Vacaciones en familia: Compartiendo a nuestra hija
Después de la noche que disfruté con mi hijo y su mujer, un relajado hedonismo se apoderó de nosotros hasta que llegó nuestra hija, acompañada de un singular alumno, al que ofrecimos un cálido o mejor tórrido trato familiar.
Después de la placentera noche que pasamos en nuestra casa de Formentera mi marido Angel y yo, junto con nuestro hijo Pere, su desinhibida novia Noe y nuestros esporádicos amigos fineses, continuamos disfrutando de nuestra vacaciones familiares. Esa noche para mí fue inolvidable: por primera vez follé con nuestro hijo y su novia. Os aconsejo leer los relatos anteriores para poneros al corriente.
Los siguientes cuatro días los pasamos entre las playas de la isla y las salidas en nuestro velero a las calas de Eivissa y de los alrededores de la propia isla. Fueron días de relax absoluto y de sexo tranquilo y placentero entre nosotros cuatro, incorporando de tanto en tanto a algún amigo íntimo nuestro y así añadir nuevos alicientes a las placenteras locuras compartidas.
Noe y Pere estaban locamente enamorados. De hecho, durante las vacaciones nos comunicaron su intención de casarse el próximo año. Esto, no les impedía que, sin dejar espacio alguno para abrir su amor con terceros, no cerrasen ninguna puerta a compartir el sexo. La manifiesta bisexualidad de Noe y la más sutil de Pere, les abrían unas amplísimas posibilidades.
Una mañana, estábamos los cuatro cómodamente estirados desnudos tomando el sol en la playa de Migjorn. Pere y su padre se levantaron para darse un baño. Noe, estirando su sensual cuerpo, ahora ya morenito y sin la engorrosa marca de las braguitas del bikini que traía al llegar a la isla, se me acercó y mientras me daba un cariñoso piquito y me acariciaba con disimulo el pezón derecho, aprovechó para decirme:
Anna, como te dije el otro día en casa, tengo muchas ganas de tirarme a tu marido. Me gusta cantidad y me da un morbo increíble follar con el padre de mi chico. ¿Me lo dejas esta noche? Yo te presto a tu hijo. La otra noche los tres nos lo pasamos de película, pero sé que te apetece pasar un rato a solas con él.
Claro cariño. Angel también delira por compartir una noche de sexo contigo, además ya me ha dicho más de tres veces que nunca ha penetrado un coñito con un piercing como el tuyo y que quiere probarlo. Ya sabes cómo son los hombres con los juguetes nuevos!
Eso sí, te voy a pedir algo a cambio: cuando haya exprimido las primeras mieles a Pere, le voy a dejar una sorpresita para que acabe de pasar una noche de puro morbo y yo os voy a venir a acompañar a vosotros. Quiero montármelo contigo y mi marido, que la otra noche Heli y Antti me lo cansaron tanto que no estaba ni para darme lengua al botoncito.
Hecho, Anna. Pero, por favor, no pases por el baño antes de venir, que me gustará encontrar el gusto de mi chico en tu coño y no te cortes si te lo deja en tu culo, tampoco lo despreciaré.
Lo mismo te digo.
Después de pasar un par de horas holgazaneando entre la playa y esas preciosas aguas azul-verdosas, yo me puse un vestido playero de tirantes sobre el cuerpo, Noe se enroscó un pareo tan despreocupadamente que al andar, medio enseñaba su coño al fresco, los chicos sus eternas bermudas y camiseta y todos andando a casa. Total quedaba a menos de quinientos metros.
Tomamos una ducha los cuatro juntos en la piscina, con mucho cachondeo, enjabonándonos unos a otros sin distinciones. Hasta Pedro le dio jabón a la polla de su padre mientras su mujer le enjabonaba el culo! Nos tiramos a la piscina, nos secamos y desnudos como estábamos nos sentamos a la mesa.
Adela, nuestra cocinera y prácticamente una más de la familia cuando estábamos en la casa de Formentera, nos había preparado una riquísima comida, ligera y a la vez tonificante. Ensaladas, pescado de roca de la isla acabado de traer y mucha fruta de postre.
Me sorprendió de nuevo el cambio experimentado por Adela. Llevaba una de sus blusas habituales, pero mucho más abierta que normalmente y otra vez sin sujetador, lo que nunca le habíamos visto hasta la noche pasada. Además, parecía que nos lo quería enseñar, ya que vino a la mesa a varias veces, cuando Javier era quien se ocupaba del servicio de mesa y los quehaceres de la casa.
Decidí que al acabar de comer hablaría con ella. Nos teníamos una completa confianza y tenía que ver a donde nos llevaría su nueva actitud.
A media comida, Javi nos anunció que había llegado el señor, llamémosle, Jaume Picamoll, empresario balear de toda la vida, omnipresente en el sector turístico y dirigente de un partido político con tan poco respeto por el medio ambiente de las islas, como por aprovecharse del dinero público que gestiona.
Tenía que venir a media tarde. ¿qué hacemos?, le dije a mi marido. ¿Te vistes y le recibes dentro o nos ponemos algo encima todos y le invitamos a tomar postres en la mesa?
¿Que no le conoces, Anna? Si le has comido el coño más de una vez a su mujer en esas tumbonas! Que él sea un hipócrita en público, no quiere decir que nosotros tengamos que serlo, además ya conoce las costumbres de la casa. Hagámosle pasar y verás cómo, no solo no tiene queja alguna, sino que, aunque jamás lo admita, le gustará poder disfrutar de nuestro estilo de vida. Viene a hablar de negocios, pero ya verás como acaba dándose un baño…
Le voy a recibir mientras de pides a Javi y Adela que preparen un servicio más para que tome los postres y comparta la sobremesa con nosotros.
Así que Angel se fue hacia la zona del recibidor ataviado con unas coloridas babuchas árabes por toda vestimenta.
Bienvenido, Jaume. Has llegado un poco antes de lo previsto y nos encuentras a medio comer en la piscina, pero pasa, que estoy en familia con Anna, mi hijo y su novia. Tomas el postre y café con nosotros y luego hablamos de trabajo.
Joder Angel, eres la ostia! ¿Todos vais en bolas?
Ya nos conoces Jaume, aquí en casa y estando sólo con buenos amigos, nos gusta aprovechar el soy y el viento, aparte de que en la isla poca ropa se necesita, si lo sabrás tu!
¿Y que hago yo en medio de tanto despelote?, voy a dar el cante.
Fácil lo tienes. Javi! Javi, por favor, recoge la ropa del señor y guárdasela, que nos acompañará en la piscina. Tráele unas brasileñas.
¿43-44, señor?
Perfecto, Javi.
Ostia, ostia, ostia. Eres incorregible Angel y Anna peor. Quien me iba a decir que iba a compartir mesa con una de las familias de industriales catalanes más conocidas, en pelota picada! Si alguien del partido se entera, me cuelga de las pelotas.
Jaume, Jaume… deberías saberlo. Lo que pasa en nuestra casa, se queda en ella y esto vale para todos. Te puedo asegurar, aunque estoy convencido que ya lo sabes, que alguno de tus compañeros y compañeras políticos, han estado aquí en el mismo estado y hasta ha acabado entre las piernas de Anna o yo entre las suyas. Para disfrutar del sexo y pasárnoslo todos bien, no hace falta mirar el color del carnet!
Entraron los dos al jardín. Nos levantamos los tres y Pere le dio un apretón de manos y nosotras dos, después de presentarle a Noe, la única a quien no conocía, le besamos en ambas mejillas, aprovechando ambas para refregarle las tetas en su brazo y pecho. La verdad es que a pesar de tener casi sesenta años, se conservaba. No estaba nada mal y calzaba un buen pollón, lo que no le pasó desapercibido a Noe.
Bueno, dijo, Angel me ha incitado a aquello de “donde fuere haz lo que vieres” y aquí estoy, tan desnudo como vosotros. Es la primera vez que estoy así y ya me perdonareis si me corta un poco. No tengo las ideas tan liberales como vosotros para estas cosas.
Anda ya Jaume, que tienes el culo bastante moreno, le espetó desvergonzadamente Noé. Aquí dentro, olvídate de las medias verdades y los pudores. Yo hace tres días que llegué y ya me ves: estoy totalmente adaptada.
Jaume no perdía ocasión de repasarnos a mí y especialmente a Noe de arriba abajo, pero con especial dedicación a nuestros pubis y tetas, ya que los culos no los tenía a la vista. Se sentó el primero. Su cipote ya empezaba a ponérsele cabezón. Noe lo vió y como quien no quiere la cosa, se abrió ostensiblemente de piernas al sentarse, enseñándole lo que llevaba entre las piernas y su depilado y reluciente coño bien abierto.
Tomamos los postres, los cafés y uno o dos “digestivos” quien quiso. Le convencimos de tomar un baño relajante en la piscina antes de que ellos se pusiesen a hablar de trabajo y el resto, estirarnos un rato a tomar el sol o irnos a hacer la siesta, es un decir.
En la piscina, nos acariciamos un poco todos con todos y Jaume, después de poner ojos de sapo alucinado unos minutos, se nos unió con una cara de vicio que daba miedo. A pesar de su edad, su polla se levantó hacia el cielo y mi hijo y yo se la acariciamos a la limón. Primero se puso rígido, pero después, sus manos no distinguían entre ambos. Yo creo que es un gay reprimido. Mientras, Angel y Noe tonteaban por su cuenta. Permanecimos así un buen rato, sin pasar a mayores, hasta que Jaume se desmelenó, quiso llenarle el coño a Noe desde atrás y ésta le soltó, con cara de no haber roto nunca un plato:
- Me encanta tu polla, Jaume, pero no veo ético que nos lo montemos sin tu mujer. No sería equitativo. Además, nos traes un informe médico conforme estás limpio o una caja de condones, que un pajarito me ha dicho que eres un putero de mucho cuidado. Queda con mis suegros para una cena, ven con ella y seré toda tuya y de ella. Pere me ayudará si quieres y estoy segura que quieres… A mis suegros les conoces mejor que yo y ya sabes que para el sexo, con buenos amigos, siempre están dispuestos. Nos lo pasaremos muy bien.
Después de las palabras de Noe y antes de que a mí se me escapase la mano con Pere delante de Jaume, decidimos salir de la piscina, secarnos e irnos “a hacer la siesta” unos y a vestirse y trabajar otros. Nosotros tres nos fuimos a la cama de Pere y Noe y disfrutamos de unos relajantes masajes manuales y buco-linguales. Dejamos las penetraciones para la noche, ya que nos debíamos una sesión de sexo desenfrenados a tres, pero no era el momento.
Pasamos dos días más de forma semejante, ya sea en alguna de las fantásticas playas de la isla o en nuestro barco. En una ocasión nos acompañaron dos parejas amigas. Como bien podéis suponer hubo folleteo y desmadre entre nosotros, pero nada extraordinario. Lo más remarcable fue el juego que nos montamos los ocho en el barco, al que llamamos “agujeros calientes”, en el que uno de nuestros amigos consiguió que Angel dejase que le enculase un poquito. No voy a entrar en detalles innecesarios, vuestra imaginación los suplirá con ventaja.
Así llegamos al viernes y nos llamó nuestra hija Clara. Iba a tomar el avión que les traería a ella y a su misterioso alumno desde Montreal. Nos dio los números de vuelo y horario. Venían con Lufthansa vía Múnich y de allí a Eivissa. Con ello, hacían solo una escala y además no tenían que pasar por Nueva York y cambiar del aeropuerto de La Guardia al JFK. Nos dijo que los esperásemos en la sala de autoridades dando su nombre, que el gobierno canadiense ya lo había arreglado todo. No entendí a que respondía que les diesen ese trato.
Como llegaban a las cinco y media de la tarde, decidimos ir en nuestro barco al puerto de Eivissa y coger un taxi al aeropuerto de San Josep. Así podíamos visitar alguna de las calas de la isla y cenar en el barco antes de poner rumbo a Formentera. Le dijimos a Juani, nuestra asistenta más libidinosa, cuyas tareas eran ocuparse del mantenimiento de la casa y del jardín, que nos acompañase para ayudarnos con la comida y los enseres del barco. Sabíamos los rollitos que había tenido en el pasado con Carla y que ambas estarían deseosas de volverse a ver y seguro, compartir algún orgasmo antes de llegar a casa.
Llegamos al aeropuerto y ya nos estaba esperando un atento funcionario de la embajada de Canadá venido expresamente de Madrid para recibirles y facilitarle los trámites al misterioso alumno. Nos acompañó a la sala prevista y en menos de cinco minutos entraron directamente desde el avión, en un coche de cortesía. Un policía apareció en la sala y se quedó esperando para arreglar los trámites administrativos.
Clara se tiró a los brazos de su padre, le dio un piquito y continuó con el mismo tratamiento conmigo y con su hermano. Éste le presentó Noe a Carla: mi novia, mi hermana. Carla le dijo:
Eres preciosa, seguro que haréis una buena pareja, aunque has de vigilar de cerca a mi hermano y de paso al resto de la familia, entre los que me incluyo. Somos un poco desinhibidos y… creo que a todos nos gusta más follar que comer.
Clara, antes de venir a pasar las vacaciones con vosotros, Pere me había explicado muchas cosas. El primer día en Formentera, me lo monté con tu madre, por la noche, que te voy a contar… tus padres conocen mi coño casi tan profundamente como Pere y conseguí que Pere, tu madre y yo compartiéramos una noche absolutamente inolvidable. Ambos lo deseaban y era casi lo último que faltaba para cerrar los lazos familiares. Sé que vosotros tres ya hace unos años que los compartís.
Y Noe continuó con una voz que era más bien un susurro:
- Pere y yo , no sólo entendemos el modo de ser como pareja de tus padres, sino que nos sirve de ejemplo para construir la pareja que queremos ser. Nos amamos sinceramente, pero eso no impide que nos lo pasemos maravillosamente compartiendo nuestros sexos con otros y más si nos son queridos. Sabes que antes de que lleguemos a tu casa, habrás compartido el tuyo conmigo y antes de que me marche, te habrás acostado con tu hermano. Él lo desea desde la adolescencia y no dudes que yo os acompañaré.
Al acabar las confidencias, Clara nos presentó finalmente a su misterioso alumno:
Familia, os quiero presentar a Andrew Bolodrè, Andy para sus amigos y para sus amantes. Añadió, guiñándonos un ojo: que sepáis que yo siempre le llamo Andy. Sus padres me lo han confiado para que mejore su castellano y para que le mostremos durante los días que compartiremos, que en la vida hay más cosas que un ordenador y una consola.
Andy, te presento a Anna, mi madre y a mi padre Angel. Él es Pere mi hermano
Él, con la cara más roja que un pimiento de Tolosa por las palabras de Clara, nos fue dando un par de besos a cada una de nosotras y una apretada de manos sin energía a ellos. Al ver la sonrisa de mi hija, tanto Noe como yo le devolvimos el saludo con un pico delicado, pero en todos los morritos. Vi como se le iban los ojos a mi escote y al culo de Noe. La cosa, prometía emociones.
Mientras el policía y el funcionario de la embajada le solucionaban el papeleo, Clara nos fue explicando:
Andy, es el hijo mayor del propietario del principal consorcio minero de Canadá, con intereses en el país vecino, África y Sudamérica. Es un encanto, pero un poco introvertido. He pasado casi dos meses viviendo en su casa. Ya os explicaré más tarde como nos conocimos y me invitaron. El caso es que compartí muchas cosas con sus padres en ese tiempo, entre otras, mi cuerpo y los de algunas parejas amigas. Son una gente encantadora, entienden el sexo de una forma muy cercana a la nuestra, eso sí, con un talonario que les sitúa entre los primeros 100 del Forbes y una agenda a nivel global en la que no falta nadie y cuando digo nadie, quiero decir nadie, ya os contaré.
Después de sentarme durante dos meses en su mesa y tener un hueco en su cama, creamos unos vínculos de confianza muy fuertes. Carnie, la madre de Andy, veía que su hijo era muy introvertido, muy buen estudiante, pero centrado en sus ordenadores y esas cosas. A sus diecisiete años, creía que todavía era virgen y no solo no entendía su estilo de vida, sino que se retraía hasta un punto que le podía llevar a rechazar a sus padres o a un futuro desenfreno desordenado y sin duda pernicioso.
Cuando se enteró que al acabar la fiesta de su dieciocho cumpleaños hace un par de semanas, me lo llevé a la cama y vio su cara de serena felicidad y madurez, a la mañana siguiente, me pidió que tomásemos un baño juntas y mientras nos acariciábamos en el jacuzzi de su habitación, me machacó a preguntas sobre como creía que podían abrirle al mundo, a un sexo abierto y responsable, como había sido mi primera vez, cuáles eran vuestras costumbres,…
Al acabar el interrogatorio, me comió el coño mientras me tamborileaba la fina piel que lo separa del ano con tres de sus dedos bien metidos en mi culo. Fue una pasada, como siempre que me lo hacía con ella. No me permitió devolverle el placer antes de secarnos y ponernos unas sutiles batas de raso para que unas personas del servicio nos diesen un estimulante masaje, eso sí, tristemente profesional. De hecho, creo que les molestaba que lo recibiésemos desnudas y en literas cercanas y muy especialmente si era su marido uno de los que recibían el masaje. Como añoro los desinhibidos masajes de Juani!
Por la tarde, Paul, su marido, me pidió que le acompañarse a una cena de negocios en Boston. Acertadamente, pensé que quería aprovechar el viaje para añadir algunas preguntas a las de su esposa y tal vez discutir algo sobre su hijo. Me pidió que me vistiera elegante, si quería con un toque sexy, pero dentro de un estilo formal de negocios. Le dije que me ayudase a elegir la ropa, ya que al no prever necesitarla, no había traído casi ningún traje chaqueta o pantalón.
Cuando llegó a mi habitación, salía del baño y le abrí el armario para que eligiese. Lo vio todo demasiado sensual o demasiado informal. Me repasó de arriba abajo con mirada casi profesional. Lo tenía fácil, ya que seguía tan desnuda como al finalizar mi ducha y me dijo:
Creo que prácticamente tienes las mismas medidas que Carnie, tal vez sólo un poco más de pecho. Ven vamos a su armario. Allí elegimos un elegante conjunto de la temporada anterior de Chanel. El tejido era de lana fría con una espiga blanca y gris en un fino Jacquard. Estaba ribeteado en seda negra. La falda justo encima de la rodilla y la chaqueta, con botonera ligeramente sobrepuesta, lo que me hacía un escote elegante, pero con un toque de malicia. Como tenía un forro de seda, me lo probé sobre la piel. Me quedaba perfecto. Le pedí que me dijese donde guardaba su mujer las medias.
En los cajones inferiores del tercer armario, creo que encontrarás medias, pantys y todas esas cosas. En los de la izquierda, la ropa interior si no quieres ir a por la tuya. Creo que con ese vestido, te quedará bien un conjunto gris oscuro de la colección Misaki de La Perla, con el sujetador balconnet y una tanguita de cintura baja. Se lo regalé hace poco y le excitará saber que lo has llevado tú. A veces, no se pone blusa con este tipo de chaquetas y le queda muy bien, tú verás.
Cogí dos pares de finísimos pantis gris oscuro de la línea stay-hip de Wolford que deja el coñito al aire y se pueden ajustar a la altura de cadera más adecuada. Uno me lo puse, subiéndomelo con cuidado hasta la cintura y el otro me lo reservé para el bolso. Hay que ser precavida. Le cogí sus manos y las llevé a mis tetas, le informé que creía que sujetador no necesitaba. Se rió y me lo certificó, aunque indicándome que vigilase, que era una cena formal importante y ya sabía que tenía unos pezones muy traviesos.
El chofer nos llevó a la zona de vuelos privados del aeropuerto de Mirabel y tomamos el Gulfstream G550 que la compañía tenía permanentemente a su disposición, tanto para uso profesional como personal, aunque, a efectos fiscales, siempre eran viajes profesionales…
Después del despegue, las azafatas le sirvieron su escocés de siempre, un fantástico Glenmorangie Pride 1981 criado en el norte de las Highlands. Yo les pedí un gin-tonic, si podía ser de Whitley Neilly no solo pudo ser, sino que lo mimaron con Markham, una de mis tónicas favoritas a base de quinina natural. Paul les pidió que nos dejasen solos, se puso serio y me explicó su propuesta:
Clara, no te conocemos de toda la vida, pero en estos casi dos meses que llevas con nuestra familia, nos has demostrado algunas cosas: la primera, que aunque para el sexo tienes pocos límites, siempre muestras una exquisita delicadeza y respeto por tus acompañantes. La segunda, que eres una profesional excelente, con unos sólidos valores personales detrás. Y la tercera, que por primera vez, alguien ha conseguido sacar a Andy de su cerrado mundo, en unas semanas, has sembrado la semilla para que se convierta en un hombre y no sólo me refiero en el plano sexual. Te has ganado toda nuestra confianza.
Nos has dicho que en un par de semanas te vas de vacaciones con tu familia. A Carnie y a mí nos gustaría que te llevases a Andy contigo. Podría mejorar su castellano y le podrías mostrar que nuestra manera de entender la pareja no tiene nada de malo, siempre que ambos lo compartamos y la sinceridad sea total. Por lo que nos has contado, creo que tu familia comparte estos valores, si no es que va más allá que nosotros. Conociéndote a ti, no me extrañaría nada. Conozco Eivissa y Formentera de mi juventud y sé que se lo va a pasar muy bien, especialmente en tu compañía. ¿Aceptas?
Acepté encantada, aunque le advertí que se lo iba a devolver con la polla morena y escocida. No saben bien el desmadre que hay en casa! Además, sin consultaros me atreví a hacerle otra propuesta:
Mis padres y vosotros sois matrimonios parecidos por lo que respecta a como entendéis el sexo en pareja. Aunque no os lo he contado, yo me acuesto de tanto en tanto con mis padres y sería un placer compartirlos con vosotros. Me he encariñado mucho de Carnie y de ti. Me gustaría que pasásemos unos días juntos en Formentera, ya que a vosotros os rodea siempre demasiada gente para ir a una de vuestras casas de vacaciones.
Me dio un beso cariñoso en los labios, dejando caer su mano en el escote, tomándome la teta mientras me pellizcaba el pezón con el pulgar y el índice, me decía: cuenta con ello, valoro profundamente tu confianza para proponérmelo y tr agradezco la invitación. Va a ser un placer para todos, estoy convencido. Cuando estéis con ellos, ya hablaremos con tus padres para arreglarlo.
Una de las azafatas iba a entrar en la cabina y al ver la escena, sonrió y discretamente se retiró. Le puse mi mano en su ingle. A diferencia de la mayoría de hombres, cargaba a derecha y su eterno pantalón azul marengo, cortado por su sastre de siempre en Savile Row, lo mostraba sutilmente. Al retirar mi lengua de sus labios, le dije: Paul, cuando lleguemos a vuestra casa, vendré a vuestra cama. Dile a Carnie que se dé cremita en su delicioso culo. Quiero comerle el coño mientras la sodomizas. Después me lo harás a mí. Ahora, pensemos en la cena, que creo que empezamos a descender.
Bueno, Clara, veo que has conocido a una gente encantadora. Ahora vamos a recoger a Andy, que ya le han devuelto el pasaporte y nos vamos al barco. Te tenemos preparada una sorpresa.
El atento funcionario de la embajada no nos permitió coger un taxi. Nos facilitó una serie de teléfonos suyos, el personal del embajador y finalmente, otro del enlace con los servicios de seguridad. Realmente, el padre de Andy debía ser alguien muy importante en su país. Una furgoneta alquilada por la embajada nos llevó al puerto.
Al llegar al barco, nos estaba esperando el comandante del puesto de la guardia civil en Eivissa, para ponerse a nuestra disposición “para cualquier cosa” tal como le había pedido su “gran jefe”, a quien había llamado personalmente el ministro la noche anterior. Esto era demasiado!
Mi marido, le dio las gracias y le pidió que nos dejasen hacer sin escolta dedicada, ni en la casa ni cuando estuviésemos navegando. Le insistió en que en Formentera no pasaba nada que no lo controlasen ellos, al ser una isla pequeña, sin aeropuerto y en la que todos se conocían. Nuestro barco, tenía doble alarma por radio y satélite, ya que es obligatoria en regatas de media y larga distancia y se comprometió a activarla si ocurría cualquier cosa inusual o se acercaba un barco no conocido.
El comandante lo aceptó a regañadientes cuando el funcionario de la embajada asintió, pero nos pidió que les dejásemos instruir a nuestro personal de servicio en la activación de los protocolos de alerta mientras Andy estuviese con nosotros. Finalmente, se despidió de Angel con unas curiosas palabras:
- Señor, desconozco quien es su huésped o su familia más allá del informe que me han facilitado. Me han dado órdenes estrictas y a la vez confusas, pero voy a tratar de cumplirlas. No podemos permitir que tengan susto alguno y a la vez, no nos hemos de inmiscuir en sus asuntos y si vemos algo que nos sorprenda, pero no afecte a la seguridad, hemos de mirar a otro lado y borrarlo para siempre de nuestra mente. Parece que fuese un miembro de la casa real! Quedo a sus órdenes. Buenas tardes.
Juani nos ayudó a subir al barco el equipaje mínimo de Carla y el abultado de Andy. A él le dio un sonoro beso de bienvenida y a Carla, la llevó detrás del paramento del timón y le pegó un morreo de padre y señor mío. Hacía casi dos años que no se veían y tenían mucho camino andado a la par…
Soltamos las amarras, fuimos quitando las defensas y a tres nudos enfocamos la bocana del puerto. Al salir del puerto, viramos a estribor y pusimos rumbo hacia Cap Salines para seguir costeando hasta las inmediaciones de Cala Jondal, donde teníamos decidido fondear para tomar un baño y cenar a bordo.
A menos de una milla del puerto, Carla salió de la cabina desnuda. Se estiró espatarrada a tomar el sol, en una toalla puesta en cubierta y nos dijo a los demás:
- A que a que esperáis para hacer lo mismo. A ver si habéis perdido las buenas costumbres mientras he estado fuera! Eso también va por ti, Andy. Le prometí a tu padre que te devolvería con el culo moreno.
Angel, Pere y Noe se desnudaron en la bañera y me pasaron la ropa para que la dejase en la cabina. Como vi que Andy no sabía qué hacer, le dije en inglés:
Ven cariño, vamos abajo a dejar la ropa, ya verás que aquí y con nosotros sólo te va a ser un estorbo. No tengas vergüenza que todos vamos igual. ¿Nunca has ido a una playa nudista o te has bañado en alguna piscina de vuestra casa desnudo?
Si, Anna, pero solamente cuando estoy solo. Mis padres sí que lo hacen en casa, pero desde que soy mayor, solo les he acompañado dos veces, por la insistencia de mi mamá. A ella sí le gusta tomar el sol desnuda y a veces la miro desde uno de los despachos. Es muy guapa, como tú.
Me contestó en un aceptable castellano y a partir de entonces cambié a esa lengua para hablar con él. Aunque hablásemos normalmente catalán entre nosotros y con la mayoría de nuestros conocidos, no era ningún problema para nadie.
Ay, Ay lo que empezaba a descubrir de nuestro buen alumno! En ese momento ya vi que sería un placer enseñarle unas cuantas cosas. En medio de la amplia cabina, me quité el vestido y las bragas y tiernamente le fui desbotonando su camisa y los pantalones. Cuando le bajé el slip, se puso nervioso, pero le di un besito en los labios y acabándoselo de bajar, se la acaricié, lo que ayudó a que se le fuese poniendo dura y grande. Le dije:
- Andy, mira que polla tan bonita tienes, además Clara ya nos ha dicho que la usas muy bien. Ven, acaríciame a mí un poco, antes me has dicho que te parecía guapa. Que te gusta más ¿mis tetas? ¿mi culo? ¿el coñito?. Si no quieres salir a cubierta con tu cosa en ristre, acaríciame un poco mientras te ayudo a dejarla mirando el suelo en vez del cielo.
Le tuve que coger las manos para ponérselas en mis pechos. Le acaricié dulcemente la espalda, bajando hacia su culo y volviendo arriba por sus muslos, pasé por su pene, sin descuidar sus impresionantes huevos y me centré en su pecho. Le pedí que se estirase en el sofá y centrándome en sus genitales, le empecé a chupar delicadamente la polla mientras le refregaba las tetas en sus muslos y le iba acariciando sus abdominales. Él se dejaba hacer.
- Quiero que te corras en mi boca Andy, le dije.
Mientras él me acariciaba cariñosamente la espalda, queriendo llegar al culo sin que la postura se lo permitiese. Seguí con mis caricias bucales y como soy una excelente mamadora (si algo te gusta, seguro que lo haces bien…) conseguí que se corriera en poco tiempo. Le dediqué una sonrisa cálida, le paré sus intenciones de devolverme los favores y le di un piquito, que aceptó con gusto a pesar de tener restos de su leche en mis labios.
Sin abrir la boca, subimos a cubierta con las toallas. Extendí la mía al lado de mi hija y ante la atenta mirada de Andy, le di un buen morreo a Carla, pasándole buena parte del semen de todavía quedaba en mi boca, jugando con él con nuestras lenguas, para que su propietario original lo pudiese ver.
Nuestro chicos estaban uno al timón y otro cazando cabos de la mayor y ayudando a desplegar el génova. Noe llamó a Andy pidiéndole que se estirase a su lado para aprovechar los últimos rayos de sol de la tarde. Todavía con cierta vergüenza, lo hizo e inevitablemente se quedó mirando el piercing que llevaba Noe en el capuchón de su clítoris. Es que es un imán para los ojos de los hombres y yo creo que de las mujeres!
- ¿Te gusta Andy? Le dijo Noe abriendo las piernas para que lo viese mejor. Anda, haz algo de provecho, ponme el bronceador.
Él tomó el frasco y esparciendo un churretón entre sus pechos y por su barriga, empezó a repartirlo con precisión. Creo que empezaba a integrarse, ya que le tomó las tetas sin remilgos y se lo aplicó con sensibilidad, pero también con una nueva decisión. Prometía. Continuó recreándose con el pubis, jugando con la joya que lo perforaba y siguió piernas abajo. Vuelta y la misma operación, con especial atención al estupendo culo de Noe. Aprendía rápido.
Al acabar, Noe llamó a Juani, que subió solícita y pidiéndome permiso con una sonrisa cargada de vicio, le dijo que porqué no se desnudaba como nosotros para estar más cómoda y poderle poner crema solar a nuestro invitado sin mancharse la ropa, no sea que se quemase. Creo que a Andy se le dispararon todas las alertas, ya que sabía que Juani era una empleada nuestra y esto no cuadraba con su concepto de relación con el servicio.
- No te preocupes, cariño, le dije yo. Juani es como de la casa y aparte a hacer su trabajo como nadie, también comparte algunos esparcimientos con nosotros. Ya verás que somos una familia singular, pero muy unida y divertida. Por cierto, no tienes nada que temer con Juani, no le gustan demasiado los hombres.
Se desnudó con parsimonia delante nuestro. Creo que lo había preparado, ya que aparte del fino top que realzaba sus pechos sin ocultar demasiado sus pezones, debajo del short llevaba un tanga tan mínimo y transparente por delante que sólo servía para provocar. Pero había más. Le colgaba una cuerdecita entre sus labios de su chocho. Entonces, mirándome me dijo para que todos la oyeran y como quien comenta el tiempo:
Anna, te he cogido unas bolas chinas de tu cajón. Quería tener el coño preparado y estar suficientemente excitada para tu hija. ¿No te importa verdad?.
Ya sabes que no, pero todo tiene un precio: después de cenar me darás uno de tus masajes. Venga quítate eso y unta a nuestro querido invitado.
Antes de que pudiese coger con su mano en el hilo, Clara ya se le había acercado y sentada entre sus piernas, tiró de él enérgicamente, extrayéndole las dos bolas. Le pasó la mano por encima de los labios, abriéndolos y sacando su espectacular clítoris del capuchón. Con la otra, mostrando su coñito bien abierto a Andy, se introdujo las bolas impregnadas de los jugos de Juani. Se estiró de nuevo y Juani aplicó el innecesario bloqueador solar a Andy, con unos toques de masaje más relajante que sensual.
Fondeamos enfrente de una pequeña calita sin acceso por tierra al lado de cala Jondal. Cuando Angel dio el barco por anclado, todos nos tiramos en las limpias y cálidas aguas. Le dije a Juani que nos acompañase, al subir ya acabaría de preparar la mesa. Un baño a última hora de la tarde es una delicia!
Carla y Juani retozaban por su cuenta, tenían mucho que contarse y que tocarse. Yo me fui momentáneamente con Noe y mi hijo y nos fundimos en un beso los tres, ante los ojos de Andy. Quería que viese de cerca que no habían tabús entre nosotros y más después del comentario de Andy sobre su madre. Carla nos lo había traído para enseñarle y en doce días estaba dispuesta a prepararle para defender una tesis a la vuelta!
Le llamé y le dije:
- Andy, ven con nosotros. Se nos acercó, rojo como cuando nos presentamos en el aeropuerto. Ven, anda, acaríciale el chochito y prueba como sientes el juguete que lleva en su vagina. He visto come se te iban los ojos al descubrirlo.
AL ver a Pere a su lado, estaba algo inhibido y fue Pere quien le cogió la mano y debajo del agua la llevo al coño de su mujer, ayudándole a mantener un movimiento cadencioso. Yo cogí a ambos del cipote mientras movía enérgicamente a las piernas para no hundirme. Al cabo de un momento, Noe hizo el muerto y Pere incitó a Andy a comerle el coño, bastante accesible en esa posición. Mientras, mi hijo intentaba metérmela desde atrás, con poco éxito, si no queríamos ahogarnos todos. A ambos se nos escapaba una mano a las tetas de Noe, que era la más beneficiada. Aunque la situación poco permitía, como Noe era de orgasmo fácil, se corrió en la boca de nuestro alumno. Clara lo vio, le ofreció un conato de aplauso y le envió un beso.
Después de unas cuantos roces más, todos subimos al barco. Nos dimos una rápida ducha sin parar el cachondeo entre nosotros y vimos que Juani había subido unos minutos antes para preparar la mesa de cubierta. Todos nos reímos al ver a Juani frente a la cocina con el culo al aire y un delantal que protegía su delantera de las posibles salpicaduras. Muy profesional!
Nos sentamos a la mesa tal como íbamos, ya que hacia un tiempo espléndido y en cinco minutos Juani nos subió unas ricas ensaladas y unas doradas de la isla, abiertas y hechas a la plancha. Mi marido bajó a por un par de botellas del Rueda Belondrade y Lurton , uno de los mejores blancos españoles de uvas verdejo y aguas. Carla le dijo a Juani que ya podía quitarse el delantal. Quería verle las tetas mientras cenábamos.
Comimos hablando animadamente un poco de todo. Andy, ya sin vergüenza alguna, nos explicó sus vivencias y nosotros, pausadamente, le fuimos introduciendo en nuestro mundo. Éramos una familia con un alto nivel económico o incluso muy alto, pero nos dimos cuenta que su familia estaba en otra liga. Su padre, era unos de los dos o tres principales empresarios de Canadá. Su compañía holding, de la que a pesar de formar parte del S&P/TSX 60 de Toronto y cotizar en Wall Street, seguía manteniendo una cómoda mayoría de control, lideraba los negocios mineros no férreos en medio mundo. Las decisiones políticas importantes de su país y creo que de algunos otros, pasaban por su mesa antes de madurar formalmente y su palabra era ley en muchos asuntos de importancia nacional. Empezábamos a entender porqué nuestro gobierno y el de su país se tomaba tantas molestias con nuestro alumno…
Nos tomamos distendidamente los postres, fruta del tiempo ya preparada y helados que Juani había hecho traer de la heladería artesanal “Punto G”, no es broma, se llama así y es una de las mejores de Eivissa, está en platja d´en Bossa y seguro que aparte de la calidad de sus helados, a Juani le motiva su nombre y creo que la encargada, una despampanante austriaca sobre la treintena, que por la noche de muchos días en verano, se cambia de ropa y luce el que podríamos llamar mejor escote de la isla, o al menos, de entre las heladeras.
Mientras degustábamos la fruta y los helados acompañados de un Porto tawny de más de treinta años del que nos enviaban unos socios de Angel varias cajas al año, Noe acariciaba distraídamente la polla de Andy. Como este no reaccionaba como ella deseaba, finalmente le cogió descuidadamente la mano para ponérsela sobre su pubis. Parece que nuestro amigo reaccionó y le empezó a acariciar su coñito. Nos desmadramos un poco, pero sin excesos, hasta que mi marido nos dijo:
- A ver, son casi las doce de la noche. ¿Qué queréis hacer, levamos ancla y en una hora estamos en Formentera o nos quedamos fondeados aquí a pasar la noche y mañana continuamos la vuelta hasta poner tumbo a San Francesc?
Andy respondió por nosotros:
Señor, por mí podemos pasar la noche en el barco. Nuestro yate es mucho más grande y cuando duermo en mi habitación, parece que estoy en casa. En el vuestro, estoy descubriendo otras emociones y una cercanía con el mar que no había disfrutado hasta ahora.
No me llames señor ni chorradas semejantes. Soy Angel. Veo que estas en plenos descubrimientos y creo que no solamente del mar… Venga preparemos los camarotes y vamos a la cama. Mañana nos levantaremos temprano para disfrutar del día.
Carla le dijo a Andy en voz suficientemente alta para que todos lo oyéramos:
- ¿Cariño, con quién quieres pasar tu primera noche de vacaciones?
Mas rojo que un tomate, pero con la polla más tiesa que un palo de golf, Andy le preguntó, más que decirle: ¿contigo?, pero Carla no le dejó acabar.
- Andy, precioso, esta noche quiero comerme a Juani hasta hartarme. Hace mucho tiempo que no estoy con ella y fue mi “maestra de chicas” como yo digo. Creo que estás deseando a otra persona, pero que no te atreves a proponérselo. Con nosotros, Andy, puedes intentarlo todo y todo es todo. Si no nos apetece o queremos cualquier otra cosa, te diremos un no, sin explicaciones ni enfados. Anda, dile a Noe que quieres follar con ella y te sugiero que invites también a mi madre, que aparte de acabar lo que ha empezado cuando te ha ayudado a desnudarte, también quiere que Noe le coma el coño y seguro que más cosas.
Noe se rió y sin más palabras, nos cogió a los dos de la mano, miró a Pere, que le sonrió y nos fuimos hacia el camarote preparado para Andy. Clara y Juani se metieron en el de mi hija y nuestros hombres se quedaron con un palmo de narices, pero felices. Sabían que tendrían su ración de sexo antes de que saliese el sol.
Angel bajó a la radio y contacto por la frecuencia privada que le había indicado el comandante con el puesto de control, les informó que todo estaba bien, les indicó que harían noche y les dio las coordenadas UTM de su posición. Le respondió personalmente el comandante, dándole las gracias por la llamada.
Pere y él se sentaron en la bañera y mientras se tomaban un vaso de un buen escocés que siempre había en algún rincón del barco, Angel le preguntaba a su hijo:
Pere, sabes que tu madre y yo nos hemos acostado con tu hermana unas cuantas veces. Ella no cejó hasta conseguirlo. Con tu madre, empezaron a acariciarse y a jugar entre ellas cuando Clara tenía quince años. Yo nunca quise participar. Era mi niña, pero ella me presionó sin descanso hasta que dos años más tarde acabamos en la cama los tres. Tu madre también lo deseaba, aunque nunca me lo pidió. Ya sabes cómo son las dos!
Un día, en plena follada desenfrenada, solos los dos, me confesó que siempre quiso que tú la desvirgases, pero que a pesar de acosarte, nunca aceptaste y ella dejó de insistir después de un tiempo.
Papá, yo tenía quince años cuando empezó a perseguirme y ella uno menos. Nos toqueteamos, me pajeó, le comí las tetas, pero no pasamos de eso. Si yo sabía menos del sexo que ella! Aproximadamente un año después, un día me vino todo contenta, para decirme que desde la noche anterior ya era mujer. No me quiso decir quien había sido su primer amante masculino. Yo pensaba que fuiste tú.
No, Pere. La primera vez que me acosté con ella y tu madre, Clara, aunque tuviese sólo diecisiete años, ya era una auténtica experta y ya habían pasado muchos hombres y mujeres entre sus piernas. De hecho me sorprendió pidiéndome que la enculara la primera noche y al metérsela, vi que tenía el ano totalmente relajado, controlando los esfínteres mejor que tu madre y… no sé si que tú.
Papá, papá, ¿no me dirá que nunca te han dado por el culo?
Si claro, alguna vez, pero le he encontrado el morbo, pero no me ha dado el placer diferente esperado.
Pues, cuando quieras, lo probamos y le digo a Noe que nos acompañe. Vas a flipar. Me gustan más las mujeres, pero combinarlo, es una pasada y Noe ya es una experta. Aunque pensándolo mejor ¿y si le pedimos a Clara montarnos un trío en la intimidad familiar?
Joder Pere, eres la ostia. No pones límites al sexo. Pero... si dejo aparcadas mis ya pocas ataduras morales, una noche podemos empezar nosotros tres y luego invitar a tu madre y a Noe. No sé cómo puede acabar, pero seguro que con besos sí que nos despedimos.
Antes, voy a completar algo que tal vez hace años que debiera haber hecho. Mañana voy a proponerle a Carla que pasemos la noche los dos solos. Creo que va a ser una noche para recordar. Además, me pica la curiosidad por saber quien la desvirgó.
Mientras Pere hablaba con Angel, le había cogido su polla y se la iba acariciando, como haciéndole una paja, pero sin la energía necesaria para hacer que se corriese. Angel se dejaba hacer, pero como era de prever, solo era un anticipo y ambos sabían que no iba a acabar en nada.
Recogieron, pusieron la alarma automática de cambio de posición por si se soltase el ancla y se fueron cada uno a su camarote a dormir. Como en los dos camarotes principales restantes había bastante ajetreo, especialmente en el de Clara, les costó un poco y cuando se durmieron, lo hicieron con sus pollas bien duras.
Lo que pasó entre Clara y Juani, ya os lo podéis imaginar. Dos mujeres expertas y con ganas de pasarlo bien sin hacer ascos a nada que pueda hacerse entre dos mujeres y les de placer. Por las voces de Juani, creo que de remate, Clara no paró hasta meterle una de sus manos por el coño y otra por el culo. No las tiene tan pequeñas como las mías y no sé si lo consiguió, si fue así, los agujeros de Juani debieron quedar para el arrastre.
Nosotros tres iniciamos una danza de manos, bocas, tetas y otras extremidades sobre el cuerpo de Andy. Empezamos lentamente, acariciándole sin dejar que él nos tocara. Fuimos avanzando hacia sus zonas más sensibles, de menos a más. Brazos, piernas, cuello, espalda, culo, interior de los muslos y finalmente, su zona púbica, sus huevos y su polla. Lo hacíamos de forma simétrica, cada una por un lado.
Tiene un pene precioso, totalmente desarrollado, circuncidado, con un cabezón inyectado en sangre. Unas venas no muy marcadas le recorren todo el tronco. Es de un tamaño medio, mayor que el de mi marido y sensiblemente más pequeño que el de mi hijo, que no sé de dónde ha sacado ese pollón que calza. Los huevos los tiene francamente grandes, llenos, pesados, con una fina piel que los recubre sin apretar, dejando el espacio suficiente para poder tomarlos con la mano o introducir uno de ellos en la boca para hacerle travesuras con la lengua.
Entre caricia y lametón, Noe le dijo:
- ¿Te gusta cómo lleva depilado el pubis y los huevos mi chico? ¿A que le queda bien?. Hasta mi suegro se los arregla. Él no se los quita del todo, aunque seguro que a Anna le gustaría. Mañana le diré a Juani que te deje pelón como Pere. Te va a quedar una polla todavía más bonita y te la podremos come mejor, sin pelitos que nos estorben. ¿Verdad Anna?
Yo me reía, viendo la cara de susto que ponía Andy. Pero se lo corroboré.
Después de tanto hablar, le pedí a Andy que se estirase de espaldas sobre la amplia cama del camarote. Noe le comió la polla con destreza, evitando que se corriese y cuando estaba al máximo de lo que daba, subí encima suyo y me la metí hasta el fondo. Que delicia, pensar que casi le desfloraba!
Continuamos actuando de forma predecible. Noe se abrió de piernas casi como si hiciese un grand-plié, dejándole el chochito acariciando su boca. Andy sabía lo que tenía que hacer y sacando la lengua, empezó a metérsela en su coño mientras le pasaba un brazo por delante de su cuerpo para acariciarle con los dedos su botoncito, moviendo de paso el piercing arriba y abajo.
Yo me deslizaba sobre su polla, apretando y distendiendo los músculos de mi entrenada vagina. Andy estaba tocando el cielo. Nosotras dos, aprovechábamos para acariciarnos las tetas y enviar nuestros dedos a visitar el coño de la otra. Noe me pidió intercambiar las posiciones. Quería que se corriese en su coño. A mí no me importaba, pero como mis orgasmos son muy copiosos, no sabía si a Andy le gustaría, así que se lo pregunté entre espasmos de placer:
Cariño, me encetaría que me comieses el coño, pero estoy a punto de correrme y cuando tengo un buen orgasmo, me sale mucho flujo y no sé si esto te puede disgustar o darte un poco de repelús.
Anna, Clara ya se ha corrido en mi boca y no solo me han gustado sus flujos íntimos, sino que me han llevado a un mejor orgasmo. No te preocupes y suéltate completamente.
Caray con Andy, creo que no le hemos valorado suficiente. Además parece que he subestimado las artes pedagógicas de Clara, pensé. Nos dimos un buen morreo y intercambiamos coño por boca. Vi que Noe le iba a ofrecer su ano, pero le indiqué con la cabeza un no, ya tendríamos tiempo. Se llenó el chocho de polla y nos pusimos a la tarea.
Joder, que bien me lo comía! Para postre, me empezó a acariciar el ojo del culo, sin meterme sus dedos, solo jugando por encima y estiró su otra mano para tomarme las tetas. Me cogió entre el pulgar y el índice, primero un pezón y luego el otro, deslizándolos y retorciéndomelos suavemente. Prometía, prometía, tanto que con su tratamiento, empecé a correrme en un orgasmo largo, largo y bastante intenso. Cuando empecé a llenarle la boca de flujos, no sólo no le asqueó, sino que empezó a sorber con fuerza, bebiéndoselo todo e incrementando la velocidad de su lengua.
Noe sacaba y volvía a meter la polla del chico en su coño a una velocidad endiablada, como sólo se puede hacer en plena juventud y mientras gritaba de gusto. La acompañé comiéndole las tetas y no tardó ni veinte segundos en correrse como una posesa. Las contracciones de su coño, desencadenaron el orgasmo de Andy, en medio de un increíble grito de placer. Fue todo muy tierno.
Nos apartamos de encima suyo y nos capiculamos en un delicioso 69. Le saqué toda la leche de su coño con la lengua y los dedos. Mezclada con sus propios jugos era un elixir divino del que no desperdicié ni gota. Ella hizo lo mismo conmigo, aunque en mi caso, le faltaba la lefa de Andy. Lo íbamos a compartir en un beso guarro, cuando Andy, con la respiración alterada nos dijo:
- Preciosas, es que no queréis compartir los mejores manjares conmigo. Venga vamos a besarnos los tres y dadme un poco de vuestros juguitos y mi leche, mezclados, pero no revueltos, como los martinis de 007. Tenéis que saber que cuando me hago una paja, siempre procuro que una buena parte de mi leche se me quede en mis manos y así me las puedo chupar para comérmela toda. Me gusta casi tanto como vuestros flujos vaginales.
Ese Andy es realmente uno de los nuestros, pensé. Intercambié una mirada cómplice con Noe y nos reímos. Seguro que por la mente de ambas pasaba alguna escena con Pere, en las que Andy, tal vez, no rechazaría participar. Este chico era una caja de agradables sorpresas.
Le pedimos a Andy que nos acompañase a cubierta. Nos miró extrañado. Creo que pensó que queríamos seguir la pequeña orgía en cubierta y él se encontraba extenuado. No eran estas nuestras intenciones. Nosotras también estábamos para el arrastre. Al salir, le indicamos entre sonrisas que guardase silencio. Estaba realmente preocupado. Su cara se relajó de golpe cuando Noe le dijo:
- Venga adonis, los tres al agua, que estamos más pegajosos que un bote de Imedio.
No entendió demasiado, pero los tres nos tiramos por la borda, nos refregamos mutuamente nuestro cuerpos y nadamos un poco. El agua estaba realmente deliciosa y la luna, casi llena, reflejada en el mar le daba un toque mágico. Subimos, nos pegamos una ducha de emergencia para quitarnos la sal, nos secamos y a la cama.
Noe se fue con su chico y yo con mi marido. Ya habría tiempo para nuevos y placenteros intercambios, pero al menos a mí, me apetecía despertarme con un buen polvo con Angel y explicarle lo increíble que acabábamos de vivir, aparte de discutir con él algunas cositas que se me estaban ocurriendo para pasar los próximos días con mucho desmadre y placer…
En el siguiente relato de esta serie de sexo familiar, aderezado con algunos artistas invitados, os explicaré como pasamos los días siguientes, navegando (lo menos que hicimos…), en casa y una salida de los jóvenes a una famosa discoteca de Eivissa. Tendrá un carácter marcadamente sexual, ya que la predisposición de nuestro alumno para el desmadre, fue una sorpresa para todos y no quisimos desperdiciarla. Incluirá la llegada de los padres de Andy y la demostración de lo aprendido por su parte. Un autentico lujo, No os la perdáis.