Vacaciones en Guatemala
En Guatemala conozco a un guía de turistas que no solo me enseña lo que nos había prometido a mi esposo y a mí, también me enseño todo lo que me había deseado
Mi esposo y yo queríamos salir de vacaciones, queríamos ir a algún lugar lejano, pero él no quería descuidar su empresa porque había habido algunos contratiempos. Me dijo que por el momento solo podía disponer de una semana. Decidimos ir a Guatemala.
Nos fuimos un lunes por la mañana. Ese día conocimos la capital, lo mismo que el martes. El miércoles fuimos a Tikal, tuvimos que ir en avión pues no está muy cerca, el jueves regresamos como a medio día a Ciudad de Guatemala. De ahí nos fuimos a Antigua. Esa tarde caminamos por la ciudad, al siguiente día fuimos al lago Atitlán, ese viernes regresamos muy tarde. El sábado nos levantamos temprano para conocer mejor Antigua.
Ese día yo llevaba unos pantalones de mezclilla muy ajustados, una blusa y tenis. Afuera del hotel un señor despedía a un grupo de extranjeros. Mi esposo se dio cuenta de que olvido la cartera y regreso por ella. El señor que estaba afuera se acercó a mí, tendría más de 50 años, muy bajito como de 1 metro 55 centímetros, se presentó se llamaba Omar, me dio la mano, yo se la di y le dije mi nombre, el no paraba de verme iba de mi cara, a mis tetas, bajaba a mis caderas y a mis piernas, yo lo deje disfrutar, él me dijo que era guía de turistas, que si no nos interesaban sus servicios, que cobraba muy barato. Me gustaba como me veía, como me deseaba, así que le dije que sí. Mi esposo regresó, le platique que el señor nos acompañaría, Arturo le preguntó el precio, se lo dijo Omar, era muy barato. Además yo le iba a pagar dejando que me viera, mientras nos enseñaba la ciudad.
Empezamos a caminar cuando yo iba delante de él, movía más mis nalgas, por momentos mi esposo le preguntaba algo, y Omar no le contestaba, estaba tan concentrado viéndome las nalgas que parecía olvidarse del mundo. Después de dos o tres llamadas de Arturo por fin Omar hacía caso.
Omar nos llevó a conocer varios lugares que queríamos conocer, como a las tres y media nos dio hambre, le pedimos a Omar que nos llevara a algún lugar donde pudiéramos comer algo típico. Omar nos llevó a un lugar muy bonito, ahí mi esposo fue a lavarse las manos, Omar ya se veía muy caliente, se notaba que algo lo hacía detenerse porque él desearía ya estar cogiéndome.
Él y yo nos sentamos en la mesa.
P –Lo veo nervioso, ¿pasa algo?
O –No señora, yo, yo estoy bien.
P –Me parece que lo pongo nervioso.
O –Es que yo señora, yo.
P –Tranquilo papi, sé que tienes unas ganas locas de cogerme.
O –No señora yo no, no sé qué decirle.
P –Pues dime que me quieres tener en la cama, podemos hacer algo con mi marido.
O –Tengo muchas ganas de cogerla, le pediré a un amigo que es mesero de aquí que le eche algo a la comida de su esposo, así podremos tener tiempo a solas.
P –Muy bien, me gusta la idea.
Mi esposo regresó, volví a hablarle de usted a Omar, él se disculpó y fue al baño, en el camino vi como Omar hablaba con un mesero, le debería de estar diciendo lo de su plan. Cuando Omar regresó nos sugirió que pedir, todo estaba delicioso, al terminar de comer eran casi las cinco, salimos a caminar, llevamos como 10 minutos, cuando Arturo dijo que se sentía extraño, que algo le había caído mal, Omar le dijo que debía de ser algún condimento al que Arturo no estaba acostumbrado. Seguimos caminando otros 20 minutos, Arturo dijo que ya no estaba nada bien que se iría al hotel, que no nosotros siguiéramos recorriendo la ciudad. Omar le dijo que a las 10 seguramente ya estaría bien, que pasaríamos por el para que nos llevara tomar una copa. Arturo se fue, cuando ya no lo vimos, Omar me tomó de la mano me hizo seguirlo, unas dos cuadras después me pegó a la pared, me besó y me agarró las nalgas, yo le agarré la verga, estaba sorprendida, era enorme. Nos separamos y seguimos caminando, llegamos a un pequeño hotelito, era como un hostal, en el piso de arriba nos rentaron un cuarto por dos horas.
Al entrar me hizo sentarme en sus piernas, me las acariciaba al igual que mis hermosas nalgas.
O –Que culo más grande tienes.
P –Sí y vas a sentir lo rico que es estar adentro de él
O –No me imagine que fueras tan puta.
P –Me gusta mucho ser así, dar placer y recibirlo.
Nos paramos, comenzamos a quitarnos la ropa, el me chupó las tetas, succionó mis pezones los cuales ya estaban muy duros.
P –Así que bien chupas.
Pasaba de una teta a la otra y de regreso. Me agaché, frente a mí quedo su gran verga, más de 20 centímetros, era enorme y se veía más grande por lo pequeño de su cuerpo, él me daba al inicio del cuello. Pase mi lengua por toda su verga, su sabor era extraño, jamás probé una verga con ese sabor. Después me la metí a la boca, mi lengua dibujaba las venas, el gemía, yo movía muy rápido la lengua, el gemía más.
O –Así puta que bien mamas.
P -Que rica verga tienes.
Me metí la cabecita, le pasaba la lengua muy rápido, yo estaba muy caliente, sentir una verga así me vuelve loca, no me imaginaba que en esas vacaciones me iba a encontrar a un semental.
P –Ya métemela, quiero sentir tu verga llenándome la concha y el culo.
Lo hice acostarse y me senté en su verga, comencé a montarlo rápido, estaba muy caliente, quería sentir como me llenaba, como su verga me daba placer.
P –Así papi lléname de verga.
O –Que rico te mueves puta.
Yo estaba muy excita me seguía, moviendo, por momentos hacia atrás y adelante, a veces en círculos. Sentí que mi orgasmo ya iba a llegar y para darme más placer empecé a brincar sobre esa verga, sentía como me entraba muy adentro.
P –Me vengo mi amor, me vengo.
Mis jugos salieron mojando toda su verga, yo estaba muy caliente, él seguía haciéndome brincar sobre su verga.
P –Sí papi no pares, cógeme duro, eres mi macho, así duro así, que buena verga tienes, dámela toda, así, soy una puta que quiere verga.
Estuvimos un rato en esa posición, él además de tener la verga muy grande, tenía mucho aguante, cambiamos de posición, esta vez los dos nos acostamos, uno frente al otro, el me levantó una pierna me metió su verga, él se movía yo me dejaba hacer.
P –Dame duro, cógeme.
Él entraba y salía, su verga me seguía llenando, yo lo veía un poco hacía abajo por lo pequeño de su tamaño, me daba mucho morbo que con ese tamaño tan pequeño me diera tanto placer, así estuvimos otro rato.
O –Ya quiero darte por el culo.
P –Sí, dame por mi culo, lléname el ano con tu pito.
Me hizo ponerme de perrito, con saliva me lubricó el ano, metió primero un dedo, sentí rico como lo metía y sacaba, después metió otro dedo, con esos dos dedos, trataba de abrirme, los movía cada uno a los lados opuestos, eso me dolió un poco, después metió un tercer dedo, los empezó a meter y sacar muy rápido, empecé a sentir mucho placer.
P –Así dame duro, mi culo es tuyo.
Él siguió metiéndome los dedos, cuando vio bien abierto mi culo, decidió poner la punta de su pene en mi ano.
P –Métemela, soy tu puta.
Él metió la cabeza, sentí como mi ano se abrió mucho más.
P –Aaaahhhh que verga tan grande, métemela toda ya.
Me la metió toda, fue demasiado placentero sentirme llena de esa verga, y me vine-
P –Sííííííííííííííííííííííííí me vengo.
Él comenzó a moverse, entraba y salía de mi ano, sentía como me agarraba de la cintura para ayudar a sus movimientos, este hombre sabía cómo cogerse a una puta por el culo. Estuvo un rato cogiéndome así, después me empezó a nalguear.
P –Así papi así, soy tu puta, dame duro.
Comencé a mover mis nalgas en círculo, a contraer mis músculos para que mi ano se cerrara y darle más placer a ese macho que me estaba cogiendo tan rico.
O –Así puta, que bien coges.
P –Sí mi amor que rica verga me estas metiendo, soy tu puta.
Él dejo que fuera mi gran culo quien se cogiera a esa vergota. Él gemía, gritaba. Los dos estábamos sintiendo un enorme placer, el no aguanto más y sentí como su verga se hinchó, y después me lleno el ano de su leche. Deje de moverme para sentir como cada chorro entraba muy adentro.
P –Tenías mucha leche.
O –Sí toda para ti, tenemos que arreglarnos ya falta poco para ir por tu esposo.
P –Deberíamos de dejarlo esperando y quedarnos a coger aquí toda la noche.
Los dos nos reímos, nos vestimos y salimos de ese hotel, al llegar al hotel donde yo me quedaba Arturo ya nos estaba esperando. Me preguntó que como la habíamos pasado, le dije que el señor Omar era una persona muy amable, que tendríamos que darle una muy buena propina.
Esa noche regresamos muy tarde al hotel, al siguiente día fuimos a Ciudad de Guatemala para poder regresar a México. Al llegar a México aún sentía un poco abierto el culo, ese señor fue un excelente amante, me cogió como pocas veces lo han hecho, fue muy rico que estuviéramos juntos esa tarde llena de mucho placer.