies, y subía lentamente hacia arriba.
Yo iba cada vez bajando mas, pasé por su cuello, lo besé, Lucía se estremecía de placer, gimoteaba como una putita en celo, pero ella se dejaba hacer, seguí bajando y llegue a esas montañitas, comencé a lamerle los pezones, que cada vez estaban mas duritos, mientras con la otra mano le acariciaba la otra teta, a esas alturas, Cintia estaba a punto de llegar al coño:
Cintia: primito, no te esmeres tanto con los pezones, que te estoy esperando para comerle juntos el coño
Ahora estaban nuestras caras una enfrente de la otra (la de Cintia y la mia) y entre nuestras bocas estaba el bonito y rasurado coño de mi hermana, y empecemos a comérselo, la parte que me tocó a mi era el clítoris, estaba todo empapado, chorreaba flujo vaginal, pero sabia exquisito, Cintia la estaba follando con la lengua, Lucía le estaba viniendo un orgasmo y se agarraba con fuerza a las sabanas de la cama.
Comprendí que ahora era el momento para follarla, en postura del misionero, comencé a bombearle con delicadeza su chochito, y progresivamente mas velocidad, mi hermana chillaba mucho, y para que se callara un poco, Cintia se puso encima de ella y le obligo a que le comiera el coño, la escena era la siguiente, Lucía tumbada, con las piernas abiertas, yo follandómela y comiéndole las tetas a mi prima, Cintia le tenia el chochete puesto en la boca de Lucia, la cual chupaba el coño con gran maestría. Así estuvimos unos 15 minutos mas o menos.
Posteriormente mi hermanita se quitó y se puso a cuatro patas, y empecé de nuevo a metérsela, mientras Cintia se puso detrás de mí, no sabia que iba a hacer, pronto descubrió lo que planeaba, me empezó a comer el ano, nunca me lo habían hecho, pero me estaba encantando, estaba a punto de correrme, cuando de pronto dejó de comerme el culo, y me metió el dedo, aun me gustaba más, estaba disfrutando como nunca, y mi hermana era muy sumisa, no decía nada, solo disfrutaba de lo que le estaba metiendo.
Iba a correrme ya, y lo dije claramente para avisarlas, las muy guarras, querían beberse mi semen, por lo que se la saqué, se pusieron de rodillas delante de mí, con la boca abierta, la escena era preciosa, mi hermana y mi prima esperando recibir una gran corrida en sus lindas boquitas, y yo no iba a defraudarlas.
Bombeé mi polla hasta que exploté de placer y comencé a correrme en sus caras, intentando darles a las dos la misma ración de semen, me cogieron la polla y empezaron a sacarme hasta la última gota de semen que pudiera quedar en su interior, me la succionaban como unas desesperadas, como unas amantes del semen, una vez succionado todo, caí rendido a la cama, mientras ellas se lamian y comían los restos de semen de la una a la otra.
No se dejaron nada y quedaron sus caras bien limpias, después se vinieron conmigo a la cama y quedaron abrazadas las dos a mi, descansando de la tremenda follada que nos habíamos dado.
Les comente algo, y era que aquello estaba mal, pero que tenían que volver a repetirlo, a lo que mi hermana dijo que si, que le encantó y que había descubierto su bixesualidad, mi prima se hecho a reir y dijo que no se le resistían ni las mujeres, por muy primas que fueran.
Estábamos muy cachondos y queríamos mas, pero no solo queríamos follarnos, queríamos ir a mas, y se nos ocurrió el follarnos a nuestros padres, una orgia, mis padre, mi madre, mi hermana y mi queridísima prima, no sabíamos como lo haríamos pero si sabíamos que teníamos 3 dias para conseguirlo. Decidimos dejarlo por hoy y pensar algo mañana.
Al dia siguiente después de desayunar fuimos a la piscina, mientras estábamos sentados en las tumbonas de la piscina, comencemos a idear un plan para ver como haríamos para follarnos a mis padres. Hubo varias propuestas pero la que nos convenció a los 3 fue esta:
Lucía y Cintia, seducirían a mi padre, hasta ponerlo cachondo, y follarselo, mientras, y esto tenia que ser coordinado, yo haría lo mismo con mi madre, cuando estuvieran ambos cachondos nos iríamos a la habitación de Cintia, donde habíamos quedado para reunir a nuestros padres cachondos y hacer allí la orgia, el plan nos pareció bien, aunque era un plan demasiado alocado y que seguramente nos fallaría, nos saldría de pena, y encima de todo nos castigarían, pero había que intentarlo, estábamos convencidos y no podíamos echarnos atrás. El plan comenzaría a la tarde, donde mi padre iba a estar limpiando el jardín, mientras mi madre estaría en la cocina, que por casualidad la habitación de Cintia quedaba justo en medio.
Continuará