Vacaciones en familia I
Mi tío y yo nos volvemos más cercanos cuando tenemos que pasar unas vacaciones juntos, con toda nuestra familia. (Relato erótico de introducción, no hay sexo directo)
Mi nombre es Juan, y tengo 19 años. Esto que cuento pasó hace unos cuantos años, y últimamente no paro de pajearme recordándolo, así que me apetece contarlo.
Desde que era pequeño siempré crecí con mi tío Francisco. Hubo una época (cuando yo tenía entre 7 y 12) que vivíamos con él. Casi toda mi familia vivía junta. Mis padres dormían en una habitación, mi hermano y yo en otra, mi tío en su propio cuarto y mis abuelos en su habitación. Cuando venía de fiesta o de trabajar siempre se dormía desnudo, y yo entraba a su cuarto a mirarlo, a oler sus calzoncillos y siempre que podía lo espiaba en la ducha. Con esa edad ya quería chupársela y que me convirtiese en su sobrino favorito, pero no ocurrió.
Yo siempre estaba con mi madre, mis tías y mis primas, mientras que mi tío Francisco pasaba más tiempo con mi hermano y el resto de mis primos haciendo cosas de hombres como jugar al futbol o a la play, aunque a mí siempre me abrazaba y era mucho más cariñoso conmigo sin ninguna otra intención que ser un buen tío.
Cuando ocurrió esto que os cuento, un familiar lejano había fallecido, pero todos decidimos atender a su funeral, por lo que nos fuimos en unas pequeñas vacaciones.
Mi tío estaba casado y tenía una hija. Su mujer era mi tía favorita y su hija mi prima favorita, por lo que pasábamos todo el tiempo juntos. Toda mi familia sabía que yo era gay, pero nadie actuaba de manera diferente. La prueba está en que todos mis primos, mi hermano y mi tío andaban por la casa que alquilamos en ropa interior aunque yo estuviese delante, pero yo solo tenía ojos para la polla de mi tío (al menos en ese momento).
Yo estaba en ese momento con las mujeres en la cocina, mientras que mi tío y mis primos jugaban a un juego en la consola, todos en calzoncillos. Las mujeres comenzaron a vestirse y prepararse, pero yo ya llevaba listo media hora. Mis primos también decidieron marcharse y dejaron a mi tío solo. Así que, aburrido, dejó la consolo y comenzó a preparar su material de deporte. De una bolsa sacó una barra grande que enganchó a las paredes que había dentro del cuarto de la limpieza y comenzó a hacer pull ups mientras seguía casi desnudo. Su cuerpo estaba goteando por el sudor, y las gotas resbalaban desde su pecho peludo hasta su barriga aún más peluda y eran absorbidas por los calzoncillos celeste que llevaba. Aquellos boxers hacían que, con cada pull up, su gran polla y sus huevos gordos se moviesen en todas las direcciones. Los boxers, empapados de sudor, eran algo que ya estaba haciendo que me pusiera cachondo. Así que, solo para mirarlo de cerca, me acerqué a él.
Hola tito, ¿qué haces? -pregunté mirándolo de arriba a abajo. Su cuerpo definido, fuerte y peludo estaba completamente empapado. Y sus sobacos llenos de pelo estaban incitándome a larmelos, pero me resistí.
Pues ejercicio, hay que mantener este cuerpo que tiene a tu tía loca - dijo sonriendo y viendo como yo lo miraba.
Quieres ayudarme?
Sí
Mira, pon la mano aquí para evitar que la barra se caiga - me cogió la mano y la puso en una zona de la barra donde, al ahcer pull ups rozaría con su paquete.
El primer pull up ya hizo que mi mano tocase su polla sudada y morcillona, así que, avergonzado, retiré la mano rápido. Él, mirandome con picardía y sonriendo, agarró mi mano y la volvió a poner donde estaba, haciendo que con cada pull up su rabo caliente y mojado rozase mi mano completamente. Cada vez lo hacía con más fuerza y más velocidad, ya notaba las venas de su polla. Yo estaba nervioso y rojo de la excitación.
- Bueno, ya he terminado -dijo bajandose de la barra.
Avergonzado y asustado me di la vuelta e intenté irme, pero él me agarró por el brazo y, abriendo un poco sus piernas, llevó mi mano a su paquete caliente y húmedo.
- Juanillo, después de hacer deporte hay que secar bien el sudor -dijo mirándome y sonriendo, mientras se mordia un poco el labio.
Con un movimiento de muñeca, y todavía agarrando mi mano, comenzó a frotar la palma de mi mano contra sus huevos y polla, siempre por encima del pantalón. Cuando se cansó de mover la muñeca, comenzó un movimiento de caderas mientras seguía presionando mi mano. Prácticamente estaba follandose la palma de mi mano y a mi me estaba encantando. Notaba como su polla se iba poniendo dura con cada roce. Hasta que se le puso como una piedra. Apartó mi mano y la acercó a mi cara.
- Chupa.
Le hice caso y, sacándo mi pequeña lengua, lamí la palma de mi mano; sabía salada del sudor de sus pelotas y también un poco a pis. Entonces él, la giró y también la lamío, llevandose los restos de su sudor y mi saliva.
Escuchó unos tacones bajar y, de un empujón, me metió en el cuarto de la limpieza mientras él se quedaba fuera empalmado y en boxers.
¿No estás escuchando cómo llaman a la puerta? -preguntó su mujer, pero abrió y no había nadie.
Te lo habrás imaginado. Anda ven, mira cómo estoy -se agarró el cipote y lo meneó mirándome de reojo.
Vente al cuarto anda, que te ayudo -dijo mi tía mientras subía las escaleras corriendo.
Mi tío se giró hacia donde yo estaba y, bajandose los boxers, me enseñó su polla completamente empalmada y brillante por el sudor.
Continuará...
(Dejadme vuestros comentarios, estoy deseando leerlos. Es mi primer relato así que perdón si no es muy interesante)