Vacaciones en familia IV

Mi tío me humilla delante de toda mi familia

Antes de empezar quería agradecer los comentarios y los correos que me enviais, me encanta leeros así que seguid escribiendome ;)

El día anterior, mi tío me había follado la boca y se había corrido y meado en ella, todo mientras me asfixiaba y me insultaba.

Me amenazó con que hoy debería tener mi culito preparado. No me dijo para qué pero ya estaba imaginándome las mil formas distintas en las que me lo iba a taladrar.

Hoy era nuestro penúltimo día de vacaciones. Los adultos ya hacían notar que quedaba poco, porque no paraban de recoger y limpiar para, según ellos, poder estar relajados el último día.

Mi tío, como siempre, pasaba de mí y jugaría según sus tiempos y normas, pero hoy estaba más atento de lo normal. Me miraba y se tocaba el paquete cada vez que me pillaba mirándolo yo a él, así que ya os podréis imaginar cómo estaba yo.

Después de comer, los adultos decidieron que hoy iríamos a dar una vuelta por la ciudad, y que iríamos andando porque según ellos la juventud estaba muy acostumbrada a ir a todos sitios en coche. Nadie replicó y, sobre las 4 de la tarde, salimos en marcha.

Hacía un calor de perros, y todos estábamos cansados y sudando para cuando dieron las 5. Mi tío, que fue inteligente, decidió traerse una botella de agua para él solo, que al final acabó compartiendo con todos.

Pocos minutos más tarde, mi tía decidió que era hora de merendar, y nos sentamos todos en una terraza de un bar pequeño, en el que solo había un baño de una sola persona.

-Vale, ¿quién quiere ir al baño? -preguntó mi tía, a lo que todos levantamos la mano- bueno, pues las chicas iremos de una en una y los chicos iréis de dos en dos y así ahorramos tiempo.

Primero fueron las mujeres y mis primas, que tardaron muy poco a pesar de que eran las únicas que debían ir de una en una.

-Ahora los hombres -dijo mi tía-. Lo mejor será que vayan los adultos primero, que serían el tito Fran y Juanillo, y después los siguientes, que son Óscar y Raúl, y así ya vamos viendo.

-Vale -dijo mi tío, que sonrió mirándome de reojo.

Me cogió de la mano y me empujó suavemente, algo que mi familia interpretaría como que necesitábamos urgentemente usar el baño, pero yo sabía que era para marcar su territorio.

Entramos al baño, un cubículo enano donde los músculos de mi tío y yo no cabíamos. No tenía cuerpo de culturista ni de adicto al gimnasio, pero estaba fuerte y tenía los músculos bien desarrollados, y yo estaba notando el calor que desprendían.

Se sacó la polla y empezó a mear.

-¿Quieres un poquito? -empezó a reírse.

-La próxima vez que vayas a hacer algo raro podrías avisarme.

Se sacudió la polla y me agarró del pelo, llevando mi cabeza a su entrepierna.

-Entérate de que no tengo que avisarte de nada.

Enterró mi nariz entre sus huevos y sus muslos, donde más sudaba la entrepierna. Podía notar cómo mi nariz se iba mojando del sudor y cómo los pelos se me pegaban a la cara y a la nariz. Aspiraba y olía todo lo que podía y más, me encantaba el olor a macho que desprendía.

-Hoy he sudado como un cerdo -se agachó un poco y susurró- ¿te gusta?

-Hmmmm -murmuré, asintiendo con la cabeza y restregando mi nariz sobre lo sudado.

-Que buena zorrita eres Juanillo.

Tiró de mi pelo y desenterró mi cara de su entrepierna. Comenzó a morrearme y a comerme la boca en plan cerdo.

-¿Me dejas chuparte lo sudado?

-Joder que vicio, ¿quieres?

-Sí, el otro día que hiciste ejercicio y probé tu sudor me gustó.

-Pues hazme caso -se separó de mí-. Siéntate en el váter.

Obedecí y me senté. Mi tío empezó a frotarse la cabeza de la polla con la palma de la mano. Yo me estaba empalmando lentamente, cuando mi tío comenzó a mear encima de mis pantalones.

-¡¿Qué haces?! -grité.

De un guantazo que me dejó el oído taponado me hizo callar.

-No grites y siéntate.

Empapó bien la zona de los pantalones donde iría la polla. Se la sacudió restregándola en mi mejilla y se la guardó, y salimos juntos del lavabo.

Llegamos a la mesa y yo tenía lágrimas acumuladas en los ojos y estaba muerto de vergüenza.

-Oye, vamos a coger un taxi que me he entretenido y Juanillo no ha podido aguantarse y se ha meado encima.

Todos mis primos empezaron a reírse, pero mi tío me estaba sobando el culo a escondidas para hacerme sentir bien a pesar de tener su meada en mis piernas.

Cogimos un taxi y nos fuimos para casa.

Al llegar lo primero que hizo fue cogerme del pelo y arrastrarme hasta su habitación, a la que nunca había entrado.

Al llegar vi que era el triple de grande que la mía. Tenía una cama de matrimonio, un pequeño sofá y un baño individual.

-¿Quieres jugar? -me dijo tirándome del pelo para que lo mirase a los ojos. Con los ojos húmedos de la vergüenza que me hizo pasar le dije: “sí tito”, y eso lo calentó aún más.

Me cogió en brazos y me tiro sobre la cama. Me desnudó y me tiró mis pantalones mojados de su meado sobre la cama.

-Quiero que te pongas a cuatro y los chupes, zorrita.

Y, sin dudarlo, obedecí. Me puse a cuatro patas, estaba completamente desnudo excepto por mis boxers, y saqué la lengua lamiendo los pantalones húmedos. Sabía amargo y salado, pero los seguía lamiendo mientras que al mismo tiempo miraba con cara de cachorrito a mi tío, que se masturba enfrente de mí.

-Eres una zorrita eh

-Lo sé -dije.

Me escupió en el pelo.

-Nadie te ha dicho que hables.

Se acercó más a mí y, agarrándome fuerte de los boxers, tiró de ellos, haciendo que pareciesen un tanga.

-Joder, eso duele -dije quejándome.

-Pues eso es lo que quiero -dijo tirando aún más.

-Mmmmmh tito sigue.

Seguía lamiendo el pantalón mientras abría más las piernas y él tiraba de los calzoncillos.

-Levanta la cabeza.

Le hice caso y, levantando su brazo, guió mi cara a su sobaco. Instintivamente saqué la lengua y comencé a lamer y a chupar su sobaco peludo y sudado. Olía genial y sabía a dioses.

-¿Te gusta como sabe tu tío?

Asentí mientras seguía presionando mi cabeza contra su axila peluda.

Me soltó y me giró, y arrancando y rompiendo mis boxers me dejó en pelotas. Se escupió sobre la polla y sin más dilación me la clavó hasta el fondo.

-¡DIOOOOOOS!

Comencé a gritar y se me saltaron las lágrimas, pero mi tío la mantuvo dentro y me aguantó de los hombros para que no pudiese escaparme.

Cuando me relaje comenzó a follarme el culo a muerte. Me agarró de los dos brazos y, tirando de ellos, me taladraba el culo. Su pelvis chocaba contra mi culo y notaba mis pequeños huevos moviendose al ritmo de sus embestidas.

-Joder, estás sangrando

-Normal, es la primera vez que me follan.

-No me jodas que estoy estrenando a mi sobrinito.

Eso le puso cachondo y me aplastó la cabeza contra la cama. Aumentando el ritmo de las embestidas sus huevos chocaban contra mi culo. Puso uno de sus pies sudados sobre mi cabeza y, en esa posición, siguió follándome hasta que dio un alarido y su polla palpitante se corrió dentro de mi culo. Fueron varios trallazos que no conté, pero al sacar su polla de mi culo, toda la corrida cayó por uno de mis muslos.

Su móvil comenzó a sonar y lo cogió. Era mi madre diciéndole que iban a estar todo el día fuera, y también iban a cenar por ahí. Mi tío me sonrió. Significaba que teníamos todo el día para nosotros.